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No hay honor entre ladrones

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ECONOMÍA

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Dr. Alan Cathey Dávalos

Como no podía ser de otra manera, el tema obligado de estos días, ha sido la situación que se produjera en Rusia, justamente hace una semana, con la aparente rebelión del Grupo Wagner, la más poderosa y conocida entidad paramilitar rusa, dirigida por el muy cuestionado Yevgeny Prigozhin.

Las alarmantes noticias que llegaron el día sábado, acerca de los acontecimientos que se habían producido en Rusia con la rebelión de los mercenarios del Grupo Wagner, que se habían inicialmente apoderado de la ciudad de Rostov del Don, el centro de operaciones más importante de Rusia para su guerra de agresión contra Ucrania, donde está ubicado el Comando Militar del Estado Mayor ruso a cargo de la conducción de tales operaciones y centro logístico clave para abastecimiento de las fuerzas rusas.

Avance Hacia Mosc

Las informaciones se fueron agravando a lo largo del día, con el avance de las fuerzas de los mercenarios hacia el norte. Tomaron Voronezh en primer lugar, prácticamente sin resistencia, para continuar avanzando hacia su final objetivo, Moscú.

Al parecer, el pánico se extendió en toda la previsible ruta de avance hacia la capital, con una serie de acciones de cierres viales, hasta con la destrucción de carreteras, en las que se excavaron zanjas y se crearon barreras con vehículos privados confiscados.

Declaraciones Oficiales

Todo este evento parecía extraído de alguna película de ficción, hasta que esta impresión se disolvió, cuando aparecieron los primeros comunicados de autoridades rusas, primero regionales, luego nacionales, acerca de la realidad de lo que ocurría, para terminar con el mensaje de Putin, denunciando ante la nación las acciones del Grupo Wagner, y de su líder Prigozhin, como un acto de traición, terrorismo e intento de golpe de estado.

Curiosamente, en ninguna parte de su corta exposición, menciona por su nombre, ni al Grupo, ni a su jefe. Usa también la expresión, seguramente un lapsus ideológico, de una “puñalada por la espalda”, que habría sido asestada por Prigozhin a Rusia, que es exactamente la misma que los grupos más extremos del nacionalismo alemán de la post I Guerra

Mundial, entre los cuales destaca principalmente el naciente movimiento nazi, emplearon para justificar su derrota en ésta.

La interpretación que hace Putin, al remontar su discurso a 1917, resulta antojadiza. Rusia, en ese año, se retira de la I Guerra Mundial, no por alguna presunta puñalada, sino por la rebelión de sus Fuerzas Armadas, contra la desastrosa conducción de la guerra por el Estado Mayor ruso, corrupto e incompetente, que enviaba a sus soldados, sin instrucción, carentes de armamento y munición, para que fueran masacrados por las ametralladoras y la artillería alemanas.

Inquietante S Mil

Es ciertamente un inquietante símil con aquello que ha venido pregonando Prigozhin desde hace varios meses, grave incompetencia y corrupción en el Alto Mando ruso. A Putin, que se precia de historiador, no se le habrá escapado la analogía. Su posterior referencia a la Guerra Civil rusa le sirve para aglutinar en su torno a una población aterrada ante un evento de tal naturaleza. La mera mención de tal escenario es ya una admisión de debilidad y división, lo que la semana antes habría sido impensable.

Argumentos Nazis

Nuevamente, la cercanía ideológica de Putin con el nazismo se pone en evidencia, como en su argumento de la “defensa de las minorías rusas”, pretexto que le ha servido para sus agresiones, desde 2008, en Georgia, hasta la actual guerra en Ucrania. El “estado de propaganda”, unido a la represión más brutal a la disidencia, forman también parte del mismo ADN del nacionalsocialismo.

Entonces quedó claro que existía algo de fondo en la asonada, pues, para un Estado como el ruso, la mera admisión que algo así se pudiera estar produciendo, constituía la humillación más grave posible.

Que el socio y amigo personal de Putin en el negocio de los mercenarios del Grupo Wagner, su favorito Chef, la única persona en Rusia que se había permitido injuriar, con nombre y apellido, a los principales jefes militares rusos, el ministro de Defensa Shoigu, el General Gerasimov, comandante del teatro de operaciones en Ucrania, acusándolos de cobardía, traición e incompetencia se revelase, era imposible.

