Página Valdense - Edición 05-23

Página Valdense

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837

«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20

El agua…

un derecho, un bien común

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EL AGUA COMO UN DERECHO HUMANO Daiana Genre Bert

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TEOLOGÍA DE LO SUFICIENTE Carola Tron

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EL AGUA ES VIDA Paula Fogel

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Septiembre 2023 - N° 290 - Afiliado a O.P.I. 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638

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Apuntes

de la Directora

Ver el bosque a través del árbol En esta edición tratamos un tema que tuvo su auge hace unos meses, pero que, como la gran mayoría de las cosas relacionadas con el cuidado de nuestra casa común, pierden un poco de relevancia -sobre todo mediática- cuando pasa el temblor, al decir de Soda Stereo.

En las siguientes páginas proponemos detenernos a reflexionar sobre el agua, el agua como bien común, como derecho humano; el agua como sistema biológico indispensable para la vida, y no sólo nuestra vida, sino LA vida, en mayúscula. ¿Quién marca la agenda? ¿Cuándo una arista de la crisis ambiental está en boca de todxs? Digo una arista porque en estos últimos meses fueron cobrando mayor relevancia según acontecían las olas de calor, la sequía, la quema de humedales, los incendios forestales, el desmonte, y quizás en breve sean alguna de las consecuencias del fenómeno de El Niño, etcétera.

Entonces, frente a todas estas muestras la primera pregunta que me surge es: ¿se puede seguir negando la crisis climática? Y aunque elijo creer -guiño futbolero- que la mayoría de las personas que leen Página Valdense tenemos cierta sensibilidad que nos permite ver el bosque a través del árbol, aunque sea el que tenemos más cerca, que es más visible y palpable, hay personas que aún la niegan.

La historia de nuestra región está marcada por el saqueo de los bienes comunes a toda costa, incluso de las vidas de los pueblos originarios; las voces más fuertes y poderosas alzan un sistema extractivista como el único posible, y con la connivencia de nuestros gobiernos, se prioriza la economía por sobre los derechos y las vidas de las personas. Como cristianxs tenemos la responsabilidad de denunciar las injusticias y anunciar que es posible una manera mejor de vivir, una con PÁGINA VALDENSE I 2

mayor equidad, redistribución de las riquezas y sistemas productivos sostenibles. Claro que no es fácil caminar hacia allí, pero sin dudas debe ser nuestro horizonte.

Sin justicia ambiental no hay justicia social. Eso que parece un lindo slogan que se popularizó hace ya algún tiempo, es una consigna que puede guiar nuestras reflexiones y acciones también.

“

Vivir con lo suficiente; defender los derechos humanos; denunciar las violencias y opresiones; pensar en quienes son las personas más vulnerables; consolidar una conciencia ecológica; desde un ejercicio crítico que parte de mirar la realidad, pensar acciones en consonancia con ese proyecto de vida buena y abundante en el que creemos.

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REDACCIÓN Varela 1729 - Dolores - Soriano - Uruguay e-mail: paginavaldense@gmail.com

Nuestra teología nos permite seguir mirando con esperanza el futuro, y no sólo porque creemos en un mundo mejor, sino porque estamos construyéndolo.

Con idas y vueltas, errores y aciertos, caminamos. Con más o menos resistencia, activamos cambios en nuestra manera de ser y hacer comunidad porque la potencia de lo colectivo nos impulsa, nos abraza y nos contiene; porque el sueño de un sociedad más amable, solidaria y justa nos guía; porque sabemos que la comunidad nos sostiene y Dios nos acompaña bien de cerca.

Que sigamos caminando, que los árboles nos enseñen a ver el bosque, siempre.

Daiana Genre Bert

El agua como bien común

y derecho humano

de forma solidaria con las generaciones futuras, priorizando lo social sobre lo económico. Cuando eso no sucede, como ha quedado demostrado en el caso reciente de la crisis del agua en el área metropolitana de la capital uruguaya, surge nuevamente la necesidad de construir estrategias, organizarse y defender esos bienes comunes para sacarlos del mercado. Desde Redes Amigos de la Tierra y otras organizaciones que participan en esta lucha, se ve con preocupación cómo el capitalismo acciona diversos mecanismos para extraer el mayor lucro en el menor tiempo posible, degradando y contaminando esos bienes comunes; lo cual habilita el juego perverso de especular con la escasez para obtener mayores ganancias.

A pesar de esa victoria histórica, la reciente crisis que afectó a la zona metropolitana del país llevó a la negación de su derecho al agua. Durante 80 días el agua que salía por las canillas no era potable, aunque el gobierno afirmara lo contrario. Los elevadísimos niveles de sodio y cloruro ponían en riesgo la salud humana.

Una gran sequía fue una de las causas de esa crisis, pero a ella se sumaron otras causas estructurales. La mala gestión de la cuenca del Río Santa Lucía, en la que ha avanzado el agronegocio forestal y sojero, afecta la cantidad y la calidad del agua. En épocas de sequía del impacto de la forestación en las nacientes de las cuencas se exacerba. Por otro lado, la falta de inversión en la empresa estatal de agua potable, de la mano de la reducción del gasto público, condujo a que no se solucionaran los problemas de pérdida de agua potable.

Una de las reflexiones que vienen haciendo las organizaciones a lo largo de esta lucha, es que las Constituciones por sí solas no garantizan los derechos.

“

Las Constituciones son cartas magnas que consagran derechos, los colocan en lo más alto del ordenamiento jurídico de un país, pero si no hay movilización, si no hay pueblo organizado y no hay conciencia, resulta muy complejo y difícil preservar y proteger los bienes comunes que son vitales y fundamentales para la sustentabilidad de la vida y la satisfacción de las necesidades humanas.

“

Hace un tiempo mantuvimos una charla vía zoom con María Selva Ortiz, integrante de Redes Amigos de la Tierra de Uruguay sobre el agua, nada más y nada menos. Hace 33 años es parte de la organización y fue coordinadora de varias campañas, una de las más emblemáticas fue la campaña del agua -aquella que comenzó en el 2002 y que junto a otras organizaciones sociales y movimientos populares impulsaron la iniciativa de reforma de la Constitución Nacional para garantizar el derecho humano al agua y la gestión sustentable y participativa de las cuencas hidrográficas-.

Una de las primeras grandes cuestiones que salió luego de saludarnos fue reconocer al agua como un bien común y un derecho humano, haciendo un esfuerzo de evitar nombrarla como recurso natural lo que, entre otras cosas, deja lugar a que sea considerada como mercancía. Quizás porque tiene que ver con nuestra concepción de la naturaleza y de los derechos.

Avanzando en la conversación, me cuenta que aquella campaña inició por una amenaza de privatización de servicios públicos de agua y la necesidad de revertir los procesos de privatización ya existentes, eso hizo que pensaran estrategias para frenar esa iniciativa del gobierno del momento y finalmente, decidieran proponer una reforma constitucional. Esa iniciativa popular que se comenzó a gestar en el 2002 marcó un hito el 31 de octubre del 2004, cuando casi el 65 por ciento, exactamente el 64,7 por ciento de los ciudadanos y ciudadanas uruguayas expresaron que querían que el acceso al agua potable y al saneamiento fueran un derecho humano fundamental, que el agua se gestionara en forma sustentable y solidaria con las generaciones futuras, a través del ordenamiento territorial y considerando las cuencas hidrográficas como unidad de gestión, priorizando en éstas el agua para consumo humano frente a otros fines. Además, que en la gestión del agua y de las cuencas hidrográficas debía tener prioridad lo social antes que lo económico y que debía haber participación de la sociedad civil en todos los procesos de planificación, gestión y control. Eso está incluido hoy en la Constitución uruguaya, lo que quiere decir que el pueblo organizado redactó el articulado de la reforma, juntó firmas y lo puso a consideración de la ciudadanía que se expresó mediante el voto directo en una instancia electoral obligatoria.

