Página Valdense - Edición 02-23

Page 1

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837 Página Valdense «...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20 MEMORIA Y RECUERDOS DE UN PROCESO EDUCATIVO Jaime Prieto Valladares 4 ACUERPAMIENTO & MEMORIAS Nancy Cardoso 5 LAS INSTANCIAS DE FORMACIÓN COMO IMPULSO ESPERANZADOR Mariano Chialva, Daiana Genre Bert 7 Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense -Abril 2023 - N° 287 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638 Lo colectivo como construcción de esperanza

REDACCIÓN

Varela 1729 - Dolores - Soriano - Uruguay

e-mail: paginavaldense@gmail.com

COMISIÓN SINODAL

Wilfredo Bonjour, Matilde Duffort, Miriam Brito, Carina Tschopp y Fabian Bremermann

DIRECTORA

Daiana Genre Bert

EDITOR RESPONSABLE

Darío Barolín

e-mail:dariobarolin@yahoo.com.ar

EQUIPO DE REDACCIÓN

Yanina Vigna, Lis Rivoira, Tomás Barolín Tron, Mymma Sappé

CREACIÓN GRÁFICA, DIAGRAMACIÓN

Penélope Chauvié

ILUSTRACIÓN DE TAPA

Fotos de los Seminarios Teológicos de Formación Colectiva

ETIQUETADO, DISTRIBUCIÓN Y ADMINISTRACIÓN

Julio Leal - 19 de junio 917 casi Vlausich

Colonia Valdense- Uruguay

Tel.: (598) 4522 0620 - Cel.: 099967745

SUSCRIPCIÓN ANUAL Precios subsidiados por el proyecto OPM

Uruguay $U 450 - Argentina $A 500

Europa € 50 - Resto del mundo U$S 70

MEDIA SUSCRIPCIÓN (SEIS MESES)

Uruguay $U 225 - Argentina $A 250

CUENTA EN BROU 1521941-00002

Para recibir pago de suscripciones. Por favor en cada depósito o transferencia poner los datos de contacto.

AFILIADO A OPI N° 837

TIRADA: 900 ejemplares

N° Matrícula Dirección de Industrias: 188

Impreso en Imprenta Moyano

Ferreira Aldunate y Haedo - Mercedes

Soriano - Depósito Legal N° 68638

Para actualizar agentes, sugerencias u opiniones enviar mail a paginavaldense@gmail.com

O bien al celular: +54 3437 448727.

Argentina

Col. Belgrano: Delhy Pastre.

Col. 25 de Mayo: Ruben Bertinat.

Cnel. Suárez: Pablo Rafarelli.

Gral Roca: Oscar Dalmás.

Gral San Martín - LP: Stella Maris Chambón.

La Paz - ER: Marisel Garnier.

Jacinto Aráuz - LP: Susana Tucat.

San Carlos C. - SF: Héctor Cotichini. Villa Iris - BA: Ema Dalmás.

Reconquista - SF: Dardo Zanuttini

S. Martín - SF: Edith Long.

San Gustavo - ER: Orfilia Barolin.

El Sombrerito - SF: Aurora Bertinat.

IERBA (Buenos Aires): Comunidad de IERBA.

Gálvez: Rubén Gardiol.

López: Carina Tschopp.

Paraná: Equipo de Comunicación.

Flores Consistorio: Alberdi 2240 (CABA)

San Nicolas: Helvecia Catalín.

Laprida: Delta Bertón.

Bahía Blanca: Natalia Coria.

Uruguay

Carmelo: Ruth Soulier.

Cañada Nieto: Alba Charbonnier.

Colonia: Ethel C. Negrin.

Col. Miguelete: Ana Félix.

Col. A. Negro: Carolina Galván.

Col. Valdense: Secretaría IEV Colonia Valdense.

Cosmopolita: Milka Charbonnier.

Dolores: Nora Gallo.

Fray Bentos: Cristina Dalmás.

Juan L. Lacaze: Manuel Ávila.

Alférez Lascano: Nylia Gonnet.

Melo: Glenys Rameau.

Montevideo: Mario Pablo Ábalos

O. de Lavalle: Juanita Bonjour.

Palmitas: Hilda Geymonat.

Paysandú: Ruben Dalmas.

Rosario: Andrea Montaña.

Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino

Tarariras: Consistorio de Tarariras.

Tres Bocas: María Fernández.

Young: Esther Malán

Apuntes de la Directora

Construir los espacios que queremos habitar

Para esta edición, la Comisión Sinodal de Página Valdense nos propuso -al equipo editor- trabajar como temática principal el Proyecto de Liderazgo Joven; es decir, los Seminarios Teológicos Colectivos. Y mientras masticaba la idea a desarrollar en esta editorial, me pareció interesante cómo la formación bíblica-teológica ocupa un lugar preponderante a lo largo de todas las etapas de nuestras vidas, pero además, cómo en cada una de ellas lo comunitario se vuelve central. Escuelita Bíblica, catecismo, campamentos, rioplatenses, sínodos temáticos, estudios bíblicos, celebraciones, etcétera; todos son espacios en los que, junto a otrxs, reflexionamos, aprendemos, enseñamos.

En ese compartir, en ese encuentro, es que aprendemos y enseñamos, enseñamos y aprendemos. Y es que sí, el encuentro mismo es enseñanza y aprendizaje. Quizás sin darnos cuenta vamos aprendiendo -y enseñando- a escuchar activamente, a saber cuando hablar -a veces incluso cuando callar-, a acompañarnos, a compartir el silencio, a construir confianza. De hecho, nuestra teología, esa que tejemos y creamos todos los días, tiene sustento comunitario, porque es caminando con otrxs que buscamos y trabajamos por ese mundo mejor.

