p r o f u n d i d a d e n
No sólo se trabaja por dinero Si bien es importante, el dinero no es el único motivo por el cual un empleado está a gusto en una empresa. Hay otros factores intangibles ligados a las emociones que, gerenciados correctamente, pueden lograr un rendimiento más seguro y armónico en una organización.
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Acaso el dinero lo es todo? ¿Sólo se trabaja por el salario, o hay otras motivaciones, otros atractivos para estar al
frente de un empleo? Si el salario fuera el único motivo, se supone que una persona, pongamos un ingeniero, no tendría problemas en dejar que se derriben sus puentes y edificios si mañana le van a volver a pagar el mismo sueldo por construirlos otra vez. Y es obvio que no es así. El trabajo no es sólo un sustento de vida. Es también una satisfacción personal, es el reflejo del deseo de progreso profesional. A menos que las circunstancias así lo determinen, un profesional que estudió toda su vida no aceptaría estar en un empleo que no requiere capacitación, por más que el sueldo sea el mismo. Hay otras razones para decidirse por un trabajo. Por un lado, están las variables tangibles, las primeras en las que se piensan cuando se recibe una oferta: el salario, los horarios, las condiciones del empleo, etcétera. Pero hay otros bienes intangibles que no se expresan en un contrato, y tal como sucede en una relación de pareja, se van descubriendo poco a poco, y es el factor que decide que una persona sea fiel a una empresa o decida abandonarla porque se siente insatisfecho, incómodo o menospreciado.
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