Cuando se habla de bien común, se habla de cuestiones esenciales para la vida que no pueden entrar al mercado, porque de ellas no sólo depende la vida humana sino también la subsistencia del planeta; esa es la base cuando en la Constitución se establece que la gestión de las cuencas hidrográficas debe realizarse de

Por eso les articulan consignas de denuncia como «no es sequía, es saqueo»; pero también: «agua dulce para el agronegocio y agua salada para la población».

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Esto último implica reafirmar la necesidad de transicionar hacia modelos productivos diversificados que permitan revertir la primarización de la matriz productiva , cuidar medioambiente y los territorios, seguir garantizando los medios de sustento y la producción necesaria para las necesidades de nuestros pueblos, mantener la salud de los y las productoras y vecinas/ os. Un modelo de desarrollo que nos permita sostener prácticas productivas que nos guíen hacia la soberanía alimentaria y la agroecología, la soberanía energética y la democratización de la energía, la justicia económica

y la gestión colectiva y participativa de los territorios con justicia social, ambiental y de género.

En estos 20 años han pasado muchísima agua bajo el puente, como se dice popularmente, pero sigue siendo indispensable la organización del pueblo para luchar por sus derechos y los de las generaciones futuras.

Y como cada vez es más evidente que la realización de derechos fundamentales va de la mano de la gestión de los territorios, sigue siendo indispensable la organización del pueblo para luchar no sólo por justicia social sino también ambiental.

Daiana Genre Bert

Vienen por el agua, por el litio. Ya llegaron antes por la tierra, por el oro. Parecería que la historia se repite: el saqueo constante del que no nos damos cuenta hasta que la naturaleza, o las propias consecuencias catastróficas del accionar humano, nos ponen de cara a que tenemos que aceptar que hicimos las cosas muy mal.

En Montevideo llegamos a lo que sería el día cero, este concepto fue aplicado en el año 2018 en Ciudad del Cabo, al oeste de Sudáfrica, para señalar que sería la primera gran urbe del planeta en quedarse sin agua.

Volviendo a Uruguay, - «La situación es muy grave, ya que las reservas en Paso Severino, principal fuente de abastecimiento del área metropolitana donde viven más de 1.5 millones de personas, está por debajo del tres por ciento -equivalentes a tres días del consumo de agua capitalino-. Hay agua en las canillas, pero ya no es potable desde hace semanas. Cruzamos el día cero sin saberlo. Los organismos estatales que debían indicarlo callaron y, como no hay ningún plan organizado, se desemboca en la improvisación. Todo esto se disimuló cambiando el agua dulce por otra salobre.

El día cero finalmente nunca llegó para Ciudad del Cabo, ya que unos días antes regresaron las lluvias. Sin embargo, todo indica que Montevideo es el primer caso en el mundo de una ciudad capital que llegó a esa situación de colapso». - Semanario Brecha. El día cero.

Es impensado que, en lugares como Uruguay y muchas zonas de Argentina, se queden sin agua dulce, potable. Pero nuevamente la realidad nos da un duro golpe: NO HAY AGUA. Llevamos tres años de una sequía sin precedentes, hay informes de muchos organismos que alertan sobre la escasez de agua dulce y de los niveles exorbitantes de contaminación y degradación que tienen ríos y arroyos. El modelo agroexportador imperante en Uruguay, que abarca actividades como la agricultura y la forestación principalmente, generan una presión enorme sobre el sistema natural acuífero, sometiendo a la población rural a vivir en un ambiente rodeado de químicos y con una dependencia casi completa de insumos externos, que cotizan en moneda extranjera.

Sumado al uso indebido del agua que se hace a nivel urbano, el futuro inmediato es muy oscuro si continuamos con la «ceguera social – colectiva». Esa ceguera

que tiene enferma nuestra mirada, nuestra percepción, disociando nuestro cuerpo y nuestra mente, haciéndonos propensos y vulnerables a perder la capacidad de la crítica constructiva, la empatía, el trabajo colectivo, y la justicia; del desligarnos completamente de la naturaleza.

Vienen por el agua. ¿Quiénes? ¿Con qué objetivo? ¿Para qué la usan? ¿Alcanza para todos y todas? ¿Cuánto vamos a tener que pagar por el agua? ¿Por qué no llueve? ¿Por qué hay muchas personas protestando y pidiendo que cuidemos el agua?

Tal vez si empezamos a cuestionarnos y hacernos estas preguntas encontremos respuestas que no nos van a gustar, pero que indudablemente nos van a desafiar, a interpelar y nos lleven a hacernos más preguntas y andar otros caminos.

El agua es fuente de vida, sin ella no podemos vivir y ahora tenemos claras muestras de ello. Repensemos nuestro vínculo con el agua, con el cuidado y el uso que le damos. Cada cosa que hacemos está ligada con ella y con la naturaleza. Siempre estamos generando un efecto con nuestro accionar.

Dejemos de autoengañarnos, de hacernos trampa.

Empecemos a repensar que hasta la acción más cotidiana como abrir la canilla y que salga agua limpia, potable, puede pasar a ser un privilegio de pocos y pocas. Hoy, mañana, todos los días son un buen día para empezar a hacernos cargo de la huella que estamos dejando.

«No acepten lo habitual como cosa natural pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar», Bertolt Brecht.

Vienen por el agua

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de este artículo

De aguas y ciclos hidrosociales A principios de septiembre tuvo lugar en el Centro Emmanuel el seminario de ecoteología «El Agua, savia de un mundo en movimiento». Estuvo presente el Cuerpo Pastoral de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, que participó como parte de su instancia formativa anual, dado que la propuesta se vuelca a abordar la temática del agua desde diferentes perspectivas: teológicas, teleológicas, ambientales, antropológicas, comunitarias, educativas. Una hermana católica, contingentes de las Iglesias Evangélica del Río de la Plata y Metodista en Uruguay (co-gestoras del Centro Emmanuel) y personas de otras procedencias completaron un grupo humano de 50 personas que acompañó y reflexionó a partir de las propuestas de las y los panelistas. Entre quienes expusieron, se encontraba el Dr. en Antropología de la Universidad de la República (Uruguay) Javier Taks, quien expuso sobre «Los valores del agua en el antropoceno» (y las críticas a dicho concepto desde miradas decoloniales, antirracistas y altermundistas, denominándolo antropo-ciego, plantacionceno, capitaloceno, chtuluceno): «la transformación de los ambientes superficiales de la Tierra por la actividad humana. Este fenómeno es, ahora mismo, posiblemente la cuestión más importante de nuestra época, científica, social y políticamente. No podemos pensar en un desafío mayor o más urgente», cita de Zalasiewicz y otros en el libro «El Antropoceno: ¿Una nueva época o era geológica?». Y respecto al agua, este paradigma para comprender la acción humana nos invita a repensar en los ciclos del agua que tan esquematizados aprendíamos en las escuelas, para incorporar necesaria y condicionalmente, precisamente, la humanidad como agente: se habla entonces del ciclo hidrosocial del agua. Las aguas superficiales que escurren por los campos de monocultivo, con tierras arrasadas que no filtran ni alimentan lo suficiente las napas y a su vez trasladan agrotóxicos y fertilizantes a los cauces; la pérdida de biomasa vegetal por la deforestación que disminuye la formación de «ríos aéreos» que solían hacer llover en formas más regulares. Los afluentes embalsados, modificados o entubados que ya no llegan normalmente a alimentar los ríos principales, así como la pérdida de humedales y llanos de contención, que generan inundaciones, las costas y mares afectados por el tráfico marítimo.

