Pensar con los dedos

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PENSAR CON LOS DEDOS

Periodismo escrito en la Iglesia Valdense en Uruguay y Argentina en el siglo XX.

Por Oscar Geymonat

Una vocación identitaria

Llegué a Uruguay atraído por la permanencia de los medios escritos valdenses. Una denominación que lo hace es porque lo lleva en su ADN. Es parte de su identidad. No sólo la forma cómo se expresa sino cómo concibe su pensamiento, su fe. Tiene una identidad distinta a movimientos religiosos que son más audiovisuales y de experiencias sensitivas muy del corto plazo. La escritura implica dedicación de tiempo, reflexión, un involucramiento distinto que el de la emocionalidad de lo audiovisual, que también tiene su valor, pero es distinto. Hay mucho valor en la prensa, en las publicaciones actuales, que tal vez no hemos sabido del todo aprovechar.

Me impactó el valor de lo escrito en el culto. En tiempos en que las iglesias se inclinan hacia un tipo de música más comercial, en el que la cultura audiovisual parece arrasarlo todo, me llamó la atención aquí el valor de lo escrito en la liturgia, los himnarios dispuestos para quien no los tenga, los textos bíblicos centrales para ese día anunciados, Biblias en los asientos, la invitación a leer. Todo eso es muy importante.

Juan Carlos Gaona Poveda¹

Oí decir a Mireille Gilles que necesitaba escribir para ordenar las ideas, hasta para concebirlas. Decía que pensaba con los dedos. Sabía que representaba a muchos.

El título de este trabajo es un reconocimiento a quienes pusieron manos al teclado a lo largo de un siglo para que esa tradición periodística identitaria siguiera viva entre nosotros.

Que el periodismo escrito es una verdadera vocación entre los valdenses se me aparece como una afirmación sólida con sólo pensar que en 1848, año en el que obtienen en Europa la libertad civil² nace L’ Eco delle Valli Valdesi, que sigue editándose mensualmente como suplemento del semanario Riforma de las iglesias Bautista, Metodista y Valdense de Italia. Desconozco los antecedentes de esta publicación que seguramente los tuvo, una planta no nace sin semillas, pero buscarlos excede los límites de este trabajo. Es de los tantos caminos que quedan abiertos para transitar.

Los nombres han sido muchos, las transformaciones varias, las búsquedas constantes, pero esa vocación permanece inalterable. El periodismo entendido no sólo como ejercicio de generar y transmitir noticias, sino de valorar la información como insumo para pensar el mundo. Necesita de un pensamiento crítico y una formación capaz de dialogar con un contexto más amplio que el de la propia colectividad. En ese diálogo las seguridades del “pequeño mundo” se arriesgan al cuestionamiento que puede parecer desigual pero que bien mirado es la forma en la que enriquece su testimonio de fe. Y una publicación necesita quien escriba, y necesita quien lea. En ambos lados del mostrador ese pensamiento crítico y libre es necesario y debe construirse todos los días.

Para este trabajo tomamos como base únicamente las publicaciones periodísticas que tuvieron, en

1- “Escribir: esa vocación casi irresistible; Una investigación sobre la prensa evangélica en América Latina” Cuestión de fe noviembre de 2019. Entrevista al historiador colombiano Juan Carlos Gaona Poveda. // 2- los valdenses son bienvenidos a disfrutar de todos los derechos civiles y políticos de nuestros súbditos, a asistir a las escuelas dentro y fuera de la Universidad, y acceder a los grados académicos. Nada es sin embargo innovado en cuanto al ejercicio de su culto y las escuelas dirigidas por ellos” Dado en Turin el diecisiete de febrero del año del Señor de un mil ochocientos cuarenta y ocho y decimoctavo de nuestro reino.” Carlo Alberto, “Rey de Cerdeña, Chipre y Jerusalén, Duque de Saboya, Génova, etc. etc. Príncipe de Piemonteecc.ecc.

