Tabla de contenido
devociones
Oración y devociones diarias para individuos o familias
Líder: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos: Amen.
Todos: Padre nuestro que estás en los cielos, san=ficado sea tu nombre; venga a nos tu reino; hágase tu voluntad, así en la =erra como en el cielo; el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación; mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Todos: Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la =erra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestra Señor; que fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de la Virgen María; padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso; y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la santa iglesia cris=ana, la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.
Usar si se ora en la mañana:
L: A Ti he clamado, ¡oh, Señor!
T: Y de mañana mi oración se presentará delante de Ti.
L: Sea llena mi boca de tu alabanza:
T: De tu gloria todo el día.
L: Señor, esconde tu rostro de mis pecados:
T: Y borra todas mis maldades.
L: Crea en mí, ¡oh, Dios!, un corazón limpio:
T: Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
L: No me eches de delante de Ti:
T: Y no quites de mí su Santo Espíritu.
L: Dígnate, Señor, en este día:
T: Preservarnos de pecado.
Usar si se ora en la tarde:
L: Bendito eres Tú, ¡oh Señor Dios de nuestros padres!
T: Y digno de ser en gran manera alabado y glorificado para siempre.
L: Bendigamos al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo:
T: Le bendecimos y magnificamos para siempre.
L: Bendito eres Tú, ¡oh Señor!, en la expansión de los cielos:
T: Y digno de ser alabado y glorificado y ensalzado para siempre.
L: El Todopoderoso y misericordioso Señor nos bendiga y preserve:
T: Amen.
L: Dígnate, Señor, en esta noche:
T: Preservarnos de pecado.
Para la mañana y la tarde
L: Señor, ten piedad de nosotros:
T: Ten piedad de nosotros.
L: Sea tu misericordia, Señor, sobre nosotros:
T: A la manera que en Ti esperamos.
L: Escuchas, Señor, mi oración:
T: Y está atento a la voz de mis ruegos.
Ahora lee el texto bíblico y la meditación para la fecha de hoy, que encontrarás en este libro devocional diario.
Oración final de la mañana (por MarXn Lutero)
T: Te doy gracias, Padre celes=al, mediante Jesucristo, tu amado Hijo, porque me has protegido en la noche pasada de todo mal y peligro, y te ruego que también en este día me guardes de pecado y todo mal, para que te agraden mi vida y todas mis obras. En tus manos encomiendo mi cuerpo, mi alma y todo cuanto soy y tengo. Amén.
Oración final de la tarde (por MarXn Lutero)
T: Te doy gracias, Padre celes=al, mediante Jesucristo, tu amado Hijo, porque me has protegido con tu gracia durante el día. Te ruego que me perdones todos mis pecados que he come=do y con los cuales he hecho mal, y me guardes con tu gracia en esta noche. En tus manos encomiendo mi cuerpo, mi alma y todo cuanto soy y tengo. Tu santo ángel sea conmigo, para que el maligno no tenga ningún poder sobre mí. Amén.
La Bendición
L: La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros.
T: Amén.
Otras oraciones para los días de la semana
Domingo por la mañana
Señor, escucha mi voz. Estoy contento porque tengo tu promesa de que entraremos en la casa del Señor, y que mis pies estarán dentro de tus muros, oh Jerusalén. Una cosa he pedido a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Dios mío, me deleitaré hoy oyendo tu palabra, siendo edificado en =, cantando himnos de alabanza y acciones de gracias a tu gloria, orando fervientemente, y ofrendándote mi corazón. ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Mi alma se regocija en el Dios vivo. En el nombre de Jesús, amén.
Domingo por la tarde
Quédate conmigo, oh Señor, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Si no he oído tu palabra con el debido celo, perdóname, y no me quites por esta causa tu gracia. Durante la semana que viene permite que sea enteramente renovado; concédeme nuevo amor y deseo por =, y nuevo ánimo para servir y obedecerte. Concede que evite y huya de los pecados que he come=do durante la semana pasada, para que todos puedan ver que no he oído en vano tu palabra. Ayúdame a considerar con diligencia que tengo un alma inmortal, para que me preocupe más por mi alma que por mi cuerpo. Oh Dios mío, dirijo mis ojos a mi lugar de descanso; al hacerlo pienso en mi sepulcro, en donde descansaré hasta que en el úl=mo día me levantes con gozo a la vida eterna. Ve, entonces, mi cuerpo, a tu cámara y descansa; pero tú, oh alma mía, entra en las heridas de Jesús. Este es el día que ha hecho el Señor; nos alegraremos y nos regocijaremos en él. Te doy gracias, Oh Dios. En el nombre de Jesús, amén.
Lunes por la mañana
Oh mi Dios, sé también hoy mi Auxilio y Salvador, mi Socorro y mi Consolador, mi Refugio y el Dios que =ene de mí misericordia. Abre tus ojos sobre mí, para que con tu salvoconducto pueda entrar y salir sin daño en mi vocación, y otra vez, si es tu voluntad, alcanzar la tarde sin daño. Dios mío, concede que tu bendición me acompañe en todas partes. En todo lo que comienzo en tu nombre, concédeme consejo y éxito, y nunca me dejes querer otra cosa sino lo que tú quieres. Con el sol levantado, permite que la luz de tu Espíritu Santo se levante en mí, para que pase el día en tu temor y amor, y en obediencia hacia =. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de tu presencia; y no me quites tu Espíritu Santo. Permite que él me dirija, enseñe y guíe, para que no peque conscientemente contra = en este día. Y cuando sea tentado al pecado, permite que él me recuerde, y así por su advertencia interna guárdame de cometer el pecado. En el nombre de Jesús, amén.
Lunes por la tarde
Cuando tú dijiste: Busca mi rostro, mi corazón respondió, Tu rostro, oh Jehová, buscaré. No conozco otro auxilio sino a =, oh Dios todopoderoso. Mi Padre está conmigo; ¿Por qué, entonces, temeré, aunque esté solo y dormido? Mi Jesús, la luz de mi alma está conmigo, aunque los ojos de mi cuerpo están cerrados. El Espíritu Santo está conmigo y man=ene su tes=monio en mi corazón de que soy un hijo de Dios, aunque estoy acostado e inconsciente. Ya que estoy encerrado en la protección del Dios trino, me duermo seguro. En el nombre de Jesús, amén.
Martes por la mañana
Tú, Señor, abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente. Dame buen consejo cuando necesito consejo. Dirige mis planes y propósitos según tu voluntad. Enciende en mí la llama de tu amor divino, para que en este día demuestre mi fe con mis obras, permanezca en amor sincero hacia = y mi prójimo, y alcance la tarde sin daño en mi conciencia. A = clamaré, oh Jehová; Roca mía, no te hagas sordo para conmigo. No suceda que, por quedarte en silencio ante mí, yo llegue a ser semejante a los que descienden a la fosa. Escucha la voz de mis ruegos cuando clamo a =, cuando alzo mis manos hacia tu lugar sanXsimo. Oye en tu trono de gracia la oración de los afligidos, los aba=dos, los enfermos, y también la oración de mi familia y de todos los que temen a Dios. En el nombre de Jesús, amén.
Martes por la tarde
Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Así, oh Dios misericordioso y amante, puedo hablar en esta hora de la noche. Humildemente te doy gracias porque me has permi=do terminar este día bajo tu protección paternal, tu cuidado amoroso, tu guía bondadosa y tu abundante bendición. Señor, grande es tu bondad, y tu misericordia es sin límite. Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de verdad. Cumplirá el deseo de los que le temen. Asimismo, oirá el clamor de ellos y los salvará. En el nombre de Jesús, amén.
Miércoles por la mañana
¡Despierto, y aún estoy con=go, oh, Dios misericordioso y amante, mi Roca, mi Fortaleza y mi Libertador, mi Escudo y el Cuerno de mi Salvación, y mi Torre Fuerte! Levanto mi voz en esta hora temprana al trono de tu gracia, y te doy gracias porque durante la noche que ha pasado has preservado mi cuerpo y mi alma de todo daño. Bendito sea el Señor todos los días, y bendito sea su nombre para siempre. Dios mío, tu preservas mi vida día con día, para que pueda prepararme para la eternidad y entregar mi alma a = como tu posesión y morada. Tú me has creado para la vida eterna. No quieres que perezca, sino que me arrepienta y viva. Concede que yo me ocupe este día con mi propia salvación con temor y temblor. Oh, Jesús, mi Mediador, haz mi corazón tu morada. En el nombre de Jesús, amén.
Miércoles por la tarde
Oh santo, misericordioso y único Dios, este día está terminando, y otra vez me has hecho experimentar que tú eres el verdadero Padre, de quien toma nombre toda la familia que está en los cielos y en la =erra. Según tu infinita bondad te has cuidado de mí, de modo que no me ha faltado ningún beneficio. Oh Señor, no soy digno de la menor de tus misericordias, y de toda la fidelidad que me has demostrado. ¿Qué daré al Señor por todos los beneficios que él derrama sobre mí diariamente, aunque yo soy polvo y cenizas? No desprecies la humilde ofrenda de alabanza que te traigo en esta hora de la tarde, y sigue mirándome con tu favor. En el nombre de Jesús, amén.
Jueves por la mañana
Escucha, oh, Señor, mis palabras; considera mi suspiro. A=ende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a = oraré. Oh, Dios bondadoso y misericordioso, te alabo y te magnifico en esta hora de la mañana, no solamente porque como un padre me has sostenido y preservado desde
mi juventud, sino también porque has sido mi protección y mi auxilio durante la noche pasada, y has permi=do que otra vez me levante con salud para alabarte y ver la bienvenida luz del día. Prometo en esta hora de la mañana que te serviré con cuerpo y alma, y me entregaré enteramente a =. Estoy resuelto de que mi boca no ofenderá hoy con el resultado de cargarme con una gravosa responsabilidad a causa de conversación necia y palabras pecaminosas. Mora en mí, san=fica, guía y límpiame más y más por tu gracia.
En el nombre de Jesús, amén.
Jueves por la tarde
Ahora me acuesto para descansar. Cierra detrás de mí, oh Dios, la puerta, como hiciste con el arca de Noé, para que ninguna inundación de tribulación me pueda anegar. Permite que tus santos ángeles me tomen en su protección, para que mis enemigos, visibles o invisibles, no estorben mi sueño. Ayúdame también a recordar cuando me acuesto en mi cama que así seré cubierto de =erra algún día, pero resucitaré en el día final. Permite que pase y termine todos mis días de tal manera que pueda consolarme en el hecho de que tengo un Dios misericordioso y una buena conciencia, para que esté listo en cualquier hora en que tú vengas para llevarme a casa. En el nombre de Jesús, amén.
Viernes por la mañana
Oh Dios amante, está a mi lado hoy; guíame y condúceme con tu consejo y después recíbeme en tu gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos? Aparte de = nada deseo en la =erra. Sugiéreme lo que debo hablar, hoy y en todo =empo, para que no te ofenda con mis labios. Enséñame lo que debo hacer, para que no haga el mal. Permite que tu Espíritu siempre toque con advertencia la puerta de mi corazón, cuando mis pensamientos se inclinen a desviarse de =. Oh Jesús, cuando mi carne y sangre provocan deseos pecaminosos en mí, permite que tu imagen sangrienta esté ante mis ojos, y permite que recuerde que en el =empo de tu amarga pasión fue en un viernes que tú sudaste gotas de sangre por mí en el Monte de los Olivos; que fuiste cruelmente azotado en la sala de juicio, y fuiste clavado sangrando en la cruz. Si se presenta desde afuera una ocasión para pecar hoy, y mi corazón se inclinara a entregarse, pon tu imagen sangrienta ante mí, para que por medio de ella cada deseo por el pecado pueda ser apagada, mor=ficada, y expulsada de mi corazón. Así permite que este viernes sugiera libertad para mí; permite que sea un día de liberación del pecado; y que siga siéndolo durante toda mi vida, mientras me muero al pecado y ande en novedad de espíritu. En el nombre de Jesús, amén.
Viernes por la tarde
Ahora me acuesto para descansar, mi Jesús. Cubre los dinteles de mi corazón con tu santa sangre para que no se me acerque ningún mal. Si tú estás conmigo, no temeré. Has estado a mi lado durante el día, en dondequiera que he ido. Has puesto tu bendición en todas mis ac=vidades. Has prosperado todo lo que he emprendido en tu nombre. Quisiera que las palabras de José hubieran sido mi lema constante durante este día: “¿Cómo, pues, puedo hacer este gran mal y pecar contra Dios?” Perdóname en misericordia todo el mal que he come=do, hablado o pensado contra = durante este día. Con la declinación del día permite que se desvanezcan también mis pecados y el cas=go por mis pecados, para que no sean recordados eternamente. En el nombre de Jesús, amén.
Sábado por la mañana
Mi Jesús, que eres Alfa y Omega, el Principio y el Fin, por tu gracia he alcanzado otra vez el fin de una semana. Permite que tenga en mente que la úl=ma semana y el úl=mo día de mi vida vendrá, y permite que comience, que viva, y que termine cada semana y cada día en tal forma que en las úl=mas horas de mi vida no tenga que avergonzarme y lamentar jamás que haya vivido. Permíteme pasar también este día en tu santo temor; preserva mi entrada y mi salida; bendice mi labor; auxíliame en toda dificultad y dirige todos mis proyectos y planes en conformidad con tu voluntad. Destruye la cuenta de mis pecados que he acumulado durante esta semana, y cancélalos con tu sangre. Permite que durante la semana que viene me haga más piadoso, más sincero, más agradable a Dios. Me regocijo ahora con el pensamiento del domingo que viene, cuando descansaré de las labores de mi vocación terrenal, para que tú puedas hacer tu obra en mí para mi edificación y san=ficación. En el nombre de Jesús, amén.
Sábado por la tarde
Oh Dios amante y misericordioso, el día y la semana ahora se están terminando; pero tu misericordia es para siempre. Los montes se apartarán, y los collados serán removidos; pero tu misericordia no se apartará de tus hijos. Es por tu eterna gracia que se me ha permi=do vivir durante esta semana. Lo que no sabía al principio de la semana, ahora lo sé. Fue tu voluntad que yo alcanzara el final de esta semana en seguridad. Tus bendiciones sobre mí han sido numerosas durante esta semana: has escuchado mis oraciones, me has preservado, me has dado buen consejo, y has estado a mi lado. No ha pasado ningún día en que no haya recibido de = dones de gracia, amor y bondad; sí, no ha pasado una hora en que no fueran derramados sobre mí abundantes chorros de tus bendiciones. Ahora he recibido lo que deseaba al principio de la semana. ¡Cuán grande es tu gracia, amor y misericordia! En el nombre de Jesús, amén.
1 de octubre
Texto: Marcos 1:1-13
OCTUBRE
el texto bíblico y la meditación
Jesús venció al diablo por nosotros
Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían (Marcos 1:12-13).
¿Qué es algo dihcil para =? ¿Qué te cuesta tanto hacer? Aquí hay algunos ejemplos: hacer dieta para bajar de peso, ahorrar dinero para el futuro, y confiar en la Palabra de Dios en momentos de crisis. Estas primeras dos son tentaciones que vivimos día tras día. El mundo te dice “no importa lo que venga en el futuro, tú necesitas ser feliz ahora”. Ser rico ahora, disfrutar el placer ahora, tenerlo todo ahora. Así fue la tentación del diablo a Jesús.
Inmediatamente después de ser bau=zado y llamado por Dios “Tú eres mi hijo amado”, Satanás se convir=ó en su enemigo mortal y lo tentó diciendo: llena tu estómago “ahora” Jesús, si en verdad eres hijo de Dios convierte estas piedras en pan. Adórame, y los reinos de la =erra serán tuyos “ahora”. Tírate desde el templo, y todos verán “ahora” que Tú eres hijo de Dios. Pero Jesús no cayó ante la tentación. Él prefirió el sufrimiento antes que la gloria momentánea. El Espíritu Santo le envió al desierto para que venciera al diablo por nosotros. Aquello que Adán y Eva no pudieron hacer en el paraíso, Jesús lo hizo. Aquello que el pueblo de Israel no pudo hacer en el desierto, Jesús lo hizo. Aquello que tú y yo no podemos obedecer ni cumplir, Jesús lo hizo. Jesús venció al diablo por medio de la fe en su Palabra (Mt 4:10), y lo venció defini=vamente en la cruz, cuando aplastó su cabeza. Las tentaciones son siempre momentáneas y pasajeras. Pero las promesas de Dios son eternas y verdaderas. Descansemos en la victoria de Jesús para hacerle frente al enemigo.
Amoroso Dios, gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo para vencer al diablo por nosotros. Fortalécenos con tu Espíritu Santo, para resisMr los ataques del enemigo, y al final recibir la corona de la vida. En el nombre de Jesús. Amén.
(Sostennos firmes - HL #548, estr. 1)
Sostennos firmes, ¡Oh, Señor!, En la Palabra de tu amor; Refrena a los que en su maldad, Tu reino quieren derribar.
2 de octubre
Texto: Marcos 1:14-28
La autoridad de Jesús se escucha y se ve
“Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien Mene autoridad, y no como los escribas” (Marcos 1:22).
Cuando alguien enseña con autoridad significa que domina el tema, sabe mucho. Enseña con humildad, con sencillez. Enseña para el bien de los que le oyen. Pero la autoridad de Jesús es diferente, se basa en que Él habla en nombre de Dios, y habla como Dios mismo. Sus palabras hacen lo que dicen, como en la creación: “Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y exisMó” (Sal 33:9). La autoridad de Jesús se escuchó y se vio cuando entró en la sinagoga en Capernaum. Jesús enseñaba la doctrina recibida por Dios, cuando de repente un hombre que tenía un espíritu inmundo empezó a gritar y reconocer quien era Jesús “el santo de Dios”. Jesús le reprendió diciendo: “¡Cállate, y sal de él!” (Mc 1:25) Inmediatamente el espíritu inmundo salió de Él y todos se asombraban de que hasta los demonios le obedecían. Jesús es el profeta enviado por Dios a quien debemos obedecer (Dt 18:18). Sus palabras son verdaderas y dignas de confianza. Ellas entregan el perdón de los pecados, vida eterna y salvación a quienes las oyen y creen.
Por esto, hoy día Jesús envía a sus pastores con la misma autoridad para predicar el arrepen=miento y el perdón de los pecados (Mt 28:18; Jn 20:21). Cuando los pastores llamados por Dios =enen a Jesús como Dios y hombre, quien dio su vida para el perdón de pecados, y usan la Palabra de Dios para exhortar y consolar, para herir y sanar, para matar y dar vida, para arrojar al infierno y luego llevar al cielo, ellos predican en nombre de Cristo. Por esto, es necesario que los escuchemos y los recibamos como a Cristo mismo. Porque al hacerlo, estamos escuchando y viendo las obras de Cristo. (Lc 10:16).
Amoroso Dios, ayúdanos a confiar en las palabras de Jesús y en su autoridad cuando los ministros de su Palabra tratan con nosotros en su nombre. En el nombre de Jesús. Amén.
(Bellas palabras de vida - HL #845, estr. 1)
¡Oh! Cantádmelas otra vez, Bellas palabras de vida; Halló en ellas mi gozo y luz, Bellas palabras de vida; Si de luz y vida son sostén y guía.
3 de octubre
Texto: Marcos 2:18-28
Jesús revela el verdadero sen=do del sábado
“También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27).
Jesús estaba con sus discípulos hambrientos y ellos empezaron a arrancar espigas para comer en el día de reposo. Pero los fariseos, que eran muy estrictos con la ley de Dios, empezaron a reprochar a Jesús ¿por qué tus discípulos hacen esto que está prohibido? Entonces Jesús les explicó el verdadero sen=do del sábado: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Mc. 2:27)
En el principio, después de que Dios trabajó y creó los cielos y la =erra, en el sép=mo día descansó, lo bendijo y san=ficó el día de reposo (Gn 2:1-2). Después de liberar a su pueblo Israel de la esclavitud en Egipto, Dios les dio el mandamiento: “Acuérdate del día de reposo para sanMficarlo” (Éx 20:8). Sin embargo, Dios no les dio este mandamiento para esclavizarlos o guardar el sép=mo día sin sen=do. Sino más bien, para qué en este día los hombres descansen de todos sus trabajos y obras, y Dios trabaje en ellos a través de su Palabra por medio de su perdón. Cristo vino a cumplir el día de reposo y ser el Señor del día de reposo. En Cristo hallamos verdadero descanso de todos nuestros trabajos (Mt 11:28). Todos los cris=anos hallamos el descanso en Cristo, cuando asis=mos al culto para recibir por su Evangelio y su ministro el perdón de nuestros pecados. Por tanto, Dios nos manda obedecer el día de reposo para que descansemos de todas nuestras obras y Él obre en nosotros por medio de la predicación de su Palabra y la administración de sus Sacramentos.
Padre celesMal, gracias porque nos diste el descanso de todas nuestras obras y trabajos en Cristo. Guíanos a tu iglesia para descansar en tu perdón cuando oímos tu Palabra y recibimos tus Sacramentos. En el nombre de Jesús. Amén.
(Diez Mandamientos son la Ley - HL #852, estr. 4)
“El día santo guardarás, del culto paz recibirás. Tarea toda dejarás, Y Dios en = obrará”. ¡Piedad, Señor!
4 de octubre
Texto: Marcos 3:1-19
Jesús =ene compasión de los que lo buscan
“Mas Jesús se reMró al mar con sus discípulos, y le siguió gran mulMtud de Galilea. Y de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes mulMtudes vinieron a él” (Marcos 3:7-8).
Jesús sanó a un hombre con la mano seca en el día de reposo, y mostró que Él es el Señor del día de reposo. Al difundirse la fama de Jesús, las personas necesitadas de todas partes acudieron a Él para ser curadas y liberadas del poder del diablo. Lo contrario hicieron los enemigos de Jesús.
A ellos no le importaba el lisiado ni tampoco las personas necesitadas. Buscaban acusarlo de infringir la ley e hicieron alianzas con sus enemigos para matarlo. No podían ver que Jesús vino para tener compasión de todos, incluso de ellos mismos.
Jesús =ene compasión de los que lo buscan. Está atento a todas sus necesidades hsicas y espirituales. No los rechaza ni se olvida de ellos, sino que vino por ellos para sanar a los enfermos, consolar a los afligidos, dar libertad a los esclavos, vista a los ciegos, y proclamar las buenas no=cias a los pobres de espíritu (Lc 4:18). Jesús vino para tener misericordia de todos, incluso de quienes lo rechazan y no creen en El. Por tanto, acércate al trono de gracia, por medio de Cristo en su Palabra, para rogar por todas tus necesidades. El doctor Mar=n Lutero nos enseña ¿Qué significa tener un Dios?: “Dios es aquel de quien debemos esperar todos los bienes y en quien debemos tener amparo en todas las necesidades… Es como si Dios dijera: Los bienes que te falten, espéralos de mí y búscalos en mí. Y si sufrieses desdichas y angusMas, ven a mí, atente a mí; yo mismo quiero darte todo lo suficiente que necesites y quiero ayudarte en toda desdicha. Pero no hagas depender tu corazón de nada, ni con_es en nada que no sea yo” (CMa I:2,4).
Compasivo Dios, aMende las suplicas y ruegos de necesidades de quienes te buscan. Responde a sus necesidades con misericordia como lo hizo tu Hijo Jesucristo. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Oh, Cristo! Tu ayuda - HL #452, estr. 1)
¡Oh, Cristo! Tu ayuda yo quiero tener; En todas las luchas que agitan mi ser. Tan sólo Tú puedes la vida salvar, Tú sólo la fuerza le puedes prestar.
5 de octubre
Texto: Marcos 3:22-30
El pecado imperdonable contra el Espíritu Santo
“De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no Mene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno” (Marcos 3:28-29).
Los fariseos y maestros de la ley estaban constantemente en oposición a Jesús y buscaban como despres=giar sus enseñanzas y sus obras. Vez tras vez le ponían a prueba, y ahora lo acusaban de que las obras que hacía Jesús eran hechas por el poder del diablo y no por el poder del Espíritu Santo. Detrás de todas estas falsas acusaciones, lo que era visible era su incredulidad y el rechazó al Espíritu Santo en sus vidas. Ellos estaban blasfemando contra el Espíritu Santo y siendo culpables del juicio eterno. Estaban resis=endo a la obra del Espíritu Santo, no arrepin=éndose ni creyendo en el Hijo de Dios, aun viendo sus milagros y señales. Por tanto, se hacían acreedores de la condenación.
De la misma forma hoy día existen personas que se niegan a creer en Jesús y se resisten a la obra del Espíritu Santo. Están cegados por sus razonamientos, pecados, e idolatría. Estos, aunque no son pecados imperdonables, son pasos hacia la negación y rechazo del Espíritu Santo, y su fin es la condenación eterna. Jesús nos llama por su Palabra al arrepen=miento por las veces que hemos tratado de obstaculizar la obra del Espíritu Santo. Él quiere que escuchemos con atención la predicación de su Palabra, la recibamos de buena gana, para que el Espíritu Santo pueda obrar la fe en nuestros corazones y mantenernos firmes en su iglesia hasta que Cristo regrese. Esta es la voluntad de Dios para sus hijos, que creamos en el Hijo de Dios, y al creer en Él tengamos la vida eterna.
Padre celesMal, perdónanos todas las veces que hemos puesto obstáculos a la obra del Espíritu Santo, y hemos querido jusMficarnos delante de M con nuestras propias obras. Por medio de tu Palabra, obra en nosotros la fe salvadora en tu Hijo Jesucristo, y mantennos firmes en está verdad hasta que Él regrese a Salvarnos. En el nombre de Jesús. Amén.
(Perdóname - HL #640, estr. 1)
Ten piedad de mí, ¡oh, Dios!, según tu amor; por tu gran ternura olvida mis rebeliones. El pecado que está mi te lo reconozco, Contra Ti solo he pecado haciendo maldad.
6 de octubre
Texto: Efesios 4:22-28
La obra del Espíritu Santo en los cris=anos
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vesaos del nuevo hombre, creado según Dios en la jusMcia y sanMdad de la verdad” (Efesios 4:22-24).