«El ciclo hidrosocial evidencia las relaciones de poder», señala Taks, y nos muestra un dibujo esquemático e irónico sobre este ciclo, coronado con la frase «el agua fluye hacia el dinero», señalando las diferencias entre quienes pueden o no definir como se canalizan esas aguas.

Investigando en la biblioteca global que es la internet, en 2019, según un informe de la UNESCO, 2.100 millones de personas en todo el mundo no tenían acceso a agua potable y 4.500 millones no tenían acceso a servicios sanitarios seguros. Por otro lado, la tasa de uso de agua ha aumentado aproximadamente un uno por ciento anual desde la década de 1980, debido al crecimiento demográfico, el desarrollo socio-económi-

co de los países en desarrollo y los cambios en los patrones de consumo. Pero como señalaba otro expositor, el sociólogo y activista por el agua Carlos Santos, la comparación entre el agua de consumo humano en relación a la que se usa para fines estrictamente económico-productivos primarios y de exportación (carne, soja, celulosa, arroz) es de 356,4 millones de m3 ¡contra 18.537 millones de m3! Más de cincuenta veces el agua de uso potable, en un país con el 96 por ciento de la población con acceso a esta. Las previsiones citadas en el informe de UNESCO también estiman que la demanda mundial de agua seguirá aumentando a un ritmo similar hasta 2050, superando los niveles de uso actuales en aproximadamente un 20-30 por ciento. Un documento del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas sobre escasez de agua estima que, en 2025, 1.800 millones de personas tendrán que hacer frente a este problema y dos tercios del mundo vivirán en condiciones de «estrés hídrico».

Las categorías más penalizadas y expuestas a las crisis del agua son las personas refugiadas, las mujeres, lxs niñxs y las minorías discriminadas y excluidas... del control del ciclo hidrosocial del agua.

Nuevamente en el mismo informe de la UNESCO leemos que entre 2015 y 2019, más de 25 millones de personas migraron en promedio cada año debido a desastres naturales. La aceleración del calentamiento global tiene consecuencias en las grandes masas de aguas oceánicas que afectan el clima de amplias regiones, donde el fenómeno de la migración no depende sólo de las fricciones geopolíticas y conflictos armados, sino que parten (y estas muchas veces son consecuencia) de los efectos cada vez más violentos y dramáticos de la crisis climática: casi todos los años desde 2012, las crisis del agua se han clasificado entre los cinco primeros en la lista de Riesgos Globales por Impacto del Foro Económico Mundial. En 2017, graves sequías contribuyeron a la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, cuando 20 millones de personas en África y Medio Oriente se vieron obligadas a abandonar sus hogares cuando estallaron escasez de alimentos y conflictos en sus territorios. Según lo informado por el sitio web Water Conflict Chronology, que rastrea y clasifica los conflictos por el agua desde el comienzo de la civilización hasta el presente, el número de conflictos por el suministro o control del agua en todo el mundo ha aumentado en los últimos años. Si entre 2000 y 2009 fueron 220, entre 2010 y 2019 ascendieron a 620, mientras que de 2020 a marzo de 2022 se reportaron 202. Incluso en el conflicto entre Rusia y Ucrania el agua juega un papel decisivo: los daños a las infraestructuras hídricas y los cortes agua a las ciudades sitiadas por los rusos son, de hecho, instrumentos de guerra eficaces y terribles.

El ciclo hidrosocial que compone la imagen actual del mundo, evidencia un mismo trasfondo cultural. Taks señala en su ponencia que «debido a su rol fundamental para la vida de la sociedad, el agua posee una fuerte dimensión cultural. Sin entender ni considerar los aspectos PÁGINA VALDENSE I 5

culturales de nuestros problemas relacionados con el agua no podrá encontrarse ninguna solución sostenible». Esta cita mencionada en el Tercer Foro Mundial del Agua, un espacio impulsado por las grandes empresas, evidencia: 1) el trasfondo cultural actual lo constituye un paradigma economicista, que contempla el extractivismo productivista en una punta y la guerra de apropiación en la otra; 2) como sistema de Naciones Unidas sabemos que hay diversas aproximaciones al elemento vital, desarrollados en las diferentes formas culturales que la humanidad se ha dado a lo largo del tiempo, los ciclos y los rincones del planeta. Entre la gobernanza global de los

Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde el agua es indicada como derecho y mercancía de forma contradictoria, la conflictividad histórica en relación a un recurso fundamental que se disminuye por el «Antropoceno», y las hidrotecnologías ancestrales. Estas últimas constituyen las formas comunitarias sostenidas en el tiempo por pueblos originarios de todas partes del mundo, para proveer un elemento señalado como divino por la mayoría de las cosmogonías, fuente de vida. Y como señalaba la Dra. en Biblia y docente Mercedes García-Bachmann, aquello que fluye al centro «del Edén» y de «la Nueva Jerusalén».

Josué Charbonnier

De agua somos

para operar; por ejemplo, proyecto Tambores, una planta de hidrógeno verde que se ubicará nada más ni nada menos que sobre el Río Negro o el Acuífero Guaraní. Detrás de este proyecto hay una empresa que exportará el hidrógeno verde a Europa y UPM. Eso no es lo único lamentable, también se ubicará en Uruguay el data Center de Google que consumirá miles de litros de agua para la refrigeración de sus computadoras. ¿Es sequía o es saqueo? Eso proclaman las pancartas de las personas que se manifiestan en contra del abuso de nuestros recursos y la contaminación sin control. Hoy también llama mucho la atención la sequía que sufre Uruguay sobre todo si miramos directamente a la capital, Montevideo. Dejó de llover, supuestamente por el cambio climático. Lo que es cierto es que no hay agua potable en Montevideo y no estábamos preparados ni preparadas para esto.

El aumento de la salinidad en la ciudad de Montevideo se debe a la mezcla de agua dulce y agua salada. El agua dulce proveniente de la reserva de Paso Severino y el agua salada proveniente de aguas que ingresan al Río Santa Lucia desde el Río de la Plata, 30 por ciento de agua dulce y 70 de agua salada. Esto para poder estirar la agotada reserva de Paso Severino.

El agua de la ciudad de Montevideo no es potable ya hace más de cuatro meses, no hay solución inmediata para esto, por el contrario, se le solicitó por parte de OSE el aumento de los parámetros de cloruro y sodio, estos duplican el máximo recomendado por la OMS, hay días en que se produce agua por encima de los valores solicitados.