el lapso estudiado, un alcance rioplatense. Somos conscientes de que dejamos fuera una cantidad de boletines comunitarios o regionales destinados al consumo interno para decirlo de alguna manera. También excluimos otras publicaciones sobre temas específicos como los Cuadernos de la Comisión Sudamericana de Historia Valdense y la revista Singular, memoria valdense que abarcan esa temática particular, conforman un capital de conocimiento y difusión muy valioso. Fueron publicaciones periódicas que se sostuvieron por décadas con una regularidad destacable. No revisten sin embargo un carácter periodístico, por lo menos en el concepto que hemos adoptado que lo vincula más al diálogo con el presente, que lógicamente será pasado ni bien lo hayamos dicho. No recuerdo dónde leí que “el periodismo es el borrador de la historia”. Le agradezco a quien me sopló esa definición, frágil como todas, pero no vacía. Con más convicción todavía lo afirmo después de haber leído el artículo de Javier Pioli para este proyecto³.

Amanecía el siglo XX en el Río de la Plata – La Unión Valdense (1903-1919)

El 1° de enero de 1903, apenas 45 años después de la llegada a Uruguay de las primeras familias valdenses, en condiciones muy precarias y con todo el trabajo de instalación por delante en un mundo nuevo, surge La Unión valdense, un periódico mensual pensado como vínculo entre las familias de la colectividad. En la portada de la primera edición aparece una imagen del templo de Ombúes de Lavalle fundado en 1902.

En ese mundo en el que recién las cosas empezaban a tener nombre en el idioma del lugar sería sorprendente el surgimiento de un medio de prensa si no consideramos la tradición de la que hemos hablado. Teniéndola en cuenta sería sorprendente que faltara. Tanto como la educación, el culto e incluso sembrar y cosechar, el vínculo a través de la escritura es para esa comunidad, de primera necesidad. Es parte del sustento.

En esa fuente del periodismo que hizo nacer a L’ Eco delle Valli Valdesi, no casualmente ligado a

la libertad civil, seguro que abreva esta nobilísima prensa en el Río de la Plata. Me parece señal de una vida que va cambiando y construyendo sobre las bases de un pasado que no se sacraliza ni se desecha, de él se nutre.

La Conferencia anual de las iglesias valdenses en esta región nombra para llevar adelante la tarea una comisión editorial integrada por Luis Jourdan, el doctor E. Pons, Santiago Gaydou y Benjamín Pons. En la primera edición se fijan las secciones del periódico, lo que da cuenta del contenido al que aspira: educación, trabajo, cultura, religión.

Un hecho muy menor da cuenta de una característica de esta publicación y de las publicaciones valdenses hasta hoy: la búsqueda del diálogo. Curiosamente en la primera edición de La Unión Valdense se omite, por olvido, mencionar a la comisión editorial. La segunda edición no sólo la menciona sino que acusa recibo de cartas que preguntan por ella, lo que muestra ese ejercicio de comunicación y además el conocimiento sobre la estructura de una publicación de estas características que tenían los lectores. Es un dato que no podía faltar.

Un acercamiento al público lector del periodismo valdense echaría luz sobre la comunidad desde un ángulo bien interesante y por ahora no estudiado. “Hay periódicos que tuvieron una sección amplia de cartas de los lectores”, dice Juan Carlos Gaona en la entrevista citada. “Es un desafío muy difícil reconstruir a esos lectores. Se puede hacer un acercamiento demográfico a la zona en la que se producen los periódicos, cuánta gente había, con qué grado de alfabetización. Se puede buscar en relatos orales cuando es posible o a través de familiares, hijos, nietos, qué veían leer, qué comentarios recuerdan. O los silencios, porque hablan también y a veces de forma muy clara.”

