SIMULACRO Mag | ISSUE 05

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ENERO

2019

|

ISSUE

NO.

05

SIMULACRO

NAVIDAD:

EN

ENSANGRENTADA,

BLANCO EN

VIVE

-

Y

NEGRO,

ESPÍRITU

|

PELÍCULAS

NO

EN HA

DEL

ANIMACIÓN, MUERTO,

2019

EL

CINE


ÍNDICE 03

Nota editorial: La Humanidad

EN STREAMING En defensa de las películas de navidad de Netflix | Maia Otero

04

LATINOAMÉRICA Otras formas de narrarme | Sofía Hansen

07

Ensayos Habrá necesidad de congelar los paisajes para que no se mueran | Diego Cepeda

23

Corriendo antes de la medianoche. Dejando el amor para el último minuto | Julia Scrive-Loyer

26

Animación Tres cuentos de Navidad | Rita Lozano

EL SIMULACRO ES REAL Before Sunrise: Moríamos buscando sobrevivir | Zadiel Blanco

13

EN FOCO | NAVIDAD QUE VUELVE

23

Rudolph the Red-Nosed Reindeer 26 | Manuel Omar Mejía

ENTREVISTA Eavesdropping a José Arroyo

De culto, por Manuel Omar Mejía

35

17

Jack Frost

Colaboración con PARDO

Navidad en Blanco y Negro por Julia Scrive-Loyer Holiday Inn (1942)

23

The Shop Around the Corner (1940)

26

The Bishop's Wife (1947)

26

No ha muerto, el cine vive. Películas del final de década | Julia ScriveLoyer

WWW.SIMULACROMAG.COM

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LA HUMANIDAD

Empezó una nueva década. Últimamente no estoy muy segura de lo que eso significa. En este siglo en el que vivimos, parece a veces que las dos décadas que han pasado se parecen mucho entre ellas a nivel humano, más allá de los cambios de vestimenta y los avances impacientes de la tecnología. Cuando empecé esta revista de manera intermitente a finales del 2018, quería que fuera un lugar donde pudiéramos dejar de lado el cinismo y hablar puramente de cosas que nos ablanden el corazón. Un cine que venga desde la sinceridad, desde la empatía, desde un sentimiento de humanidad. Hoy, más que nunca, considero importante recordar esa humanidad - que ser grises no significa que somos tristes, si no que somos complejos. Que ser problemáticos no significa que somos villanos. Significa que somos humanos. Julia Scrive-Loyer

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EN STREAMING

En defensa de las películas de navidad de Netflix

Siento que las películas navideñas viven en un mundo paralelo, con actores que parecen sacados de un catálogo de ropa, locaciones que pudieran ser la casita de Santa Claus, y donde la nieve nunca falta. Conocemos toda la historia; la sinopsis no esconde nada del relato. Pero lo que más disfruto de estas películas es su honestidad. No buscan ser algo más de lo que nos

MAIA OTERO | Me gusta ver películas de navidad

dan. Saben que son simples, que las vemos porque

de Netflix. No es que me gusten las películas, es que

queremos olvidarnos de la incertidumbre que nos

me gusta verlas. Hay algo sobre el fin de año, el

espera y dejarnos llevar por su sencillez casi

cierre de un ciclo y la incertidumbre del que viene,

hipnotizante. Son como cuentos de hadas para

que me hace querer cobijarme bajo el manto de lo

adultos, que nos hacen creer por 90 minutos que la

seguro. Las películas de Netflix navideñas nos

magia de la navidad es el amor, la amistad, la familia

brindan toda la comodidad de un té de jengibre con

- y no el consumismo. Es como cuando durante una

demasiada azúcar, o la tía abuela que da el mismo

mala experiencia, intentamos pensar que algún día

regalo todos los años. Pongo la película y puedo

será un lindo recuerdo. Es el sentimiento de

dejar que pase frente a mí, con la certeza de que al

familiaridad nostálgica que nos brinda el hecho de

final los personajes se enamoran y viven felices por

saber que todos los años volveremos a hacer lo

siempre. El final está tan cerrado que no dudo que

mismo en la misma fecha.

así será, y no pienso en que la vida continúa más allá de la pantalla.

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--


LATINOAMÉRICA

O T R A S B R I N C A N D O

E L

F O R M A S C H A R C O

D E

D E

F R A N C E S

“Lo que es - es de mucho interés comenzar desde el principio - saber qué es la “narrativa” - qué era la narrativa. El diccionario sugiere que la narrativa es “esa parte de una escritura o documento que relaciona los hechos relevantes ... un cuento o hechos recitales”. Para 1826, esta definición había llegado a incluir “hablador” - un cambio interesante que me llamó la atención. Así que verifiqué la palabra “cuento” y me dijeron que “cuento” proviene del holandés “taal”, que significa discurso”

N A R R A R M E

N E G R Ó N - M U N T A N E R

( 1 9 9 4 )

- LIS RHODES EN EL LIBRO “TELLING INVENTS TOLD”, CAPÍTULO “NEW FORMS IN NON-NARRATIVE FILM” ¹

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SOFÍA HANSEN |“Brincando el Charco” es una película cargada de formas subjetivas. Probablemente porque el tema del cual trata el film constantemente abarca la representación de identidades. La voz en off que continuamente articula la película está rodeada de preguntas. La misma voz de Claudia (Frances NegrónMuntaner) se encuentra cuestionando y generando un discurso desde lo incierto. Claudia viaja desde Puerto Rico para vivir a Estados Unidos, alejándose de ciertas identidades y creando otras. “I don't even know how to feel” dice, casi al comienzo de la película. Podríamos llamarle protagonista, sin embargo, dado que se trata de una película cuyo discurso se va expandiendo mientras avanza, se podría decir que la verdadera protagonista es la pregunta “¿Cómo me identifico a mí misma siendo parte de la otredad²?”. La película es sobre Claudia, pero también sobre todos los otros cuerpos que se muestran en ella. “Brincando el Charco” es en sí misma una mezcla de formas. Una mezcla de registros que al convertirse en una unidad temporal y espacial son difíciles de identificar. Es sencillo trocear la película y distinguir a qué tipo corresponde cada uno, sin embargo, al ser un conjunto, ocurre la posibilidad de un lugar nuevo. Encontramos un autorretrato, una ficción, un melodrama y partes documentales articulando la película. El film también es un espacio en donde distintos formatos se encuentran: imágenes de archivo, fotografías, fotogramas congelados, la ficción en sí misma, video analógico, intertítulos y entrevistas. “Sintiéndome intrigada por la forma en que las palabras cambian -o se cambian- y cómo tendemos a colisionar “narrativa” con ficción en prosa y ficción en prosa con película, pensé que no solo es la “narrativa” interesante, ya que se ha visto en relación con el film, pero también cómo se escucha, cómo se narra la narrativa, la representación de las voces de quiénes controlan qué imágenes, qué “recital de hechos” son permitidos de ser hablados -cuyos significados, por lo tanto, son permitidos significar.” — LIS RHODES EN EL LIBRO “TELLING INVENTS TOLD”, CAPÍTULO “NEW FORMS IN NON-NARRATIVE FILM”³

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Los distintos acercamientos formales que genera la película hacia la narrativa rompen esquemas al hacer visible la otredad (desde el lesbianismo, feminidad y critica de color) en la pantalla. La película sugiere distintas maneras de mostrar estos cuerpos en cada plano, en cada escena. Comienza una entrevista. Vemos a una mujer hablando, terminando con la frase “¿somos todos iguales en Puerto Rico?”. Claudia se desviste y entra a la ducha. Comienza un montaje alternando, por un lado, una compilación de material de archivo de cuerpos que se encuentran en un festival afro-americano y por otro lado, el cuerpo de Claudia en el agua. Imagen tras imagen vemos cuerpos los cuales conectan con una frase, como una resonancia, que estará durante todo el film: “Un cuerpo con muchos puntos en contacto”. Toda la diáspora⁴ mestiza proveniente de otras tierras, se extiende y aparece como si fuera una. “Pero aquí, cubierta por la tierra de quién soy prisionera, siento el palpitar de la muerte bajo mis pies” escribió Ana Mendieta en los 80’s refiriéndose al trabajo que hacía en relación a la naturaleza, el barro, y las rocas: para ella la tierra no era un lienzo, era un territorio emocional por el cual corre la vida de cualquier inmigrante. En el momento en que Frances Negrón-Muntaner utiliza las imágenes de su cuerpo para articularlas con las imágenes de archivo mencionadas anteriormente, lo hace no utilizando su cuerpo como un lienzo, sino desde un territorio emocional que dialoga con el concepto que ella misma crea mientras vemos las imágenes del festival afro-americano: “extranjeros familiares”. Las éticas y estéticas de la película se consolidan con la propia narrativa del film. Es un constante juego de formas, una experimentación de ideas, y como película experimental (que, desde mi perspectiva, atenta contra lo que Laura Mulvey advirtió: “La mujer como imagen, el hombre como portador de la mirada”) deberíamos hablar sobre cómo es representado el cuerpo de Claudia, los cuerpos latinos, afro-americanos y afro-latinos; la otredad.


Si es que la representatividad está ligada con la identidad, ¿cuál es mi identidad si es que no me veo representada?. Ivone Margulies analiza cómo el feminismo y lo Otro tiene cabida dentro de la narrativa experimental. Dice "La representación del cuerpo omitió por completo la motivación psicológica y la identificación del espectador, alentando la narrativa o un nexo de ideas”⁵. Margulies formula una pregunta en el contexto de generar nuevas narrativas experimentales feministas, en la cual la construcción de las identidades y la construcción de los personajes es absolutamente delicada: “si los personajes individuales están demandados de la necesidad de representar una identidad colectiva, ¿cómo se puede crear una representación positiva y potencialmente plural que, sin embargo, no pretenda alcanzar un estado totalizado?”. “Brincando el Charco” se encuentra constantemente generando preguntas y formas abstractas. Claudia se cuestiona a sí misma e interpela (y en consecuencia nosotros mismos interpelamos) las imágenes de archivo que la rodean. Vemos la historia de Claudia, pero también vemos (desde su perspectiva) la historia de la otredad (los otros cuerpos disidentes que van apareciendo en pantalla). Claudia se ve enfrentada a su privilegio, pero a la vez a su opresión generando así nuevas visiones, nuevos puntos de vista. La película muestra una representatividad plural, pero no alcanza un nivel totalizado porque no se encarga de reproducir lo visible, sino de hacer visible⁶. America, what a formidable fiction

¹ “What is - is of much interest - to begin at the beginning - is to know what “narrative” is - what narrative was. The dictionary suggest that narrative is “that part of a deed or a document that relates the relevant facts... a tale or recital facts”. By 1826 this definition had come to include “garrulous” or “talkative” - an interesting change that caught my attention. So I checked the word “tale” and was told that “tale” comes from the Dutch “taal” which means speech”. (Lis Rhodes in the book “Telling Invents Told”, chapter “New Forms in Non-narrative Film”). ² Según Foucault, la “otredad” tiene relación con “lo Mismo y lo Otro”. “La historia de la locura sería la historia de lo Otro - de lo que, para una cultura, es a la vez interior y extraño y debe, por ello, excluirse (para conjurar un peligro interior), pero encerrándolo (para reducir la alteridad); la historia del orden de las cosas sería la historia de lo Mismo -de aquello que, para una cultura, es a la vez disperso y aparente y debe, por ello, distinguirse mediante señales y recogerse en las identidades.” (“Las palabras y las cosas", Michel Foucault en el Prefacio). ³ “Feeling intrigued at the way words change - or are changed - and how we tend to collide “narrative” with prose fiction and prose fiction with film, I thought not only is “narrative” interesting as it has come to be seen in relation to film but also how it is heard - how narrative is narrated - the representation of whose voices control which images - which “recital of facts” is allowed to be spoken - whose meanings are therefore allowed to be meant”. (Lis Rhodes in the book “Telling Invents Told”, chapter “New Forms in Non-narrative Film”).

