No. 19. Poemario

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supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes

No. 19

nada de tu creación. Y el hombre sí te sufre:

el Dios es él.

Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy


La pluma en la piedra: Exalta la labor de todos los poetas que, sin reticencia, comparten en esta edición lo que alberga su ser. A ellos les dedicamos y agradecemos su colaboración en el presente número y, por supuesto, a los lectores que darán vida a todos y cada uno de los siguientes escritos.

“Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creación. Y el hombre sí te sufre: el Dios es él”

Cita: César Vallejo, “Los dados” en Los herlados negros. Derechos Reservados. La

pluma en la piedra , Toluca, México, No. 19, febrero 2013.

La pluma en la piedra es una publicación mensual e independiente de distribución gratuita por internet. Todos los artículos, ensayos, escritos literarios y obras publicadas son propiedad y responsabilidad única y exclusiva del autor y pueden reproducirse citando la fuente.

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La pluma en la piedra

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Colaboraron en esta edición  Sergio Fernando Palacio Pérez  José J. González  Alejandra C. L.  Aleqs Garrigoz  Juan Francisco García González  Moreliana Negrete 

Fotografía

 Alejandra C. L. 

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Poesía Rosales Sergio Fernando Palacio Pérez

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Te regalo mis viajes José J. González

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Cruzada (Primera parte) Alejandra C. L.

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Editorial

Olanzapina 10mg Aleqs Garrigoz 13

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Regium reginae José J. González 14 A un enamorado anónimo Sergio Fernando Palacio Pérez 16 Tiñendo amor Juan Francisco García González 17

La Galería

Migración José J. González 19

La fuente dorada Alejandra C. L.

IV

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Moreliana Negrete 20 Envidia Sergio Fernando Palacio Pérez 21 Orationem super mortuis José J. González 22 XLVII Sergio Fernando Palacio Pérez 25

Convocatoria

Imprimatura José J. González 27 Cruzada (Segunda parte) Alejandra C. L. 29 Ciudad blanca José J. González 42

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B

uen inicio de mes, queridos lectores. ¡Bienvenidos al primer poemario de La pluma en la piedra! En esta edición podrán ustedes disfrutar de los escritos líricos que nuestros valientes colaboradores comparten en esta ocasión. Deles una oportunidad y disfrútenlos como mejor les plazca.

Así mismo, los invitamos a que pasen a nuestra Galería, en donde podrán encontrar la fotografía titulada: La fuente dorada, tomada por Alejandra C. L. Y ahora las noticias. Antes que nada, les agradecemos a todos los asiduos lectores, colaboradores y uno que otro metiche por habernos seguido y leído cada primer lunes de cada mes sin falta; su constancia sirvió de motivación para mantener este proyecto. No, no se asusten heroicos lectores, no nos estamos despidiendo, simplemente informamos que esta publicación mensual, pasará a ser una publicación bimestral. Así podrá sentir el dolor y el goce de la espera. Es por ello que los invitamos a participar en la siguiente edición, cuyo tema será: “Historias de mi ciudad”. Sin más, esperamos disfruten de este número y nos vemos el primer lunes de abril, que además es el día uno del mes. Cambio y fuera.

La pluma en la piedra

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Rosales Por Sergio Fernando Palacio Pérez

C

ientos de astros rojos bajo el nombre de rosal con sus pétalos llenos de erotismo y romanticismo

Conjunto de poesía con sus versos opíparos, aromas apaciguadores e inmortales bellezas Con sus hojas frescas bañadas de rocío y agujas en su cintura, haciendo valer la pena las punzadas Cada una cortaría para darte como obsequio, cada una un homenaje a la más hermosa de las flores Cada una un tributo al amor con su color fluyendo en cada ser, permitiendo que exista la palabra vida Porque cada una es el momento que te pienso, desde de la salida del sol hasta el anochecer. 

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Te regalo mis viajes Por José J. González

T

e regalo mis viajes cada uno de ellos, todos, en su totalidad las calles por las que he caminado las rocas que he pisado en tardes de insomnio aquella luna chiapaneca de dorados gestos el aletear de los árboles cuando hace viento cuando tienen frío y se duermen abrazados rama a rama canto a canto Te obsequio las semillas que me colgué en los bolsillos el polvo que alumbró la lluvia el polvo que se impregnó a mi rodillas por tantos tropiezos el sabor de un buen café el calor de un fuego en medio de la noche las fotografías de cada lugar que me resguardaba Cada partícula de las flores que arrancaba en nombre de tu recuerdo futuro cada suspiro de cansancio por encontrar alimento cada río contenido en un vaso vaso del que bebí hasta calmar mi sed de siglos cada ave de paso que me traía un color diferente color a piedras-turquesa Te regalo cada mañana fresca y el rocío de los vientos delicados la magnificencia de profundas barrancas un viaje durante días completos noches de sereno noches de silencio silencio de las noches. Te regalo mis viajes Todos, cada uno de ello Pero además de eso Te regalo mi compañía para volver a emprenderlos.

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Cruzada (Primera parte) Por Alejandra C. L.

S

I uenan las hojas esta noche En las nubes habitan sueños caídos Y comienzo a perseguir los fluidos del tiempo que me altera.

Mis ojos contemplan más allá de la montaña En las corrientes de la nostalgia extraña Evoco un lugar diferente a este bosque A lo lejos se encuentra otro paraíso.

