No. 24 - Poemario Vol. II

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No. 24


La pluma en la piedra ¡Salve, poetas del mundo! Quienes cabalgan en las crines del tiempo para deleitarnos.

“Convencido, sale a la calle, o llega a la casa, convencido. Pero en la calle nadie, y en la casa menos: nadie se da cuenta de que es un poeta. ¿Por qué los poetas no tienen una estrella en la frente, o un resplandor visible, o un rayo que les salga de las orejas?” El peatón (fragmento), Jaime Sabines

Portada: Karina Posadas Torrijos, Poesía en luz. Derechos Reservados. La

pluma en la piedra , Toluca, México, No. 24, diciembre 2014.

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Juan Magdaleno Flores Simplemente Delirio de mis letras T贸xica Ser o no ser Gota de agua

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Aleqs Garrig贸z Tres poemas sobre parafilias

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Alberto Adair Aguilar Torrijos Para que nada nos una, para que nada nos separe

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Allie Ann Poemas recientes Diego

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Marco M. M. 3

Diana en el mar

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Alejandra C. L. Cerezos Rojos

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Antonio Carrillo Cerda Con eso me basta

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Jaime Moncada Gata El amanecer de los tiempos

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Moreliana Negrete XXIV Sin nombre Madre devoradora

28 29 30


M

uy

buenos

queridos lectores, después

de

una larga espera, he aquí el volumen número 2 de nuestro poemario. Ya saben, esa edición especial en donde los mejores poetas de la galaxia publican sentimientos y emociones dibujados magistralmente con el 4

material más benevolente jamás inventado: la palabra. Así que no los entretengo más, hojeé sin reservas esta edición, conozca a nuestros talentosos colaboradores y deléitese sin decoro. Cambio y fuera.

La pluma en la piedra



Simplemente Por Juan Magdaleno Flores

Deseo amarrarte a mi piel Y arrancar el sonido, Que se alteren tus poros Mientras bebo el vino que emana. Recostarme en tu esencia Y me des media noche, Y juguemos con las líneas Verticales y horizontales. Volvernos escala de grises De intención erótica, Envolverte en mis ideas Con tus caricias quedas desnuda. 6

Como obras autónomas Mezcladas crean una historia, Contenernos en el todo Cuando el todo eres tú. A través de tu cuerpo Se destila tu capricho, Cómplices del pudor Que se viste de IM. Hoy seremos una danza Del ir y venir de dos almas, Deseo amarrarte a mi piel Y arrancar el silencio. Nos ocultaremos de este mundo Tan nuestra será esta noche, Que mañana volveremos Simplemente a ser amigos.


Delirio de mis letras Por Juan Magdaleno Flores

Deambulo como zombi Enmascaro cicatrices Muerdo las sombras

Aniquilo lunares Lluvia fina Agujas clavas

Musa oscura

Deliro de mis letras Ahora te tengo Enredada en mis adentros

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Tóxica Por Juan Magdaleno Flores

Extraña sensación que entra por las venas Deseos de dejarte abandonarte siempre pululan Me enredas me atrapas, y te busco. Y al tiro de tu mirada, extraño siento En el andar incansable de las noches de estío Al buscar certezas me entregas metáforas. Y te leo y te re leo, en ese afán incansable De descubrirte en algún hueco mundo intangible Y al final del camino te suspiro. 8

Tóxica para mi ser, tóxica para mi sentir Siempre inoculando venenos A veces dulces, a veces agrios. Voy a morirme contigo en una noche de desvelo En el fondo de una taza de café Mientras la estridencia entra a mi cuerpo. Y que el jardín de la pereza ha sido violado. Las ninfas invaden mi piel Me aceptas como soy tóxica Sofía.


