Kissthemountain #38. Transgresión

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Chus Lago vuelve de cruzar la superficie helada del lago Baikal, la mayor reserva de agua dulce del mundo. Esta expedición, enmarcada dentro del proyecto “Compromiso con la Tierra”, tiene el objetivo de concienciar al mayor público posible sobre el cambio climático, la reducción de la cubierta de hielo en nuestro planeta y lo que cada persona puede hacer para reducir esos efectos. Apasionada de todo lo que le transmite la naturaleza, vive muy intensamente sus experiencias y contagia fácilmente a su entorno ese sentimiento. Alpinista, aventurera, política y escritora, nos cuenta sus inicios, evolución, motivaciones y viajes en una charla muy interesante para cualquier amante de nuestro planeta y de la montaña.

Por Álex Colomina | Kissthemountain

issthemountain: Hola Chus. Enhorabuena por el éxito en la última expedición al lago Baikal. Supongo que estarás muy contenta. Me gustaría empezar esta charla por tus inicios en el mundo del deporte y de la montaña. Leí que comenzaste a ir al monte con tu padre. ¿Cómo fueron tus primeras experiencias y qué fue lo que te enganchó a la aventura? Chus Lago: Yo siempre digo que empecé a salir con mi padre al monte, porque realmente íbamos a comernos la tortilla. Mis padres no hacían montaña, ni mucho menos. Mi padre era deportista. Jugaba al fútbol. No teníamos coche y salíamos de casa andando con la cesta de la comida. En Vigo hay montes de bosque, no cimas ni escaladas. Subía a los árboles, explorábamos juntos los agujeros de los

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conejos, buscaba fresas salvajes… Era todo un juego. Curiosamente, cuando cumplí 11 años, en el colegio donde estaba se hizo un club de montaña. Era bastante normal en aquella época. Aunque no tenía la edad, entré a formar parte de él. Al primer monte que subí oficialmente como montañera, así con calcetines de lana de mil colores, chirucas, una mochila y tarjeta federativa, fue éste donde vivo ahora. Éramos niños de 11 años y yo me sentía como en casa. Es el monte Vixiador, en Vigo. Sólo tiene 300 metros [Risas]. K: Era lo que teníais al lado de casa. C: Claro. Recuerdo la sensación de estar en casa, y la sigo teniendo a día de hoy. Yo no necesitaba de mis amigos ni de mis compañeros. K: ¿Cómo eran las salidas al monte durante la adolescencia?

REVISTA DE MONTAÑA

C: Fue bastante duro. En aquel momento se desmontaba toda la industria de construcción de barcos. Había muchas familias con poco dinero. Recuerdo momentos difíciles. No podías comprarte nada de material. Eran tiempos de droga, finales de los 70 e inicios de los 80. Yo pienso que el monte nos salvó a todos. Comparativamente con ahora, recuerdo que íbamos con cualquier cosa. Yo no tuve saco de dormir hasta los 15 años que fui a una vendimia. Dormíamos con lo puesto y poco más. Tenías malas botas, pero todo eso no te impedía salir a la montaña. K: Parece que hoy en día nos hace falta demasiado material para ir al monte o para cualquier otra actividad de nuestra vida diaria. En realidad, muchas cosas son necesidades creadas de las que


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