Tiempos de A-Sombro # 3 No hacer haciendo

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REVISTA CUATRIMESTRAL DE LA CASA-ESCUELA. AÑO II, Núm. 3 / BUENOS AIRES, ENE-MAR 2014 / DISTRIBUCIÓN GRATUITA

NO HACER HACIENDO


Si yo pudiera vaciar mi cuerpo de falsas necesidades, sabría elegir el alimento adecuado y la salud me acompañaría... Si yo pudiera decirle a mis emociones que sólo son sombras, sensaciones ilusorias de historia pasada, y recordarles que Soy Luz, perdería el miedo, la inseguridad, y la Paz me habitaría... Si yo pudiera decirle a mi mente que se aquiete, que todo está bien y que deseo fervientemente abrirme a una Comprensión Mayor, ella se inclinaría reverente dejándole lugar a Mi alma, y Yo Sería.

Angelita Bianculli


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SUMARIO

EDITORIAL

No hacer haciendo

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ENTRENAMIENTO CONTINUO INTEGRAL

¿Qué querés ser cuando seas grande?

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TESTIMONIO

La espera, estado de nacer Testimonio de Carlos Iglesias

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MIRANDO LA SALUD

Alimentos para el cuerpo y para el alma Encuentro con Angelita Bianculli de La Esquina de las Flores

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PRESENCIA BIODINÁMICA ©

Cuando las cosas ocurren sin que alguien las esté haciendo Por Carles Compañ

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ENTRENAMIENTO CONTINUO INTEGRAL

Volver a sentir el aroma del Paraíso perdido

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ACTIVIDADES EN LA CASA-ESCUELA

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SOPA DE LETRAS

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NO HACER HACIENDO

El no hacer nos centra, y en este centro nuestra fuerza vuelve a re-unirse intensificada, concentrada, dispuesta a lo nuevo y creativo, una fuerza que es suave y fuerte al mismo tiempo. A cada instante podemos pasar del No Hacer al Hacer y así ser guiados por esa fuerza para actuar y, luego, cuando se acaba, nuevamente dejar de hacer hasta que se reúne otra vez la fuerza decisiva. Es allí donde nuestras imágenes de bueno y malo, correcto e incorrecto dejan de activarse, dando lugar a una quietud abarcadora. Al vaciarnos de esas imágenes se desvanecen nuestras expectativas y todo temor, todo impulso que provenía de ellas. Se acaba, entonces, su hacer, y nos volvemos receptivos a fuerzas creadoras, y perceptivos de las señales que vengan de ellas. Así regresamos al Hacer contemplativos, con otra fuerza, abiertos y ampliados para todo, por estar enraizados en otro lugar. No Haciendo nos permitimos latir con La Existencia, cuyo pulso es Uno con todo lo que está, y allí sintonizamos con esa quietud, completos, con amor. En resonancia con esta frecuencia es que nos dispusimos a trabajar en esta edición, esperando motivarlos a navegar las páginas y sumergirse en ricas experiencias, imágenes y reflexiones. Contamos con la valiosa participación de referentes como Angelita Bianculli y Carles Compañ, y también el aporte de Joan Garriga, de quien nos nutrimos en su reciente visita a nuestro país. A todos ellos les agradecemos profundamente su tiempo y generosa dedicación, y también nuestra gratitud a las personas que transitan diariamente con nosotros este proyecto de vida y trabajo y que abrieron su corazón para compartir experiencias. Esperamos que disfruten este número y que los acompañe en el descanso de las vacaciones, en esos momentos elegidos para parar y proyectar el por-venir. Anni Schuff, Marisa Reichler y Eleonora Cardoso DIRECCIÓN

E D I TO R I A L

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¿Qué querés ser cuando seas grande? Cuánto tiempo marchamos convencidos del camino que trazamos, sin siquiera detenernos para ver si lo que hacemos realmente tiene que ver con quienes somos, o permanecemos apegados a lugares que nos limitan o nos causan dolor. Preferimos mirar hacia otro lado, cargados de culpa y de miedos, por fidelidad a la fuerza del mandato. Nos quedamos allí, sosteniendo eso que nos pesa tanto, proyectando nuestro enojo sobre alguien o sobre la vida misma, sin mucha conciencia de que nos quedamos en esos lugares por propia elección. Desde pequeños somos empujados en una dirección para cumplir con los anhelos de nuestros mayores y “encajar” en los modelos de la sociedad que nos abraza. Nos “enseñan” todo en una educación que se ocupa de llenarnos de datos y de normas, anulando poco a poco y con dolor nuestra capacidad innata de sentir, percibir y expresar libremente. Así, terminamos por creer que esto es lo normal, y somos funcionales al formato replicándolo a cada paso. Tan fun cionales cuando lo acatamos prolijamente como cuando nos rebelamos y vamos por el camino contrario, rebeldes sin causa que buscamos de esa manera una alternativa hacia la felicidad. Todo rebelde puede encontrar su causa desde la reconciliación con lo que lo compone y desde el amor a sus padres y a la Vida. Cargados de odio, rechazo o resentimiento a todo aquello que nos causó dolor, no podremos generar otra cosa que más de lo mismo. Incluso muchas veces, como buenos hijos que hemos aprendido bien, somos exi-

