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Estado actual de las investigaciones

C apí T ulo I

ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES

1. LA HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XIX

En 2017, una prestigiosa editorial publicó en inglés una esmerada biografía del ingeniero y relojero cremonés Juanelo Turriano (Giannello Torresani, alias Jannello o Leonello Torriani), a cargo de Cristiano Zanetti. La obra presenta incluso la bibliografía completa sobre el personaje y su obra. Hablaremos de ello más adelante. Pero antes de citar las fuentes biográfcas obtenidas a partir de los archivos italianos, propuestas en edición flológica, trazaremos un recorrido por la bibliografía a fn de hacer un balance de lo publicado. En este epígrafe haremos referencias breves, hallándose las correspondencias extensas en el apéndice pertinente.

En las primeras décadas del siglo xix, Eugenio Llaguno y Juan Agustín Ceán Bermúdez enumeran una rica serie de fuentes en un texto sobre la historia de los arquitectos y la arquitectura en España (1829). Nicolás Magán cita el célebre Artifcio, una máquina para subir el agua del Tajo hasta el nivel del Alcázar de Toledo (1839). William Stirling-Maxwell lo menciona en la corte del emperador Carlos V de Habsburgo (1856, p. 499). En el epistolario del cortesano Francesco De Marchi (Bolonia, 1504-L’Aquila, 1576), de cuyo archivo se encargaba Amadio Ronchini, aparece en los círculos del Gobierno imperial de los Países Bajos (1864, pp. 11-12, n.º vi); en el del escultor, acuñador y orfebre de origen aretino Leone Leoni (Menaggio, 1509-Milán, 1590) también se le relaciona con la élite política de su época (1865, pp. 18 y 36-38, nn. xxi y xxii) y se le defne como: «Maestro Giannello fabro e regolator di orologi, già dal Leoni benefcato».

Giuseppe Campori, coleccionista modenés de autógrafos, publica una antología de cartas de artistas donde se le cita (1866, pp. 48-49). Cesare Cantù, historiógrafo de Como, escribe acerca del retiro de Carlos V en Yuste: «Allí llevó consigo al cremonés Giovanni Torriano, relojero y mecánico muy apreciado, a quien Famiano Strada califca del Arquímedes de la época, y que inventó la máquina por la que, en Toledo, el agua del Tajo se eleva hasta lo alto del Alcázar; hacía autómatas muy inge-

niosos, e hizo el reloj público de Pavía con mil quinientas ruedas que indicaba el movimiento de los planetas» (1875, p. 256, nota 3). Andrea Gloria niega la autenticidad del invento de un famoso reloj astronómico y le otorga la autoría al veneciano Giovanni Dondi (Chioggia, ±1330-Abbiategrasso, 1388), hábil relojero (1884, p. 262). Aparece en una serie de cartas, cuatro de ellas inéditas, citadas en una monografía de Eugène Plon sobre Leone y el hijo Pompeo Leoni (Milán?, ±1530-Madrid, 1608) (1887, pp. 90, 124, 126, 128, 133, 138, 273-274, 341, 367-368, 379-381). Luis de la Escosura describe también el Artifcio (1888).

2. LA HISTORIOGRAFÍA DE LOS SIGLOS XX-XXI

En un libro de Theodor Beck (1899) fgura una muestra de sus obras; un acta notarial, estipulada en Milán el 23 de mayo de 1550 y en la que aparecían datos biográfcos de nuestro protagonista, desapareció en 1943 si bien después de haberse copiado (1900); en un artículo de Jean Babelon se le presenta como el relojero de Carlos V y Felipe II (1913). Pero, aparte de las menciones ocasionales, se desarrolla un nuevo interés en las memorias patrias cremonesas. Pietro Galli aporta indicios, en versión italiana, del diploma en latín —ya publicado— mediante el cual el emperador Carlos V le concede, el 7 de marzo de 1552, la asignación vitalicia de 100 escudos de oro (1900). Tras una mención de Georg Habich acerca de las medallas del siglo xvi que lo representan (1922, pp. 134-135) y otra del ya citado Jean Babelon sobre la relación con el acuñador y escultor Jacopo Nizzola da Trezzo (1922, pp. 21, 31, 63-64, 73-74, 146-147, 193, 213-214, 228-232, 239, 274, 319), Antonio Boschi condensa las noticias obtenidas a partir de autores clásicos (1929); reúne otros sobre el retrato y sobre la medalla con su perfl (1929), y constata la perduración de la memoria del personaje en España (1931). Precisamente, Francisco Javier Sánchez-Cantón escribe la presencia de Turriano/Torresani en España (1933); Luis Redonet alude a uno de sus ingenios (1931), mientras que Casto María del Rivero indica a su vez diversas fuentes inéditas (1936).