Ser o no ser Por Juan Magdaleno Flores

Esperpento morado De insomnios acalambrados Muestra tu soledad mezquina Corazón diluido En una carta poder Eres sólo mancha solar Mariposa eléctrica en claroscuro Deletreas tu silueta a contra referencia Malévolo adefesio de noches cansinas El viento da sus tañidos La mantis engulle a su pareja ¿Qué sabor tendrá el alma? Metafísica de una oración Por derroche fue prohibida Un antiguo manuscrito deshoja sus letras Tú sueño mezquino vestido de elegías No miraré más tus entrañas En mis flagelados huesos se tatúan las cadenas Hoy te espera la radiografía de mi ser En diseño de algoritmos menstruados Y como dijera aquel ente ¡la cuestión es, ser o no ser!

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Gota de agua Por Juan Magdaleno Flores Gota a gota Resbalando por las comisuras, Calor en el frío. Lengua que roza, Gusto que se altera, Extiendes mis estremecimientos. El cuerpo se enuncia Opinan los bellos. Danza ondulante Hipérbolas etéreas, Tus manos entre mis ideas.

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Se desliza suavemente Invade mi paladar, Una lamida. Agoniza tu latido Tus muslos tiemblan Tu pensar desordenado. Nuestras manos amarran. Un efímero segundo. Tu centro estalla, Se fragmente, No eres cuerpo eres esencia. Tiemblas, La oscuridad nos atrapa Y quedas esparcida. Yacen junto a ti Mis más recónditos Secretos, Tu sabor recorriendo Mis terminales frenéticas.


TRES POEMAS SOBRE PARAFILIAS Por Aleqs Garrigóz

ASFIXIA AUTOERÓTICA Digas lo que digas, ya no es lo mismo; y debes usar otros modos a los que tu genitalidad, tu psicología, no estén acostumbrados al momento de hacerte justicia por tu propia mano. Pero ten cuidado cuando te enrollas un cable al cuello durante la masturbación; luego querrás pasar un segundo más de ese breve instante extático que es el límite del más acá. Pero en este caso, si llegas tal vez sólo un poco más allá, ya no podrás regresar. Te lo dice la experiencia criminológica.

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NECROFILIA Ambulancias, patrullas, mujeres que lloran desconsoladas, un hombre gordo que toma un papel y escribe un dato que permanecerá archivado hasta que una secretaria lo envié a incinerar. Los estudiantes que llegan, observan, y esperan el silbatazo.

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Una vez en ese cuarto frío ellos abren sus maletines y sus loncheras: en una mano el acero afilado, en la otra mano otras entrañas, no tan frescas. Después, uno de ellos, el que usa lentes, el que habla poco y tartamudea debe permanecer para cuidar; tal vez alguien, el hombre gordo, venga a mitad de la noche. Cuando los pasos lejanos se extinguen y las puertas han sido debidamente cerradas, él se quita los guantes y se desabrocha el pantalón, sonríe, toca los pies helados, la cara y todas las zonas que no fueron cortadas. Sabe que sólo hoy puede hacer esto. Él sólo vive el momento consigo mismo, sin arrepentimientos. Las mujeres que ya han regresado a su casa, destrozadas, duermen y tienen pesadillas; pero aún así, para ellas despertar es tan duro.


COPROFAGÍA Aquel que se lamenta de comer pan duro y agua como único sustento, que pruebe las materias con las que otros se deleitan: mierda, cagada, caca, popó, excrementos, heces, estiércol, bosta, boñiga, deposición, deyecciones. Otros. Es decir: algunos de nosotros.

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*

ALEQS GARRIGÓZ (Puerto Vallarta, México 1986). Autor de varios títulos de poesía. Premio de Literatura Adalberto Navarro Sánchez 2005, otorgado por la Secretaria de Cultura de Jalisco. Premio Espiral de Poesía 2011 y 2011 de la Universidad de Guadalajara. Publica de manera regular en diversos medios impresos y electrónicos de México e Hispanoamérica. Figura en una decena de antologías mexicanas y extranjeras.