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tosos en la vida, y vamos con nuestros trofeos a los pies de nuestros padres, buscando en sus ojos el cálido abrazo de reconocimiento. O buscamos sus miradas en otros ojos, sustitutos, como lo de maestros, parejas, clientes, jefes, amigos. La pregunta es si tener o perseguir ese éxito nos hace felices y plenos, si vivimos alegres y saludables, si tenemos espacio y recursos para entregarnos a lo que nos hace sentir bien, a descubrir quiénes somos de verdad. Algunos, en algún momento crítico de sus vidas, se permiten sentir en su cuerpo que algo no está bien, que no quieren seguir viviendo así. Pero no saben hacerlo de otro modo. A veces es un golpe lo que los hace parar, abatidos y aturdidos, pero a tiempo para elegir y construir algo nuevo. Es el camino de retorno, la historia del hijo pródigo que vuelve vencido a la fuente después de haberlo probado todo. Este parar, que no es inactivo, nos abre un espacio para entrar en contacto con lo profundo que nos compone: ¿qué es ge-


nuino en nosotros?, ¿de quién copiamos modelos?, ¿a quiénes somos leales? Parar es un camino en sí, un trabajo que conlleva esfuerzo, plena entrega y contac to continuo con la inmanencia. Estar aten tos, reconociendo, conectados con nuestro cuerpo y con lo que nos rodea, apren diendo a escuchar y escucharnos, sin intención, abiertos al llamado de cada nuevo movimiento: Sin intención no es sin propósito. Mientras sostenemos el propósito, podemos aprender a tomar registro de nuestras sensaciones a cada instante y, si estamos atentos, el cuerpo nos señala con certeza el próximo movimiento. Allí volvemos a percibir, antes de ser otra vez guiados hacia un nuevo movimiento. Podemos así decidir tomar las riendas de nuestra vida, con todo lo que eso nos trae. Anni, terapeuta, dice: “Y asi solté, sin saber para qué ni dónde me llevaría, y entregada me sumergí en el momento mas caótico de mi vida, mi pareja, mi familia, mi profesión, mis sentires, mis paradigmas. Sólo en contacto con lo que eso traía día a día –extrañeza, certeza, difícil, desconocido, doloroso, entregada, vacía, sin saber, con miedo, con confianza, a ciegas, atreviéndome– comenzó a llegar una nueva fuerza, con connotaciones que no conocía, con una mirada que hasta ese entonces no tenía codificada. Y, de allí, surgió Lo Nuevo y Creativo.” Esteban, un empresario y padre de familia que se tomó un año sabático, reconoció que cargaba el peso del mandato familiar desde la adolescencia, y lo que sintió fundamentalmente con la decisión de parar es liberación. Al tiempo que transita a veces

E N T R E N A M I E N TO CO N T I N U O I N T E G R A L

la culpa y los miedos, busca traer siempre su atención al presente y confiar en que el camino se irá develando si él hace su parte: “la auto-observación y el trabajo interno constante” y “comer bien, descansar, rodearme de personas que me hacen feliz, compartir más tiempo con mis hijas y mi mujer, hacer cosas que me gusta hacer sin importar su resultado productivo”. Hay una falsa idea de que el camino adecuado para nosotros debe ser sacrificado. A veces se trata simplemente de aprender a hacerlo fácil. Fácil no es sin esfuerzo o sin trabajo, fácil es que fluya, transitándolo con asentimiento y alegría, disfrutando el proceso. Para Javier, odontólogo, no fue algo planificado sino que las circunstancias de la vida lo llevaron a parar: “Era la primera vez que me estaba dejando llevar por la corriente sin remar hacia donde creía tener que ir, y me daba angustia pero la sensación de encontrar algo Nuevo me mantenía muy calmo y en paz. Había empezado a largar el control que siempre creí tener en las cosas.” También se traía una y otra vez al presente cuando aparecían los conflictos, tanto externos como internos, y fue aprendiendo a no oponer resistencia: “mi vida diaria, mis pensamientos, mis decisiones y mis sentidos se hacían más livianos en el peso, pero mucho más profundos en el impacto hacia mi persona”. Reconoce poner menos esfuerzo en lo que hace, y lograr más haciendo menos. El factor económico tiene mucho peso a la hora de hacer grandes cambios. Para Carla, ex productora y hoy astróloga y profesora de yoga, su decisión la expuso a miedos e inseguridades con respecto al sostén económico. Dejó un trabajo rentable, seguro y hasta entretenido para lanzarse a lo que la apasiona, buscando que

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funcione también como un medio para ganarse la vida. Tomó además la decisión de dejar su pareja de años, sintiendo la necesidad de hacer contacto con su aspecto femenino y de crear un modo nuevo de vincularse con el otro. Reconociendo sus miedos pero sintiendo en todo momento el pulso y pedido de su cuerpo, avanza paso a paso con la convicción del camino elegido. “Con amor, sostén, trabajo arduo y compromiso, la plenitud va llegando.” Ahora somos grandes, ahora podemos preguntarnos qué queremos ser hoy, cómo que re mos vivir nuestra vida, sin buscar

complacer a nadie ni empeñarnos en hacer la contra. Sintiendo, en silencio, con atención y con paciencia, qué nos va dictando el corazón, en una espera atenta. Si ahora mismo cerraras tus ojos y proyectaras en tu mente una imagen donde estás feliz, ¿qué verías? ¿Cómo es esa imagen que dibuja en tu rostro una sonrisa espontánea y que te infunde ánimo? ¿Es una imagen realista y posible o es una idealización? ¿A qué tendrías que renunciar? ¿Con quiénes tendrías que reconciliarte? ¿Qué tendrías que cambiar en ti? La decisión de andar tu propio camino es sólo tuya. Con todo.