El, que había insultado impunemente al alto mando y al ejército, en un régimen donde el decir “guerra” en lugar del eufemismo oficial de “operación especial”, es motivo para ir preso, rebelándose, lanzando a sus fuerzas mercenarias contra el Estado y el régimen, era algo inconcebible.

Extra As Soluciones

Más extraño aún sería el desarrollo posterior de los acontecimientos. Según el recuento de las propias autoridades rusas, el presidente Putin se comunica con su contraparte en su colonia de Bielorrusia, Lukashenko, al que le ordena actuar como mediador con Prigozhin y sus alzados. Hasta ese momento, la situación era incierta, y evidentemente las lecturas, de lado y lado, no eran muy claras. La apuesta de Prigozhin, que la ciudadanía y otras unidades del ejército se adherirían a su intento, se demostró carente de base real, y el pánico del aparato estatal ante esa posibilidad, demostró la profunda desconfianza de un gobierno en su propio pueblo, y posiblemente también, la incorrecta percepción de hasta qué punto ha corroído el alma de Rusia la represión y la intimidación, elevadas a política de Estado, desde la época zarista hasta el presente.

Cuando las únicas instituciones permanentes de un país son la policía secreta y los Gulags, muy poco cabe esperar de un pueblo así domesticado. Esto, al parecer se le escapó al régimen, el darse cuenta de cuán efectivo y profundo ha sido el profundo terror y hasta la reverencia religiosa que ha logrado sembrar en su población, que, ante la incertidumbre, se arrodillará ante el padrecito y zar de todas las Rusias, para que mantenga el orden y la paz en su reino.

Explicar Lo Inexplicable

La rueda de molino que el régimen va a tratar de hacer tragar a su pueblo podría ser, hasta para el ruso medio, algo excesiva. Cómo se va a lograr explicar que, a un traidor, que le ha dado una puñalada por la espalda al país y al presidente, su amigo, creador y valedor, se le permita irse tranquilamente, sin imputación penal alguna, para que sea acogido en esa Bielorusia que, a todas luces, no es más que una dependencia extraterritorial del Kremlin, dada la absoluta dependencia de Lukashenko en lo económico, político y militar, al punto que, cuando se lanza la agresión rusa contra Ucrania, parte importante de las fuerzas que estaban destinadas al asalto de Kiev, parten desde Bielorusia, donde habían culminado unas oportunas maniobras militares que, por pura coincidencia, se ejecutaron durante los días inmediatamente anteriores al asalto.

¿ES UN ENGAÑO?

¿Se trata, tal vez, de una elaborada estrategia para lograr trasladar a Bielorusia, junto al jefe del Grupo Wagner, a una parte importante de sus combatientes, para situarlos en convenientes bases de partida para un eventual asalto sobre Kiev, a menos de 200 km de la frontera con Bielorusia? ¿Su sola presencia obligaría a Ucrania a destinar unidades para prevenir un riesgo semejante, privándose de éstas para su contraofensiva? La velocidad a la que se resolvió el motín da para elucubrar muchas cosas, que se revelarán o no en el futuro.

Las Din Micas Del Poder

La efímera revuelta del Grupo Wagner, flor de un día apenas, fue muy decidora acerca de las dinámicas que juegan al interior del muy cerrado y estrecho círculo de poder de Putin.

Estas se articulan en torno a un modelo que poco o nada tiene que ver con el existente en las democracias parlamentarias europeas, o en los sistemas presidencialistas alternativos.

Rusia, tras el colapso de la URSS, se volvió una oligarquía profundamente corrupta, por la apropiación de los enormes recursos energéticos y minerales del país más extenso del mundo, por un puñado de los llamados “aparatchiks”, el funcionariado superior de la burocracia estatal y del partido comunista ruso, vueltos en rapaces empresarios a toda velocidad.

Los emergentes grupos de poder, se repartieron el país bajo un sistema mafioso, que se afinó en el tiempo, cuando otros actores del escenario institucional exigieron su parte de la torta, en concreto, los altos mandos de las Fuerzas Armadas, y claro, la policía secreta, la FSB, heredera de la KGB, que situó a un personaje de sus filas, Vladimir Putin, como presidente de la Federación Rusa, tras ganarse hábilmente la confianza de Boris Yeltsin, quien, para ese entonces, estaba profundamente atrapado por el vodka.