-⁴ Valentina Alvarado Matos define: “La diáspora se vive, por ejemplo, en la búsqueda de connacionales en el lugar de llegada, en la recontextualización de costumbres, en os canales de comunicación con el lugar de origen, en la vivencia virtual, en la imaginación constante. Podrían ser algunos de los mecanismos para conservar vigente aquella matriz a la distancia”. (Valentina Alvarado Matos en “Apuntes cruce postal: el otro nuevo viaje”.) ⁵ “Nothing Happens, Chantal Akerman´s Hyperrealist Everyday”, por Ivone Margulies. ⁶ Paul Klee

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EL SIMULACRO ES REAL

BEFORE SUNRISE: MORÍAMOS BUSCANDO SOBREVIVIR ZADIEL BLANCO | Los fines de semana en la Escuela de Cine eran asesinos. La gente de entre semana, que usualmente invadía los pasillos con sus precisas del momento, o tomaba la guagua del medio día para La Habana o se encerraban en sus cuartos a contar demonios internos, a recuperarse de resacas babilónicas, a fumarse las soledades o a telarañar el tiempo- en el único lugar del mundo que conozco donde el tiempo anda desnudo por los relojes y le hace gestos obscenos a los que no esperan nada, esperando algo. Lo que era una escuela/internado se convertía a punta de ausencias y reclusiones en un campo santo de dudosa santidad. Los fines de semana eran asesinos, y Julia y yo nos reusábamos a morir asfixiados por el sopor de unas mañanas inválidas, de unas tardes infinitas y de unas noches cansadas, más nostálgicas que oscuras. Así que decidimos reunirnos todos los sábados después de la cena para salvarnos mutuamente. ¿Cómo lo hacíamos? Viendo películas que nos rompían bien roto el corazón. Luces apagadas, bocina portátil, la computadora en mitad de la cama, el cuarto hasta el cuello de humo y la boca del estómago un levitar homicida. ¡Qué bonito se sufría con hambre! Del repertorio de daño cinematográfico que nos hicimos, recuerdo con especial agrado Before Sunrise (1995).

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Ya Julia me la había recomendado tiempos atrás, decía que era una película que podía gustarme, partiendo del hecho de que en aquel momento estaba viviendo una historia de amor de esas que nos ponen a creernos los únicos, primeros y originales amantes del universo. Qué ingrata Julia hacerme ver eso. Ahí estaba Ethan Hawke con Julie Delpy, se veían por primera vez, pero se veían como si hubieran nacido para verse. Caminaban por Viena, a la orilla del Danubio y decían cosas acerca de la humanidad, el pasado, los hombres, las mujeres… todo tan inocentemente mundano, si no fuera porque detrás de todo ese decir se estaba hablando de amor, de amar, desde la sonrisa embadurnada con vértigo. Se prometían amarse para siempre, aun sabiendo que iban a dejar de existir apenas saliera el sol al día siguiente. Yo pariendo un hueco en la panza, cursi como todos los bien enamorados del mundo y Julia ahí, impertérrita, fumando su H. Upmann como si lo que estaba pasando en la pantalla no nos estuviera arrancado pedazos vivos de carne para tirárselos a los perros en llamas de las ficciones nuestras. Linklater nos deslizaba, a través de una vena de luz, esa historia de amor sin derroches de patetismo. Y Julia, si acaso, bailoteaba sus zapatos negros de charol al borde de la cama. ¡Ingrata!


“Voy a tomar una foto para no olvidarte y para no olvidar todo esto”, le dice Ethan a Julie. “Bueno, yo también”, contesta ella. Y la foto es una mirada, un recuerdo, un coexistirse por dentro, no un pedazo de papel perdido en los baúles de los ayeres. “Creo que me enamoraré de verdad cuando lo sepa todo sobre la otra persona: cómo va a peinarse, qué camisa se pondrá ese día, conociendo qué historia va a contar en una situación concreta. Entonces sabré que estoy enamorada de verdad”. Dice Julie reposando definitiva en los regazos de Ethan Hawke. Y ambos tiemblan por dentro sabiendo que a cualquier flotar siempre lo alcanza el suelo. Se acercaba el final y uno no tenía la piel de gallina. ¡No! Lo que tenía era un sistema montañoso en el pellejo. Un final de andenes de tren, de abrazos como plegarias, de promesas analgésicas, de un agarrar el tiempo por la camisa para que no avance. E Ethan no quiere que Julie se vaya y Julie no quiere irse y yo no quiero verlos separarse y Julia busca el mechero para encender otro cigarro. Y el adiós cae en la pantalla como el primer día del juicio final.

Con planos de los lugares donde estuvo la pareja la noche anterior, más vacíos que nunca, termina la película. Enciendo las luces. Y ahora sí, Julia despierta. No es que era indiferente a aquel burbujeo de vida, es que estaba completamente anegada en su propio idilio, no quería salir de ahí hasta que nos sacara del pelo los créditos finales. Quería sufrir y desufrir sola hasta que le tocara volver a la inclemente realidad, a aquella realidad de fines de semana asesinos. Un rato después, repuestos del fusilamiento de tranquilidades, hablamos de la película. Julia se preguntó cosas acerca del amor, yo intenté responderlas, ella las debatía. Posiblemente ninguno de los dos estaba en lo correcto, pero esa dialéctica amorosa nos regalaba juventud, nos llenaba de granos en la cara, nos hacía correctamente patéticos. Volvíamos a ser dos adolescentes por un ratito, ayudados por Ethan Hawke, Julie Delpy y Linklater. Solo para después regresar al mundo, un tanto más viejos por dentro, pero cabronamente ilusionados. Los fines de semana eran asesinos, y Julia y yo, pretendiendo salvarnos mutuamente, nos suicidamos en dosis pequeñas. Un sábado a la vez. Cada quien a su forma, cada quien con su historia. --

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DE CULTO

JACK FROST MICHAEL COONEY, 1997 MANUEL OMAR MEJÍA | Flujo, improvisación y adaptación; éstas son las bases de la filosofía de Bruce Lee. Un ícono de las artes marciales y del cine, un filósofo y revolucionario que llegó a ser leyenda. Y así como toda leyenda, su biografía no viene sin falta de miles de teorías de conspiración, relatos ambiguos de cómo llegó a la fama y hasta supuestas maldiciones lanzadas a él y a su familia entera. Su legado en las artes marciales y esta mitificación de su persona, lo han convertido en perenne. Eterno de tal manera que aún después de más de setenta años, se celebra alrededor del mundo su natalicio todos los 27 de noviembre. Jack Frost es una película serie B concebida por el espíritu del rock ‘n’ roll y un Santa Claus que consumía mucho ácido en su juventud. Esta es la historia de Jack, un brutal asesino, que es llevado en un camión a su ejecución, pero en el camino sufre un accidente con un cargamento de químicos que lo transforma en un muñeco de nieve asesino.

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De esta forma, Jack cumplirá su venganza contra el Sheriff que lo atrapó en el diminuto pueblo de Snowtown; comenzando un “roaring rampage of revenge” contra los pobladores de este pacífico pueblo hasta llegar finalmente con el Sheriff. Solo una cosa destruirá a este ser de nieve y sangre, y como buena película de twists y jumpscares esta solución “siempre estuvo allí” pero nunca lo viste venir. La película fue grabada en apenas 18 días y su distribución se hizo directa a VHS. Su director y guionista Michael Cooney admite que él mismo tuvo que dirigir la película a falta de presupuesto para contratar a un profesional. Sin embargo, esta pudo terminar siendo una bendición, ya que la falta de seriedad en la película la convierte en un digno representante del cine de serie B.


Es una parodia de todas esas películas pomposas que celebran la navidad y de las películas slashers. Por ejemplo, aunque esto no se haya discutido lo suficiente, esta película salió a la luz apenas unos meses antes de su homónima, pero completamente diferente, Jack Frost de 1998. Esta última es una película que tuvo un presupuesto de algunos cuantos millones de dólares y la actuación de Michael Keaton terminó siendo un desastre en la taquilla y crítica. Es una cursilería que se toma muy en serio: la ridícula historia del hombre de nieve, el espíritu navideño y la unión familiar. Michael Cooney, por su parte, nos da este pedacito de cielo sangriento haciéndonos respirar aires renovados. Mucho se puede discutir de esta película, donde, por ejemplo, las muertes fueron diseñadas a la perfección y en la que se utilizan efectos especiales que no pretenden ser parte de la siguiente Star Wars. Podemos observar asesinatos creativos como Jack Frost decapitando a un niño con un trineo. También podemos admirar el talento decorativo de este asesino al ahorcar y colgar cual árbol de navidad a una señora indefensa, que acababa de perder a su hijo a manos del mismo hombre de nieve asesino. De la misma manera, los tropos ridiculizados son fuente de risas que además ayudan al tono surreal de la película. Por ejemplo, tenemos a los adorables policías de un pequeño pueblo estadounidense que no pueden maldecir por su deber social y se pasan la película entera gritando “¡diantres!” o “¡maldición!”, etc. Asimismo se retrata el fervor navideño que se vive en el pueblo con frases clichés y “chistes de papá” que son tan malos que dan risa. También, las mismas películas de terror y sus estupideces se ponen en evidencia como los clásicos adolescentes calenturientos que aun al borde del peligro y la muerte lo que a ellos únicamente les interesa es lo que hay entre sus piernas y harán lo que sea para satisfacer ese interés. Incluso en los lugares más inapropiados y peligrosos, donde es obvio que no saldrán de esa con vida.