Para que nada nos una, para que nada nos separe Por Alberto Adair Aguilar Torrijos

Espacio ancestral de vida efímera y tiempo relativo, un tiempo que naufraga a la deriva sanando una herida fusionándose en los ríos de mi alma enmudecida, lento, imponente, seductor… abstracto. Mareas de cosmos penetran en la corteza amarga y acre de mi desgarrado tímpano, usurpando el llanto perturbador del sofocante clamo en la caricia inocua de una letal daga de seda. Ilustrando en el silencio sueños de mil diamantes de un matiz que los hace florecer, inertes en el confinamiento, 14

labrando entre líneas nítidas de mi ser cada eslabón en compleja hipocresía agonizante. Utopía deslizante que divide mi mente perdida al vislumbrar mi alma ausente… doliente, desfallecer en sollozos, de antiguos y pasados roces de tus labios rojos que rasgaron en mí una herida. Mirada indomable de arcángel en iris de miel; caireles inalcanzables finos de plata ciegan mi pupila que se dilata, bajo la penumbra de tu aroma a rosas fresco y fiel. Textura húmeda, adictiva esparcida al rocío que se aleja torturando la piel, de mi ser, adiós Casiopea de mi universo, que nunca volveré a ver… dueña, verdugo, discípulo de mi verso, en frío.


Monumento imponente de la incomprensión humana, brillo en un vitral a cien mil kilómetros en el faro de una inalcanzable distancia, bajo prospectos, alegría que se emana en un millón de ríos de palabras. Solo tú irradias la compleja y soñada perfección, transformas la más ligera brisa del viento en arte, moldeas los diluvios más errantes en proverbios deslumbrantes para mi corazón. Buscando incesante la metamorfosis de este arte crecí entre los parajes en valles de tus vocablos, concursando en la ardua escalinata de logros, tropiezos y fracasos, a finales de un dulce invierno que insiste en amarte e idolatrarte. Sigo siendo un esclavo, víctima de tu silueta escultural, fui el seguidor más fiel de tus cuerdas bucales, un pescador de alegrías entre tus caireles indomables, un náufrago en la odisea de tus ojos furtivos en altamar. Solloce bajo la oscuridad el tormento de tu rechazo, añorando detrás de mis rejas el calor de tus brazos; soy un reo de cada línea palpitante que atenúo, la cual es una cinta monótona de cada gesto de tu rostro. Una memoria que repite una y otra vez tu angelical nombre. Un corazón abandonado al final sobre el borde. Un verdugo de tus finas e incomprensibles emociones. Un poeta con y sin mil ilusione navegante. La última brisa de aquel solsticio otoñal, la arena de un reloj donde el tiempo no transcurre, una roca inerte cubierta de hielo por el tiempo ancestral, un roble bajo el matiz color acre de la nada superficial.

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La penúltima línea que escriben mis pupilas, el octavo músculo que palpita en un minuto; la muralla indestructible que hoy finalmente declina. Soy únicamente, un mar que cae bajo la inofensiva calma. Un alma que pudre sus raíces en cada respirar, la gota de lluvia, la mota de tinta que se pierde en un desierto, el último guerrero que muere a las afueras en el exilio. El arma que une metas y recuerdos. 16

Un cuenta cuentos augurando sueños de astral lentitud; fuiste las palabras que me dieron de beber su inmortalidad con la ternura adecuada para hacer danzar el tiempo, te vi acurrucada en mí, sin querer huir silenciosamente bajo la helada madrugada. Creciste en mis adentros con tus actos humildes, en forma de acacias al horizonte, te extendiste como benignos rumores, esparciendo pétalos de colores tan intensos que hoy ni el crepúsculo puede cubrir.


