El Banco Mundial presta dinero a los estados brasileños a cambio de la conservación de la Amazonía Institución financiera decide “poner un pie” en el tema ambiental e impone medidas para combatir la deforestación en el financiamiento de Mato Grosso y Amazonas
El polvo rojo de la carretera BR230, conocida como Transamazónica, se mezcla con los incendios al atardecer en la ciudad agrícola de Ruropolis, Pará. Septiembre de 2019. Foto: Johannes Myburgh / AFP Por un lado, Mato Grosso, potencia agrícola amenazada por el cambio climático. Por otro, Amazonas, una potencia ambiental infrautilizada. En común, la precariedad de la política de combate a la deforestación y la oportunidad de calificar acciones a través de recursos del Banco Mundial (Bird). Mato Grosso y Amazonas son los primeros estados de la Amazonía Legal en recibir un nuevo tipo de préstamo del Banco Mundial, cuyo objetivo es combinar la sostenibilidad fiscal y ambiental. “El Banco Mundial piensa que los estados tienen una gran responsabilidad en el control de la deforestación, pero su capacidad para combatirla es bastante débil”, observa Renato Nardello, líder del Programa de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial en Brasil, en una entrevista. “Esta estrategia de apoyo a los estados de la Amazonía Legal fue diseñada para tener un pie en este tema fundamental”, completa el ejecutivo. El contrato con Mato Grosso, por un valor de 250 millones de dólares, se firmó en 2019. En Amazonas, la firma del primero de dos préstamos, de 200 millones de dólares cada uno, debería concretarse en noviembre. La ayuda llegó en un buen momento para el gobernador de Mato Grosso, Mauro Mendes (DEM), quien a pesar de estar por delante del mayor productor de granos y carnes del país, necesitaba declarar un estado de calamidad financiera. Según el Bird , además de drenar pocos recursos a las arcas del estado, la agroindustria puso en riesgo su propia supervivencia al avanzar en áreas de vegetación nativa y cambiar el régimen de lluvias. “El estado de Mato Grosso se desarrolló a partir de la producción agrícola, pero la expansión de las fronteras hacia los bosques podría