Admito que mi opinión es sesgada con esta película, ya que me trae una ola de melancolía y ganas de emborracharme mientras recuerdo mi infancia. No porque haya visto la película de niño, sino porque todavía tengo en mente la imagen clara de ver la portada del VHS de Jack Frost en varias tiendas de rentas de películas en aquella época. “¿Qué le está haciendo Frosty a esa joven?”, me preguntaba, “¿por qué Frosty tiene esos dientes tan largos y filosos?”. La película de un hombre de nieve asesino se había quedado en mi mente hasta este Diciembre, cuando pude ver finalmente la película que tantas incógnitas me había producido de niño. Como una verdadera obra maestra, superó mis expectativas. No tengo nada en contra de las películas Hallmark navideñas, esas películas domingueras de amores navideños, de gente blanca con sus blancas navidades. Más bien admito que son mi guilty pleasure en estas fechas. Sin embargo, la vida es ver y hacer cosas nuevas, ¿no? Bueno, te invito a dar una vuelta por la tierra de Jack Frost de 1997, una película que pretende darnos una patada en el culo, mientras nos grita: “¡Niños! ¡Niñas! Aquí está su cariñito navideño”. --

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EN FOCO

HOLIDAY INN Mark Sandrich (1942)

JULIA SCRIVE-LOYER | Le pido poca cosa a las películas de navidad: que regeneren en mí toda esperanza en la humanidad. Claro, todo esto es un cliché martillado por los gringos, pero es uno que no me irrita tanto. Si además, para venderme ideas falsas, usan a Bing Crosby, a Fred Astaire y la música de Irving Berlin, tengo muy poco de qué quejarme. En esta sección de clásicos navideños no vamos a hablar de obras maestras. Hablaremos de películas como ésta: agradables de ver, y de escuchar. Holiday Inn tiene par de momentos muy desafortunados. Esto se debe a que la película no sólo sucede durante la navidad, sino que hace un recuento de los principales días feriados de los Estados Unidos, incluyendo algunos que ya no existen. Pero la catalogamos como una película navideña porque empieza y termina en esta época, y su trama por lo tanto tiene sus núcleos dramáticos más importantes en esta fecha, con un año de por medio.

Vamos a sacarnos primero los momentos desafortunados de encima, para que estén preparados psicológicamente cuando la vean. Hay que tener en cuenta siempre que estamos viendo una película de los Estados Unidos, y que sobre todo en el 1942, poco después de Pearl Harbor, los gringos necesitaban su momento patriótico. Por lo tanto, en la fiesta de independencia del 4 de Julio, tenemos un segmento musical sobre la importancia de la libertad para el pueblo estadounidense, acompañado de un video que nos muestra el despliegue de armamento del país durante la guerra. Sin embargo, después de esto, viene probablemente una de las mejores coreografías de Fred Astaire, “Say It With Firecrackers”. El otro momento desafortunado no tiene salvación. Yo siempre me cuido de tener en cuenta la época en la que se hicieron las cosas, y soy de la idea que juzgar obras pasadas con los valores de hoy en día es a menudo confuso y absurdo.


Sin embargo, el blackface es algo que siempre será difícil de salvar, y aún más difícil de ver. Para la fiesta de Abraham Lincoln, Bing Crosby y Marjorie Reynolds se pintan de negro junto al resto de la banda para interpretar una canción sobre cómo Lincoln liberó a los negros. Esto sucede además en un lugar donde en la cocina trabaja una mujer negra, interpretada por Louise Beavers, junto a sus hijos. Ella también canta en un momento desde su silla, apartada de la fiesta. Aquí no hay nada que venga después para salvar el momento incómodo, sólo paciencia y seguir avanzando. Dejando esto de lado, ¿por qué Holiday Inn es una película que te regenera la esperanza en la humanidad? Obviamente no es por lo que mencioné anteriormente. Vayámonos a la forma y vayámonos al fondo, pero de manera muy sencilla:

Por un lado tenemos a Mark Sandrich, que dirigió la mayoría de los musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers, y a quien por lo tanto le tengo un cariño inmenso. Su fotógrafo predilecto, David Abel, que trabajó con él en esos musicales de los años 30, participa aquí una vez más, convencido por Sandrich después de que hubiese decidido retirarse del cine. A esto se le une la música de Irving Berlin, uno de los compositores más prolíficos del siglo XX, y a quien le debemos muchas de las canciones del Great American Songbook. La película es una puesta en abismo: Berlin firmó un contrato para escribir canciones para una película sobre una idea que él tuvo de un Inn que sólo abriera los días feriados. En la película, Bing Crosby abre un Inn que sólo abre los días feriados, dándole una razón para escribir una canción para cada fecha, canciones que luego vende en el contrato que firma con Hollywood para que hagan una película sobre un Inn que sólo abre los días feriados.

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Aprovechando esto, pasemos a Bing Crosby. Yo creía que era imposible no estar del lado de Fred Astaire en una película, sobre todo en una de Mark Sandrich. Pero lo lograron. La película nos engaña empezando con Astaire, y nos hace pensar que la historia está contada desde su punto de vista. Lo apoyamos incluso cuando le quita la novia a Bing Crosby al inicio de la película, pero muy pronto nos vamos quedando solamente con el entrañable Crosby. Claro, todo se nos pone en duda cada vez que vemos a Astaire bailando, pero la dulzura y torpeza de Crosby compite perfectamente bien con la ligereza y agilidad de Fred Astaire. Esto queda claro desde el inicio de la película cuando ambos cantan “I’ll Capture Her Heart”. Como pasa muchas veces en los musicales, lo que sucede en las escenas de baile representa lo que sucede en la trama de la película.

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No quiero dejar de mencionar a Marjorie Reynolds, que además de ser hermosa de manera muy discreta, manifiesta en pantalla sus emociones de manera sutil y a la vez efectiva, cosa no siempre evidente en el cine de esa época. La penúltima secuencia de la película, que termina de cerrar la trama romántica entre ella y Bing Crosby, no sería la misma sin su actuación, y nos creemos la historia de amor porque sucede entre dos personas discretas que se emocionan por cosas pequeñas. --


THE SHOP AROUND THE CORNER ernst lubitsch (1940)

En mis años de estudiante de guion, un profesor nos contó la leyenda de que el guionista de Lubitsch, cansado de que hablaran solamente del “Lubitsch touch”, le entregó una vez un guion en blanco y le dijo “ahí tienes, ponle tu toque”.

JULIA

SCRIVE-LOYER

|

Sin

la

versatilidad

la

colaboración del realizador con

humano - pero no exactamente

Samson Raphaelson, su guionista

como Capra -, lo extraordinario

predilecto,

la

en lo minúsculo, la consciencia

relación laboral era bilateral, y el

de que tanto lo que se escribe en

“toque” de Raphaelson ha sido

el papel y lo que se ve en la

tan

pantalla bebe y afecta lo que nos

evidente

celebrado

que

como

el

de

ser

rodea.

Corner, la séptima película en la

Lubitsch, este factor humano y

que

juntos,

las

del

Lubitsch. The Shop Around the trabajaron

De

bondad

palabra

hablada,

es

la

de

embargo por lo que leo de la

películas

de

fue

pequeño se hace profundamente

descrita por Pauline Kael como

evidente en The Shop Around

“lo más cerca a la perfección de

the

lo que una película hecha por

historia de ladrones de joyas, ni

mortales podría llegar a ser; y no

de

tendría esa maravillosa ligereza

guardián del infierno, ni de un

si no hubiese sido construida por

grupo de teatro haciéndose pasar

Raphaelson”.

por

Corner.

toque

de

Lubitsch

y

el

de

nos

conversaciones

oficiales

segunda El

No

cuenta

nazis

guerra la

cuenta con

historia

el

durante

mundial. de

la

la

Nos una

Raphaelson logran llegar a estos

pequeña tienda en una pequeña

niveles de perfección narrativa -

ciudad en medio de la depresión

tanto

económica, y de las personas que

visual

y

estructural

porque tocan las mismas cosas:

-

trabajan ahí, mientras intentan sobrevivir lo más humanamente posible a los problemas que los atraviesan.

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Otro de los aspectos del toque Lubitsch es su capacidad a crear su propio tiempo y su propio espacio. Un espacio construido por el realizador y el guionista para dar lugar a la “metáfora, elegancia bondadosa y sabiduría triste”, como dijo Scott Eyman. Es interesante notar esta construcción del espacio en una película como ésta, en la que la trama sucede casi totalmente dentro de la tienda, la realidad externa siendo construida por lo que los personajes cuentan adentro. Los nombres son todos húngaros (la película sucede en Budapest), y casi todos los actores hablan con algún tipo de acento indefinido, excepto Jimmy Stewart que nunca abandona la afectación estadounidense en su modo de hablar. Amo a Jimmy Stewart, y estaría mintiendo si dijera que lo amo desde la primera vez que lo vi. Vertigo fue una película que me traumó en ese sentido por mucho tiempo, y tuve que ir más allá de sus actuaciones para Hitchcock para realmente llegar a tomarle cariño. Desde entonces no he dejado de quererlo en todas sus edades, en todas sus vertientes. Hablaremos en otro artículo de It’s A Wonderful Life, la película navideña con la que todos hemos llorado por lo menos una vez en nuestras vidas. Pero la ternura de Stewart en The Shop Around the Corner no se queda atrás, sobre todo porque está balanceada por el hecho de que es una comedia romántica y por lo tanto tiene que pelearse con Margaret Sullavan durante tres cuartos de la película, y también por ser como una especie de hijo para Hugo Matuschek, el dueño de la tienda, y por lo tanto llevarle la contraria y cuestionarle cosas cuando tiene que hacerlo. Por otro lado, Margaret Sullavan es deliciosa desde la primera vez que aparece en pantalla. Logra pasar de una emoción a otra dentro de una misma escena o secuencia con una agilidad y delicadeza impresionante.