Poemas recientes Por Allie Ann

FOBIA Sabré cuando te hayas ido. Escucharé el sonido de tu enojo solemne. Se caerán las ventanas, sollozarán las sábanas en el eco sobre mi cuerpo, la sangre ensombrecerá tu sonrisa, al tiempo le sobrarán momentos. Cuando el olvido se apodere de la casa, será cuando te hayas ido y yo lo sabré.

MALDICIÓN Fénix ardiendo en la arena; entre granulosa ceniza renaces. Surcas mi cuerpo de glacial estructura anclando raíces complacientes. Remotas tu vuelo ave de maldita estirpe; me has tomado por hetaira de tus ganas. Victoria de tu fuego, derrota de mi voluntad palidecida ante el rojo de tus engaños. ¡Crédula de mí! Guerrera vuelta fantasma al asecho de ti; esperándote hoy, esperándote siempre.

Cuando reinaba el insomnio, basto un día entre tus brazos para que al caer la noche, la luna fuese mi cama y tu voz mi arrullo.

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Diego Por Allie Ann Después de toda cicatriz tallada en el alma; grabados en el espejo rostros carcomidos y una historia sin vida. Entre entrañas una sonrisa ¡Pobre encandilada! Las madrugadas han sido interrumpidas por su constante bailoteo de solemne tranquilidad sietemesina. Pequeño torbellino.

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Han desterrado al conquistador de su castillo, quedaron un par de tristes lagunas y su emperatriz sin voluntad cautiva de esa hipnosis. Sin poseerle, quedó maldita. Se apagaron las luces de los astros, se comparte el luto.

*

ALLIE ANN. Nació el 28 de marzo de 1992. Su pasión por la escritura se desarrolló desde los nueve años de edad, siendo la poesía su mayor virtud. Participó en varios concursos escolares de carácter literario, hasta que en el 2006 ganó una beca con validez de un ciclo escolar. Actualmente cursa un diplomado en creación literaria.


DIANA EN EL MAR Por Marco M. M.

VIII.

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Abandonarme salir de m铆 y viajar Destruirme en pasos dejarme Caer sobre ti y en tu pecho derrumbarme callado romperme como una columna de arena mojada Edificar sobre el lenguaje ciudades en tu nombre y nombrarte Reconocerte En la penumbra del fuego esbozo tu imagen carb贸n y grana Como siempre que de casa se parte para no volver.

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DIANA EN EL MAR Por Marco M. M.

IX.

Uno

Comenzar otra vez desde el principio y que mis ojos se acostumbren lentamente a la oscuridad 20

Buscar en la oscuridad tu mano y ser tĂş Reconocerme en el hueco de tu cuerpo y decirte: Tibio copo de nieve quemado Mariposa prendida del sol.


DIANA EN EL MAR Por Marco M. M.

Epílogo ..yo la luz la sombra de tu cuerpo al mediodía el espejo de tu nombre una pirámide el Tiempo, tu obstinada forma de calendario circular tu mano tus pies morenos Tu voz en la noche, tu persistente ausencia tu piel de piedra muda

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mi silencio exasperante el volumen de tus labios cuando amas el olor de sal de tu carne abierta mi cabello en tu cara tu pie en mi cara mi nombre entre tus dientes El fin del mundo, el límite los linderos del delirio la locura mi casa tú el mar.. todo lo que no es. México, D.F.; 2010 – Puerto Progreso, Yucatán; 2011


Cerezos Rojos Por Alejandra C. L.

Las hojas de cerezo caían Rezaban por mi deseo culpable Decían que ya comenzaba a amarte Mi corazón y mi mente ya ardían Aquella noche moviste las piedras que mi corazón envolvían Removiendo con ellas las hojas que las cavidades de mi piel cubrían.