Escuchar el silencio Parar es tomar perspectiva. Es empezar a bucear en nuetras profundidades. Es conectar con el vacío y mirarlo a los ojos. Parar es escuchar el silencio. En el mundo contemporáneo, el hacer pareciera ser lo único que nos define, y es ahí donde aquellos que elejimos parar conectamos con la responsabilidad que implica nuestra decisión. Parar implica trabajar para aceptar el juicio de los otros sin movernos un centímetro de nuestra búsqueda. Parar implica permitirnos no planificar y no autoengañarnos llenando ese vacío con cientos de otras actividades y pensamientos. Parar es parar en serio. Es recorrer la casa vacía, es caminar por la calle sin rumbo, es poder escuchar el sonido que nos circunda y estar presentes, es poder observar la belleza a nuestro alrededor y estar presentes, es poder compartir tiempo con quienes amamos y estar presentes. Parar es tambien poder conectar con nuestra tristeza y honrarla como merece. Parar es empezar de verdad a conocernos, a escuchar nuestros tiempos y estados interiores. Los griegos entendieron que la Potencia es el componente esencial de todo movimiento o cambio, ya que constituye la posibilidad de Ser, la instancia creativa por excelenca en la que nada está dicho, en la que todo puede suceder. Sin dudas eso es parar: reconocer nuestra potencia interior, conectar con aquello de lo que somos capaces.

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La espera, estado de nacer Testimonio de Carlos Iglesias El tiempo se detiene para permitir darnos cuenta de que todo pasa y es sólo una cuestión de mirar, sentir y crear en cada instante. Ver pasar no es un acto pasivo. Esperar que suceda no es quedarse quieto. La espera es el portal donde el suceso está por llegar, donde uno se precipita a lo que sueña, ama, teme y desconoce, pero aguarda. Nacimiento aquí y ahora Pareciera que el parir, como casi todo lo que hacemos actualmente, esta también regulado por el Tiempo. Cuesta mucho salirse del cuándo, y no tener en agenda qué día y a qué hora será el nacimiento. Hay muchas razones para entender que no se puede predecir con exactitud, pero resulta molesto para la sociedad –grupo de personas que incluye queridos amigos y familiares, vecinos, vendedores, encuestadores y también en algunos momentos a uno mismo– no saber cuándo será exactamente. Había transcurrido el sábado con calma, distendidos y en soledad de dos. Manu, nuestro hijo de cinco años, se había ido con los abuelos hasta la noche, y luego cenamos juntos en la casa de ellos. El domingo se intensificó la sensación de nido listo, también con la calidez y ternura de un hermano que presiente lo nuevo en su último día único, y la víspera de la virtud de la hermandad.

TESTIMONIO

En algún momento previo se me había ocurrido que una buena manera de prepararnos para lo por-venir era hacer el ejercicio de concentración en el movimiento del segundero del reloj [ver el recuadro en la página opuesta], y experimentar eso que sucede cuando sólo atendemos a mirar ese recorrido incesante, mientras permanecemos en contacto con todo. Pero esa madrugada y desde que nos acostamos, el reloj dejó su circularidad y se fue dibujando como una larga cinta con mojones que se completaban de a veintenas de minutos, tal cual lo marcaban las contracciones que ya tenían ritmo inconfundible. Ese registro de apuntar cada instante nos ubicó en vigilia, despiertos, atentos al tiempo y a la intensidad de la pulsión latente. Pasadas las primeras horas de la madrugada del lunes sentimos que ya era tiempo. Indefectiblemente el nacimiento estaba próximo. Así como nos había pasado algunos años atrás cuando sentimos que alguien muy querido se estaba yendo

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de esta vida, que queríamos amorosamente que eso pasara, ahora era muy contundente que tenía que suceder lo que veníamos gestando en estos meses, ahora el cuerpo y la presencia activa de nuestros sentidos nos lo estaba anunciando. Ya era el tiempo. Apenas nos dijimos lo que viene es pura espera, se nos abrió un hueco de tiempo donde nos encontramos con algo que no recordamos haber vivido nunca. Ese momento aparentemente vacío nos invitaba a estar atentos, porque nada de lo que se nos presentaba pasaba sin conmovernos. Más en contacto con el sentir que con la cabeza, se nos venían imágenes que adelantaban los instantes siguientes. Así descubrimos que la espera no es un suceder de un tiempo largo, tedioso y agotador. Con cada inspiración venía una comprensión que nos empoderaba hacia lo que vendría, con sólo mirar en intimidad el trazo siguiente y seguirlo con confianza. Ciertamente en cualquier momento iba a nacer nuestra