SIMULACRO | 16

Como escribió Frank S. Nugent en su crítica para el New York Times en 1940, “Ms. Sullavan (…) es una de las actrices más atrevidas y encantadoras” de la época. No hay texto sobre la película que no haga referencia al plano en el que su personaje pone su manita en el buzón vacío donde espera encontrar una carta, y al no encontrarla, asoma su cara deshecha de tristeza. Como dice Kevin Bahr: “Es uno de esos raros momentos cinematográficos donde la dirección, la cámara y la actuación se combinan perfectamente para entablar una sincera conexión emocional con el espectador.” Asimismo, el momento en el que Jimmy Stewart descubre que Klara (Sullavan) ha sido su amiga por correspondencia todo este tiempo, y decide aparecerse a la cita indicada sin revelarle aun la verdad, es igual de conmovedor en cuanto a actuación. Klara insiste en destruirlo y minimizarlo, incapaz de ver que a quien tiene enfrente es de quien se ha enamorado a través de cartas. Cuando ella le dice exactamente lo que él temía escuchar, “pequeño vendedor insignificante”, Jimmy Stewart se queda mudo y afligido, levantándose de la mesa y dejando a Klara sola, el espectador sabiendo que no va a llegar nadie más. Si hay algo que nos enseñaron también las películas de las primeras décadas de Hollywood es a apreciar a los personajes secundarios. Esto es particularmente importante en The Shop Around the Corner ya que lo más importante, más allá de la historia romántica, es el sentido de comunidad y familia creado entre las personas que trabajan en la tienda.


Esto hace que los personajes secundarios adquieran una importancia especial dentro de la película. Es sobre todo el caso de Felix Bessart, que hace de colega de trabajo de Jimmy Stewart y que tiene con él una relación entrañable. Bessart actuó en otras películas de Lubitsch, entre ellas la que considero la mejor comedia de todos los tiempos, To Be Or Not To Be. También tenemos a William Tracy haciendo de Pepi, el chico que hace diligencias, y que salva a Mr. Matuschek de su intento de suicidio. Y tenemos a Mr. Matuschek, Frank Morgan, que es tal vez el personaje que más cambia dentro de la película, pasando de ser el jefe patriarca al que todos le tienen miedo excepto Alfred (Jimmy Stewart), al jefe que se da cuenta de que lo único que le queda es la familia que compuso ahí en la tienda. Muchas críticas concuerdan en que lo hace de The Shop Around the Corner una mejor película que sus subsecuentes remakes (incluyendo You’ve Got Mail, y nada en contra de Meg Ryan nunca), es el hecho de que la historia no gira en torno a la trama romántica, sino que pone énfasis en el aspecto de comunidad y de bondad entre seres humanos en una época de crisis - tanto económica como de guerra mundial en el año 1940.

Desde que empecé esta revista he querido escribir sobre películas estadounidenses de esta época. El universo que nos ofrece el cine es muy amplio, y yo estoy abierta a todo lo que me conmueva de manera honesta. A todo. Mi objetivo ha sido nunca prejuiciarme, nunca actuar como fundamentalista. El amor al cine me ha tocado de maneras muy distintas a través de los años. Pero es verdad que tengo por las comedias románticas de los años 30 y 40 estadounidenses una debilidad particular. Ya tengan aspectos musicales o incluso melodramáticos, siempre me conmoveré al ver la pureza de este tipo de películas y actuaciones, junto a la astucia de sus guiones, a la coherencia de sus bandas sonoras, a la dulzura de sus puestas en cámara. Hablo de esta película porque es una película navideña, no sólo por su trama, sino porque el hecho de que exista es un regalo. --

SIMULACRO | 17


THE BISHOP'S WIFE Henry Koster (1947) JULIA SCRIVE-LOYER | Una de las cosas que más me

La trama es bastante sencilla - David Niven interpreta

molesta

misión

a Henry, un obispo que lleva años amargado por el

humanista que se propone (ama a tu prójimo, etc), sin

proyecto de construir una nueva catedral. El estrés

sin embargo ofrecernos ninguna figura que tenga

que esto le produce lo ha alejado afectivamente de su

rastros de humanidad en su conducta, es decir,

esposa Julia, interpretada por la hermosa Loretta

ninguna figura imperfecta. Jesús es posiblemente lo

Young. Julia es jovial y cariñosa, y quiere que su

más humano que ha salido de ahí, por lo que no me

esposo vuelva a ser la persona que era. Cary Grant, un

molesta, cuando llegan estas fechas, decir que no me

ángel llamado - wait for it - Dudley, se pasea por

cae nada mal. Por lo tanto, la primera vez que vi The

casualidad por ese pequeño pueblo, buscando una

Bishop’s Wife, en la que Cary Grant es un ángel con

misión. Es elegante y amable (obvio, es Cary Grant), y

to’ lo podere que comete el humano error de

encuentra

enamorarse, quedé espiritualmente satisfecha.

derramar su bondad. Pero al parecer incluso la carne

del

cristianismo

es

la

supuesta

angelical

en

Henry

es

débil,

el

recipiente

y

Dudley

perfecto se

para

enamora

profundamente de la sonrisa y energía de Julia. Tampoco hace nada por esconderlo, aprovechando para

darle

una

lección

a

Henry,

que

está

más

preocupado por la catedral que por su esposa - en un principio.

SIMULACRO | 18


Es interesante lo que dice el artículo de Variety

sobre

la

trama

de

la

peli:

“Esencialmente, la tarea del personaje de Cary Grant es enseñar a las personas a actuar como

seres

humanos”.

Para

esto

era

profundamente necesario que el ángel fuera lo más humano posible - llegando incluso a ser cruel y egoísta a veces (palabras que, en realidad, definen también a Dios en el Antiguo

Testamento).

El

ángel

Bishop’s

Wife

el

inherentemente

no

es

de

The

bueno como el de It’s a Wonderful Life. Sobre todo porque en la peli de Capra, Jimmy Stewart está luchando ya con alguien tan cruel en la vida real, que lo que necesita es un ángel como Clarence, que le enseñe lo que sería la vida sin todo lo que ha hecho. De alguna

manera,

Dudley

también

está

haciendo lo mismo con Henry, dejándole claro que no está entendiendo la diferencia entre lo que quiere y lo que necesita - “Yo pedí una catedral”, dice Henry. “No. Pediste orientación”, le responde Dudley hacia el final de la película. Cuando primero salió la peli, le fue bastante bien a nivel de la crítica, pero no tanto a nivel de taquilla. Tras algunas encuestas, los productores se dieron cuenta de que esto se debía a que las personas evitaban la peli porque pensaban que era religiosa. Entonces le pusieron un título alternativo: Cary and the Bishop’s Wife. La promesa de ver a Cary Grant en pantalla aumentó la cantidad de espectadores. Sin embargo, por más que Cary sea, como siempre, delicioso, y que Loretta Young ilumine la pantalla con su amplia sonrisa e inusual belleza, considero que vale la pena rescatar la actuación de David Niven.

Es verdad que Cary Grant pasa por un momento difícil enamorándose de una mortal, esposa del obispo a quien está ayudando. Pero él es un ángel, tiene poder, y sabe que desde que Henry le pida que ya no lo necesita, él desaparecerá de sus vidas sin dejar rastro de su paso en sus memorias. Henry sin embargo, es a quien más le cuesta lidiar con la situación

que

está

viviendo.

Los

momentos

de

comedia de la película están encarnados por David Niven, tanto en su lenguaje corporal como en muchos de sus diálogos, sobre todo cuando intenta ser amable con Julia: “Me encanta como te peinas el pelo. Lo haces tan… competentemente.”

SIMULACRO | 19


The Bishop’s Wife logra ser una película realista, a pesar de tener a un ángel paseándose por su trama: “(...) Ninguno de los personajes obtiene realmente lo que necesita. Pero hay una sensación de realismo discreto, algo que no acostumbramos ver en películas de navidad —sentimos que estas personas seguirán perseverando en sus vidas, incluso después que dejemos de verlos en pantalla. Y cuando la historia concluye, con el obispo dando un sermón en la modesta iglesia donde empezó su carrera, nos acordamos de esos momentos discretos en nuestras propias vidas (...).” Así lo resume hermosamente Jay Atkinson en un artículo para The Arts Fuse. Como dije en el primer artículo de esta colección navideña, no le pido mucho a este tipo de películas - sólo que restauren completamente mi esperanza en la humanidad. Algunas lo logran haciéndonos creer que todo es posible - el amor “verdadero” (Holiday Inn), derrocar la corrupción (It’s a Wonderful Life). Otras lo logran regalándonos pedacitos de vida, en la que tal vez, como en ésta, algo extraordinario sucede, o en la que simplemente, como en The Shop Around the Corner, encontramos inesperadamente calor humano.

SIMULACRO | 20


HABRÁ NECESIDAD DE CONGELAR LOS PAISAJES PARA QUE NO SE MUERAN DIEGO CEPEDA | ¿Qué tendrían en común la navidad, una película de Leo McCarey, otra de Wellman, una novela dominicana, una cita de Victor Hugo parafraseada por Jean-Luc Godard y un melodrama de Henry King? Probablemente nada. Probablemente, que comparten sin saberlo, un cajón en la memoria, en mi memoria, inciertos lugares comunes a los que vuelvo sin hacerme muchas preguntas al respecto. ¿Cómo será que estas imágenes y palabras se conjugan dentro de las mismas emociones y sensaciones? Un cierto tipo de cine, o mejor dicho, una cierta manera de acercarse al cine, o al arte, o a la vida, nos arroja constantemente a lugares y espacios para habitarlos, para volver una y otra vez aunque nunca hayamos estado ahí en un principio. El título de este texto proviene de una de las novelas más importantes de la República Dominicana, Escalera para Electra de Aída Cartagena Portalatín. En ella, la autora juega a múltiples espacios y tiempos distintos, interponiéndose e interrumpiéndose con el lector: un diario de viaje, la representación de una obra de teatro, el recuerdo de una tragedia en el campo. “Además, en Dominicana esas tragedias se esconden, se guardan como un tótem maldito encerrado en silencio”.¹

La navidad también está llena de tragedias… Sin embargo, este no es un texto trágico, o al menos no supone serlo. Se podría decir que todo lo relacionado con la memoria tiene algo de traumático, alguna cicatriz que se asoma y que permanece abierta, que nos invita a formar parte de un espacio de melancolía que pervive más allá de nuestros ojos. Es justamente aquí que recuerdo un texto de Camille Nevers a propósito de An Affair to Remember (Leo McCarey, 1957) o Algo para recordar como luego se tradujo en Latinoamérica. Nevers se refería a ella como la película hollywoodense de la melancolía. “En la imagen, no hay espacio, sólo lugares, lugares comunes y lugares de encuentro. Lugares de memoria.²” Los personajes de Cary Grant y Deborah Kerr se conocen y se enamoran en un crucero transatlántico, un no-lugar. Al principio parecen incrédulos de su situación, del encuentro fortuito. Desconocen las razones del azar y a pesar de ello, se embarcan a construir una experiencia que empieza en un fuera-de-campo eterno. En una ocasión, visitan la casa de la abuela de Nicky Ferrante (Cary Grant) en la costa del mediterráneo. Detrás de un piano empolvado, la abuela Janou procede a tocar una melodía que luego acompañará la voz de Terry Mckay (Deborah Kerr). Frente a los ojos de Terry, Nicky vuelve a ser el niño que una vez quería ser pintor y el tiempo de la película parece detenerse en ese pequeño paraíso.

