Cantos Celestes de las Estaciones
©Cantos Celestes de las Estaciones ©Nervys Arriaga Colección Los Cantos Vivos. Serie Azul - Poesía ©Fundación Editorial El Perro y la rana Sistema Nacional de Imprentas Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela
Consejo Editorial:
Raday Ojeda Argenis Méndez Edgar Hernández Gregorio González Vivas
Hecho el Depósito de Ley Depósito Legal: lf - 40220118003553 ISBN: 978-980-14-2039-2 Edición: Sistema Nacional de Imprentas - Capítulo Apure Diagramador: Juan Carlos Villota Operario: Arturo F. Rodríguez Corrección: Red Nacional de Escritores y Escritoras
Socialistas de Venezuela
Portada e imágenes internas: Trina Sosa, S/T. Tinta sobre bond 20, 2011 sistemadeimprentasapure@gmail.com San Fernando de Apure 2011
Nervys Arriaga
Cantos Celestes de las Estaciones
Fundaci贸n Editorial El Perro y La Rana Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela Apure 2011 Colecci贸n Los Cantos Vivos / Serie Azul
El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela. Tiene como objeto fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la publicación de autores, principalmente inéditos.
A los maestros: J. L. Padilla Corral y JesĂşs VelĂĄzquez. A los alumnos de la Escuela Nei Jing del planeta de las estaciones.
Preludio Érase una vez, en la más alta antigüedad y en la más pura simplicidad de la existencia, la Gran Sabiduría descubrió que el hombre era un ser que se encontraba entre el cielo y la tierra. Y así, el Hombre inspirado por la Sabiduría, descubrió a su vez, dentro de sí, el cielo en todo su esplendor de nubes, soles, constelaciones, arreboles, ángeles, dioses, diosas y la creatividad luminosa e infinita de todo el universo. Y también descubrió, que Él mismo era una tierra como la tierra, y giraba y giraba desde tiempos inmemoriales, alrededor del sol y se enamoraba locamente, de la luna… Y estaba lleno de mares y de ríos, de valles y montañas. Entonces, se dió cuenta que del color profundo de los abismos nacía el canto negro de las huellas del agua, y éstas, descendían del frío del norte, en orquestas de lluvias y tormentas. Y en un aleteo salobre de sirenas, se recogían humildemente, dando forma al invierno. Y, luego, allí, hacia el este, y en madera agria de limón, vió nacer la primavera; una decidida bailarina verde de multicolores encajes, que se vuelve un vendaval iracundo cuando da un traspié. Y así, en su danza trémula y furtiva, vió entrar desde el sur, al fogoso verano, en su más alto vuelo apasionado. Y al ritmo del tambor del corazón, el amoroso invitado de la alegría, alejaba a la tristeza dura, severa y ondulante, con el delicado sabor amargo en la copa roja de unos besos. Luego, observó que el estío soltaba la certera flecha en el centro amarillo de la diana de la tierra, y se hacía dulce en suaves pensamientos y reflexiones para que la metálica voz del oeste esparciera su sabor picante sobre blancos recuerdos y en la esencial sequedad nostálgica y melancólica del otoño.
Y érase una vez que, así, en la vida, comencé a andar y a desandar detrás de las huellas de dos caminantes, que marcaban el ritmo de sus pasos “EN EL CAMINO DE LO SIEMPRE POSIBLE”. Y entonces, aprendí que el invierno pertenece al reino negro del agua, la primavera al reino verde de la madera, el verano al reino rojo del fuego, el estío al reino amarillo de la tierra y el otoño al reino blanco del metal. Y todo se va relacionando y entretejiendo en una interminable belleza, con un color, un sabor, un olor, un punto cardinal, un sentimiento, una emoción y las entrañas y órganos del cuerpo humano. Descubrí que todos venimos de la luz, por tanto, somos seres de luz. Y en todo lo creado, de la dualidad ying y yang en movimiento, siempre emerge el TAO, la Unicidad. Al final encontré, que la mágica, entramada y única expresión del Universo es la Poesía… El UNI-CO-VERSO en la urdimbre de Dios.
