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Jesús con la Caña

Se ha vestido de púrpura la tarde nazarena; el sol pinta reflejos de oro y cielo sobre el Júcar, que remansa en verde, su andadura perezosa. Son las cuatro y media sobre el puente, cuando sales a la luz, con tu manto granate y tu cetro de caña… Veinticuatro banceros te prestan sus hombros para llevarte, en tu duro calvario, por las calles de Cuenca que se eleva de puntillas, sobre la roca y el misterio de cada Jueves Santo. Los arcos de la plaza son tu arco de triunfo, cuando rompes la tarde que anochece con tu imagen altiva, celestial y alada, sobre la multitud que te espera, recogida, en el Pretorio. La noche marca el camino de regreso, a golpes de horquilla y de hombros cansados, entre faroles y tulipas que gotean su luz por las callejas, otra vez, camino de tu puente, atormentado y triste, desamparado y solo…

Carlos Solano Oropesa

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