SIMULACRO | 21


Hace dos navidades, o quizás hace una, no recuerdo

Al pensar en la navidad, se me hace imposible dejar

con exactitud, fui a a ver Grandeur et décadence d'un

de imaginar en cómo, al igual que en el cine, se

petit commerce de cinéma (Jean-Luc Godard, 1986)

generan ciertos tipos de terrenos que sólo accedemos

en donde el personaje de Jean-Pierre Léaud lee un

con los recuerdos, quizás porque recurrimos a las

pasaje

mismas

de

Victor

Hugo

relatando

lo

siguiente:

canciones,

quizás

porque

pensamos

en

“Empezamos a comprender hoy en día que lo local

aquellas personas que estuvieron ahí alguna vez, o

exacto es uno de los primeros elementos de la

quizás, porque cuando somos niños nos invade cierta

realidad. Los personajes no son los únicos que graban

magia que tiene que ver con aquello que siempre está

en el espíritu del espectador el preciso sello de los

por venir. Lo que nos queda, para nuestra sorpresa,

hechos.” Comprendí que aquello que se había grabado

siempre son lugares de encuentro.

en mi espíritu al rememorar An Affair to Remember, quizás no tenga tanto que ver con aquello que ocurrió

Como decía Jonas Mekas, habrá que seguir buscando

en esa escena en concreto, sino que justamente, la

cosas en lugares donde aparentemente no hay nada.

escena transcurría en un espacio al que no íbamos a

Debajo de un árbol cualquiera, siempre habrá regalos

volver, al que era ya imposible de regresar, un espacio

para compartir.

en donde alguien recordaba cuando ya era demasiado tarde, en donde alguien tocaba el piano por última

--

vez y en el que, como Terry, activábamos el pasar del tiempo presenciando o cantando en ese momento, al

¹ CARTAGENA PORTALATÍN, AÍDA. Escalera Para

ritmo de una canción.

Electra, 1969. (p. 85)

Aquellos paisajes de la memoria también me traen

²

recuerdos de otras películas, de localizaciones que

Publicado

pareciera que sólo pueden existir dentro de una sala

número

de cine, como el lugar de encuentro entre los

Traducción del francés de Francisco Algarín Navarro.

personajes de Love Is A Many-Splendored Thing (Henry King, 1955), bajo el árbol de una colina mientras transcurre la Guerra Civil China en los años 40’s, o detrás de los árboles del jardín de una casa en Vermont en el primer screwball a color, Nothing Sacred (William A. Wellman, 1937). Ambas localidades tejen entre sí una red de promesas para los personajes y para el espectador.

SIMULACRO | 22

NEVERS,

CAMILLE.

An

originalmente

fuera

de

serie,

Affair

to

en Cahiers nº

17,

Remember. du

cinema,

diciembre,

1993.


Corriendo antes de la medianoche JULIA SCRIVE-LOYER | Hay algo muy cinematográfico en

La palabra amor no la detiene, pero la recibe agradecida, y le

ver personas corriendo. Tenemos imágenes hermosas como

pide a Woody Allen tener “un poco de fe en las personas”.

Greta Gerwig saltando y haciendo piruetas al ritmo de

Como muchas películas de amor, Manhattan ha hecho que

“Modern Love” en Frances Ha. Tenemos al pequeño Jean-

sea difícil para mí entender cómo funcionan las relaciones

Pierre Léaud escapándose del centro juvenil al final de Le

en la vida real. No todo el mundo se da cuenta a tiempo del

400 Coups, y llegando inesperadamente al mar, viéndolo

amor que sienten por uno, y muchas veces no se tiene

por primera vez en su vida.

paciencia para sobrevivir al destiempo.

La primera vez que vi Manhattan fue el día antes de cumplir

Pero agreguémosle más urgencia a la carrera amorosa.

16 años. Desde el año anterior, había instaurado la tradición

Después de todo, Isaac David no era realmente consciente

de que la última película que vería antes de pasar a una

de la urgencia real que tenía decirle a Tracy que la amaba en

nueva edad sería una peli de Woody Allen. Manhattan fue

ese momento exacto. No era más que una necesidad

sin lugar a duda la que más me marcó en este pequeño

profunda y personal. ¿Qué pasa cuando te das cuenta de esto

ritual. Isaac David (Woody Allen), tras haber terminado con

en el fin de año? El resultado es el mismo - corres. ¿Por qué

Tracy (Mariel Hemingway) a mitad de película para empezar

correr si no es el fin del mundo? Hay muchas razones para

una relación con la complicada Mary (Diane Keaton), se da

tener prisa. El miedo a ya no ser bienvenido al día siguiente.

cuenta, una vez queda solo, que una de las cosas por las que

O tal vez es lo que dice Harry al final de When Harry Met

se siente agradecido en la vida es el rostro de Tracy. La

Sally: “Cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de

extraña, la quiere, y fue un tonto en dejarla, cuando era

tu vida con alguien, quieres que el resto de tu vida empiece

realmente la persona que más lo quería. Hay una urgencia

lo más pronto posible”. Oigo por ahí los abucheos de

en decirle a alguien que uno lo quiere cuando esto se

algunos lectores, catalogando esto de extremadamente cursi.

convierte en la única realidad que tiene sentido. Uno piensa

Pero detrás de esa frase perfectamente armada para

a veces que bastará con sólo decirlo, porque la palabra

hacernos llorar, dicha por un Billy Crystal sofocado, está esa

hablada será portadora de toda la fuerza que uno siente por

urgencia de la que hablábamos, esa necesidad de decir te

dentro. Amar, de repente se convierte en impulso vital

quiero y sentir que todo va a cambiar una vez se haya dicho.

absoluto.

Sin embargo, como en Manhattan, a Meg Ryan no le basta

Woody

Allen

corre

incansablemente

por

Manhattan, y como Antoine Doinel, se detiene ante el rostro

con que Billy haya corrido y le haya dicho te quiero.

de Tracy, que espera con sus maletas en la entrada de su apartamento, lista para irse a Londres a estudiar por varios largos - meses.

SIMULACRO | 23


Tomemos un último ejemplo: The Apartment. A veces no hace falta decir te quiero. A veces el simple hecho de correr hasta ahí, y no estar en ningún otro lugar, con ninguna otra persona es suficiente. Es verdad que es distinto complacer a Meg Ryan y complacer a Jack Lemmon, pero está bueno arriesgarse. En The Apartment, una vez Shirley MacLaine se da cuenta de que lo que quiso durante casi toda la película - estar con Fred MacMurray -, no tiene en realidad ningún sentido, corre a donde Jack Lemmon para pasar los primeros minutos del año nuevo con él. Ella nunca dice “te quiero”. No le hace falta. No está en su personaje. Estar ahí es suficiente, sacar las cartas para jugar es suficiente, decir “le mandaremos un pastel de frutas todos los años” a Mr. Sheldrake es suficiente. Esta vez el que dice te quiero no es el que corrió, es el que recibe la llegada. Jack Lemmon le dice “te quiero” y Shirley MacLaine prefiere no responder. No hace falta - “shut up and deal”. Si usted, querido lector, no es atlético, o si tal vez las aceras de su ciudad son difíciles, si la persona a quien le quiere decir “te quiero” no está a una distancia corrible, entonces planifíquese bien este año nuevo. Y el año que viene recuerde, que tiene todo un año para decir las cosas que necesita decir. No espere hasta el último momento. Feliz año nuevo.

SIMULACRO | 24


OLLÍN | ANIMACIÓN

TRES CUENTOS DE NAVIDAD Uno en 2D, otro en stop motion y uno más de cuando la animación en computadora seguía haciendo sus pininos

RITA LOZANO | La transición de la figura del detective recto y lleno de ideales en contra del crimen, que nos llevó desde Sherlock Holmes y sus metáforas como Sherlock Hound de Miyazaki, por poner tan sólo un ejemplo sin citar las referencias de Disney, hasta los detectives rotos e incluso corruptos del film noir en la animación, no es fortuita. Es el resultado de escritores y directores que se enamoraron de este género y decidieron llevarlo a ese otro mundo que creaban con sus trabajos dentro de los dibujos animados. TOKYO GODFATHERS (2003), UN NACIMIENTO NAVIDEÑO PARA ARMAR ESTA NAVIDAD. Tres vagabundos en Tokio, se convierten en una familia temporal, muy inusual, para una bebé que encuentran abandonada entre la basura la noche de Navidad. Una adolescente que ha huido de casa, un trasvesti y un hombre alcohólico, nos recuerdan algunas cosas que se han ido olvidando; que un bebé es un regalo divino para la humanidad y que debe ser tanto protegido, como amado, por el simple hecho de estar en este mundo. Las casualidades aquí no se ven burdas, aunque sí son notorias. Recuerdan esas oraciones a los ángeles de la guarda, en donde los niños pequeños e indefensos, están bajo su cuidado. Evocando lo que nos hermana y que hemos olvidado en medio de las dinámicas cotidianas. Tokyo Godfathers nos muestra también lo inconcebible que es lastimar a otro ser humano intencionalmente, así como la fragilidad del cuerpo, la mente y de la vida. El diseño y manejo de fondos es excepcional, casi como el logrado en Whisper of the Heart de Hayao Miyazaki. Y por si fuera poco, Satoshi Kon se da el lujo de jugar con la luz, como los grandes, acariciando la vista del espectador con sutilezas vestidas de alegría, tristeza, bondad, maldad, así como lo que nos lleva a la vida o a la muerte.