Leone Andrea Maggiorotti cita datos erróneos (1939), pero Felice Zanoni, sin embargo, da a conocer la concesión de una patente por sus descubrimientos por parte del papa Pío V (Antonio Michele Ghislieri) el 19 de enero de 1567 (1940); Fernando Allué y Morer menciona autores clásicos que aluden a su Artifcio (1949, pp. 189-191); Enrico Morpurgo lo cita entre otros relojeros (1950); José Cristóbal Sánchez Mayendía examina citas del «ingenio» en obras castellanas en prosa y verso (1958) que son mencionadas por Eugenio Battisti (1962, pp. 53, 248, 451, nota 54, p. 453, nota 70); Juan Antonio Gaya Nuño cita el Artifcio entre los monumentos españoles perdidos (1961, pp. 318-319); Robert J. Forbes

menciona un molinillo de manga suyo, fabricado para Carlos V (1964, p. 17); Ladislao Reti estudia sus obras y un supuesto tratado (1965); Ercolano Marani hace referencia a un documento mantuano donde aparece (1965, pp. 72 y 97, nota 14); Silvio A. Bedini y Francis R. Maddison lo citan en relación con un reloj astronómico medieval redescubierto a principios del siglo xvi (1966, pp. 37-40, 54-59 y 66); al artículo de Reti, apostillado por Hans Wulff (1966), le siguen ensayos sobre el códice de Los Veintiún Libros de los Ingenios y de las Máquinas, que se le atribuye, y sobre el Artifcio (1967); Jack Gibbs describe la célebre máquina basándose en las notas de un viajero de fnales del siglo xvi (1973).

Los estudios se intensifcan con los primeros trabajos de un investigador empeñado en indagar sobre su vida y su obra: José Antonio García-Diego (1976). Más tarde, gracias a Cesare Greppi, sale a la luz una misiva del 3 de marzo de 1554 dirigida a Antoine Perrenot de Granvelle (Besançon, 1517-Madrid, 1586), consejero de Estado en los Países Bajos, donde aparece una mención (1977, p. 83), seguida de un artículo de José Antonio García-Diego (1977). Giuseppe Brusa lo cita en el arte de la relojería (1978, pp. 44-45); Julio Porres Martín-Cleto recuerda la decadencia del Artifcio hacia mediados del siglo xvii (1980 y 1982), y Gabriel Mora del Pozo su estado de abandono en el siglo xviii (1980). El cincuentenario del Istituto Tecnico Industriale Statale de Cremona, dedicado entonces a «Janello Torriani», supone una ocasión para Elda Fezzi de volver a la biografía del ilustre conciudadano para analizar el estado de las investigaciones y los resultados, y sintetiza los datos obtenidos con esmero a partir de la historiografía clásica (1981).

El cambio se materializa en un libro (1982), un artículo (1983) y un ensayo de José Antonio García-Diego, auténtico «redescubridor» de la fgura real, al margen de la leyenda, de nuestro personaje (1984); en el ensayo de Eloy Benito Ruano sobre el ingeniero bresciano Valente Valenti, a quien se consulta para competir con Juanelo/Giannello en la empresa del Artifcio hidráulico de Toledo (1984); en el artículo de Almudena Sánchez Palencia (1984) sobre Turriano/Torresani entre leyenda e historia. Elda Fezzi lo cita en una miscelánea sobre Cremona (1985); Ángel Marcos de Dios aporta una descripción clara del Artifcio de la mano de Manuel Severim de Faria (Lisboa, 1584-Évora, 1655), historiógrafo y cronista portugués (1986 y 2017, pp. 97-137); José Antonio García-Diego da cuenta de un intento fallido de reconstrucción historicista del Artifcio en esos años del siglo xx (1986), y también José Antonio García-Diego se encarga de la versión inglesa de su propio estudio (1986) y sobre todo crea, en 1987, la Fundación Juanelo Turriano en Madrid. Ferdinando Giordano menciona la medalla conmemorativa y las cuatro columnas, «los Juanelos», trasladadas al Valle de los Caídos en 1944 por orden de Francisco Franco (1987); Julio Porres Martín-Cleto estudia el Artifcio (1987), al igual que Nicolás García Tapia (1987); Héctor Chiocchini cita autómatas atribuidos a él (1988); Enrico Gamba y Vico Montebelli hacen

referencia a un documento inédito (1988, pp. 190-193); Ángel del Campo y Francés se ocupa del tema del tratado de Los Veintiún Libros (1989); Ángel Fernández Collado comenta las contribuciones a la reforma del calendario juliano el año 1582 (1989 y 1991, pp. 242-249); José Antonio García-Diego y José María González Aboin se encargan de la edición de su informe de asesoramiento, enviado a Felipe II en 1579 debido precisamente a la importancia de dicha reforma (1990).