Las hojas caen en el silencio de la noche Palpitan las fuentes del retorno El retorno al otro paraíso. Un retorno inexistente.

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Alejandra C. L.

II ¡Recuerdos del sueño! Mundo precioso de grandes jardines donde caí ¡Todo estaba a mi alcance eterno! Una dulce primavera rodeaba al lugar Parecía eterna con su tranquilidad Llena de dulces trinares al despertar Las flores al amanecer emanaban un dulce aroma de sensibilidad ¡Y el núcleo rebosaba alegría! Nada de lluvias ni oscuridades en él Entonces no comprendía el significado de la inclemencia La dulce ave trinaba en un verde árbol En un verde árbol la dulce ave se acomodaba Los tiernos árboles emanan un dulce perfumar Los árboles caminan con fragancia Cerrando su felicidad y amor solidarios Rosas azules me incitaban a besarlas Y un dulce néctar me incitaba a probarlo Con cerezas llenas de chocolate y deseaba mirarlo por siempre, en cada noche, saborearlo Con lluvias de atardecer dorado Eternamente ansiaba probar ese dulce néctar con cerezas llenas de chocolate… Eternamente deseaba degustarlo En ese paraíso convencional me parecía que todo podía ser eterno, mas… Nada es eterno Tampoco todo es fugaz y ve, ve , ve… En la noche sin luna como está la oscuridad… Vive la noche perversa… Como todas las noches de este paraíso convencional.

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Cruzada (Primera parte)

III Las hojas caen en el silencio de la noche Es la última noche vista desde mis ojos Y todo lo que parece fuera de mi alcance Se me hace interesante. Esta es la última noche de mi primavera… Mi primavera escrita en estos pilares… Esta noche es la última en ella. Esta noche es diferente. Veo atenuantemente un oscuro túnel, llamándome… Susurra mi nombre. ¡Abandonado y ruin en el paraíso! Que exótica su presencia es, sigue llamándome con realeza, todo parece un sueño. Y me busca Y me convoca Y me provoca Y me sofoca Así comienza este camino: Abandonando el paraíso corrí a perseguir el túnel. (Cuando entres asegúrate de cargar con una buena dosis de color verde decía el túnel, porque una vez adentro, ya no es posible regresar)

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Alejandra C. L.

IV Oscuridad… Frío… Soledad…

Noche perversa, abstienes mi deseo No veo tu luna en mi reflejo obtuso ¿Dónde estás imagen blanca? ¿Por qué mueres en la perversa oscuridad?

El frío acaba mi cosmos La sangre fluye misteriosamente y con muchos miedos

Volteo hacia atrás, deseando regresar No se ve nada ¿Es posible retornar al paraíso? Pregunta resonante en los interiores del túnel ¿Da cuenta de nubes en este espacio fronterizo? La negrura es inmensa, no hay luz en ella

Camina el pez temeroso en su pecera Desconocida pecera guarda a un pez Sin emitir ningún sonido ni ninguna luz No puede concentrar al pez en su pecera.

Acabo de encontrar un lío.

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Olanzapina 10mg Por Aleqs Garrigoz

T

antas veces fui lo que fui: distraído, errático, agresivo, convulso, me sentía crecer a mis expensas, contra mi voluntad.

Toqué a las puertas del vecino y éstas se cerraron como se cierra el ojo que no quiere ver, azotadas siempre delante de mí. Y allá estaba yo, atrapado en mi infantil senilidad, el ejemplar desvalido que la manada deja atrás a la befa, a la intemperie, carroña de los abusivos. Pero la piedad por mí me hizo pararme a los pórticos de un hospital luminoso y caí entonces de bruces sobre mí mismo, arrepentido. El mundo se me ofreció en una hoja de papel, ordenado en una cápsula, químicamente estable. (Y ya me siento mejor.) ¿Entre tantas voces, cuál es la mía propia, tantas veces sepultada? ¿Debo callar ahora? ¿Debo seguir siendo… lo que era? ¿Es lícito sacrificar la cordura por pasiones meramente literarias? ¿Es lícito ser como fui? 

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Regium reginae Por José J. González

A

mada mía, luz mía, tu cuerpo se muestra frágil al paso del tiempo, al paso del polvo y la luz, tu cuerpo es una burbuja de flores y mandrágoras, es la clave misteriosa en la música de los planetas, en el círculo de agua y gran río lácteo,

un secular estrépito de los años abandonados por la agonía del dios desventurado que no te dio tregua alguna,

lanzándote transparente para confundirte en las tierras del sueño, donde los días son aves y caracolas, donde la noche es una jauría de lobos hambrientos de luna. Amada mía, noche mía, tu cuerpo es la estela ominosa de los astros, la estatua tierna que me mira, que me reconforta con su tacto marmóreo esta alma fatigada por la inmundicia del espacio. Hiperbórea, Atlántica, raza perdida de Eva, origen y final, uno y cero como la unidad universal del nombre astronómico, como la caída del viento sobre las manos devoradas por la partida del animal en vigilia, convivencia de las bestias y punto de fuga de mis caricias ígneas, mujer que duermes abrazada a la omnipotencia del claro ónix y a la desparramada llama cósmica del cielo oculto bajo tus parpados. Pieza única de una ingeniería exquisita, alabanza de lo que no se puede crear, suspiro del espíritu imantado

