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Vive en mi voluntad (El Padre nuestro)

Vive en mi voluntad (El Padre nuestro)

Mateo 6: 9-13

Crecí en una cultura en la cual “la voluntad de Dios” era mi voluntad. Si lo que yo pedia no se cumplía, era porque:

1. Había una oposición en el camino que estaba estorbando, la cual no permitía que mi oración llegara.

2. Tenia que seguir esperando en el tiempo de Dios.

3. Estaba pidiendo mal.

Eso fue lo que aprendí (como la mayoría), y durante largos años fue lo que seguí haciendo, pues nadie me decía la verdad. Pero no los culpo, no culpo a las diferentes religiones con diferentes doctrinas, pues como culparlos… si ellos se encontraban en el mismo lugar que yo.

Regularmente escuchaba predicaciones y alabanzas que declaraban lo mismo: “Vive en mi voluntad”, pero nadie practicaba lo que decía, y eso fue lo que aprendi. Aprendi a pedirle al Padre lo que yo quería (como un niño malcriado).

Pero cuando al fin empecé a liberar mi mente y mi corazón (sigo en el proceso) de toda distracción de religion y doctrinal, y comencé a prestar completa e incondicional atención a nuestro Señor Jesucristo, entonces comencé a entender de qué se trataba todo. Cuando empecé a estudiar la palabra de Dios sin que ningún hombre estorbara mi entendimiento, empecé a ver la punta de la montaña, lo que es “vivir en su voluntad”.

Entendí que esa corta pero poderosa oración era la respuesta a lo que estuve buscando por tantos años de como vivir en la voluntad del Padre. Esa oración no era solo un “modelo” como muchos promueven, y así darse permiso de pedir todos sus deseos, sino que esa oración es su voluntad misma.

Si te fijas bien, “el pan nuestro de cada día” es lo único físico y tangible que se nos permite pedir, el resto queda en la voluntad del Padre. Si la misma oración dice: “hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” ¿Entonces, por qué le llevamos la contraria constantemente al Padre pidiendo tantas cosas materiales y declarar a toda voz que vivimos en su voluntad, para después vivir enojados porque Dios no nos escucha ni cumple nuestros caprichos?

Cuando fui llevado a ese hermoso lugar hace al rededor de veinticinco años, solo observé, y mientras El me llevaba con su mano derecha en mi hombro derecho, diciéndome “Tu estarás aquí conmigo, pero todavía no es tiempo”, solo caminé en su voluntad, me dejé llevar donde el Señor quería. No como niño pequeño en un parque de diversiones, el cual corre de un lado a otro sin control, y tras el sus padres, permitiendo que se haga la voluntad del niño para así no lucir ante otros como malos padres.

La oración de “El Padre nuestro” es clara, el Padre no quiere que se haga nuestra voluntad sino la suya, y así está estipulado en la misma. Mientras más leas y entiendas esa oración, tu vida empezará a correr libremente, con menos cargas y preocupaciones, hasta el día en que el Padre decida llevarte a ese hermoso lugar que es donde se completa su hermosa voluntad.

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