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La inefable pasión por la lectura y la impostergable decisión de escribir
Fortalecidos por la inefable experiencia que constituye en sí la lectura, nos reencontramos permanentemente con la madrugadora predisposición para adquirir nuevos y mejores conocimientos que permitan fortalecer la identidad cultural del ser humano y su razón de existir en el seno de la sociedad. El ejercicio de la lectura estimula los sentidos para la comprensión analítica de los libros que motivan al ser humano por su contenido estructural, por el mensaje que transmiten y por las enseñanzas que a ultranza son el camino que nos conduce hacia la práctica de las virtudes éticas y hacia el cultivo de los valores que permitan hacer posible la convivencia armoniosa entre la diversidad y la analogía, entre el pacifismo y el conflicto en su lucha incontrastable por la supervivencia.
La lectura en sí, es la práctica frecuente que se convierte en alimento del espíritu para proyectar los sentidos y la actitud humana hacia el positivismo del conocimiento que esencia significa, libertad y desarrollo de la personalidad.
Con esta predisposición el ser humano hace posible el sincretismo amatorio entre la lectura y la escritura, haciendo visible su capacidad creadora y la impostergable decisión de escribir, para hacer trascendente y para conservar gráficamente la información y sus ideales persistentes; entonces, el escritor se empeña para dar forma y sentido a la libertad de pensamiento y a la libertad de expresión, como herramientas insustituibles en la comunicación armoniosa del conglomerado social.
El ejercicio de esta actividad creadora exclusiva del ser humano, implica una metódica preparación, detallada y prolija investigación, así como, la inminente responsabilidad de llegar hacia el lector con temática, estilo y lenguaje respetable y halagador porque, el escritor sale de su tabernáculo existencial para inmiscuirse en la intimidad improfanable del ser humano… lector.
La escritura muy bien fundamentada, con detalles de empatía, con enfoque social coherente y además, expresada con respeto, estilo poético y naturalidad, significa la valía del escritor y su trascendencia literaria.
Si la lectura y la escritura son actividades creadoras exclusivas del ser humano, sin duda son y serán siempre un derecho reconfortante e ineludible de todos los seres humanos sin excepción… Posiblemente una esperanza utópica pero, muy posible de hacerse realidad si es que nos empeñamos desde ahora.