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Regium reginae

que se detiene en tus manos cálidas de agua inmensa, en tus ojos de nostálgica locura secreta. Amada mía, claridad mía gloriosa debilidad mía, acógeme en tu pecho de mujer primigenia, lléname de colores lluviosos todas las venas-satélites, dame de tu vino para sanarme las heridas, cuídame de la ausencia que alimento día con día, recuéstame al lado de tu cuerpo glauco, calma la sed que me acongoja las manos, descúbreme siénteme quiero de tus labios robarte el rocío de tus senos de amanecer y de tu abdomen la abeja que zumba como tormenta. Mujer gacela, amada mía, tráeme la bienaventuranza creadora de tu palabra no pronunciada no capturada no conocida no presentada y deja que tus dedos que corren como líneas en el desierto me socorran me calmen te desnuden quiero de tu sombra la sombra de tus ojos quiero de tu espalda el lunar arenoso mujer que participas en el orden del veinticuatro y la creación de los diez, proclama con tu cabellera castaña eterna la desconocida naturaleza de tu cuerpo entero mujer, tú que has lanzado el susurro de los tiempos a través de la curvatura onírica, permite que viva en tu cuerpo, en tu sombra, en el agua de tus piernas paroxísticas, muéstrame el enigma de tu piel, el sello de tu alma encarnada, la temperatura caprichosa de tu cintura, muéstrame tu fortaleza juvenil y aurea para que entiendas mi debilidad, muéstrame y cobíjame con la dulzura de tus puertas capitales.

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A un enamorado anónimo Por Sergio Fernando Palacio Pérez

A

mor mío, ¿en quién has clavado tu mirada? tu pupila que delata tu interior como al criminal que oculta su delito y el niño cuya pureza es desventaja.

Pero siempre es difícil de entender el juego de los amantes, que es más placentero que tangible a veces bien recompensado y otras traicionado, hundido y superfluo.

Dime amor, ¿en quién se posan tus encantos? Suave brisa otoñal y cálida luz de verano, tus caricias de amable y virtuosa primavera, y transparentes cristales de invierno

Amor, dímelo puesto que te he jurado ser el candado de tus secretos, el pañuelo cuando se asoma una lágrima y la almohada de tus penas,

que saberlo no me acongoja ni me irrita, puesto que solo una cosa me importa y es una sonrisa dibujada en tu rostro, sin que sea yo quien empuña el lápiz.

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Tiñendo amor Por Juan Francisco García González

L

a colección de sensaciones La guardo en todas ocasiones Pues vives en todas mis acciones. El reflejo de las gotas de agua

Evaporan lo que siento al igual que magma Eres una dama de plata Hoy mi corazón te llama Obedeciendo lo que dicta mi alma. Te pido observes al firmamento Él te dirá cuánto te quiero Fluyendo tinta de mi tintero. Es factible decir que tus encantos me enamoran Una lluvia de sentimientos en mi interior la conformas. Quiero ser una luna en tu cielo Tocar tu cutis de terciopelo Acariciar con mis manos tu cabello Estar a tu lado en el universo Grabar tu silueta en un lucero Dedicarte cada uno de mis versos Poniendo tu nombre al frente y al reverso Ser tu luz en la obscuridad Hacer que lo invisible se vea con claridad. Labios de caramelo, me los comería fácilmente Pues ese sabor en mi mente 17


Juan Francisco García González

Se queda impregnado siempre Por que tu imagen sonriente Me enamoro al conocerte. Dibujando en mi libreta esa carita tan coqueta Que me quieras esa es la meta Entre olas y mareas quererte esa es mi tarea Avanzo en línea recta directo a tu belleza Inalcanzable como estrella Por mis venas cariño drena De mi corazón eres la reyna No verte es la peor condena En verte mi ser se empeña Recostado mi alma te sueña Hasta en tus fotos eres risueña. Y el color de tu piel a tu cuerpo es fiel Eres más hermosa que un clavel Grabo tu belleza en este papel. Coronando entre laureles tus sublimes caireles Eres la más grandiosa de todos los seres Eso es todo lo que para mi eres. Tiñendo amor, juntos hacemos vapor Hoy tengo el valor de hacer toda la labor y decirte que no me importa a quien enfrente siempre me pondré de frente al verte. 

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Migración Por José J. González

D

éjame caminar por la arena que tu sombra va pisando, que mis pies sientan la tibieza de tu marcha infinita de alma vieja.

Muéstrame la geometría de tu curvatura que se levanta gloriosa en cánticos eternos, tendiéndose en las aguas claras, quietas susurrantes, casi silenciosas al ruido de nuestras manos trenzadas. Permíteme besar tu frente de luna sin frío y estar donde puedas estar para seguir estando, esperando el movimiento del astro devorador para que sea el momento del Uno y el Cero, el instante de la unidad, de nuestra unidad. Hazme comprender que el dolor se aleja a paso lento y rítmico sobre el compás del baile cósmico haciendo que nuestro éter –más el tuyo que el mío se vaya adentrando al universo que me parece desconocido. 

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IV

L

Por Moreliana Negrete as mariposas se convertirán en esquirlas cuando tus pies ya no caminen sobre la tierra. La sangre se detendrá y no correrá más por el mar infinito. La vida me abandonará y yo seguiré de pie esperándote en nuestra parada de luz.