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hija, y estábamos los dos en un estado de creación, siendo nosotros arte y parte. En contraste con el fantasma de un camino largo, pedregoso, sufriente y desolado que muchas veces se exhibe como único recorrido en el trabajo de parto, nos encontramos en un rumbo donde, sin eludir el miedo ni el dolor, nos encaminamos dentro de un campo reconocible, acompañados de la fuerza de quienes nos precedieron y dejándonos llevar más que marcando el paso. Nos mirábamos desde ese observador activo que siempre intentamos convocar y que hoy como nunca tomaba registro sin filtro ni condicionamiento. Como todo lo que nos ubica en ese estado de nacer, era el cuerpo, los cuerpos, los que exponían esto que ahora requiere de cierto pensamiento racional para ser explicado. Ahí era sensación pura: hambre, cansancio, baño de inmersión, dolor, soledad, inquietud, abrazo, conciliación, arrepentimiento, misterio, sistema, valentía, mujer, varón, compañeros… amor profundo. En ese paisaje nos topamos con el horizonte. De verlo ahí, adelante, presente pero inalcanzable, sentimos de repente alcanzarlo cuando de boca de la partera supimos que para que el nacimiento se hiciera luz sólo faltaba parir, ayudar a salir a quien ya había hecho todo ese extraordinario recorrido desde las entrañas al mundo extrauterino. El cuerpo de madre pedía pujar, y su mente bajaba de a poco la guardia para aceptar que ahora terminaba el tiempo de contener en los huecos de su hondura, para ya abrazar la maternidad. Sentir y querer hacer fuerza fue la señal de que Clara ya estaba ahí, más cerca de los dos. El médico y la partera invitaron a buscar un lugar cómodo para que la fuerza,


el deseo y el misterio hicieran lo más fácil posible el tránsito del nacer. Desde ese momento, ni ella ni yo éramos los mismos. Entramos ambos en un nuevo campo, donde por detrás nuestro y calurosamente nuestras mujeres y hombres pujaban con nosotros y también con Manu, nuestro hijo deseoso de hermanar. En el preciso instante en que Clara coronó en nuestro hogar, nos parieron, nos nacieron, y nacimos ahí nuevamente. Entonces, sí, Vanina ya no in-pujó más, hizo a un lado los miedos que retenían en vez de soltar y, en un respirar hondo lleno de todo lo que intento expresar aquí, se soltó y me soltó. Con la energía plena de poder de Mujer, trajo en un soplido a Clarita acá, a nuestra casa. Así como el segundero del reloj, sin sa berlo ni haberlo preparado, fuimos llenando ese vacío aparente con partes de nosotros ahora presentes ocupando un lugar, el lugar más revolucionario o transformador: el parto de una hija en nuestro caso, pero comprendiendo también que el milagro de crear vida no es sólo implicancia para mamás y papás, trasciende y se expande para todos y todas que esperan atentamente lo Nuevo.

   Hoy adivino qué me pasa, por qué mi nombre no soy yo, por qué no tengo una casa, por qué estoy solo y no soy. Porque hoy nací, hoy nací. Hoy, recién hoy, el sol me quemó y el viento de los vivos me despertó. “Porque hoy nací” Javier Martínez / Manal

TESTIMONIO

Mirar el segundero Este ejercicio propone observar ininterrumpidamente el movimiento del segundero de un reloj durante un minuto, mientras se toma registro simultáneo de toda manifestación interna y externa a nuestro cuerpo, es decir, pensamientos que cruzan por la mente, sensaciones corporales (apoyo, tensiones, dolor, frío, calor), emocionales (placer, irritación, miedo), y sonidos, aromas y movimientos provenientes del entorno cercano y distante. Registramos todo lo susceptible a nuestros sentidos, sin perder de vista el paso del segundero. Observamos también qué nos provoca el ejercicio, qué reconocemos de nosotros al hacerlo, y cómo se va modificando el registro a medida que avanzamos en la práctica (que se realiza una o dos veces al día). Esto nos entrena a dividir la atención, observar sin juicio y elegir por fuerza de la voluntad dónde sostenemos nuestra mirada en un momento dado. Nos obliga, además, a estar presentes aquí y ahora.

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Alimentos para el cuerpo y para el alma

Recuperar los rituales

vientes realizamos nuestros rituales, a veces consciente y la mayoría de las veces inconscientemente. La naturaleza toda los realiza, con sus amaneceres, las mareas, el canto de los pájaros, la germinación de las plantas, las flores que se abren y se cierran a determinada hora. Todo obedece a un ritual con ritmos armoniosos, todo está sincronizado. Es así como el universo se desenvuelve, y nosotros los hombres no podemos escapar de esa sincronía, de esa puesta en marcha por una dirección Superior. ¿Cómo puede ser que las plantas, los animales y los insectos adhieran a ese ritmo y nosotros no?1 También la preparación de la comida y el momento de comer pueden tomarse como un ritual. En estos tiempos tan acelerados buscamos soluciones rápidas que no siempre son las más saludables, y comemos compulsivamente en vez de crear un espacio armonioso, cultivar una predisposición tranquila y disponernos a saborear los alimentos y disfrutarlos. Todo esto contribuye a lograr una nutrición de calidad, una calidad energética. El sólo hecho de ir al mercado para elegir lo mejor le suma calidad al alimento. También que tratemos de hacer la comida

