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Soledad de San Agustín
A lo lejos se oye el ensordecedor sonido de la turba, las horquillas van marcando el paso sobre la dura y fría piedra, poco a poco vas llegando, callan las charlas, hasta los niños contienen el llanto, bajo el negro palio de las andas llegas. Traes la Soledad contigo. Tu corazón roto de dolor por el hijo que camina hacia el calvario, el calvario de la vida, el dolor de la maldad. Rostros que se llenan de lágrimas, porque pena tan grande no pueden soportar. Yo, que soy madre, lloro de impotencia tu amargura y soledad, porque tu hijo, por mí, también morirá. Madre de luto, sigue tu camino.
María Luz Abanades Lorente
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