Los pies no me responderán, las manos no me responderán, los dedos ya no me responderán, y las lágrimas fluirán, decantando toda el agua que traigo conmigo. Entonces, maldeciré a la tierra por haberte traído, la colmaré de flores y rezos y volveré a maldecir al ver que no te me ha devuelto. El mundo se detendrá, porque tú ya no estarás conmigo. Me convertiré en una autómata con la desventaja del racionalismo. Viviré sin ti y moriré contigo, cada letra escrita, cada verso-intento, serán puñaladas en el mar del olvido. Porque todo es mar y cielo, y bajarás en las noches a dormir conmigo, sin alguien más que ocupe tu lugar, porque el lugar de los muertos sólo lo puede ocupar el recuerdo vivo.

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Envidia Por Sergio Fernando Palacio Pérez

E

nvidia, bajeza, banal, impía y patética, alimaña, verdugo de las pasiones humanas qué la convierte en los mares grisáceos de la obra de cualquier pintor, al que la vida ha dejado de sonreírle y ahora le vende sus otras fortunas al vecino de junto. Envidié a quien alguna vez tuvo tu cuerpo, Deslizó la punta de sus dedos por tu piel, Besó cada rincón y que fue dueño absoluto de tu figura, pero también lo fue de tus sentimientos, sueños y vida entera. Todo es tan efímero tan cambiante, y tan irónico, en el cruel mundo de las casualidades y destinos. Ahora envidio a otros, A quienes pueden ser Tus confidentes, A quienes sujetan tu mano, A quienes puedes De misma forma llamar a cada uno, con un solo nombre el de… Amigo 

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Orationem super mortuis Por José J. González

L

os Muertos han venido a pedirme consejo, peregrinaron ríos enteros durante las noches de insomnio y alejamiento, cruzaron mares desérticos de ajenjo, al tiempo que sus labios reventaban purulentos ojos, se elevaron a la circunferencia de los astros y aun así no han podido encontrarse despiertos; la vida los carcome con terrible cáncer, sus mejillas se agrietan pasivas, conservando el jugo de su llanto descarnado, el jugo de sus miserables cabellos de terciopelo, el jugo de sus órganos sexuales recién abiertos y devorados, inmolados, adorados; han venido a posarse sobre mis sillas de estambre y estaño, colocando sus carnes inmundas sobre mis tristes manos de gato pardo, besándome la boca con el sarro de la tierra fresca donde han caído a un fondo supuesto, abrazándome con la creencia de la vida dual. Muerto, me llaman, vivo les respondo como solo lo hace aquel que se sabe pronto al abismo, donde las estrellas se conjugan en consonantes preciosas en seis puntos reveladores del equilibrio, Muertos, desprendimientos de la adánica costilla, huesos del árbol que yace silencioso la entrada de los días, la entrada de la espada fulgurante, la espada de la redención jamás pedida, soñada sí, pedida nunca; Muertos, trozos de harapos manchados de vinagre y efusiones, de sangre y hematomas, de materia fecal y semen, de flujo vaginal y pus, de universos curvos y vasos fragmentados. Me han hablado de una vieja Jerusalén que se levanta gloriosa como los jardines de la onírica vida, de los cuatro ríos que se riegan por todo el Pleroma y Ogdóada, por cada rincón del viento curvo, de las flores que nacen y mueren el mismo día, de la sangre y agua que se derramó el mismo día cuando el tiempo insistió en suspenderse,

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Orationem super mortuis

de las nubes psicoplásmicas que se extienden como manchas de pintura sobre el mar; me han hablado, me han hablado con el caldo de sus cuerpos, con la materia putrefacta de sus lenguas y gargantas, con la pastosidad de las palabras, con la pesadez de sus pulmones licuados, de sus flemáticos estómagos, de sus cuajados pensamientos casi hermafródicos. Estos muertos han venido a pedirme consejo, el silencio de sus cuerpos de agua se desparrama sobre mis ropas viejas, sobre mi sombra de tierra, el silencio de sus cuerpos líquidos se filtra sobre los planetas novenos, sobre la infinitud de los números plerómicos de los días transitivos, pasan bajo las llaves de una puerta de plata, bajo la mirada castigadora de quien desconoce la acción y su potencia. Sus manos se reparten a cada confín predispuesto antes de la creación, sueñan con los ojos sobre los pies, con las lenguas devoradas por gusanos, con la piel devorada por el agua de un vientre enorme que los ha lanzado sin misericordia a una ventura somática, a los caminos largos donde los sonidos de un sol abrazador quema a las parteras que gritan cuando dan vida, que murmuran cuando dan muerte, que enmudecen cuando han de renacer e iniciar el mismo ciclo caótico, el mismo número siete, la misma acción activa-pasiva, hembra-macho. Me piden consejo de lo que yo mismo desconozco, de lo que nunca ha de estar en mis manos finitas por más que la palabra me venga como luz, como rocío de mañana, como flor inalcanzable de los relámpagos de un oculto camino, agua encarcelada bajo el candado insomne de los que han descansado para levantarse de nueva cuenta, para volver del desierto después de cuarenta días de hambruna, para volver con el grano de mostaza sobre los lomos de las bestias que comen con las bestias, para volver de la causa primera que enloqueció a Izza, para saber nada de lo que me preguntan y nada de lo que pueda yo saber. 23


