Algas rojas y satélites para combatir al metano El gas responsable del 25% del calentamiento global EE UU y la UE lanzarán en la cumbre de Glasgow un pacto global para reducir esta década un 30% de las emisiones de este potente impulsor del cambio climático.
Una explotación de vacas para productos lácteos en Caledon (Canadá). COLE BURSTON (GETTY IMAGES)
El dióxido de carbono (CO₂) es el principal gas de efecto invernadero y el que centra los compromisos internacionales en la lucha contra el calentamiento global. Pero existe otro villano que suele quedar a la sombra del CO₂, un potente gas al que se está intentando situar también en el primer plano del debate climático: el metano. El último informe del IPCC el panel internacional de expertos encargados de sentar las bases científicas sobre el cambio climático responsabilizó a este gas de cerca del 25% del aumento de la temperatura global registrado en el planeta desde la era preindustrial. Y EE UU y la Unión Europea tienen previsto lanzar en la próxima cumbre del clima, que se celebra en Glasgow a principios de noviembre, una iniciativa para que los países se comprometan a reducir las emisiones de metano un 30% en 2030 respecto a los niveles de 2020. Organismos internacionales, instituciones científicas y empresas buscan ahora fórmulas para atajar el problema que van desde un suplemento alimenticio de algas rojas para reducir el metano en los eructos de las vacas hasta reforzar el control por satélite de las fugas ligadas al gas natural y el petróleo. Pep Canadell, uno de los grandes expertos internacionales en el seguimiento de las emisiones de efecto invernadero y también uno de los autores del reciente informe del IPCC, explica que la ciencia ha ido acumulando en los últimos años evidencias sobre los efectos del metano. Además, en la última década las emisiones de este gas y su acumulación en la atmósfera “han crecido más rápidamente que las de dióxido de carbono”, explica Canadell desde Canberra, donde trabaja para la agencia nacional de ciencias de Australia (CSIRO, sus siglas en inglés). Este incremento, apunta, se debe al aumento de la ganadería y de las extracciones de combustibles fósiles, las principales fuentes de emisión ligadas a la actividad humana junto a la gestión de los residuos. A partir de 1850, cuando se consolidó la era industrial, la actividad del ser humano condujo a un aumento sin precedentes en decenas de miles de años de las emisiones de los gases de efecto invernadero. Parte de esas emisiones las captura la naturaleza a través de los bosques y los océanos; y parte se acumula en la atmósfera impidiendo que se libere el calor del planeta y desencadenando el cambio climático. El dióxido de carbono es el principal de los gases y se estima que puede permanecer en la atmósfera cientos de años. El metano tiene una vida más corta alrededor de una década, pero su capacidad de calentamiento es mucho mayor. El IPCC calcula que una tonelada de metano equivaldría a 30 de CO₂ en cuanto a su potencial de contribuir al calentamiento.