SIMULACRO | 25


Así, en oposición a un aspecto teatral que se nos muestra también en un momento de la película - con las representaciones de la natividad, nos recuerda el nacimiento de Jesús en una bebé recién nacida que estuvo entre lo más pobre, que estuvo en algún momento entre animales, que no tenía un techo fijo al llegar al mundo. En un momento, un ángel la mira arrobado ante su presencia. También estando pequeñita, alguien la quiso matar. Podría seguir con las referencias de lo que va armando, pero las demás, si se deciden a verla, las descubrirán ustedes. Dicen que el amor verdadero, comprende amar lo bueno y lo malo en una persona. Esta película, en medio de un entorno de comedia, nos muestra un poco de ambos lados y nos ayuda a mirarnos de soslayo, para darnos cuenta de que así como es, la humanidad, también es digna de ser amada. TE REGALO UNA BOMBA ESTA NAVIDAD, RUDOLPH THE RED-NOSED REINDEER (1964) En un empaque muy adornado y bien envuelto, en toda la parafernalia que con más cariño había adoptado hasta ese entonces la población estadounidense - la figura de un Santa Claus regordete que vive en el Polo Norte, los elfos, árboles navideños, regalos y muñecos de nieve. Está dirigida por Larry Roemer, con un guión de Romeo Muller (a quien considero un chico que gustó de escribir sobre la Navidad y no se podía ir de este mundo en otra temporada que no fuera la navideña), tiene a Kizo Nagashima como Director Asociado y a Tad Mochinaga, como supervisor de animación. Si bien, los temas tratados pueden parecer pueriles, como una nariz roja que brilla demasiado, y un elfo que sueña con ser dentista, pensemos un poco en lo que se vivía en 1964 en ese país:

SIMULACRO | 26

Había mucha discriminación racial, y las olas de violencia derivadas de ello llegaron a su punto máximo justo en ese año, en el cual se firmó la Ley de los derechos civiles; Los jóvenes eran mandados a la guerra en Vietnam; en muchas familias, los hijos eran forzados (socialmente) a seguir las carreras y oficios de los padres o aquello que eligieran sus tutores; algunos niños con síndrome de down, ceguera o sordera (por poner algunos ejemplos), a menudo eran escondidos en las casas, negados por sus padres, y las exigencias en general, de los padres hacia sus hijos, de encajar perfectamente en la sociedad, eran enormes. Por supuesto que la juventud reaccionó a todo ello con una rebeldía tremenda, luchando con todo para hacer valer sus derechos y su libertad. Pero, ¿qué pasaba con los más pequeños?, parecería que tarde o temprano se enfrentarían a ello, si no es que algunos ya lo vivían desde temprana edad. Y esa cuestión de los juguetes… supongo que a las nuevas generaciones les parecerá muy absurdo, pero en esa época, en una predominante clase media, también llegaba a suceder que a un niño no se le permitía jugar con un regalo que había recibido, ya fuera porque sus padres no deseaban que se estropeara o porque el regalo en cuestión, aunque bello, no estaba hecho para jugar. Entonces sí habla de renos y narices, pero también de chicas afroamericanas o caucásicas que oyeron prohibiciones de sus padres, como Clarisa, para entablar una amistad o relación con quien ellas deseaban, de chicos que querían estudiar otra cosa y fueron puestos en vergüenza por sus padres frente a los demás, sólo para recibir la sentencia de lo que debían ser; sin mencionar a todos aquellos niños y niñas que fueron segregados en sus escuelas, por compañeros y maestros, por ser diferentes de algún modo. De las mujeres a las que se les decía que no podían hacer algo por pertenecer al sexo femenino y hasta de la reinserción social.


Y así, en animación stop motion, el 6 de diciembre,

Cabe

mencionar

llega a los hogares de muchas personas esta película a

batallaban años en lograr sus películas, unos más, las

sembrar pensamientos que eran realmente necesarios

anunciaban

en las cabecitas más jóvenes de ese tiempo. Tal vez

canadienses Mainframe Entertainment, junto con

una bomba para las generaciones más reacias a la

Mattel Creations hicieron más de una docena de

evolución de la sociedad, pero un bálsamo para las

películas en menos de 10 años, que si bien no pasaron

nuevas, un regalo hermoso para esa Navidad: la

por la pantalla grande, fueron muy bien recibidas en

claridad de que las cosas debían ser diferentes y la

distintos países y desarrollaron las pautas de las

promesa de que ellos, aunque pequeños, tenían todo

películas de Barbie para los años siguientes.

con

que, bombo

mientras y

otros

platillo,

los

estudios estudios

lo necesario para hacer ese cambio. Tratándose ¿CUÁNTAS

VECES

MÁS

QUIERES

QUE

de

animación,

es

fácil

que

algunos

TE

lectores tengan sus favoritas, éstas simplemente son

CUENTE EL CUENTO DE NAVIDAD DE DICKENS?

mis recomendaciones para este año. Están entre mis favoritas, pero no son las únicas de la lista. Eso sin

Por último, de las incontables versiones del cuento de

contar todos los capítulos especiales de Navidad de

Navidad de Dickens, del cual se han hecho y se

distintas series de televisión y animé. Aunque cabe

seguirán haciendo películas, si tuviera que volver a

señalar que el verdadero reto sigue en el aire y aún

ver alguna, sería la versión de Barbie (2008). No es

nadie lo ha cumplido cabalmente en animación;

para nada la mejor animación, pero la vería con gusto,

supongo que para narrar el nacimiento de Jesús,

ya que la adaptación me parece desenfadada y ligera.

habrá que basarse en los evangelios de Mateo y Lucas, revisar los últimos descubrimientos arqueológicos al respecto, quizá investigar en los evangelios apócrifos y embarcarse en esa aventura. --

SIMULACRO | 27


RUDOLPH THE RED-NOSED REINDEER LARRY ROEMER, 1964 MANUEL OMAR MEJÍA | Christmastown tiene que ser el peor lugar para pasar Navidad. Un Santa hostil y discriminatorio, venados cabrones, elfos que se toman muy a pecho su vocación, y un monstruo abominable que siempre está al acecho para destruir todo aquello relacionado con la Navidad. Sin embargo, ¿a quién no le encanta revisitar esta hermosura de película? Está llena de esas gringadas que los gringos saben hacer tan bien, como vendernos como un paraíso lo que es en verdad un infierno. Rudolph the Red-Nosed Reindeer es una película animada para televisión, estrenada en Estados Unidos en 1964.

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Está inspirada en la canción compuesta por Johnny Marks, que a su vez está inspirada en el poema original de Robert L. May escrito en 1939. Ésta es una historia que tiene un hermoso mensaje: si sos diferente de los demás, de manera física o mental, la única opción de ser aceptado en la sociedad es si tu “defecto” es útil. Sí, ese es el mensaje, una representación exacta de lo que es la sociedad en la vida real. Este mensaje tan fuerte está cubierto debajo de varias capas de nieve prístina que nos aleja de su verdadero significado y nos vende el sueño de aceptación y superación de uno mismo.


La historia comienza con el nacimiento del pequeño Rudolph con el horrible defecto de tener la nariz roja y brillante. Sus prejuiciosos padres logran esconder esta vergüenza de nariz por todo un año, pero en el entrenamiento de renos para ser parte del equipo de Santa, todos descubren su nariz. Santa se enfurece por este defecto y reprende al padre de Rudolph, Donner, por haber criado a tan horrible monstruosidad. Rudolph es desterrado, y junto a Hermey, un elfo que tampoco es aceptado por no querer hacer juguetes sino ser dentista, se embarcan en una aventura para ser libres. Pero acaban en La Isla de Juguetes Inadaptados, un lugar donde van todos los juguetes con defectos, y le piden a Rudolph que regrese a Christmastown para avisar a Santa de su triste infortunio. Por suerte, llegan justo el día en que la Navidad iba a ser cancelada por una gran tormenta de nieve. Es aquí que Santa Claus se inspira en la nariz brillante de Rudolph para que guíe su trineo durante la tormenta. Los juguetes de la Isla de Juguetes Inadaptados son salvados, junto con la Navidad. Fin. Rudolph es una de las películas navideñas que más tiempo ha estado al aire, sin parar desde 1964. Lo que es sorprendente, al menos para mí, es lo poco que recordaba la película en sí. La vi recientemente y me sentí identificado con la crítica que aparece en la página Honest Trailers. Ésta es una película con tramas y personajes de relleno, partiendo de una canción de tres minutos a “una versión infantil del Señor de los Anillos para niños en ácido”. Porque si bien todos recordamos a Dancer y Prancer… ¿recordamos a Rey Moonracer? El rey león con alas que protege a los juguetes inadaptados, ¿o a Yukon? el gran explorador del norte que ayuda a Rudolph y a Hermey en sus travesías mientras está en búsqueda de oro. O recordamos a Clarice, la joven venada enamorada y único personaje que acepta a Rudolph desde un principio.

Revisitar este especial navideño es una locura que todos tenemos que experimentar esta temporada. Es una sorpresa y un deleite ver esas pequeñas figuritas animadas cantar, revolcarse en la nieve, pelear, ponerse locos al ver una nariz roja y ver cómo le extraen los dientes a un monstruo en contra de su voluntad. De igual manera, cómo no olvidar esa banda sonora de la que la misma película se inspiró para existir. Presentando también tonadas pegajosas como “We’re a Couple of Misfits” y “We are Santa’s Elves”. Rudolph es y será ese clásico navideño que aun hoy es relevante en la cultura popular. Y en cuanto a su mensaje final. ¿Qué podemos decir? La verdad es que está más apegado a la realidad que muchas otras películas de Navidad. Lo podemos ver como una manera de retratar la cruda verdad: el mundo te va a juzgar si no seguís los patrones sociales establecidos. Aun cuando al final en la película todos son felices, incluso el monstruo abominable y los elfos esclavos del tiránico Santa Claus, todos sabemos que Rudolph siempre será el extraño, el alienado. Pero es tan bonito ver esta película que al final del día pensamos que simplemente lo estamos “sobrepensando”. Rudolph está feliz, salvó la Navidad y todos vivirán felices por siempre, punto final. Esta película es un hito navideño, un éxito inmediato y un homenaje a todo lo hermoso de esta temporada tan comercial. La película ha sido parodiada y replicada en tantas ocasiones que sería imposible saber cuántas obras han salido de ella. Entre todas, recomiendo de manera ferviente la producción de MADtv donde se usan referencias de películas de Martin Scorsese, e incluso de Apocalypse Now y El Padrino. Recomiendo una vez más esta película, para verla arropado en la camita, con una taza de cocoa caliente. Son cincuenta minutos de discriminación y hermosa violencia navideña. --

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ENTREVISTA

EAVESDROPPING Una entrevista a José Arroyo

Julia Scrive-Loyer: Te considero uno de los cinéfilos más encantadores que he conocido. Cuéntanos cómo empezó tu relación con el cine. José Arroyo: ¡Gracias! Mi relación con el cine empezó a través de la television. Nací en un pueblo pequeño a las afueras de Ávila en España. La televisión apenas llegaba, pero era muy cara y no teníamos una. Los niños se juntaban en las ventanas de los vecinos que sí tenían tele y la veían desde afuera, esperando que alguien los invitara a pasar, cosa que sucedía raras veces. Esas imágenes vistas a medias, sonidos apenas escuchados, eran tan tentadores, y el deseo de acercarse era intenso. Este deseo se cumplía solamente en la sala de cine. El pueblo no tenía una sala como tal. Pero el cura pasaba películas en la iglesia en invierno y en el patio en el verano. Retengo tres imágenes: la más vívida es de una película llamada Marcelino pan y vino (Ladisla Vajda, 1955), donde hay un momento en que Marcelino va a hablar con el ícono de Cristo y de repente la estatua cobra vida y empieza a hablar. La sala entera se quedó sin aliento. El cura siempre pasaba películas muy baratas, décadas después de su estreno. Pero era mágico: las personas comiendo “pipas” con sal, fumando, la luz, la oscuridad, la emoción. Tengo recuerdos vívidos de Tarzan y también de una peli muy mala con Natalie Wood, Penelope, en la que ella era una electrizante y glamorosa cleptómana. Mi familia se mudó a Montreal, Canadá en 1970, cuando tenía siete años. Ahí empezó una relación distinta con el cine. Era una ciudad bilingüe. Teníamos acceso a todo el cine popular norteamericano – que era tan bueno en los 70’s cuando empecé a ir al cine solo (Altman, Coppola, Lumet, Spielberg, Scorsese) – pero también a toda la cultura cinéfila francesa de la época (y no sólo el cine francés, sino también el cine que la cinefilia francesa apoyaba. Truffaut y Varda, claro, pero también Bertolucci, los Hermanos Taviani, Fassbinder, etc.)

