Revista Gerente Venezuela 307

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Empresas Públicas

tividad laboral, a pesar de los esfuerzos –confesos en la Memoria y Cuenta 2013- de su directiva de insuflar “ética socialista” a sus trabajadores, a través de 22.742 horas/hombre usadas en la “sensibilización sobre los Consejos Socialistas de Control Obrero” y “Formación Integral” socio-política para 2.243 empleados, quienes fueron entrenados “con el objetivo de desarrollar la conciencia cívica; la tolerancia activa militante; el desarrollo del voluntariado y la promoción de los valores del Socialismo: ética, moral, formación, disciplina, solidaridad, amor y conciencia del deber social, en el marco del Plan Guayana Socialista 20092019”. Nada que ver con productividad y eficiencia. La nueva directiva de la compañía es, sin embargo, optimista, pues estableció una meta de producción de 2,4 millones de toneladas de acero líquido en 2014, que supera en 50% la establecida en 2013. Un elemento más: Sidor tenía previsto distribuir 5.184.823 unidades de cabillas en 2013, pero solo logró vender 2.692.888. He aquí una parte de la expliVTELCA. cación de los problemas de insumos que tiene el sector construcción, incluyendo El propio a la Gran Misión Vivienda Venezuela. Gobierno ha Aunque Sidor es el caso emblemáreconocido a la tico de los problemas gerenciales que registran las empresas del sector básico ensambladora de la economía, hay que señalar que las empresas alumínicas, ferromineras, de celulares mineras y carboníferas del Estado no como “modelo atraviesan situaciones mucho mejores.

de gestión socialista”.

¿Sobre Ruedas?

Conviene ver qué ha pasado con las empresas automotrices que ha creado el Gobierno, con el fin de producir vehículos de transporte, carga y maquinaria agrícola con la idea de sustituir el “mercado capitalista especulativo” que, por cierto, atraviesa uno de los peores momentos de su historia, porque no tiene insumos para operar; pero esa es otra historia. Bajo la supervisión del despacho de Industrias operan dos empresas automotrices: Venirauto, que fue constituida en 2006 en sociedad con la firma iraní Toseyeh Sanayeh Khodro, la cual cedió la mayoría accionaria a la Corporación de Industrias Intermedias de Venezuela (Corpivensa) en 2010; y la ensambladora de tractores Veneminsk, con tecnología proveniente de Belarús. Veneminsk ensambló solo 956 tractores en 2013, lo que equivale a 42% de la meta trazada y sus ingresos por ventas ascendieron a 132,3 millones de bolívares

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que representan apenas 30% del presupuesto programado. ¿Y esto por qué? Según la Memoria y Cuenta de la compañía, por ausentismo laboral y la falta de piezas en los SKD provenientes de Belarús. Además, se destaca que parte de los ingresos obtenidos se corresponden con “ventas a crédito realizadas en 2012”. Los resultados financieros de la empresa plantean un estado de quiebra técnica, puesto que el índice de liquidez cayó 85% entre 2012 y 2013; el índice de solvencia también bajó 89%; el endeudamiento subió en 850% y el saldo en caja se redujo en 31%. Gracias a los aportes presupuestarios recibidos, Veneminsk terminó con 392 millones de bolívares de capital de trabajo en 2013, un aumento de 12%. Venirauto ensambló 2.051 unidades en 2013, lo que representa apenas 27% de la meta establecida en 7.596 vehículos, básicamente por falta de materia prima, un aumento de los pasivos internacionales que “no pudieron ser cubiertos por los proveedores por la devaluación del bolívar”, la demora en los trámites para recibir dólares y el “bloqueo internacional del proveedor iraní”. Como dato curioso, la gerencia de la empresa añade a las excusas los “reposos prolongados en los tiempos productivos” derivados de los problemas de ergonomía que sufren los trabajadores en la línea de producción. La empresa concluyó el ejercicio 2013 con una pérdida de 170 millones de bolívares, que se desglosa en 91 millones por impacto de la devaluación y 79 millones por problemas operacionales. Hay que señalar que Venirauto tiene un déficit patrimonial de 99 millones de bolívares.

Las Cementeras Después que el ex presidente Hugo Chávez decidió estatizar todas las empresas cementeras que operaban en el país, el Gobierno agrupó estos activos en la Corporación Socialista de Cemento, S.A., fundada en julio de 2009. En 2013, la empresa tenía como principal objetivo productivo construir nuevas líneas de producción en todas sus filiales. Se le asignó un presupuesto de 695 millones de bolívares, del cual solo se ejecutó 28%, gracias a un anticipo de la empresa china Catic Beijing CO, la cual es responsable por la construcción de una planta con capacidad para 1 millón de toneladas anuales de cemento. Es interesante señalar que, a pesar de su baja eficiencia, la empresa recibió durante el ejercicio 4 créditos adicionales que sumaron 12,6 millones de bolívares. La Corporación tiene 3 filiales, Cementos Cerro Azul, la Fábrica Nacional de Cementos (CNC) y la Industria Venezolana del Cemento. Estas compañías revelan serias deficiencias productivas, básicamente


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