El apóstol Pablo exhorta a los cris=anos de Éfeso a una vida en Cristo guiados por el poder del Espíritu Santo. Él menciona estas tres acciones conjuntas: despojarse del viejo hombre, ser renovado en el espíritu de su mente y ves=rse del nuevo hombre. Aunque parezca que el énfasis está puesto en el actuar humano, sin embargo, estas acciones fueron hechas por el Espíritu Santo en nosotros cuando fuimos bau=zados. Fuimos despojados del viejo hombre, renovados en el espíritu de nuestra mente, y ves=dos con el nuevo hombre. Después de mostrarnos lo que Dios hizo con nosotros en Cristo, nos manda a desechar el pecado y vivir en la jus=cia y san=dad de la verdad.
Así como Pablo, los pastores estamos preocupados por la vida de los bau=zados en Cristo. La vida de los cris=anos salvados por la gracia de Dios no es sin ley. La ley de Dios ya no nos condena, pero si es una guía para vivir según la voluntad de Dios. Por amor a Dios desechamos la men=ra y hablamos la verdad. Nos enojamos, pero no pecamos. No robamos, sino más bien, trabajamos para ayuda a quien sufre necesidades. El Espíritu Santo, que comenzó su obra en el Bau=smo, la seguirá haciendo cada vez que recibimos su Palabra y sus Sacramentos, como dice el Apóstol Pablo en Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.
Padre celesMal, gracias por enviar a tu Espíritu Santo a despojarnos y vesMrnos de Cristo en el Santo BauMsmo. Por el poder de tu Espíritu Santo, guíanos a vivir según tu voluntad para desechar el pecado, y vivir en jusMcia y en sanMdad. En el nombre de Jesús. Amén.
(Bau=zado en Cristo soy - HL #858, estr. 1)
De Dios hijo soy amado ¡Bau=zado en Cristo soy! El pagó por mis pecados, redención yo tengo hoy. ¿Qué tesoros necesito? Me fue dado uno bendito, Que me trajo salvación, por la eternal adopción.
7 de octubre
Texto: Marcos 4:1-20
El privilegio de escuchar la Palabra
“Entonces les dijo: El que Mene oídos para oír, oiga” (Marcos 4:9).
Hoy día todavía existen países donde está prohibido predicar la Palabra de Dios y hasta es riesgoso tener una Biblia. En países como Afganistán, Irán, Corea del Norte, etc., los cris=anos corren el peligro de entrar a la cárcel, ser torturados y morir por su fe. Sin embargo, en muchos de nuestros países, gracias a Dios, tenemos el privilegio de escuchar la Palabra, tener una Biblia gratuita y leerla sin ningún peligro. Pero a pesar de tener tantos privilegios, lo desaprovechamos y despreciamos la Palabra de Dios. No le damos la importancia que se merece. Dios por medio de la parábola del sembrador nos enseña la importancia de oír la Palabra de Dios con atención y ponerla en prác=ca para dar muchos frutos.
La semilla que sembró el sembrador representa la Palabra de Dios y los cuatro lugares donde fue sembrada representan cuatro =pos de oidores. Los cuatro oyeron la misma Palabra, pero no todos dieron el mismo resultado. ¿Por qué sucedió esto? ¿Es que la Palabra de Dios no es tan viva, poderosa y eficaz? Por supuesto que no. La Palabra de Dios es viva, poderosa y eficaz en todos, y hace lo que dice. Pero también es una Palabra resis=ble. Es decir, los que la oyen pueden resis=rse a su poder. Cuando dejan que el diablo les quite la Palabra de su corazón y les haga creer sus palabras engañosas. Cuando las pruebas les hacen temer más a los hombres que a Dios. Cuando las preocupaciones, riquezas y placeres de este mundo son más importantes que Dios. Solo cuando oímos la Palabra de Dios, la recibimos con agrado y perseveramos en ella, es que producirá muchos frutos.
Padre celesMal, siembra tu Palabra no solo en nuestros oídos sino en nuestros corazones para que podamos creerla, hacerla y producir muchos frutos para la gloria de tu nombre. En el nombre de Jesús. Amén.
(Palabra de vida - HL #848)
Semilla es tu santa Palabra y Tú eres el sembrador Es mi corazón esa =erra Donde Tú sembraste Señor. Palabra de vida, Palabra de amor Así es tu Palabra Señor.
8 de octubre
Texto: Marcos 4:26-34
El poder de la Palabra de Dios
“Decía, además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la Merra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo” (Marcos 4:26-27).
En la parábola de la semilla que crece sola se puede ver el maravilloso poder de la Palabra en las personas que la escuchan. El hombre que siembra la semilla representa al predicador, la semilla representa la Palabra de Dios. La =erra son todas las personas que escuchan la Palabra. Y miren como la palabra de Dios crece sola en los corazones de los que la escuchan, obrando la fe y la conversión. Ahora, todo esto sucede sin que los predicadores se den cuenta y sin que hagan nada más que predicar. La obra la hace el Espíritu Santo donde y cuando le place en quienes oyen el Evangelio.
A veces, cometemos el error de menospreciar el poder de la Palabra de Dios. Como pastores pensamos que la conversión de los cris=anos es por nuestras habilidades, capacidades o las estrategias que usamos. Esto puede elevar nuestro orgullo o frustrarnos. Como miembros pensamos que por no hacer ac=vidades y eventos llama=vos para las personas nunca podrá crecer la iglesia. No solo debemos predicar la Palabra, necesitamos hacer otras cosas. Sin embargo, tanto los pastores como los miembros estamos equivocados porque tanto la conversión como el crecimiento lo hace Dios. Por esto, es importante no menospreciar la Palabra de Dios, sino confiar en ella, creer y descansar en su poder. La tarea principal de los pastores es sembrar la semilla en los corazones de las personas y el crecimiento lo hará Dios. La tarea de los miembros es oír la Palabra de Dios, tenerla por santa, y aprenderla de buena gana para que Dios haga que produzca buenos frutos en sus corazones.
Padre celesMal, haznos descansar en el poder de tu Palabra a los pastores y miembros de la iglesia. Capacítanos a los pastores para predicar tu Palabra fielmente y a los miembros para escuchar la Palabra con atención y con buena predisposición. En el nombre de Jesús. Amén.
(Señor, haz que tu Palabra - HL #850)
Señor, haz que tu Palabra, Transforme hoy nuestras vidas. Queremos caminar con rec=tud siempre en tu luz. 9 de octubre
Texto: Marcos 4:35-41
Jesús calma nuestras tempestades por medio de su Palabra
“Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (Marcos 4:39).
Los discípulos tenían mucho temor porque estaban por naufragar. En medio de la noche, se levantó una gran tempestad de vientos, mientras Jesús dormía. Los discípulos acudieron a Jesús para despertarlo y le dijeron: “Maestro, ¿no Menes cuidado que perecemos?” (Mc 4:38) Enseguida Jesús se levantó y reprendió al viento y dijo al mar: “Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (Mc 4:39).
Así como Jesús cambió la “gran tempestad” en una “gran calma” para sus discípulos, también lo hace en nuestras vidas. Él calma todas nuestras ansiedades y preocupaciones por medio de su Palabra cuando dice: “No temas, porque yo estoy conMgo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi jusMcia” (Is 41:10). “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33). “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn 14:27). “Hija, [Hijo] tu fe te ha salvado; ve en paz” (Lc 8:48). “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escaMmó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Ro 8:31-32) Con cada una de estas promesas, Jesús nos anima a confiar en Él y pedirle todas nuestras necesidades.
Todopoderoso Dios, no está dormido, sino que escucha todas nuestras oraciones y las responderá en el nombre de Jesús.
Misericordioso Dios, danos más fe y confianza en M para clamar y pedir tu ayuda en las tempestades de nuestra vida. Escúchanos y respóndenos en el momento oportuno, por medio de Jesucristo, tu amado Hijo. Amén.
(Bellas palabras de vida - HL #845, estr. 2)
Jesucristo a todos da Bellas palabras de vida; Hoy escúchalas, pecador Bellas palabras de vida; Bondadoso te salva, y al cielo te llama.
10 de octubre
Texto: Marcos 5:21-24, 35-43
Jesús nos da vida por medio de su Palabra
“Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a M te digo, levántate” (Marcos 5:41).
La hija de Jairo, un principal de la sinagoga, estaba gravemente enferma a punto de morir. Jairo se postró a los pies de Jesús y le rogó que pusiera sus manos sobre ella para que fuera salvada y viviera. Enseguida Jesús fue donde estaba la niña. Sin embargo, no llegó a =empo. La niña había muerto. Y aunque todas las personas estaban llorando su muerte, Jesús animó a Jairo y le dijo: “No temas, cree solamente” (Mc 5:36) y tomando la mano de la niña le dijo: “Talita cumi; que traducido es: Niña, a M te digo, levántate” (Mc 5:41). La niña se levantó, empezó a caminar y le dieron de comer. Las palabras de Jesús =enen poder, hacen lo que dicen.
En el libro de Números 19 encontramos las leyes de pureza, donde Dios había mandado que toda persona que tocaba un cadáver quedaría impura y no podría permanecer en el campamento, sino que debía purificarse. Jesús tocó a la niña muerta y no quedó contaminado, sino más bien, sanó su enfermedad y le devolvió la vida. Jesús es complemente pureza, san=dad, jus=cia, salud y vida. Cuando Jesús nos toca a nosotros, pecadores, injustos, impuros, enfermos, con un cuerpo frágil y mortal, Él nos cambia. Nos hace pecadores perdonados, nos hace justos, puros, santos, nos da salud y vida eterna. Porque Él es santo y el que san=fica todas las cosas. Así como Jesús tomó de la mano a la hija de Jairo y pronunció sus palabras de salvación, así hoy día Jesús toca nuestros labios con su Sacramento y nos promete “Tus pecados son perdonados. No temas, cree solamente”.
Amado Señor, puri_canos por medio de tu Palabra y tus sacramentos donde Tú estás presente para perdonar, sanar y dar vida. Ayúdanos a no dudar sino confiar plenamente en M, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(¿Qué es este pan? - HL #736, estr. 1)
¿Qué es este pan? Su cuerpo levantando ya, Vida nos da al par=r el pan, Molido por mi libertad, ¡Ved y probad que Dios es paz!
11 de octubre
Texto: Marcos 6:30-34
El buen pastor nos cuida en cuerpo y alma
“Y salió Jesús y vio una gran mulMtud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Marcos 6:34).
Una gran mul=tud de todas las ciudades de Israel siguió a Jesús. Cuando Él los vio tuvo compasión de ellos porque “eran como ovejas que no tenían pastor”. Pero ¿Es que Israel no tenía pastores y líderes religiosos? Por supuesto que los tenía. Sin embargo, sus líderes y maestros no estaban cuidando de ellos ni de su cuerpo ni de su alma. Más bien, se aprovechaban de su dinero, de sus casas, de su comida. No les enseñaban la Palabra de Dios, sino solo mandamientos y tradiciones humanas. Al ver esto, Jesús tuvo compasión de ellos y lo primero que hizo fue enseñarles acerca del reino de Dios y sanar a los enfermos (Lc 9:11). Después de tres días Jesús no quería enviarles en ayunas (Mt 15:32) sino que, con cinco panes y dos peces, mul=plicó la comida y alimentó a cinco mil personas. Verdaderamente Jesús hizo un milagro y los cuidó como buen pastor de su cuerpo y de su alma.
Jesús también es nuestro Pastor y cuida de nosotros. Él nos creó y nos sos=ene. Él conoce todas nuestras necesidades. Él nos guía por el buen camino, nos protege, y nos alimenta con su Palabra. Por esto es necesario acudir a Él como esa mul=tud, y pedirle. Jesús tendrá compasión de nosotros. Así como envió a sus apóstoles a cuidar de su pueblo, así también hoy envía pastores para apacentar a sus ovejas con su perdón, con su paz y salvación por medio de su Palabra y los Sacramentos.
Amado Señor, gracias por ser nuestro Buen pastor que nos alimentas, nos proteges y guías con tu Palabra. Danos fieles pastores que nos dirijan con compasión y sana doctrina para que no nos apartemos de M. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Jesús es mi pastor - HL #872, estr. 1)
Jesús es mi pastor, conmigo está; Nada con mi Señor me faltará; En Él confiaré de todo corazón, y por Él venceré la tentación.
12 de octubre
Texto: Marcos 8:27-29
¿Quién es Jesús?
“Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo” (Marcos 8:29).
La misma pregunta que Jesús les hizo a sus discípulos, es necesaria que nos la hagamos nosotros como iglesia ¿Quién dicen ustedes que soy? Es importante preguntarnos esto, porque hoy día nos vemos
rodeados con todo tipo de iglesias y cristianos que piensan que “al final todos creemos en el mismo Dios”. Sin embargo, no es así. Hay dos maneras de conocer a Jesús. La primera es como un ejemplo de vida. En este sentido, las personas ven a Jesús como un hombre santo, justo y piadoso. Su vida es un buen ejemplo por seguir. Ahora bien, para el que acepta a Jesús de esta manera, el cielo permanece cerrado completamente. Aquel hombre todavía no conoce verdaderamente a Jesús. Todavía su entendimiento permanece velado por la ley.
La segunda manera de conocer a Jesús es como “un regalo”. Pedro confiesa: “Tú eres el Cristo”. Es como si dijera: Tú no eres Elías ni Juan ni otro profeta. Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Tú has venido a salvarme y entregarme todo lo que ganaste en la cruz por mí. Por esto, sé que eres un regalo de Dios para mí, de modo que Tú eres mío y yo soy tuyo. Si crees en Jesús de esta forma, los cielos ahora están abiertos para ti y tienes entrada libre en el reino de Dios. No por tus obras, sino por tu fe. Está es la manera en la que Jesús quiere ser conocido por el mundo. No solo como un ejemplo, sino como un regalo de Dios para el mundo entero. Porque al creer en Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios, tenemos la vida eterna (Jn 20:31).
Bondadoso Dios, abre nuestro entendimiento mediante tu Espíritu Santo, para que conozcamos a Jesús como un regalo tuyo para nuestra Salvación. En el nombre de Jesús. Amén.
(Cristo vida del viviente - HL #458, estr. 1)
Cristo vida del viviente, Cristo nuestro Salvador, Entregado por nosotros a la pena y el dolor; Tú salvaste del pecado al mortal ya condenado: Gracias mil ofrezco a Ti, Pues moriste Tú por mí.
13 de octubre
Texto: Efesios 5:15-21
La vida cris=ana en el mundo
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios” (Efesios 5:15).
El apóstol Pablo anima a los cris=anos, que han sido bau=zados por Cristo y salvados por su gracia, a que vivan como sabios en este mundo y no como necios. ¿Cómo es la vida de un necio? El apóstol Pablo dice que un necio vive en fornicación, en inmundicia, en avaricia, habla obscenidades, men=ras y chismes. Vive en la oscuridad del pecado. Sin embargo, los cris=anos han sido iluminados por la luz de Cristo (Ef 5:14). Ya no viven como necios, sino como sabios. No prac=can las obras de la oscuridad, sino que las reprenden. No hablan palabras inapropiadas, sino dan gracias a Dios con salmos, himnos y cán=cos espirituales (Ef 5:19). Aprovechan el =empo,
porque saben que el fin de los =empos está cerca. No se embriagan con vino y alcohol, sino más bien son llenos del Espíritu Santo y de su Palabra.
Los cris=anos vivimos en el mundo, pero no somos par=cipes del mundo. Es decir, no nos dejamos arrastrar por la corriente del mundo y sus pecados, sino más bien, caminamos contra la corriente. Eso no quiere decir que luchamos contra el mundo, sino somos luz para el mundo con nuestras palabras, con buenas obras. Proclamamos a Cristo en el lugar que Dios nos ha llamado y puesto para servir, siendo buenos padres, buenos esposos, buenos hijos y ciudadanos. Respetamos las leyes del gobierno y a nuestras autoridades. Pagamos impuestos. Trabajamos de manera honrada y ayudamos a los demás. No somos cris=anos solamente en la iglesia, sino también en el mundo. Damos tes=monio de Cristo al mundo con nuestras buenas obras.
Padre celesMal, por medio de tu Espíritu Santo, enséñanos a vivir como sabios en este mundo. Que seamos luz para un mundo oscuro con tu Palabra y con buenas obras. En el nombre de Jesús. Amén.
(Dios te llama a = también - HL #1034, estr. 1)
Por tu gracia en Cristo me elegiste; Soy tu hijo por el agua y el Espíritu.
Por la fe en Jesús me declaraste justo; Por la fe en Jesús me diste Salvación.
14 de octubre
Texto: Marcos 11:22-25
La oración de fe
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:24).
Cuando oramos a Dios a veces tenemos algunas dudas como, por ejemplo: ¿Será que Dios escucha mis oraciones? ¿Será que me responderá? Y por supuesto, estás dudas pueden venir por los pecados que cometemos a diario o por falta de fe o por no saber que pedir. Jesús aclara nuestras dudas cuando nos manda a orar y nos promete escucharnos “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mt 7:7-8).
Jesús nos enseña que un requisito importante para la oración es “la fe”. Tener fe no significa confiar en nosotros mismos o que la fe sea una virtud nuestra. La fe es un regalo de Dios que nos es entregada cuando escuchamos la Palabra de Dios y la creemos. Orar con fe es confiar en las promesas de Dios escritas en su Palabra. Por esto Jesús nos dice “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Mc 11:24). La fe es pasiva y recep=va. Porque conha solamente en la obra de Cristo y la recibe por pura gracia. Entonces no debemos dudar que Dios nos escucha, porque Él lo hace por pura gracia, por lo que hizo su Hijo Jesucristo en favor de nosotros. Y nosotros lo recibimos solamente por la fe en El. Así que “El que no escaMmó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas” (Ro 8:32)?
Padre celesMal, gracias porque no solamente nos mandas a orar, sino que has promeMdo escucharnos solamente por gracia, por causa de Cristo. Perdona nuestros pecados y responde a nuestras oraciones según tu voluntad. En el nombre de Jesús. Amén.
(Mi fe descansa en Ti - HL #877, estr. 1)
Mi fe descansa en Ti, Cordero que por mí
Fuiste a la cruz: Escucha mi oración, Dame tu bendición, Llene mi corazón
Tu santa luz.
15 de octubre
Texto: 2 Timoteo 1:1-18
Ejemplos de fe
“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en M, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en M también” (2 Timoteo 1:5).
El pastor Timoteo tuvo varios ejemplos de fe en su vida: su abuela Loida, su madre Eunice, y el propio apóstol Pablo que fue un padre para él. La fe de Timoteo es una fe no fingida, sino genuina, autén=ca y sobre todo obra de Dios. Esta fe genuina se ve reflejada cuando los hermanos de Listra e Iconio daban buen tes=monio de él (Hch 16:2). Y cuando Pablo le pidió que lo siguiera y que se circuncidara porque su padre era griego, Timoteo no puso oposición, sino que en obediencia aceptó seguir a Pablo y circuncidarse (Hch 16:3). No solo esto, sino que Timoteo siguió el ejemplo
de su maestro en enseñanza, conducta, vocación, fe, paciencia, amor, resistencia, y sus sufrimientos (2 Ti 3:10). Por esto el apóstol Pablo exalta y da gracias a Dios por las virtudes de Timoteo, que guarda en su memoria y busca que estas virtudes sean renovadas en su discípulo.
También nosotros puede ser que hayamos tenido ejemplos de fe que marcaron o influyeron en nuestra vida. Padres, abuelos, pastores o maestros que nos enseñaron la fe en Cristo no solo con palabras sino con su ejemplo. Su servicio, su confianza, su coraje en medio de los problemas y sufrimientos nos enseña a depender más de Dios. Damos gracias al Señor por ellos porque nos enseñaron lo más importante en el mundo: la salvación por la fe en Cristo, y la alegría que podríamos darles es con=nuar firmes en la fe y siendo ejemplo para otros en fe, amor y buenas obras.
Padre celesMal, gracias por darnos hermosos ejemplos de fe en nuestra vida. Su vida nos ha demostrado que por sobre todas las cosas debemos aferrarnos a M. Permite que sigamos su ejemplo de fe, amor y buenas obras mientras te servimos en el mundo. En el nombre de Jesús Amén.
(Dame más fe, Señor Jesús - HL #901, estr. 1)
Dame más fe, Señor Jesús; Dame la fe, ¡oh, Salvador! Que al afligido da la paz, La fe que salva del temor; Fe de los santos galardón, Gloriosa fe de salvación.
16 de octubre
Texto: 2 Timoteo 2:1-26
La promesa del Bau=smo “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2:13).
El apóstol Pablo nos dice que en el Bau=smo hemos sido unidos a Cristo. Si hemos muerto con Él, también viviremos con Él. Si sufrimos con Él también reinaremos con Él. Si le negamos, Él también nos negará. Pero aquí la parte más consoladora del Bau=smo: “Si fuéremos infieles, El permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” (2 Ti 2:13). El Bau=smo con Cristo es como un matrimonio. Los dos caminos han sido unidos en uno solo. De manera que todas las tentaciones, pruebas, dificultades, etc. que tengamos ya no las transitamos solos, sino que Cristo nos acompaña porque
está unido a nosotros. Su victoria sobre el pecado, su perdón, su jus=cia y su salvación son nuestras.
En nuestra vida, muchas veces le fallamos a Jesús. Le negamos como Pedro, le traicionamos como Judas, le somos infieles como el pueblo de Israel. Pero Jesús permanece fiel. Él no nos niega, ni nos rechaza, sino que su amor permanece fiel a nosotros porque ha hecho un pacto con nosotros y lo ha sellado con su propia sangre. Por esto, cada vez que le fallamos Él nos da la oportunidad de arrepen=rnos, de volver al bau=smo y recibir su perdón. El bau=smo debe ser nuestra fortaleza y consuelo, dice Mar=n Lutero: “cuando nuestros pecados o nuestra conciencia nos oprimen es necesario que digamos: sin embargo, yo estoy bauMzado y, por estarlo, se me ha promeMdo que seré salvo y que mi cuerpo y alma tendrán vida eterna” (CMa IV. P:44).
Dios fiel, gracias por habernos unido a Cristo Jesús en el BauMsmo. En Él nos has mostrado que tu fidelidad no Mene límites pues has dado a tu propio Hijo para morir por nosotros, y sellar nuestra vida con Él. Mantennos firmes en tu promesa bauMsmal hasta la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Bau=zado en Cristo soy - HL #858, estr. 1)
De Dios hijo soy amado ¡Bau=zado en Cristo soy! El pagó por mis pecados, redención yo tengo hoy. ¿Qué tesoros necesito? Me fue dado uno bendito, Que me trajo salvación, por la eternal adopción.
17 de octubre
Texto: 2 Timoteo 3:1-17
Usando la Palabra de Dios
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y úMl para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en jusMcia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
¿Alguna vez usaste una calculadora? Es un aparato muy ú=l que sirve para todo =po de problemas matemá=cos. Sin embargo, ¿qué pasaría si lo usarás como un juguete o si la guardases en un cajón sin usarla? Perdería su u=lidad. De la misma forma, la Biblia es un instrumento muy ú=l; dice el Apóstol Pablo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y úMl para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en jusMcia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti 3:16-17).
Si usamos la Palabra de Dios, ella nos enseñará la verdad, nos convencerá de nuestro pecado, nos corregirá de nuestros errores y nos instruirá en toda jus=cia para vivir como Dios quiere que vivamos. Por sobre todas las cosas nos mostrará a Cristo Jesús, nuestro Salvador, de cuánto nos ama y cómo podemos ser salvos al creer en él. A veces solo usamos la Palabra de Dios para ver los errores y faltas de los demás. Pero Dios pensó en usarla en primer lugar para nosotros mismos y luego en los demás (Mt 7:4-5). La Biblia no es un libro mágico que nos ayudará con sólo tenerla en casa. La Biblia es un libro para ser leído, compar=do, creído y obedecido. Solo así le podremos dar el uso correcto para el que fue creada: para mostrarnos el camino de la salvación y para servir a los demás con buenas obras.
Padre amado, gracias por inspirar tu Santa Palabra para que nos sea úMl para enseñar, convencer, corregir, instruir en jusMcia. Te pedimos que tu Espíritu Santo nos guie para usarla diariamente para recibir la salvación en Cristo y hacer buenas obras. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Tu Palabra, ¡oh, santo Dios! - HL #840, estr. 1)
Tu Palabra, ¡oh, santo Dios!, Es del cielo el magno don. que me enseña con verdad, Tu divina voluntad; Y me dice lo que soy, De quien vine y a quien voy.
18 de octubre
Texto: 2 Timoteo 4:5-18
Preparados para morir
“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el Mempo de mi parMda está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de jusMcia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:6-8).
¿Alguna vez te han preguntado si estás preparado para morir? Yo creo que la gran mayoría contestaría que no está preparado. Que todavía =ene mucho por hacer y para dar. Sin embargo, ¿Quién está lejos de su muerte o seguro de que vivirá por muchos años más? En el texto de hoy, el apóstol Pablo nos dice que ya estaba listo para morir. Él escribió este pasaje hacia el final de su vida, estando en la cárcel. Mirando a su pasado, él estaba feliz pues había peleado la buena batalla, había acabado la carrera, había guardado la fe. Mirando hacia el futuro, también estaba
feliz porque sabía que iría al cielo para estar con Cristo y recibiría la corona de jus=cia que estaba guardada para él.
Pablo es un excelente ejemplo para nosotros cuando pensamos en nuestra propia muerte. Él nos revela su secreto. Toda su vida está puesta en las manos del Señor, pues es Él quien llena su pasado, su presente y su futuro. Al igual que Pablo, debemos mirar nuestro pasado y futuro con op=mismo pues hemos sido unidos a Cristo por el Bau=smo. Por su Palabra, hemos sido perdonados y san=ficados por el Espíritu Santo. Hoy recibimos la absolución en nombre de Cristo, creemos la predicación del Evangelio y par=cipamos de la Cena del Señor que nos promete el perdón y la vida eterna. Cristo Jesús ha muerto por nuestros pecados y ha resucitado para nuestra jus=ficación. Lo que nos espera a los que creemos en Él es la corona de jus=cia.