El análisis de los correos de lectores es uno más de los caminos que quedan como invitación. Y van…

3- Javier Pioli “Muchos han nacido viejos. Discusiones sobre la identidad valdense en el Uruguay de los años 60”. 2024

Semanario de las colonias (… - 1919)

No podemos precisar su fecha de inicio porque no contamos con la colección completa de esta publicación. Apenas tenemos la mención y unos pocos ejemplares dispersos. Nos quedan varias preguntas abiertas. Una, es por qué surge una publicación distinta a la que la Conferencia, que es la autoridad administrativa de las iglesias, ha creado. Posiblemente, aunque no podemos afirmarlo, se deba a corrientes de opinión distintas que desde el primer momento existieron en la comunidad, a veces conviviendo armónicamente, otras generando cierta rispidez por momentos de alta tensión. Sí sabemos que existió hasta 1919 cuando se fusionó con La Unión Valdense para dar nacimiento a Mensajero Valdense y que su existencia es coherente con el espíritu de libertad que es constitutivo del pensamiento valdense.

Los periódicos son herramientas de expresión y debate de ideas, no necesariamente son órganos oficiales de la iglesia como institución y nunca sus oficinas de prensa.

Mensajero Valdense - Dos momentos de una historia (1919-1974 y 1985-1992)

Fue la publicación periódica valdense más importante del siglo XX. Por su permanencia en el tiempo, 55 años consecutivos entre 1919 y 1974 y siete años en un segundo período. Lo fue también porque superó las fronteras denominacionales. Ya no fue concebido como un “vínculo entre las familias” como se definía La Unión Valdense, sino que pretendió desde el principio dialogar en un ámbito más amplio y con temáticas más abarcadoras. La pertenencia a una comunidad cristiana marcó su perspectiva de identidad, pero no el límite de su mirada.

Surgió en 1919. El primer número es de mayo y fue la unión de sus dos antecesores como hemos mencionado. Se concibió como un instrumento de unidad, lo que no significaba para nada uniformidad de pensamiento.

En la editorial de su primera edición, titulada “Lo que es, lo que se propone”, enuncia sus cometi-

dos y alcances. “Es un periódico cuyo principal fin es fomentar la cultura religiosa y el progreso de la vida espiritual y moral”.

En la misma editorial deja en claro que la libertad es un principio rector de la actividad periodística. Mensajero Valdense “no es un órgano oficial de ninguna iglesia, su actividad es completamente libre e independiente de cualquier actividad eclesiástica. Sin embargo, por su índole y por el fin que persigue, tiende a la misma meta que se propone alcanzar un cuerpo religioso constituido. Es pues, un aliado que, autónomo en sus movimientos tácticos, acepta los planes estratégicos propuestos para cuya realización coopera incondicionalmente”.

Ese inicio de la editorial resume claramente su carácter. Si bien es un órgano creado por la iglesia, no es oficialista por decirlo de alguna manera. No es el vocero de la dirigencia religiosa. Tiene la libertad que le permite incluso ser crítico con ella y lo es en muchas oportunidades.

Sobre este punto el profesor Roger Geymonat dice que entre 1945 y 1958 el periódico vive “un período transicional”. “Paulatinamente comienzan a aparecer algunos artículos críticos sobre la dirección de la Iglesia y su misión en el Río de la Plata”⁴ . Y con mucha lucidez agrega: “… convencidos de la necesidad de adaptar la iglesia a su misión en ese nuevo tiempo, los sucesivos directores de Mensajero intensificaron el tratamiento de tema políticos y sociales. Sorprendentemente -y quizás ni ellos mismos se hayan detenido a pensar en el hecho- era una renovación pero también un retorno a las fuentes inspiradoras del periódico, tal como las había definido Julio Tron -¿un adelantado?- en 1919”.