José J. González

Aguardan calmosos mi palabra que pueda guiarlos, que pueda devolverlos a sus tierras y hogares, al lado de su única familia, madre, hermana e hija universal. Tengo ojos para presenciar la partida de las manzanas y la repartición del vino, para ser capaz de comprender el aire que llena el vacío de los colores de este árbol sombrío, cultivo de las almas colgadas y jadeantes que no tienen retorno, hogar de los tres hocicos que rugen como el temblor de los océanos batientes, gran trono nigromante del sueño que fue pensado, mano poderosa de los infinitos cielos colmados de mariposas nocturnas. Tengo los ojos para presenciar la caída de la gran perra de la que me han hablado, para contar el infinito números de harina de estrellas, para medir como se han medido los mares, los animales y el hombre mismo, para encontrar y encontrarme perdido, mas a estos muertos dar consejo no he podido. Los escucho apagados, con el latir tenue de una ventisca de invierno, con el fuego eterno de la hermandad, con los ciento cuarenta y cuatro mil que abrazan el mismo sueño estúpido, la misma idea de esperanza; pongo ungüento en sus lacerados pies y espaldas, me contagio de su mismo cáncer, de su misma piel putrefacta, de la misma ausencia de vida; nos sentamos en la mesa de los siete puntos cardinales, bebemos el agua angustiosa de nuestros padres saturninos, comemos la carne que se desprende del más indefenso; contemplamos quietos la venida, aquella venida del gran toro de arsénico, del gran toro con vestidos rojos y cuernos de luna, con lengua de hombre y ojos de serpiente. La luna posada sobre el mercurio habita en nosotros, el agua nos baña para nacer, para que nuestros ojos se cierren a la luz; la sal sobre la mirra, no debes de olvidar la sal sobre la mirra y los dados de hueso sobre la carne de carnero, no debes de olvidar el fuego, no debes de olvidar la llama, pues los muertos necesitan de luz para volver a casa.  24


XLVII Por Sergio Fernando Palacio Pérez

E

l amor eterno y verdadero, anuncio de todos los mortales y que permanecen ignorantes de sus significado

Fui uno de ellos, afirmé amarte juré cuidar de ti, te enaltecí con mis versos y porqué fuiste tú quien me inspiró a crear poesía

Tú, guerrera, defensora de tus ideas, poetiza, mi Venus, mi Eurídice pieza faltante después del asalto al Olimpo, y por quien desangraría mis muñecas para teñir sus pétalos tan suaves y ajenos de mis labios, como lo es tu tallo y el motivo de plasmar cualquier imagen

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Sergio Fernando Palacio Pérez

Para cualquier mortal la pasión es pasajera, es un ciclo que nace y muere, eso debería ser, dejando que seas libre y compartas tus besos con quien comienzas esa nueva historia

En lugar de perecer e intentar asimilar tu decisión cada segundo de cada hora, entonces es mi amor, ¿Cómo el de cualquier mortal? ¿o he descubierto el amor eterno? que es mi pena, pero es mi inspiración y es poesía 

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Imprimatura Por José J. González

E

ste día he asistido a un funeral me vi de frente con la gente vestida de negro con los ojos llorosos de unos cuantos con las sonrisas de alegría de otros tantos con los chismes de las viejas comadronas de los domingos de mercado con ancianos que esperan temerosos su turno con ancianos que esperan impacientes su turno con jóvenes-suicidas frustrados y en potencia con jóvenes-no suicidas inconscientes de la vida con mujeres alquímicas con mujeres placer de muerte con mujeres de piel blanca y espíritus sucios con mujeres que corren desconsoladas a los brazos de sus maridos con curas que recitan los santos salmos con salmos recitados por antiguos santos. Me he visto también a mí mismo, entonando, como un cordero más, las plegarias a los amados muertos. Me he visto vestido de luces presenciando mi propia muerte muerte que no puede ser de nadie más, sino sólo mía. Lloré un poco de mar al acercarme a los brazos de mi madre que me llama con el lenguaje del polvo y del agua que quiere protegerme de las palabras graves de los hombres graves de la injusticia de los hombres que usan máscaras doradas de grandes cuernos que visten túnicas pesadas y toscas como su alma podrida. Los brazos de mi madre se abren jubilosos me dice palabras dulces mientras lentamente me invita a cerrar los ojos y a sumirme en el cauce continuo de los sueños de río. El camino al cementerio está lleno de flores del aroma de tierra húmeda y putrefacción está repleto de árboles que bailan el sonido de los vientos suaves de música de atardecer la música de los huesos que duermen en los sábados de Saturno de la música hija y madre del único rubor de cielo

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José J. González

He visto las coronas adornadas la caja-último hogar la llama de las ceras las lágrimas que se escurren desde las más altas sombras de la calle las frutas en la tienda que está a una cuadra los pollos muertos de cierto puesto la música que provenía de la farmacia de al frente lo he visto todo me han visto todos nos seguiremos viendo tristes. He visto también una pasarela de modas este es el mejor momento para que todos vean cómo vas el mejor momento para criticar al vecino y sentirse superior para decir yo uso un frac comprado en una boutique cuyo nombre no pienso darte y regocijarte por dentro porque sabes que vistes elegante para la ocasión. ¡Estúpidos! De igual modo la tierra te devorará. Hoy he asistido a un funeral me he limitado a abrazar a nadie me he limitado de reconfortar al otro con falsas palabras con lugares comunes con mares de expresiones que todos han dicho y ahora carecen de sentido. Este día me ha dolido el corazón corazón que día a día está más enfermo he fingido enojo por disimulo y todo el camino de vuelta supe mantenerlo pero por dentro, yo bien sé que me estoy muriendo y que pronto bajo tierra estaré durmiendo.

