(COLOR) - Pub: VIAJES & TURISMO Doc: 00295V Red: 60% Ed: PRIMERA EDICION Cb: 00 Enviado por: Dia: 13/07/2000 - Hora: 22:14
2 . VIAJES & TURISMO . CLARIN . Domingo 16 de julio de 2000
ATRACCIONES EE.UU.
Vértigo en Busch Gardens Montañas rusas, juegos acuáticos y un gigantesco zoológico con más de 2.500 animales. El parque de Busch Gardens, dedicado a Africa, queda en la ciudad de Tampa, en Florida. BUSCH GARDENS
JUAN PEDRO CHUET MISSE Tampa. Especial
a traba de seguridad le pone un cepo de plástico al cuerpo. Los pies cuelgan en el vacío. Adelante, sólo se percibe un riel sobre las cabezas y, debajo, la inmensidad del parque de diversiones. El corazón acelera impulsado por el temor y la excitación. El pequeño tren asciende jadeando hasta la cima, y la última visión que se tiene es del cielo, con alguna pequeña construcción en el horizonte. De repente, el vértigo. El tren desciende a una velocidad que es lo más cercano a un cachetazo. El rostro se contrae por la aceleración y apenas es posible mover los labios para gritar y liberar la carga de adrenalina que explota. Parecería que en cualquier momento uno se dispara al vacío; pero no. De golpe, el sol se encuentra debajo de los pies, y el parque de diversiones es una imagen demasiado fugaz como para reconocerlo. La fuerza de gravedad parece imposible de soportar, pero no hay tiempo para pensar en eso. Se suceden los “rulos” invertidos, los giros abruptos, y un túnel que se atraviesa con lo justo. Hasta que llega la paz. Con los pies y el cuerpo temblando, la sensación temporal es que hubieran pasado dos siglos. Pero no fueron más que tres minutos de velocidad, emoción, y un deseo incontenible de querer ir por más. Estas sensaciones tan intensas como explosivas son las que se viven en las montañas rusas de Busch Gardens, el parque de diversiones de la ciudad de Tampa, al oeste de la península de Florida. Esta ciudad, junto con sus vecinas Saint Petersburg y Clearwater, formaron un inmenso conjunto urbano cruzado por puentes y autopistas, abundante en hoteles y edificios de oficina que se repiten a sí mismos. Inspirado en los paisajes de Africa, Busch Gardens combina la velocidad de
L
A pura adrenalina. En montañas rusas como Montu, el cuerpo soporta velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora. las montañas rusas con la diversión de los juegos acuáticos y la posibilidad de conocer de cerca toda clase de animales salvajes. De las montañas, se destacan Montu (una de las más fuertes, con un inmenso rulo invertido), Gwazi (construida en madera, cuesta creer que esos carritos superen los 170 kilómetros por hora, que para colmo se cruzan a menos de un metro de distancia) y Kumba (con un recorrido de 1.300 metros abundante en caídas y giros invertidos que provocan sensación de ingravidez). Quedan Pitón y Scorpio, más
breves y no tan altas, pero que no dejan de estremecer y erizar la piel de los pasajeros. Para los más chicos Para estas montañas rusas hay que tener una altura mínima de 1,20 a 1,35 metro. Por eso, los más pequeños y sus padres pueden optar por otras atracciones. Sin tanto vértigo aunque no menos divertidos son el Maremoto de Tanganyika y los Rápidos del Congo, donde es inevitable salir con la ropa hecha sopa, tras sumergirse en una caída de 20 metros a un pi-
letón o luego de esquivar cascadas, saltos y a unos chicos muy simpáticos que se divierten lanzando chorros de agua. Más distendida es la visita al parque de 335 hectáreas, que alberga a más de 2.500 animales de 283 especies del continente africano. Hay varias formas de conocerlos. Si no hay problemas en recibir un lengüetazo de jirafa, se puede subir al Seregenti Safari (US$ 15 el paseo de 30 minutos), donde estos gigantescos rumiantes se tomarán toda la confianza del mundo para pedir un poco de pasto. Más o menos el