Misericordioso Dios, gracias por prepararnos para morir en Cristo. Tus apóstoles han sido ejemplos para nosotros para mirar nuestro pasado y nuestro futuro con opMmismo, pues nos enseñan a confiar en todo Mempo de tu gracia, de tu amor y de tu perdón recibidos en la Palabra y los Sacramentos. En el nombre de Jesús. Amén.
(Conha tu camino - HL #930, estr. 1)
Conha tu camino, tu pena y tu dolor a tu Señor divino, del mundo el Creador. El que a los orbes rige con gloria y majestad, Él mismo te dirige por sendas de verdad.
19 de octubre
Texto: 1 Timoteo 1:1-20
La misericordia abundante de Dios
“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna” (1 Timoteo 1:15-16).
Pablo había sido un feroz enemigo de Cristo. Había perseguido, encarcelado y torturado a muchos cris=anos. Incluso había mandado a matar a los que creían en Él (Hch 7:58). Su celo contra Jesús era inmenso porque no sabía que era el Cristo, el Hijo de Dios. ComeXa todos estos pecados en ignorancia e incredulidad. Sin embargo, cuando Jesús se le apareció le dejó ciego. Pablo volvió a recobrar la vista. Él ahora veía claramente a Jesús y creía en Él. Por la misericordia de Dios fue
perdonado de sus muchos pecados, y fue cons=tuido predicador y apóstol de Cristo, para ser ejemplo para los cris=anos. Porque donde “el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Ro 5:20).
La misericordia de Dios es abundante en Cristo Jesús. Él vino al mundo para salvar a todos los pecadores, de los cuales Pablo es el primero de todos. Si Jesús murió y pudo perdonar los muchos y grandes pecados de Pablo, así también Él puede perdonar nuestros muchos y grandes pecados. ¿Por qué? Porque Él no vino para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él (Jn 3:17). Porque Él no vino por los justos sino por los pecadores que se arrepienten (Lc 5:32). Porque Él vino a buscar y salvar a las ovejas perdidas de Israel (Lc 19:10). Por publicanos, rameras, men=rosos, perseguidores y todos los que cargan pecados, grandes o pequeños. Dios =ene misericordia de los que se arrepienten y les perdona en Cristo Jesús.
Misericordioso Dios, infinitas gracias por tu perdón y misericordia mostradas en Cristo Jesús. Porque Él vino por los pecadores arrepenMdos. Te rogamos que nos des un corazón que reconoce su necesidad de perdón y con_a en tu gracia y misericordia que has demostrado en Cristo Jesús
En el nombre de Jesús. Amén.
(Sublime gracia - HL #938, estr. 1)
Sublime gracia del Señor Que a un pecador salvó Perdido andaba, Él me halló, Su luz me rescató.
20 de octubre
Texto: Efesios 6:10-17
Cris=anos de desfile o de batalla
“Vesaos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:13).
¿Qué =po de cris=ano eres? ¿Un cris=ano de desfile o un cris=ano de batalla? Un cris=ano de desfile es aquel que solo viste su uniforme para ir los domingos a la iglesia. Usa su uniforme y sus armas solo para demostrar que es un soldado. Pasado el domingo se desviste y vuelve a su vida normal. Al contrario, un cris=ano de batalla está ves=do de su armadura que Dios le ha dado para luchar cada día contra el enemigo. U=liza el cinturón de la verdad, la coraza de la jus=cia. Siempre =ene calzados los pies para predicar el Evangelio. Se protege con el escudo de la fe. Se cubre con el casco de la salvación y desenvaina la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios.
El diablo día tras día busca hacernos caer en tentación. Como dice el apóstol Pedro: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1Pe 5:8). La única forma de mantenernos en pie es buscando fuerzas en Dios, y vis=éndonos de la armadura que nos ha dado. Si solo la usamos para desfilarla ya estaremos perdidos. Pero si la usamos cada día para protegernos del enemigo, y atacarle con la Palabra, él tendrá que huir. Usemos la Palabra de Dios para leer, oír, cantar, hablar, meditar en ella diariamente. Así estaremos listos para la batalla, confiando en la victoria que Cristo ganó por nosotros.
Misericordioso Dios, gracias por darnos tu armadura en el BauMsmo para estar listos para la batalla. En Cristo tu nos has llamado para ser soldados tuyos. Haz que la usemos diariamente para defendernos del enemigo y permanecer firmes y confiados en la victoria de Cristo. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Firmes y adelante! - HL #811, estr. 1)
¡Firmes y adelante, huestes de la fe, Sin temor alguno, que Jesús nos ve! Jefe soberano, Cristo al frente va, Y la regia enseña tremolando está.
21 de octubre
Texto: 1 Timoteo 2:1-15
La tarea principal de la iglesia: La oración
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogaMvas, oraciones, peMciones y acciones de gracias, por todos los hombres” (1 Timoteo 2:1).
¿La iglesia par=cipa en el plan de salvación de las personas? El apóstol Pablo responde: claro que sí, y es por medio de sus oraciones. Los cris=anos deben considerar estas tres razones. Primero, porque Dios quiere que todas las personas sean salvas y lleguen a conocer la verdad. Segundo, porque Jesús murió por todos ellos y los rescató con su propia sangre. Tercero, para esto Pablo fue nombrado predicador, apóstol y maestro, para predicar al mundo pecador la salvación en Cristo.
Cuando oramos a Dios como iglesia o de manera personal ¿Será que pensamos en la salvación de las personas o es qué solamente le pedimos por nosotros mismos? ¿Será que solo le pedimos a Dios por nuestras necesidades materiales, hsicas o espirituales? En estos versículos el apóstol
Pablo exhorta a la iglesia entera a que oren, rueguen, intercedan y den gracias por todos los hombres, por las autoridades, por los que no conocen a Cristo y están viviendo sin esperanza, sin perdón y sin salvación. La tarea principal que Dios le ha encargado a su iglesia es la oración. Dios nos ha mandado a orar y ha prome=do escucharnos porque el deseo de Dios es que todos sean salvos y conozcan la verdad. Por esto debemos orar por las personas que conocemos y también por aquellas que no conocemos, para que Dios tenga misericordia de ellos y para que, por medio de la predicación del Evangelio, ellos lleguen a conocer a Cristo y sean salvos por la fe en Él.
Bondadoso Dios, tu deseas que todos los hombres sean salvos y lleguen a conocer la verdad en Cristo, anima y fortalece a tu iglesia para que ore por la salvación de todos los hombres, por sus autoridades y por la predicación del Evangelio a través de tus pastores. En el nombre de Jesús. Amén.
(Imploramos tu piedad - HL #646)
Imploramos tu piedad, ¡oh, buen Señor! Por quien sufre en este mundo, a una sufre toda la creación. Tus oídos se inclinen al clamor De tu gente oprimida, Apura, ¡oh, Señor!, tu salvación. Sea tu paz, bendita y hermanada la jus=cia, Que abrace el mundo entero, Ten compasión. Que tu poder sustente el tes=monio de tu pueblo. Tu reino venga hoy. ¡Kyrie eleison!
22 de octubre
Texto: 1 Timoteo 3:1-16
El ministerio es un lugar de servicio
“Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar” (1 Timoteo 3:1-2).
A todas las personas nos gusta ocupar cargos de autoridad, de honor, de nobleza, incluso en la iglesia. En el =empo del apóstol Pablo había muchas personas, tanto mujeres como varones laicos, que buscaban ser obispos y pastores de la iglesia, y este anhelo por supuesto que era bueno. Sin embargo, no cualquiera podía hacerlo. Pues este oficio no se trataba de una posición de honor, sino de servicio y cuidado por la iglesia de Dios. Por esto, para evitar que cualquier falso
maestro o recién conver=do entrara en el oficio del ministerio, el apóstol Pablo escribió algunos requisitos morales y é=cos para evaluar tanto a los candidatos como a los obispos en ejercicio.
Cuando deseamos llamar un pastor o elegir un candidato para estudiar en el seminario es necesario tomar en cuenta estos requisitos que el apóstol Pablo escribe, ya que de esto depende el buen funcionamiento de la iglesia de Dios. Porque muchos buscarán usurpar este oficio del obispado por ganar dinero, por tener poder sobre la iglesia, por fama y honor. Pero el oficio del obispo consiste en apacentar y cuidar el rebaño que el Espíritu Santo les ha encomendado y que Cristo ganó con su propia sangre (Hch 20:28). Este servicio debe ser de manera voluntariosa, no por obligación ni con el obje=vo de lucrar. No siendo sus amos, sino siendo su ejemplo (1 Pe 4:23), para que cuando Cristo los llame a rendir cuentas no sean desechados y expulsados al infierno sino más bien premiados con la corona incorrup=ble de gloria.
Señor Dios, te rogamos por nuestros pastores de LaMnoamérica y el mundo para que los sostengas y guíes en la predicación de tu Palabra. Que todos ellos sean hallados irreprensibles de toda culpa y difamación delante del mundo. Perdona sus pecados y cuida a sus familias. En el nombre de Jesús. Amén.
(A la obra santa del ministerio - HL #1033, estr. 1)
A la obra santa del ministerio Entren gozosos, Dios soberano, Los que Tú llamas a tu servicio, A ser pastores de tu rebaño.
23 de octubre
Texto: San=ago 1:1-12
¿Cuál es la diferencia entre tentación y prueba?
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resisMdo la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha promeMdo a los que le aman” (San=ago 1:12).
¿Cuál es la diferencia entre la tentación y la prueba? Las pruebas vienen de parte de Dios y Él las u=liza para probar nuestra fe, para fortalecerla y premiarla cuando salimos aprobados (1 Pe 1:7). En cambio, la tentación no proviene de Dios sino del diablo. Su obje=vo es destruir nuestra fe y apartarnos del Señor. Otra diferencia es que la tentación busca agradar y sa=sfacer nuestros deseos. En cambio, la prueba busca agradar a Dios y confiar en Él sobre todas las cosas. Por ejemplo, el adulterio, la codicia, y el trabajo excesivo buscan sa=sfacer nuestra carne y seguridad
terrenal. Sin embargo, las pruebas como enfermedades, problemas económicos o rupturas matrimoniales, nos llevan a confiar en Dios, buscarlo, e invocarlo en todas nuestras necesidades.
El apóstol San=ago nos anima a gozarnos en las pruebas porque las pruebas producen en nuestra fe, paciencia, “y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Ro 5:4-5). Las pruebas nos llevan a orar y pedir sabiduría de Dios para tomar buenas decisiones y hacer su voluntad. Por esto el apóstol nos promete: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resisMdo la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha promeMdo a los que le aman” (Stg 1:12).
Padre amado, sabemos que no nos gusta pasar por pruebas y aflicciones, pero por medio de ellas, nuestra fe es probada como el oro para ser verdadera y genuina. Te pedimos que nos sostengas firmes durante las pruebas para que al final recibamos la corona de la vida que nos has promeMdo. En Cristo Jesús. Amén.
(¡Oh, Cristo! Tu ayuda - HL #452, estr. 1)
¡Oh, Cristo! Tu ayuda Yo quiero tener; En todas las luchas que agitan mi ser. Tan sólo Tú puedes la vida salvar, Tú sólo la fuerza le puedes prestar. 24 de octubre
Texto: 1 Timoteo 4:7-16
La sana doctrina y piedad
“Ten cuidado de M mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a M mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:16).
El ministerio pastoral =ene mucho trabajo. Predicar y enseñar a la congregación, consolar aquí, reprender allá y sepultar a unos, casar a otros. Además, cuidar de su familia, preocuparse de uno mismo. Hay tantas cosas por hacer que nos preguntamos ¿Quién puede resis=r a todo esto? Sin embargo, el apóstol Pablo dice en nuestro texto que sólo hay dos cosas por hacer: cuidar la sana doctrina y cuidarse uno mismo. Parece simple, pero ¿cuánto se esconde por detrás de estas exhortaciones? Conocer cada falsa doctrina y saber cómo refutarlas, cuidar de las ovejas, hacer devociones diarias y orar, examinar por donde estoy caminando, preparar sermones, estudios bíblicos, visitar a los miembros, enviar informes, salvarme a mí y salvar a otros, etc.
El apóstol Pablo reconoce que el llamado pastoral no es nada fácil. Se necesita un gran esfuerzo y lucha. Pero también con=ene una inmensa promesa: “Por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Ti 4:10). Dios es el que llama a sus pastores, los capacita y les da las fuerzas para permanecer firmes en la fe. Dios les ha dado el perdón y la san=dad en Cristo para que vivan piadosamente. Y al final de su historia les dará la vida eterna a ellos y quienes los escuchan. Así que ora por tu pastor y su familia para que Dios los sostenga en el ministerio fielmente hasta la vida eterna.
Bondadoso Dios, te rogamos por nuestros pastores que Menen una gran carga de trabajo y servicio a la iglesia. Cuida de ellos y sus familias, para que sean fieles en su servicio y fieles en su hogar.
Que Tu Espíritu Santo los guie para permanecer fieles en la sana doctrina y en su vida de piedad, aferrados a la jusMcia de Cristo. En el nombre de Jesús. Amén.
(A la obra santa del ministerio - HL #1033, estr. 2)
Úngelos, Padre desde los cielos; De ciencia y gracia sean colmados; Con su Palabra, virtud y ejemplo, Honren por siempre tu nombre santo.
25 de octubre
Texto: 1 Timoteo 5:17-6:2
La relación del pastor con su congregación
“Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres tesMgos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman” (1 Timoteo 5:19-20).
La relación amistosa del pastor y su congregación fácilmente se puede romper ante cualquier pequeño error come=do por alguna de las partes. Por ejemplo, si la congregación no le pagó el sueldo en el =empo debido o si el pastor no visitó a un miembro y priorizó otra diligencia. O cuando hay malentendidos, olvidos o desinterés de ambos. En todos estos casos, el diablo esta pronto para sembrar cizaña en el campo de la iglesia, de manera que se puede juzgar fácilmente y condenar sin ninguna conversación. Tomar decisiones rápidas que afecten al pastor y su familia, o a la congregación y el cuidado de las almas.
Ante estos problemas, el apóstol Pablo busca proteger los derechos de los pastores y de la iglesia y reprobar los abusos. Protege la integridad del pastor pidiendo que toda acusación sea sostenida
por la evidencia de dos o tres tes=gos. Y protege la integridad de la iglesia, cuando la falta del pastor sea evidenciada debe ser corregido públicamente, y no quedar impune por su cargo de autoridad. Ahora, no debemos pensar que los pastores son perfectos o la congregación es perfecta. Ambos pueden cometer errores y faltas. Lo importante es saber cómo lidiarlos con amor, respeto y empaXa, como el apóstol Pablo exhorta: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a M mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros” (Gal 6:1-2).
Misericordioso Dios, cuida y protege a tus pastores y a tu iglesia de todos los ataques del maligno. Sabemos que ambos somos pecadores, y solemos dar juicios apresurados. Ayúdanos a entenderlo todo en el mejor senMdo, y tratar los problemas con amor, mansedumbre y humildad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Un solo fundamento - HL #810, estr. 3)
El mundo la contempla pasmado y con desdén; De cismas desgarrada, de error y por vaivén. Más santos de vigilia no cesan en su orar, Y pronto por la noche oirán gozo y cantar.
26 de octubre
Texto: 1 Timoteo 6:3-21
El contentamiento vs la ambición
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo 6:6-8).
Contentamiento y ambición son dos caminos diferentes que los cris=anos podemos recorrer pero que nos lleva a des=nos bastante diferentes. Por un lado, el camino del contentamiento es de gran ganancia para el cris=ano, porque sabe en quien conha. Sabe que este camino, aunque es dihcil de recorrer y muy estrecho, es un camino seguro pues quien lo guía y lo sos=ene es el Señor. Su des=no final es el reino de los cielos. Por el otro lado, el camino de la ambición también es de ganancia, pero una ganancia terrenal. Este camino es espacioso, agradable, aunque con muchos trabajos para saciar su deseo obtener más y más. Pero al final termina siendo una trampa, porque su des=no final es la ruina y la perdición. Así es todo aquel que conha y ambiciona las riquezas.
Jesús dijo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lc 12:15). La vida que Dios nos ha dado no consiste en ambicionar y amontonar riquezas. La vida que Dios nos ha dado consiste en disfrutar y darle gracias. Vivir agradecido por la familia, por el trabajo, por la casa, por la comida, la ropa y todo lo que tenemos. Porque todo esto viene de la mano de Dios y quiere que estemos contentos y agradecidos por sus bendiciones. Y al final de nuestra vida, nos dará en Cristo, la salvación y la vida eterna a todos los que creen en su nombre.
Padre amado, inmensas gracias por todo lo que nos das diariamente. Perdónanos porque a veces no nos damos cuenta de tus muchas bendiciones y estamos descontentos. Por tu Espíritu Santo, danos un corazón agradecido, contento y confiado que en Cristo tenemos todo lo que necesitamos. En el nombre de Jesús. Amén.
(Gracias te damos - HL #674, estr. 1)
Gracias te damos por las bondades, que has derramado con gran amor. Oye a tus hijos que te cantamos Con alegría de corazón.
27 de octubre
Texto: Filipenses 1:3-11
La buena obra de Dios en nosotros
“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Este pasaje es de mucho consuelo y alivio para los creyentes que piensan que han caída de la gracia de Dios por algún pecado en específico, o sienten inseguridad de su salvación. El apóstol Pablo nos enseña que nuestra salvación es, de principio a fin, por pura gracia, por causa de Cristo, mediante la fe. Pablo está convencido de que Dios comenzó la buena obra en nosotros, y no nosotros mismos. Nosotros no creímos en Jesús por decisión propia o por obediencia a la ley de Dios. El Espíritu Santo comenzó la buena obra de salvación en nosotros cuando fuimos Bau=zados en su nombre y cada vez que escuchamos el Evangelio. Dios nos salvó a través de su Evangelio por pura gracia, por el sacrificio de Cristo, mediante la fe.
De la misma forma será en el transcurso de nuestra vida y hasta el final cuando Cristo regrese por segunda vez. Dios nos seguirá jus=ficando y san=ficando por pura gracia, por causa de Cristo,
mediante la fe. Y ¿cómo lo hace? Lo hace cuando par=cipamos del Servicio Divino, recibimos el perdón de nuestros pecados en la Absolución, escuchando y creyendo la Palabra de Dios y cuando recibimos la Santa Cena para el perdón de nuestros pecados. En estos medios de gracia, Dios con=núa realizando su buena obra en nosotros, fortaleciendo nuestra fe, san=ficándola y completando su buena obra en nosotros hasta el día de Cristo. De principio a fin nuestra salvación es por gracia, por causa de Cristo, mediante la fe.
Misericordioso Dios, gracias te damos por la buena obra de salvación que comenzaste en nosotros y porque la sosMenes hasta completarla hasta el día de Cristo. Consuela a los que han caído en pecado y sienten inseguridad de su salvación. Recuérdales que tú salvación es por gracia, por causa de Cristo, mediante la fe. En el nombre de Jesús. Amén.
(Por gracia sola yo soy salvo - HL #809, estr. 1)
Por gracia sola yo soy salvo. No temas más, mi corazón. ¿Por qué te afliges con recelos y dudas de tu salvación?
Dios siempre dice la verdad: de gracia el cielo es tu heredad.
28 de octubre
Texto: 1 Pedro 1:3-9
Los sufrimientos y pruebas son una marca de la iglesia de Cristo
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de Mempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que someMda a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6-7).
El Dr. Mar=n Lutero en su escrito “Los Concilios y la Iglesia” enseña que la sép=ma marca por la cual la iglesia es reconocida en la =erra es la cruz: “En sépMmo lugar se conoce exteriormente al santo pueblo crisMano por la cruz que Dios le impone como divino medio disciplinario, a saber, el santo pueblo crisMano Mene que sufrir toda suerte de desgracias y persecuciones, de tentaciones y males (tal como reza el Padrenuestro) por parte del diablo, del mundo y de la carne, afligirse, desalentarse, atemorizarse por dentro, ser pobre, despreciado, enfermo y débil por fuera, a fin de que llegue a asemejarse a su Cabeza, Cristo. Y el moMvo debe ser únicamente éste: que se aferren con firmeza a Cristo y a la palabra de Dios, sufriendo así por causa de Cristo” (OL. V:265).
Los sufrimientos y las pruebas que sufren los cris=anos son como el fuego que u=liza el orfebre para purificar el oro y la plata. El fuego separa la escoria e impurezas de los metales preciosos. El fuego no daña la naturaleza del oro, sino que lo purifica. Así también, el Espíritu Santo u=liza las pruebas para san=ficar y purificar nuestra fe, a fin de que el viejo hombre muera en nosotros, y el nuevo hombre se vivifique y se aferre a Cristo. Y cuando se manifieste Cristo por segunda vez, nuestra fe sea hallada en alabanza, gloria y honra para vida eterna.
Bendito Dios, te alabamos y te adoramos porque a través de cruces y pruebas, Tú nos purificas y sanMficas para recibir la salvación y tu reino celesMal, por pura gracia, por la fe en Cristo. Mantennos firmes en la fe cuando somos probados para que, al fin de nuestra vida, sea hallada por Cristo, fiel y verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(¡Bendito el hombre que gozoso! - HL #929, estr. 5)
Ve, pues, y gócese tu alma En la esperanza y en la fe; Sufre tribulación con calma; En oración constante sé.
Pues quien conha en el Señor Disfrutará de su favor.
29 de octubre
Texto: Colosenses 3:1-15
Reves=dos de Cristo
“Vesaos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:12-13).
Cada mañana, después de levantarnos de la cama y darnos una ducha, nos ves=mos con una ropa limpia, planchada e impecable para poder ir a la escuela, al trabajo o hacer alguna diligencia. Pero cuando nos ensuciamos con grasa, con =erra o mugre nos la quitamos y la lavamos para volverla a usar. El apóstol Pablo u=liza este lenguaje de ves=rse y despojarse para explicar cómo el Bau=smo en Cristo es nuestra ropa, que debemos usar diariamente para vivir en el mundo.
La nueva vida en Cristo comenzó en el Bau=smo, cuando “habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revesMdo del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando
hasta el conocimiento pleno” (Col 3:9-10) y con=núa todos los días a través del mismo Bau=smo.
El apóstol Pablo nos exhorta a vivir nuestro Bau=smo, despojándonos de esta ropa sucia (viejo hombre) y lavar todos sus pecados e idolatría a través del arrepen=miento, y ves=rnos de Cristo y su jus=cia por la fe. Un ves=do apropiado para trabajar, servir, y usar para el servicio de Dios y él prójimo, con entrañable misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia, perdón y amor en Cristo. Este ves=do es el que Dios nos ha dado en el Bau=smo, declarándonos santos y escogidos en Cristo, con el cual vivimos nuestra nueva vida y nos presentaremos en la presencia de Dios para alabarle y servirle por siempre.
Amoroso Dios, en el BauMsmo nos has dado una nueva vida en Cristo, y nos has escondido bajo su jusMcia y sanMdad. Te pedimos que cada día hagas morir en nosotros a nuestro viejo hombre, corrompido por el pecado, y él resucite el nuevo hombre, revesMdo de Cristo para vivir de acuerdo a tu santa voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Bañados en Cristo - HL #859)
Bañados en Cristo, somos nueva criatura. Las cosas an=guas ya pasaron, hemos nacido de nuevo. Aleluya, aleluya, aleluya.
30 de octubre
Texto: Colosenses 3:16-25
El trabajo es un servicio a Dios
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24).
Cuando El Señor Dios creó al hombre y lo puso en el huerto de Edén, uno de los mandatos que le dio fue “culMvar y guardar la Merra" (Gn 2:15). Antes de la caída en pecado, el trabajo para Adán era placentero, voluntario y libre porque con su trabajo servía al Señor. Pero después de la caída, el trabajo para Adán se volvió un cas=go “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la Merra” (Gn 3:19). El trabajo, que era un regalo de Dios, se volvió un cas=go por causa del pecado. Para esto vino Cristo, como nuevo Adán, para redimir su creación caída y hacer nuevas
todas las cosas. Cristo trabajó y sufrió con gotas de sangre para salvar al mundo entero. Guardó perfectamente los mandamientos para darnos descanso, libertad y salvación.
Es por esto por lo que el apóstol Pablo nos anima a los cris=anos trabajar y servir a los demás de corazón y de buena voluntad. No como sirviendo a los hombres sino a Dios. En Cristo, nuestro trabajo es libre, voluntario y agradable a Dios. Porque no es hecho por la ley o por obligación, sino es un servicio del Evangelio, movidos por la fe y el amor. Al final de nuestra vida Dios nos promete recompensarnos en Cristo, con el descanso de todos nuestros trabajos “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Ap 14:13).
Padre celesMal, te damos gracias por el trabajo y vocaciones que nos has dado, porque a través de él podemos servirte y servir a nuestro prójimo. Ayúdanos a trabajar de corazón y con buena voluntad, sabiendo que nuestra recompensa será grande en los cielos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(No habré de gloriarme - HL #902, estr. 1)
No habré de gloriarme jamás, ¡oh, Dios mío!
De aquellos deberes que un día cumplí; Mi gloria era vana; tan solo conho En Cristo y su sangre ver=da por mí.
31 de octubre
Texto: Romanos 3:19-28
Lo más importante de la Biblia
“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la jusMcia de Dios, tesMficada por la ley y por los profetas; la jusMcia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él” (Romanos 3:21-22).
Cuando hago visitas evangelís=cas a los parques y plazas ofreciendo café y caramelos para conversar con las personas a menudo les preguntó ¿Qué es lo más importante que la Biblia enseña? Muchos de ellos responden: “lo más importante es los diez mandamientos” “que obedezcamos la ley de Dios” “que seamos buenas personas”. Muy pocos dicen “la Biblia enseña acerca de Jesús”. Las personas quieren jus=ficarse delante de Dios por medio de sus buenas obras: “yo no hago mal a nadie” “yo voy a misa, yo oro, yo leo la Biblia cada día”.