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Cruzada (Segunda parte)

¡

Por Alejandra C. L. V Mirad la crudeza de la sombra! ¡Mirad la confusión sin figuras, absorbiendo un alma! ¡Mirad un camino construido sin rumbo y sin realidad! ¡Vacío, vacío el corredor como todo en el interior!

¿Cuántos sacrificios de existencia juegan para encontrar colores diversos de deseos insensatos? ¿Por apostar con dados divinos y querer sacar un montón de colores inexistentes? Tan lejos, tan cerca ¿Cuál es la diferencia? Sin antorcha y sin luz exacta ¿Qué más da? Puedo hundirme en esta negrura y no me pasa nada… No existe ni siquiera una vida … Solo existe la oscuridad infinita de infelicidad. Pero el retorno ya no existe. Había un túnel y se me hizo extraño verlo Abandonando el paraíso corrí a perseguirlo. Su camino era largo y oscuro al caminarlo Y desistí por mucho tiempo en continuarlo. Mis fantasías caían enteras en el suelo No perseguía nada en ese entonces, Algo se encontraba en ellas, cuestionándome si este recorrer era necesario.

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Alejandra C. L.

VI

Dos paredes frías, alejadas una de la otra en considerable distancia Un frágil cuerpo tantea en una de ellas para seguir Desea encontrar la salida, pero no sabe si la hallará.

Todo el tiempo se pregunta porque lo hizo Si era feliz en ese paraíso convencional, existe un dolor en su corazón como la gravedad del infinito. La dulce melodía no suena en ella y no encuentra una selección concreta para seguir.

Ciegamente, continúa… No tiene rumbo No tiene plan No tiene camino Y continúa con su andar.

No se deja absorber por esa prisión.

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Cruzada (Segunda parte)

VII Miserable oscuridad ¡Maldita frialdad que me deshace! ¡Si miro hacia atrás me convertiré en sal! ¡No hay sonidos, más que mis pasos!

¿Dónde estoy, querida alma mía? ¿Algún día regresaré a mi paraíso convencional? Como deseo ver ese dulce néctar que me incitaba a probarlo Ese dulce néctar con cerezas de chocolate, probarlo, si probarlo Noche a noche con pequeñas chispas azules entre mis labios. ¿Será posible regresar a mi paraíso convencional si continuo mi camino en este túnel oscuro? ¿Será posible acaso que esta vez, si pueda probar ese dulce néctar con cerezas de chocolate que me incitaba a probarlo?

¿Por qué todo está tan oscuro? ¿Tan amargo? ¿Tan frío? Me derrumba esta idea maldita de vaciedad Pensé que iba a ser fácil sobrevivir en esta soledad No creí que el camino fuera tan largo.

No existe el retorno. La abertura ya no está.

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Alejandra C. L.

VIII

Anoche tuve un sueño: Salía del túnel y me encontraba con mi paraíso probando mi dulce néctar con cerezas de chocolate en las lluvias doradas. No una vez, sino varias veces lo saboreaba. Varias veces degustaba mi dulce néctar con cerezas de chocolate. Anoche tuve un sueño.

Anoche tuve un sueño: Salía del túnel y me encontraba con mi paraíso jugueteando con las dulces aves en los árboles perfumados Y el tiempo parecía correr sin sentido. Anoche tuve un sueño.

Una pequeña chispa de color verde Salió de mi pecho al despertar. Era pequeña, apenas distinguí que cosa era Poco antes de despegar.

Se elevó por el techo, iluminó el túnel Por un breve instante, dio trece vueltas a mi alrededor y continuó su camino por la oscuridad.

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Cruzada (Segunda parte)

La seguí. Era rápida, quería fugarse de mí la pequeña traviesa. No desapareció del todo. Está a lo lejos.

Está a lo lejos, Está a lo lejos, Esta a lo lejos, A lo lejos, a lo lejos, a lo lejos, lo lejos.

Quieta como un lento esplendor. Brilla, brilla, brilla, brillante. Retoza brillantemente, Checa mis movimientos para fugarse otra vez Y bailotea en la oscuridad riéndose de mí.

Anoche tuve un sueño.

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Alejandra C. L.

IX ¿Esa luz puede ser una ilusión? Parece tentadora, ahí, en lo remoto. Quiero alcanzarla… Tal vez esa sea la salida. No, no puede serlo Es la lucecita verde que salió de mi pecho ¡Ingenua soy por creer en esa vaga lucecita! No hay modo de abandonar este túnel Este sueño se ha convertido en pesadilla. El vuelo ansiado desde un principio Está fuera de mi alcance y no me deja tener la conciencia tranquila. Me descoloro, me fragmento En un espejo imaginario de falsedad Al recordar como sacrifiqué al entrar mi dulce néctar con cerezas de chocolate. Arrinconada en este oscuro precipicio Arremete con mi queja esta profunda ausencia No hay sonidos, solo mis pasos. ¡Esa maldita estrella no alivia nada! Inconsciente identidad perdida en un sueño Interrumpe su titilar cuando dudo y pierdo mis creencias en este oscuro caminar. ¡Oh, cómo lloro eternamente en esta eterna ventisca de nostalgias! Todo cae, cae destrozado Esa luz me destroza. Yo no sé, si es la salida de este maldito túnel. Es todo lo que puedo ver y lloro por eso.