El periódico es oficializado en la Conferencia de Distrito celebrada en Ombúes de Lavalle en 1927. La Iglesia Valdense en el Río de la Plata no existía

4- Roger Geymonat, “Apuntes para una historia de Mensajero Valdense”, Mensajero Valdense enero-febrero 1989.

todavía como entidad jurídica, las comunidades en esta región conformaban un distrito de la iglesia europea. Roger Geymonat señala que desde fines de esa década el periódico por un largo período se aleja “del mundanal ruido y es severamente depurado de opinión política”. No obstante, unas líneas más adelante señala que no toma postura sobre el fascismo, pero inicia una “larga serie contra el comunismo y la URSS.” Es seguro que la tensión de aquella convulsionada Europa del período interbélico se manifestaba en la comunidad valdense en el Río de la Plata muy ligada al viejo continente y sobre todo en la dirigencia eclesiástica. Los pastores eran italianos.

Otra característica, que vimos en forma incipiente en La Unión Valdense y que sigue presente en este periodismo, es la de dialogar con los lectores. En Mensajero se acentúa tanto en cantidad como en profundidad. Sobre todo en la década de 1960 y el primer tramo de la siguiente, el “correo de lectores” se transformó en una tribuna cuando la crisis política y los movimientos sociales se volvieron más fuertes.

El profesor Javier Pioli observa: “En el ámbito eclesial, 1967 es un año en el que se hace frecuente la inclusión de cuestiones de agenda política en los artículos y reflexiones que se publican en Mensajero Valdense y Renacimiento, favoreciendo un clima de discusión que irá tornándose cada vez más efervescente”⁵.

En junio de 1973 un anunciado golpe de Estado inició la dictadura militar en Uruguay que se extendió hasta 1985. Mensajero Valdense fue clausurado el 5 de diciembre de 1974. En un período en que las clausuras temporarias a los medios de prensa eran moneda corriente, Mensajero Valdense estuvo entre los clausurados en forma “definitiva”. La historia demostró que a los seres humanos la palabra definitivo nos queda grande.

Carlos Delmonte, su director, entonces pastor en Colonia Valdense, es detenido y Ricardo Ribeiro, miembro del equipo de redacción es demorado en

la Jefatura de Policía de Paysandú.

Un artículo de mayo de ese año firmado por Oscar Leunez titulado “Richard Nixon, Billy Graham y la incoherencia”, es una muestra de la línea editorial de ese tiempo. El artículo se refiere a la renuncia del presidente norteamericano motivada por el escándalo de Watergate y la vinculación del predicador evangélico que “desayunaba todos los días” con él. Destaca la libertad y el poder de la prensa norteamericana que echa de menos en nuestras repúblicas del sur y sobre todo la incoherencia de Billy Graham, a quien cuando “se le solicitó que intercediera delante del presidente para evitar el genocidio en Camboya, replicó: yo no soy un profeta al estilo del Antiguo Testamento, sino que soy un pastor en la línea del Nuevo Testamento. Y cerró la discusión asegurándose el desayuno cotidiano por varios años. Ésta es la incoherencia inaceptable en un pastor”.

Critica la teología de Billy Graham que “en otra oportunidad definió el Reino de los cielos como un complejo industrial-comercial en donde Dios es el propietario, Cristo el gerente y el Espíritu Santo el jefe de ventas”.

Viene a cuento este artículo porque se preparaba entonces una visita del predicador al estadio Maracaná de Río de la Janeiro y se promovían excursiones para asistir. “Habría que ir, pero no a adularlo ni a pedirle nada. Habría que ir para decirle que su evangelio es colonización cultural, dependencia, mantención de todo lo malo que tenemos en América.” “Billy Graham tiene las manos sucias de Watergate”.

El artículo no tiene desperdicio. Nos extendimos en la cita porque es representativo de la línea

5- Javier Pioli “Los bichos políticos. Debates, rupturas y reconciliaciones en la Iglesia Valdense en Uruguay frente al avance del estado autoritario” (1967-1974). Tesina de Licenciatura en el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Bs. As. En este trabajo el correo de lectores de Mensajero Valdense es una fuente considerada.

editorial de Mensajero Valdense en esa época y de alguna manera de la posición del pensamiento valdense que en el propio contexto evangélico debía resultar removedor.

