Todos los pueblos del mundo han tenido un sistema de creencias respecto a los orígenes del cosmos, de la vida, de los pueblos, de las normas y costumbres sociales. Dicho sistema conforma la mitología y los mitos “narran como una situación dio lugar a otra, cómo se pobló un mundo despoblado, cómo se transformó el caos en cosmos, cómo los inmortales devinieron mortales, cómo aparecieron las estaciones en un clima donde no las había, cómo la unidad primordial de la humanidad se escindió en una pluralidad de tribus o de naciones, cómo unos seres andróginos se transformaron en hombres y mujeres, etc.” (Turner, 1977: 150).
De ahí que los mitos sirvan como una explicación y justificación de una forma de ver el mundo, de legitimación de un orden social y político, de explicación de cómo surgieron las normas sociales, morales (por la acción ejemplar de los ancestros o fundadores míticos) y por qué deben ser cumplidas y respetadas.