La formación a veces aparece como algo individual, como crecimiento propio, como procesos de búsqueda para hacernos nuevas preguntas y llegar a nuevos horizontes de sentido, ya sea en relación a instancias de educación formal o informal; pero si pensamos un poco más allá de los intereses que motivan esas incursiones en el mundo del conocimiento, nunca el recorrido es solitario. De hecho, en el compartir las experiencias -propias y ajenasque vamos teniendo nutren el campo teórico, lo complementan, lo tensionan, lo cuestionan; muchas veces se hacen explícitas esas conexiones entre quienes vamos siendo y lo que vamos aprendiendo.

Específicamente en lo referido a nuestra formación teológica, reconocer el recorrido de otrxs es suma-

mente enriquecedor, hasta diría indispensable para que nuestra fe no caiga en lugares anquilosados de repetir discursos y dinámicas lejanas a nuestro compromiso ético con nuestro aquí y ahora. Porque claro, desde mi perspectiva, si no reconocemos la potencia de lo colectivo en ese proceso de construcción de conocimiento, difícilmente sea tan transformador como puede serlo; como también sucede si no anclamos esa teoría con la realidad que vivimos. Estoy convencida de que las búsquedas que vamos haciendo dan cuenta de un compromiso social, estoy convencida de que esa necesidad de construir juntxs interpretaciones emancipadoras y liberadoras tienen el objetivo de transformarnos, transformar nuestras prácticas, ampliar las miradas. Entonces, con todo esto presente, me resulta muy interesante cómo se gestó el proceso de los Seminarios Teológicos Colectivos -sobre todo siendo parte del equipo coordinador- porque nos hicimos eco de muchas charlas -la gran mayoría entre amigxs o gente muy queridaque andábamos en búsquedas de lo más diversas, pero que tenían como eje transversal a nuestra fe, nuestro compromiso como cristianxs. Eso sin dudas, se mantuvo a lo largo de todos estos años, e incluso, nos fuimos dando cuenta -y me animo a decir que no solo el equipo sino también quienes participaron- que al tensionar esa fe con la teoría y la práctica de cada instancia de formación, encontramos más preguntas que respuestas y certezas, encontramos más ganas de alimentar ese proceso porque, a la vez, nutría nuestras formas de sentir y vivenciar la fe, individual y colectivamente. Comprender que, en ese momento, fuimos un puñado de personas soñando con construir un espacio que necesitábamos habitar y hoy es una realidad, quizás pueda ser motivación para aquellas que, en este momento, están buscando un lugar donde poner a andar sus deseos, donde hacerse preguntas o, simplemente, disfrutar la fe comunitariamente.

4 | PÁGINA VALDENSE
PÁGINA VALDENSE I 2

Semblanzas hacia un proyecto de liberación

Cuando se me contactó desde el Página para que cuente la experiencia que dio inicio los Seminarios Teológicos se me presentó un gran desafío. En principio, poder recordar lo que había sucedido en un tiempo que parece lejano, pero del que apenas han pasado unos pocos años. Y, además, poder reconocer qué motivos llevaron en aquel momento a proyectar un encuentro de formación colectiva sobre el surgimiento de los fundamentalismos en el mundo desde una perspectiva cristiana de liberación. Para poder comprender cómo surgió tal iniciativa es importante poder recordar cómo venía la movida social y política entre 2016-2017.

Desde principios del nuevo siglo, veníamos con una serie de gobiernos progresistas en la región que habían impulsado la ampliación de derechos de los sectores más postergados. Surgía en la escena pública con fuerza la voz de los feminismos que replanteaban muchas de las prácticas opresoras que sufrían mujeres e identidades LGBTIQ+ y que hasta el momento estaban naturalizadas. Surgía, también, movimientos ambientalistas en todo el mundo que ponían en cuestión las formas de producción y consumo del modelo productivo actual. Como contrapartida, comenzaba a movilizarse fuerzas reaccionarias que cuestionaban muchos de los avances en materia de derecho. Estos sectores conservadores que, en un principio, se limitaban simplemente a expresiones espontáneas de odio en redes sociales o a debates en privado en grupos cerrados, comenzaban a articularse con propuestas fundamentalistas que les daban cierto grado de organicidad, lo que los llevó a ganar la escena pública. En Argentina, la expresión más clara de estos movimientos fueron los y las autoproclamadas provida, un movimiento conservador integrado por diversos sectores de la sociedad civil vinculada fuertemente a grupos fundamentalistas de diferentes iglesias, que impulsaban la no legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.

Si bien los fundamentalismos religiosos no son un fenómeno nuevo, en el último tiempo venían ganando terreno en los debates públicos y habían logrado, sobre todo en nuestra región, ocupar los espacios vacantes que dejaba el Estado, permeando con una teología dogmática y conservadora que justifica la opresión de ciertos grupos como las mujeres y las identidades LGBTIQ+. También habían comenzado a involucrarse públicamente en las vidas políticas de nuestros países.

Todas estas discusiones que eran parte del debate social aparecían también en nuestras charlas, en reuniones, cultos, asambleas, presbiterios, sínodos o incluso en cada comida que compartíamos. Siempre quedaban en el aire algunos interrogantes: ¿cómo en-

frentarnos a estas fuerzas opresoras y a estas problemáticas desde una perspectiva cristiana liberadora?

¿Cómo alentar, como cristianos y cristianas, un proyecto de liberación que contemple una vida digna para todos y todas?

Así fue que, desde un grupo nucleado en ese momento en la comunidad de Paraná-Santa Fe, pero en comunicación permanente con muchos otros y otras que desde distintas comunidades seguían y aportaban al proceso, comenzamos a reunirnos para poder llevar a cabo una primera propuesta, a modo de ensayo, que nos permitiera elaborar colectivamente un proyecto de encuentros de formación teológica.