El apóstol Pablo enseña que “por las obras de la ley ningún ser humano será jusMficado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20). Dios nos ha dado su ley para reconocer nuestros pecados. Para que todos caigamos bajo su justo juicio. Sin embargo, aparte de la ley, Dios nos ha manifestado su jus=cia por medio de la fe en Jesús, la cual es la salvación gratuita por medio de la redención en Cristo Jesús. Esta verdad no solo estaba oculta en la época de la Reforma, sino que sigue oculta hoy día. Por esto, es necesario que como luteranos podamos compar=r con los demás lo más importante que la Biblia enseña “que obtenemos el perdón del pecado y llegamos a ser justos delante de Dios por gracia, por causa de Cristo mediante la fe, si creemos que Cristo padeció por nosotros y que por su causa se nos perdona el pecado y se nos conceden la jusMcia y la vida eterna” (CA Art. 4:2).
Misericordioso Dios, gracias por habernos revelado en tu Palabra lo más importante: la jusMcia por medio de la fe en Jesús. Ayúdanos a celebrar este día de la reforma, comparMendo la salvación por la fe en Cristo Jesús. Amén.
(Tu sangre, ¡oh, Cristo! - HL #807, estr. 1)
Tu sangre, ¡oh, Cristo! y tu jus=cia, Mi gloria y hermosura son; Feliz me acerco al Padre eterno, Ves=do así de salvación.
1 de noviembre
Texto: 1 Juan 3:1-3
NOVIEMBRE
el texto bíblico y la meditación
Lo que somos y seremos
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).
En el día de Todos los Santos, reflexionamos sobre la comunión de los santos: la santa iglesia Cris=ana en la =erra y en el cielo, es decir, aquellos que nos precedieron y ahora descansan con el Señor. Nuestro texto reconoce nuestra iden=dad actual como hijos de Dios, aunque aún no se haya manifestado completamente lo que seremos. Nos lleva a meditar sobre nuestra condición pecadora bajo la ley, pero también sobre la esperanza y la iden=dad que tenemos en Cristo.
La expresión “hijos de Dios” revela el profundo amor de Dios hacia nosotros, manifestado en el sacrificio de Jesucristo. Por la gracia de Dios, hemos sido llamados a ser parte de su familia, una iden=dad que nos llena de esperanza y nos impulsa a vivir en san=dad aquí temporalmente y allá para siempre. Este amor de Dios, demostrado en la vida, muerte y resurrección de Cristo, nos ofrece perdón, fe y vida eterna. Nos une a la comunión de los santos de todas las épocas. Como hijos perdonados vivimos guiados por su Palabra. Mirando hacia el futuro, esperamos con alegría la segunda venida de Cristo, cuando seremos transformados a su imagen. Que esta esperanza nos impulse a amar a Dios y a nuestro prójimo. Amén.
Padre CelesMal, gracias por habernos adoptado como hijos y herederos en el BauMsmo. Gracias por el precio que has pagado para nuestra redención a través de tu Hijo, nuestro Señor. En el nombre de Jesús. Amén.
(Grey de Dios – HL #742, estr. 2)
Canten himnos en su honor Santos hijos del Señor, Quien nos trajo por amor, Paz y vida eterna.
2 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 1:1-22
El amén de todos los santos
“Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios” (2 CorinMos 1:20).
En este día sagrado de los santos difuntos, mientras elevamos nuestras voces en jubilosos “aleluyas” para celebrar la victoria de Cristo sobre la muerte, recordemos el profundo significado de otra palabra: “amén”. Derivado del hebreo, “amén” significa certeza y afirmación, resonando con la verdad contundente de la resurrección de Cristo. En 2 Corin=os 1:18-22 Pablo nos asegura que, en Cristo, todas las promesas de Dios encuentran su cumplimiento, culminando en un rotundo “amén” al trabajo redentor realizado en la Cruz.
En Cristo, cada promesa de Dios encuentra su resonante “Sí”, estableciendo nuestra fe en la base inquebrantable de su victoria. ¿Perdona tus pecados y mis pecados, a pesar de lo malos que hayan sido? ¡Sí! ¿Nos da salvación y vida eterna cuando no lo merecemos? ¡Sí! ¿Podemos, entonces, acercarnos al trono de gracia y hablar con Dios Padre? ¡Sí! ¡Gracias Señor! Y mientras oramos, que nuestros “Amén” resuenen con confianza, sabiendo que, a través de Cristo, nuestras oraciones encuentran el favor del Padre. Así, concluyamos con valenXa y seguridad, afirmando con nuestro propio “Amén” la certeza de la fidelidad de Dios y la paz que Él otorga a través de Su Hijo resucitado. Amén, en verdad, porque en Cristo todas las cosas encuentran su cumplimiento, y Su resurrección nos asegura nuestra esperanza y salvación.
Amoroso Dios, te damos gracias por el sí que nos das en Cristo, en donde nos aceptas como tus hijos y herederos de Tu reino. Te pedimos que podamos vivir como tales hasta que nos llames a la gloria eterna. En el nombre de Jesús. Amén.
(Lucero que del alba das – HL #435, estr. 6)
Y cuando deje de vivir, Jesús me ha de recibir, Principio y fin es Cristo.
Me llevará para morar, Donde no hay penas ni pecar. De hogar Él me ha provisto. Amén, Amén, ¡Ven Señor, Jesús amante, Rey triunfante! Guárdanos fiel y constantes.
3 de noviembre
Texto: Filipenses 1:3-11
El amor de Cristo Jesús nos inspira al amor mutuo
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
En nuestro texto, el apóstol Pablo expresa su gra=tud y amor por los filipenses, recordando constantemente su comunión en el Evangelio. De manera similar, somos llamados a vivir en amor mutuo, pero recordando que este amor no surge de nosotros mismos, sino que es primeramente un reflejo del amor de Cristo obrando en nosotros.
El apóstol Pablo no solo muestra afecto por los filipenses, sino que también ora constantemente por ellos, rogando para que su amor abunde aún más en conocimiento y discernimiento. Del mismo modo, en nuestra vida diaria, nuestras acciones deben reflejar el amor de Cristo, no solo hacia nuestros hermanos en la fe, sino también hacia aquellos que no lo conocen. Es en este amor de Jesús recibido por su Evangelio en su Palabra que vemos el llamado a vivir en amor y servicio hacia nuestro prójimo como respuesta a la gracia recibida.
Recordemos que es el mismo Cristo quien nos capacita para amar de esta manera. En la cruz no solo nos reconcilió con Dios, sino que también nos capacitó para amar y servir a los demás. En la Santa Cena, cuando nos unimos en comunión con Cristo, con el Evangelio, Él mismo fluye a través nuestro, transformando nuestros corazones y moviéndonos a mostrar afecto genuino hacia los demás. Y así, con su presencia, su amor y su perdón, irá perfeccionándonos hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios, que nuestras vidas sean un tesMmonio del amor de Cristo que mora en nosotros. Que Su amor abunde cada vez más en nosotros, capacitándonos para amar a nuestro prójimo como Él nos ha amado. En el nombre de Jesús, amén.
(Tu Vida, ¡Oh, Salvador! – HL #1005, estr. 3)
A estar conmigo ven, Vives Tú en mí; Y cada día haré Algo por Ti; Al pobre algún favor, Curar algún dolor; Y así mostrar tu amor… Algo por Ti.
4 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 2:5-11
El poder redentor del perdón
“Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo” (2 Corin=os 2:10).
En el corazón de la comunidad de Corinto, el peso del pecado hecho público amenazaba con dividir y desgarrar la congregación. La ofensa era grave, exigiendo medidas disciplinarias severas. Sin embargo, en medio de la confrontación y la disciplina, el apóstol Pablo nos ofrece una lección invaluable sobre el poder redentor del perdón. San Pablo les insta a perdonar y consolar al que había pecado, para que no sea abrumado por un dolor sin esperanza. Aquí vemos el llamado radical al perdón que transforma vidas y restaura la comunión en la iglesia. Lo cual no es solo un acto de gracia, sino también un reflejo del perdón incondicional que hemos recibido en Cristo Jesús por su Evangelio.
En nuestro propio caminar de fe, podemos encontrarnos enfrentando situaciones similares. El llamado de Pablo al perdón nos desaha a dejar de lado el deseo de jus=cia humana y abrazar el perdón divino que restaura y transforma a través de la Palabra de Dios. Reconocemos que, al igual que la comunidad de Corinto, también somos llamados a ser fieles en la disciplina y el perdón como pueblo de Cristo.
Por lo tanto, que nuestro actuar refleje la gracia y la misericordia de nuestro Salvador. Que nuestros corazones sean moldeados por el amor redentor que busca reconciliación y restauración. Que, en medio de las tensiones y divisiones, podamos ser portadores del perdón que trae sanidad y unidad a nuestra comunidad de fe por lo que el Señor nos da en su Palabra.
Amado Padre CelesMal, que el perdón de Cristo nos capacite para perdonar a otros, así como Él nos ha perdonado. Que nuestras vidas sean tesMmonios vivientes del poder del perdón en la comunidad de creyentes. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Cuánta dicha la del hombre! – HL #926, estr. 1)
¡Cuánta dicha la del hombre, Perdonado por Jesús, Que por fe lavó su alma En la sangre de la cruz, El que es bienaventurado, Al que Dios no contará Ni el engaño ni el pecado, Mas su gracia le dará!
5 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 4:1-6
La luz del Evangelio en nuestros corazones
“Porque Dios, que mandó que de las Mnieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corin=os 4:6).
El apóstol Pablo nos revela la esencia misma de su ministerio: la misericordia que recibió a través del Señor Jesús. Esta misericordia lo llevó a renunciar a la astucia y la falsedad, mostrando un tes=monio transparente ante Dios y la humanidad. En un mundo oscurecido por la incredulidad y las ar=mañas del dios de esta era, la luz del Evangelio resplandece como un faro de esperanza. Jesucristo, imagen misma de Dios, ilumina nuestros corazones con la verdad y la gracia divina a través de su Palabra. Y así, como siervos de Cristo, nos presentamos no como dueños arrogantes, sino como siervos humildes, dispuestos a compar=r el mensaje del Evangelio.
En este pasaje Pablo nos recuerda que nuestra tarea no es predicarnos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor. En un mundo perdido en las =nieblas del pecado, nuestra misión es llevar la luz del Evangelio, revelando la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. Recordemos que, aunque enfrentemos desahos y oposición, Dios, quien hizo surgir la luz de la oscuridad en la creación, también ilumina nuestros corazones con la verdad salvadora de su Palabra. Así pues, que la misericordia de Dios nos impulse a ser siervos valientes y transparentes, compar=endo la luz del Evangelio con un mundo necesitado. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo nos fortalezca para llevar esperanza y salvación a aquellos que caminan en la oscuridad del pecado.
Amoroso Dios y Padre, Te pedimos que, en nuestra labor como siervos del Evangelio, podamos reflejar la luz de Cristo en todo lo que hagamos, llevando consuelo y esperanza a aquellos que necesitan escuchar la buena noMcia de salvación. En el nombre de Jesús. Amén.
(Sólo a Ti, Dios y Señor – HL #977, estr. 1)
Sólo a Ti, Dios y Señor, Adoramos, Y la gloria y el honor Tributamos.
Sólo a Cristo, nuestra luz, Acudimos; Y tan sólo por su cruz Te pedimos.
6 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 4:7-18
Mirando más allá de las aflicciones
“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 CorinMos 4:17).
En nuestras vidas, a menudo nos encontramos enfrentando desahos, luchas y momentos dihciles. Pero en medio de esas pruebas, hay un tesoro invaluable que nos sos=ene: el poder de Dios manifestado en el Evangelio de Jesucristo. Pablo nos comparte esta verdad, habla de cómo somos como vasos de barro, frágiles y vulnerables. Sin embargo, a través de la Palabra de Dios, del Bau=smo y de la Santa Cena, el Señor pone en nosotros un tesoro celes=al: la gracia y el poder de Dios. Aunque enfrentamos tribulaciones, este tesoro nos sos=ene.
Cuando compar=mos el Evangelio con otros, enfrentamos desahos en un mundo lleno de pecado y rebelión. Pero podemos confiar en que Dios nos fortalecerá en medio de esas dificultades. Él nunca nos abandona, siempre está con nosotros (Mt 28:20). Pablo mismo experimentó sufrimiento por causa del Evangelio. Fue golpeado, perseguido y amenazado de muerte, pero, en medio de su debilidad, el poder del Evangelio se manifestó aún más.
Así como Pablo, nosotros también podemos enfrentar aflicciones. Pero debemos recordar que estas aflicciones son temporales. Más allá de ellas, hay una gloria eterna esperándonos en la presencia de Dios. Nuestro sufrimiento produce un peso de gloria cada vez mayor. Por lo tanto, no debemos enfocarnos en las cosas temporales que vemos, sino en las eternas que no se ven. Nuestras luchas =enen un propósito en el plan de Dios. Él está obrando en medio de nuestras dificultades para revelar Su poder y Su gracia.
Señor Dios, Padre CelesMal, muéstranos Tu propósito en nuestras luchas y victorias. Ayúdanos a confiar en que, aunque enfrentemos tribulaciones, la gloria eterna que nos espera en Cristo supera con creces cualquier sufrimiento que podamos experimentar en esta vida. En el nombre de Jesús. Amén.
(La cruz y la gracia de Dios – HL #883, estr. 3)
La luz de su rostro me alumbra, En el =empo de aflicción; Y mi alma gozosa vislumbra El palacio de mi Dios.
7 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 5:11-21
Embajadores de la Reconciliación
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios" (2 CorinMos 5:20).
En estos versículos, el apóstol Pablo nos ofrece una visión profunda de nuestra relación con Dios a través de Jesucristo. Comienza hablando del temor del Señor y cómo, ante sus ojos, todas las cosas son evidentes. Aunque podamos tratar de escondernos, Dios nos conoce completamente. Y aun así nos ama y nos ha reconciliado con él a través de Cristo. Pablo enfrentó desahos en su ministerio, incluyendo la presión de aquellos que se jactaban de sí mismos y menospreciaban su labor. Incluso lo tachaban de loco. Pero persis=ó, mo=vado por el amor de Cristo que lo impulsaba a compar=r el Evangelio por el bien de los demás.
El amor de Cristo es el centro del ministerio de Pablo y de todos los creyentes. Jesús murió por todos, conectándonos a todos con su muerte y resurrección a través del Bau=smo y ofreciéndonos reconciliación con Dios. En Cristo somos una nueva creación, liberados del poder del pecado y restaurados a una relación correcta con Dios. A través del ministerio de la reconciliación se nos administra la gracia y el perdón de Dios, mediante la Absolución y la Santa Cena. Así, en nuestras vocaciones co=dianas, podemos proclamar el mensaje de salvación que recibimos e invitar a otros a reconciliarse con Dios y así vivir “para aquel que murió y resucitó” por nosotros, dándonos su jus=cia. En Él, encontramos nuestra salvación y nuestra esperanza.
Amado Padre celesMal, gracias por habernos reconciliado conMgo a través del sacrificio de tu hijo Jesucristo. Haz que podamos vivir para Él en nuestra vida diaria en donde nos has llamado a servirte y obedecerte. En el nombre de Jesús. Amén.
(Cristo padeció la muerte – HL #516, estr. 2)
Cristo nació sin pecado, Toda furia llevó Reconciliando A Dios con todo el mundo. ¡Aleluya!
8 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 6:1-10
La Fidelidad del Mensajero de Cristo
"Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios" (2 CorinMos 6:1).
La vida de un pastor está marcada por el envío de Dios a través de su iglesia como embajador de Jesucristo para llevar su gracia al mundo. En nuestro texto, Pablo enfa=za la seriedad de esta tarea, instando a los Corin=os a no tomar a la ligera la oferta de gracia de Cristo, que Dios les ofrece a través de sus ministros. Como colaboradores de Dios, los pastores no son meros mensajeros, sino instrumentos de su poder y gracia. Pablo advierte a los Corin=os que no desaprovechen esta oportunidad única de recibir el favor divino, recordándoles que el mensaje del Evangelio es un llamado a la transformación profunda y significa=va en sus vidas por el Espíritu Santo.
El ministerio pastoral se caracteriza por la humildad y el cuidado de no conver=rse en tropiezo para otros. Los pastores no buscan glorificarse a sí mismos, sino servir como canal de la gracia de Dios a través de la Palabra hacia aquellos a quienes son llamados a ministrar. Su conducta en el sufrimiento y la persecución es tes=monio de su compromiso con el mensaje que proclaman. Las herramientas del pastor son la Palabra y los Sacramentos, las cuales son armas justas provistas por Dios para llevar a cabo su misión. La Palabra de Dios y los Sacramentos son medios de gracia u=lizados para guiar, enseñar y alimentar a su rebaño. A través de la oración y el servicio sacrificado, el pastor muestra la realidad del amor de Dios en acción.
A pesar de los desahos y las tensiones del ministerio, el pastor persevera fielmente en compar=r el mensaje de reconciliación de Dios. Su vida refleja la paradoja de ser una vasija terrenal que con=ene los tesoros invaluables de Cristo. En medio de las luchas personales y las reacciones diversas de la gente, el pastor permanece firme en su compromiso de ser un instrumento de la gracia y el amor de Dios en el mundo.
Señor Dios, bendice a nuestros pastores y maestros por quienes Tú obras y a través de quienes nos bendices, cuidas, perdonas y alimentas. Gracias por todo esto, en Cristo Jesús. Amén.
(A la obra santa del ministerio – HL #1033, estr. 1)
A la obra santa del ministerio Entren gozosos, Dios soberano, Los que Tú llamas a tu servicio, A ser pastores de tu rebaño.
9 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 8:1-15
La generosidad de un corazón transformado “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 CorinMos 8:9).
El apóstol Pablo nos revela el hermoso tes=monio de las iglesias de Macedonia, cuyos corazones rebosaban de generosidad a pesar de enfrentar grandes aflicciones y profundas dificultades económicas. A través de su ejemplo, somos desafiados a reflexionar sobre el verdadero significado de la generosidad impulsada por la gracia de Dios. La generosidad de los macedonios no fue un acto casual o superficial, sino un reflejo profundo de la gracia de Dios en sus vidas. A pesar de su propia pobreza, dieron libremente y con alegría, demostrando un desprendimiento que solo puede surgir del amor y la gra=tud por la obra redentora de Cristo.
Pablo nos recuerda que la generosidad no es simplemente una cues=ón de dar dinero, sino de ofrecer nuestro ser completo al servicio del Señor y de los demás. Así como Jesucristo se entregó completamente por amor a nosotros, nosotros también estamos llamados a compar=r con generosidad los recursos materiales que Dios nos ha confiado. La generosidad cris=ana refleja el corazón mismo de Dios, quien en su infinita riqueza se hizo pobre por amor a la humanidad. Es un recordatorio de que nuestras posesiones terrenales son simplemente herramientas que Dios nos ha dado para bendecir a otros y para par=cipar en su obra de amor y redención en el mundo.
Padre CelesMal, permite que seamos generosos como nuestro Señor Jesucristo y que su amor obre en nuestros corazones, capacitándonos para ser canales de su gracia y generosidad hacia aquellos que nos rodean. Que podamos dar con alegría. En el nombre de Jesús. Amén.
(Señor, nuestro Dios – HL #684, estr. 1)
Señor, nuestro Dios, bendice hoy La ofrenda que traemos para Ti. La damos con amor, Acéptala Señor, nuestro Dios, Bendice hoy.
10 de noviembre
Texto: Colosenses 1:9-14
El conocimiento de la voluntad de Dios
“Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Colosenses 1:10).
En estos versículos, el apóstol Pablo comparte su anhelo de que los creyentes en Colosas crezcan en el conocimiento de la voluntad de Dios. Este conocimiento no es meramente intelectual, sino que implica una comprensión profunda que cambia nuestras vidas y nos capacita para vivir de manera digna del Señor, por obra del Espíritu Santo. Pablo reconoce que este crecimiento es un proceso con=nuo y dinámico. No se trata solo de acumular información, sino, además, de ser fortalecidos por el poder de Dios que obra en nosotros de tal modo que nos lleve a agradarlo en pensamientos, palabras y obras, habiendo sido perdonados y san=ficados por Él. Esto incluye producir fruto en buenas obras, manifestando así la vida transformada que tenemos en Cristo.
Es importante destacar que este crecimiento en el conocimiento de Dios no es un fin en sí mismo, sino un medio para un fin mayor: la glorificación de Dios y el servicio a los demás. A medida que crecemos en nuestro entendimiento de su voluntad, guiados por su Palabra y alimentados por el cuerpo y la sangre de Cristo, junto con el pan y el vino en el Altar, estamos mejor equipados para vivir vidas que reflejen su amor y gracia a un mundo necesitado. Pablo también señala que este crecimiento es un proceso que involucra toda nuestra persona: mente, corazón y acciones. No se trata solo de adquirir información teológica, sino de permi=r que esa verdad transforme nuestra manera de pensar, sen=r y actuar en el mundo.
Este pasaje nos desaha a buscar con=nuamente el conocimiento de la voluntad de Dios en nuestras vidas, no solo como un ejercicio intelectual, sino como una búsqueda apasionada de vivir en obediencia y adoración a nuestro Señor según su Palabra.
Amoroso Dios y Padre, permite que podamos comprometernos cada día a crecer en este conocimiento, permiMendo que transforme nuestras vidas y nos capacite para llevar fruto en abundancia para tu gloria. En el nombre de Jesús. Amén.
(De boca y corazón – HL #982, estr. 1)
De boca y corazón Load al Dios del cielo, Pues nos dio bendición, Salud, paz y consuelo. Tan sólo a su bondad Debemos nuestro ser; Su santa voluntad Nos guía por doquier.
11 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 9:6-15
Sembrando con generosidad
“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Corin=os 9:6).
El apóstol Pablo nos invita a reflexionar sobre el principio espiritual de la siembra y la cosecha. Al igual que en la agricultura, lo que sembramos en nuestras vidas es lo que cosecharemos. Si sembramos con generosidad, también cosecharemos generosidad. Este principio no se limita a las finanzas, sino que se ex=ende a todas las áreas de nuestras vidas. Pablo nos recuerda que Dios ama al dador alegre, aquel que da con generosidad y de corazón abierto. Cuando damos con alegría, estamos reflejando la imagen de nuestro Padre celes=al, quien nos ha dado abundantemente todas las cosas buenas. Nuestra generosidad no solo bendice a quienes reciben, sino que también glorifica a Dios y fortalece la comunión entre los creyentes.
Dios nos capacita para sembrar con generosidad al enriquecernos en todas las cosas y darnos todo lo necesario para hacer el bien. No se trata solo de dar dinero, sino de ofrecer nuestro =empo, talento y recursos para servir a los demás. Cuando damos de lo que hemos recibido de Dios, estamos par=cipando en una verdadera liturgia, una obra pública para el bien común y la gloria de Dios. Es importante recordar que nuestra generosidad no solo =ene repercusiones en esta vida, sino también en la eternidad. Al sembrar con generosidad, estamos almacenando tesoros en el cielo y cosechando recompensas eternas que superan cualquier cosa que podamos imaginar.
Por lo tanto, animémonos mutuamente a sembrar con generosidad en todas las áreas de nuestras vidas, confiando en la promesa de Dios de que aquellos que siembran con lágrimas cosecharán con regocijo. Que nuestras vidas sean un tes=monio vivo del amor generoso de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Todopoderoso Creador del cielo y de la Merra, Te damos gracias porque conMnuamente nos colmas de bendiciones, permite que podamos agradecerte, al darnos generosamente a través de lo que somos y tenemos, a Ti y al prójimo. En el nombre de Jesús. Amén
(Tu Vida, ¡Oh, Salvador! – HL #1005, estr. 1)
Tu vida, ¡oh, Salvador! diste por mí; Y nada quiero yo negarte a Ti. Rendida mi alma está; servirte ansía ya. Y algún tributo dar de amor a Ti.
12 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 12:1-10
Fortaleza en la debilidad
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corin=os 12:9).
El apóstol Pablo nos comparte una experiencia profunda en la que fue llevado al tercer cielo y recibió revelaciones del Señor. Aunque podría haberse jactado de estas experiencias, reconoce que lo más importante es la gracia de Dios en medio de sus debilidades.
A veces, como Pablo, podemos experimentar momentos de gran cercanía con Dios, pero también enfrentamos debilidades y dificultades en nuestra vida diaria. Sin embargo, la gracia de Dios es suficiente para nosotros en todas las circunstancias. Pablo aprendió que, en sus momentos de mayor debilidad, la fortaleza de Cristo se manifestaba de manera más poderosa. En lugar de avergonzarse de sus debilidades, se regocijaba en ellas, porque sabía que eran oportunidades para que el poder de Cristo actuara en su vida.
Este pasaje nos recuerda que nuestras debilidades no nos descalifican del amor y la gracia de Dios. Por el contrario, son oportunidades para que la obra de Cristo se manifieste en nosotros de una manera más poderosa. Cuando nos humillamos y reconocemos nuestra dependencia de Dios, su poder se perfecciona en nosotros. Entonces, en medio de nuestras debilidades y dificultades, recordemos la promesa de Dios: su gracia es suficiente para nosotros.
Señor Dios, Padre CelesMal, ayúdanos a regocijarnos en nuestras debilidades, sabiendo que es en ellas donde la fortaleza de Cristo se hace evidente. Que su poder nos sostenga y nos fortalezca en todo momento. En el nombre de Jesús. Amén.
(Mi mano ten, Señor – HL #933, estr. 1)
Mi mano ten, Señor, pues yo soy débil, Sin Ti no puedo riesgos confrontar; Tenla, Señor: mi vida el gozo llene
Al verme libre así de todo azar.
13 de noviembre
Texto: 2 Corin=os 12:11-14
El sacrificio del amor apostólico
“¡Perdonadme este agravio!” (2 Corin=os 12:13)
En estos versículos, Pablo nos muestra su humildad y amor apostólico hacia la iglesia en Corinto. A pesar de los desahos y las crí=cas que enfrenta, su corazón está lleno de amor por aquellos a quienes ha servido. Pablo reconoce que su posición como apóstol no lo hace superior o digno de alabanza. Él en=ende que su verdadera iden=dad y valía están en Cristo, y su apostolado es un llamado para servir y amar a los demás.
Aunque ha sido objeto de crí=cas y malentendidos, Pablo no guarda rencor. En lugar de buscar venganza o resen=miento, pide perdón por cualquier agravio que pueda haber causado. Su amor por la iglesia supera cualquier ofensa que haya recibido. Él está dispuesto a sacrificarse por el bien de la iglesia en Corinto. Está listo para gastarse y agotarse por amor a ellos, como un padre que se preocupa por el bienestar de sus hijos. Su deseo es ver crecer y madurar a la iglesia en el amor y la fe.