EL CANTO NEGRO DE LAS HUELLAS DEL AGUA
Crudo invierno: El mundo de un solo color y el sonido del viento Matsuo Basho
I
Me alejo sola e insondable bajo la tormenta Sola ante la luz del infinito relampagueante Y sola entre el vendaval susurrante de los truenos Escucho al oĂdo resonancias de la eternidad
Nervys Arriaga
II
El agua en lo escondido en la piedra profunda sabe a la nada al vacĂo Y en el mar se vuelve salobre Al seguir las huellas temblorosas del sol
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Cantos Celestes ...
III
La lluvia canta y danza Al son de tambores serpentea Al ritmo de las ranas amanece Y a travĂŠs del invierno abandona El canto negro de las huellas del agua sobre los tejados viejos
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Nervys Arriaga
IV
Cuando el Espíritu solo era sólo luz también era pájaro y “aleteaba sobre las aguas”
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Cantos Celestes ...
V
Y el Gran Espíritu de luz llenó al humano de mares y de ríos De árboles de fuego de tierra y de metales Y entonces vió que “todo era bueno”
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Nervys Arriaga
VI
La Luz se oculta en el frĂo en lo negro del norte Viene en sombra profunda desnuda y transparente En la sed se hace agua Y en el cuenco vacĂo del invierno Se desparrama vivificante
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EL CANTO VERDE DEL SONIDO DEL VIENTO
…Debes de continuar tu nomadismo; tocar el verde, rociarte de flores, Impregnarte de sonido, llenarte de luz J. L. Padilla
Lluvia de primavera. Todavía están húmedos los vientres de las ranitas. Buson
Cantos Celestes ...
I
Las gotas se ocultan y juegan en las raĂces en los tallos En los largos ramajes suben lentas y se hacen savia En espera impaciente se abren los capullos y caen las flores Luego el canto verde del sonido del viento deja vestigios de los ĂĄrboles en los ojos
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Nervys Arriaga
II
Hacia el este En el lapislรกzuli -Citrino del amanecer Garzas blancas negras y rojas Desatan al viento la gran rueda Que salpica de cerezas la laguna
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Cantos Celestes ...
III
El viento Sin las ramas sin la fronda y sin las hojas Es un huĂŠrfano
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Nervys Arriaga
IV
Debemos escapar hacia el Oriente Donde la quietud no es más que un instante Y el vaivén flexible la mudanza Buscando el sol naciente nos convertiremos en renuevos sin tiempo Y ahí no hay muerte
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Nervys Arriaga
V
Un árbol gigantesco emerge tiernamente De aquí para allá de allá para acá se hace manso Se afinca y crece Abraza al viento alcanza los cielos Y se deja llevar Para no romperse en el torbellino Ni en el huracán 26
Cantos Celestes ...
VI Al grupo GEAH (en especial a Haydeé Grimaldo)
La violencia de la gente Inunda los espacios
Le pido perdón al árbol Cuando lo voy a cortar El árbol me dijo un día Yo también me llamo Juan A. Yupanqui
El remolino de la avaricia arrasa con cólera La humanidad sucumbe entre asfalto y cemento La muerte es el estigma de las plantas nucleares Nadie logra apagar las sierras ni calmar las hachas Imposible cerrar las fisuras por donde se escapa al mar la radiactividad Sin árboles no hay amor ni vida no hay sombra que cobije 27
Nervys Arriaga
Yo también me llamo Árbol no me dejes morir primavera
VII
No sé cómo aparece el amanecer ni de qué manera salta el sol de la penumbra Y se hace flor hasta hincharse de lujuria en primavera
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Cantos Celestes ...
VIII
Como si amaneciera de un sueĂąo de un cuento de hadas Los pĂŠtalos violeta riegan el suelo
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Nervys Arriaga
IX
Y si un día él me invita a amarnos Con su alma en mi alma su beso en mi beso y su cuerpo en mi cuerpo Y si aún no he decidido la respuesta Le diré que sí
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CANTO Y DANZA TRร MULA DEL FUEGO
ยกAh, el mendigo! El verano lo viste de tierra y cielo. Enamoto kikaku
Cantos Celestes ...