Las primeras reuniones fueron espacios de encuentro en los que íbamos compartiendo lecturas, debatiendo sobre lo que leíamos, siempre con algún matecito de por medio. A partir de esas lecturas se fue armando un pequeño marco desde el cual abordar la problemática de los fundamentalismos. Más adelante vino la logística: pensar una fecha en la que la mayoría de los interesados e interesadas pudieran, buscar un lugar que permita albergar a un grupo de cincuenta o sesenta personas, pensar todo lo relacionado con las comidas, pensar en la difusión del encuentro, y por su puesto financiamiento. De un grupo más grande en un principio, algunos fuimos quedando en el camino, aunque nunca dejamos de seguir de cerca el proceso y colaborar en lo que se pudiera. Recuerdo con gran alegría y expectativa aquel primer encuentro que se realizó en el camping de AGMER.

Pienso y siento que es imprescindible poder sostener este tipo de espacios que nos permiten repensarnos como cristianos y cristianas, fomentar el diálogo crítico y constructivo sobre el papel de nuestra iglesia en la sociedad, cuestionar las perspectivas fundamentalistas y extremistas que buscan justificar la discriminación y la opresión de ciertos grupos, pensar el papel que pueden jugar nuestra iglesia en la promoción de la igualdad de género, la justicia social y el desarrollo de una vida digna para todos y todas.

PÁGINA VALDENSE I 3 “ “
Mauro Milesi

Memoria, sentimientos y recuerdos del

«Seminario TeológicoFundamentalismos religiosos y políticos»

Paraná, 26-28 octubre 2018

Memoria y recuerdos de un proceso educativo

Mi primer contacto con los Valdenses fue en 1989, cuando un grupo de estudiantes de teología de diversos países visitamosTorre Pellice para conocer la experiencia religiosa de esta comunidad. A mediados de 2018, Silvia Regina de Lima, directora del DEI, compartió conmigo la posibilidad de colaborar con la IEVRP, con el «Seminario Teológico: Fundamentalismos religiosos y políticos. Sumando voces para la construcción colectiva en un mundo diverso».

Guiados y guiadas por la metodología del ver-juzgar-actuar, hubo dos lecturas de contextos. En la primera, el pastor de la IEVRP, Darío Barolín, hizo un breve recorrido del fundamentalismo religioso desde 1895. En una segunda parte, la profesora e investigadora del CONICET, Dora Barrancos, mencionó la relación entre el fundamentalismo y la religión civil, que legitima al Estado Norteamericano a partir de la separación de la Iglesia y el Estado.

Mis aportes

Las Sagradas Escrituras como principio reformador para el compromiso de las comunidades migrantes protestantes con los marginados de su tiempo.

En un primer momento, reflexioné sobre el mandato de Jesús de: «Id y anunciad el Evangelio de/a toda creatura» (Marcos 16:15). Este texto, que envuelve una profunda convicción del seguimiento de Jesús, accionó la vida, la teología y la pastoral de reformadores radicales como Thomas Müntzer y Hans Hut bajo siete principios: 1) el Concepto Ordo Dei; 2) Plantas, animales y todo lo creado en el cielo y la tierra; 3) La influencia de la teología mística de teólogas medievales expresada en el temor a Dios de Elisabeth, madre de Juan el Bautista, de María madre de Jesús; de Raab la Cananita; de Ruth la Mohabita y de Judith, quien destruye al capitán del ejército de Artajerjes III llamado Holofemes ; 4) Naciones, culturas y religiones, 5) El evangelio que anuncia el hombre común y la mujer común; 6) El testimonio martirológico: El bautismo en fuego, agua y sangre y 7) Cristo formándose en la comunidad como verdadero amigo.

Orígenes históricos del fundamentalismo norteamericano y su vinculación con el protestantismo latinoamericano

En la segunda exposición presenté, con fotos e ilustraciones sobre los eventos históricos, personajes y escritos que dieron origen al fundamentalismo en los EEUU a partir de fines del siglo XIX. Brindé atención a la teología de Tim Lahaye (1926-2016) y Jerry B. Jenkis (1949-). Tanto las narraciones de ficción de Lahaye y

Jenkis, como los mensajes políticos y religiosos del presidente de EEUU, George Bush, fueron utilizados para justificar la guerra de los EEUU en el Medio Oriente. Analicé el apoyo de iglesias y organizaciones religiosas fundamentalistas a la campaña política de Donald Trump y concluí con las implicaciones religiosas y políticas del fundamentalismo para América Latina.

Herramientas para identificar fundamentalismos y orientaciones para acciones de incidencia

En mi tercera ponencia utilice escritos del profesor mexicano del Antiguo Testamento, Edesio Sánchez, y los aportes de la lectura popular de la profesora brasileña de Nuevo Testamento, Silvia Regina de Lima. Las claves para una relectura bíblica comunitaria y liberadora del texto en cinco momentos: 1) Ver- escuchar – sentir- rumiar- tocar- olfatear-percibir- intuir la realidad en comunidad. 2) Estudio del texto a través de diferentes acercamientos: lingüístico, social, feminista, histórico, religioso, diversidad sexual, intertextualidad, masculinidad, cultural, teológico y literario. 3) Historia interpretativa del texto y discernimiento político. 4) Imágenes de Dios – Nuevas experiencias de fe, nuevas imágenes y experiencias de Dios que descubrimos en el diálogo con nuestro contexto, cultura, diversidad religiosa y sexual. 5) Reapropiación de un nuevo universo simbólico, nuevos horizontes de vida, prácticas liberadoras e incidencia social y política (Ej. Derechos igualitarios, diversidad sexual y de género).

El último insumo fue provisto por el equipo coordinador del evento a través de una breve plática. La idea central fue trabajar lineamientos para una práctica pastoral consecuente y con incidencias en la Iglesia y el contexto social del Río de la Plata.