En nuestras vidas, también podemos enfrentar crí=cas y desahos. Pero al igual que Pablo, podemos responder con amor y humildad. Reconocemos que nuestra verdadera iden=dad y valía están en Cristo, y nuestro llamado es servir y amar a los demás, incluso cuando enfrentamos dificultades. Que podamos seguir el ejemplo de Pablo, buscando el bienestar de los demás por encima de nuestras propias comodidades y deseos. Que nuestro amor por los demás refleje el amor sacrificial de Cristo, quien dio su vida por nosotros al buscar y salvar lo que se había perdido.
Señor Jesús, ayúdanos a interpretar todo en el mejor senMdo cuando seamos criMcados o afectados por malos entendidos. Danos el mismo senMr que Tú has tenido con nosotros. En el nombre de Jesús. Amén.
(A Ti, Señor, mi voz ensalza – HL #542, estr. 2)
Al Salvador Jesús, tu Hijo, Conduce mi alma por tu gran bondad; Él es el único camino
Que lleva al hombre a la eternidad; Y more el Santo Espíritu en mi ser
A fin de amar, servir y obedecer.
14 de noviembre
Texto: Gálatas 1:6-10
Manteniendo firme el Evangelio verdadero
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente" (Gálatas 1:6).
Pablo, en su carta a los Gálatas, expresa su asombro por cómo se están apartando del verdadero Evangelio que les fue predicado. Este Evangelio, que les fue anunciado por la gracia de Cristo, está siendo reemplazado por otro mensaje, distorsionando así la verdad de Dios. Es fácil para nosotros, también, apartarnos del Evangelio genuino por las influencias del mundo, las enseñanzas falsas o las presiones sociales. Pero Pablo nos advierte sobre las graves consecuencias de seguir un Evangelio diferente, que nos aleja de la gracia salvadora de Cristo.
La verdad del Evangelio es clara y única: es a través de la gracia de Cristo que somos llamados a la salvación. Su Evangelio es la vida, muerte y resurrección de Jesús para el perdón de pecados, que salva a aquellos que creen en Él, verdadero Dios y verdadero hombre. Cualquier mensaje que busque cambiar o distorsionar esta verdad debe ser rechazado, ya que solo el Evangelio de Cristo nos ofrece la salvación y la vida eterna. Es crucial que mantengamos firme la verdad del Evangelio en medio de un mundo lleno de voces discordantes. Debemos estar alerta y arraigados en la Palabra de Dios, para no ser engañados por enseñanzas falsas que nos aparten de la gracia de Cristo. Porque el que enseña y vive de modo diferente a lo que enseña la Palabra de Dios, profana entre nosotros el nombre de Dios. Que podamos, como la iglesia en Galacia, permanecer firmes en la verdad del Evangelio, sin apartarnos ni comprometer sus principios. Que nuestra fe en Cristo y en su obra redentora nos guíe y nos fortalezca cada día.
Espíritu Santo ven a nosotros y sanM_canos en la verdad, mantennos firmes en el verdadero Evangelio de Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. En el nombre de Jesús. Amén.
(Sostennos firmes – HL #548, estr. 1)
Sostennos firmes, ¡Oh, Señor!, En la Palabra de tu amor; Refrena a los que, en su maldad, Tu reino quieren derribar.
15 de noviembre
Texto: Gálatas 2:15-21
La Jus=ficación por la Fe
“Sabiendo que el hombre no es jusMficado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser jusMficados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será jusMficado" (Gálatas 2:16).
En el corazón de la carta a los Gálatas, Pablo nos confronta con la verdad central de la fe cris=ana: la jus=ficación por la fe en Cristo Jesús. Esta es la doctrina más importante de la iglesia, sobre la que cae o permanece de pie. Es decir, sin esta doctrina, no hay iglesia. Además, es un recordatorio necesario de que nuestra relación con Dios no se basa en nuestras propias acciones o cumplimiento de la ley, sino en la obra redentora de Cristo y nuestra fe en Él.
En otras palabras, esta doctrina no solo define la esencia misma de la fe cris=ana, sino que también determina la vitalidad y la integridad de la iglesia. Sin la comprensión y aceptación de esta verdad fundamental, la iglesia carecería de su fundamento más sólido y esencial.
Pablo resalta la inu=lidad de confiar en nuestras obras para alcanzar la salvación. Nuestra jus=ficación ante Dios no puede ser ganada a través de la observancia de la ley, porque ningún ser humano puede cumplirla perfectamente. Solo la fe en Jesucristo nos hace justos delante de Dios. Al reconocer que somos jus=ficados por la fe en Cristo, abandonamos cualquier intento de ganar la aprobación de Dios por nuestros propios esfuerzos. En lugar de eso, confiamos en la gracia y el sacrificio de Jesucristo en la cruz para nuestra salvación.
Que esta verdad nos llene de gra=tud y humildad, recordándonos que nuestra salvación es un regalo de Dios. Que nuestra vida refleje una profunda confianza en la obra redentora de Cristo y un compromiso de vivir en obediencia y amor a Él.
Señor, que nuestra fe en Cristo nos llene de graMtud y humildad, guiándonos a vivir en obediencia y amor a Ti en todo momento. En el nombre de Jesús. Amén.
(Jus=ficados, pues, por fe – HL #802)
Jus=ficados, pues por fe, tenemos paz para con Dios.
Jus=ficados, pues, por fe, tenemos paz para con Dios. Por medio de nuestro Señor Jesucristo, Por medio de nuestro Señor.
16 de noviembre
Texto: Gálatas 4:1-7
En el abrazo del Padre Celes=al
“Dios envió a su Hijo... para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos" (Gálatas 4:4-5).
¿Alguna vez te has sen=do como un niño perdido en un gran supermercado, buscando desesperadamente la mano de su padre? ¿Y si ese niño fuese huérfano? Bueno, ¿qué haría que el corazón de ese niño se llene de esperanza y alegría? Imagina este cuadro: antes éramos como niños desorientados, siguiendo reglas, preocupados por cumplir con una lista interminable de "deberes" y "no deberes". Éramos huérfanos, sin hogar. Pero aquí está la buena no=cia: en medio de todo esto, Dios tenía un plan.
Pablo nos cuenta que, en el momento justo, Dios envió a su Hijo. Jesús nació como uno de nosotros, some=do a las mismas reglas y regulaciones que nosotros enfrentamos, pero con una misión divina: llevarnos de la esclavitud del deber a la libertad del amor. En otras palabras, Jesús vino para encontrarnos en el “supermercado” del mundo donde estábamos perdidos, tomarnos de la mano y llevarnos a casa. Y aquí viene lo más hermoso: Jesús no solo vino a redimirnos, sino que nos dio algo más precioso que el oro: nos hizo hijos e hijas de Dios. ¡Imagina eso! El Todopoderoso, el Creador del universo, nos llama ahora sus hijos amados. No solo eso, nos dio acceso directo a Él mismo por fe en El. Podemos dirigirnos a Dios, no con miedo o =midez, sino con confianza y cercanía, como un niño llama a su papá. ¡Ya no somos huérfanos!
Así que, hermanos, hoy podemos regocijarnos porque somos herederos del reino de Dios. No importa de dónde venimos o qué hemos hecho, somos adoptados, amados, aceptados y abrazados por el Padre celes=al. Que esta verdad nos llene de gozo y gra=tud, y que vivamos cada día recordando quiénes somos en Cristo. ¡Qué hermoso es ser parte de la familia de Dios!
Amado Padre celesMal, Te damos gracias porque habiendo visto nuestra condición pecaminosa, nos has adoptado igual, como hijos y herederos de tu reino. ¡Alabado sea tu nombre! Amén.
(Lejos de mi Padre Dios – HL #876, estr. 1)
Lejos de mi Padre Dios Por Jesús fui hallado; Por su gracia y por su amor Sólo fui salvado.
17 de noviembre
Texto: 1 Tesalonicenses 4:13-18
Más allá de la muerte: esperanza en la resurrección
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él" (1 Tesalonicenses 4:14).
Hay momentos en la vida en los que nos enfrentamos a la realidad ineludible de la muerte. Es un tema dihcil de abordar, ¿verdad? Pero déjenme compar=rles algo que nos llena de esperanza, incluso en medio del dolor y la tristeza. Imaginen por un momento una mañana brillante y radiante, donde el cielo resuene con el sonido de trompetas. En ese día glorioso, Jesús volverá, y algo asombroso sucederá. Los que han muerto en Cristo resucitarán primero. ¡Qué maravilla! Esta es la promesa que nos da la certeza de que la muerte no =ene la úl=ma palabra.
Pablo nos recuerda que, aunque la separación hsica duele, no somos como aquellos que no =enen esperanza. Porque creemos en la resurrección de Jesús, sabemos que aquellos que han par=do antes que nosotros no están perdidos para siempre. ¡No! Ellos estarán entre los primeros en ver a Jesús cuando regrese. Y no solo eso, sino que nosotros, los que estemos vivos en ese momento, también seremos transformados y reunidos con el Señor. Imaginen la emoción, la alegría, y el gozo de ese encuentro. Ya no habrá dolor ni tristeza, solo la presencia gloriosa de nuestro Salvador.
Así que, aunque la muerte nos entristezca, no nos desesperamos como aquellos que no =enen esperanza. Porque sabemos que, en Cristo, la muerte ha sido vencida y la vida eterna nos espera. Que esta verdad nos llene de gozo y consuelo, y que vivamos cada día con la esperanza firme de la resurrección. ¡Qué esperanza gloriosa tenemos en Jesús!
Señor Jesús, gracias por darnos una esperanza viva, de saber que la muerte ha sido destruida para siempre y que por eso podemos decir con toda confianza: creo en la resurrección de la carne y la vida perdurable. En el nombre de Jesús. Amén.
(El Señor resucitó – HL #493, estr. 5)
Jesús, nuestro Salvador, ¡Aleluya! De la muerte vencedor, ¡Aleluya! En Ti haznos esperar, ¡Aleluya! Y cantemos sin cesar: ¡Aleluya!
18 de noviembre
Texto: Gálatas 5:22-25
El fruto del Espíritu: viviendo en armonía
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5:22-23).
¿Alguna vez has visto un huerto lleno de árboles frutales cargados de deliciosas frutas? ¡Qué hermoso espectáculo! Y así como los árboles producen frutos, nosotros, como creyentes, también podemos producir un fruto especial: el fruto del Espíritu. Imaginen por un momento que somos como esos árboles, y el Espíritu Santo es como el jardinero que nos cuida y nos nutre. Cuando permi=mos que el Espíritu Santo trabaje en nuestras vidas, comienza a producir en nosotros un fruto maravilloso: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Este fruto del Espíritu no es algo que podamos fabricar por nuestra cuenta. No se trata de esforzarnos más o de intentar ser mejores por nosotros mismos. Más bien, es el resultado natural de permi=r que el Espíritu de Dios nos guíe y transforme desde adentro hacia afuera. Cada día a través del arrepen=miento y angus=a por nuestro pecado, crucificamos nuestra vieja naturaleza egoísta y pecaminosa. Es como decirle adiós a nuestro yo an=guo y abrir espacio para que el Espíritu Santo nos moldee y nos transforme a la imagen de Cristo.
Y no solo eso, sino que el Espíritu Santo nos da la fuerza y la capacidad para vivir de acuerdo con sus principios y valores. No solo somos llamados a vivir por el Espíritu, sino también a caminar cada paso con El, permi=endo que nos guíe y nos dirija en cada área de nuestra vida. Entonces, mientras reflexionamos sobre estas verdades, recordemos que el fruto del Espíritu no solo es para nuestro propio beneficio, sino también para el bien de los demás. Que nuestras vidas reflejen el amor, la paz y la bondad de Dios, y que seamos tes=monios vivientes de su poder transformador en el mundo. ¡Que así sea!
Amado Padre celesMal, gracias por habernos adoptado a través de las aguas del BauMsmo, permite que cada día nos vuelva a lavar de nuestros pecados y Cristo viva a través nuestro. En el nombre de Jesús. Amén.
(Vengo a Ti, Jesús amado – HL #724, estr. 3)
En tu mesa bendecida Tú me das la bienvenida: Los misterios de tu gloria Hoy celebro en tu memoria. Con tu santo Cuerpo y Sangre Sacias hoy de mi alma el hambre. Haz que en fe, amor, constancia Frutos lleve en abundancia.
19 de noviembre
Texto: Gálatas 6:1-10
Compar=endo las cargas
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2).
La vida cris=ana no se trata solo de nosotros y Dios, sino también de cómo nos relacionamos con nuestros hermanos en la fe. Todos necesitamos ayuda en algún momento, y la Biblia nos enseña la importancia de apoyarnos mutuamente, especialmente en =empos dihciles. El apóstol Pablo nos recuerda que, como miembros de la familia de Dios, tenemos la responsabilidad de restaurar a aquellos que han caído en pecado. No se trata de señalar con el dedo o juzgar, sino de acercarnos con gen=leza y humildad, recordándoles el amor y la gracia de Dios.
Además, Pablo nos insta a llevar las cargas los unos de los otros. Esto significa estar dispuestos a ayudar a nuestros hermanos cuando están pasando por momentos dihciles, ya sea hsica, emocional o espiritualmente. No podemos permanecer indiferentes ante las necesidades de los demás, sino que debemos estar listos para brindarles apoyo y aliento en todo momento. Sin embargo, también es importante recordar que no debemos compararnos con los demás ni juzgar su situación. Cada uno de nosotros =ene su propia carga que llevar, y cada uno es responsable ante Dios por sus propias acciones. En lugar de juzgar, debemos mostrar compasión y comprensión, recordando siempre el amor y la gracia de Dios hacia nosotros.
Así que, mientras caminamos juntos en esta vida de fe, recordemos la importancia de cargar las cargas unos de otros, de estar dispuestos a ayudar y apoyar en todo momento. Que nuestras vidas reflejen el amor y la generosidad de Dios, y que seamos instrumentos de su gracia en el mundo que nos rodea, recordando cómo Cristo “llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la jusMcia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24).
Padre celesMal Te damos gracias por haber puesto sobre Cristo la carga de nuestros pecados, ayúdanos a sobrellevar la de los demás. En el nombre de Jesús. Amén.
(¿Por qué te afanas? – HL #906)
¿Por qué te afanas hoy por el mañana? Tu corazón se llena de pesar. Si Dios =ene cuidado de las aves, De = también ha de cuidar. Conoce tus penas, Tus cargas Él lleva.
20 de noviembre
Texto: 1 Tesalonicenses 1:2-10
Si Dios =ene cuidado de las aves, De = también ha de cuidar.
Fe, amor y esperanza
“Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 1:3).
¿Alguna vez te has preguntado qué significa realmente ser un seguidor de Jesús? Pablo nos ofrece un vistazo a la vida transformada de los tesalonicenses, quienes se convir=eron en modelos de fe, amor y esperanza debido a la obra del Espíritu Santo en sus vidas a través del Evangelio. Cuando Pablo da gracias por los tesalonicenses, no lo hace por cortesía, sino porque ve el verdadero fruto de la fe en sus vidas. La fe, el amor y la esperanza que exhiben son dones del Espíritu Santo, que los capacita para vivir una vida que honra a Dios y bendice a los demás.
La fe de los tesalonicenses no era solo una creencia superficial, sino una convicción profunda arraigada en la obra redentora de Jesucristo. Su amor no se limitaba a palabras vacías, sino que se manifestaba en acciones concretas de servicio y sacrificio. Y su esperanza no era una mera expecta=va, sino una confianza firme en la segunda venida de Cristo y en la vida eterna que El promete.
A pesar de enfrentar sufrimientos y persecuciones, los tesalonicenses se mantuvieron firmes en su fe, imitando el ejemplo de Cristo y de los apóstoles. Su tes=monio resonó más allá de sus fronteras, proclamando el poder transformador del Evangelio incluso en lugares lejanos. Hoy, como creyentes, podemos aprender mucho de la fe y el ejemplo de los tesalonicenses. Aunque enfrentamos desahos y tentaciones, el Espíritu Santo nos capacita para vivir vidas que reflejen la gracia y el amor de Dios. Aunque a veces dudemos o flaqueemos, podemos confiar en el poder y la plena convicción que el Espíritu nos da.
Padre CelesMal, permite que podamos seguir el ejemplo de los tesalonicenses, siendo tesMgos ejemplares del Evangelio en palabra y obra, para la gloria de Dios y el avance de su reino. ¡Que así sea en nuestras vidas! En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Adelante, peregrinos! – HL #816, estr. 2)
21 de noviembre
Texto: 1 Tesalonicenses 2:1-12
Con la luz de su presencia Cristo os libra del terror, Alumbrando vuestra senda Su divino resplandor. Encendidos vuestros pechos De esperanza, fe y amor, ¡Adelante, peregrinos! Os dirige el Salvador.
Servir con integridad
“Antes fuimos Mernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos” (1 Tesalonicenses 2:7).
Es=mado hermano ¿Qué significa realmente servir a los demás como seguidores de Jesús? En nuestro texto, Pablo comparte su corazón y nos muestra un modelo de ministerio autén=co, arraigado en la integridad y el amor por el pueblo de Dios. Cuando visitó a los tesalonicenses, no lo hizo en busca de reconocimiento o beneficio personal. A pesar de los peligros y las adversidades que enfrentó, su único deseo era compar=r el Evangelio y edificar a la comunidad de creyentes en Cristo Jesús.
En un mundo lleno de falsas enseñanzas y mo=vaciones egoístas, Pablo destacaba por su integridad y dedicación al servicio de Dios. No buscaba la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios, quien examina nuestros corazones y mo=va nuestras acciones. Pablo y sus colaboradores no buscaban beneficios personales, ni reconocimiento público. Más bien, se dedicaron a servir con humildad y sacrificio, como una madre amorosa cuida de sus hijos.
El ejemplo de Pablo nos desaha a vivir vidas de servicio autén=co, donde nuestras acciones reflejen el amor y la gracia de Dios. No se trata de buscar el aplauso de los demás, sino de vivir de manera que honremos a Dios en todo lo que hacemos. Por eso, habiendo sido perdonados en Cristo Jesús, debemos temer y amar a Dios de modo que sirvamos al prójimo en amor, ayudándole a conservar y mejorar sus bienes y medios de vida, hacerlo prosperar en todas las necesidades de su vida, y además disculpándolo, hablando bien de él e interpretando todo en el mejor sen=do.
Señor Dios capacítanos para servir a los demás con integridad y amor, no por lo que esperamos recibir, sino por el gozo de servir al Señor y bendecir a su pueblo. ¡Que así sea! En el nombre de Jesús. Amén.
(Dios te llama a vos también – HL #1034, Estribillo)
Heme aquí, Señor, envíame a mí.
Dios te llama a = también, Dios te ama a = también:
Para servir, para amar.
Dios te llama a = también; Dios te llama a = también:
Heme aquí, Señor, envíame a mí.
22 de noviembre
Texto: 1 Tesalonicenses 2:13-16
La eficacia de la Palabra de Dios
“Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Tesalonicenses 2:13).
En nuestro texto de hoy, Pablo nos muestra la impactante realidad de cómo la Palabra del Señor actúa en aquellos que la reciben con fe. La Palabra de Dios no es un conjunto de ideas humanas o pensamientos filosóficos. Es el mensaje divino, entregado por el Señor mismo a través de sus siervos para traer perdón, nueva vida y salvación en Cristo a aquellos que la escuchan con corazones abiertos.
Cuando la Palabra de Dios es recibida con fe, no queda inerte ni sin efecto. Más bien, actúa poderosamente en la vida de quienes la reciben, cambiando corazones y renovando mentes. Es como una semilla que cae en =erra fér=l y produce una cosecha abundante.
Los tesalonicenses, al recibir el Evangelio predicado por Pablo, se convir=eron en imitadores de las iglesias en Judea, soportando persecución y sufrimiento por amor a Cristo. Aunque enfrentaron dificultades, su fe se mantuvo firme gracias al poder de la Palabra de Dios en sus vidas. Sin embargo, aquellos que rechazan la verdad del Evangelio se hacen merecedores de la ira de Dios. No es un cas=go arbitrario, sino el resultado inevitable de apartarse de la luz y la vida que solo se encuentran en Cristo.
Así que, nunca subes=memos el poder de la Palabra de Dios. Debemos oírla y aprenderla de buena gana con corazones humildes y recep=vos, permi=endo que obre en nuestras vidas y nos lleve a una relación más profunda con nuestro Salvador. ¡Que su Palabra siga obrando poderosamente en nosotros cada día!
Amoroso Dios y Padre, danos hambre por tu Palabra y a través de ella moldéanos a tu imagen como el barro en manos del alfarero. En el nombre de Jesús. Amén.
(Señor, haz que tu Palabra – HL #850)
Señor, haz que tu Palabra, trasforme hoy nuestras vidas, Queremos caminar con rec=tud siempre en tu luz.
23 de noviembre
Texto: 1 Tesalonicenses 5: 16-24
La voluntad de Dios para nosotros
“Y el mismo Dios de paz os sanMfique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:23).
El apóstol, en nuestro texto de hoy, nos presenta un camino de vida en sintonía con la voluntad de Dios. Nos invita a vivir en constante comunión con el Señor, abrazando el gozo, la oración y la acción de gracias como expresiones co=dianas de nuestra fe. El gozo no es simplemente una emoción pasajera, sino un fruto del Espíritu Santo que arraiga nuestra esperanza en el Señor. En medio de las pruebas y tribulaciones, este gozo perdurable nos sos=ene y fortalece.
La oración, por su parte, no se limita a palabras pronunciadas, sino que es un estado del corazón que nos man=ene conectados con Dios en todo momento. Estar en constante comunión con el Padre nos fortalece y nos guía en nuestro caminar diario. La acción de gracias es la respuesta natural del corazón que reconoce las bendiciones de Dios en cada área de nuestra vida. Reconocemos su mano amorosa en medio de los desahos y nos regocijamos en su fidelidad constante.
Sin embargo, también se nos llama a mantenernos vigilantes, cuidando de no apagar el fuego del Espíritu Santo en nuestras vidas. Debemos discernir entre lo que es verdadero y lo que no lo es, aferrándonos siempre a la verdad de la Palabra de Dios. Él, en su gracia abundante, nos san=fica por completo, transformando nuestro ser entero: espíritu, alma y cuerpo. Nos prepara para su venida, para ese glorioso día en que nos encontraremos con nuestro Salvador cara a cara.
Que vivamos cada día en la certeza de que Dios, quien nos ha llamado, cumplirá fielmente su obra en nosotros. Que su voluntad sea nuestra guía y su gracia nuestra fortaleza en todo momento.
Dios Espíritu Santo, sanM_canos en la verdad de modo que todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo sean guardados irreprensibles hasta el día de nuestro Señor Jesucristo. En el nombre de Jesús. Amén.
(Mi Espíritu, alma y cuerpo – HL #687, estr. 1)
Mi espíritu, alma y cuerpo; Mi ser, mi vida entera, Cual viva, santa ofrenda, Entrego a Ti, mi Dios.
24 de noviembre
Texto: 1 Tesalonicenses 5:1-11
Preparándonos para el gran día
“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche” (1 Tesalonicenses 5:2).
Hay un día que viene, un día que se levanta en el horizonte de la historia con la promesa de un juicio justo y la manifestación gloriosa de nuestro Señor. Pablo nos recuerda en 1 Tesalonicenses 5:1-11 que este día no debe tomarnos por sorpresa, sino que debemos estar listos, preparados en corazón y mente para encontrarnos con nuestro Salvador. El día del Señor vendrá como ladrón en la noche, inesperado e impredecible. Por eso, debemos estar alerta, vigilantes, viviendo en la luz de su Palabra y no en las =nieblas del pecado y la incredulidad. No durmamos, no vivamos en la oscuridad de la desesperanza y la apaXa espiritual, sino estemos despiertos y sobrios, reves=dos con la coraza de la fe y el amor, y el casco de la esperanza. Dios nos ha llamado a la salvación, nos ha des=nado para vida eterna en Cristo. Jesús, el que murió por nosotros y resucitó de entre los muertos, el que pagó el precio de nuestro pecado, estará de nuestro lado en ese día final. Por eso, animémonos mutuamente, edifiquémonos unos a otros en la fe, fortalezcámonos en el amor, y vivamos cada día como si fuera el úl=mo, en servicio a nuestro Señor y en amor a nuestros prójimos. No temamos el juicio venidero, sino esperémoslo con confianza, sabiendo que aquellos que están en Cristo =enen la garanXa de la vida eterna. Que nuestra vida refleje la esperanza que llevamos dentro, la certeza de la victoria
que tenemos en Jesús. Y que, cuando ese día llegue, podamos estar firmes, sin temor, ante la presencia del Señor.
Todopoderoso Creador, Dios y Padre, en verdad nos has salvado mediante tu Hijo Jesucristo, guárdanos en Él y ayúdanos a mantenernos alertas esperando su regreso en gloria. En el nombre de Jesús. Amén.
(Cristo se ha encarnado – HL #394, estr. 3)
Pronto viene el día, Con poder vendría, Cristo en santa gloria Juzgando en victoria; Gozo al fiel trayendo, Gracia compar=endo.
25 de noviembre
Texto: 1 Tesalonicenses 5:12-24
Permaneciendo alerta en medio de la oscuridad
“Fiel es el que os llama, el cual también lo hará” (1 Tesalonicenses 5:24).
Hoy vemos una poderosa exhortación del apóstol Pablo para permanecer alerta en medio de la oscuridad espiritual que nos rodea. En un mundo lleno de confusión, pecado y tentación, ¿Cómo podemos mantenernos firmes en nuestra fe y vivir vidas que honren a Dios?