I
En pleno verano el calor se derrama severo y ondulante Sobre un templo de huesos consagra su tributo Y en la arena la sequía esparce el hedor que sólo las sombras de rapiña acompañan
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Nervys Arriaga
II
Marzo aquĂ es feroz golpea sin cesar hasta quebrar la tierra El fuego crepita al viento Levanta sus velos trasmuta el verde Se bebe lo hĂşmedo desparrama cenizas Marzo insaciable es calor y fuego redundante 34
Cantos Celestes ...
III
Un pรกjaro escarlata picotea la rama desnuda El horizonte rojo-anaranjado impulsa la pesada rueda hasta ocultarla Los pรกjaros del agua buscan el retorno y el oscuro silencio
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Nervys Arriaga
IV
El fuego canta y baila En una tr茅mula danza suelta chispas euf贸rico Entre los maderos secretea con las piedras En los fogones y en los hornos hierve cuece calienta y quema
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Nervys Arriaga
V
Voy desde ti en todas direcciones hacia los mil lugares Navego en tu barco de papel A veces vuelo en las crines rojas de tu caballo alado O camino en la pedregosa ruta descalza y sin vestido Y casi siempre espero zarpar sin sentido en tu mar imposible
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Cantos Celestes ...
VI
Me conjugo contigo en ti trasmuto mi conciencia y mi origen Eres lo pleno en mĂ Como mediodĂa en punto me sonrojas y me ennegreces Hoy eres conmigo el nosotros Que tal vez nunca pronuncie
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Nervys Arriaga
VII
Quémame hasta no ser Vuélveme menos que cenizas Respírame para volverme tú Lámeme con tu lengua de fuego y oblígame a incendiarme Ardientemente ámame Sin dolor ni culpa 40
Cantos Celestes ...
VIII
El amor es la alegría emancipada el fuego de los dioses Llamarada en la tez la diástole y la sístole El baile de tambor del corazón La palabra y la lumbre la expresión y la lengua Lo ferviente la risa Tu mirada 41
Nervys Arriaga
IX Algún punto cardinal tendrá sentido José Ángel Leyva
Sólo tiene sentido caminar hacia el sur Allí Ariadna aguarda con su ovillo de seda Donde los dioses del amanecer descorchan alegres el vino dulce de la eternidad Olvidaré el amargo laberinto En las copas rojas de tus besos 42
Cantos Celestes ...
X A R. Peña
El libre albedrío no nos fue concedido para pecar o no Sino para amarnos o Sí
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CANTO AMARILLO DEL POLVO DE LA TIERRA
Cae la luna, rápida es la marea: alba de estío. (Soogi)
Aire cálido que surge del suelo A cada golpe de azada el impresionante olor de la tierra. Ranko
Cantos Celestes ...
I
La tierra es la mujer La dulzura fértil en los labios de las abejas El útero húmedo a la espera de la noticia buena e inminente El edén la heredad nutricia y divina El sello ambarino de la lumbre de Dios
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Nervys Arriaga
II
Partimos de lo imperceptible de la nada venimos del lejano amarillo de las estrellas Y en esta tierra hĂşmeda nos convertimos en esto o en aquello Medible contable pesable Aparentemente
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Cantos Celestes ...
III
El sol dej贸 su huella de lim贸n en el silencio polvoriento Los grillos de esta noche me arrullan invisibles e inefables
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Nervys Arriaga
IV
En mi patio donde el sauce llor贸n canta Ah铆 te espero
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Cantos Celestes ...
V
El oleaje obsesivo del rĂo caminante y loco se va al mar Ausencia incesante de canoas a la medianoche Al mediodĂa calor humedad estĂo El vuelo irreverente del ocre al blanco Lugar de encuentro mi referencia 51
Nervys Arriaga
el centro de mi alma
VI
Según el orden de Melquisedec Gn. 14-18
Cada quien en su esencia conoce su mentira La promesa imposible la culpa sin razones Un desliz amoroso se hace plegaria en la noche oscura del sentido Sobre el manto raído de la carne la túnica no cubre el escalofrío del alma Y en una efímera libertad de la conciencia pesa más el deseo ardiente Y la confesión obsesiva reprimida e inútil de sus ojos 52
Cantos Celestes ...