Se pierde el 50 por ciento de agua en las calles por la ineficiencia de parte de OSE, por la gran falta de personal, entre otras limitaciones, que los trabajadores y trabajadoras de OSE reclaman hace años.

Lo que más preocupa es que no se tenga una solución inmediata, y no está claro como lo van a solucionar.

Ahora las personas tienen acceso limitado al agua potable. Abrís la canilla y sale agua, pero no es potable, tenés que pagar por ella en el super. Es triste, pero es real.

Debemos tomar esto a conciencia e impulsar un verdadero cambio para cuidar nuestro recurso más valioso. El agua es vida, si poseen el agua, poseen tu vida.

El Agua es nuestra.

Agua libre

Del agua brotó la vida. Los ríos son la sangre que nutre la tierra, y están hechas de agua las células que nos piensan, las lágrimas que nos lloran y la memoria que nos recuerda.

La memoria nos cuenta que los desiertos de hoy fueron los bosques de ayer, y que el mundo seco supo ser mundo mojado, en aquellos remotos tiempos en que el agua y la tierra eran de nadie y eran de todos.

Eduardo Galeano En los últimos tiempos de la historia potabilizamos el agua, de otra forma no sería posible tomarla, le agregamos cloro para desinfectarla. Esto pasa porque no hay aguas seguras, ni superficiales y subterráneas, ninguna de ellas es potable a menos de que se les agregue dicho producto o sean tratadas de alguna otra forma.

En Uruguay la industria del agro, las papeleras y el sistema de saneamiento -que en las pocas ciudades que existe, la mayoría no tiene plantas de tratamiento de aguas residuales- el resultado es contaminación del agua que mañana beberemos, si es que hay.

Uruguay es un país con una fuerte industria de celulosa, plantaciones de soja y grandes arroceras y ganadería para exportación. Todas ellas consumen un gran volumen de agua, y no sólo eso, sino que también la contaminan.

Un ejemplo claro es UPM, una empresa de origen finlandés que se dedica a la creación de pasta de celulosa y para ello tiene miles de hectáreas de cultivo de eucalipto que secan los campos debido a su rápido crecimiento, consumen mucha agua subterránea para hacerlo. Hasta hace poco solo había solo dos plantas de celulosa en el país: UPM y Montes del Plata, pero la apertura de una segunda UPM complica más las cosas.

Esta celulosa consume 220 millones de litros de agua dulce por día, consumo superior al de la población uruguaya; aparte de eso, toda gratis. ¿Cómo nos recompensa la papelera? Nos devuelve 180 millones de litros de agua que vuelca a nuestros ríos contaminada con amoníaco, fósforo, cianuro, arsénico, cadmio, plomo, mercurio, furanos, dioxinas.

Como si esto fuera poco hay otros proyectos en marcha que necesitan una enorme cantidad de agua PÁGINA VALDENSE I 6

Bruhco Ferruco

La crisis ambiental y la sequía:

Un llamado a la acción

conservación y el uso sostenible de los recursos hídricos. Asimismo, se deben fomentar políticas de conservación y restauración de los ecosistemas acuáticos para mantener la salud de los ríos y su biodiversidad.

Desde la Iglesia Evangélica del Rio de la Plata, a través de la Fundación Protestante Hora de Obrar, se vienen realizando diversas acciones concretas como el acompañamiento de jornadas de limpieza de ríos, promovidas por las comunidades de fe locales que viven en las márgenes del Rio Uruguay, en Misiones. Por otro lado, a través del programa de reforestación Crece Selva Misionera, desde el 2020 se plantan árboles en Misiones, Argentina, en márgenes de los arroyos y vertientes de agua para asegurar la calidad y cantidad de este recurso tan vital. Durante el 2022- 2023 se realizaron también más diez protecciones y adecuaciones de vertientes de agua para familias rurales y comunidades Mbya Guaraníes que, lamentablemente, producto de la sequía su fuente de agua se redujo considerablemente.

Es importante destacar que la sequía en la cuenca del Río de la Plata no solo afecta a los países que la comparten, sino que también tiene implicaciones a nivel regional. Por lo tanto, se requiere una cooperación y coordinación efectiva entre los diferentes actores y gobiernos para abordar este desafío común y garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos en la región.

“

Como cristianos y cristianas, es nuestra responsabilidad reflexionar sobre esta situación crítica y urgente, sobre el (mal)cuidado de la creación. La Biblia nos enseña que Dios nos ha dado la tarea de ser mayordomos de la Tierra y cuidar de ella. Debemos reconocer que nuestro impacto en el medio ambiente ha llevado a esta crisis y buscar soluciones basadas en la justicia y la sustentabilidad.

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En estos últimos tres años, los ríos de la gran cuenca del Río de la Plata en la que se encuentran la mayoría de las comunidades de fe de nuestras iglesias protestantes de la región, enfrentan desafíos significativos debido a la sequía causada por el cambio climático. Esta región, que abarca varios países como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y como hemos notado en nuestro día a día, ha experimentado un aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos de sequía en los últimos años.

La disminución de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas están afectando el caudal de los ríos, lo que provoca una reducción en el nivel del agua y una disminución de su flujo. Esto tiene un impacto negativo en la disponibilidad de agua tanto para el consumo humano como para la agricultura y la biodiversidad acuática.

Con la sequía también aumentaron los incendios forestales en las áreas rivereñas que tienen consecuencias devastadoras para los ecosistemas y las comunidades que dependen de ellos. Además, la reducción del flujo de agua puede provocar la salinización de los ríos, ya que el agua de mar puede penetrar más fácilmente tierra adentro como sucede en varias ciudades cercanas en la cuenca inferior del Rio de la Plata.

A escala regional, con las precipitaciones en la cuenca del Rio de la Plata provenientes de los ríos voladores del Amazonas y debido a la deforestación a gran escala sufrida en estos últimos años, ha tenido un impacto directo en la sequía debido a la reducción en la capacidad de la selva para regular el ciclo del agua.

Ante esta situación es fundamental implementar medidas de adaptación y mitigación. Esto incluye la gestión eficiente del agua, promover prácticas de

Esto implica que cada uno y cada una, desde nuestros espacios, debemos adoptar prácticas sostenibles, promover la conservación de los recursos naturales y abogar por políticas que protejan y restauren nuestro entorno. Como seguidores y seguidoras de Cristo, debemos recordar que el cuidado y la buena y reciproca convivencia con la creación es un acto de amor y obediencia a Dios.

Romario Dohmann Coordinador de Iniciativas Ambientales de la Fundación Protestante Hora de Obrar Iglesia Evangélica del Rio de la Plata

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Teología de lo Suficiente Reflexionar sobre Dios en tiempos de crisis hídrica como un síntoma de la crisis climática global sigue siendo un desafío que opone algunas resistencias. Me hace recordar esta historia de los evangelios en la versión de Marcos: “Jesús salía ya para seguir su camino, cuando un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él, y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno, sino sólo Dios.

Ya conoces los mandamientos: No mates. No cometas adulterio. No robes. No des falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.» Aquel hombre le respondió: «Maestro, todo esto lo he cumplido desde mi juventud.» Jesús lo miró y, con mucho amor, le dijo: «Una cosa te falta: anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo.

Después de eso, ven y sígueme.» Cuando aquel hombre oyó eso, se afligió y se fue triste, porque tenía muchas posesiones.” Este hombre encontró la respuesta que buscaba, pero no tuvo el coraje de dejarse transformar por la invitación de Jesús, prefirió la tristeza y las posesiones, ante que el camino del despojarse, de la transformación y de iniciar una nueva vida con Jesús.