Conclusiones de los grupos

«Sumando voces que se expresaron en las presentaciones, los grupos, las comidas, las charlas de patio y de pasillo sentimos que en estos días…: a) Nos indignamos, nos dolimos, nos alentamos, celebramos y soñamos con lugares de inclusión, sin lógicas binarias, sin prejuicios ni verdades absolutas. b) Descubrimos que seguimos sintiendo cómo la savia de la Reforma Radical nos recorre, dan identidad… e impulsan a una mirada superadora de los fundamentalismos de este tiempo. c) Aun así reconocemos la urgente necesidad de una lectura crítica de nuestras prácticas y d) la urgente necesidad de profundizar en el conocimiento y estudio comunitario de la Biblia y la realidad para una acción comprometida, transformadora y liberadora desde la fe que nos une».

PÁGINA VALDENSE I 4
infancias

Compromisos asumidos: Diálogo y práctica ecuménica, trabajo en redes y formación bíblica. Desarrollar capacidades para la incidencia. Concretizar procesos: contener, escuchar, respetar, acompañar y proclamar el Evangelio.

Palabras finales

He meditado en esta bella experiencia de aprendizaje a la par de una comunidad de jóvenes que irradiaban mucho compromiso y cariño para planificar cada detalle. No puedo olvidar las comidas y las conversaciones hermosas con los miembros del equipo escuchando el murmullo del río Paraná. Los pasajes bíblicos y las

lecturas fueron leídas con detenimiento y así se escribieron las preguntas y desafíos en las guías de trabajo de cada una de las sesiones. El trabajo y discusiones en los grupos fueron muy enriquecedores. Los momentos de celebración litúrgica fueron hermosos y desafiantes. Había un espíritu también de hacer partícipes a todos y todas de la comunidad. Al concluir el evento, el domingo 28 de octubre de 2018, viajé en auto de regreso a la ciudad con dos integrantes del equipo coordinador, fue lindo conocer su lugar, sentía que ellas eran parte de mi familia, o digamos así… que yo era parte de la familia valdense.

Acuerpamiento & Memorias

Para mí el Seminario Teológico de Formación Colectiva cumplió todas sus expectativas: de teología, de formación y de colectivo.

Mi experiencia- de más de 35 años- es de trabajar con la Lectura Popular de la Biblia (LPB) en Brasil y en muchos países de América Latina. Este caminar latinoamericano tiene procesos de educación popular, y su fuerza radica en su capacidad de actualización. Tres palabras claves motivan la LPB: realidad, Biblia y comunidad. Para mí fue un privilegio y una alegría vivenciar estas tres dinámicas de lectura de un modo tan intenso y significativo. En un momento difícil de fundamentalismos y desigualdades estructurales, encontramos un espacio y un tiempo para hacer una experiencia teológica enraizada en las realidades y en los desafíos.

Lo que más me impresionó fue «lo colectivo»: las personas disfrutaban de estar juntas y eso era tan evidente y tan bonito que me dieron ganas de estar allí y ser parte de ese grupo. Esta cualidad y sensación de bienestar no es tan fácil de percibir en los grupos que conozco y desarrollo reflexión teológica.

La planificación tenía sentido: hablamos de cuerpo y territorio, y el cuerpo de cada persona tenía el espacio para mostrar, expresar y decir. La reflexión teológica era solo un espacio más para acuerpar la espiritualidad liberadora que celebramos. Convivimos y aprendimos con dinámicas acuerpadas: danza, teatro, respiración, improvisación, creatividad.

El trabajo del cuerpo creaba “un encuentro original”, no porque era el primero sino porque ubicaba a cada persona para la creación, para la narrativa y para la espiritualidad.

Cada día tuvimos la oportunidad de presentarnos, de estar allí, de conocer y dejarse conocer.

Este espacio de creatividad exigió mucho de mi trabajo de reflexión: la Biblia ya no venía como mensaje o contenido sino más bien como ejercicio de acuerpamiento. En este sentido el Seminario reveló ser un espacio de subjetividades y materialidades encarnadas: el texto no hacía desaparecer las narrativas de las personas sino que también ofrecía tensiones, enredos y oscilaciones -parte importante de la memoria del pueblo de Dios-. El texto bíblico no absorbe ni disuelve la realidad sino que ilumina e incorpora nuestros conflictos, enredos y oscilaciones, creando las posibilidades de que la experiencia de la Palabra se haga carne.

Trabajé con el libro de Números del Antiguo Testamento, sabiendo que era un texto desconocido y poco presente. Y presenté esta descripción:

Hay un libro en la biblia que se llama Números, ¿Y qué está haciendo ahí? Su importancia se vincula con el tema del seminario, sobre cuerpos y territorios, la importancia de la disciplina, del control de los cuerpos. Nos muestra este libro que hay herramientas numéricas, herramientas de poder, de control de cuerpos y territorios, por eso es que tenemos un texto en la biblia que se llama números, esto es fantástico, maravilloso, y no sabemos de él, ya que escapamos de él lo más que podemos, porque nos parece muy aburrido. Pero si creamos el conflicto en torno al texto, podemos ver que es parte de los cinco primeros libros de la Bíblia, estos nos muestran cómo nuestra cultura de fe fue organizada sobre la tradición modelada por los poderosos, pero en constante conflicto con la resistencia del pueblo.

Los temas en Números, marcados desde intereses patriarcales sobre la definición del territorio y la distribución de poder, cuando son leídos desde el conflicto ofrecen una visión crítico-liberadora. La pregunta por los cuerpos en los textos, por las mujeres extranjeras,

PÁGINA VALDENSE I 5 “ “

la relación entre tierra y territorio, cuerpo y poder, ascienden a la memoria del pueblo de Dios y podemos vivir nuestra espiritualidad no más como referencia de los intereses de dominación, sino como crítica, autocrítica y creatividad.

Este proceso de lectura solo fue posible porque el grupo tenía la realidad latinoamericana en la punta de la lengua, en las prácticas de derechos humanos y de defensa de la naturaleza, en las experiencias de disidencia sexual, política y de modos de vida. La Palabra de Dios en el texto, se encontraba con la Palabra de Dios en la Vida. Estoy segura que este encuentro sólo fue posible con la belleza y la intensidad que fue, solo porque el «colectivo» existía. La comunidad.