El apóstol nos recuerda la importancia de estar despiertos y sobrios, conscientes de los =empos en que vivimos. En un mundo lleno de distracciones y seducciones, es fácil caer en la complacencia espiritual y perder de vista nuestra verdadera iden=dad como hijos de Dios. Por lo tanto, debemos estar constantemente vigilantes, discerniendo los =empos y resis=endo las tentaciones que buscan apartarnos del camino de Dios. Además, Pablo nos insta a ves=rnos con la armadura espiritual que Dios nos ha provisto: la coraza de la fe y el amor, y el casco de la esperanza de salvación. Estas son nuestras defensas contra los ataques del enemigo, que busca desviar nuestras mentes y corazones lejos de la verdad de Dios. Con estas armas, podemos mantenernos firmes en nuestra fe incluso en medio de las pruebas y tribulaciones que enfrentamos.
Asimismo, Pablo nos llama a alentarnos y edificarnos unos a otros en la fe. En =empos de oscuridad espiritual, es crucial que nos apoyemos mutuamente, animándonos y fortaleciéndonos en la verdad de Dios. Al reunirnos regularmente como comunidad de creyentes, podemos compar=r nuestras cargas, orar unos por otros y recordarnos mutuamente la esperanza que tenemos en Cristo. En resumen, permanecer alerta en medio de la oscuridad espiritual significa estar arraigados en la Palabra de Dios, equipados con su armadura espiritual y apoyándonos mutuamente en la fe. Que su Palabra nos movilice a vivir vidas que reflejen la luz de Cristo en un mundo que necesita desesperadamente su esperanza y salvación.
Bendito Señor y Dios, danos hambre por tu Palabra y Sacramento de manera que el Espíritu Santo nos mantenga alertas en medio de la oscuridad de este mundo. En el nombre de Jesús. Amén.
(Cristo se ha encarnado – HL #394, estr. 4)
¡Ven, Jesús amado! ¡Perdona pecados! Mantennos creyendo, Gracia recibiendo, Para confesarte Y por siempre honrarte.
26 de noviembre
Texto: 2 Tesalonicenses 2:13-17
Firme en la fe que Dios nos ha dado
“Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra” (2 Tesalonicenses 2:15).
En un mundo lleno de incer=dumbre y cambio, es fácil sen=rse abrumado y perder la confianza en nuestra fe. Sin embargo, como miembros amados de la familia de Dios, podemos encontrar consuelo y seguridad en el conocimiento de que Dios nos ha escogido para salvación. El apóstol Pablo nos recuerda esta verdad reconfortante. Él nos dice que Dios, en su infinito amor y gracia, nos ha escogido para ser parte de su pueblo redimido. No importa cuán inestable pueda parecer el mundo que nos rodea, nuestra salvación está asegurada en las manos de nuestro amoroso Padre celes=al.
Nuestra fe no descansa en nuestras propias fuerzas o habilidades, sino en el poder de Dios que obra en nosotros a través del Espíritu Santo y la fe en la verdad de su Palabra. Es por esta razón
que podemos mantenernos firmes en medio de las pruebas y tribulaciones que enfrentamos en la vida. Pablo también nos recuerda la importancia de aferrarnos a la doctrina que nos ha sido transmi=da por los apóstoles. Esta doctrina, que ha sido preservada a lo largo de los siglos, es la base de nuestra fe y nos guía en el camino de la verdad y la vida.
Por úl=mo, nos anima a encontrar consuelo y esperanza en la gracia de nuestro Señor Jesucristo. A través de los Sacramentos y la Palabra de Dios, Dios nos fortalece y nos preserva en cuerpo y alma para la vida eterna. Que estas palabras nos inspiren a permanecer firmes en la fe que Dios nos ha dado, confiando en su amor y gracia para guiarnos y sostenernos en todos los aspectos de nuestra vida. ¡Que el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo nos fortalezcan y nos preserven para la vida eterna! Amén.
Señor Dios, por el poder de tu Espíritu Santo, permite que estemos firmes y retengamos la doctrina que hemos aprendido. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Firmes y adelantes! – HL #811, estr. 1)
¡Firmes y adelante, huestes de la fe, Sin temor alguno, que Jesús nos ve! Jefe soberano, Cristo al frente va, Y la regia enseña tremolando está.
27 de noviembre
Texto: 2 Tesalonicenses 3:1-5
Firmes en la fe, seguros en la oración
“Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros” (2 Tesalonicenses 3:1).
En el trajín de la vida diaria, a menudo nos encontramos con desahos y obstáculos que nos hacen sen=r desanimados y desprotegidos. Pero en medio de estas luchas, encontramos consuelo y fortaleza en la oración. El apóstol Pablo nos insta a orar fervientemente, no solo por nuestras necesidades personales, sino también por el avance del Evangelio en el mundo. Nos recuerda la importancia de glorificar el nombre del Señor a través de nuestras vidas y tes=monios, para que otros puedan ver su luz brillando en nosotros y ser atraídos hacia Él.
En nuestras oraciones, no solo debemos recordar a aquellos que predican el Evangelio en lugares lejanos, sino también a aquellos que enfrentan la oposición de hombres perversos y malvados.
Sabemos que no todos =enen fe, y es por eso por lo que debemos interceder en su nombre, pidiendo al Señor que abra sus corazones a la verdad del Evangelio. Pero no solo confiamos en nuestras propias fuerzas para enfrentar los desahos de la vida. Pablo nos recuerda que el Señor es fiel y nos guardará del mal. En medio de la adversidad, podemos confiar en su promesa de protegernos y fortalecernos, guiándonos en el camino de la obediencia y la paciencia.
Que nuestras oraciones sean un reflejo de nuestra confianza en el Señor y su poder para obrar en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. Que él encamine nuestros corazones hacia su voluntad y nos dé la fuerza para perseverar en la fe, confiando en la paciencia de Cristo para guiarnos en todo momento. Oremos juntos, confiando en que el Señor escucha nuestras súplicas y responderá según su perfecta voluntad. ¡Que su nombre sea glorificado en todo lo que hacemos! Amén.
Señor Jesús, escucha las oraciones de tu pueblo fiel, cuida y protege a quienes predican el Evangelio y a aquellos que enfrentan oposición por tu causa. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Firmes y adelante! – HL #811, estr. 2)
Al sagrado nombre, de nuestro adalid, Tiembla el enemigo y huye de la lid. Nuestra es la victoria, dad a Dios loor, Y óigalo el averno, lleno de pavor.
28 de noviembre
Texto: San=ago 1:2-12
La alegría en las pruebas
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resisMdo la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha promeMdo a los que le aman” (San=ago 1:12).
¿Alguna vez te has sen=do como si estuvieras atrapado en un torbellino de dificultades? A veces, la vida nos lanza desahos que nos hacen preguntarnos si podremos superarlos. Pero, ¿sabías que incluso en medio de esas pruebas, podemos encontrar una alegría profunda y duradera? San=ago nos dice que debemos considerarnos "muy dichosos" cuando enfrentamos diversas pruebas. No porque disfrutemos del sufrimiento, sino porque sabemos que nuestras pruebas producen perseverancia en nuestra fe. Así que, en lugar de desanimarnos cuando enfrentamos dificultades, podemos regocijarnos sabiendo que estas pruebas están fortaleciendo nuestra fe y haciéndonos más fuertes en el Señor.
San=ago nos recuerda que podemos pedir sabiduría a Dios, quien nos la dará generosamente. No tenemos que depender de nuestra propia comprensión o fuerza; en cambio, podemos confiar en el Señor para guiarnos y fortalecernos en medio de nuestras luchas.
A veces, cuando enfrentamos pruebas, podemos ser tentados a buscar soluciones en las cosas materiales de este mundo. Pero San=ago nos advierte sobre el peligro de poner nuestra confianza en la riqueza o el éxito. En lugar de eso, debemos mantener nuestros ojos puestos en Cristo, quien es la fuente de nuestra verdadera alegría y esperanza. Así que, cuando te encuentres en medio de pruebas y dificultades, recuerda que no estás solo. Dios está con=go en cada paso del camino, fortaleciéndote y guiándote. Conha en su sabiduría y provisión, y mantén tu mirada en la corona de vida que Él ha prome=do a aquellos que lo aman. ¡Que esta verdad te llene de alegría y te dé la fuerza para perseverar en tu camino de fe!
Amoroso Padre celesMal renueva nuestra confianza en Ti, en que nos sostendrás y nos llevarás a través de cada prueba que enfrentemos, Te lo pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
(Los que conhan en el Señor – HL #599)
Los que conhan en el Señor Son como el monte de Sión, Que no se mueve, que permanece, Son como el monte de Sión. Son como águilas, que con las alas extendidas van recorriendo las alturas por las corrientes del Espíritu; y en las pruebas y en duras luchas, son como el monte de Sión, los que conhan en Yahvé.
29 de noviembre
Texto: San=ago 1:13-18
Bendiciones en medio de las pruebas
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (San=ago 1:17).
A veces, la vida nos lanza pruebas y tentaciones que nos hacen preguntarnos si podremos soportarlas. Pero, ¿sabías que incluso en medio de esas dificultades, Dios =ene un plan para =? San=ago nos dice que cuando enfrentamos tentaciones, no debemos culpar a Dios. Él no nos pone a prueba para vernos fallar, sino para fortalecernos en nuestra fe. Por otro lado, el enemigo,
Satanás, busca alejarnos de Dios y sembrar dudas en nuestro corazón. Pero podemos resis=r sus ataques confiando en el poder y la fidelidad de Dios.
Cuando nos encontramos luchando contra el pecado y la tentación, es fácil sen=rnos abrumados y desanimados. Pero debemos recordar que Dios es nuestro proveedor de todo lo bueno y perfecto. Él nos da sabiduría para enfrentar las pruebas, nos ofrece salvación a través de Jesús y nos da nueva vida por medio del Espíritu Santo.
En nuestro camino de fe, es fácil desviarnos y perder de vista las promesas de Dios. Pero debemos recordar que Él nunca cambia. Aunque las circunstancias de la vida puedan ser dihciles, podemos confiar en que Dios está con nosotros en cada paso del camino. Él nos sos=ene en medio de las pruebas y nos guía hacia la vida eterna en su presencia. Así que, cuando te encuentres enfrentando pruebas y tentaciones, no pierdas la esperanza. Dios te ha dado todo lo que necesitas para perseverar y salir victorioso. Conha en su promesa de vida eterna y sigue adelante con valenXa, sabiendo que Él está con=go en todo momento.
Gracias Señor por tu fidelidad y misericordia para con tus hijos, Te pedimos que nos fortalezcas en medio de las pruebas que nos toca vivir. Danos paz en medio de la tormenta. En el nombre de Jesús. Amén.
(Dame, Señor, la fe– HL #951, estr. 1)
Dame, Señor, la fe que puede hallar Señales de tu amor doquiera esté; Las pruebas y el dolor podrán llegar, Mas en mi fe, Señor, descansaré.
30 de noviembre
Texto: San=ago 2:1-13
La misericordia triunfa sobre el juicio
“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas” (San=ago 2:1).
¿Alguna vez te has sen=do juzgado por tu apariencia o tu situación económica? En un mundo lleno de prejuicios y discriminación, es fácil caer en el error de juzgar a los demás por su apariencia o su estatus social. Pero, ¿sabías que este =po de comportamiento va en contra de la voluntad de Dios? San=ago nos recuerda que Dios no hace acepción de personas. Él no mira la apariencia
exterior ni el estatus económico, sino que ve el corazón y la fe de cada individuo. Por lo tanto, nosotros, como hijos de Dios, también debemos tratar a los demás con igualdad y mostrarles la misma misericordia que Dios nos ha mostrado a nosotros.
A menudo, tendemos a exaltar a los ricos y menospreciar a los pobres. Pero San=ago nos advierte que este =po de parcialidad no =ene cabida en el reino de Dios. La verdadera grandeza no se encuentra en las posesiones materiales, sino en la relación con Dios y en vivir conforme a su voluntad. Dios nos llama a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y a mostrar misericordia a aquellos que nos rodean. Cuando juzgamos a los demás por su apariencia o su situación económica, estamos olvidando el amor y la compasión que Dios nos ha mostrado a nosotros.
Recordemos que la misericordia triunfa sobre el juicio. En lugar de juzgar a los demás, busquemos mostrarles el amor y la compasión de Dios. Que nuestras acciones reflejen la gracia y la bondad de nuestro Señor, quien nos ha llamado a vivir en unidad y amor unos con otros.
Dios Padre Creador Omnipotente, ayúdanos a mostrar misericordia a aquellos que nos rodean y a tratar a los demás con igualdad y respeto. En el nombre de Jesús. Amén.
(El reino de la vida – HL #754, estribillo)
Vamos a anunciar esta alegría Que Jesús sanó nuestras heridas; Vamos a entregar misericordia, Vamos, compartamos la no=cia: Que ha llegado el reino de la vida.
1 de diciembre
Texto: Romanos 13:8-14
DICIEMBRE
el texto bíblico y la meditación
Luz en la oscuridad
“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las Mnieblas, y vistámonos las armas de la luz” (Romanos 13:12).
¡Bienvenidos al =empo de Adviento! que junto con Navidad y Epifanía pueden definirse como el =empo de la luz Piénsalo: la corona de Adviento y sus velas; el árbol de Navidad con sus luces. Y, en Epifanía, la estrella que guió a los sabios al niño Jesús. No son solo tradiciones, sino que señalan la venida de Cristo, la luz del mundo, en carne, para nuestra salvación.
La Biblia emplea el lenguaje de la luz en contraste con la oscuridad. La luz hace que la oscuridad sea disipada. La luz, en las Escrituras, señala al reino de Dios, su misericordia, su gloria y su jus=cia. En cambio, la oscuridad muestra nuestra mente y alma oscurecidas por el pecado; la muerte presente en el mundo y el dominio del diablo. Las obras de las =nieblas son todo aquello que se opone a la voluntad de Dios y son merecedoras de su cas=go e ira. Allí estábamos antes de la venida de Cristo. Perdidos, atrapados, incapaces de encontrar el camino hacia la luz.
Pero “la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Jn 1:9). Jesucristo ha venido a nuestras =nieblas y ha brillado sobre nosotros. Cargó con todos nuestros pecados en la cruz; y disipó las =nieblas de la muerte con su resurrección. A través de la predicación del Evangelio por parte de la iglesia, la luz de Cristo se ex=ende por todo el mundo. Y en la vida de cada cris=ano, el Espíritu Santo nos ha iluminado con el don de la fe. Nos recuerda que por el Bau=smo somos hijos de la luz, hijos del día ¡Vivamos en la esperanza de Cristo!
Amado Señor, gracias por traer tu luz y tu verdad a este mundo perdido. En este Mempo de Adviento, ayúdanos a vivir y comparMr el mensaje redentor cada día en nuestra familia. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Hosanna al buen Señor Jesús! - HL #376, estr. 1)
¡Hosanna al buen Señor Jesús! Del mundo es Él divina luz. A Cristo, Salvador y Rey.
¡Hosanna! cante fiel su grey.
2 de Diciembre
Texto: San Juan 1:1-18
Una linda Navidad
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
Cuando pensamos en Navidad nos gusta pensar en los momentos en familia, los villancicos, el árbol, regalos, la comida. Sin embargo, reducir Navidad a solamente eso está lejos de la realidad. Porque recuerda crudamente el gran problema de la humanidad, que tuvo como protagonista al Hijo de Dios humillándose al nacer en carne y huesos para ocupar el lugar que merecíamos. Y aunque resulte impactante ¡Tu misma salvación depende de ello! Por eso es que la iglesia siempre debe estar atenta a confesar esta verdad: “Y aquel Verbo fue hecho carne”.
Esta declaración tan simple expresa la verdad y el misterio más grande. Que Jesucristo, la Palabra, se hizo carne y “habitó entre nosotros”. Dios se hizo presente en medio de la humanidad caída para salvarnos. El Hijo único del Padre, el glorioso Hijo de Dios desde la eternidad, se hizo nuestro hermano “lleno de gracia y de verdad”. De eso se trata el pequeño bebé en el pesebre.
Toda la humanidad, cada uno de nosotros, había caído en la trampa mortal del pecado, desde nuestros primeros padres; y no podíamos salir. El hombre había pecado y debía morir. Los pecados no se pueden esconder bajo la alfombra. Jesús se ocupó de ellos. El inocente y justo sufrió y murió, como hombre, como si fuera el pecador, para todos y en nuestro lugar. Y su perfecto precio se acreditó en nuestra cuenta por la fe. La verdadera Navidad es linda no por lo que hagamos en estos días. Sino porque Jesús la hizo hermosa para nosotros. ¡Nuestra salvación ha llegado! ¡Celebra esta verdad! ¡Celebra Navidad! ¡Alégrate en Navidad! Dios está con nosotros, para salvarnos, en la persona de Cristo.
Querido Jesús, gracias por nacer en la carne para ocupar nuestro lugar en la cruz. Permite que nunca nos apartemos de esta verdad. En el nombre de Jesús. Amén.
(Nos ha llegado salvación - HL #804 estr. 1)
Nos ha llegado salvación Por compasión y gracia. Inú=les las obras son,
No =enen eficacia.
La fe mira al Señor Jesús, Me libra su pasión y cruz Con expiación perfecta.
3 de Diciembre
Texto: San Juan 1:19-34
El Cordero de Dios
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
En el arte de la iglesia primi=va Juan el Bau=sta era representado con una gran boca y un largo dedo índice que señala a Jesús. Nació “por tesMmonio, para que diese tesMmonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él” (Jn 1:7). Él no es el actor principal del “Drama Divino”, es quien anuncia que el fin de los males de la humanidad ha llegado: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Como tes=go en un juicio dio su tes=monio a sus oyentes: “No soy el Cristo, no se trata de mí, soy el que toca la trompeta. Estén listos para recibirlo. Conózcanlo, escúchenlo y véanlo. Depositen en Él toda su esperanza de salvación, vida eterna y confianza” Pero ellos rechazaron a Juan y a Cristo: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”(Jn 1:11).
No hay nada más importante que los hombres escuchen y crean que Jesucristo ha venido al mundo para reconciliar con Dios lo que se había perdido, librarlos del pecado, de la muerte y del poder del diablo; llevarlos a su cielo y darles vida eterna en el paraíso. Los cris=anos y la iglesia no se señalan a sí mismos sino al Cristo crucificado y resucitado. Sin embargo, la gran mayoría de la gente no =ene interés en nuestro mensaje, lo ignoran por completo y lo consideran una total tontería.
La buena no=cia sigue siendo que en Jesús somos perdonados, amados y salvados por Dios mismo. Libres para involucrarnos en este mundo en cualquiera que sea nuestro llamado y vocación No nos cansemos de señalar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El Señor de la iglesia está con nosotros.
Amado Jesús, gracias por ser el Cordero de Dios Ayúdanos a vivir confiando en Ti, de modo que siempre te anunciemos mientras cantamos: Ten piedad de nosotros. En el nombre de Jesús. Amén.
(Cordero de Dios - HL #714)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Danos la paz.
4 de Diciembre
Texto: San Juan 1:35-51
Ven y ve al Cristo
“Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo)” (Juan 1:40-41).
En el credo Apostólico confesamos que el Espíritu Santo nos ha llamado por el Evangelio; a diferencia de los primeros discípulos, que escucharon de la boca del mismo Jesús: “Sígueme”. Dios con=núa llamando hombres para anunciar el santo Evangelio, pero con una dis=nción: lo hace a través de su iglesia, a quién ha confiado el ministerio de la Palabra y los Sacramentos. Sin embargo, todos hemos sido llamados desde nuestro Bau=smo, cuando nuestros padres nos trajeron a Cristo y fuimos hechos sus hijos.
La invitación de Andrés a Simón, y de Felipe a Natanael, es simple y profunda a la vez. No usaron grandes discursos ni aplicaron un gran método, sólo compar=eron lo que sabían: “Hemos encontrado al Cristo”. Este es un mundo roto y triste por el pecado y la muerte. Lo que necesitas, toda esperanza, todo perdón y salvación, todo sen=do y propósito está en Él. No somos apóstoles, quizá tampoco seamos pastores llamados y ordenados para perdonar, predicar públicamente y administrar los sacramentos, más Dios sigue usando nuestras bocas, manos y pies para invitar a los pecadores: “ Ven y ve y al Cristo crucificado por nosotros”.
Que el Señor de la iglesia nos dé el coraje de anunciar como padres, hijos, amigos, compañeros y vecinos, la preciosa historia de Cristo y de su amor.
Amado Jesús, ayúdanos a reconocer cuán benditos somos al ser tus hijos llamados e iluminados por la verdad de tu Palabra. Permite que a través de nuestro tesMmonio muchos vengan a Ti para salvación. En el nombre de Jesús. Amén.
(Grato es contar la historia - HL #1009 estr 1)
Grato es contar la historia
Del celes=al favor,
De Cristo y de su gloria, De Cristo y de su amor; Me agrada referirla, Pues sé que es la verdad, Y nada sa=sface
Cual ella mi ansiedad.
5 de Diciembre
Texto: San Juan 2:1-12
Señales
“Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él” (Juan 2:11).
Jesús acaba de conver=r el agua en vino. San=fica todo matrimonio con su presencia. Como Mesías dará el vino nuevo de su salvación. La alegría y el gozo que el perdón de su sangre derramada en la cruz da a cada cris=ano. Y sus discípulos “creyeron en él”.
Sabemos y aprendemos de señales a lo largo de la vida. Una señal no es una cosa en sí misma, sino que apunta a algo más. Un disco PARE no es lo importante, sino que significa que debo parar el auto, detenerme, porque puedo chocar o me pueden poner una multa. El letrero del supermercado no es el supermercado en sí, sino que significa que allí se puede comprar lo necesario para cada día en la vida familiar
En el Evangelio de San Juan cap. 2 tenemos una señal o signo. El letrero dice: "La gloria de Jesús". Y cuando los discípulos ven la señal, ellos creen en El. Es decir, =enen fe y confianza en Jesús. ¿Tenemos hoy señales como las de la boda de Caná? Sí, están dónde Jesús se deja ver para nosotros. El perdón anunciado por el pastor; la Palabra predicada en el Servicio Divino o leída y enseñada en la familia; el Bau=smo de la salvación y la Mesa del Perdón. Es a través de estos medios de gracia que la fe nos es dada, guiada en Ley y Evangelio, y mantenida para vida eterna. Cada vez que hacemos la señal de la cruz recordamos esto. Y caminamos confiando en que Jesús nos lleva al mejor lugar, que su verdad es la única verdad y que Él es el Mesías prome=do desde antaño.
Señor, gracias por darnos el vino nuevo de tu salvación; y por cuidar de nuestra fe para alegría y gozo eternos. En el nombre de Jesús. Amén
(Gratitud y prez al Rey - HL #440 estr 1)
Gratitud y prez al Rey,
A Jesús canta hoy su grey. Manifiesto cual Señor Por la estrella en su fulgor; Vástago de estirpe real; Fue Belén su hogar natal. ¡Hoy cantamos tu loor: Encarnado Dios de amor!
6 de Diciembre
Texto: San Juan 2:13-25
Enojo Santo
“Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos” (Juan 2:15).
No es la imagen de Jesús que a la mayoría de las personas les gusta ver. Con un lá=go de cuerdas, azotando a la gente y a los animales, y expulsándolos del templo. No una, sino dos veces, al comienzo de su ministerio y el lunes de Semana Santa. ¿Por qué estaba Jesús enojado? Porque se había corrompido el templo. Allí se debía enseñar el temor a la ira de Dios. Con Moisés se habían dado reglas claras a ser cumplidas, y todas ellas señalaban que el pecado, la maldad, y romper su ley =ene un precio y una consecuencia de muerte. Entonces, sacerdotes con ciertas ropas, sacrificios y ritos apuntaban a lo que el Cordero de Dios haría. Y Jesús, verdadero Dios, no permi=rá que nada de lo que manda sea corrompido y malentendido.
Debiera causarnos pánico pensar que Dios no dejará que ninguna coma de su ley quede sin cumplir. Que la presencia de Dios será un lugar peligroso para quienes toman la fe a la ligera. Para quienes corrompen la manera de relacionarse con Él pensando que cada uno puede creer y hacer lo que quiera. Porque al final de cuentas Dios es bueno y no condenará ¿no? ¡No!
Sin embargo, esta acción de Jesús es también profundamente consoladora. Porque nuestro Redentor está totalmente comprome=do con nosotros. Así como quitó todo lo que impedía un correcto relacionamiento con Dios en el templo, quitó también todo lo que nos separaba de Dios y enfrentó lo que debíamos enfrentar en la cruz. Pagó por todos nuestros pecados y derrotó la muerte que merecíamos. Jesús es el perfecto sacrificio, sacerdote y templo. Él ha limpiado con su sangre la vida de los que creen en Él. Abrazamos su gracia y por eso ya no tememos su santa ira.
Santo Dios, te damos gracias porque en Cristo no tememos tu ira y casMgo, sino que por la fe en Él estamos en paz conMgo. En el nombre de Jesús. Amén.
7 de Diciembre
Texto: San Juan 3:1-21
(Por gracia sola yo soy salvo - HL #809 estr. 1)
Por gracia sola yo soy salvo. No temas más, mi corazón. ¿Por qué te afliges con recelos Y dudas de tu salvación?
Dios siempre dice la verdad: De gracia el cielo es tu heredad.
Cristo me ama, bien lo sé
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
Un texto conocido y que cada cris=ano sabe de memoria, quizás el más citado de la Biblia. Escrito en calcos, carteles, ropa y mucho más. Para Lutero, Juan 3:16 es una pequeña Biblia en un solo verso. Nos dice no sólo que Dios amó tanto al mundo, sino lo que estuvo dispuesto a hacer para redimir aquello que se había perdido. Este es el mensaje que el Espíritu Santo trae, que se hace carne en el bau=smo de cada uno, y que no puede ser separado de la cruz de Jesucristo.
La profundidad de este amor es incomprensible para nosotros. Por eso también es el mensaje más rechazado y menos creído. Porque ¿Quién puede confiar y mucho menos creer en un Dios que permite que Jesús sufra de tal manera? Quien no comprende que nacemos muertos, que el pecado es algo real en nosotros, y que el amor de Dios =ene que ver con su jus=cia, nunca creerá ni entenderá Necesitamos nacer de nuevo, como Jesús dice a Nicodemo.