Del petroleo, al litio, al hidrógeno… agua. ¡Suficiente! ¡Paren la calesita que me quiero bajar! Vivimos una sociedad insaciable, que no conoce límites que lo desea todo y ya. Y este deseo genera también muchas inequidades y desequilibrios en la casa común que habitamos.

Mientras el noticiero en Uruguay anuncia cada día cuánta agua queda para Montevideo donde vive la mitad de la población del país, muchos pozos de los campos ya se quedaron sin agua hace varios meses. Como si no fuera suficiente, se anuncia un nuevo emprendimiento de producción de “energía verde” en Paysandú.i En las noticias del país vecino se habla de la extracción de litio en Jujuy.ii Todas producciones extractivistas de materia prima en cuya forma de producción interviene el uso del agua dulce.

“El hidrógeno verde se hace con agua que es un recurso estratégico para el abastecimiento humano, tanto rural como urbano. ¿Vamos a hacer hidrógeno con agua potable?”, cuestionó. No puede haber una transición energética justa cuando lo que está en juego es la soberanía sobre nuestros bienes comunes.” Dice Paula Collazo, Hidrogeóloga.iii ¿Qué teología podemos hoy construir para encontrar salidas o alternativas posibles desde la militancia cristiana? Atrevernos a encontrar la medida justa de lo suficiente en tiempos de excesos de todo tipo es un movimiento liberador, un salto de la fe, no solo para quien lo da sino para el resto de la vida que le circunda.

Es necesario que elaboremos una teología de lo suficiente partiendo de este dato de la realidad que es

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la crisis climática. Todavía encontramos personas que se preguntan qué tiene que ver el déficit hídrico con la iglesia, con la fe o con Dios. Se vuelve relevante revisar aquellas teologías que desconectan la reflexión sobre Dios de la vida concreta y cotidiana para volver a integrarla, así como ante la pregunta sobre la vida eterna, Jesús responde desde la materialidad cotidiana.

Hace dieciséis años atrás, cuando el debate por las papeleras parecía una guerra entre vecinos y vecinas de una y otra orilla agitados por históricas rivalidades de hermana mayor y hermana menor, y avivado el fuego de los conflictos por intereses no dichos, me atreví a escribir un ensayo de teología sobre el asunto del agua a partir del conflicto en la frontera argentina-uruguaya por la instalación de la planta de pulpa de celulosa en Fray Bentos, Uruguay.iv Expresaba lo siguiente: “necesitamos llevar a Dios a casa para encontrar una nueva manera de entender la fe y la teología. … Hoy, la falta de agua potable nos tiene que conectar con Dios, con la biblia; también mañana, la falta de tierra donde habitar, o la falta de salud o la falta de amor tendrá que ser el punto de partida para una teología de la vida cotidiana. Seamos proféticas/os en casa, vivamos la conversión en casa.”v Dieciséis años más tarde seguimos intentando elaborar pensamiento teológico desde la realidad de la crisis climática. La invitación es a releer los evangelios en clave de una teología de lo suficiente. Traducir las enseñanzas de Jesús, sus acontecimientos milagrosos en inspiraciones para la esperanza: “Yo te bendigo Padre, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a pequeños.” Mt 11:26.

Sabiduría divina, haz que podamos descubrir y agradecer cada día tu regalo del don de la vida. Que cada inspiración, cada gota de agua, cada mirada y cada gesto podamos ver Tu presencia y honrarla, protegerla y compartirla. Amén.

Carola Tron Pastora

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El agua es la vida

Algunas reflexiones en torno al agua como elemento central en nuestras comunidades de fe

- Para los y las cristianas las aguas del bautismo junto con la Palabra son centrales. Son elemento sagrado.

Son signo de unidad alrededor del mundo. Son envío de Jesús a sus discípulos y discípulas, por lo tanto, una invitación permanente a senti-pensar nuestro vínculo con este elemento vital, el agua como ordenadora de los ciclos de la vida, de nuestras vidas, de la vida de la gente.

- Para nuestras comunidades rurales y urbanas en el Río de la Plata, la experiencia de la lluvia, en equilibrio, en exceso o en escasez son centrales para la vida –no solo de las personas– sino para toda la Creación.

- La diaconía de toda la iglesia de Jesucristo está interpelada por este elemento primario: «tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber…» reza el relato bíblico, según el evangelista Mateo.

Entonces, si el agua es vida, es sacramento, es vitalidad y equilibrio para la Creación, es signo de servicio y de diaconía ¿podemos imaginarnos sin ella como elemento ordenador de las comunidades que habitamos?

Creo profundamente que no. Que el agua es un elemento central, vital, necesariamente ordenador de nuestras comunidades de fe, ayer, hoy y siempre.

Les invito a ir al texto bíblico, vamos a buscar en nuestras Biblias el pasaje de Marcos 1, 4-11. Leamos algunas veces el texto, identificando elementos, personajes y acciones que aparecen.

Ahora, luego de la lectura del texto, reflexionemos juntas y juntos sobre algunos aspectos del bautismo de Jesús que nos interpelan ayer, hoy y aquí, y a su vez nos animan en la búsqueda de elementos que nos ayuden a valorar-volver a centrar el elemento vital agua como signo de vida plena y abundante para toda la Creación, por lo tanto, necesaria y urgentemente elemento a defender y cuidar en medio de nuestros territorios.

El Bautismo1 en sus orígenes contaba con una catequesis previa, una preparación de las personas para vivenciar el momento como una experiencia sagrada.

La comunidad toda participaba de estas enseñanzas.

Las candidatas y candidatos eran exhortados a vivir según las enseñanzas recibidas, a participar de la vida comunitaria y a estar atentas y atentos a las necesidades del prójimo-a. Por su parte la corporalidad tenía un pleno involucramiento, a través de ejercicios tales como: el ayuno, la oración, la imposición de manos, la piel en contacto con el agua, envolvían a las personas bautizadas a experimentar con plenitud de sentidos el significado del bautismo. A su vez que se animaba –ya desde el movimiento de Juan el Bautista- a confesar su

fe en Dios y renunciar a las creencias que se tenían anteriormente. Se animaba a las personas a una transformación de sus creencias y sus prácticas. Quienes eran desginados padrinos tenían la función de presentar a la persona y dar testimonio de él, es decir, acompañarle en tal etapa de preparación; la comunidad de fe recibía a las personas luego de la celebración bautismal y este rito de pasaje incluía: oración común, deseo de paz y celebración de la mesa de la vida.

Existe desde los orígenes de esta práctica una profunda relación entre el bautismo, la biografía de la persona bautizada, el elemento vital: agua y la comunidad cristiana. A través del bautismo se incorpora a la persona bautizada en la plena comunión de la vida comunitaria, a su vez que se hace presente, para cada persona la salvación dada por amor, por pura gracia a través de Jesucristo. Y son los elementos agua y Palabra aquellos que dan sentido a la práctica vital y liberadora del bautismo.

Les animo a buscar en sus memorias, en sus álbumes de fotos, los registros de bautismos que tengan y compartirlos en familia, con amigas, amigos, a través de un mensaje virtual o en forma presencial. Recordando el sacramento del bautismo, tal como afirmaba Lutero: «también cada día debe surgir y resucitar el hombre nuevo, que ha de vivir eternamente delante de Dios en justicia y pureza».