Los momentos de canto, danza, abrazos y comer juntos-as también hizo parte del proceso colectivo, de aprender y hacer teología: Dios con Nosotros-as. Por todo esto es que estoy muy agradecida. Y cuando el grupo cantó una canción para mí sobre el río que allí cerca de nosotros-as se hacía corporeidad, yo supe que recibí más de lo que dí.

Agua del río viejo llevate pronto este canto lejos que está aclarando y vamos pescando para vivir. Oración Del Remanso Jorge Fandermole

esperanza colectiva Lo que nos reúne,

Corren tiempos veloces que afectan a todos los grupos, que impactan en los lazos sociales. Nuestra iglesia no es ajena a esas crisis, en las que se desdibujan los liderazgos que posibilitan también que nos congreguemos alrededor de nuestras causas comunes. Una iglesia que queremos que sea ese lugar de amparo, de refugio, de solidaridades concretas. Una iglesia en la que al encontrarnos nos haga sentir «en casa»: un lugar donde tengamos deseo de estar.

Entonces a esta crisis, justamente, la vivimos como oportunidad de fortalecer el trabajo con otrxs, el trabajo en equipo. Al debilitamiento de las oportunidades de construir liderazgos personales, le corresponde esta apertura de una gran ventana hacia la construcción de liderazgos compartidos, de roles que puedan ir rotando, en un grupo vivo fuertemente unido por una visión común, entendida como misión eclesial.

Alrededor de todas estas ideas, nos encontramos varias personas de la Iglesia Valdense en el Seminario Teológico realizado en Paraná, del 19 al 21 de noviembre del 2022. «Crisis de liderazgos: lo colectivo como práctica esperanzadora», su nombre nos invitaba al desafío de reflexión juntxs, a compartir experiencias que emergen de las realidades de cada una de las personas que estuvimos participando, a escucharnos activamente y animarnos a ese decir en voz alta lo que pensamos y sentimos para que se vuelva de todxs.

Desde la congoja y la desazón que a menudo podemos sentir al entender la necesidad «socioespiritual» del espacio de una Iglesia como la nuestra y, a la vez, visibilizar crisis de liderazgos que, de alguna manera, debilitan nuestros espacios es que fuimos transitando los reencuentros, las palabras compañeras, el canto y la música, el pan y las oraciones, la alegría que se hace una cuando se unen nuestros corazones... Desde esa mezcla de sentires y vivencias, hacia la visión de oportunidades

concretas de adaptarnos activamente a una realidad, siempre para transformarla como nos enseñara nuestro Dios, padre y madre, en una sociedad «donde el ser humano no sea el lobo de otro ser humano, sino su hermano», como dijo una vez Rodolfo Walsh.

Mientras sostengamos firme nuestra visión, las formas de llevarla adelante pueden cambiar.

Hoy entendemos que es en grupo, colectivamente, en ese andar entre hermanxs -como en los tiempos de Jesús, compartiendo panes y peces- de donde saldrán las alternativas concretas, las oportunidades claras y posibles de transformación a través del trabajo real, específico, en cada lugar; aprovechando todas las potencialidades personales, grupales y del territorio en el que nos encontremos.

En síntesis, caminamos por horas en este encuentro, construyendo una mirada de esperanza crítica focalizada en lo mejor que podemos hacer. Nuestra iglesia ha demostrado a lo largo de los tiempos que es creativa, además de crítica y proactiva: hemos podido sentirlo así, nuevamente. Nada más nuevo que ese viejo espíritu valdense: aquí estamos, para avanzar en el trabajo colectivo que maximice los talentos con que Dios acompaña a cada persona y que, puestos en común, siempre se multiplican para el bien mayor, para la tarea viva que nos reúne.

PÁGINA VALDENSE I 6
Seminario Teológico, Paraná, 2022

impulso esperanzador como Las instancias de formación

El Proyecto de Liderazgo Joven de la Iglesia E. Valdense del Río de la Plata surgió, de alguna manera, allá por el 2017 con un encuentro de validación del proceso que nos dimos un grupo de la comunidad de ParanáSanta Fe, haciéndonos eco de una necesidad manifiesta. Decimos de alguna manera porque creemos que esto fue gestándose bastante antes. Decimos necesidad porque realmente muchas personas sentíamos que cuando nos ‘graduábamos’ de los rioplatenses, no teníamos muchos espacios donde seguir formándonos. Decimos manifiesta porque son incontables las charlas que fueron dando impulso y forma a esto que en el año 2022 cerró su primera etapa.

Lo que conocemos como Seminarios Teológicos Colectivos se enmarcan en ese proyecto validado en el 2017 con algunas personas que fuimos parte del proceso, avalado por el Presbiterio Norte Argentino y que continúo por vías institucionales hasta conseguir su financiamiento. Proyecto que preveía tres Seminarios como instancias de encuentro y de formación colectiva en temas de actualidad que nos permita fortalecer las herramientas que análisis crítico de la realidad para interpretar los desafíos que nos plantea el presente y así construir -de nuevo, colectivamente- reflexiones bíblico-teológicas liberadoras para, por un lado, animarnos a prácticas eclesiales inclusivas, diversas y transformadores y, por otro, a desarrollar capacidades de incidencia pública sustentadas en el diálogo.

Los llamamos Seminarios porque nos ayudan a continuar -individual y colectivamente- nuestros procesos formativos, donde las experiencias se entrelazan con la teoría y todxs aprendemos y enseñamos a la vez. Son espacios Teológicos porque nuestra fe viva y en movimiento nos impulsa a transformar (nos), nos invita a cuestionar nuestras prácticas y nuestro marco teórico con el objetivo y la mirada puesta en la construcción de un mundo más amable, de una vida más vivible y disfrutable para todxs.

