ESTRÉS FINANCIERO: 4 DE CADA 10 MEXICANOS ENDEUDADOS

1 al 14 de julio 2017 $42 M.N. $4.00 US

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Estrés financiero,

la nueva “enfermedad”

de los mexicanos Magali Téllez

La poca o nula educación en finanzas, la falta de conocimiento sobre las tasas de interés y el cobro de comisiones de las tarjetas de crédito, además del mal hábito de gastar más de lo que se gana son solo algunos de los factores que han llevado al 40 por ciento de los mexicanos a no poder salir de sus deudas y padecer estrés financiero.

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n México, cuatro de cada diez personas confiesa “solo ver pasar su sueldo” cada quincena para pagar deudas. Un análisis realizado por Sodexo Servicios de Beneficios e Incentivos México reveló que los trabajadores “dedican hasta 13 horas al mes a pensar cómo resolver su situación económica”.

Esta inseguridad financiera se debe, entre otras cosas, a que los mexicanos gastan más de lo que ganan.

A finales de febrero de este año, en el país existían más de 46 millones de créditos al consumo, es decir, financiamiento otorgado “por medio de tarjetas de crédito, créditos en tienda, créditos personales y aquellos a los que acceden las personas a través de los bancos y que son evolventes”. La adquisición de bienes y servicios mediante este sistema son de las prácticas más frecuentes de los mexicanos.

Cuando los mexicanos se endeudan no consideran que el principal problema que existe, “son los imprevistos”, situación que abona a una presión financiera, dijo a Reporte Nivel Uno el analista económico senior de CIBanco James Salazar Salinas. “Lo principal es tener un presupuesto, una planeación financiera. Catalogar los gastos y los recursos. No endeudarse a menos de saber que tendrá ingresos adicionales futuros”.

A escala internacional, esta inseguridad financiera va en aumento. El análisis de Sodexo reveló que el 60 por ciento de los trabajadores en Europa estima que, en los dos o tres últimos años, este tema se ha vuelto de gran importancia para ellos. En Estados Unidos representa al 74 por ciento de los empleados y en Canadá al 70 por ciento; circunstancia que genera “un impacto negativo sobre el rendimiento profesional” en una suerte de “estrés financiero”, lo cual afecta la calidad de vida de las personas tanto en salud como en productividad. América Latina es el indicador más alto del mundo con el 76 por ciento frente al nivel más bajo: Asia Pacífico, que representa el 59 por ciento.

la facilidad y eficiencia; y el desarrollo personal. Estas condiciones acarrean inconvenientes a las empresas por la falta de un trabajador enfocado y productivo.

El mayor riesgo para las empresas de tener trabajadores que viven pensando en cómo resolver sus deudas es el deseo de movilidad y búsqueda de nuevos y mayores ingresos, motivados por la necesidad económica. Ello deriva en mayores costos de reclutamiento, selección y capacitaciones, entre otras cosas, para los empleadores.

De acuerdo con Palomares, las grandes firmas deben estar preocupadas por este tema, “no solo pensando en que es una deuda de empleados, sino pensando en los impactos que tiene de rotación, falta de enfoque, motivación, productividad y todos los costos adherentes al respecto”. Por ello, “es muy importante que las empresas busquen mecanismos con los cuales apoyar a sus trabajadores a solucionar estos temas”, con elementos que tengan algún beneficio fiscal.

Señales de alarma

La deuda per cápita en México oscila en ocho mil pesos promedio, de acuerdo con Adrián Palomares, director de Mercadotecnia y Afiliación de Sodexo México, quien asegura que “este nivel de deuda es el principal causante de estrés” entre los trabajadores y jefes de familia en el país.

En entrevista con esta casa editorial, el mercadólogo aseguró que el estrés financiero impacta directamente en las seis dimensiones de la calidad de vida: el entorno físico; la salud y

Una señal amarilla o roja de que las personas se encuentran en esta condición es “cuando ya no tienen dinero para pagar las colegiaturas, la gasolina del vehículo, el transporte público, los víveres indispensables, telefonía, televisión, internet” o los servicios con los que se cuente, detalla el especialista en finanzas, del Tecnológico de Monterrey, José Oliver Ambía.

Cuando se le incluye el término financiero al estrés “es porque existen problemas con el manejo de los recursos monetarios. Hablamos justamente de dinero (…) En hábitos de consumo, aspecto económico y mercadológico, hay un lema que usamos en finanzas personales de corte religioso: no vivir más allá de tu capacidad de pago o de tu capacidad de ingreso”.

