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San Juan Evangelista

La lagrima nace, el corazón se aprieta, la mañana escarlata que el día desea, dentro el silencio, de terciopelo y verde, veintiocho te llevan, de oro te visten, con brío te elevan, en la madrugada de un viernes, la primavera, clarines burlones, la palma y el frío, con la luna llena.

En tu amable rostro, de plata y certeza, se oculta la angustia la imborrable tristeza.

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El sonido se agranda, la turba te hiela, la luz indecisa, entre la noche se cuela.

Tu baile esperado, tu palma que vuela, tu mano de escarcha…………….. la puerta abierta.

Cumplido el ritual, el alma se llena, de pena, alegría, pasión, tristeza…

Julio Albendea Orbís

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