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LA JORNADA Lunes 8 de noviembre de 2021
POLÍTICA NOSOTROS YA NO SOMOS LOS MISMOS Fray Froy, mi gratitud y cariño sin medida ORTIZ TEJEDA
A
LGUNOS AMIGOS LECTORES (amistad obliga a concesiones y solidaridades) y también otros lectores que se han tornado en amigos (sé que hay lenguas viperinas que esparcen la idea de que, si son lectores, lo más posible es que permanezcan al margen de la noble instancia que es la amistad), pero al menos por hoy no caeré en provocaciones y pasaré de frente ante esos insidiosos comentarios. Mejor, de golpe, planteo la exigencia que ambos grupos me formulan y las razones que esgrimen y la salomónica decisión por mí adoptada. Las sugerencias, reclamos, ukases a los que hago referencia se concretan así: Ortiz, tú te empeñas cada inicio de semana en inmiscuirte en los temas más álgidos del momento (o de muchos momentos que ya se han hecho viejos y otros con los que, como te decía Monsi, te gusta fatigar el apocalipsis). Esta persistencia tuya es todavía más absurda si consideramos lo endeble de tu posición frente al innúmero caudal de licenciados (no sólo abogados), maestros (no únicamente de los que transmiten conocimientos, sino de mecánicos, electricistas, albañiles, etcétera) y por supuesto, de las caudas de doctores (no de los que recetan y curan. Éstos tan sólo recetan y pontifican sobre todos los males y, por supuesto, lo que inventan para mejorar el mercado de sus teorías). ESTE ARGUMENTO NO me pareció del todo convincente, pues pienso que, si uno se lo propone, también puede competir en este cada día más próspero mercado de los doctores, los expertos asesores, consultores, investigadores, comunicólogos, encuestadores, futurólogos, influencers pronosticadores, clarividentes, agoreros, profetas, magos, adivinos, médiums, quirománticos, síquicos, pitonisos y algunos cientos de etcéteras. Pero luego se presentó otro razonamiento que definió la postura que pasaré a someter a su consideración. Como verán, la contundencia de la siguiente opinión está fuera de toda duda: mira, Ortiz, tú ya fuiste oficialmente declarado decano. Este reconocimiento fue avalado por las múltiples actas de nacimiento que has venido usando en la vida: no hay vuelta de hoja. Pues este hecho permite considerar que en cualquier chico rato se te puede ocurrir hacer fade out definitivo y, como en tu nuevo estado la omertà no es una opción, más vale que rindas testimonio por escrito y bajo protesta de decir verdad, si fuiste testigo presencial o, aún protagonista. Si faltaste a la verdad podrás ser recriminado y sancionado (aunque ya morido, la nación poco podría reclamarte). El planteamiento me pareció del todo
válido y decidí campechanear los contenidos de las columnetas: acepto, con esta fecha, la sutil sugerencia de que no me sume hebdomadariamente a la redituable y fácil tarea de refritear lo acontecido y ya comentado. O se dice algo nuevo, diferente o se desmiente se aclara, amplía o se combate, o no vale la pena gastar tiempo y espacio para repetir lo ya dicho (y peor aún, sin siquiera mejorarlo). Detesto los oradores que con tal de subir a la tribuna y tomarse la foto inician diciendo: “Estoy totalmente de acuerdo con lo expresado con el orador que me antecedió en el uso de la palabra” … Entonces, ¿para qué diablos se hace abuso de esa innecesaria palabra? Acepto también, que informaciones fidedignas y corroborables, aunque sean del pleistoceno, deben ser una y otra vez repetidas, reiteradas. En estas etéreas disquisiciones andaba cuando recibí el correo de Miguel Nieto, que escuetamente me decía: “Te comunico, con tristeza, que nuestro amigo Froylán López Narváez, acaba de morir”. ESTE AGOSTO DE 2021, apenas acompletábamos (acompletar: juntar lo que faltaba). 63 años de una amistad no sólo permanente, sino permanentemente acrecentada. En este sentido el verbo que uso es equívoco: a nuestra amistad, en este lapso de vida compartida, nada le faltó. Ni siquiera las desavenencias ni los obvios desacuerdos sobre las cuestiones más simples o de fondo. Por ejemplo: él siempre fue adicto a las cubas y yo a la ginebra, aunque fuera la Oso Negro, que costaba menos que una bebida de cola en estos tiempos. También su obsesión por esos ritmos desquiciantes que nada tenían que ver con los zapateados y taconazos de mis corridos norteños. Él me regalaba las obras de Pierre Teilhard de Chardin y “del príncipe de las paradojas”, Gilbert Keith Chesterton, quien por medio del padre Brown, descubría los más torvos recovecos de las mentes criminales. Yo le correspondía con ejemplares de los libros de José Natividad Rosales: Los sin Dios y los indios y Europa a punta de huarache. Él me introdujo al mundo de Scherer, Ricardo Garibay, Vicente Leñero, Fray Alberto Ezcurdia, el obispo rojo Méndez Arceo y yo le respondí con Demetrio Vallejo, Othón Salazar y otros mexicanos de excepción. También nos presentamos a mujeres fuera de serie. De ellas, y de muchos otros temas emocionantes hablaremos la próxima semana. La universidad dijo “la rumba está de luto al igual que la cultura”. Yo agregaría muchos otros conceptos: la generosidad, la probidad, la integridad, la congruencia y la convicción de que “el que no vive como piensa, corre el peligro de pensar como vive”. Fray Froy, mi gratitud y cariño sin medida. @ortiztejeda • ortiz_tejeda@hotmail.com