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Cruzada (Segunda parte)

Cada despertar es una constante lucha La luz y yo nos confrontamos ¡La quiero alcanzar y ella se aleja! Baila, ahí a lo lejos. De repente aparece y luego desaparece la muy ladina. Tonta soy, por seguirla Por seguirla soy tonta. De este túnel no puedo escapar. De este túnel no puedo escapar. Lo veo claramente, mis fantasías se desvanecen al contemplar cómo no puedo hacer mía esa luz. Veo claramente cómo ella se burla de mí. Aquí no soy nada. Extraños túmulos sin voz ¡Soledad infinita y maldita! ¡Silencio mostrador de dolencia desentendida de mi alma muerta! ¡Muerta por soñar! ¡Muerte en la necesidad de vivir! ¿Por qué continuar con este eterno andar para llegar a la luz final, sin saber si existe? ¡Sueños que no desaparecen y matan lentamente! Y justamente por soñar Justamente por soñar, estoy perdiendo todas mis creencias Y yo creí salir adelante pero ahora al ver esa luz burlarse de mí, escapando de mí Me deshago, me fragmento Y creo tener un tristeza más grande Por este sueño de salir, lloro, lloro, lloro Justamente por este sueño de salir Justamente por este sueño de salir Justamente por este sueño de salir. Estoy perdiendo mi ilusión.

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Alejandra C. L.

X Canto al túnel… De mi voz, cedo alabar este lugar. Piedra caliza destazada Piedra caliza absorbente del ser Una sola pieza en el comprender Unida la pieza destrozada De mi voz… Unido al alma, preciso, centellea Forma, atomiza, extiende, pertenece Calcárea pared pule cuerpo, Unifica, reestructura, siente, golpea, conoce. Me desvanece ¡Ay, Verde Lejano! Descompone, constituye, traduce ¡No tocar! ¿O sí tocar? Desfallece, levanta, perseguir, maldición. No me convence

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Cruzada (Segunda parte)

XI Al despertar encontré una luz nueva. Era diferente a la que estaba jugando conmigo. Ya no era verde. Viéndola bien, no tiene color. Y ahí está, quieta. No se mueve, estoy segura. Es lejana, pero me moveré. No caeré, no caeré otra vez. Esa luz tiene algo diferente Gira, gira, gira. Despertándome un cálido sentimiento en mi corazón. Esta vez tengo más deseos de alcanzarla. Porque ahora esta ilusión ya no es falsa. Ahora no me rendiré. Sí, la luz aún está lejos… Pero si acelero el paso podré llegar, llegar y cruzar este umbral tan desolador. Tal vez encuentre mi paraíso convencional Y pueda probar mi dulce néctar con cerezas de chocolate. Esa luz sola debo perseguir Aprisa para alcanzarla Para estar más cerca y sentir su calor. Y tal vez, regrese a mi paraíso convencional Y pueda probar mi dulce néctar con cerezas de chocolate Cuando la noche muestre tierna alegría. Solo esa luz… Solo esa luz… Solo esa luz… Me incita a caminar. Ahora desperté y vi una luz nueva. Era diferente a la que estaba jugando conmigo. Ya no era verde. Viéndola bien, no tiene color.

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Alejandra C. L.

XII Algo apareció en la luz nueva. Se acerca cuando avanzo ¡Mi nueva salvación! Contemplo algo en la luz nueva.

Tiene alas y las agita cuando camino Un rostro cálido con una sutil sonrisa. ¡Me ha señalado! ¡Me llama!

Atemorizada por su presencia Caí en otra pérdida conciencia Gritaba mi nombre con ánimos ¿Acaso él me llamó desde el principio? Con mi imaginación discernía Cómo volar para llegar a él Si era mi salvación Despertaba mi mente. Apareció cuando la tristeza entró en mi corazón. Quería alcanzarlo y hacerlo mío Ansiaba llegar a él y tomarlo Para encontrarnos en el paraíso convencional. Parecía esperar mi llegada desde el otro lado, Quería alcanzarlo y hacerlo mío.

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Cruzada (Segunda parte)

Anoche tuve otro sueño.

Salía al paraíso convencional y él me abrazaba Volábamos por siempre y la melancolía no existía Cuando caminábamos en los jardines con frenética alegría.

Tal vez, cuando la oscuridad dejé mi corazón Podré ver las llanuras verdecidas del otro lado Y no recordaré este viaje tan largo Porque ahora alguien me espera y cree en mí Llamándome, alentándome , sonriéndome Para continuar adelante.

Aliento necesitado dejar atrás la oscuridad Tal vez cuando salga me reúna con él un día Cuando todo esto acabe y me encuentre con la abertura. Solo debo creer en él Quien me conduce a la salida De esta eterna oscuridad con su hermosa sonrisa. Un ángel me llama y encendió una preciosa llama en mi corazón. Me dio existencia cuando ya faltaba en un lindero de la desesperación. Uniéndose a mi vida, despertó un nuevo ser en mí, devolviendo mis creencias para volver al lugar de donde salí. Para salir necesitaba su presencia y ahora me encontré.

