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Impregnación

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Emanación

Emanación

Nací entre espejos, en los verdes pantanos del sureste; de niña me colmaban las tormentas, trópico manchando de acuarela mi cuerpo, bebí de la lluvia, y jugué con el lodo hasta las rodillas.

Trepada en un árbol de guayaba cociné pócimas para viajar por las nubes, observé el rocío, gotitas entre pétalos escurrirse suavemente hasta las raíces. Comprendí la dulzura y el ímpetu del líquido.

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Manantiales, fuentes, pozos, termales sulfurosas, ríos y arroyos, cruzan todos los océanos en mi historia: emociones y sentimientos se revuelven, en rehiletes desde ondas hasta mareas infinitas. ¡Luna que guardas las Náyades de mi obrar, todos los fluidos de mi existencia responde a tu atracción!

Salivé, en la cúspide del pleamar, donde amar es recorrer de erotismo las páginas de una cascada, entre los pliegues de mis glúteos.

Viajé hasta la nieve, donde los vapores se funden con sol y el frío, alquimista al fin, tomé dos cántaros como la XIV, soy la Templanza en el horizonte: proclamé, llenando de lágrimas y sudor cada vasija. Una estrella anido en mi corona, fui hasta bajamar, donde los manglares hacen tejido, y vacíe, fuera de mí, angustia y sollozo.

Volví a las tierras cálidas, trepada en el guayabo, bebí coco a sorbitos, lamí mis dedos revisando el sabor de mis memorias, tinta teñida de matices; desde adentro vislumbre mi humedad.

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