Colectivos porque tenemos la convicción de que es la única manera de transformar nuestra realidad, porque queremos colaborar juntxs, unidxs en la diversidad, en el proyecto de vida plena y abundante al que nos invita Jesús; un proyecto donde podamos vivir con lo suficiente y nadie quede afuera.

En el 2018 ensayábamos el primer encuentro que denominamos «Sumando voces para la construcción colectiva en un mundo diverso», y con el acompañamiento de Jaime Prieto del Departamento Ecuménico de Investigaciones de Costa Rica (DEI) trabajamos sobre los fundamentalismos políticos y religiosos. En el 2019, ya con un poquito más de experiencia, organizamos el segundo que llamamos «Los cuerpos, territorios en disputa. Hacia la construcción de un proceso liberador» y nos guio Nancy Cardoso, también gracias al contacto de DEI y de Ana Claudia Figueroa. Después llegó la pandemia y, frente al aislamiento social tuvimos que imaginarnos otro espacio que permitiera el encuentro y la reflexión sin la presencialidad, y surgieron las «mateadas virtuales»

A principios del 2022, habiendo recorrido todo ese camino, como equipo creímos que necesitábamos tomarnos un tiempo para pensar -o repensar- el proyecto, porque claro, llegábamos al último encuentro luego de dos años de posponerlo, luego de dos años de no habitarlo como usualmente. Sentíamos que era un tiempo bisagra, que necesitábamos centrarnos en los liderazgos teniendo en cuenta todo lo transcurrido y los desafíos que traía el presente. Finalmente, llegó el último Seminario del proyecto: «Crisis de liderazgos. Lo colectivo como práctica esperanzadora».

Fue un encuentro diferente a los anteriores, así lo planteamos. Con la misma esencia y objetivos, pero con la mirada puesta en el tiempo que transitábamos, en el que las transformaciones se volvían inevitables -dentro y fuera de nuestras comunidades- y, también, en el que necesitábamos evaluar el proceso para proyectar lo que viene.

Y así fue. Como siempre, el encuentro es más que un potenciador de esperanza, es una oportunidad para seguir soñando e imaginándonos las comunidades, la iglesia, el mundo que queremos. Llegamos a la conclusión, colectivamente, que seguimos necesitando y queriendo construir este espacio de formación teológica porque sigue siendo urgente, porque necesitamos accionar para transformar la realidad, y porque queremos hacerlo desde nuestra fe, que, en definitiva, es lo que nos mueve. Y es por eso que ya estamos trabajando en un nuevo proyecto, en un nuevo Seminario Teológico Colectivo. Un espacio que queremos siga siendo plural y abierto a quienes quieran participar.

PÁGINA VALDENSE I 7
“ “
Son

y ampliar la mirada Participar

Participé en las tres ediciones de los Seminarios Teológicos. Fui al primero sobre fundamentalismos religiosos y políticos, y me encantó. Me gustó mucho la temática, la convivencia, el compartir espacios de debate con personas más jóvenes y, de hecho, pensé que me iba a sentir fuera de lugar o que no era para mí, y sin embargo me sentí muy bien, acompañada, sostenida, que podíamos conversar. Fue como sentir que éramos parte de algo más grande, como si nos conocíamos desde hacía tiempo. Desde ahí seguí yendo. Realmente el primero estuvo bárbaro, incluso siendo la primera experiencia, y el segundo, que trabajamos sobre los cuerpos con Nancy Cardoso, en el 2019, fue espectacular. Después del lapso de tiempo sin realizarse los Seminarios debido a la pandemia, estaba esperando que se llegara la invitación para el tercero, que finalmente se desarrolló en noviembre del año pasado. Sinceramente, antes de ir pensaba que en algunas cosas no iba a poder participar y, sin embargo, lo hice plenamente en cada instancia.

Si tuviera que decir por qué seguí participando o que fue lo que más me gustó de esta experiencia, es sin dudas el grupo humano, de hecho, muchas personas coincidimos en los tres. Que te sientas una más, incluida, es algo muy importante y eso dan ganas de participar. El sentirme muy bien con el espacio fue una motivación para continuar siendo parte.

Quizás una particularidad de los Seminarios tiene que ver con que nos encontramos personas de edades variadas y podemos conversar de igual a igual. Siempre que tengo oportunidad, les digo a personas que no participaron nunca de esta instancia de formación, que la intergeneracionalidad se hace real, en ningún momento pensas que no podés hacer determinada actividad porque es para los y las más jóvenes, por ejemplo, ni siquiera esa tomada de mate bajo el árbol o las guitarreadas por las noches. En cada momento y espacio me sentí bienvenida.

No es un espacio comunitario cualquiera, creo que nos encontramos quienes andamos buscando y necesitando nutrirnos de otras cosas que nos ayuden a transformar nuestra iglesia porque no nos queremos conformar con lo que está, con cómo es actualmente la iglesia o nuestros espacios comunitarios. Quizás a mí me movilizó mucho la experiencia de participación en el grupo de las Brujas de Ayer y Hoy, en ese espacio también coincidimos muchas personas que luego participamos de los Seminarios. Después de reflexionar un poco, pensé que quizás quienes habitamos ambos espacios estamos buscando nuevas maneras, nuevas perspectivas desde donde ver las cosas… algo nos llama, nos nutre y nos interesa de lo que se gesta en estos encuentros.

Dicho esto, quizás cabe una aclaración, porque nos encontramos personas que podemos querer lo mismo, pero no precisamente pensamos lo mismo. Incluso quizás, somos personas que tenemos la intención de transformar nuestras sociedades, iglesia y comunidades

para hacerlas lugares más empáticos, pero no sabemos muy bien cómo, o quizás sí, pero sabemos que en el compartir esas dinámicas se pueden mejorar, fortalecer. Una muestra de eso es que quienes participamos siempre continuamos dialogando más allá de las propuestas del equipo coordinador, construimos momentos donde seguir compartiendo y debatiendo como en el desayuno, en los almuerzos y cenas, incluso en el viaje de retorno seguíamos masticando todo lo que conversamos. No creo que quienes participamos pensemos igual, de hecho, hubo momentos de debate intenso, pero siempre enmarcado en un espacio de cuidado, de respeto, de libertad.