VII
A Francisco Javier, mi hermano En otro lugar de la existencia
La tierra prometida o el cielo quizás La muerte estoica de Jesús el Cristo por un Reino que no es de este mundo Mientras tanto estarás como un reo de “lesa humanidad” a cadena perpetua O como Sísifo condenado a una piedra tú a una cruz en el templo Y a un extraño ritual de sacrificio voraz 53
Nervys Arriaga
pena de muerte Ceremonia de angustia descarnada sin fin cuerpo y sangre Éxodo inquisición inyección letal abstinencia Hasta que tu resurrección nos ampare
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CANTO BLANCO DEL HUMO DE LA ESPADA INDESEABLE
¿Qué corazón tan avaro cuenta el metal de los instantes? Xavier Villaurrutia
La ociosa espada sueña con sus batallas. Otro es mi sueño. J. L. Borges
Cantos Celestes ...
I
El otoĂąo confĂa sus notas blancas a los surcos de la tierra En lo cotidiano surge el tormento de la ruina sin tino Sin oĂdos y sin ojos cae la nostalgia No vemos el camino marcado en las viejas espaldas de los sabios ancianos
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Nervys Arriaga
II A Walter Martínez por dejar ver (Año nuevo 2010) Fuiste un ensueño de gasa Fuiste una gasa en la brisa Andrés Eloy Blanco
Ya no hay brisa en Gaza no hay ensueños Una nube de metales y fósforo blanco cubre la atmosfera Una gasa ensangrentada envuelve a los niños La espada incandescente de la inclemencia y su onda expansiva les sacó los ojos con los sueños adentro El crimen de lesa humanidad rebota de pared en pared de muro en muro de TV en TV en los ojos impávidos de apoltronados espectadores Y en otra noche de llanto interminable 58
Cantos Celestes ...
Se abre inmune un a帽o nuevo a la desesperanza
III Al pueblo de GAZA, donde la humanidad desespera
En desesperaci贸n y desconsuelo se hunde la vida en Gaza Y sola en la arena con sabor a sed Qued贸 la herida dolorosa y profunda abierta e invisible Del resentimiento y la antigua crueldad
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Nervys Arriaga
IV
La bestia, el macho cabrío se estrelló contra si mismo contra todas las leyes divinas, humanas y terrenas Impactó con misiles y su odio certero los rostros de todo el universo Dos hongos fálicos y grises recordaron a Hiroshima y Nagasaki Ellos son los únicos amos de las bombas del poder destructor y artillero de la mentira Y aunque incriminen a los Inocentes ¡ALÁ ES GRANDE! 60
Cantos Celestes ...
V
Las espadas blanden en la blancura de las escleróticas El metal se expresa en los rasgones secos en los huecos de las balas La gente se oculta bajo los granos de arena La ceguera religiosa del invasor transmuta en odio la búsqueda de los profundos y negros tesoros No hay Dios en los ejércitos
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Nervys Arriaga
VI
La luz perdida en la funda ciega del cuchillo la locura Destrucci贸n excedida del metal extraviado y sin memoria Tiempo perdido en armar la guerra La pesquisa del gran negocio Lo colateral de los blancos fallidos la excusa cruel impune inoportuna 62
Cantos Celestes ...
VII
Cinabrio alquímico del otoño Puerta de los espíritus en la retorta del metal al agua El azogue el círculo la inquietante creación El pelo cano de la eternidad
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Nervys Arriaga
VIII
También por ti ardo en nostalgias Del empalago de tu cercanía sólo quedó la sed en mi garganta Tú eres la esencial aridez en el aire seco del ocaso Yo aún a la espera De noches sabor a pimienta y plenilunio
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Cantos Celestes ...
X
Las hojas secas y las ramas vacías El lugar común del otoño
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Ă?ndice El Canto negro de las huellas del agua El Canto verde del sonido del viento Canto y danza trĂŠmula del fuego Canto amarillo del polvo de la tierra Canto blanco del humo de la...
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Edición del Ministerio del Poder Popular para la Cultura Colaboradora: Julia Rosa Urdaneta Diseño de portada: Juan C. Villota Se imprimieron 500 ejemplares de este titulo durante el mes de Octubre de 2011 en el Sistema Nacional de Imprentas Capítulo - Apure San Fernando de Apure/Venezuela