He aquí que Jesús se levantó para =. He aquí un Dios que actúa por amor para eliminar la maldición de su ira por el pecado. He aquí un Dios que se complace en darse a sí mismo, para que no te pierdas, sino que tengas vida eterna con Él. “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Jn 3:17). Memorízalo, aprende qué significa y da gracias por ello. Cuando veas un crucifijo, recuérdalo. Pero por sobre todo vívelo sabiendo que =enes el amor y la alegría que Cristo ha dado.
Espíritu Santo, gracias porque me hiciste nacer de nuevo para Dios en Cristo. Ayúdame a valorar tus dones de amor y a nunca apartarme de ellos. En el nombre de Jesús. Amén.
8 de Diciembre
Texto: Romanos 15:4-13
(Cristo me ama - HL #921 estr. 2)
Cristo me ama, me salvó, En la cruz por mí murió; Mi pecado perdonó; Vida eterna me donó.
La esperanza que trae Jesús
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13)
San Pablo habla sobre la esperanza que Dios regala; y que da alegría y paz En nada se parece a lo que el mundo señala como importante. Mientras caminamos en el =empo de Adviento la verdadera esperanza nos prepara para el regreso de Jesús. Toda la Palabra de Dios fue escrita para enseñarnos: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Rom 15:4).
Pensar en “nuestra esperanza” puede ser incierto, porque algo puede cambiar en el camino. Pero la esperanza de Dios es una esperanza eterna y confiable. No decimos “Espero que Dios perdone mis pecados”, pensando en que no lo hará. La Palabra de Dios así lo dice, el perdón de Cristo crucificado es algo cierto y seguro. Él nos da su iglesia y sus pastores para darnos su Absolución, su Palabra que anuncia en nuestros oídos este perdón, la consolación mutua de los hermanos y la misma Santa Cena para asegurarnos de este perdón. Y está escrito para nuestra paciencia, resistencia y ánimo. Al celebrar la primera venida de Jesús en Navidad y su muerte por nosotros recordamos que, aunque pasemos por grandes dificultades, lo que Dios nos ha dado por la fe es esperanza que trae gozo y paz completos ahora, y especialmente en la eternidad.
No vivimos como si no tuviéramos la esperanza del perdón de Jesús. Sino que en cada cosa queremos glorificar a Dios. Recibiendo, aceptando y hablándonos unos a otros como Dios lo hace: con el mismo perdón de Cristo. Mostramos el amor paciente de Dios con quienes han perdido y no =enen la esperanza verdadera. Compar=mos la alegría al invitar a otros a celebrar la Navidad para conocer esta esperanza que Jesús ganó. ¡Gracias Señor por darnos la esperanza que no teníamos!
¡Oh Espíritu Santo! Llénanos de alegría y paz por la fe, para que rebosemos de la verdadera esperanza de Cristo. Sostennos en nuestros afanes mientras esperamos la segunda venida de Jesús. En el nombre de Jesús. Amén.
(Redentor precioso, ven - HL #375 estr. 1)
Redentor precioso, ven: Tú, del mundo la esperanza; Mi rescate y sumo bien, Ven, en Ti mi fe descansa. Tu hermosura singular, Cristo, espero contemplar.
9 de Diciembre
Texto: San Juan 3:22-4:6
Ya vino el Esposo
“Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la Merra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bauMzaba” (Juan 3:22).
El ministerio de Juan el Bau=sta pronto terminará y eso no le preocupa. Será encarcelado injustamente y decapitado por el rey Herodes. Fue enviado para anunciar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Sus discípulos no en=enden por qué las personas ahora se van con Jesús. Incluso, algunos de sus compañeros los abandonaron siguiendo a Jesús como sus discípulos. Pero para Juan no es un fracaso: “mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Jn 3:29-30)
Juan cuenta una breve parábola. Él es el amigo, el padrino de bodas que brinda por los novios en la fiesta; el que prepara a la novia (la Iglesia) para recibir a su Esposo (Cristo). La entrega a su esposo para que la ame: “Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para sanMficarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efe 5:25-27)
Así como Juan, no somos el centro de nuestra vida, pero somos tentados a amarnos más que a Jesús y su palabra, a despreciar el regalo precioso de la salvación de Cristo y a buscar el gozo y la alegría en las cosas y en nosotros. Es necesario que disminuyamos y que Cristo crezca en nosotros. En los servicios recordamos nuestro Bau=smo, confesamos los pecados y recibimos la alegría del
perdón. También, durante el Adviento, encendemos una vela de la corona cada semana, para significar que la verdadera luz, el Esposo viene pronto a iluminar y salvarnos de la muerte.
Jesús, Luz del mundo, gracias por venir a iluminar mi vida. Ayúdame a luchar contra todo lo que me aparta de Ti, mi amado Salvador. En el nombre de Jesús. Amén.
(¿Cómo he de recibirte? - HL #380 estr. 5)
Del cielo Tú has venido, Movido por tu amor,
Tu trono bendecido dejaste y su esplendor, Y al mundo y su miseria
Tan lleno de dolor
Visitas en tu gracia
Y colmas de favor.
10 de Diciembre
Texto: San Juan 4:27-45
Vengan a ver
“ Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba tesMmonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho” (Juan 4:39)
Hermosa historia es la del encuentro de Jesús con la mujer samaritana. El Buen Pastor se sienta con ella rompiendo reglas de la época (era mujer y samaritana), la confronta con su pecado y le muestra que es el Cristo salvador tan esperado. ¡El Evangelio es para todos! ¡Jesús es el agua de vida que calma la sed espiritual! Los discípulos no comprenden esto, por eso hay sorpresa al ver al Señor hablando con ella. Pero ella ya entendió, deja el cántaro y corre al pueblo: “ Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?” (Jn 4:29). Mientras, Jesús enseña a los discípulos que lo urgente es la cosecha de almas de toda raza y nación. Que, para recibir los beneficios de la obra de Cristo, su perdón, vida y salvación, hay que escuchar la buena no=cia.
Y aquí llega la cosecha, corriendo entre el trigo verde, vienen las blancas espigas a causa del tes=monio de la mujer. Jesús y los discípulos fueron invitados por la gente del pueblo y se quedaron con la cosecha, antes despreciada, con un resultado sorprendente: “y decían a la mujer:
Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo” (Jn 4:42).
Somos la parte de la cosecha prome=da por Jesús a sus discípulos. Pero también somos como la mujer, a quién Dios usó para invitar a otros a conocer al que puede dar agua de vida y salvación para vida eterna. Qué alegría hay en cielo y en la =erra cuando el mensaje es compar=do con un simple: ¡Vengan a ver!
Amado Jesús, ¡Gracias por tu salvación! Danos perseverancia para trabajar ahora que es de día, antes de que llegue la noche en que nadie pueda trabajar. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Fiel Palabra espárcete! - HL #1007 estr. 1)
¡Fiel Palabra espárcete! Por ti el reino extiéndase; Y el aliento de Dios dé Vida eterna por la fe.
11 de Diciembre
Texto: San Juan 4:46-54
¡Conba en mi Palabra!
“Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir” (Juan 4:46-47).
La hermosa creación de Dios en seis días era perfecta. Pero ya no es así, todo se echó a perder. ¿Y quién puede entender lo relatado en Génesis? ¿Por qué hay muerte, cuerpos enfermos y discapacitados? ¿Por qué estaba enfermo el hijo de este funcionario real? La Biblia deja claro que el diablo tentó a Eva y a Adán y trajo el pecado y la muerte a esta creación. Toda razón del mal en este mundo puede ser rastreada hasta el principio. Satanás derrotó al ser humano. Y ahora, libra una guerra en nuestros corazones para destruir cualquier esperanza en Dios y mantenernos cautivos del miedo a la muerte. Pero Dios no es vencido por nadie, ni en el huerto del Edén, ni en Capernaum Por el poder de la Palabra de Jesús y sus santos Sacramentos Dios nos arma contra las mentiras del diablo.
Mientras que el oficial del rey esperaba un gran milagro para creer, Jesús lo lleva a confiar en su Palabra: “Jesús le dijo: Ve tu hijo vive.» Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue” (Jn
4:50). Porque finalmente lo más importante no era que su hijo fuera sanado, sino que frente a la muerte y toda situación de la vida, el oficial y su familia fueron adornados con la salvación y la paz que sólo Jesús puede dar.
Todo mal que enfrentamos es consecuencia del pecado. Por eso anímate a sumergirte y aferrarte de las herramientas que Dios te da. Allí hay luz y paz. Busca escuchar con frecuencia la Palabra hablada, predicada y cantada. Recuerda tu bautismo cada mañana y durante el día y que eres amado hijo e hija de Dios cuando te enfrentas al mundo pecador y cuando pierdes la perspectiva de Dios en tu vida.
Amado Jesús, tu Palabra es poder que da vida y salvación. Ayúdame a que siempre confíe en ella, la aprenda y guarde de buena gana. En el nombre de Jesús. Amén.
(Tu piedad, ¡oh, Dios!, imploro - HL #643 estr. 3)
No soy digno de que vengas Bajo el techo de mi hogar, Mas me basta tu Palabra, Que me sana al perdonar. Perro soy que de las migas De tu gracia buscará, Pues yo sé que en tu mesa
Pan de vida abundará.
12 de Diciembre
Texto: San Juan 5:19-29
Tu Salvador es tu juez
“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo” (Juan 5:22).
Se dice "¿Quién eres tú para juzgarme"? cuando alguien no acepta la opinión de otro. ¿Pero que se diría sobre Dios como juez? En el =empo de Adviento recordamos que Jesús volverá como juez. Sabemos que el justo juicio de Dios es real y lo confesamos en el credo Apostólico: “Jesucristo […] vendrá de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos”. También sabemos que los que hicieron mal con pensamientos, palabras y acciones irán al fuego del infierno.
Los líderes judíos estaban enfurecidos con Jesús porque acababa de equipararse a Dios. Pero Jesús dice aún más: “De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino
lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente […] Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida […]El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió” (Jn 5:19, 21, 23)
Aquel que sabe todas las cosas, verdadero Dios, será el juez en el día del juicio, no solo el juez de los sin nombre y rostro que está ahí afuera. Jesús será nuestro Juez. ¿Te llena de miedo o gozosa esperanza? Jesús es también verdadero hombre, se hizo tu hermano para ocupar tú lugar. Soportó el cas=go que tus pecados merecen al dar su vida en la cruz. Y también abrió los ojos al tercer día para darte de su vida. Aquel que es el Dios omnisciente que no podría olvidar nada, promete nunca recordar tu pecado. Jesús, tu Juez, es también Jesús, tu hermano, tu Salvador, tu Vida. ¡Quiero tener un juez así!
¡Oh Jesús! En el día de tu juicio venidero no temo porque eres mi Salvador. Gracias porque sufriste el justo juicio de Dios por mí. En el nombre de Jesús. Amén.
(Pronto vuelve Jesucristo - HL #555 estr. 1)
Pronto vuelve Jesucristo
A juzgar a este mundo
Con divina potestad. Esperemos la llegada
De aquel hermoso día. ¡Preparaos cristiandad!
13 de Diciembre
Texto: San Juan 5:30-47
Buscar en el lugar correcto
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan tesMmonio de mí” (Juan 5:39).
Un anciano de mi congregación decía: “No solo hay que buscar lo correcto, sino también buscarlo en el lugar correcto”. Me gusta pensar así de nuestro texto de hoy de Juan capítulo 5. Toda la discusión de Jesús con los enfurecidos líderes judíos es porque Él sanó a un paralí=co un sábado, el día de reposo. Y lo que el Señor les señala es que han buscado en el lugar correcto, pero no han buscado allí la verdad. Es correcto buscar en las Escrituras, pero, una vez, allí solo querían encontrar sustento para sus ideas equivocadas de la ley de Dios y no para descubrir que ellas
señalan a Cristo. Tampoco podían comprender el amor de Dios manifestado en Jesús, el Mesías, y por ello no pueden reconocerlo, ni quieren, aunque esté frente a sus narices hablándoles.
No hay duda de que las Escrituras son las Palabras de vida, pero a nuestras mentes pecadoras les encanta encontrar razones para juzgar a los demás o señalar lo buenos que somos Es verdad que la Palabra de Dios actúa como ley para acusarnos de nuestros pecados, señalarnos la muerte y condenación a causa de ellos; y para mostrarnos nuestra necesidad de Cristo. Pero la Palabra de Dios también actúa como Evangelio para mostrarnos a Cristo y lo que El hace por nosotros. Para mostrarnos que en Cristo es donde reside la verdadera vida (Jn 11:25); y que es el centro de nuestra fe y esperanza: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn 1:17). Por ello es que ¡Sigue buscando ahí, el lugar correcto! ¡Sigue encontrando a Cristo, lo correcto!
Espíritu Santo, gracias por darnos la Palabra de Dios. Quita de nosotros la tendencia a mirar la ley de Moisés para comprender el amor del Padre por nosotros, en lugar de la gracia, la verdad y la vida que ha venido a través de Jesús. En el nombre de Jesús. Amén.
(Señor, ¿a quién iremos? - HL #851)
Señor, ¿a quién iremos? si ya hemos oído tu voz, y hemos reconocido que Tú eres Hijo de Dios. Señor, ¿a quién iremos? si ya hemos oído tu voz, y hemos reconocido que Tú eres Hijo de Dios. Y solo Tú tienes palabras de vida y de verdad, palabras de consuelo, de amor y santidad. Solo Tú eres Dios; Tú eres la verdad, solo a Ti te damos la gloria y majestad, gloria y majestad.
14 de Diciembre
Texto: San Juan 6:1-21
Pan para el hambre real
“Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo” (Juan 6:14).
La alimentación de los 5.000 fue uno de los mayores milagros de Jesús. “Cuando Jesús alzó sus ojos” vio su necesidad, no solo de pan. Ovejas sin pastor que necesitaban ser rescatadas, guiadas,
alimentadas y protegidas por un Buen Pastor. Y fue resuelta por el Hijo de Dios para enseñarles, y a nosotros, sobre la confianza en todo momento en su provisión para cuerpo y alma.
¿Necesitas pan? El pecado lleva a negar la necesidad de Dios haciendo que los ojos estén en las cosas temporales. Pensar que necesitamos amigos, educación, buen gobierno, vida próspera sin problemas. Imagina que la necesidad es pan. Y aquí hay pan para una mul=tud en un instante. Pero ¿Qué es lo más importante? Que tus pecados te han separado de Dios. Que la obsesión con las cosas terrenales es un síntoma de nuestra enfermedad espiritual. Que no tememos, confiamos, ni amamos a Dios con todo el corazón, tendemos a vivir y confiar en nosotros mismos, pensando que estamos bien, cuando en realidad estamos muriendo de hambre.
Jesús huye de ellos cuando quieren hacerlo rey, porque vino a sa=sfacer la verdadera necesidad. No deja a sus ovejas sin cuidado temporal ni eterno. Como el Buen Pastor que daría su vida por las ovejas, en rescate y sacrificio, =ene jus=cia y amor para todos Tiene perdón y salvación para todos. Es el Pan vivo enviado del cielo para comer por la fe en Él. Y así como repar=ó panes y peces a través de los apóstoles; hoy reparte sus dones de gracia a través de su Iglesia para el mundo. ¡Gra=s para = por la fe! ¡Danos siempre el verdadero pan Señor!
Buen Pastor, dame siempre el mismo pan de tu perdón y salvación. Renueva mi corazón para que lo aprecie y viva con agradecimiento. En el nombre de Jesús. Amén.
(Canten con alegría - HL #972 estr 2)
Cristo es la luz del mundo, y el que le sigue la luz tendrá; Cristo el pan de vida, y el que de Él come no morirá. Cristo la fuente viva, y el que de Él bebe no tendrá sed; Y si desea vida, vaya a la fuente para beber.
15 de Diciembre
Texto: 1 Corin=os 4:1-5
Los Pastores son siervos de Cristo
“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios” (1 Corin=os 4:1).
En el =empo de Adviento recordamos a Juan el Bau=sta apuntando a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¿No sería fantás=co si tuviéramos a Juan el Bau=sta señalando a Cristo en nuestros días? Juan no fue el úl=mo siervo de Cristo. Le siguieron los apóstoles, los 72
discípulos enviados por Jesús, y con=núa generación tras generación a través del oficio pastoral. El pastor es un siervo de Cristo y está encargado de sus misterios celes=ales. Aunque es su boca y sus manos, el poder viene del mismo Señor de la iglesia a través de su Palabra y Espíritu, a quién señalan con el dedo.
Las ves=mentas que usan los clérigos y sus cán=cos =enen como fin cubrir al hombre y mantener el enfoque en Cristo. Nosotros, adultos, deberíamos aprender de nuestros pequeños que señalan al pastor y dicen: “¡Jesús!”. Cuando estás aba=do bajo las pesadas cargas de tu pecado, tu pastor viene para levantar tus ojos hacia la cruz. Si te enfermas y estás cercado por la muerte, tu pastor trae la medicina de la Palabra viva de Dios y el Cuerpo y la Sangre de Cristo a tu cama. Si estás atrapado en el engaño de la seguridad pecaminosa, tu pastor te llama al arrepen=miento. Cuando necesitas consuelo y fortaleza, él administra la Cena del Señor para el perdón sólo a aquellos que confiesan unánimes la fe cris=ana.
Los pastores son, por lo tanto, un don de Dios, que te entrega sus misterios. Por eso el llamado de la congregación a su pastor es divino. Es a través de esta bendita vocación que el Señor con=núa cuidando Su rebaño. ¡Da gracias a Dios por tu pastor y ora por él!
Pastor de los pastores ¡Gracias por darnos siervos tuyos para traernos tus regalos de gracia! ¡Ayúdanos a hacer que su trabajo sea grato y alegre! En el nombre de Jesús. Amén.
(A la obra santa del ministerio - HL #1033 estr. 1)
A la obra santa del ministerio Entren gozosos, Dios soberano, Los que Tú llamas a tu servicio, A ser pastores de tu rebaño.
16 de Diciembre
Texto: San Juan 6:41-59
Pan eterno
“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Juan 6:51).
No hay nada mejor que un pan casero recién horneado hecho con amor para alimentar a la familia. Así es con Jesús, su amor se manifestó en la cruz dándonos vida verdadera y genuina.
Comer el pan de vida es un acto de fe, es creer en Jesús. Es la voluntad del Padre “que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día postrero”.
Los protagonistas de nuestra historia siguen y buscan a Jesús, quieren el pan de cada día. Tienen en la boca el sabor de los panes de cebada y del pescado con los que Jesús los había alimentado milagrosamente. Se acordaron del maná con el que Dios alimentó a sus antepasados en el desierto; pero olvidaron que sus antepasados comieron maná y murieron. Rechazaron a Jesús perdiendo la comida diferente, mejor, que da vida eterna.
La vida con Jesús, el Pan de vida, es mucho mejor que la vida sin Él. No es una cues=ón de can=dad. No es sólo que sea eterna. Tiene que ver con lo que entrega y hace. No se trata de seguir viviendo una vida rota y desgarrada, marcada por todos los problemas que el pecado trajo al mundo como muerte, dolor, ira y condenación. Es algo nuevo y diferente porque Jesús está en medio de todo. ¡Él nos ama! ¡Dios nos ama! ¡Dios nos perdona! ¡Dios nos da vida eterna!
Jesús, nuestro Pan de cada día. Ayúdanos a saborear el aroma de tu vida dada por amor. Aliméntanos, nútrenos y sostennos ahora y por toda la eternidad. En el nombre de Jesús. Amén. (Tomad, comed - HL #744 estr 2)
¡Oh, Pan del cielo! Mejor que el maná, Quien de Ti coma por fe vivirá; ¡Oh, Pan de vida! Nos traes perdón, Fuiste ofrecido en la crucifixión.
17 de Diciembre
Texto: San Juan 6:60-71
Jesús es el único pan que da vida eterna
“Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír” (Juan 6:60)?
Jesús les dice que él es el Pan del cielo que da vida eterna y que si no comen su carne y beben su sangre no tendrán vida. (Jn 6:35,58). Esto causa tal escándalo que, de más de cinco mil congregados, permanecen unos pocos ¡Demasiado radical! ¡Seguro encontraremos a alguien más tolerante! “Dura es esta palabra. ¿Quién la puede oír” (Jn 6:60)?
Las Escrituras contienen doctrinas que no son del gusto popular. Para quien no cree, las cosas de Dios son una locura (ver 1 Cor 2:14). Es por esta razón que los seguidores de Jesús siempre enfrentaron la persecución. Asuntos como el bautismo de niños, la Santa Cena sólo para los miembros, matrimonio bíblico, la defensa de la vida y sexualidad según la ordenanza de Dios, no son aceptadas, sino perseguidas, acusando a los cristianos de fundamentalistas.
A los pocos que permanecen, Jesús les dice: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” (Juan 6:67) Pero Pedro y sus compañeros no tienen una lista de opciones espirituales: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Jn 6:68). El Espíritu Santo nos hace comprender que sólo Jesús ofrece perdón, paz, libertad y salvación eterna por medio de la fe en Él. Que solo Jesús revela el amor y la gracia de Dios.
¿Hemos pensado dejar la iglesia? Debemos recordar que hubo otro abandono: el que sufrió Jesús en la cruz. Dios no nos abandona, fuimos traídos por misericordia. Bautizados y perdonados, vivimos en y por Él. Aprendimos que sólo en Cristo tenemos vida eterna y todo lo necesario para caminar cada día como su iglesia. Que la fe y el testimonio de la iglesia sigan siendo que sólo en Jesús tenemos la Palabra de vida eterna.
Espíritu Santo permite que llevemos el mensaje del Evangelio puro de la cruz de Cristo por los pecados de la humanidad. Recuérdanos cada día que somos hijos amados y escogidos en Cristo Jesús. En el nombre de Jesús. Amén.
(Ven, Espíritu Santo - HL #535 estr. 1)
Tú, promesa del Padre, don de Cristo Jesús, Ven, y danos tu fuerza para llevar nuestra cruz.
18 de Diciembre
Texto: San Juan 7:1-13
Gloria verdadera
“Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo” (Juan 7:3-4).
La fiesta de los Tabernáculos o Enramadas era una celebración muy importante. Los judíos recordaban cada año el =empo en que Dios estuvo con ellos en el desierto, camino a la =erra
prome=da, viviendo en =endas de campaña una vez más. Pero esta fiesta es diferente porque Jesús había hecho muchos milagros y había dicho algunas cosas que no fueron del agrado de los líderes (Jn 5 y 6). No habían entendido sus señales y querían matar a Jesús.
Los hermanos de Jesús no creían en Él y, en son de burla, le proponen que aproveche y vaya a Jerusalén para mostrarse públicamente como el gran hacedor de milagros y Mesías. Jesús no está dispuesto a eso, ya había rechazado la tentación de Satanás de tener la gloria del mundo. Dejó en claro que sus ac=vidades no estaban determinadas por la voluntad de los seres humanos: “Mi Mempo aún no ha llegado” (Jn 7:6).
Jesús sí iría a Jerusalén, no como querían ellos, sino montado en burro. Iría no para mostrarse como conquistador o rey, sino como quién cargaría una cruz por los pecados del mundo, dando su vida por ellos. Y aunque igualmente iría a la fiesta en Jerusalén, no sería públicamente, porque no permi=ría que su hora se adelantara. Todo sucedería en el =empo de Dios. Los cris=anos debemos tener cuidado para no caer en la trampa de buscar nuestra propia gloria o el reconocimiento personal en lugar de honrar a Jesús. Cris=anos que hacen de todo para que su nombre sea conocido; pastores que llenan estadios, recaudan fortunas y se llenan de seguidores, han caído en esta trampa. Aprendamos de Cristo y anunciémoslo como el crucificado salvador.
Amado Señor, danos la fe que confíe en tus propósitos. Danos la fe que abrace tu cruz y tu pasión. Ayúdanos a honrarte sólo a Ti nuestro bendito Salvador. Amén
(¡Amor inexplicable! - HL #464 estr 4)
Jesús, Cordero y Redentor, Tu hora ya ha llegado. El enemigo y el traidor Tu muerte han arreglado. Resuelto vas, y en el altar, Por mí la vida entregarás.
¡Amor inexplicable!
19 de Diciembre
Texto: San Juan 7:14-31
Cuando Dios alza la voz
“Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis” (Juan 7:28).
Jesús fue a la fiesta en secreto, y a la mitad comenzó a enseñar en el templo. Jesús trajo un claro mensaje: las cosas que anunciaba no eran algo que Él hubiera inventado. Sus enseñanzas venían del mismo Dios, sus palabras y acciones coincidían perfectamente con las Sagradas Escrituras y con todo lo que ellas promeXan acerca del Mesías. Jesús es el verdadero Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Pero los líderes judíos rechazaron obs=nadamente a Jesús y sus enseñanzas.
Entonces Jesús alzó la voz (literalmente, gritó). Así como la Sabiduría, en el libro de Proverbios (Prov 1:20-33), clama por las calles llamando a escuchar la voz de Dios. Jesús esperaba que se volvieran a Dios con arrepen=miento y devoción; que creyeran que el Padre lo había enviado. Pero las cartas estaban jugadas, para ellos no había vuelta atrás. Sólo quedaba prenderlo y matarlo. Jesús salió de en medio de ellos con poder divino.
La iglesia sigue alzando públicamente la voz desde el púlpito en cada servicio. No es su voz sino la de Jesús. No es sólo una voz de juicio, sino de esperanza y amor por la salvación de las almas. Pero ¡hay de aquellos! que se apartan de la doctrina verdadera, de allí Jesús se va, allí solo vendrá llanto y crujir de dientes en el úl=mo día. Hubo, sin embargo, otro grito: el de la muerte en la cruz, cuando Jesús entregó su espíritu. Un grito de la misericordia de Dios. Allí gritó por = y por todos, para que creyendo en Él recibamos los beneficios de su muerte y resurrección.
Amado Salvador, gracias porque no huiste de la cruz sino que te entregaste por nosotros. Líbranos de la tentación de apartarnos de tu verdad salvadora y ayúdanos a vivirla y comparMrla con todos. En el nombre de Jesús. Amén.
(Voz de la cruz que llama - HL #637 estr. 1)
Voz de la cruz que llama: A Cristo ven. Voz tierna, compasiva: A Cristo ven. Hoy es el tiempo acepto, Hoy salvará; ¡Oh!, debes conocerle: Ven, pecador. 20 de Diciembre
Texto: San Juan 8:1-20
Tres cosas raras
“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:10-11).