▲ Froylán López Narváez. Foto tomada de Twitter
México, hacia la tercera experiencia de revocación presidencial en AL ALONSO URRUTIA
Con regulación a escala presidencial sólo en cuatro países de América Latina, de concretarse en México, sería apenas la tercera experiencia regional de revocación de mandato. En medio de fuertes tensiones con la oposición en 2004, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, obtuvo una amplia victoria de 59 por ciento de votos que rechazaron su remoción. Cuatro años más tarde, en Bolivia, también en un entorno político crítico, Evo Morales obtendría una ventaja aún más amplia, 67 por ciento, en favor de que se mantuviera en el gobierno. La reforma constitucional aprobada en 2019 en el Congreso mexicano para incorporar la revocación de mandato convirtió al país en el cuarto en incorporarlo para el jefe del Estado, sólo detrás de Venezuela, Bolivia y Ecuador, pero en este último no se ha aplicado, pues el único intento por efectuarlo a Lenín Moreno, en 2019, fracasó. Argentina, Perú, Colombia y Panamá cuentan con ese mecanismo para otros cargos equivalentes a gobernador o alcalde. El comparativo del marco legal entre los cuatro países convierte a México en el que más laxa es la regulación para promover el ejercicio.
La legislación mexicana establece que se requiere sólo 3 por ciento de ciudadanos que le hayan perdido la confianza al Presidente para solicitar formalmente este ejercicio. La legislación venezolana establece que se necesita 20 por ciento de respaldo de ciudadanos. Corresponde al Tribunal Supremo Electoral determinar su procedencia y, para hacer efectiva la remoción, exige más de 25 por ciento de participación (en México se requiere 40 por ciento para que la decisión sea vinculante). En Bolivia es preciso contar con un porcentaje de firmas mayor, más de 25 por ciento, pero recolectarlas en tres meses, mientras en Ecuador, con sólo 15 por ciento del respaldo ciudadano, obtenido en seis meses, es el país con mayores facilidades. México requiere 3 por ciento captadas en 45 días. La revocación de mandato tiene otras dos regulaciones coincidentes en las legislaciones: se deberá efectuar transcurrida la mitad del periodo presidencial y no podrá celebrarse durante el último año de la administración para anticipar su conclusión. La primera experiencia latinoamericana fue en Venezuela en 2004. Bajo asedio de la oposición, se realizó con un resultado que ratificó la confianza en Chávez con 59 por ciento de respaldo.
Suscita grandes expectativas en Atoyac la comisión de la verdad para la guerra sucia SERGIO OCAMPO ARISTA CORRESPONSAL CHILPANCINGO, GRO.
Octaviano Gervasio Serrano, del Colectivo de Esposas e Hijos de Desaparecidos y Desplazados en la Guerra Sucia del municipio de Atoyac, dijo que se tienen grandes expectativas de que con la recién nombrada Comisión para el Acceso a la Verdad de la Guerra Sucia “finalmente se lleve al banquillo de los acusados a los elementos del Ejército, y a los funcionarios de los tres niveles de gobierno, que asesinaron, torturaron, desaparecieron y desplazaron a nuestros familiares durante la guerra sucia que vivió el país (1969-79), particularmente en Guerrero”. Gervasio Serrano –quien tenía apenas ocho meses en el vientre de su mamá, cuando el 26 de junio de 1974, el Ejército se llevó a su papá, Octaviano Gervasio Benítez, campesino de 22 años– señaló que “buscamos que ahora sí, con esta comisión, cese la impunidad y la simulación”. Aseguró que no permitirán “que sea una simulación más del Estado; que en realidad sea algo serio, y que
de una vez por todas el presidente Andrés Manuel López Obrador, dé la indicación a la Defensa Nacional, que de una vez por todas entregue todos los expedientes, y no vamos a parar”. Reconoció la voluntad política del mandatario “más no confiamos en el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, porque es un simulador; le solicitamos por escrito una audiencia desde hace dos años y no nos contesta”. Explicó que promueven unos 30 amparos “por la omisión del Ministerio Público, por una indebida investigación sobre los casos de nuestro colectivo. Tenemos 44 víctimas directas, entre ellas 30 por desaparición forzada, y 14 por torturas, aunque lamentablemente algunos ya fallecieron”. “Entre los casos están los de la dirigente estudiantil Victoria Hernández Brito, desaparecida en Iguala; y el caso de Marcelo N, originario de San Juan de las Flores, municipio de Atoyac de Álvarez, detenidodesaparecido, el 2 de diciembre de 1974, cuando estaba con Lucio Cabañas, en el Otatal, donde murió el comandante, y obviamente, el de mi papá Octaviano Gervasio Benítez”.