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En Montral había muchos cines de repertorio, y eso era una experiencia de union entre adolescentes (ver Casablanca, To Have and Have Not, Bringing Up Baby, los clásicos pero también Eraserhead de Lynch, The Element of Crime de Von Trier, y “eventos participatorios” como The Rocky Horror Picture Show). Había también dos cines que se concentraban en el estudio cinematográfico: The Conservatoire, que programaba cosas como un ciclo dedidado a Buñel durante todo un mes, y la Cinémathèque Québécoise, donde se programaba a Sirk, muchas películas de Québec, pero que también se enfocaba en el documental: Michel Brault, Gilles Groulx, etc. También había muchos festivales (Festival des films du monde, Le festival du nouveau cinéma, etc.). Era un momento en el que cine era central. Existen muchos beneficios de crecer en una ciudad colonizada intentando superar su complejo de inferioridad; no es París, no es Nueva York, ni siquiera es Toronto. El rango de lo que se podía ver era simplemente extraordinario para la época.


Para mí, el cine era una manera de entenderme a mí mismo y al mundo, en un contexto enriquecedor, pero difícil. En mi casa era la cultura campesina de los años 50 (los padres inmigrantes viven muchas veces en un túnel del tiempo); afuera estaba la Norte América de los años 70, hippies, drogas, sexo, política, separatismo quebequense). El cine para mí era un puente entre estas cosas, aunque me tomó un tiempo encontrar mi tribu. Recuerdo tener 14 o 15 años e ir todos los días al Café Méliès, que era a la vez un café y un lugar en el que pasaban pelis avant-garde (Anger, Mekas, los primeros experimentos de Godard), pedía un café, fumaba, ojeaba un libro deseando desesperadamente que alguien viniera a hablarme para poder unirme a sus conversaciones sobre arte, películas, política, sexo. Claro, tenía diez años menos que ellos y nadie se me acercaba, por lo menos no en un inicio. Debo mencionar también la televisión, que desde el momento en el que llegamos a Montreal hasta que por fin pude ir al cine solo, a los 13 años, fue mi principal fuente de películas. Teníamos televisión en inglés y en francés. Recuerdo un ciclo de pelis de la Warner Brothers, transmitido por la CBC. La primera vez que El Padrino I y II fueron transmitidas juntas como una miniserie fue todo un tema de conversación en el colegio. Me encantaban los musicales de Judy Garland (que eran increíbles) y los de Elvis Presley (que no lo eran. Pero era Elvis, así que qué importa). TVA, el canal comercial francés, mostraba muchas películas clásicas francesas, pero también las películas de Sissi Impératrice con Romy Schneider, que también me encantaban. J. S. : Además de ser un amante del cine, eres también profesor. ¿Cómo encaras la pedagogía? J. A. : Me encanta ser profesor, algo en lo que siento que caí por accidente. Comencé siendo periodista. Mi primer objetivo cuando estoy enseñando es hacer que los estudiantes amen las películas en particular y el cine en general. Es algo que parece obvio, pero que no lo es. La academia pone mucho más énfasis hoy en día en una historia de los estudios del cine, e incluso en la filosofía vista a través del cine, más que en el cine en sí. Además de esto, cada generación ama y conversa con aspectos de su propio cine, saliendo rara vez de éste.

Ver películas de otras eras, otras culturas, otros países, es más difícil. Y como crecimos con imágenes y sonidos, esperamos que nos sean accesibles al instante. Y si no lo son, tendemos a culpar las películas, cuando no siempre tienen la culpa. La lectura, la escritura, la literatura, se aprende desde que se entra a la escuela, y si tienes suerte, te acompañan para toda la vida. Pero vivimos en un mundo de imágenes y sonidos, uno en el que cine fue central durante un siglo, y se podría decir que lo sigue siendo, porque la televisión, la publicidad, entre otras cosas, beben de ese mismo vocabulario. Sin embargo, a menos que vayas a una escuela de cine, o estudies cine en una Universidad, nunca te enseñan cómo entender o apreciar las películas. Entonces cuando les enseñas a los estudiantes películas de la era silente, películas avant-garde, cualquier cosa a lo que no estén acostumbrados, incluso películas de Hollywood en su época clásica, muchas veces muestran resistencia. Hay que enseñarles maneras de ver y de entender, en plural. Entonces para que los estudiantes amen lo que están viendo, la historia, la crítica, la teoría, la filosofía, etc. son a menudo necesarias. Mi método de enseñanza es el siguiente: hago un primer visionado de una película, y los estudiantes viven la experiencia libremente. Luego les doy algo para leer de tarea (historia, contexto, teoría, etc.). Al día siguiente, doy una clase sobre ese aspecto en particular. Luego los estudiantes vuelven a ver la película, pero ahora de forma crítica. ¿Están de acuerdo con lo que leyeron o con lo que les dije? Hacemos entonces un pequeño seminario grupal en el que discutimos la película, la lectura, y donde el centro es un clip de una película, del que hacemos un análisis textual detallado, muchas veces plano por plano. El cine es muchas cosas. Puede ser estudiado de un punto de vista histórico, sociológico o psicológico. Pero además de esto, es también el arte más completo, y pongo mucho énfasis en lo estético. Y cuando se le da importancia a este aspecto, entonces cosas como la calidad de la copia, la iluminación de la proyección, la calidad del sonido, el tamaño de la pantalla, etc. tienen mucha importancia.

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Históricamente, cuando las personas iban al cine, no estaban comprando una “cosa”. Pagaban para entrar y salir con la memoria de una experiencia. A menudo, sentían durante la proyección, y pensaban en ella después. Por lo tanto, intento prestar atención tanto a lo que ven mis estudiantes como a cómo lo ven. Mi idea de lo que le pongo a mis estudiantes también ha cambiado con los años. Cuando era más joven, lo que me impulsaba eran las cosas que me entusiasmaban. Ahora, me doy cuenta de que sólo los tengo por un semestre o dos, entonces combino mis entusiasmos con lo que considero son las grandes películas – dándole menos espacio a “basura” interesante – y lo que más les servirá en el futuro, lo que significa muchas veces enseñar películas centrales de cánones particulares. Los intelectuales siempre se rebelan contra algunos cánones. Pero existen, son un hecho. El objetivo es proveer a los estudiantes con el conocimiento de estos cánones (de un punto de vista Anglo-Americano: Hollywood clásico, Cine de autor europeo, Ray, Ozu, Kurosawa, etc.) e instarlos siempre a ver más allá de eso (avant-garde, documental, películas “independientes”, cine experimental, Nuevo Cine Queer, mujeres realizadoras, Cine Latinoamericano, etc.)

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Otro elemento de mis clases es hacer que los estudiantes vean más allá de la narrativa y de la historia y vean la – no encuentro la palabra exacta – digamos que poesía. El cine es una forma condensada, un mundo entero, y una historia dentro de ese mundo, construida y expresada en un breve período de tiempo. Las imágenes y los sonidos a menudo adquieren varias funciones a la vez, y a menudo te cuentan algo directo – una puerta se abre -, pero muchas veces son también metáforas o símbolos de otra cosa (la puerta está distorsionada, hay sombras por encima de ella, la vemos desde un ángulo inclinado, etc.). Después de tener esa experiencia, una que en su mejor forma, parece expresar algo perfectamente, de manera tan intensa y precisa, de manera tan hermosa, muchas veces nos cuesta expresar esa experiencia, su significado, con palabras. J. S. : Además de ser cinéfilo y profesor eres TAMBIÉN un gran conversador. El hecho que tengas podcasts es por lo tanto algo que me parece natural y delicioso. Cuéntame un poco cómo son estos podcasts y cómo nacieron. J. A. : Qué lindo. Gracias por decir eso. El podcast principal se llama Eavesdropping at the Movies y creo que fue probablemente idea de Michael Glass.


Solíamos ir al cine juntos y luego ir a mi apartamento y hablar sobre lo que habíamos visto. Entonces pensamos que sería divertido grabar esas conversaciones y subirlas. Nunca pensamos realmente que alguien las escucharía, y fue una sorpresa cuando nos dimos cuenta de que sí, y que además nos daban un tan lindo feedback. Las personas lo escuchan manejando, mientras se bañan, mientras friegan. Había algunas ideas detrás del podcast: Primero, un contexto en el que parece que la crítica se ha convertido en lacayo de la industria. Va más allá de haberse acomodado, ya que a muchos ni siquiera les pagan. Es como una disposición a servir las necesidades de la industria. Entonces hicimos una fórmula en la que hablaríamos de lo que estuviese disponible para nosotros, ya fuera en el cine, en la casa, en dvd, etc. pero sin leer nada al respecto antes de haberlo visto. Hasta ahora hemos intentado ir al cine con el menor conocimiento paratextual posible. Luego no hablamos nada de la peli antes de empezar a grabar, y hablamos sobre ella hasta que no tengamos nada más que decir; una de las cosas que más me gustan de los podcasts es que no hay límite de tiempo. La idea era hacer un recuento honesto, informado e inteligente, pero fiel a nuestra experiencia. No buscamos likes ni patrocinio, para que podamos seguir siendo honestos con nuestra experiencia. Pero tengo que admitir que a veces me frustro cuando las personas dicen cuánto les gusta y sin embargo no lo comparten, porque la idea es generar conversación sobre el cine para cambiarlo: queremos ver más cine, más cine distinto (tipos, géneros, modelos) y encontrar maneras mejores y más profundas de hablar sobre él. La serie se llama Eavesdropping (escuchando a escondidas) porque cuando era joven e iba al cine muy a menudo solo, intentaba desesperadamente escuchar las conversaciones de las personas a la salida del cine. Había tanto que hablar. ¿Qué pensaban los demás? ¿Pensaban como yo? ¿Tenían información secreta que les permitía entender mejor, o era sólo eso? La serie es una invitación a que las personas escuchen libremente “a escondidas”, y se unan a la conversación online si quieren.

