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C RÓ N I CA, LU N E S 1 0 E N E R O 2 0 2 2

Columnistas

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Cuarentena y aislamiento Dr. Gerardo Gamba*

gerardogambaa@incmnsz.mx

A

hora que estamos en el inicio de la nueva ola de la pandemia, comandada por la variante ómicron, me parece relevante comentar en este espacio las recomendaciones vigentes del Center for Disease Control and Prevention (CDC) sobre cómo debe ser la cuarentena o el aislamiento, ya que es una pregunta que recibo con frecuencia de familiares y amigos. Van a aumentar muchísimo los casos de COVID. La probabilidad de contagiarse va a ser mayor que nunca. Afortunadamente ómicron, si bien es muy contagiosa, aparentemente ha perdido capacidad de afectar las vías respiratorias bajas, por lo que está causando cuadros más parecidos a una gripa de moderada a intensa. Además, la mayor parte de la población adulta ya está vacunada,

lo que disminuye los casos graves. La cuarentena es cuando una persona pudo haber estado expuesta al virus y podría estar infectada, pero está asintomático. La recomendación es no salir de casa por cinco días, portar en todo momento mascarilla y hacerse una prueba de PCR a los cinco días del contacto. Si siguen asintomáticos y la prueba es negativa, ya pueden salir, pero usar mascarilla por cinco días más. Según el CDC, quienes tengan el esquema de vacunación completo, incluyendo el refuerzo y estén asintomáticos no necesitan estar en cuarentena. Pueden salir, pero deben portar un cubreboca en todo momento, no asistir a reuniones conglomeradas y en lugares poco ventilados y hacerse una prueba de PCR a los cinco días de que tuvieron contacto. Si desarrollan síntomas en cualquier momento o si la PCR es positiva, pasan a aislamiento. El aislamiento se aplica cuando una persona está enferma de COVID con síntomas o bien, es asintomática, pero con PCR positiva. En ambos casos se debe permanecer en casa aislados de todos, en un cuarto especial y si es posible, con baño aislado también. Si va a tener contacto con alguien que sea lo más fugaz posible y con mascarilla. Esto durante

cinco días. El día 0 es el día que iniciaron los síntomas o, si es asintomático, el día de la prueba positiva. La recomendación de aislamiento no cambia aún si se tiene el esquema de vacunación completo. Si está con síntomas o tuvo PCR positiva debe aislarse. Se puede terminar el aislamiento después de cinco días, siempre y cuando ya no haya habido fiebre durante al menos 24 horas, sin haber tomado medicamentos para bajarla y que el resto de los síntomas vayan en franca mejoría. Se debe de seguir utilizando cubreboca en todo momento durante cinco días más, evitar contacto con gente inmunosuprimida y no asistir a lugares concurridos. Si es posible y sobre todo si fue asintomático, antes de terminar el aislamiento, hacer una prueba de antígeno para COVID, la prueba rápida (No la PCR, porque esta puede seguir siendo positiva por un tiempo sin que haya riesgo de contagiar a otros). Si la prueba de antígeno es positiva, continuar el aislamiento por cinco días más. En personas que hayan estado gravemente enfermas o que tengan inmunosupresión, lo recomendable es definir el final del aislamiento en conjunto con su médico o institución que lo atendió. Finalmente, hay que tener presente que cualquier síntoma respiratorio o gri-

El aislamiento se aplica cuando una persona está enferma de COVID con síntomas o bien, es asintomática, pero con PCR positiva

pa en este momento debe considerarse COVID, hasta no demostrar lo contrario, por lo que la persona debe aislarse hasta que se realice una PCR para detección viral y sea negativa

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* Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM

Bobbio y la libertad de la razón Isidro H. Cisneros

isidroh.cisneros@gmail.com

A Irene en este día tan especial

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ecordamos al teórico de la política Norberto Bobbio fallecido hace 18 años y a quien tuve el honor de frecuentar mientras llevaba a cabo mis estudios de doctorado. Destacadamente, el profesor turinés siempre mantuvo un diálogo ininterrumpido con las más importantes experiencias políticas e intelectuales de la segunda mitad del siglo XX, dedicando una parte considerable de su extensa obra al estudio de las relaciones entre política y cultura y a la definición del rol de los intelectuales en las democracias modernas. En el debate sobre lo que la democra-

cia es en términos reales o empíricos y lo que la democracia debería ser desde una perspectiva ideal o de valores, el filósofo plantea la necesidad de la presencia del “intelectual mediador” como una síntesis superior de las dos figuras clásicas del “intelectual revolucionario” y del “intelectual puro”. A través de la duda y del diálogo se presenta como un firme defensor de las libertades democráticas, de la no violencia y de la tolerancia. Su legado comprende la investigación de los problemas más recurrentes en la historia de las instituciones y las doctrinas políticas. Incluso, existe un “modelo bobbiano de la política” que consiste en la recurrencia a los pensadores clásicos y en donde no existe una disputa entre antiguos y modernos, sino más bien una continuidad de las teorías-modelo de la política desde Aristóteles y Platón, hasta Hobbes, Locke, Kant, Hegel y Max Weber, pasando desde luego, por Maquiavelo, Montesquieu y Rousseau. Norberto Bobbio, fue un pensador antidogmático por excelencia y puede ser considerado un filósofo militante contra los prejuicios de cual-

quier tipo. Identificó los valores que caracterizan la moderna convivencia civil estableciendo las premisas para la evaluación ética de la política que requiere la democracia en momentos de crisis. El filósofo del derecho y de la política también realizó contribuciones a la idea de un socialismo democrático. En su juventud fue un antifascista e ideólogo de la organización opositora a Benito Mussolini, el Partido de Acción, donde planteó la necesidad de superar la contraposición existente entre liberalismo y socialismo. Afirmaba que el proyecto socialdemócrata enfatiza las políticas del bienestar social, mientras que el proyecto liberalsocialista postula una férrea tutela sobre los principios de la libertad. Bobbio sostiene que o el socialismo será liberal o no será, porque donde existe democracia no hay socialismo y viceversa donde hay socialismo no hay democracia. Consideraba que la democracia sin socialismo y el socialismo sin democracia son una democracia y un socialismo imperfectos. El desafío –sostenía- es concebir un liberalismo

que permita eliminar las desigualdades entre las personas. Para el filósofo el liberalsocialismo como proyecto político de la modernidad representa una conjunción entre los derechos de libertad y los valores de la justicia en un esquema democrático. Actualmente, nos encontramos huérfanos de ideas y no existen explicaciones válidas sobre el rumbo que nuestras sociedades podrían tomar. Todos los modelos y paradigmas políticos a través de los cuales nos explicábamos la realidad circundante se encuentran en crisis. Además, el pensamiento y la reflexión no logran ofrecer respuestas satisfactorias para enfrentar los desafíos de nuestra época. Asistimos al final de la política después de las ilusiones. El desarrollo ya no representa una serie de etapas a través de las cuales una sociedad sale del subdesarrollo, y la modernidad ya no sucede a la tradición. Todo se mezcla, el espacio y el tiempo se comprimen. Sólo existen medios, sin fines. En este escenario, las reflexiones del profesor Norberto Bobbio deben ser atendidas como a una brújula que siempre apunta en la dirección correcta

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