Volver a los rituales es esencial para armonizarnos, dice Angelita: Todos los seres vi-

1. Angelita Bianculli, Con las manos abiertas.

Ángela Bianculli, conocida por todos como Angelita de La Esquina de las Flores, encontró en la comida y los hábitos de alimentación un camino hacia una vida más plena y saludable. Fue un problema de salud lo que la acercó a explorar alternativas en la alimentación. Se encontró con la sorpresa no sólo de recuperarse de ese problema sino de restablecer su salud integral, y tener más capacidad de trabajo, dormir mejor con menos horas de sueño, sentir más seguridad y confianza en sí misma, y vivir con más paz interior. “El cuerpo y el alimento son lo más grosero, lo que más se ve, pero las personas que buscan alimentarse de una manera más sana están buscando un camino, un camino de regreso a Casa.” Para Angelita, invitarnos a mirar cómo nos alimentamos es una propuesta para armonizar distintos aspectos de nuestra vida, lograr una conexión más profunda con nuestro verdadero ser, recuperar los rituales, mejorar la administración de nuestro tiempo, revalorizar lo simple, compartir en familia, afinar la percepción y cultivar pensamientos también nutritivos.

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en casa de la mejor manera le agrega ingredientes, esos ingredientes que da el amor, el tomar ese trabajo con conciencia. La comida, como dijo Hipócrates, tiene que ser la medicina, la medicina del cuerpo y del alma. Así, Angelita nos propone diseñar prolijamente un menú semanal que en lo posible le guste a todos los integrantes de la familia. Esto nos permite elaborar una lista de ingredientes para saber bien qué necesitamos y programarnos el momento más conveniente para ir a hacer las compras, y no cuando estamos con poco tiempo o cansados. Al empezar a cocinar, ya tenemos casi hecha la comida porque la preparamos mentalmente. Y la actitud con la que nos disponemos a cocinar es también muy importante, es el ingrediente esencial que lleva la comida que elaboramos. La prolijidad, el cuidado en la manipulación de los ingredientes, la forma de lavar los vegetales, el amor con el que impregnamos los alimentos, eso después lo emana la comida. Siguiendo con el ritual, sería bueno, sugiere Angelita, que en algún momento del día la familia se reúna a comer. Comer tranquilos y, si a uno le gusta, poner un poco de música. Masticar bien, y siempre agradecer, aunque sea en silencio, porque para que este alimento llegue a la mesa, mucha gente ha trabajado. “Por qué te vas a sentar a comer apurado”, dice, “sin siquiera percibir los sabores, las texturas, los olores, combinando todos los colores. Como para que no falte ese alimento con vida, porque la vida hay que buscarla en las frutas y las verduras crudas, que son fundamentales en nuestra dieta.”

M I R A N D O L A S A LU D

Una vez que adoptamos estos nuevos hábitos, sentimos el sabor exquisito de una ensalada o disfrutamos comiendo una fruta. Ampliamos nuestra sensibilidad al tener nuestros sentidos más despiertos. Percibimos los sonidos de los pájaros y los perfumes de las plantas. Hay un montón de cosas que tienen que ver con nuestra sensibilidad que cuando vivimos con tanta velocidad no llegamos a percibir.

El servicio Para Angelita, lo esencial en su trabajo es la vocación de servicio: “este alimento que brindo tiene que ser alimento del cuerpo y del alma”. Para ella todos tenemos una necesidad natural de dar, y tenemos que ver de qué manera lo hacemos. Eso nos da felicidad y plenitud, y nos conecta más con el alma. “Nuestra alma es amor, alegría y servicio”, agrega. Uno de los preceptos filosóficos productivos y de comercialización de La Esquina de las Flores es la coherencia. Eso se percibe en cuanto uno ingresa en el local. El ambiente es amable, todo está impecable y armonioso, las personas que atienden al público son amorosas y serviciales, se observa un clima de familia entre los empleados y con los dueños, todos llevan una sonrisa y se ven tranquilos, cooperando en la tarea que le toca a cada uno. Así es su ambiente de trabajo. En ese ambiente se elabora la comida que comemos cuando vamos allí. Y esas cualidades las ingerimos junto con los alimentos. Angelita promueve y da a conocer lo que practica en su casa y en su vida, sintiéndolo parte primordial y complemento indispensable para la salud, la evolución y el crecimiento espiritual.