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Nuevos templos erigiste Mientras las hojas de cerezo Caían en mi piel suavemente Al toque tuyo de cada beso Rojo placer, lleno de culpabilidad Ternura rosa que dibuja bosques Nos perdió en la blancura de la llama que no nos deja escapar Los cerezos se tiñen de sangre Sé que no debo fundirme a ti Y se convierte mi pecho en ríos de lágrimas Cascadas caen desde mi corazón por este deseo prohibido ¡Amado mío! ¿No ves como mi corazón clama por ti? ¡Quiero volar y perderme en el abismo contigo, haciendo llover cerezos entre los dos...!


Me pierdo entre las llamas de tu piel Me desvanezco en las chispas de tu leño Me desconecto al penetrar en tu pensamiento Me encuentro entre rojos, rosas y púrpuras. Todo se pinta de colores.... de colores e imágenes en ti Y cuando todo comienza a convertirse en arcoíris ... ¡Las sombras nos recorren en tristeza, matando el fuego de nuestra belleza prohibida en el cementerio de mi inocencia que se va en incendio! Pido a gritos atrapar los cerezos rojos para dibujar la luna con mis dedos entre los suspiros de tus ojos, al instante que los pétalos caen entre deseos 23

Justo ahí, en las hojas de fuego decido escaparme para volar entre los designios descubriendo que no puedo dejar de amarte entre los cerezos rojos. Este dolor se fuga en lágrimas de hielo Mientras por ti mi sangre sigue hirviendo A oscuras, en la lejanía, a distancia y en un secreto que en el corazón se clava. Este secreto que desea salir porque al amarte, aunque parezca pecado, no puedo contenerme. ¡Necesito gritar como caen los cerezos rojos en mi piel!


CON ESO ME BASTA Por Antonio Carrillo Cerda Tener lo que en verdad es tener, no. Sos intenible, como la luz opaca de tus ojos que se escapa, como la luz muerta y ausente que brota del ojo del pez: sublime, intenible y temible. Bordeo la inasibilidad del contorno de tu boca, formo en mi memoria una sonrisa que no es la tuya sino la mía. El recuerdo se refleja en tu estremecimiento, yo río: húmedo, suave, móvil, sonoro, apenas me basta.

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Dices: “quiero verte” y me develas como a un santo de palo adornado de desnudez, el contorno de mi piel se afila, eres un poema nocturno que se niega al tiempo y al espacio, te pronuncio con las yemas de mis dedos, tu cuerpo canta en una lengua incognoscible, apenas me basta. Te he desaprehendido, en tanto te aprendo, en tanto te leo Libro Viejo, tú polvo de años creas una nube de distancia, tus letras se fugan y pierdo la persistencia y gano el olvido. Te re-escribo para el repaso, para hacer de tu boca y de tus ojos una nota poética un refugio para el desamparo, una promesa alegre del porvenir, una intimidad más honda. Ya eres en la Gran Biblioteca del Ser una vindicación secreta, con eso me basta. Septiembre 2014


GATA Por Jaime Moncada Muchos días nublados Y otros tantos nostálgicos Momentos en que no recordaba el ayer Ni esperaba el mañana Ojos entre multitudes Solo un par, de distraído caminar Causó mi preocupar Pero después, muchas gratitudes Unos días soleados Varios días de verano Momentos de exaltación Y una risa entre un millón Un hogar de paredes blancas Como dientes y perlas brillantes De personas con pasos apurados Que descansan bajo un gran árbol Languidez, rápido proceder Firmeza, tiempo sosegado Alegría, corazón henchido Fuerza, sólida esperanza Te acercas hacia mí, despacio Tu voz se escucha pero no se entiende Comprendo en mi desvelo Que los momentos se desvanecen ........entre las nubes

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El amanecer de los tiempos Por Jaime Moncada

Estrella, luz afilada Noche fugaz DĂ­a eterno Te veo extendiĂŠndote a los cielos Avanzando en el espacio De los lugares ya te has olvidado A las gentes que proteges En sus flores la luz permanece Refulgente presencia 26