La construcción colectiva se hace palpable en estos encuentros, los tiempos de trabajo, intercambio y charlas se vuelven flexibles cuando así se requiere. En todas las ediciones sentí cómo las actividades se adaptaban a lo que el grupo en su totalidad necesitaba. Eso también es un condimento importante para sentirnos parte, porque es el reflejo de que verdaderamente somos quienes marcamos el ritmo del encuentro.

Otra de las dinámicas que tiene coincidencia con las Brujas es el rol del cuerpo, porque hay momentos de reflexión y diálogo, pero también hay dinámicas que nos permiten «pasar por el cuerpo» todo ese ejercicio racional que hacemos. Cuando participé la primera vez, recuerdo haber pensado qué hago acá, incluso creía que estaba haciendo el ridículo, pero cuando miraba alrededor nos veía a todos y todas haciendo lo mismo, lo que sentíamos en libertad. Eso fue increíble. Es un ejercicio de confianza que te ayuda a crear lazos más fuertes, a sentirnos más cerca. Si dejas que otra persona sostenga tu cuerpo y no te caes, ¿cómo no te vas a sentir en confianza después para sostener una discusión? Esos ejercicios te liberan de la vergüenza de hablar, te quitan el miedo a exponerte. Al ver personas tan diversas en sus edades, personalidades, formación y experiencias, esos ejercicios de expresión corporal te ayudan a construir un ambiente en el que te moves entre iguales, te soltás.

Personalmente, mi experiencia respecto a estas instancias de formación impactó en mi cotidianeidad. Siento que, si bien venía haciendo un recorrido de ampliar mi perspectiva, los Seminarios me hicieron comprender mejor a las personas más jóvenes. Muchas veces pensamos que los y las jóvenes no están o no hacen mucho, pero, sin embargo, hay jóvenes que se comprometen, que trabajan por cambiar aquello que no les gusta. Gracias a estos espacios siento que cambié mi vínculo y mirada sobre las personas jóvenes cercanas y también sobre la juventud en general.

Para finalizar, solo quiero agradecer al equipo coordinador porque son quienes se encargan de gestar y organizar todo para que estas instancias de formación sigan siendo espacios de participación, plural y cuidado.

Cristina García

PÁGINA VALDENSE I 8

Encuentros, y cuidado intergeneracionalidad

Los Seminarios Teológicos intentaron siempre partir desde las propias experiencias, vivencias, emociones y sentipensares, por eso, desde Página Valdense, nos pareció interesante compartir dos testimonios de participación, centrados en la intergeneracionalidad, de un joven y de «la vieja» -como muchxs la llaman.

Desde el primer Seminario Teológico en Paraná fui invitada, y me sentí invitada especialmente, y también, especialmente, tenía ganas de ir. Hace ya algunos años que en los espacios de reflexión y celebración tradicionales de nuestra iglesia no me siento bien. Algún pastor que conozco me diría que el culto no es para sentirse bien, podría discutirlo, pero cuando las formas no me representan me aburro y hasta me siento excluida, es difícil tener ese encuentro con la Divinidad Amorosa y con mis hermanxs. Por eso la posibilidad de encontrarme con jóvenes que usan un lenguaje, no solo palabras, que me emociona y libera y que acuna mis dolores y rabias fue una experiencia que me dio ese aliento –espíritu Ruahj- que me anima por un buen tiempo.

Me gustó mucho volver a oír el: «¡vieja!». Sentirme sostén, ancla y provocación. Y al mismo tiempo recibir nuevos desafíos, pinchazos para sentipensar cosas nuevas o cambiar mis seguridades. El desasosiego, como ese soplo -la palabra me vuelve- que nos invita a caminar o mejor dicho a dar saltos a territorios desconocidos, pero sin miedo porque hay gente que te abraza.

Los trabajos en grupos fueron espacios muy bonitos, tranquilos, donde las consignas se tomaban o se dejaban. Siempre es difícil ‘controlar’ a las que hablamos mucho, pero creo que pudimos escucharnos y hablar de aquellas cosas que más nos inquietaban. En algunos casos me pareció que el no haber estado en los seminarios anteriores me dificultaba entender algunas ‘corrientes’ de pensamientos y sentimientos. El dar por sentado que todos los contextos son iguales puede dificultar las discusiones. Hablamos de ‘la’ iglesia y eso es bastante difícil porque según el lugar y el tiempo ‘discutimos’ con ‘iglesias’ diferentes.

Lo intergeneracional es una riqueza importante cuando podemos superar jerarquías, no siempre es fácil y quizás es bueno problematizar este aspecto. Creo que, en este caso, se pudo trabajar con respeto. El hecho de valorar lo intergeneracional por parte del grupo y, especialmente por el grupo organizador, lo hace más fácil, pero también en algunas ocasiones hace que los ‘choques’ intergeneracionales pierdan filo y por tanto un condimento importante de lo que cocinamos juntxs. De todas maneras, creo que hace falta evaluación y autocritica en cuanto a la posibilidad de recibir gente joven, más joven. Es una dificultad que tiene la iglesia valdense tradicional y que me pareció -lo digo con muchas dudasque también lo estaba sufriendo este espacio, si no recuerdo mal fue dicho en el propio encuentro.

Algo muy importante para mí de este tipo de espacios son los abrazos. Los abrazos que nos preparan

para el diálogo, el disenso. Pero los abrazos que no son los mismos de otros espacios donde después de saludarnos, podemos destruirnos.

