Las llamas que consumen bosques e inmuebles, por una fuga de gas, un cortocircuito, un descuido humano o por acción de la propia naturaleza, son el pan de cada día de estos mil 800 héroes que arriesgan su vida en la Ciudad de México. Mujeres y hombres que, ante la urgencia de atender un incendio, derrumbe, explosión, choque, volcadura o remover un árbol caído, asisten siempre al llamado de los ciudadanos en tareas que los llevan a exponerse a temperaturas superiores a los 400 grados centígrados.