1
El agua se agota, pero aún estamos a tiempo El planeta ha prendido sus alarmas. La intervención descontrolada del hombre ha roto el equilibrio de su entorno: ha contaminado el aire, el agua y los suelos; ha destruido biodiversidad irrecuperable y ha saqueado recursos no renovables. Inundaciones, sequías, incendios, hambrunas, ciclones, terremotos, maremotos, desabastecimiento agrícola, etc., etc., son noticias cotidianas que se repiten una y otra vez. El calentamiento global es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad; amenaza que tocó a nuestras puertas, se nos metió a la casa, a la cocina y también a nuestros bolsillos. Los costos de reparación de los desastres naturales como consecuencia del despilfarro se tomarán de alguna parte, afectando así otros rubros tales como los de la salud, educación, vivienda, investigación, etc. Es decir, dejaremos de crecer, de mejorar la calidad de vida y nos dedicaremos a reparar lo que se pudo haber evitado. Esta tendencia errática nos llevará a un punto sin retorno con consecuencias impredecibles. En el devenir de la biósfera, regido por sus propias leyes, las extinciones masivas se repiten una y otra vez cuando ella, por exceso o defecto, recompone su equilibrio. La última de las cinco extinciones tuvo lugar en el cretácico hace 65 millones de años y se calcula que desapareció el 85% de la biodiversidad existente. En ese reacomodamiento de procesos a nivel orbital estamos inexorablemente expuestos a dimensiones apocalípticas jamás experimentadas. Nuestro desenfrenado comportamiento definido en términos de consumo y más consumo, excedió el límite de calor, cambió la química del planeta y Gaia(Tierra), que como organismo vivo que es, ha puesto en marcha su plan de recuperación con fuerzas colosales ante las cuales la presencia del hombre podría llegar a ser lo más insignificante. Recordemos que son más las especies extinguidas que las existentes. CAICEDONIA, Un Centenario
El agua se agota, pero aún estamos a tiempo