El éxito del podcast significa que ahora somos más conscientes de lo que vemos. Queremos hablar seriamente de los estrenos más populares, pero también queremos llamar la atención sobre el cine de otros lugares, o simplemente distintos tipos de cine que no se discuten tanto normalmente. La idea era tener una conversación continua sobre cine, para contribuir a otra conversación social más amplia sobre el mismo tema, y tal vez con esto cambiar los parámetros de la conversación. El Segundo podcast se llama “In Conversation With” y ese soy yo alimentando mi interés sobre el arte. Si alguien escribe un libro que admiro, entonces hablo con ellos sobre eso, para aprender más cosas. También lo he hecho con personas que han creado revistas (tú), drag queens, a quienes considero artistas, exposiciones de arte, escritores, periodistas, académicos. Cualquier cosa que llame mi atención y sobre lo que quiera indagar más y hacer que otras personas conozcan. Tengo la suerte de ser un académico en la Universidad de Warwick, y eso me facilita la entrada. También me he dado cuenta de que el podcast en sí mismo te da acceso a personas. Personas apasionadas con lo que hacen y quieren compartirlo con otros. El podcast es fantástico para esto: no tiene una duración fija. Y cuando lo distribuimos por internet, podemos agregar clips, imágenes, links, etc para que los que tengan curiosidad puedan seguir el podcast viendo o leyendo más acerca del tema. J. S. : ¿Qué capítulos nos recomendarías de ambos? J. A. : Voy a tener que recomendar dos de “In Conversation With”, porque son muy distintos. El primero es con Catherine Grant, cuyo trabajo en video-ensayo va desde “fan videos” a la exploración de la forma, lo transnacional, queering, intervenciones de la teoría, la materialización de la crítica y la autoexpresión artística. El Segundo es con la académica Ginette Vincendeau sobre Jean Gabin: ¿Se le puede culpar a Gabin por Mayo del 68? ¿Cuál es la importancia de que haya sido casteado con actrices mucho más jóvenes que él como Bardot y Danièle Delorme? ¿Qué significa “La France Gabinisée” y “La Gabanisation de la France”?

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De Eavesdropping at the Movies recomiendo nuestro podcast número 200 sobre las películas de Luis Ospina que pasaron en MUBI. La idea de que un gay, de mediana edad, hispano-canadiense hable con un joven cinéfilo inglés heterosexual sobre una de las figuras más importantes del cine colombiano, me parece, para mejor y peor, por naturaleza interesante. J. S. : Última ronda express de preguntas: ¿Con qué director/a y actor/actriz vivos o muertos te gustaría irte de fiesta? No te prometemos nada, pero soñar es barato. J. A. : Lubitsch, Judy Garland, Marcello Mastrioanni. J. S. : ¿En qué universo de qué película te gustaría vivir? J. A. : Funny Face de Stanley Donen

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J. S. : Siempre me han encantado tus recomendaciones cinematográficas, y los ciclos de pelis que proponías en la EICTV. ¿Cuáles son las pelis o tipos de peli que más te gusta enseñarle a los futuros cineastas? Cine negro latinoaméricano, cine queer, musicales de Hollywood (forever!), el cine avant garde desde la pantalla hasta los museos, el cine directo y el cine verité, y… Lubitsch, Lubitsch, Lubitsch! -Eavesdropping at the Movies está disponible en todas las plataformas de streaming de podcasts y en la página web - www.eavesdroppingatthemovies.com In Conversation With está disponible en soundcloud y en la página web www.josearroyoinconversationwith.com


NO ESTÁ MUERTO, EL CINE VIVE Este artículo fue encargado por Pardo, una hermosa

JULIA SCRIVE-LOYER | Hay una serie de películas

plataforma editorial basada en Santo Domingo,

que salieron entre el 2018 y el 2019 en la que admiré

República Dominicana. Celebran "la frescura del

el valor de los realizadores de exponerse, de manera

talento emergente y la idea de no ser ni blanco ni

más o menos directa, a través de su obra: alter egos,

negro, como el Caribe. Nos encontramos en la

directores actuando junto a toda su familia, y

intersección del arte, diseño, música, comida y

exploración de universos o épocas importantes para el

cultura, punto convergencia para crear un espacio

autor.

abierto para la colaboración y el diálogo." Por ejemplo, es sabido que Carlos Reygadas es un La invitación para colaborar con Pardo fue un

gran director, y también es sabido que es un ser

inmenso honor, y el resultado una delicia a nivel

humano complicado. Pero lo que demostró Nuestro

visual. A continuación, el texto que fue publicado en

Tiempo (2018) es que es alguien capaz de enfrentar

www.holapardo.com

sus complejidades, poniéndose valientemente delante de la cámara junto a su esposa.

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No sabría decir a qué niveles llega lo autoreferencial en esta película, pero basta con que actúen ellos mismos para inevitablemente pasar por un proceso de cuestionamiento mutuo. La estructura de la película es magistral, así como lo son también los momentos en los que el tema se refleja en el elementos periféricos a la trama (véase la excelente actuación de los toros). De una manera similar, en la última película de Noah Baumbach, Marriage Story (2019), “una historia de amor sobre el divorcio” como dijo Adam Driver, el director explora su experiencia propia con el proceso legal y emocional de separarse de una pareja. Es un buen ejemplo de que la autoreferencialidad no tiene por qué ser exactamente autobiográfica. Significa también sacar sentimientos reales de momentos vividos, adaptados a una historia que es y no es la vida misma. Aquí Baumbach no se pone delante de la cámara como Reygadas, pero sus emociones y sus complejidades están igualmente expuestas. Hablando de alter egos, el ejemplo más hermoso es posiblemente Dolor y Gloria (2019). Es hermoso no sólo por la manera de Almodóvar de exponerse en pantalla - sus dolencias, sus vicios, su relación con su madre y con su obra - sino también por invitar a un amigo a representarlo: Antonio Banderas. Da gusto ver a un autor ya largamente establecido desnudarse de pronto frente a uno, regalándonos su fragilidad en una película tan franca, divertida y conmovedora. En la misma línea de alter egos, tenemos a Matt Dillon representando una versión de Von Trier en The House That Jack Built (2018). Si Antonio Banderas es literalmente Almodóvar, Matt Dillon no es - por suerte - literalmente Von Trier, pero simbólicamente lo es de manera perfecta. Sólo vi esta película una vez, y salí odiándola tanto que me dio dolor de cabeza. No la odié como película, odié a Lars Von Trier, como de costumbre. La película como tal está extremadamente bien contada. Tan bien contada que el humor negro voraz que la compone no falla en dar risa, por más que lo que esté sucediendo nos parezca repulsivo. Sin embargo las semanas iban pasando y yo no podía dejar de pensar en la película; en la manera en la que Lars Von Trier se expuso y se retrató a si mismo como el monstruo que muchos pensamos que es: yo soy así, pero es porque considero que éste es mi arte. El mensaje me sigue pareciendo igual de horrible, pero el dispositivo me parece fascinante, sobre todo en los últimos minutos de película.

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Pasando ahora a la exploración de universos o épocas cercanas al autor, tenemos a Roma (2018), película autoreferencial escondida en el punto de vista de otro personaje. Últimamente hay un afán por catalogar cada película que sale como “La Gran Película del Año”. Esto hace que las opiniones sobre estas obras se polaricen. No me parece fácil considerar tal o cual película como la obra del siglo, y estoy segura de que Roma está lejos de serla. Sin embargo me pareció una película hermosa y conmovedora, profundamente honesta en su posición y en su curiosidad por entender al otro. Quiero agregar aquí a Once Upon a Time in Hollywood (2019) porque Tarantino dijo que esta película era su Roma. Y lo es en el sentido en que Tarantino explora el lugar en el que nació, en una época del cine que él admira, y que fue de alguna manera la última gran década de Hollywood. Como dijo un querido amigo mío: “Qué buen homenaje a Hollywood en la hora de su muerte”. LA EUFORIA LLEVA AL LLANTO Otra tendencia que sentí en películas de los últimos dos años ha sido la mezcla de euforia y delicadeza. The Irishman tiene esto también, comenzando como una película clásica de Scorsese, con un montaje energético e indomable, y terminando con la vejez y el remordimiento de su personaje principal, Frank Sheeran. La película termina como un susurro de confesionario. Once Upon a Time, la primera película de Tarantino con un montaje admirable después de la muerte de su antigua editora Sally Menke, tiene un sólo momento violento en la película, ya cuando estamos llegando al final. La secuencia es catártica por razones históricas, pero Tarantino tiene la sensibilidad de no terminar ahí: en un plano en picado, vemos a DiCaprio siendo invitado por primera vez a la casa de Sharon Tate, que sigue viva. Sin embargo nosotros sabemos que esto no fue lo que sucedió en la vida real. Tate fue asesinada, y el cine de Hollywood tampoco sobrevivió a la década de los 70. Como para remarcar la crueldad de este final, Tarantino imprime en la pantalla: “Once upon a time…” recordándonos que éste es el final feliz de una realidad que no lo tuvo.


Otra película muy popular de este año, Parasite de

BONUS

Bong Joon-ho, tiene una estructura similar. La película es monumental en cómo juega con el tono, en

Películas que no entran en ninguna de estas dos

su montaje y en su trama. Es un perfecto ejemplo de

categorías pero que me han marcado en estos últimos

una película/montaña rusa. Sin embargo tras un

dos años son: 3 Rostros (2018) de Panahi, Le Livre

momento digno de Tarantino, después de haber

d’Image (2018) de Godard, Shoplifters (2018) de

estado la película entera en zozobra, nos regala un

Koreeda y The Other Side of the Wind (2018) de

final pequeño y conmovedor, y las lágrimas nos llegan

Orson

de manera inesperada.

Bogdanovich y estrenada el año pasado).

Welles

(terminada

de

editar

por

P.

Películas que aun no he podido ver pero que estoy segura de que recomendaré una vez que lo haga: Bacurau (2019) de Kleber Mendonça Jr., El Peral Salvaje (2018) de Nuri Bilge Ceylan y Lázaro Feliz (2018) de Alice Rohrwacher. Gracias por sintonizar. --

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