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Alejandra C. L.

XIII Me desvanecieron muchas cosas Un calor, una luz, una oscuridad, un dolor. Pero ahora… estoy cerca. Lo veo con claridad con ánimos Fijamente encuentro sus ojos claros Lo deseo, lo deseo. Cada paso es un acercamiento, cada paso es un avance. Me perdí en esa negrura sin saberme existente. Me ahogué, me sofoqué, me desvanecí A las afueras pertenezco, ya no soporto este lugar. Es hora de dejar esas frías paredes, llegar al ángel, tomarlo-verlo y perderme con él. Es hora de contemplar los árboles perfumados con aves dulces acomodadas y probar eternamente ese dulce néctar con cerezas de chocolate Pequeña ladina, desvanecedora Vuelves más grande y más hermosa, me descontrolas Trece vueltas confieres dadora. ¿Contenta por la presencia del ángel? ¡Mirad! ¡Ahí! ¡En la otra luz, amada mía! ¿Otras trece vueltas? ¿Pretendes algo pequeña ladina? ¡Mirad! ¿Otras trece vueltas? ¿No te agrada la idea de salir? Vacilas demasiado. ¡Mirad como él nos quiere liberar! No más juegos por parte tuya, volveremos a ser una en la vida Veremos el sol y encontraremos ese dulce néctar con cerezas de chocolate degustándolo por la eternidad. Nos liberaremos de esta oscuridad maldita y correremos con el ángel por siempre.

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Cruzada (Segunda parte)

Las sombras se quedan atrás. Encuentra la puerta, la puerta y corre por ella Al llegar a ella verás con claridad al ángel Encuentra la puerta, encuéntrala y corre por ella. Ahí la ves, corre por ella, corre, alcánzala Y verás al ángel más hermoso de tu vida. El ángel sonríe, y llama tu presencia Mirad la puerta, está cerca más cerca, síguela y saldrás de aquí, encuéntrala. Sigue la puerta, sigue la puerta y te sacará de aquí. Sigue la salida y ya está Sigue la salida y ya está. ¡Más aprisa, debemos salir! ¡Está más cerca, más aprisa! ¡Corre con presteza! ¡El ángel nos espera! ¡Corre, corre, corre para dejar este agujero! ¡Nos uniremos al ángel! ¡Corre, corre! ¡Anda, continúa, acelera! ¡Di adiós al subterráneo! ¡Corre para dejar este lugar! ¡Corre, corre más aprisa! ¡No más tristezas! ¡No más desolación! ¡No más agonía! ¡Al fin saldré de aquí y creeré en un nuevo principio! ¡Corre, abandona este lugar! ¡No más oscuridad! ¡No más caídas! ¡No más soledad! ¡Corre, corre, corre! ¡No más dolor! ¡No más muerte! ¡No más locura! ¡Acelera el paso, acelera para dejar este lugar!

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Ciudad blanca Por José J. González

M

i amada es una ciudad blanca

………….. ………….. sus cabellos son árboles frescos de manzanas, ciruelos y naranjas. En ella habitan dos peces quietos y nostálgicos; por las tardes el sol tiende a ocultarse en su frente. Cerca hay un riachuelo delgado y lento del que surge la palabra «creación» consultada por el viento. De su fina blancura, casi albura, se levanta una soberbia pequeña montaña, a veces es fría, a veces es cálida. Mi amada es una ciudad blanca que guarda en sus aguas el deseo de la vida. Mis dedos viajeros conocen la ruta para llegar a la plaza central donde habitan panales de abejas que no paran de zumbar. Mi amada es una ciudad blanca de la que surgen dos pequeñas cúpulas religiosas en un acto de perfección divina. Cada cúpula le adorna una cruz que reta todo principio de bondad. Cada cruz es el centro mismo de mi universo.

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Ciudad blanca

Mi amada es una ciudad blanca ………………. ………………. es una ciudad con estepa y fauna –es un terreno firme y secreto– es una estepa sin animal fiero, es una estepa calmada y silenciosa, una estepa con ombligo quieto. Existe un lugar en dicha ciudad donde las flores surgen bellas por ser tierra suaves, es un lugar cálido y zumbante, es un lugar de abejas y enjambres. Éste es un lugar protegido por esplendorosas columnas: hechura de la arquitectura del mármol geométrico, envidia de las diosas de vedados nombres, inspiración de los cantos de natura, –piernas sublimes que son una hermosura. Mi amada es una ciudad blanca que se agita tempestiva y despacio. …………….. …………….. Mi amada es una ciudad blanca con blancas manos que me invitan a descubrirla en cada uno de sus detalles por calles, avenidas y valles.

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La GalerĂ­a


La Galería

La fuente dorada. Alejandra C. L., fotografía a color.

Una tarde de diciembre me la encontré la plaza del Centro de Toluca donde esta el Cosmovitral, y me decidí tomarle una foto.

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pluma en la piedra

es una revista virtual completamente gratuita, cuyo objetivo es la difusión de

obras literarias y plásticas, por lo que ningún material enviado será utilizado para alguna cosa distinta a lo propuesto por esta publicación. *Al enviar algún material, el colaborador comprende y acepta los propósitos culturales de esta publicación. 46


supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes

el Dios es él.

Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy

nada de tu creación. Y el hombre sí te sufre:


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