Creemos profundamente que el agua es la vida, es sacramento, es vitalidad y equilibrio para la creación, es signo de servicio y de diaconía, y por ello la cuidamos y defendemos de todo proyecto de muerte y saqueo.

Volver a repasar en nuestras memorias las experiencias vitales en relación con el bautismo y las vivencias comunitarias de fe, han de animarnos en la búsqueda común de seguir cuidando y amando la Creación que Dios nos regaló, como testimonio cotidiano de nuestra identidad cristiana.

Paula Fogel

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Relato de un

encuentro

El mate, y la familia el fuego De encuentros y reencuentros. También de desencuentros se trata la vida, de compartir vivencias, saberes y sabores, de conocernos y aprender a conocernos.

Encuentros con anécdotas que hicieron que un día como tantos se tornara de otro color, y el brillo en nuestros ojos iluminara un ambiente cálido y suspendido en medio de lo cotidiano y rutinario. Les comparto una tarde familiar en la que nos encontraron las anécdotas y relatos distendidos, historias, algunas ya conocidas, pero que son renovadas cada vez que se cuentan.

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Nos reunimos alrededor del fuego, hacía días que no prendíamos la estufa porque habíamos tenido días cálidos como de primavera, pero ese día nos recordó que aún seguíamos en invierno. Parecía un día como cualquier otro, pero a pesar de que coincidimos en el hogar y nos vemos a diario, hubo un acuerdo espontáneo para sentarnos a conversar.

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Tenemos una suerte de ritual a la hora de la merienda: Mable y Ulises en el sillón y la mente preparada para participar, desde la comodidad de su casa, de un conocido programa de preguntas y respuestas. Es un pasatiempo que divierte a los y las mayores y, en general, el resto nos quedamos unos minutos sin ponerle mucha emoción al juego. Ese día, pensé que iba a ser como siempre, pero no, esta vez la atención no giró en torno al programa, sino que nos encontramos con ganas de charlar entres nosotros-as.

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Comenzamos a conversar de lo cotidiano, de alguna noticia relevante y de lo que no cambia tanto, de lo que vale la pena en estos tiempos, cosas del momento y de la sociedad. Durante la charla reconocimos que nuestra niñez fue bendecida sin grandes dificultades y vividas con mucho amor, así debería ser toda niñez; y hablando un poco de eso, Ulises vuelve a compartir una anécdota

que mantiene viva con el paso del tiempo. Ese crujir de los tronquitos, mate que va y viene, ameritaba el relato de esa anécdota de antaño.

Comienza contando episodios de su infancia, cuando tenía unos 10 años y vivía con su familia, en casa de su abuela materna. El sustento económico era un tambo. A ella, la abuela Carmen, la recuerda como su ángel de la guarda. Hay aspectos que considera importante mencionar y que los tiene muy frescos en su memoria, una era la necesidad de la abuela de mantenerse con el tambo, y otra era la necesidad de que todos-as aportemos algo.

Ulises llevaba y traía vacas del potrero al tambo y viceversa y también ayudaba en algunos repartos de leche en botellas a clientes-as cercanos del barrio. La falta de agua corriente hacía necesario ir a buscarla hasta al surtidor público más cercano. De este recuerdo rescata, y se emociona al recordarlo, el inmenso cariño que le tenía a «Duque», el caballo de tiro del carro chico de la abuela.

Con él repartía las botellas de leche, cargaba las botellas en una maleta que ponía en la cruz del caballo, y al paso, hacían el recorrido hasta los domicilios de los clientes-as cercanos-as de la zona. Duque, no sabía de otro andar que ir al paso, así que al tranco iban.

Al final de la jornada Duque y Ulises, iban a gratificarse con agua fresca al surtidor de la cuadra que estaba en la vereda, cercano al almacén y despacho de bebidas, punto de encuentro de varios jóvenes. Los niños y niñas, estaban acostumbrados-as a tomar agua directamente del grifo, que se abría por medio de un resorte que al oprimirlo liberaba el agua y al soltarlo se cerraba. Duque no se quiso quedar atrás así que, con paciencia y constancia, de la mano de su amigo, el caballo aprendió a presionar el grifo con la nariz y dominar el movimiento de la boca para poder beber. Sin lugar a dudas, el caballo y su amigo compartieron mucho más que la tarea a cumplir.

Lo que me resultó más curioso de la anécdota es que Ulises aprendió a sacar provecho de la habilidad de su amigo, desafiaba a los mozos que estaban en la puerta del despacho de bebidas diciendo: «a que mi caballo toma solo agua directo del grifo…». Y Duque, al demostrar su habilidad a la perfección, recogió sonrisas de asombro y un premio para su amigo: un «chocolatín de vintén».

Ese niño que hoy es abuelo, contó la historia tantas veces que hasta parece que participamos.

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A veces se nos escapan momentos muy lindos de compartir con nuestros afectos recuerdos felices, y sentirnos bendecidos por ello. Porque el encuentro con otra persona no se da solo por el hecho de estar en el mismo lugar, se da porque compartimos algo más de la vida.

Qué importante es encontrarnos en espacios de gozo, sencillez y bendición, que la unión entre generaciones perdure en el amor que viene de Dios, y que nos trae vida plena.

Se fueron sumando otras anécdotas, de otros tiempos y con otras personas de protagonistas. Historias que están escritas en cuadernos chicos, como de escolares, con lápiz; como ejercicio de guardar testimonio y practicar la escritura para no perder la motricidad fina.

Más de 500 hojas con relatos que pretenden ser renovados cuando alguien quiera leerlos y compartirlos.

Ulises tituló a varias historias parecidas como «Pequeñas cosas de la vida».

Fue grato reconocerme en ese espacio de compartir, salir por un rato de la rutina que a veces puede ser desvío para conversaciones que enriquecen el vínculo fraterno. Es verdad que ya escuchamos estas historias varias veces, pero siempre hay algún ingrediente que no sabíamos o no habíamos retenido. Nos veíamos las caras, las expresiones… fue un espacio y tiempo de emociones lindas y buen ánimo; de coincidir en consonancia con un encuentro de miradas, sonrisas y recuerdos. Tiempo de calidad.

El mate, el fuego y la familia hicieron de este tiempo que parecía ser rutinario, uno especial. Una tardecita distinta que nos unió armónicamente, y nos posibilito, desde lo más sencillo del compartir, sentirnos en compañía y agradecer a Dios por ello.

Cecilia Giano PÁGINA VALDENSE I 11

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Espacio del Movimiento Juvenil Valdense | Año XXII |Septiembre 2023| conexionesvaldense@gmail.

Conexiones

La obligación de caminar sobre el agua

Sí. Puede ser que las cosas sean así como decimos.

Pero con alguna salvedad.

Como decir que el haber leído a esos teólogos alemanes no nos exime de la obligación de caminar sobre el agua.

El haber superado el literalismo bíblico no nos libera del deber de alimentar literalmente a miles con cinco panes y dos peces literales.

El cuestionar lo aprendido no nos autoriza a no resucitar al hijo único de una viuda.

El habernos dado cuenta de que el reino de Dios demanda mucho más que un cambio personal, no nos exime de la obligación de conversar con Dios hasta brillar, de modo que nuestros amigos quieran quedarse cerca y no irse nunca más.