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Cuando las cosas ocurren sin que alguien las esté haciendo Por Carles Compañ Hay dos tipos de hacer: el hacer separado de la acción y el hacer sin estar separado de ella. En el mundo en que vivimos actualmente son muy escasos los actos sin separación, a pesar de que todos tenemos la experiencia de esta manera de hacer. Cuando éramos bebés y niños de hasta más o menos tres años, vivíamos sin separación de la acción, sólo los adultos nos veían se pa rados. En esos primeros tres años de vida no existe separación, todo es una expansión absoluta, no hay separación entre nada de lo que entra en contacto con mi sistema sensitivo y yo. Cuando vemos un niño jugando la apreciación no es del todo cierta, puesto que no hay allí un niño que juega, es juego, sin alguien que lo esté haciendo. Esto puede explicar por qué los niños pueden repetir lo mismo un millón de veces, y es porque en realidad no lo están repitiendo, para ellos es siempre la primera vez. Después, cuando se nos empieza a educar, se hace desde la separación, desde el hacer, desde el esfuerzo y la repetición de un montón de temas que no son de nuestro interés, con lo cual todo nuestro mundo, que era uno, se divide en yo y el resto,

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me contraigo y separo. Esta división no sería ningún problema si las etapas fuesen transmutando orgánicamente.

La rosa no se abre tirando de los pétalos, crece en su momento.

El mundo en que vivimos es un mundo de padres adolescentes teniendo niños, niños que carecen de la referencia de adultos maduros y que muy difícilmente puedan madurar, a no ser que tomen consciencia de ello y crezcan como seres humanos. Si, como digo, las etapas fuesen respetadas, después de ser adolescentes y adultos nos convertiríamos en personas maduras, lo que no tiene nada que ver con los años, puesto que podemos alcanzar la madurez desde los veintitantos o incluso a veces un momento antes de la muerte.


Si se alcanza, ocurre algo muy hermoso y es que esa contracción cambia y deviene en una expansión, volviendo a vivir la vida desde la no-separación. La vida se vuelve fluida, donde no soy yo el que trabaja, sino que se despliega el trabajo. Esto puede ser comprensible sobre todo en el arte. Existen dos tipos de arte: uno es la ejecución técnica perfecta, que puede estar perfecta pero no fluye y es mecánica, es lo que se llama el hacer; y el otro es el arte que fluye, cuando no hay nadie bailando, hay baile, cuando no se está tocando un instrumento, hay música... Si pudiésemos permitir que todo se diese orgánicamente, y desde niños se nos

permitiese continuar jugando y experimentando el mundo hasta que encontrásemos nuestra vocación, entonces podríamos estudiar cualquier carrera u oficio y fluir en el estudio con plena satisfacción. Nos volveríamos adultos maduros sin tener que trabajar, estaríamos jugando, seríamos el trabajo. Si podemos soltar quienes somos y sencillamente ser, todo seguirá igual en apariencia. La gran diferencia es que todos podemos estar en el no hacer haciendo, fluyendo con la vida. Podemos estar vivos, no sobreviviendo.

Carles Compañ nació en 1962 en Valencia. Estudió osteopatía en diferentes escuelas, en Francia, Alemania y España. Desde hace veinte años se dedica a aprender, practicar y enseñar (en España, Argentina, Colombia y México) la parte más espiritual de la osteopatía, desarrollando su camino cada vez más hacia la Quietud, un nivel de Presencia donde el contacto es con el Ser no con el hacer. Desarrolla su práctica bajo el nombre de Presencia Biodinámica©, considerando al organismo como un todo indivisible y, en lugar de enfocarse en la enfermedad del paciente, procura ir “más abajo”, al lugar más recóndito del sistema humano, en donde yace la salud imperecedera. (www.presenciabiodinamica.com / www.bendicioninseguridad.blogspot.com)

PRESENCIA BIODINÁMICA©

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Volver a sentir el aroma del Paraíso perdido Hay una grieta en todo Así es como entra la luz.1 Con palabras como éstas fue como Joan Garriga nos sedujo y embarcó en un viaje interno durante su reciente presentación en Buenos Aires. Al tocar en nosotros algunas fibras íntimas, se fue componiendo una melodía en forma espontánea y al son de memorias, anhelos, heridas y comprensiones. Debiéramos prepararnos más para ser pareja que para tener pareja, anuncia Joan, vaciarnos de nuestras creencias e identificaciones y ponernos con fuerza al lado de otra persona para transitar un camino común. ¿Cuántos de nosotros tenemos una posición clara, honesta e íntegra frente a nuestra pareja? O, si no estamos en pareja, ¿cuántos nos proyectamos para ser con otro, crecer juntos, pudiendo sentirnos ple nos igual sin el otro? O, si no deseamos una pareja, ¿cuántos nos preguntamos sinceramente por qué? En definitiva, ¿qué representa la pareja para nosotros? Garriga también nos comparte que la relación de pareja es uno de los principales vehículos para el viaje de la existencia, si decidimos emprenderlo. Y esto es porque 1. Leonard Cohen, Anthem (Himno).

