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PERSONAJES
Tradición y arte chachapoyano
ESCRIBE: SAMANTHA AGUILAR | FOTOS: LILIANA BERAÚN
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Chachapoyas es una ciudad que debería estar en nuestro listado de lugares qué conocer, no solo por los maravillosos atractivos con los que cuenta como la fortaleza de Kuelap o la increíble catarata de Gocta, sino también por su gente: artistas, emprendedores y apasionados con grandes historias que contar. Magacín 247 llegó hasta
Chachapoyas y conversó con dos personajes que merecen ser reconocidos por el esmerado trabajo que realizan cada día y por su gran talento.

Arte en Nogal
La primera vez que el chachapoyano Gerald Valdéz hizo arte en nogal, solo tenía 16 años y el resultado fue impresionante. Elaboró un cofrecito de madera enchapado con semillas de nogales. Lo colocó en la tienda de artesanía de su padre y no imaginó que llamaría tanto la atención. “Yo lo había hecho con la intención de exhibirlo, para mí era como un tesoro, entonces llegó un cliente e insistió tanto en que se vendiera que terminamos aceptando. Pagó 50 soles. Mi papá estaba orgulloso y emocionado”, recuerda.
Sin darse cuenta en ese momento el joven Gerald Valdéz estaba creando la técnica del arte en nogal, pero la poca confianza que tenía en él hizo que durante algún tiempo se dedicara a sembrar café, no le fue bien y volvió, esta vez con todo a la artesanía. “Fui a mi primera feria en Expoamazónica, luego llegué a la tienda virtual Ruraq Maki que ha sido una fuerte ventana para mí, ya voy 14 ferias y estoy feliz porque permiten concretar ventas y conocer mejor el producto. La gente se asombra de que con una cáscara se pueda hacer artesanía”.
Para Gerald también es muy importante trabajar con responsabilidad esta técnica. “El tema del nogal que está en peligro es por la sobreexplotación de madera, pero la otra versión es el aprovechamiento de las nueces que siempre van a dar frutos y va a ser por mucho más tiempo. Yo trabajo con nueces, hago manejo responsable, los residuos los guardo en mi taller, con eso elaboro abono y los devolvemos a las chacras, se convierten en semillas y continúa el ciclo, con el polvo hago una pasta para hacer adornos de colibríes. Con este trabajo, estamos salvando muchos nogales y sumando más árboles al bosque”, asegura Valdéz.
Entre las obras de Gerald, ‘El Niño Dios del corazón del nogal’ lo ha llevado a ser ganador del

Concurso Nacional de Nacimientos del Instituto Cultural Teatral y Social en el 2020 mediante voto electrónico y tercero por decisión del jurado. “Trabajar esa pieza me tomó 3 meses, se tiene que hacer en partes, está hecha con maderas de árboles que ya han cumplido su ciclo, no de árboles cortados cuando estuvieron vivos. El saber que puedo conservar nogales, que puedo motivar a la gente a cuidarlos me da una satisfacción enorme, algo que se ha tirado, puede volverse un producto comercial con alto impacto dentro de la sociedad porque crea una economía circular que beneficia a los pobladores que venden nogales”, añade.
En la tienda de Gerald Valdéz ubicada a unos pasos de la plaza Independencia se pueden apreciar obras de diferentes tamaños, desde el nacimiento grande hasta pequeños aretes, pero es según cuenta el escudo el que se lleva la preferencia del público. “Han tenido impacto, a pesar de ser un símbolo nacional el cónsul de Italia ha comprado uno y así otras personas”, comenta el artesano quien espera lo visiten en su tienda y conozcan más de esta hermosa técnica.




Tradición de familia
En Chachapoyas cuando se habla de panes, es imposible no mencionar a la panadería ‘San José’, la más emblemática y reconocida de la zona, esto se lo ha sabido ganar a pulso la propietaria María Chuquimbalqui, una panadera apasionada que a sus 70 años cada mañana se levanta con energía y disposición para trabajar, además de eso continúa capacitándose en panadería. “Yo nací para ser panadera. Mi abuela y mi tatarabuela lo fueron, lo mío es pura tradición. Ahora mis hijas me ayudan. Tengo 70 años y 62 amasando pan. El hecho de que mi panadería sea tan conocida me impulsa a que yo me preocupe por mejorar cada día, durante la pandemia he seguido cursos virtuales me quedaba hasta las 2 o 3 de la mañana viendo las grabaciones de las clases, anotaba y seguía descubriendo que me encanta la panadería, a lo largo del tiempo también he buscado aprender y actualizarme, no importa la edad”, comenta. Ser tan esmerada en su rubro también le ha valido reconocimientos por la calidad de sus productos e incluso ha participado en todas las ediciones de la feria Mistura.
Dice María que todo empezó cuando ella tenía apenas 8 años, salía del colegio y se iba a ver a su abuelita que tenía una panadería, pero cuando terminó la secundaria sus padres le exigieron que curse estudios superiores. “Estudié en Lima la carrera de secretariado bilingüe, volví a mi ciudad, comencé a preparar pan para la parroquia. De ahí empecé a vender y no paré, decido abrir la panadería en honor a mi patrón ‘San José’. Tenemos una variedad de 20 panes y el que más vendo es el semita (su favorito) que es una mezcla de pan dulce e integral, es un pan regional. El amor que siento por lo que hago me mueve, a esta edad me cuesta subir y bajar gradas, pero una vez que inicio mi trabajo estoy en el aire y soy feliz”, detalla.