A otros brillos alejas Muchos no te conocen ni te han buscado Muchos no te han visto despacio Principio de los tiempos Reflejo del espejo En una brisa del viento te deslizas Y en un suspiro tu recuerdo me visita Yo no me habĂ­a dado cuenta Que todo lo importante desaparece Que que todo lo ansiado perece Y que nada hay sin preces


Mira que aun no te he encontrado Ni he llegado a estar cerca De tus largos destellos Ni de tu pequeña diadema Dicen que en el mundo Todos crecemos, envejecemos Buscamos lo queremos Pero en un instante, desparecemos En el día aciago En el sufrimiento de las horas En cada herida que perdonas Miro tu porte delicado Ahora coge mi mano Corta aquellos vientos Como una canción pasajera Y veras como retornamos .......a tiempos olvidados

*

JAIME ANTONIO MONCADA CELESTINO. Nació en Jesús María, distrito de Lima (Perú) en 1984. Actualmente está terminando la carrera de Arqueología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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XXIV Por Moreliana Negrete Mira las notas que retumbran en las ventanas la noche no las intimida. Cielo azul estrellado, bajo la capa gris de luz y viento. Quiero explotar, pero el corazón no me deja. Los pies se mueven impasibles irascibles por llegar a ninguna parte pero es de noche y no me llego no me entiendo no me creo.

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Mira como el beat del pecho golpea fuerte pero todos no escuchan. El ruido de afuera ensordece sus ojos. Papel brillante consume su camino y la maldición se extiende sobre el cuerpo pálido de sentimiento. Y se va haciendo hora de hablar de reír, de querer como nadie quiere porque se acerca media noche porque los aviones hacen intermitente no silencio y porque ahora es, justo el momento en que el déjà vu del sueño se vuelve realidad entre las paredes blancas sin testigos que den fe de lo que ocurre.


Sin nombre Por Moreliana Negrete

Espero y no espero nada. Miro por la ventana gotas lluvia que se deshacen en el vapor y el viento se las lleva lejos a donde sea que te encuentres. Espero desde mi punto de ataque que te lleguen mis botellas con mensajes cada una con un beso con un arbazo con un te amo de veras no viciado en lo negro de las palabras. Espero te espero sólo a ti y no entiendo cómo puedo seguir esperando después de tantos siglos amaneciendo. Alma vieja me grita el sol y es que desde el inicio tú prometiste ser mío para sentarnos en la tercer estrella a la derecha la que titila de azul a rojo y mirar los fuegos artificiales y el big bang que nos separa en el círculo sin retorno del espiral amarillo del tiempo.

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Madre Devoradora Por Moreliana Negrete

Madre devoradora de esperanzas y sueĂąos rotos. Raspa el aljibe de viento, de sangre, de nada. DevuĂŠlvele al mar las estrellas manchadas de frĂ­o para que las lave con el espinazo partido.

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Madre devoradora creadora el mundo te destruye mientras remendas tu propia mortaja. MiĂŠntele a la vida dile que no te ha lastimado el vientre fecundo ni las ansias perdidas. Madre devoradora incomprendida destruye las palabras sucias fustiga las mentes dormidas. Las cicatrices que permanecen son las del alma donde el medicamento no alcanza.


Madre devoradora el hombre ya no se acuerda de que eres mujer te exige cuando te mira el universo se expande contigo pero sólo tú explotas vida. Madre devoradora de un sólo ojo te mantienes devota de tus cuervos aunque el cuervo de otra te ha lacerado. Cómete a la madre mártir que de nada ha ayudado. Madre devoradora, mujer que todavía siente bajo el seno desgastado. El logro no es la simiente sino tu capacidad de transformar destruyendo el árbol.

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Escriben esta edición:

 Juan Magdaleno Flores  Aleqs Garrigóz  Alberto Adair Aguilar Torrijos  Allie Ann  Marco M. M.  Alejandra C. L.  Antonio Carrillo Cerda  Jaime Moncada  Moreliana Negrete 



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