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el camino hacia la pareja desemboca en la posición interna que hemos construido tiempo atrás respecto de nuestros padres y de sus heridas. Mientras estamos embriagados en la ilusión del enamoramiento o de la creencia que somos dueños de nuestra elección, nos encontramos con otro perfecto para nosotros y hacemos un pacto oculto sosteniendo nuestras mutuas lealtades. El otro no hace más que encarnar el escenario que vivimos en la primera infancia, así lo podemos replicar interminablemente aunque sea doloroso. Simplemente porque así lo aprendimos. El lazo de amor es mucho más complejo de lo que aparenta, y lo que confluye en una pareja no son dos personas sino la fuerza de dos sistemas, que son los que verdadera y solapadamente deciden el encuentro y la unión. Comprender la manera en que nos relacionamos en la pareja nos ofrece una gran oportunidad para mirarnos y reconocer un poco más quiénes somos de verdad y de qué estamos hechos. Sólo así podemos estar en condiciones de elegir cómo queremos que sea para nosotros más allá de los modelos preestablecidos o heredados, de pararnos en un terreno más firme, y de ser y hacernos responsables, con dignidad, renunciando a la ilusión, la victimización y la desesperanza.


El sentido de la vida es servir a la vida, dar frutos Dice Bert Hellinger que no hay posibilidad de construir una buena pareja, tanto para el varón como para la mujer, si no se ha tomado a la madre, porque tomar a la madre es tomar la Vida. ¿Y qué significa tomar a la madre? Significa asentir, agradecerle y honrarla, mirarla con buenos ojos. Significa aceptar su destino sin juicio ni resentimiento, porque sólo aceptando el destino de los padres podemos dejarlo en ellos y construir uno propio, a nuestro modo. Rechazándolo, enjuiciándolo y condenándolo abrazamos aquel destino y lo tomamos también para nosotros. Repetimos la historia una vez más. Tomar a la madre significa también reconocer su grandeza y abrazarla con humildad, como niños que corren felices a su regazo.

E N T R E N A M I E N TO CO N T I N U O I N T E G R A L

Unir a ambos padres en el amor de nuestro corazón nos provee la primera condición para que un genuino encuentro de pares adultos y maduros sea posible, donde podemos ver en el otro lo que es y no lo que queremos que sea, tomándolo así como es y ser tomados de la manera que somos, dejar de luchar para vestir una ropa que no nos sienta bien. Reconciliarnos con nuestros padres y sanar las heridas no sólo de nuestro pasado sino de nuestro sistema nos acerca además a cumplir el profundo anhelo de paz, que de a poco nos permite volver a sentir el aroma del Paraíso perdido. Toca las campanas que aún pueden sonar Olvida tu ofrecimiento perfecto Quién sabe qué hay allí para nosotros si estamos dispuestos a renunciar a nuestras creencias e identificaciones, despedirnos de la costumbre de sufrir o de reclamar, creer que algo diferente, algo bueno, está

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también disponible para nosotros. Tomar la fuerza propia para elegir la vida que queremos vivir, incluyendo el encuentro con otra persona con quien transitar un camino común, equilibrado y amoroso, portando las grietas con dignidad. Se trata de recomponer nuestra imagen interna para configurar un nuevo escenario, resignificar o reasignar roles y participar consciente y responsablemente en el tejido de una trama nueva de verdad. Estemos donde estemos, podemos parar por un momento, tomar distancia interna y observar. Reconocer las voces que llevamos dentro, que hacen eco de otras voces, externas y a veces silenciosas, para ver qué es lo que estamos sacrificando para poder pertenecer, ser bien vistos, queridos, cumplir con lo que se espera de nosotros. Una pausa ofrece un espacio de contacto íntimo y reconocimiento, para dejar de escapar de o hacia el otro o, mejor dicho, la imagen que proyectamos sobre el otro. Quedarnos en los lugares incómodos para desde allí buscar una genuina comodidad, habitando plenamente el espacio que ocupamos. Construir un universo propio y amable, creando un cuerpo que nos resulte afable, flexible y más ligero. Muchas veces la espera no es sin roces, sin dolor, sin soledad, pero se aprende a vivir con ella, recordando siempre el propósito y atendiendo más al camino que a la conquista de una meta. No es una espera vacía y resignada. Es una espera llena de espejos y laberintos de pasiones y secretos, secretos del corazón, pasiones como las que tenemos todos. Piden un ejercicio continuo de renuncia, desapego, reversibilidad. Y, mientras tanto, se siente más sosiego y alivio, más alegría, más co-

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nexión, más vibración, y todo empieza a verse más simple. Hay un renacimiento en vivencias desconocidas, un nuevo campo para explorar en cada sentir.

Sobre sistemas y lealtades Un sistema es un conjunto de elementos entrelazados que conforman un todo. Un movimiento en uno de los elementos modifica la totalidad y cada una de sus partes. El primer sistema al que pertenecemos es el de nuestra familia: mamá, papá, hermanos, abuelos, bisabuelos y todos nuestros antepasados que hicieron posible que estemos aquí, los que conocemos y los que no conocimos, sepamos algo sobre ellos o no. En la profundidad de cada familia existe una fuerza que une a todos los miembros a través de una conciencia familiar. Desde esta conciencia, cada sistema crea sus propias “normas”, tácitas y a veces enunciadas, que son las que van determinando “cómo se deben hacer las cosas”. Llevan el sello de la cultura y las experiencias vividas en cada generación. La lealtad a estas normas asegura la pertenencia al sistema, y por eso se sostiene de una generación a otra: nadie quiere ser expulsado de su sistema ni quedar excluido. Es útil conocer las normas que nos rigen para que no se nos jueguen en la vida en forma inconciente e inevitable, y así podamos elegir y crear una nueva realidad.


