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El Descendido

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El Descendimiento

El Descendimiento

Todo se ha cumplido. Jesús ha atravesado la barrera de la muerte y yace inerte y frío.

Los más amados lo han bajado de la cruz, lo han descendido, hasta el duro suelo que lo hace frágil y mortal. En el rostro de la virgen hay un pálido reflejo de angustia y de agonía, de amor supremo y de dolor sin límites; la Magdalena llora y mira sin consuelo, la escena, atormentada, mientras san Juan con mano tierna, quiere envolver su cuerpo en el sudario. El escultor ha puesto mimo en cada trazo y transmite realidad y crudeza al inmolado desvarío.

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Cuarenta banceros con túnica morada y capuz negro, te levantan y te llevan sobre sus hombros fuertes cada Viernes Santo, por las calles de Cuenca, que angustiada, llora silenciosa tu martirio…

Carlos Solano Oropesa

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