Estar asqueados de las caritas de inocencia y de las vocecitas tiernas de cura o pastor, y haber comprendido que esos modos no son siempre sinceros y no expresan siempre el carácter de Dios, no nos desliga del trabajo de ser seres a cuyo paso los cardos florezcan, los corazones de piedra se conmuevan, y las tormentas se vuelvan agua mansa.

El comprender que la misión implica demoler con verdades los cimientos de un imperio no nos exime del deber de reparar la oreja rota de un gendarme.

El haber descubierto finalmente que la obra de Dios es reir con niños, bailar en fiestas y hacer del agua vino, no nos absuelve del curioso eneargo de recibir un día un tiro en el costado.

Y el haber aprendido que la historia incluye muerte no nos evita la tarea de seguir viviendo y atravesar puertas y muros, y volver a los amigos y abrazarlos, y comer con ellos un pescado asado.

Ediciones Del Altillo

En la palabra obligación vemos la intención imperiosa de quien escribe. No es una sugerencia, no es un consejo, incluso «deber» nos queda corto.

Caminar sobre el agua es una obligación, un compromiso que como cristianas y cristianos elegimos tomar. Hay una decisión en esa obligación, que puramente desde una mirada personal, desde la importancia de mantener una relación con Dios. Yo elijo asumir esta responsabilidad, este compromiso como persona de fe y, por eso, me otorgo la obligación de que en mis acciones se refleje.

La reflexión sugiere que la fe implica una transformación personal profunda y una influencia transforma-

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dora en la comunidad. Nos desafía a no quedarnos atrapadas y atrapados en las teorías y creencias religiosas, sino a vivir nuestra fe de manera activa, compasiva y transformadora en el mundo. Nos recuerda que la fe auténtica implica acciones concretas y un compromiso genuino con el amor y la justicia.

Florencia Arias

Claves un programa que promueve el buentrato para las infancias y adolescencias

Juventud para Cristo (JPC) es una organización cristiana, sin fines de lucro y de carácter autónomo conformada un poco antes de la dictadura militar, en 1972, cuya misión es acompañar prioritariamente a infancias, adolescencias, juventudes y sus familias, en la búsqueda de una vida plena e integrada con énfasis en los sectores más vulnerables, desarrollando intervenciones individuales, familiares, comunitarias y político-estructurales según los valores y el espíritu del Evangelio.

En los primeros años, en el retorno a la democracia y en la democracia que se venía, Juventud para Cristo organiza algunos congresos juveniles como para visualizar cuál es la realidad de nuestro país. En ese nuevo contexto, empezamos a ver más y a comunicarnos más, ¿qué es lo que Dios nos está llamando para esta realidad? ¿Qué es lo que podemos hacer ante esta realidad? Y ahí gradualmente se empieza a conformar grupos de trabajo que han tenido un fuerte diálogo con la política pública; a veces con la política municipal, con el primer gobierno del Frente Amplio, a veces con la política nacional, con el INAU o más adelante con el Mides. Entonces, JPC se fortalece del diálogo con la política pública y se trabaja en cooperación, pero también ha tenido sus iniciáticas propias que nacen del vínculo con los barrios o las comunidades.

Actualmente Juventud para Cristo tiene tres programas: Educación y Trabajo, Desarrollo Comunitario y Claves. En esta ocasión, compartiremos con lxs lectorxs de Página Valdense sobre el último de ellos, que surge en el marco del trabajo comunitario en 1995 y busca sumar esfuerzos en la prevención del maltrato y en la promoción de una cultura del buentrato. Claves es un programa de la sociedad civil organizada que trabaja para que cada niño, niña y adolescente disfrute de una vida plena.

En sus inicios, fue un proceso acompañado por Unicef, quienes oficializaron de nexo con el BICE, Oficina Internacional Católica de la Infancia, y comenzó un período de investigación de seis meses a nivel de América Latina sobre para relevar qué se estaba haciendo en este sentido. Pasados esos seis meses, convocamos a diez organizaciones, entre ellas a la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, para sostener una serie de encuentros que nos permitan diseñar una propuesta metodológica que se denominó «Jugando nos fortalecemos para enfrentar situaciones difíciles». Ese fue el corazón de esta propuesta metodológica que consiste en desarrollar factores protectores en la niñez, es decir, cómo podemos hacer un proceso de prevención incentivando el desarrollo de ciertas capacidades en las niñeces y adolescencias que les permitan enfrentar situaciones complejas, difíciles.

Cuando hablamos de factores protectores queremos decir que los niños, niñas y adolescentes sepan que son sujetos de derechos y pueden decir que no; que sepan que su cuerpo les pertenece y que nadie tiene derecho

a invadir su intimidad y su cuerpo; que pueda distinguir y comunicar mejor sus emociones; todos estos factores protectores los y las hacen más fuertes. Entendemos que la mejor forma de desarrollar estas capacidades es en clave de juego, canto; en clave de encuentro, de trabajo grupal. Hoy esa propuesta metodológica se ha implementado a escalas muy distintas en 18 países, en casi toda América Latina, también un país de África y dos países de Europa; siempre considerando las particularidades de cada territorio, de cada comunidad. A partir de allí, surge una nueva etapa de formación y diseño de una nueva metodología porque creemos que luego de desarrollar factores protectores en niños, niñas y adolescentes, tenemos que tener presente que vive en un contexto familiar, vive en un nido de crianza que necesita fortalecerse en capacidades de buen trato, es decir, tiene que tener conocimientos para poder desarrollar su rol de cuidado, de atención, de escucha, de empatía.

Después de esta etapa resta trabajar sobre el contexto comunitario en el que están inmersas esas familias, es decir, el objetivo está puesto en desarrollar capacidades protectoras comunitarias. La campaña «Un trato por el buen trato» se encuentra en esta última dimensión.

El equipo de Claves es pequeño y por eso actualmente estamos muy enfocados en formar formadores, en continuar desarrollando propuestas metodológicas e incorporar nuevos temas que surgen del contacto directo con la sociedad, con las comunidades. Nuestros equipos de educadores que están en contacto diario con la población hacen que vayan latiendo, viviendo, aprendiendo y van transmitiendo preocupaciones que nos permiten generar nuevos insumos, dinámicas; que nos impulsan a continuar trabajando para la construcción de un mundo más amable.

Muchas veces atender la emergencia lleva demasiada energía, pero desde JPC sostenemos que es muy importante generar propuestas de prevención. Prevenir maltrato es promover buentrato, y es necesario hacerlo desde muchos frentes, desde la política pública, desde la cultura, desde las iglesias, a nivel de las familias y a nivel íntimo y personal.

Creemos que es necesario que, desde el inicio de la vida, los niños y niñas lleguen a nidos de crianza que tengan las necesidades básicas resueltas, que puedan darles tiempo de calidad, que tengan habilidades mapaternales desarrolladas y una comunidad que los y las apoye y contenga. En este sentido, como cristianos y cristianas tenemos el compromiso de actuar para transformar esta realidad, esa es nuestra esperanza y lo que nos motiva a seguir trabajando.