Por supuesto que en la diversidad del público lector esta línea encontró reacciones muy duras que fueron engrosando el citado “correo de lectores”. En algún momento alguien lo llamó “Mensajero socialista valdense”.

La polarización de las sociedades rioplatenses no fue ajena a la realidad de la Iglesia Valdense y, sobre todo la uruguaya, se vio reflejada en las páginas de Mensajero Valdense que no renunció a ese espíritu independiente con el que fue creado. Una carta del joven médico Fernando Dalmas, publicada con un país bajo medidas prontas de seguridad en 1968 y citada por Javier Pioli, es representativa de una corriente de pensamiento que pedía a la iglesia una toma de posición firme en el terreno político. “Creo, señor director, que ya llegó la hora de que nuestra Iglesia Valdense se defina, que pase del silencio cómplice al Testimonio, aun a costa del escándalo de los que vienen a nuestros templos a adorar sus becerros de oro”, decía la carta. Pero no renunciaba a convivir ni a reconocer como parte de su comunidad a quienes reclamaban en el mismo periódico un lugar más amplio a la espiritualidad y alejado de esa realidad que era “pura política”. Si bien su línea editorial entraba en esa realidad con una postura muy clara de denuncia, daba lugar a las expresiones contrarias y por momentos muy duras. Es la libertad indispensable para la vida de una publicación periodística.

Javier Pioli entiende a Mensajero Valdense como “vehículo de unión de comunidades y un espacio de discernimiento”. Fue ambas cosas, aunque muchas veces la unión se dio en la disidencia.

Reencuentro - 1983

cotidiana de las comunidades con muy poco espacio para la reflexión de más largo alcance.

La iglesia no renunció a un espacio de unión y discernimiento. En agosto de 1983 en Buenos Aires aparece la primera edición de Reencuentro, un periódico también de alcance rioplatense. Su director, el pastor Delmo Rostán, en su editorial decía: “Es nuestro mayor deseo que en él, las congregaciones puedan hallar el canal adecuado a sus necesidades de comunicación, convirtiéndolo en vínculo que promueva, de la mejor manera, ese reencuentro constante que todos necesitamos. Creemos que nuestra publicación puede intentar cubrir, con humildad y esperanza, la orfandad en que a este nivel hoy nos encontramos y estamos convencidos que un mayor acercamiento entre nosotros mismos significa también un paso más hacia el reencuentro permanente con aquél que es el Señor de la vida.”

En una entrevista con el boletín Cuestión de fe, Delmo Rostán⁶ decía que al pensar en el nombre de la publicación tuvieron en cuenta esa división que se vivía en las comunidades y en la sociedad en general. Incluso desde lo gráfico, el nombre aparecía con las dos “e” de Reencuentro entrelazadas como señal de unidad.

Reencuentro fue editado hasta 1985. Fueron 8 ediciones de una periodicidad algo irregular aunque estaba planteada como bimestral. En 1985, en un plan de acercamiento con las Iglesias Reformadas en Argentina, se fusionó con Base Firme, el órgano periodístico de estas iglesias y dio nacimiento a Diálogo que fue una publicación de ambas.

Dos caminos simultáneos - Mensajero Valdense y Diálogo 1985 – 1992

El 1° de marzo de 1985 asume en Uruguay el primer gobierno electo después de la dictadura. Inmediatamente, el ejecutivo presidido por el Dr. Julio María Sanguinetti, levanta las proscripciones a los medios de comunicación. Lo definitivo duró

Durante nueve años la Iglesia Valdense no tuvo un órgano de prensa a nivel del Río de la Plata. Sí sostuvo, por supuesto, los boletines parroquiales enfocados más bien en la información de la vida 6- Cuestión de fe, febrero de 2015.

menos de once años, oscuros y dolorosos, pero pocos para ser la eternidad que con ridícula soberbia proclamó el decreto de 1974.