Al hacer uso de las tarjetas de crédito, débito, banco, préstamo personal, caja de unión crédito, una sociedad financiera de crédito múltiple o una casa de empeño, los mexicanos deben tener claro que ese tipo de mecanismos están financiando el consumo que ellos no alcanzan a cubrir con su ingreso y, posteriormente, deberán pagar por el servicio.

El especialista en finanzas personales afirma que el tema de fondo es que esto es un negocio. “Los bancos persiguen fines de lucro y en esa competencia tan dura que tienen entre ellos mismos cada vez lanzan campañas publicitarias muy atractivas al consumidor y embaucan a la mayor cantidad de

el bienestar; las relaciones interpersonales; el reconocimiento;

clientes que puedan”.

México, un país con alto endeudamiento

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Errores frecuentes

Más tarjetas que habitantes

En educación financiera, el usuario debe saber que una tarjeta de crédito es solamente un vehículo y una herramienta, pero no un ingreso adicional. “No te están regalando dinero, y eventualmente tienes que devolverlo con la cantidad que pagaste y el interés si no depositaste la cantidad correcta”.

En México, dos bancos acaparan este mercado: Banamex y Bancomer, seguido de la compañía de almacenes Liverpool.

Los establecimientos de BanCoppel, Banco Famsa, Banco Azteca de Elektra y el Nacional Monte de Piedad cuentan con facilidades de pago de gran interés para los usuarios. Sin embargo, Oliver Ambía recuerda que los contratos están impresos con una letra casi ilegible y rara vez el consumidor se dedica a leer los términos y condiciones.

Otro error es que, al adquirir una tarjeta de crédito, los usuarios no tienen conocimiento de qué fue lo que aceptaron, y las empresas “rara vez les explican las condiciones de las anualidades, las comisiones, los gastos de la tarjeta, los cargos en automático y, en algunos casos, les dan gato por liebre”.

Según datos de analistas financieros internacionales sobre Tendencias en Medios de Pago, en 2016 se contabilizaron en México 171 millones 348 mil 786 tarjetas, de las cuales, 141 millones 711 mil 879 eran de débito y 29 millones 636 mil 907 de crédito, lo que representa un registro de cinco tarjetas de débito por cada tarjeta de crédito. Ello en un país cuya población es de 129 millones de habitantes. Datos del “Reporte de inclusión financiera” de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) revelan que solo 80 millones 300 mil personas tienen edad para adquirir una tarjeta. Es decir, por cada ciudadano mayor de 18 años existen mínimo dos tarjetas de crédito o débito en el mercado.

México ocupa el primer lugar de emisión de tarjetas a nivel Latinoamérica, con más de 180 tipos de tarjetas bancarias de más de 44 bancos, disponibles para ser utilizadas en poco más de 47 mil cajeros automáticos. Más del 90 por ciento de las quejas contra los bancos son por el uso de tarjetas de crédito y débito con cargos no reconocidos.

Según cifras de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), tres bancos son los que concentran más de la mitad de reclamaciones por el uso de tarjetas: BBVA Bancomer, Citibanamex y Santanter. El monto asciende a 10 mil 888 millones de pesos.

En los próximos meses se estima que la tasa de interés en las tarjetas aumente 2.5 por ciento, condición que impactará directamente en los bolsillos de los ciudadanos y abonará al desarrollo de estrés financiero por falta de liquidez en las deudas.

Tips de financiamiento Los especialistas coinciden y, para evitar el estrés financiero, recomiendan: no sobredimensionar la utilidad de las tarjetas de crédito y no hacer mal uso de ellas; medir la capacidad de ingreso y ajustar el consumo a ese nivel; tener disciplina y realizar un plan de finanzas personales y familiares; priorizar los gastos necesarios y evitar las fugas “hormiga” de capital; aprender a identificar cuáles son las deudas productivas y las no productivas; informarse sobre los productos financieros y no dejarse llevar por las campañas publicitarias. Es decir, saber ¿cuándo me cobran? y ¿por qué me cobran?, ¿cuándo debo pagar?, ¿me están haciendo cargos indebidos?, ¿mi estado de cuenta está bien realizado?, ¿qué es una tasa de interés y qué es una tasa nominal? En resumen: tener una buena cultura financiera.

“Lamentablemente, en nuestro país la educación financiera es muy baja, muy pocas personas conocen esto, y las casas financieras y empresas se aprovechan de esta ignorancia”, sentencia Oliver Ambía.

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