Luis Cesari Coordinador del Programa Claves, Juventud para Cristo PÁGINA VALDENSE I 13

Comunicándonos

Espacio de la Federación Femenina Evangélica Valdense

Apareció una brasita valdense en varias personas de Maldonado

También esta el registro de todas las acciones emprendidas por esta brasita inicial, tanto en la parte de las reuniones como la parte económica, que con esmero llevan Nancy y Ana Lía.

En las reuniones, desde el año 2020 lideradas por Nancy y Ana Lía, nos comenzamos a ver, nos reconocemos como personas fraternales, nos damos la bienvenida, oramos, cantamos. Marly trae el órgano para ayudarnos con el canto. Se lee la biblia, compartimos vivencias y vemos la forma de ayudar al prójimo-a en acciones concretas como es el FLR, etcétera.

Para fin de año viajó a visitarnos el coro de la Iglesia de Montevideo y nos deleitó con sus canciones.

Después de la reunión tenemos un momento donde confraternizamos, cultivamos la amistad y probamos ricas confituras.

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Yo, Juanita, y mama de Ana Lía, sueño que esta brasita se convierta en llama, y no me pesa la colaboración a este grupo humano en el camino de la fe en Dios.

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Hace unos años, con la colaboración del Pastor Armand Pilón que viajaba de Montevideo a Lascano se conectó con algunos-as Valdenses. Nancy fue un pilar y se reunieron en casa de Rosita, el pastor y la pastora Nora Justet se alternaban en concurrir.

Eran pocos-as… pero Valdenses y los unía la fe.

Así comenzó a andar el movimiento. Un tiempo después, por casualidad, me encontré con el pastor Armand Pilón en XXX esperando el mismo ómnibus que nos llevaba a Maldonado, hablamos, y me contó de este grupo que ese sería el buen motivo de encuentro para mi hija, porque hacía mucho que quería algo así, un encuentro así. Nos dimos los contactos y allí comenzó a encender otra brasita. Se seguían reuniendo en casas de familia.

Al principio a esta brasita… le costó prender... Dejamos de lado las opiniones políticas que nos desunen y avanzamos en el camino de la fe.

Luego personas de la Iglesia de Montevideo, José, Mabel y Mauricio, daban sus testimonios y se hacían reuniones. Se comenzó a contactar a Valdenses o allegados-as de la zona y dio sus frutos. En la actualidad, una vez al mes son las reuniones con lindas concurrencia, con la presencia del Pastor Oscar Geymonat y siempre con la visita de la membresía de la comunidad de Montevideo.

Las primeras veces nos reunimos en casas de familia y la brasita se fue agrandando y necesitamos un lugar acorde a la cantidad que vamos siendo y todo tiene un costo que solventamos con ofrendas y bonos.

Es por eso que trabajamos con esmero y seguimos luchando, porque nuestra esperanza está puesta en el dios viviente, quien es el salvador de toda la humanidad y, en especial, de todos los creyentes.

1 Timoteo 4:1

Liga Femenina Colonia Valdense

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Aguas dulces

que sanan para

vivir en libertad Éxodo 15 22 Moisés hizo partir a Israel del Mar Rojo. Salieron al desierto de Shur y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.

23 Llegaron a Mara, pero no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.

24 El pueblo se puso a murmurar contra Moisés, diciendo: «¿Qué hemos de beber?»

25 Entonces Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron.

Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó.

26 Les dijo: «Si escuchas atentamente la voz de Jehová, tu Dios, y haces lo recto delante de sus ojos, das oído a sus mandamientos y guardas todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié sobre los egipcios traeré sobre ti, porque yo soy Jehová, tu sanador».

27 Después llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.

El relato del Éxodo nos presenta una situación que vive el pueblo al poco de empezar su recorrido atravesando el desierto. En este contexto adverso se plantea la preocupación de encontrar agua y que esta sea apta para beber, lo que ya sabían que no iba a ser fácil.

El pueblo, al encontrar las aguas amargas de Mara se asustó y empezó a manifestarse de la única manera que tenían a la mano en aquel momento, la murmuración era una forma de resistencia frente a las decisiones de los líderes.

Ante el panorama desalentador y el porvenir incierto, es entendible que el pueblo comenzara a tener miedo y a dudar de las posibilidades reales de sobrevivir. Se empezaban a enfrentar a los desafíos concretos que implicaba la travesía hacia la tierra prometida.

Moisés replicó el clamor del pueblo ante Dios, fue escuchado y guiado para poder endulzar las aguas de Mara. Luego de esto, recibieron estatutos y ordenanzas, haciendo evidente ese primer tiempo en el que el pueblo se estaba organizando y constituyendo como tal. Ese proceso de construcción colectiva, en medio del desarraigo y el éxodo, se va a ir fortaleciendo en el ejercicio de la memoria sobre la historia compartida y en la reafirmación de la fe.

Así podemos ver que hay un diálogo y un compromiso mutuo en el vínculo entre el pueblo y Dios, que no

es un mero acuerdo de partes o una promesa a la cual obedecer, sino que se trata de una relación fluida y dinámica que se va transformando a través de las épocas y las circunstancias.

En este relato se puede notar esa conversación entre Dios y el pueblo, la cual se va consolidando y profundizando. Pero, además vemos que aparecen vinculadas la necesidad vital del agua y el proceso de liberación del pueblo, lo que deja en evidencia que el agua, además de ser fundamental para que la vida plena y abundante acontezca, también es una condición necesaria para que tengan autonomía y puedan vivir finalmente en libertad.

El pueblo está atravesando un momento crucial, está en un tiempo-lugar de transición y se enfrenta al desafío que implica proyectarse para vivir como un pueblo libre.

Dios acompaña a su pueblo en esa construcción y lo guía sanándolo a través del agua dulce, pero les recuerda que para que todo el pueblo viva en libertad es necesario que le escuchen y no se olviden de seguir sus mandamientos. Es decir, que practiquen la justicia, la solidaridad, el amor a Dios y el cuidado de toda la Creación.

El texto termina diciendo que llegaron a Elim donde había fuentes de agua y vegetación donde pudieron acampar. Es interesante pensar en las imágenes contrastantes que se plantean, primero aparece el miedo y la frustración ante la falta de agua en medio del desierto, luego el clamor del pueblo y Moisés ante Dios, la oración-conversación necesaria ante la imposibilidad humana de cambiar las circunstancias. Y entonces, las aguas amargas fueron endulzadas por Dios a través de Moisés, esto les permitió seguir camino para poder encontrarse con un lugar con el que ni habían podido soñar en medio del temor y la preocupación.

Dios sana a su pueblo con aguas dulces para curar el amargor de la opresión internalizada en cada una de las personas, la que sigue impregnada en la forma de actuar, pensar, sentir, creer y vincularse. Dios les acompaña y guía en ese proceso, que va a llevar su tiempo de aprendizaje, paciencia y determinación en pos de construir una vida en libertad y plenitud. ¡Que así sea también para todos los pueblos y para toda la Creación!

Yanina Vigna Equipo Editor

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‘Agua’ Quiero volver a tierras niñas; llévenme a un blando país de aguas.

En grandes pastos envejezca y haga al río fábula y fábula.

Tenga una fuente por mi madre y en la siesta salga a buscarla, y en jarras baje de una peña un agua dulce, aguda y áspera.

Me venza y pare los alientos el agua acérrima y helada. ¡Rompa mi vaso y al beberla me vuelva niñas las entrañas!

Gabriela Mistral (fragmento)