Le siguen las páginas de Nicolás García Tapia sobre patentes de invención en el siglo xvi (1994, pp. 19-21); el artículo de Fulvio Righi sobre etapas biográfcas (1995); la edición a cargo de Luis Cervera Vera de 151 documentos del periodo español (1996) y la del tratado de Los Veintiún Libros (1996); un artículo de Silvio Leydi que contiene documentos inéditos de los años milaneses (1997); el volumen de Ángel del Campo sobre su iconografía (1997); la edición en inglés, a cargo de Alexander Keller, de los citados Veintiún Libros (1998); las páginas de Alfredo Aracil, con notas extraídas de autores clásicos (1998, pp. 77-80, 312-313); Paola Venturelli se refere a la medalla conmemorativa, acuñada por Jacopo Nizzola, en un libro que ha corrido a cargo de Carlo Bertelli y Dante Isella (1998); dos artículos de Julio Porres Martín-Cleto que contienen notas sobre el Artifcio (1998, 1999); otro ensayo de Ángel del Campo y Francés sobre el busto atribuido en ocasiones a Leone Leoni y la medalla de Jacopo Nizzola da Trezzo (1999); algunas páginas en un volumen sobre el Milán de la época de Carlos V, de Silvio Leydi (1999, pp. 108-110), y la edición de una carta, realizada por Almudena Pérez de Tudela (2000, p. 251, nota 11).

Un artículo de Rita Barbisotti confrma el verdadero apellido, es decir, Torresani (2000); en la edición de los informes de Antonio Tiepolo, embajador de Venecia en Madrid y Toledo, y de Francesco Priuli, para el embajador Francesco Vendramin, publicados por Luigi Monga, se menciona, en 1572, el habitual Artifcio y el también famoso reloj astral «Cielo de César», y en 1592 aparece de nuevo una referencia al edifcio que lleva «el agua por la fuerza del curso del río y la arroja en algunos arcaduces de cobre» (2000, pp. 122-124 y 231-232); en un libro de Joaquín Valverde Sepúlveda se cita a Juanelo/ Giannello junto al emperador (2001); en un ensayo de Marco Navoni, en la historia de la Biblioteca Ambrosiana de Milán, fgura un bosquejo del siglo xvii de la esfera armilar «realizada por el Giannelli cremonés» y guardada en ese lugar (2000, p. 224); en un ensayo de Onno G. Meijer aparece entre los fabricantes de autómatas, de cuyo texto se han encargado Mark L. Latash y Vladimir M. Zatsiorsky (2001, pp. 2-8, 18-19, 23, 45-46 y 55); Guillermo Santacruz Sánchez de Rojas (2001) se ocupa de una hipotética reconstrucción del Artifcio. En un libro de Francesco Frangi y Alessandro Morandotti (2002) se encuentran unas notas de Susanna Zanuso sobre su medalla; Giuseppe Brusa lo menciona como mecánico de relojes (2003), y Cesare Maffoli alude a las relaciones con Girolamo Cardano en

un trabajo de Marialuisa Baldi y Guido Canziani (2003, pp. 86 y 90-91); Michael John Gorman cita el «descubrimiento» de sus obras maestras por parte del astrónomo jesuita Christoph Grienberger (Hall in Tyrol, 1561-Roma, 1636), de paso por Toledo a fnales del siglo xvi (2003, pp. 79 y 177); Luigi Pippa, en un volumen monográfco coordinado por Giuseppe Brusa, lo menciona entre los relojeros lombardos (2005, pp. 165-167).

