Kisstherock. Antología Vol 1. Magnesio

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Quizás haya sido lo normal que el primer 9c de la historia lo haya realizado una persona que lleva escalando desde que tenía dos años, que disfruta de todo el proceso para lograrlo sin convertirlo en una pesadilla, que se esfuerza al cien por cien de manera casi obsesiva en cada entrenamiento, y que no se conforma con escalar de una manera técnica casi perfecta y busca la ayuda en especialistas en el funcionamiento del cuerpo humano. Siempre pensé que Adam era un genio. Después de hablar con él, no me cabe ninguna duda.

Artículo publicado en Kissthemountain #22. Alma Por Kissthemountain. Diciembre 2017

issthemountain: Me gustaría que cerraras los ojos y me hablaras de que ves si te pido que busques tus primeros recuerdos vinculados al mundo de la escalada. Adam Ondra: Es muy difícil porque las primeras experiencias son de hace muchísimo tiempo, de cuando era muy pequeño. No tengo unas primeras imágenes bien definidas. Lo que sí te puedo decir es que en mi familia todos escalan, y que si con dos años veía a mis padres y a sus amigos escalar, de forma natural, yo también quería hacerlo. Imagino que para no ser el único que no lo hacía. Así que casi se puede decir que tuve que escalar porque era lo natural, no porque me presionaran mis padres. Con seis años, ya veo todo más claro. Recuerdo estar probando una vía bastante complicada, un 6a, en la escuela de cerca de casa. Ese recuerdo sí que es muy nítido. Disfruté tanto que me animó a seguir escalando. Luego llegaron las primeras competiciones en las que me motivaba muchísimo no ser capaz de ganarlas. Desde esos momentos quise pasar mucho tiempo en el rocódromo para

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entrenar y prepararlas mejor. Tengo mucha ambición. Si quedaba tercero, estaba contento, pero con ganas de vencer en la siguiente ocasión. K: Creo que en 2009, en China, el Campeonato del Mundo lo perdiste con Patxi [Usobiaga] en el último momento… A: [Risas]. Sí, es verdad. K: Como ha cambiado la cosa... Ahora es tu entrenador. A: Sí, ese momento fue muy importante en mi vida. Nos acercó mucho. Era en mi primera competición internacional, en el Campeonato del Mundo de China. Yo gané la vía de semifinal. En la final sabía que Patxi había hecho top. Para ganar tenía que hacerlo yo también, pero caí en el último paso por los nervios. K: Bueno... Está bien. Patxi merecía ser campeón del mundo, ¿no? A: Exactamente, y además para mí fue más motivante no ganar el campeonato en mi primera participación. K: Adam, cierra de nuevo los ojos y háblame de los diez segundos que siguieron al encadenamiento de Silence [Primer y único 9c de

ARTE EN LA ROCA

la historia realizado en Flatanger, Noruega]. A: Para mí hay dos momentos muy intensos en el día del encadenamiento. El primero es cuando estaba en la parte clave. Siempre me parecía muy dura. Incluso cuando sólo probaba los pasos de esa zona. Ese día estaba muy relajado y a la vez plenamente concentrado. Es muy difícil agarrar cada presa con la perfección y la precisión con las que lo hacía en ese momento. Notaba que todo fluía perfectamente. Era un sentimiento muy raro. Todo era preciso y perfecto y a la vez estaba tan relajado... Mentalmente no he escalado nunca tan bien como lo hice en Silence. Era un momento de “silence” en mi cabeza. Sentía que hacía fácil cosas realmente complicadas. El segundo momento que no olvidaré jamás es cuando alcancé la reunión. Todo fue muy intenso. Las emociones eran tan fuertes que ni tan siquiera podía sacarlas de mí. Normalmente cuando consigo algo complicado, grito para liberar, pero esta vez no podía. Sólo llorar, pero muy débilmente. Fue un minuto de casi “silence”.


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