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¿Cómo saber si es lo mejor? DIVORCIARME ??

Independientemente de si se esté casada o conviviendo, toda pareja, en algún momento, se verá enfrentada a problemas de variada índole. Cuando la relación presenta grietas “debilidades”, por allí se cuelan los enemigos, se instalan y como parásitos hacen su trabajo hasta lograr su objetivo: destruir el matrimonio.

Divorciarse o separarse es dar al traste con planes, compromisos y sueños que estuvieron presentes. Mi interés con esta pequeña reflexión es alertar a las parejas que están casadas o que cohabitan (conviven).

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¿Estás seguro (a) de que debes deshacer la relación?

Es un error no hacerse ciertas preguntas “antes de contratar al abogado”.

¿Has dejado claro qué es lo que te molesta de tupareja?

¿Tú y tu pareja han dejado claras sus expectativas acerca del papel de cada uno en la relación?

¿Realmente serías más feliz sin tu pareja?

¿Todavía sientes amor?

Si existen hijos, ¿cómo manejar de forma amistosa y cordial la custodia de los hijos?

¿Cómo manejar el divorcio para minimizar el daño a los hijos?

Si hubiera una manera de salvar el matrimonio, ¿cuál sería?

Después de un divorcio, se presentan dos alternativas:

1) La persona comienza una nueva relación sentimental.

2) Decide vivir solo, sin ningún compromiso. En todo caso, cabría la necesidad de preguntarse:

¿Estoy preparada (o) para empezar a vivir sola(o)?

¿Estoy en condiciones para comenzar una nueva relación?

¿Cómo evito cometer los mismos errores en el futuro?

¿Qué emociones surgirán después de la separación? ¿Dolor, tristeza, rabia?

¿Me aislaré de otras personas, me sentiré solo (a)?

¿El divorcio debe ser el primer recurso para resolver los conflictos?

Absolutamente, no. Definitivamente, Dios creó al hombre para vivir en pareja y es capaz de sanar y renovar cualquier matrimonio. Las santas escrituras dicen en Génesis 2:18 – 24. “(…) No es bueno que el hombre esté solo. Voy hacerle una ayuda adecuada (…) Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”.

Es vital aplicar los mandamientos de Dios. Además, la única base sólida para la formación del hogar es el matrimonio. Vale la pena seguir adelante, intentar tener una pareja, construir un hogar y procrear hijos.

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