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La travesía

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ECONOMÍA

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Agni Castro Pita

El viaje hacia un amanecer promisorio se transformó en un ocaso sin mañana.

El viaje no tendría retorno. La hora veinticinco había sonado impertérrita, inapelable, en las frías aguas del mediterráneo.

Adiós sueños alimentados de quimeras, de vivencias y paisajes presentidos aunque desconocidos. La sonrisa se había ahogado en la oscuridad de la noche.

Las retinas hasta entonces saturadas con la luz de un futuro idílico se vieron anegadas por el paisaje desolador de la oquedad, por el terror de encallar en dimensiones no previstas, en el puerto de la oscuridad perpetua.

El último sabor que se llevaron no fue el del beso cargado de ausencia, fue el sabor insalubre de la muerte que a destiempo llegaba.

Incógnitos en la travesía…. incógnitos en la muerte, pasaban a formar parte del número desconocido de aquellos devorados por el mar, versión eufemística para disfrazar las injusticias devorando al ser humano.

Medusa se había desplazado hacia estos confines, transformando en piedra a quien mirarla osare.

Testigo mudo de esa tragedia: el mar. Sólo él conoce de la lucha de esos cuerpos -ya sin vida- aferrándose a un hálito de nada, pues aún la esperanza es fallida.

Todo forma parte del cotidiano del infortunio en el que el tráfico, las connivencias, las complicidades devoran con sus garras el destino de miles de personas.

La vida es una serie de colisiones con el futuro, decían Ortega y Gasset… Entra en colisión con él y lo vuelve atemporal.

Para la mayoría ese era su primer contacto con el mar. Muchos de ellos no se conocían. Hay episodios en la vida que son tan similares a la ficción: Como en “La tempestad” de Shakespeare, la miseria había relacionado a extraños compañeros.

Huían de la miseria, se decía…. En el fondo – vaya manera de decirlo - huían de la inequidad, de la sinrazón, del atropello, de la violencia, de las que la miseria es una de sus expresiones junto a otras tantas lacras.

Las pateras no son sólo asunto de mafias. Son la expresión extrema de la pérdida de humanidad en el hombre, de la marginalidad, de la exclusión, del hambre, de lo que se transmuta en un futuro sin futuro….

Aquellas que logran llegar a puerto con sobrevivientes, llevan también consigo cuerpos descompuestos.

Gritos en la penumbra clamando auxilio… luces en el mar. Una lancha de salvamento se aproxima. Un adolecente lucha denodadamente con lo poco de energía que le queda. Noble en la vida, noble y generoso en el infortunio, pide que salven primero a otro menor que se está ahogando… Aún en esos momentos a veces brota lo más noble del ser humano.

Pateras, cayucos, barquillas hechas de amasijos de nada. Coladeros de la angustia, pasaportes de la muerte…llevando como timonel la escalofriante brújula áspera y ruda de la deshumanización del hombre, desembocando muchas veces en el abismo de la nada.

Les dan como combustible gasolina con agua mezclada, así, si se hunden no quedará rastro alguno... No habrá cuerpos ni testigos. No habrá crimen, no hay delito…

Funes (1) ha muerto y con él la memoria. El pasaporte del mañana tiene fecha perentoria. En el mundo hay gente que quiere olvidar sus propias pateras. Los tartufos (2) prefieren camuflar u olvidar su propia sombra.

A esos tripulantes se les vende un sueño confiscado de antemano por el mar y los vientos, por el “pecado” de creer aún en la posibilidad de un mañana. Los años, los siglos pasan y la historia se evapora… Se evapora el recuerdo…

Sin saberlo, se volvieron el eco de anhelos, de aspiraciones e ideales frustrados, que se esfumaron con las olas, se diluyeron en el mar, se difuminaron en el viento.

Agni Castro Pita Madrid, Diciembre 2009

(1) Funes el memorioso. Cuento de Jorge Luis Borges

(2) Tartufo o el impostor: Molliere

Agni Castro Pita

Es un ilustre Guayaquileño, que actualmente reside en Madrid y laboró por 25 años en Naciones Unidas (ACNUR) y nos trae un testimonio de sus experiencias a propósito del día Mundial del Refugiado (21 de Junio). Agradecemos su colaboración y esperamos que a futuro nos comparta sus experiencias que se vuelven angustiosamente actuales.

Madre, en vos se concentró, talante y vocación que hicieron de viva voz tu ejemplo. Si nos desorientábamos tú eras nuestra guía, en efecto, no fue un camino llano. Sin embargo, Esperancita como te llamaban, encontraste el modo y nos enseñaste que la vida es el único sendero en donde no caben los atajos. Además, tu biografía que se hizo carne en tus tres varones es lo mejor de ti. Por lo que, el listón que colocaste es de una altura considerable. Mas ahí subyace la incógnita que nos emplazaste a despejar.

En suma, la bendición de Dios siempre ha estado allí. Con esto queremos decirte, gracias por transmitir e inculcarnos valores y que perviven inscritos con gráficos testimonios que has sabido magníficamente redactar sobre multitud de corazones.

Agradecimiento E Invitaci N Religiosa

Al cumplirse el PRIMER MES del retorno a la casa del Creador de:

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