¡Hay algo raro en esta situación! Los escribas y los fariseos trajeron a Jesús a una mujer sorprendida en el acto de adulterio. El cas=go estaba escrito en la Ley y era la muerte (Lev 20:10). Pero ellos trajeron a un solo culpable; no a los dos, como mandaba la ley. Estaban tratando de encontrar alguna manera de desacreditar a Jesús. Si dejaba ir a la mujer, violaba la ley de Dios; si autorizaba su apedreamiento, violaba la ley romana. ¿Estaba el Señor en problemas?
¡Jesús ve otra cosa rara! No cues=ona la culpabilidad de la mujer ni la ley de Dios Más bien ve que todos son culpables de pecado: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Jn 8:7). La respuesta del Hijo de Dios confronta con la realidad de cada uno y que cada pecado es detestado por Dios, mereciendo el justo juicio de Dios ahora y en la eternidad. “Porque la paga del pecado es muerte” (Rom 6:23)
¡La úl=ma cosa rara es la misericordia de Dios! La mul=tud entendió y se dispersó. Sólo quedó el Único que realmente podía acusar a la mujer. Pero la perdonó y le enseñó que debía vivir como alguien perdonado. Somos benditos en que nuestro Señor nos trata de igual manera. No mira hacia otro lado como si nada sucediera, sino que Jesús llevó el cas=go de nuestros pecados a la cruz, pagó nuestra pena de muerte. Y nos llama a vivir una vida de arrepen=miento. Confesemos nuestros pecados y confiemos en la misericordia de Dios. Agradecidos huyamos del pecado y sigamos a nuestro Señor en fe, esforzándonos por vivir de acuerdo con su santa voluntad.
Señor, la luz del mundo, guíanos por tus caminos de misericordia y perdón de modo que siempre confiemos en tu sacrificio en la cruz. En el nombre de Jesús. Amén.
(Tal como soy de pecador - HL #808 estr. 3)
Tal como soy, con mi maldad, Miseria, pena y ceguedad; Pues hay remedio pleno en Ti: Cordero de Dios, heme aquí.
21 de Diciembre
Texto: San Juan 8:21-38
Decir la verdad
“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).
A pocos días de Navidad, el leccionario nos regresa al Evangelio leído en la celebración de la Reforma Luterana Jesús dice: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado […] Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:34, 36). Jesús está diciendo “les digo la verdad”. ¡Cuán importante es saber la verdad! ¡Es vital para la salvación!
Vivimos =empos en dónde pareciera que cada uno =ene su verdad, que hay varias posibles verdades a ser elegidas y creídas, que cada persona puede tener parte de la verdad. Por eso no es de extrañar que muchos aún hacen la pregunta (junto con Poncio Pilato), “¿Qué es la verdad” (Jn 18:38)? MarXn Lutero creció con MIEDO de Dios, pensando que tenía que hacer algo para agradarlo. La Iglesia de la época de Lutero ciertamente se había alejado de la verdad, con reglas y prác=cas hechas por el hombre, no basadas en la enseñanza del glorioso Evangelio. Ellos tenían la Palabra de Dios, pero ciertamente no “permanecían en ella”.
La verdad que Lutero redescubrió es el precioso Evangelio de Cristo, muerto y resucitado por nuestra causa y para nuestro perdón. Que por la fe en Él hay verdadera libertad del poder del diablo, el pecado y la muerte. Dios nos ayude a no ser como los judíos que creían que la salvación venía de la herencia que tenían y no de la fe en Cristo. Dios nos ayude a vivir la fe con alegría y servicio al prójimo en respuesta a los regalos de Jesús. Y que “digamos la verdad”; hablando de Cristo a los que aún no saben de Él.
Oh Dios Todopoderoso, gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo al mundo y librarnos de la muerte. Guía a Tu iglesia para que siempre proclame la verdad Evangélica. En el nombre de Jesús. Amén
(Iglesia de Cristo - HL #552 estr. 1)
Iglesia de Cristo, reanima tu amor, Y espera velando a tu augusto Señor; Jesús, el esposo, con fuerte clamor Anuncia que viene vestido de honor. 22 de Diciembre
Texto: Filipenses 4:4-7
Navidad: una vida mejor
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra genMleza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peMciones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:4-7).
Navidad es celebración y alegría: la vida mejor ha llegado. Pero dista mucho de lo que propone nuestra cultura navideña enfocada en pasar =empo con la familia, el árbol adornado, deseos, comida, regalos y todo lo que rodea la “Navidad perfecta”. Estas cosas no son malas si es que, en alguna manera, remiten al verdadero significado del gozo. Las palabras de Pablo informan que nuestros días restantes de Adviento y el =empo de Navidad, no se refieren a nosotros, se refieren a Jesús. Son palabras sobre Aquel que nació en Belén Son palabras que reconocen que nuestra fe comienza y termina en Jesús.
¿Cómo preparamos nuestros corazones y mentes para centrarnos en la encarnación del Hijo de Dios y su segunda venida? En Filipenses, Pablo nos recomienda regocijarnos en el Señor que ha ganado la paz con Dios para nosotros en la cruz. Su pronta venida nos ayuda a poner la ansiedad en las cosas eternas de Dios y no en las de este mundo que terminará. Reconocer que Dios no nos abandona y siempre provee para nuestro cuidado en cuerpo y alma nos llena de agradecimiento y alabanzas. Y, aún, nos desafía a vivir la misericordia y el amor de Cristo en el servicio a los demás.
Que en este tiempo podamos alegrarnos porque la salvación ha llegado con el nacimiento de Jesús. En su vida, muerte y resurrección hay promesa de perdón y gozo eternos. La vida mejor comienza, permanece y termina en nuestro Redentor. ¡Recuerda que el mejor regalo lo da el Señor! ¡Búscalo y encuéntralo en los Servicios Divinos de Nochebuena y Navidad!
Misericordioso Dios, el nacimiento de tu Hijo trae el verdadero gozo y la mejor vida. Ayúdanos a centrar nuestro Mempo de Navidad en Jesús. Aumenta nuestra fe para que tengamos paz en nuestro corazón y nuestros pensamientos se dirijan siempre a Cristo. En el nombre de Jesús. Amén.
(¡Oh, Santísimo! - HL #418 estr. 1)
¡Oh, santísimo, Felicísimo, Grato tiempo de Navidad!
Cristo el prometido Ha por fin venido: ¡Alegría, alegría, cristiandad!
23 de Diciembre
Texto: Apocalipsis 11:1-19
Navidad: el comienzo del fin
“El sépMmo ángel tocó la trompeta y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15)
Algunas imágenes en el libro de Apocalipsis son dihciles de entender; pero no el del sonido de la sép=ma y úl=ma trompeta. Aunque no estamos al final del libro, somos llevados al mismísimo fin del mundo. Como un “spoiler de una película”, se nos an=cipa la victoria final de Cristo sobre sus enemigos y los nuestros, y el gozo eterno del pueblo de Dios. Fue este mismo verso el que inspiró al músico Frederick Händel cuando compuso el famoso “Aleluya” (una parte del oratorio “El Mesías)”. El autor entendió que, con la muerte de Jesús en la cruz, la salvación es cierta y real. Los cris=anos del primer siglo estaban siendo perseguidos y aquí son animados a no poner su mirada en este mundo, que será juzgado por Dios. Pero mientras la =erra es destruida, el templo de Dios en el cielo se abre para los creyentes (Apoc 11:19). Mientras el terror atacará a los incrédulos, el pueblo de Dios se sentará con nuestro Padre y con Su Hijo en la mesa celes=al, donde moraremos con Él para siempre.
Estamos viviendo la parte final de la historia, cuando las cosas están en su peor momento en el mundo. Pero todo va preparándose para la victoria del Héroe sobre todo mal. En Navidad celebramos el comienzo del fin y cómo será la vida después de eso. Conocer el final de la película no es trampa, sino el regalo de Dios para =, para que tengas fuerzas renovadas para permanecer firme en la fe hasta entonces.
Victorioso Salvador, gracias por anMciparnos el final del mundo y la victoria sobre la muerte y la vida conMgo en el cielo. Fortalécenos en medio del mal para que seamos fieles hasta el fin. En el nombre de Jesús. Amén.
(Hijo del Dios eterno - HL #442 estr. 2)
¡Oh, tiempo señalado, Brillante amanecer!
Llega el Rey proclamado, De virgen fue a nacer, La muerte Él ha vencido, La vida ha concedido, El cielo nos abrió.
24 de Diciembre
Texto: Apocalipsis 12:1-12
Nochebuena: La espera ha terminado
“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: «Ahora ha venido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo: porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10).
Es Nochebuena, la espera ha terminado. El Apóstol Juan nos deja muchas señales para confiar en la victoria de Cristo y su pueblo. Una bella mujer, un niño, un dragón y el arcángel Miguel. La promesa dada en Génesis 3 de que, a través de Eva, vendría un descendiente que destruiría a la serpiente y restauraría la creación de Dios. La Iglesia, el pueblo de Dios, da a luz, proclama, a Cristo nacido, crucificado y resucitado como salvación para toda la humanidad. Mientras que el enemigo (un gran dragón o serpiente) querrá consumir y devorar al niño Jesús desde el momento en que nace, fallará terriblemente porque, a pesar de todos sus intentos, Jesucristo ha vencido con su muerte en la cruz y ahora está sentado a la derecha de Dios Padre, de donde vendrá a juzgar a vivos y muertos.
El derrotado dragón aún hará su intento, buscará engañar y destruir a todos los habitantes de la =erra. Mientras esperan el regreso de su Señor, los cris=anos guardan la palabra de Dios, creen en aquel a quién Dios ha enviado y se aferran al tes=monio de Jesús. Y aunque muchos cris=anos entregarán su vida por causa del Evangelio, no estamos tristes, sino que alabamos a Dios porque han vencido por la sangre del Cordero y la Palabra.
Dios restaurará lo que Satanás destruyó. Jesucristo ha conquistado y ganado el día para =. Con su presencia en el Evangelio y los sacramentos sos=ene a su iglesia y promete que nada ni nadie impedirá la redención de sus hijos amados. ¡Feliz Nochebuena!
Jesucristo, vencedor del diablo, mientras esperamos tu regreso, ayúdanos a mantenernos firmes en la causa del Evangelio. Envía pastores fieles que proclamen tu nombre a todas las naciones para salvación de todo aquel que cree en Ti. Amén.
(No temas tú, pequeña grey - HL #549 estr 1)
No temas tú, pequeña grey, Aun cuando del averno el rey Tratará de perderte, Por senda oscura y de terror Llenando el alma de pavor, ¡Él no podrá vencerte!
25 de Diciembre
Texto: San Lucas 1:26-38
El milagro de Navidad
“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS” (Lucas 1:31).
¡Feliz Navidad de Jesús!
El nacimiento de Jesús cambió literalmente el mundo y la historia. Pero lo que se representa en Nochebuena está lleno de milagros que perduran hasta hoy. El primer milagro es el anuncio del ángel Gabriel, un ciudadano del cielo, creado para servir a Dios y al hombre, cruzando a nuestro mundo y =empo para entregar un mensaje único: dar a María la Buena Nueva del nacimiento del Salvador que es para todos, en todo =empo y lugar. Y que lo que Dios dejó en su Palabra siga contándose hoy, es aún un milagro mayor.
La palabra “salve” podría ser traducida como “regocíjate” “¡Regocíjate, María! ¡Dios hará grandes cosas a través de M!¡Regocíjate toda la humanidad! ¡Dios ha venido”! La concepción de Jesús es absolutamente un milagro, como también lo son el coro de ángeles que cantó a los pastores; la estrella que guió a los Sabios, y todo lo que Jesús hizo durante su ministerio terrenal. Pero el milagro más grande de todos es el significado de su nombre: “El Señor salva”. ¿Hay algún milagro mayor que el del Hijo de Dios sacrificándose en la cruz y luego resucitando de entre los muertos para salvar a María, a José, a los pastores y a =? ¡De ninguna manera! ¡Regocíjate! ¡Porque a través de Jesús, quien vino en la carne, has hallado favor ante Dios! ¡Sí, es verdad! A pesar de tus pecados, a pesar de todas las formas en que le fallaste a Dios al quebrantar sus mandamientos, a pesar de tu incapacidad para llevar una vida perfectamente santa, Dios te llama Su “favorecido”. Su amor inmerecido que perdona tus pecados. ¡Qué milagro increíble!
Querido Dios, gracias por tu amor al enviar a Jesús en la carne a salvarme. Dame la alegría de saber que me has hecho tu hijo y que siempre estás conmigo. En el nombre de Jesús. Amén.
(Al mundo gozo proclamad - HL #415 estr.1)
Al mundo gozo proclamad Ya vino su Señor.
Loor sin par y sin cesar, Cantad al Salvador, Cantad al Salvador,
26 de Diciembre
Texto: San Lucas 1:39-55
Cantad, cantad al Salvador.
La presencia que trae alegría
“Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (Lucas 1:46-47).
Un himno navideño pregunta: “¿Qué niño es éste”? (ver HL #438). María sabe la respuesta. Aún no ha dado a Jesús a luz, no lo ha visto crecer, sufrir, morir y resucitar. Pero lo sabe porque ha creído a Dios, confesando esta fe en uno de los grandes himnos de la Biblia: el Magníficat. Juan el Bautista y Jesús se encuentran por primera vez antes de nacer. Juan salta en el vientre de su madre en presencia de su Señor. Isabel, sintiendo esto, grita: “bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor” (Lc 1:45). Entonces María alaba con alegría a Dios por sus obsequios de gracia y misericordia. El Señor libera a su pueblo en medio de todo el sufrimiento y la desilusión de este mundo.
La presencia de Dios en nuestra vida debería hacernos saltar de alegría y esperanza. Pero, a causa de nuestra naturaleza pecaminosa, estamos llenos de temor e infelicidad. La felicidad de María es por lo que Dios le ha dado. Ella es bendecida por la presencia de Cristo, así es como la iglesia es bendecida porque Cristo habita en ella. Al igual que María, sabemos por fe que, al escuchar la Palabra del Señor, recibimos Su favor y tenemos las promesas de Dios cumplidas en Cristo. Con María cantamos nuestro gozo para magnificar al Señor. El bebé que nacerá es Dios con nosotros. A través de Su ministerio te ha salvado de tus pecados. Te ha dado la esperanza viva de la resurrección que vencerá a la muerte misma. Su palabra, la palabra del Evangelio, te hace justo, para que ahora tú también puedas vivir de manera justa y con gozo eterno.
Emanuel, Dios con nosotros, danos tu gracia y amor para que vivamos con esperanza y alegría en medio del mundo roto por el pecado. En el nombre de Jesús. Amén.
(Magníficat – Cántico de María HL pág. 259)
Mi alma glorifica al Señor mi Dios, gózase mi espíritu en mi Salvador; Él es mi alegría, es mi plenitud, Él es todo para mí.
27 de Diciembre
Texto: San Mateo 2:1-12
Evangelio para todos
“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11).
En el año 490 AC, en la batalla de Maratón, los griegos vencieron a los persas. Un mensajero corrió sin parar hasta la ciudad de Atenas y, antes de caer muerto, exclamó: “¡Evangelio!”. Evangelio es la buena no=cia que trae alegría y gozo. Dios envió al Príncipe de Paz al mundo para triunfar sobre el pecado, la muerte y satanás. Cristo es el victorioso Salvador. Somos salvos. El Evangelio produce una alegría tal que quita de lo más profundo del corazón el temor, el miedo, la angus=a y la tristeza.
La visita de los sabios de oriente al niño Jesús nos recuerda que el mensaje del Evangelio no es sólo para algunos, sino para todo el mundo. ¿Cómo supieron la noticia? A través de la única, segura y confiable revelación de Dios: su Santa Palabra. Ellos conocían las escrituras que hablaban del Mesías (Rom 10:17). Cumplen en su largo viaje la misma jornada que Dios nos permite vivir a cada uno.
Escuchamos del mensaje y vamos a dónde está el Evangelio, vamos a su Palabra, vamos a la Mesa. En el camino hay tentaciones, distracciones, pérdidas de rumbo, sufrimiento, pero el Espíritu Santo sigue llamando a través del Evangelio y sustenta tu fe.
Reconocemos que el Evangelio es lo único necesario a ser revelado al mundo, que también ofrendamos nuestras vidas y todo lo que somos, así como Jesús ofrendó la suya para nuestra salvación. Adorar significa estar como un perrito a los pies de su amo, reconociendo que en Él está la vida. Y regresamos por el camino que Dios nos marque, viviendo y compartiendo el mensaje. Que podamos decirles a muchos otros ¡Evangelio! La victoria es tuya por causa de Cristo.
Espíritu Santo, gracias por traer a mi vida el Evangelio de Jesús. Permíteme vivirlo y comparMrlo con todos mientras camino en la vida que me das. En el nombre de Jesús. Amén.
(Lucero que del alba das - HL #435 estr. 5)
Hoy canten todos al Señor Que no abandona al pecador, Él compasión le muestra.
Ayer, mañana, hoy también, Me ampara siempre el sumo Bien, Me guarda con su diestra.
¡Canten todos! Alabando, celebrando, Confesando al gran Rey, el Cristo santo.
28 de Diciembre
Texto: San Mateo 2:13-23
De Egipto llamé a mi hijo y Raquel que llora
“Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron” (Mateo 2:17-18).
¿Qué sucede cuando Dios le da su Hijo al mundo? Un rey se vuelve loco. Una familia =ene que huir a Egipto. Niños asesinados, madres llorando. ¿Y esto es un regalo? ¡Es Navidad! ¡En verdad, sí! San Mateo recuerda el llanto y dolor que los babilonios trajeron al conquistar Judá. Raquel representa a todos los padres que lloraron aquel día.
Sufrimos dolor, tristeza y pérdidas en nuestra vida: un hijo, un cónyuge, un matrimonio, la armonía del hogar, un trabajo, la salud. Algunas por nuestra propia culpa y pecado, en un callejón oscuro y sin salida, las=mados y las=mando a otros. Tanto dolor y llanto que a veces ya ni lloramos. ¿Hay esperanza? ¡Sí, hay esperanza para tu futuro, Raquel, que lamentas tus pérdidas! Y todo está relacionado con el niño que los soldados no mataron ese mal día en Belén, el que se escapó: JESÚS. Él es el niño que fue llamado de Egipto
Jesús “se salvó” en Belén, pero no para siempre. Vino en Navidad para ir a la cruz en nuestro lugar
Allí soportará todo el dolor, tristeza y pérdida de los que lloran lo que les ha tocado vivir. Sufrirá los pecados de todos los Herodes, incluidos los nuestros y de todo el mundo. La sangre de Cristo derramada en la cruz nos hace santos inocentes a la vista de Dios. Y, así como volvió de Egipto, regresó victorioso al tercer día, para que nosotros también volvamos de la muerte. Ahora quizá es =empo de llanto ¡Pero no olvides la esperanza segura! Porque crees en Cristo, el Hijo a quien Dios llamó de Egipto.
Amado Jesús, gracias porque llevaste a la cruz todo mi pecado y dolor. Permite que nunca me aparte de tus promesas que me harán volver para vivir conMgo siempre en el cielo. En el nombre de Jesús. Amén.
(Lucero que del alba das - HL #435 estr. 2)
Ven, novio santo, luz de Dios El corazón alúmbranos
Con luz que nos convidas. Al cuerpo tuyo únenos Cual ramas vivas límpianos Tu vida es nuestra vida. Aunque siempre Hay tristezas Y flaquezas Y asperezas
Gozo das por tus promesas.
29 de Diciembre
Texto: Gálatas 4:1-7
El =empo justo
“Pero cuando vino el cumplimiento del Mempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” (Gálatas 4:4-5)
El =empo es importante, marca todo lo que hacemos y fluye inexorablemente cada día, semana y año. Cómo lo vivimos dependerá de la perspec=va y la situación en la vida de cada uno. Dios =ene un =empo para todo, y todo lo que planea sucede a =empo, especialmente su plan para nuestra redención. Así fue que hace más de 2000 años, Dios decidió que era el momento, el momento adecuado, la plenitud del =empo para que naciera el Salvador, un Dios atemporal que entraba en un mundo impulsado por el =empo.
Éramos esclavos del pecado, por eso el Padre, en el =empo justo, envió a su Hijo al mundo para redimirnos de la maldición de la Ley y colocarla sobre los hombros de Jesús. Es imposible para nosotros guardar la Ley. Ni siquiera podemos “confiar en Él sobre todas las cosas”. ¡Culpables totalmente! ¡El único Hijo del Padre pagó el precio de las consecuencias del pecado! Lo hizo, en la cruz del Calvario, tomando nuestros pecados sobre sí mismo, muriendo nuestra muerte. Sabemos, creemos y confesamos, que nuestro pecado y su muerte no pudieron retenerlo. ¡Pascua! ¡Resurrección! ¡Nueva vida! Y, a través de la vida santa de Cristo, su muerte sacrificial y su poderosa resurrección, somos llamados hijos e hijas de Dios todopoderoso.
Por eso es que podemos llamar al Dios que creó el =empo “Abba, Padre”, “Padre querido”. Porque transforma lo temporal en eterno. Pone en perspec=va celes=al todo lo que nos preocupa
durante este breve =empo que somos ciudadanos en la =erra. ¡Qué manera apropiada de concluir un año e iniciar uno nuevo! Con la seguridad de que somos hijos de Dios, amados del Padre.
Querido Padre del cielo, al entrar en un nuevo año permítenos vivir en tu amor misericordioso en Cristo. De modo que siempre te invoquemos en todas nuestras necesidades. En el nombre de Jesús.
Amén.
(Padre amado, en este día - HL #576 estr 1)
Padre amado, en este día Te alabamos con fervor, Nos concedes la alegría De gozar tu gran favor. Otro año ha transcurrido En el cual por compasión Ricamente has bendecido A tu fiel congregación.
30 de Diciembre
Texto: San=ago 3:13-18
Claro y directo
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad” (San=ago 3:13-14).
No hay ningún mensaje oculto en estos versículos. Las palabras simplemente dicen lo que dicen. El único secreto que tal vez tengas que desenterrar aquí es descubrir a quién le está hablando San=ago. No está predicando a los incrédulos o a las personas fuera de la Iglesia. Está hablando a los cris=anos. Está hablando a personas que marcan sus Biblias pero sus palabras escritas no los marcan a ellos. Usa palabras fuertes al decir que estas cosas son demoníacas. Porque quienes las prac=can cumplen las órdenes de Lucifer.
Satanás quiere destruir la iglesia tentándonos a creer que somos los más importantes, que siempre tenemos la razón y llenando nuestra boca de juicio contra los demás. Busca conver=r la comunidad en un hervidero de conflictos, para que no sea el lugar de la gracia de Cristo. San=ago nos advierte a todos que estemos alerta y atentos a esas cosas para no caer en ellas. Esos susurros que nos dicen al oído: “¿Oíste esto”?, “¿Viste aquello”? A través de las semillas de los chismes, se
esparcen malas hierbas que crecen y ahogan el Evangelio de Jesús. Y sólo su luz es la que puede quemar aquello que busca matarnos.
Es necesario evitar aquellas cosas que desgarran, descomponen y destruyen. Perseverando en “la sabiduría que es de lo alto”, la sabiduría del cielo, que es pura, pacífica, gen=l, humilde, obediente, llena de buenas obras y misericordia Cualidades que nos trajo Aquel que vino del cielo y vivió entre nosotros. Aquel que nos dio esperanza y salvación desde la cruz, a pesar del pecado que nos rodea y está en nosotros. Jesucristo nos da todo esto en sus dones entregados en su iglesia.
Oh, Señor Jesús, pon fin a todos los cismas y causas de ofensas. Llénanos de la gracia y el perdón que nos das en tu Palabra y Sacramentos, de modo que vivamos como tus hijos amados. En el nombre de Jesús. Amén.
(Perfecto amor - HL #1036 estr 1)
Perfecto amor, Dios santo, Es nuestra petición. Concede amor sincero, Inalterable unión.
31 de Diciembre
Texto: San=ago 5:13-20
La Palabra más del año nuevo
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (San=ago 5:16).
¿Cuál es la palabra más dihcil de pronunciar? No es “paralelepípedo” sino “perdón”. Porque quizá pensemos que no hay nada por lo que disculparse o porque no ha sido nuestra culpa. Quizá estemos avergonzados y no queramos enfrentarlo y asumir la responsabilidad de lo hecho. Sin importar cuáles sean nuestras razones, decir "perdón" a alguien a quien hemos hecho daño puede ser muy dihcil.
San=ago nos anima a confesar nuestros pecados unos a otros. Es más que pedir perdón a Dios en la iglesia. Allí rompemos con la cultura que nos hace pensar que somos buenos y no necesitamos el perdón de Dios. Pero cuando miro mi vida, sé que no amo a Dios con todo mi corazón, mente, alma y fuerzas, y que no amo a los demás como Dios me ama a través de Jesús. Escuchar las
palabras de perdón de Dios en la boca del pastor, me ayuda a recordar que mi iden=dad se encuentra en su perdón, no en mis fracasos.
Debido a que Dios nos perdona a causa de la vida, muerte y resurrección de Jesús por nosotros, somos libres de ir unos a otros y confesar que nos hemos hecho daño. La úl=ma palabra de Dios para nosotros en Jesús siempre será una palabra de perdón. Entonces ¿por qué no extender ese mismo perdón a los demás? Confesar y perdonar el pecado puede ayudar a sanar el corazón de las personas e incluso su cuerpo. Sanar las relaciones rotas y restaurarlas. ¿A quién podríamos necesitar confesar nuestros errores para restaurar nuestra relación con ellos o simplemente para encontrar sanación y paz? No tengas miedo de vivir cada día como hijo perdonado y sanado de Dios. ¡Sin dudas el mejor deseo para el nuevo año!
Padre misericordioso, en el nuevo año dame de tu perdón por Cristo. Ayúdame a que la úlMma palabra en mi vida siempre sea “perdón”. En el nombre de Jesús. Amén.
(Un año más - HL #573 estr 1)
Un año más nos da el Salvador, Un año más de gracia y amor, Para servirle de corazón, Para servir a Cristo.