Las cinco condiciones para el bienestar de la pareja Joan Garriga rescata estas recomendaciones de las enseñanzas de Swami Prajnanpad a Arnaud Desjardins, quien dijo haber podido trascender muchas de las pasiones humanas excepto las que todavía le impedían establecer una buena relación de pareja. 1. La primera recomendación del maestro fue que sea fácil, que fluya, que se sienta natural, que cuando nos juntamos con el otro generemos un campo que se expande y multiplica y no que divide, que juntos podamos crear una vibración en la que los peores fantasmas se apaciguan. Y es más fácil cuando es un encuentro de adultos y no de niños, y cuando los sistemas de origen asienten a la unión. 2. Luego sugiere que se trate de dos naturalezas no demasiado incompatibles. Cada uno deberá trabajar las lealtades a los sistemas imperativos del grupo de origen y sus normas. Se requiere un salto de trascendencia enorme para no quedar presos en la fuerza de la lealtad. No es imposible pero cuesta más cuando hay grandes diferencias de edad, de cultura, de religión y de posición económica o social. Se hace difícil sostener el necesario equilibrio entre dar y tomar, y a veces se hace imposible compensar lo que se recibe. Es con frecuencia el que recibe mucho quien necesita retirarse, porque le pesa demasiado sentirse ante una deuda que nunca podrá pagar. 3. La tercera pauta es que en la pareja seamos compañeros, que nos acompañemos –tal como prometemos frente el altar– ante la prosperidad y la adversidad, la salud y la enfermedad, la alegría y la tristeza. Cuantas más dimensiones del amor sea capaz de incluir una pareja, más plenitud podrá gozar y más fuerte será su unión: el amor instintivo, sensual y erótico, el amor compasivo, de cuidado del otro, el amor que aprecia, admira y reconoce al otro por lo que es, el amor fraterno, de amistad y unión en proyectos comunes. 4. La cuarta recomendación es que se mantenga la confianza en el otro, es decir, que mutuamente sientan que el otro cumplirá sus compromisos en la pareja y cuidará del bienestar común. Cuando la confianza disminuye o se pierde, aparece el control y la falta de libertad. Podemos llegar a convertirnos en enemigos cuando empezamos a mirarnos mal, desatando las peores pasiones. 5. Finalmente, que exista en cada uno el deseo genuino y espontáneo de que el otro esté feliz, un deseo altruista y sin condiciones. A veces la felicidad del otro no encaja en lo que a nosotros nos hace bien. ¿En qué medida podemos renunciar a nuestro bienestar sin alterar un sano equilibrio?

E N T R E N A M I E N TO CO N T I N U O I N T E G R A L

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Actividades en La Casa-Escuela www.lacasaescuela.com.ar

Entrenamiento Continuo Integral

Comunidad

Mediante un entrenamiento podemos tomar conciencia de la fuerza mecánica que se expresa en nosotros y con responsabilidad conducirla y revertirla hacia nuevas posibilidades, más en sintonía con nuestros talentos, recursos y habilidades.

Espacios para compartir los valores esenciales de nuestra organización, buscando abarcar de una forma más completa al ser-humano, y para seguir transmitiendo la posibilidad de encontrar la paz y reconciliación en nosotros mismos y en los sistemas a los que pertenecemos: Salud, Expresión Artística y Cultural, Economía Humana, Participación Comunitaria.

Grupos de Entrenamiento Constelaciones Familiares Conciencia Corporal Antigimnasia® Presencia Biodinámica® Yoga Integral   Astrología Sistémica Numerología Cuántica EMF Balancing® Masaje Terapéutico Integral Asistencia con esencias florales

Formaciones Las formaciones están orientadas hacia una eventual aplicación en el campo profesional, y también hacia la profundización del desarrollo personal. No requieren conocimientos previos. Los Órdenes del Amor y las Constelaciones Familiares Terapia Craneosacral Biodinámica

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La Casa-Escuela de Entrenamiento Continuo Integral Malabia 1117, Buenos Aires, Argentina | info@lacasaescuela.com.ar www.lacasaescuela.com.ar | facebook.com/lacasaescuela | (+54 11) 4772 9489


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¿Qué palabras podés encontrar acá? ¿Te resuenan? (son 29)

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La serpiente alada (ver pp. 8-9). La serpiente es símbolo universal de sabiduría y de perfección, representa también la regeneración psíquica y la inmortalidad, de aquello que sin interrupción se gesta a sí mismo. Es la imagen del alma que se reviste de nueva piel. También es símbolo del tiempo y sus ciclos, de la eternidad. Es un símbolo de luz y de ascensión pero también de sombra, de la oscuridad de la materia, de la sustancia espiralada que atrapa al alma en su torbellino. Símbolo de la Tierra, de sus energías y de sus potencialidades, representa también la energía vital. La serpiente alada es arquetipo de unión del Cielo y la Tierra, de materia y de espítitu.   - -     -.    . .  , : - .  .    : .        :      :    :  ,               :  ,            ,  ,  ,            :           ,   ,         -. 


“En el punto de quietud del mundo que gira... allí es donde está la danza.” T. S. Elliot


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