Vuelve a aparecer entre los ilustres cremoneses en el ensayo de Valerio Guazzoni y Pierluigi Pizzamiglio, en una compilación de estudios efectuada por Giorgio Politi (2006, pp. 351-352, 354, 456-460, 462-463, 466, 469). En el diccionario de los ingenieros militares del Milanesado, de Paolo Bossi, Santino Langè y Francesco Repishti, se incluye una entrada (2007). Es signifcativo un artículo de Novella Vismara sobre medallas de Juanelo/Giannello y sobre su intervención en la restauración del reloj astronómico paviano de Dondi (2007). Le siguen un ensayo de Daniel Damler sobre el periodo toledano y la invención del Artifcio (2008), la monografía de Francesc Xavier Jufré García sobre este (2009), un artículo divulgativo (2009) y un ensayo de Marino Viganò, en una recopilación efectuada por Andrea Spiriti (2010), y otro también de Xavier Jufré García, en este caso llevada a cabo por José María de la Portilla y Marco Ceccarelli (2011). Existe otra carta, editada por Almudena Pérez de Tudela, en una compilación de José Martínez Millán y Manuel Rivero Rodríguez (2010, p. 1.551, nota 35); se debe a Daniel Crespo Delgado un ensayo documentado sobre la demolición del Artifcio en 1868; de nuevo Crespo Delgado hace una mención al ingenio y la celebridad de nuestro protagonista (2014); Cristiano Zanetti es el autor de un artículo sobre los relojes de Juanelo/Giannello, en especial el famoso «Microcosmos» (2014), una monografía sobre periodo en España (2015) y otro artículo sobre su papel como «mediador cultural» y «genio universal» del siglo xvi (2016).

Con motivo de una exposición monográfca sobre el personaje y su obra, celebrada en Cremona, Cristiano Zanetti se encarga del catálogo, dotado de abundante iconografía, textos puntuales y ensayos de Daniel Crespo Delgado, Antonio Lenner, Silvio Leydi, Almudena Pérez de Tudela, Juan Manuel Rojas Rodríguez, Alejandro Vicente Navarro y Marino Viganò (2016). Y de nuevo Cristiano Zanetti publica en inglés la biografía mejor estructurada y documentada hasta la fecha sobre nuestro protagonista (2017), seguida de un aporte técnico de Jaime-Chaim Shulman sobre el Artifcio toledano (2018, pp. 98-165), páginas de Francesc Costa Oller (2018, pp. 46-49) y menciones de Margarita Ana Vázquez Manassero en un libro sobre las ciencias en la España renacentista (2018, pp. 119-121, 134-135). Magdalena Merlos Romero y Victoria Soto Caba vuelven al Artifcio en un ensayo en un volumen sobre las máquinas hidráulicas, coordinado por Ana Duarte Rodrigues y Carmen Toribio Marín (2020, pp. 41-44). Roberto Berveglieri, por último, documenta la solicitud de una patente

de Juanelo/Giannello en la República de Venecia, para tener el monopolio de sus descubrimientos hidráulicos, y su correspondiente concesión (2021, pp. 267-268).

3. LA HISTORIOGRAFÍA SOBRE EL PARENTESCO

De forma complementaria, otros estudios se ocupan de dos parientes de nuestro protagonista. En primer lugar, el pintor Girolamo Torriani, “bisnieto” según las notas del ilustrado cremonés Giambattista Biff (1780/1790), publicadas por Luisa Bandera Gregori (1989), y de menciones secundarias de Stefano Ticozzi (1832, p. 424) y de Filippo De Boni (1840, p. 1020). En la segunda mitad de siglo, fue discípulo de Camillo Procaccini (Parma, 1561-Milán, 1629), comisionado público en Milán y luego privado, sufrió una depresión «melancólica» y, hacia 1600, se habría retirado a la vida religiosa, en la Orden de los Capuchinos; se trata, no obstante, de una fgura un tanto marginal.

Una carrera bastante más brillante y notoria es, en efecto, la de Leonardo Turriano (Cremona, ±1559-Lisboa, ±1628), hijo de Bernardo (Cremona, 1533/1538-Monticelli di Ongina?, 1588), además de sobrino de Juanelo/ Giannello. Prospero Peragallo lo sitúa entre los ingenieros y arquitectos italianos que migraron a Portugal (1904), y aparece en páginas de Francisco Sousa Viterbo (1922, iii, pp. 145-148), Leone Andrea Maggiorotti (1939, pp. 46, 142, 177, 180, 182-183, 375-376) y Guido Battelli (1939). En un libro sobre sus dibujos del archipiélago de las Canarias (1940) y en un ensayo (1942), a la espera de otras «investigaciones sobre Gianello Torriani, el pariente más ilustre y tal vez el padre de Leonardo», Dominik Josef Wölfel replantea la cuestión del vínculo entre el relojero y el ingeniero, para concluir «es muy probable que Leonardo haya sido al menos pariente de Gianello, nacido en Cremona y llegado a España por invitación suya». Leonardo aparece con posterioridad en un libro de Antonio Rumeu de Armas (1948, pp. 343-444), y Alejandro Cioranescu vuelve a publicar su códice sobre las Canarias (1959).

