REVISTA ATANDO CABO, 2019

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IES Cap de l’Horta

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LA MÁQUINA DEL TIEMPO Entré en una máquina del tiempo y busqué un viaje desde la prehistoria hasta Roma… …Llegué a una cueva oscura y húmeda, miré hacia arriba, había pinturas que representaban animales y huellas de manos…Busqué la salida. Fuera había una pequeña tribu. Me di cuenta de que estaba en la PREHISTORIA, en el paleolítico. La gente estaba haciendo fuego, elaborando vestidos de piel, fabricando armas de piedra… Unos hombres iban a salir a cazar y los acompañé. Nos adentramos en un bosque lleno de grandes árboles y arbustos. Detrás de uno de ellos brillaba una luz. Fui a ver qué era aquello, era una puerta decorada con símbolos extraños, no sabía lo que significaban, pero decidí entrar… Me encontré delante de una gran puerta de piedra decorada con dos lamassus a los extremos. Al pasar, reconocí que era una ciudad MESOPOTÁMICA. Había gente escribiendo en tablillas de barro con palitos terminados en cuña, tejiendo o pintando. También había edificios construidos con arcos y bóvedas y zigurats dedicados a los dioses de los que, de vez en cuando, salía algún sacerdote. Seguí un camino hasta llegar a otra puerta brillante, esta vez tenía jeroglíficos, yo no sabía leerlos, pero lo que sí sabía era que tenía que ver con EGIPTO, así que me metí dentro. Aparecí en otra cueva iluminada con antorchas. Pero no era una cueva, era una pirámide, y no cualquier pirámide, sino una de las de Giza. Me costó bastante encontrar la salida. Tuve que pasar por trampas, laberintos, secretos escondidos y hasta me encontré un ajuar lleno de tesoros. Al salir de la pirámide y volver a la luz del sol pude ver la ciudad en la que me encontraba. Había gente escribiendo en papiros, otros pescando en el Nilo y se veían grandes templos dedicados a los dioses. Aquel era el reinado de Ramses II y había ordenado hacer muchas estatuas y bustos de él. Eran de piedra, con rostros y cuerpos idealizados y de dimensiones colosales. Volví a ver otra de las puertas brillantes cerca de una mastaba y entré. Aparecí en Atenas, GRECIA. Estaba sentada en un estadio, había muchos jóvenes practicando deporte. Salí de allí y recorrí la ciudad. Vi, como siempre, muchos templos, uno dedicado a cada dios, también había un teatro, gimnasios…A lo lejos se veía una zona muy elevada y decidí subir a ver qué había. Era la Acrópolis y allí había un gran templo consagrado a Atenea, diosa de la sabiduría y patrona de la ciudad. Había una gran estatua dentro del templo y otra fuera. Detrás del famoso olivo que la diosa regaló a la ciudad se encontraba otra puerta, parecía ser la última, así que me adentré en ella. Me encontré en una gran plaza en ROMA, estaba llena de gente, era el foro. Fui a pasear por la ciudad. Todo era muy interesante. La gente se aseaba en las termas, había actuaciones en los teatros y luchas de gladiadores en los anfiteatros, un acueducto que transportaba el agua hasta la ciudad, campesinos y esclavos trabajando, carros y caballos por las calzadas y, cómo no, templos para sus dioses.

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