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Mi sentido pésame El tutelaje de la iglesia católica como única guía espiritual ha creado una huella visible en algunas prácticas y costumbres de la población en general. La costumbre, por ejemplo, ha establecido que cuando alguien fallece, los duelos reciben condolencias o sentido pésame de sus conocidos, amigos cercanos y familia en general. También ha sido costumbre rezar la novena a los difuntos, asistir a las misas que los duelos mandan a celebrar y, por supuesto, la presencia física de los más cercanos en el momento del funeral. También ha sido costumbre —seguramente desde que llegó el primer sacerdote al pueblo—, donar sufragios con días de indulgencias, que varían el número de días y presentación según su precio. Existen sufragios con indulgencias de 200 días, de 300, y así sucesivamente; hay indulgencias de 10 años o más que, sumados unos con otros, pueden llegar a uno o dos siglos, en beneficio del alma del difunto, en caso de que su estadía sea todavía la del Purgatorio. Las indulgencias es una creación de la iglesia católica para perdonar los pecados de sus fieles vivos y difuntos a cambio de ciertas prácticas piadosas —entre estas las que se pagan en efectivo—. Lutero por su parte atacó de raíz el principio de esta práctica porque consideró que solo Dios puede justificar a los pecadores. Pero cuando el papa León X institucionaliza las donaciones económicas —indulgencias— para la cubrir los saldos rojos de la construcción de la Basílica de San Pedro, Lutero decide romper con la iglesia Católica y funda el protestantismo. Combate tanto las indulgencias por las almas en el Purgatorio (Tesis 8-29) al igual que aquellas en favor de los vivos (tesis 308); al mismo tiempo deja sin piso bíblico la idea misma del Purgatorio —lugar donde los muertos en pecado venial purgan sus culpas antes de acceder al Paraíso—. Según la doctrina protestante cada cristiano se salva o se condena por sus propias acciones. Cada cristiano de forma individual responde por sus CAICEDONIA, Un Centenario
Mi sentido pésame