Leonardo Turriano es también conocido como ingeniero por sus proyectos de defensa de las Filipinas, citados por María Lourdes Díaz-Trechuelo (1961, p. 29). Rafael Moreira reafrma el supuesto lazo de parentesco con nuestro protagonista (1983). El perfl de cartógrafo aparece de nuevo en el trabajo de Fernando Gabriel Martín Rodríguez (1986), y el de ingeniero mayor militar en Portugal, en el de Rafael Moreira (1988, pp. 531-533), Lívio da Costa Guedes (1988, pp. 214-215), Carlos Pereira Callixto (1989) y, en España, en Fernando Checa (1989, pp. 326-328). Fernando Bouza replantea un presunto parentesco de Juanelo/Giannello (1989, p. 56, nota 85); Margarida de Magalhães Ramalho publica sus proyectos para la defensa de Cascais (1990); João Rocha Pinto muestra la trascendencia para la historia de la isla de Madeira (1990); Alicia Cámara analiza su proyecto de navegación del Guadalete (1991, p. 91), y Rafael Moreira se encarga de editar dos discursos, sobre el fuerte de São Lourenço de Cabeza Seca y sobre el Tajo (1992).

Diego Suárez Quevedo aborda su infuencia en la ingeniería castellana (1993), y su obra como cartógrafo en las Canarias la recupera José María Pinto y de la Rosa (1996, pp. 13, 41, 43, 87, 99, 156-157, 174-175, 177, 204, 221, 247, 249, 267, 297, 315, 319, 343, 361, 374, 383, 434, 525, 605, 635, 719-725, 728 y 730). Rafael Moreira y Alicia Cámara estudian sus opiniones sobre la navegación del Tajo (1998, pp. 16, 21, 34, 40, 57, 81, 94, 114, 119, 125-126, 129, 139, 180 y 214-216); Rafael Moreira y Miguel Soromenho, el papel en las fortifcaciones portuguesas según los modos arquitectónicos militares italianos, donde el ingeniero es «natural de Cremona e hijo natural de Juanelo Torriani» (1999, pp. 120-121). En los estudios biográfcos de José Manuel Azevedo e Silva (1999) y de Alicia Cámara vuelve a aparecer el naturalista e ingeniero militar (2000, pp. 154-158). Susana Matos Abreu habla sobre la composición del saber bibliográfco-práctico en la fgura del arquitecto João Torriani, es decir, el hijo de Leonardo (2003).

Diego Suárez Quevedo (2004) y David Buisseret (2005, pp. 42, 45-46) reconsideran su aportación a la «cartografía canaria». Alicia Cámara destaca la relevancia de los ingenieros de Felipe III, mucho menos estudiados que los de Felipe II (2006, pp. 73-75). Diego Suárez Quevedo analiza la marginalia de Leonardo Turriano en un texto de escultura y pintura renacentista (2006), y las propuestas de canales y fortalezas en la península ibérica (2007). Salvenrico Massa vuelve a analizar el álbum de las Canarias (2007), y Alicia Cámara publica varios proyectos para los presidios españoles en la costa norte de África (2008).

Giovanni Vincenzo Boselli menciona al padre, Bernardo, por haber obtenido, en 1572, de Ottavio I Farnese, duque de Parma, una patente de máquinas para elevar agua e irrigar terrenos (1805, p. 210); Ercolano Marani, por una hipotética contratación en 1578 en Mantua (1965, pp. 72 y 97, nota 14), y Monica Ibsen, por una consulta para consolidar, también en 1578, el palacio municipal de Salò, en un volumen editado por Flavio Casali (2009, pp. 181 y 290, doc. 16). En un trabajo dirigido por Alicia Cámara, esta misma autora junto a Rafael Moreira, Marino Viganò y Daniel Crespo (2010) ofrecen una síntesis biográfca. Aparecen otras referencias en una sección breve sobre «Janello Torriani emprendedor», en el catálogo realizado por Cristiano Zanetti con motivo de una exposición monográfca (2016, pp. 161-164). No obstante, aún hay que indagar sobre Leonardo. El Archivio di Stato di Milano no ha aportado documentos que hagan referencia a él, y las escrituras que se encuentran en el Archivio di Stato di Cremona, un mar de legajos, habría que estudiarlas de manera sistemática. Podrían salir a la luz detalles, como en el caso de Gherardo y de su hijo Juanelo/Giannello, sobre las relaciones entre las líneas de lo que parece ser una única familia. De momento, hay que remontarse, no obstante, a sus reivindicaciones de un origen cremonés y al parentesco con nuestro protagonista, como acreditan los documentos.