La Iglesia Valdense decide dar continuidad a Mensajero Valdense con la misma comisión que venía trabajando en el momento de su clausura (Acto 27/SR/1985) Era un gesto de resistencia.

Ese septenio estuvo marcado por la discusión constante entre quienes proponían continuar con Mensajero Valdense y quienes encontraban en la propuesta de Diálogo un camino ecuménico que entendían como desafío.

En 1992 el Sínodo, reunido en Ombúes de Lavalle, tomó una de sus decisiones más controvertidas (Acto 32/SR/1992). En un intento de solución salomónica se decidió suspender por un año la edición de Mensajero Valdense como periódico independiente y transformarlo en un suplemento de Diálogo, con una comisión editora propia.

La experiencia no resultó. Lo puedo decir con propiedad porque ya soy parte de esa historia. Pienso que nos equivocamos quienes entendimos que una publicación ecuménica era una opción que excluía la continuidad de Mensajero Valdense. Con las mejores intenciones y cierta soberbia que da la inexperiencia, no aquilatamos el peso de su historia, el arraigo en la conciencia colectiva, el respeto alcanzado más allá de las fronteras denominacionales.

La propuesta de un periódico como Diálogo fue bien pensada, pero nació en los escritorios y sin raíces comunitarias. Surgió de las estructuras eclesiales y no de la comunidad lectora. Había que lograr que lo hiciera suyo. No fue una meta alcanzada si es que era alcanzable.

Nobleza obliga a decir que no logramos, bien utilizada la primera persona del plural, cumplir con los plazos de entrega ni solucionar la complejidad de la distribución. En parte también por ese sentimiento de ajenidad que no logramos que el público lector superara.

El acto 27 de la Asamblea Sinodal del año 2000, luego de varias consideraciones que fundamentan su decisión resolvió: “encomendar a la Mesa Valdense que en acuerdo con la Mesa de las Iglesias Reformadas dé por concluida esta etapa de Diálogo”.

Su última edición abarcó el período octubre-diciembre de 1999. Era el número 75 de su decimoquinto año.

Página Valdense – flor nueva de romance viejo

La experiencia de Diálogo no lograba afianzarse, pero la Iglesia Valdense no renunciaba a su vocación periodística.

Por el Acto 26, la Asamblea Sinodal de 1996 encargó a la Comisión Sinodal de Comunicaciones la creación de una “circular informativa”. En los fundamentos de la decisión están implícitas las carencias que Diálogo no lograba superar. “a) La necesidad de mejor información que expresan las comunidades sobre la vida de toda la iglesia en el Río de la Plata. b) que ésta llegue a las comunidades en forma rápida y ágil”. Nacía, aunque el acto no la nombraba, Página Valdense, que hacia el fin del siglo XX se volvió un periódico mensual en crecimiento que logró sintonizar con un público lector que lo sostuvo incluso económicamente. Volvió a aparecer un significativo correo de lectores, lo que da cuenta de esa sintonía y sentido de pertenencia que debe lograr una publicación periodística en su público. La antigua vocación que nunca dejó de existir encontró en Página Valdense un vehículo que transitaba novedosamente algunos caminos conocidos.

El acto 27 de la misma Asamblea Sinodal encargaba a la Mesa Valdense y a la Comisión Coordinadora de Comunicaciones que se pusiera en contacto con la Mesa de las Iglesias Reformadas en Argentina para evaluar «y redefinir» la política de publicación de la revista Diálogo. El énfasis en la necesidad de “redefinir” es elocuente.

El acto 17 de la Asamblea Sinodal de 1997 señala que hay una corriente tendiente “a propiciar una publicación periodística en la línea de Página

Valdense” y al mismo tiempo quienes “desean la continuidad de la tarea conjunta con las Iglesias Reformadas en Argentina”. Se designan entonces dos equipos de redacción.

