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La Virgen de la Esperanza del Domingo de Ramos

Hosannas a ti, María, pues no habría tal entrada del Hijo sobre el pollino sin venerar a su Madre amada. Virgen madrugadora que aun siendo la más pequeña tamaña dulzura albergas Señora de la esperanza. Coronada de plata y gloria tras el hijo amado la luna bajo tus pies y las palmas lo han ensalzado.

Cíñele el manto, Eduardo, que recién ya lo ha estrenado; manto granate cubriera lises de oro y plata bordados con aroma de Clarisas por mil flores rodeado. Sorpresa segura espera, lo que el pricense donara... sayas, coronas o mantos pues cual a su madre amara. Puntadas con sentimiento, tisú de plata mostrando, collar cual escapulario, fajín de las más ricas telas.

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Las lágrimas se deslizan por tu rostro sonrosado esperanza ante la pena, tu semblante idealizado. Rosario coral y flores hoy portas en cada mano. Andas de carey y plata con relieves de azucenas cuatro violeteros marcan preludios de primavera. Cuatro cráteras, cuatro jarrones que tus flores luzcan bellas. Dos arcángeles te guardan, Gabriel y Miguel te llevan sobre noble relicario del Patrón de nuestra tierra.

Marcan el paso las filas llenas que entre las túnicas más blancas nunca el Hosanna se desluciera.

Motetes de Escolanía tras un sinfín de palmas que en Oblatos bendijeran rodeando vuestras andas.

Poco ha que de Priego llegas, Oh dulce Virgen viajera, del portal de alcarria a sierra a quedarte en nuestra tierra para darnos tu esperanza a las gentes nazarenas.

José Manuel Martínez Real

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