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Canto de dolor y de Amargura

En el silencio de la noche castellana, roto solo por el son de las horquillas, a la luz de las tulipas cruza El Peso… la SEÑORA, acompañada de San Juan, pues tiene miedo. Vaga por las calles, temblorosa, un puñal en su pecho atravesado por la pérdida del Hijo que no encuentra. El dolor de la Madre que presiente la tragedia.

La sentencia se dio hace un instante, ya es reo de muerte su Hijo Amado. Incomprendido, con la cruz a cuestas, va camino del Calvario.

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El desgarrador encuentro se produce, San Juan la estrecha fuertemente entre sus brazos.

¿Qué mal ha hecho, Juan, mi Hijo?

¿Que no ha hecho de bien por este mundo?

Silencio emocionado hay a su paso, Señora del Dolor y la Amargura, y aquí los nazarenos que le alfombran de Amor las empinadas cuestas.

Isabel Castellanos

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