Putin se rodeó de sus colegas de la policía secreta, que contaban con la información necesaria para controlar a los oligarcas, quienes rápidamente entendieron la conveniencia de adaptarse a una realidad que se inspiraba en modelos mafiosos, de reparto de tajadas del pastel económico, por las que debían pagar un “peaje” perpetuo.

OBEDIENCIA Y “MANOS LIBRES”

Ha cambio de esa participación, la FSB y Putin, les daban mano libre en la gestión de sus particulares negocios. Quienes así no lo entendieron, como el oligarca Jodorowsky, propietario de Yukos, la más importante empresa energética rusa de principios de siglo, hasta 2004, fecha en que ésta es efectivamente desmantelada, pasando sus activos a Rosneft, a cargo de incondicionales de Putin, sin pagos por indemnización o por compra, y con su propietario encarcelado por la funcional “justicia” rusa, sufrieron similares consecuencias, perdiendo sus feudos, con varios de ellos terminando como huéspedes permanentes de las acogedoras cárceles rusas.

Asegurar E Intimidar

Cooptaron a las Fuerzas Armadas, pues, era muy claro que solo ellas serían capaces, eventualmente, de derrocar al régimen mafioso que tomaba forma. Ya Stalin había hecho comprender al Partido la necesidad de meter en cintura a las Fuerzas Armadas, contra las que lanzó desde 1936, una feroz purga, descabezando a buena parte de la oficialidad, de capitanes hasta mariscales.

Putin, al principio, sabedor de que no tenía la fuerza necesaria para repetir la hazaña de su venerado Stalin, adoptó un enfoque diferente, impulsando la creación de algunos grupos paramilitares, que pudieran utilizarse como elementos disuasorios de posibles veleidades golpistas al interior de las Fuerzas Armadas.

La más conocida, pero de ninguna manera la única organización armada independiente de las estructuras del mando militar ruso fue el llamado Grupo Wagner, creado por el hombre de confianza de Putin, su amigo desde sus duros días en San Petersburgo, tras la caída del Imperio Soviético, Yevgeny Prigozhin.

Servicial Pe N De Brega

Éste, un delincuente menor, había purgado 9 años de prisión por sus fechorías, así que se adaptaba perfectamente al perfil requerido en el círculo de poder presidencial, es decir, una carencia absoluta de escrúpulos y una lealtad perruna a Putin.

Cabe destacar que este tipo de organizaciones paramilitares armadas, están expresamente prohibidas por las leyes y la Constitución rusa, situación que permite comprender la total indiferencia del régimen ruso por la legalidad, que se extiende al así llamado “sistema de justicia”, instrumental y alineado con las directrices del ejecutivo.

Dividir Para Vencer

La misma estrategia que se aplicara para la intimidación de las Fuerzas Armadas, puestas a competir con las empresas de mercenarios, se aplicó al entorno presidencial, poniendo a los diversos grupos económicos a competir entre sí por el favor de Putin, que les abría la puerta para mayores negocios e ingresos. La oligarquía rusa se volvió el epítome de toda forma de ostentación y desvergonzado despliegue de una riqueza insultante, para un país que mantenía a sus jubilados sumidos en la pobreza, con pensiones miserables. Los mercenarios se volvieron además un muy valioso instrumento para las ambiciones imperiales de Putin, que entendió muy bien la potencia del nacionalismo y las nostalgias del pueblo ruso por el Imperio perdido, los temas que se dedicó a explotar, elevándose a sí mismo al papel de restaurador imperial.

Wagner En Siria Y Frica

Fue a través del Grupo Wagner que logró proyectar, siempre pudiendo negar la implicación del Estado, la influencia rusa en Oriente Medio, particularmente en la guerra civil siria, y en África, desde Libia a Mozambique, allí donde hubiera recursos que saquear, oro, diamantes o minerales raros y de valor estratégico.

El Grupo Wagner se volvió un Frankenstein, que, poco a poco, fue saliéndose de control, hasta que la guerra en Ucrania mostró las costuras de las Fuerzas Armadas rusas, desatando la crítica de Prigozhin contra sus mandos.

