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Episodio 2: Aylén Bartolino Luna
Insomnio, son las cuatro de la mañana y no logro volver a cerrar los ojos. Necesito dormir un par de horas más, pienso en los viajes hasta la entrada para sacar toda la arena de la sala. Doy vueltas en la cama un rato largo, me levanto por unos mates y una ducha. Hablando de duchas, estoy llegando tarde al museo. Nueve am. empezamos a desmontar el episodio de Vicky. Volvimos a poner la arena en bolsas cual desafío Crossfit y en carretilla a la vereda. Fede y Vale esperan el camión, nosotrxs nos quedamos barriendo la sala. Las cajas apiladas del otro lado de la puerta grande armaron otro muro. Acerco y alejo el proyector buscando eliminar los márgenes. Las duchas se proyectan sobre el cuerpo de Aylén y vuelvo a hacer el chiste de lo poco que se bañó en cinco años. Pasaron personas a preguntar qué hacíamos, les propusimos sumarse pero no quisieron. De repente las capturas de pantalla de Mucha ducha están ahora en movimiento sobre la pared, pienso en todos los lugares donde se realizó la acción. ¿Cuántos baños usaste, Aylén?, Córdoba, Rosario, varias ciudades de Brasil y Bolivia, Clorinda, Mina Clavero, Agua de oro.
Los registros se entrecruzan generando una nueva temporalidad. ¿Podrían funcionar como un diario de viaje que redescubre un espacio geográfico? No soy buenx escribiendo pero me la paso llenando cuadernos que rara vez releo. Me dieron ganas de escuchar Cuaderno, de Rosario B., hace mucho que no vuelvo a ese disco. Me duermo, voy a buscar otro café. Me tenté con el sol y me quedé unos minutos en cuclillas en la vereda, qué ruidosas son las peatonales, pero me cansa estar a oscuras ahí dentro. ¿Cuándo termina este loop del desmontaje?
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Luz puntual para el tejido de pelos, que ya no parecen pelos. Probamos distintas ubicaciones, los colgamos cerca de una esquina con una luz muy tenue que no llega a cubrir todo el rectángulo.
El sonido del agua cayendo termina y vuelve a empezar en el video de al lado. Entraron más videos de los que me suponía en la cuadrícula. Insisto con que el sonido le queda mejor que el silencio. No logramos eliminar un borde blanco que enmarca el exporte final, buscamos en un par de foros, pero parece que es algo del proyector. La coreografía de las duchas está en marcha, cada recorte pareciera tener un cuerpo distinto.
Probamos dónde poner un banco alargado para que se sienten lxs espectadores. Qué cómodo es tirarse en esos poof pero no me gustan. Nos sentamos una y otra vez para ver si está bien la distancia con la proyección. La angulación de cámara me hace sentir espía. Recuerdo el texto de Aylén cuando habla sobre el cuerpo, pienso en el asco que nos provoca vernos muchas veces, en todo lo que debemos desarmar para poder existir. No me gustaba mi cuerpo, no me gustaba verlo. Al principio me daba hasta asco editar, hacía el esfuerzo, me esforzaba realmente, como si algo importante dependiera de eso o como si la consigna hubiera sido una penitencia puesta por alguien más. Ahora ya no me siento así, un poco fue por otras cosas y otro poco —sin buscarlo— gracias a los videos, a la repetición, a la costumbre de verme tanto. Antes pensaba en el lugar de la imagen del cuerpo en el arte, pero yo no era capaz de usarlo en algo mío, creía que era un tema que le correspondía a otres. ¿Cómo identificar esas operaciones de la práctica artística que modifican la forma en la que nos vemos, la manera de percibir y vincularnos con el cuerpo?