ANIVERSARIO
SÁBADO, 01 DE AGOSTO DE 2015
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I
ESPECIAL
Un lojano, ‘voz del afro desde la pintura’ La obra de Efraín Andrade exaltó al afroecuatoriano. Hubo una muestra póstuma en Quito. La obra de Andrade es un universo multifacético e inquietante…”, INÉS FLORES,
CRÍTICA DE ARTE.
samente, los dos artistas que dan nombre a esos espacios fueron amigos de Andrade. De hecho, un retrato que le realizara el maestro Guayasamín se expuso el día de la inauguración. Muestra
Flor de María cuenta que el maestro Andrade realizó alrededor de 500 obras. De éstas, un total de 32 se presentaron en la CCE. “Esta exposición es importante no solo porque se da a conocer las prácticas de una provincia, estamos hablando de que mi padre plasmó la riqueza de una cultura que hasta en la actualidad continúa siendo desconocida”, opina. Sobre la selección de los trabajos, la descendiente de Andrade manifiesta que “se trata de un número suficiente de pinturas que permiten
HERENCIA. Flor de María Andrade, junto a la obra de su padre, que se exhibió en una muestra.
comprender su propuesta estética”. “Es una síntesis de su trabajo conformada por una serie de cuadros que pertenecen a la familia y personas muy allegadas. Lastimosamente, de los 50’ a los 70’, mi padre vendió sus pinturas a gente extranjera, europea sobre todo, por lo que no existe un registro de estas colecciones particulares”. Trabajo
Caracterizado por un trabajo tan riguroso como silencioso, el maestro Efraín Andrade Viteri expuso en muy pocas ocasiones, pues prefería trabajar de forma constante antes que figurar en galerías. De manera póstuma, se han realizado otras dos exposiciones, las mismas que
OBRA. Pese a la ‘Tristeza’, siempre retrató un afro imponente.
se exhibieron en Esmeraldas, en 2001 y 2014, respectivamente. “Pienso que mi padre debería tener un mayor reconocimiento al ser la voz del afro desde la pintura, pero debo reconocer que la CCE se ha preocupado en difundir su
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Nació en Loja, estudió en Quito y se radicó en Esmeraldas. Según cuenta su hija, Efraín Andrade Viteri (1920-1997) quedó impresionado por el paisaje y la actitud del esmeraldeño. “El verdor de la provincia, la flora y fauna le cautivaron e inspiraron. Por otra parte, la gente afro le impresionó. Le gustaba que, hasta en las adversidades, siempre tuvieran una sonrisa… Sus celebraciones y sus ritos como el chigualo (ceremonia fúnebre de un infante) siempre estaban cargadas de vitalidad y optimismo”, explica Flor de María, la segunda de los cuatro hijos del maestro Andrade, sobre la pasión de su padre por esta etnia. Esa alegría es la que se recoge en los óleos que conforman la muestra ‘Afro y trópico’, una muestra antológica póstuma que se exhibió en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), en Quito. La exposición se mantuvo abierta durante todo julio en las salas Eduardo Kingman y Oswaldo Guayasamín. Curio-
obra tras su muerte”, comparte Flor de María. Según Inés Flores, crítica de arte, la obra de Andrade “es un universo multifacético e inquietante, que activa su paleta de vivos y cálidos colores”. (DVD)