Se nombró la comisión editora de Página Valdense, se comenzó a imprimir en formato tabloide, se abrió una campaña de suscripciones que permitieran su sostenimiento. Sostuvo una periodicidad estrictamente mensual, doce ediciones al año, en el período que analizamos, durante el siglo XX.

Logró inmediatamente el apoyo de la comunidad valdense que lo hizo propio. Su sostenimiento total mediante suscripciones y aportes voluntarios es una señal. La comunicación permanente que tuvo con el equipo editor, parte de la cual se mostró en un correo de lectores que se mantuvo activo, es otra.

El acto 27 de la Asamblea Sinodal del año 2000 da cuenta de las perspectivas del periódico al comenzar el nuevo siglo. “El Sínodo, atento a la dimensión que ha tomado la tarea de Página Valdense, resuelve: aumentar a cinco el número de miembros titulares de la Comisión de Página Valdense.” (sic)

Prensa de la juventud valdense

A nivel rioplatense, el Movimiento Juvenil Valdense tuvo también una actividad de prensa con una continuidad importante. Tuvo varias publicaciones como La Paloma, El Eslabón y Conexiones que desde 1997 empezó a aparecer como suplemento de Página Valdense. Todas bajo la responsabilidad de la Coordinadora de la Actividad Juvenil de 1970 para adelante. Tuvieron un perfil muy distinto, más orientado al vínculo entre los grupos, a compartir sus actividades y fomentar de alguna manera el fortalecimiento interno.

Pero sin duda la publicación más importante por su permanencia y su alcance fue Renacimiento, gran parte de su historia bajo la dirección de la Federación Juvenil Valdense.

Con una frecuencia quincenal editó 488 números entre 1932 y 1973.

Surgió en la Unión Cristiana de Ombúes de Lavalle en 1932 bajo la dirección y prácticamente la autoría de Víctor Geymonat, un joven con marcadas preocupaciones intelectuales y raíces cristianas valdenses. Decía en la primera edición: “Nuestro órgano, que tendrá por objeto inmediato llenar un vacío en la obra de la Unión Cristiana local en particular y en general procurar un estrechamiento de filas con las demás instituciones similares para hacer más eficaz el esfuerzo de conjunto, tendrá también como fin en la medida de lo posible contribuir a la aplicación de la ley de Cristo viviente en todos los ámbitos de la actividad humana”.

Esa primera edición aparece sólo con el nombre de Víctor Geymonat como director el 1° de setiembre de 1932. Parece ser un emprendimiento suyo. Recién en la cuarta edición se presenta como una publicación de la Unión Cristiana de Ombúes de Lavalle y después pasa a ser el órgano de la Federación Juvenil Valdense. El 10 de marzo de 1939 aparece como “órgano oficial de la Agrupación de Uniones Cristianas de Jóvenes Valdenses”. El 25 de marzo del mismo año, era una publicación de frecuencia quincenal, se la presenta como “órgano oficial de la Federación Juvenil Valdense”.

Su cierre, si bien no fue obligado por la dictadura como el de Mensajero Valdense, no es casual que haya sido en el inicio de ese período. También sus páginas fueron vehículo de discusiones políticas y sociales muy acaloradas en un clima nacional que las alimentaba. En la década de 1960 y principio de la del 70 la dirección estuvo a cargo de una generación de estudiantes universitarios provenientes de las comunidades rurales tradicionales pero radicados en Montevideo y siendo parte de un ámbito muy efervescente. Tomaron posturas firmes en contra del autoritarismo que se venía acrecentando, de reclamo ante la corrupción, la marginación, la pobreza y la violencia. En varios momentos reclamaron a la iglesia una toma de posición más radical. Le criticaban lo que a su juicio era una postura demasiado conservadora. La reclamaban como parte del compromiso evangélico. Las opiniones, sin embargo, no eran unánimes aun

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