Advertencia De Maquiavelo

La memorable descripción que hace 600 años hace Nicolás Maquiavelo de los mercenarios, cuyo único interés es, al final del día, su lucro y beneficio personal, sin ningún otro sentido, ni lealtad a otro señor que no sea el dinero o el poder, seguramente Putin no la leyó jamás.

Una vez concluido el sainete, quedan muchas dudas flotando, no tanto sobre los motivos de Prigozhin, pues, ver desmantelado su ejército privado, que debía integrarse a las fuerzas regulares rusas, entregando sus equipos y armamento, seguramente lo vió como lo que es, el fin de su papel y aspiraciones, al menos por el momento, en la lucha por el poder de facciones, cuanto por los términos bajo los cuales se dio fin a la rebelión.

Dudosos Altruismos

Las versiones oficiales hablarán de altruismo, de evitar el derramamiento de sangre rusa, del superior bien de la patria, y de otras metáforas tan o más ridículas que éstas. Pensar que a Putin o a Prigozhin, que han enviado a la muerte a un incalculable número de rusos, sin parpadear siquiera, les pueda importar unos tanqueros adicionales de sangre rusa, es pretender que el mundo es idiota. Como bien señala Snyder, el conocido historiador británico, una de las más reconocidas autoridades mundiales en la convulsa historia del Este europeo reciente, la población rusa permanecerá al margen, a la espera de saber si sigue gobernada por el mismo gangster, o será reemplazado por otro igual o peor. Cuánta información delicada y peligrosa tendrá Prigozhin, sobre Putin y su entorno, y donde estará guardada, seguro que, a buen recaudo, como para que pueda irse sin ninguna acusación, después de ser tildado por el presidente ruso de traidor y terrorista, es la pregunta que inevitablemente surge. ¿Le alcanzará para estar a salvo de los asesinos del FSB y de sus venenos? ¿Será creíble que el administrador de la colonia bielorusa asegure el refugio del Chef, y no lo entregue al primer requerimiento de Putin? o, ¿todo fue montado para dar una salida al conflicto entre las facciones? Sólo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, se puede respirar con relativo alivio, en el conocimiento que el arsenal nuclear ruso ha quedado bajo un solo control, y que éste no es el de Prigozhin y sus ambiciones. No es mucho, pero peor es nada.

Alan Cathey Dávalos

Carmen Santamaría tiene 43 años, ella cuenta que a la semana recibe al menos tres llamadas de diferentes operadoras y hasta agencias de seguro ofreciéndole sus servicios.

“Como soy visitadora a médicos no puedo no contestar a los números desconocidos y aunque he pedido explicaciones de cómo tienen mis números nunca he recibido una respuesta y las llamadas no se detienen ”, comentó la mujer.

Ese no es el único caso, pues Sergio Cumandá, asegura lo mismo y aunque, inclusive puso una queja en la Defensoría del Pueblo para que ya no tomen sus datos, las llamadas no han parado.

“Es de miedo cómo saben absolutamente todo lo de nuestras vidas, inclusive a mí me dijeron que sabían que yo viajaba regularmente y por eso me ofrecían un seguro, cuando les dije que cómo consiguieron mis datos no dijeron nada y por eso les colgué”, comentó el comerciante de 35 años.

La ley

Para prevenir este tipo de cosas y salvaguardar los datos personales de los ecuatorianos, desde el año 2021 está vigente la Ley de Protección de Datos.

Esta busca garantizar el derecho que tienen todos los ciudadanos a que se resguarden sus datos personales, a acceder libremente a dicha información y a decidir sobre ella.

Con esta ley, según el experto en seguridad informática William Campaña, las empresas ya no pueden llamar a ofrecer tarjetas de crédito, paquetes turísticos, planes celular, o cualquier servicio con fin comercial, pues “si una persona no ha

A quién se aplica

° La Ley de Protección de Datos aplica para todas las personas naturales y jurídicas, así como para entidades públicas y privadas que realicen tratamiento de datos fuera del ámbito personal y familiar. Es decir, negocios pequeños como tiendas que manejan datos de sus clientes hasta empresas multinacionales como entidades financieras, de telecomunicaciones, petroleras, aseguradoras, de cobranza y más.

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