Estos espacios y, este en especial, tienen un acuerdo de apoyo, de no herir. No están exentos de ‘bajadas de línea’, de afirmar posiciones o lugares de poder, pero la constante preocupación por cuidarnos, la proliferación de gestos de aceptación y cariño nos permite desarmarnos un poco, y eso que algunas de nosotras no nos resultan nada fácil.

La experiencia fue muy rica y me gustaría que podamos seguir teniendo este tipo de encuentros. Disponer de momentos para sentipensar y celebrar juntxs es muy bueno y nos da fuerzas para seguir, saber que otrxs están en las mismas búsquedas, compartirlas nos permite seguir confiando… allí donde dos o tres…

El intercambio y la intergeneracionalidad

El seminario representó para mí el desafío de formar parte de un intercambio que tenía como tema principal a la Iglesia Valdense como institución y su porvenir. Es cierto que no son temas del todo ajenos a lo que ha sido mi participación en los grupos de jóvenes y como líder de campamentos, sin embargo, dialogar en ronda con personas de larga trayectoria en la iglesia -¡incluso con pastores!- no es fácil, después de todo: ¿Qué podría yo aportar teniendo poco más de veinte años?

Afortunadamente los diálogos en grupos se lograron con mucha horizontalidad y participación, eso fue lindo. Pero tampoco es hablar por hablar como si existiera una cuota a la palabra. Me di cuenta, desde un primer momento, que mi papel iba a ser de escucha más que de participación; es que, aunque se fomente la intergeneracionalidad, las distintas edades y trayectorias existen y hacen que en ocasiones los aportes sean disímiles. De hecho, no puedo dejar de decir que cuando tratamos ciertos temas llegué a aburrirme por concebirlos muy lejanos a lo que es mi participación en la iglesia.

Blanca dice que el espacio no estuvo exento de ‘bajadas de línea’, pero que siempre hubo preocupación por cuidarnos. Estoy de acuerdo con sus palabras. Creo importante, sin embargo, dimensionar que durante el seminario estuvimos hablando entre convencidos-as. Sí, es cierto que la intergeneracionalidad es diversidad en sí misma, pero también hay otros tipos. Recordarnos siempre que no somos únicos-as, ni hegemónicos-as, que la opinión del hermano o hermana que piensa distinto vale tanto como la nuestra.

Fue incomparable compartir charla, guitarra y canto con personas de larga participación en la iglesia, personas que veo desde que soy niño hacer cultos, dar charlas y planificar actividades. Recuerdo en un momento pensar: «¡Cuántas noches de fogón debe tener esta gente!».

PÁGINA VALDENSE I 9
Blanca Geymonat. Fabrizio Batiste.

Dios se mueve en mí

Con Melina Wagner, protagonista de este relato, nos conocemos hace algunos años cuando llegó con Juan, su esposo, a una celebración de fe a la comunidad valdense de Paraná- Santa Fe… más adelante ella misma va a contar algunos detalles de ese encuentro. Algo que me parece que puede ayudar a entender un poco la personalidad de Meli es contar cómo surgió este relato: hace algunas semanas venimos rastreando personas que lo escriban, pero por diferentes razones -sobre todo de tiempo-, fue haciéndose la fecha de entrega y esos pedidos se demoraban en llegar; y en el afán de terminar la edición, le escribí para encontrarnos al día siguiente, casi esperando que la respuesta sea negativa. Y para mi sorpresa -aunque en realidad no tantome llega su audio diciendo que sí, que le encantaba la idea y me agradeció haber pensado en ella. Así que pim, pum, pam, coordinamos horario y listo.

Para que la vayan conociendo, un poco de contexto: es oriunda de Crespo, pero vive en Paraná desde que se vino a estudiar Trabajo Social. Es hermana de cuatro varones. Tiene una hija de cinco años, Helena, y un hijo de dos, Galo. De hecho, Hele y Galo estuvieron presentes gran parte de nuestra videollamada, porque a pesar de vivir en la misma ciudad se nos complicó juntarnos presencialmente.

Empezamos enseguidita a hablar de su niñez y su vínculo con la fe. Me cuenta que si bien su madre y padre iban a la iglesia, ella mamó una fe viva y servicial a través de su abuelo y abuela. «Mi abuelo fue el que más influyó en mi vida de fe, nos llevaba todos los sábados de tarde a la escuelita. Y cuando llovía, con mis hermanos, íbamos a su casa -que estaba frente a la mía- y cantábamos himnos o leíamos la Biblia», me dice como haciendo un esfuerzo para no volver a ese momento e irse por las ramas. «Mi abuelo y mi abuela servían un montón en la iglesia, iban todos los jueves a limpiar, y tengo recuerdos muy vívidos de cuando los acompañaba: tenía tareas designadas como fijarme si en los bancos no había quedado nada, que no haya papeles para tirar a la basura. Lo vivíamos como un juego. Hoy por

hoy, veo que esos momentos fueron re significativos para mí.», agrega y seguimos charlando de su vínculo con las vejeces, con quienes desde siempre se sintió cercana. Fluye la charla. Ella semi acostada con el celular y auriculares porque lxs gurisxs andan por ahí dando vueltas -por el momento- y yo, también, cómoda en casa… una conversación sin prisa, de amigas; de hecho, varias veces me olvidé del ‘objetivo’ del encuentro. De a poquito, empezamos a hablar de un tiempo que fue algo difícil. Su mamá, su papá y sus hermanos se fueron alejando de la iglesia en la que participaban, pero ella decidió continuar. «Siempre sentí que el objetivo de ir a la iglesia iba más allá de las personas con quienes me encontraba, así que seguí yendo, me confirmé y también fui maestra de escuela bíblica», hace una pausa y sigue: «Después me vine a Paraná, y estuve algunos años sin ir a la iglesia porque las actividades solían ser los domingos a la noche y no llegaba. La última celebración a la que fui, un compañero me hizo un comentario y me sentí muy incómoda, sentí que no pertenecía, que no era el lugar donde quería cultivar mi relación con Dios». Siento cómo ese dolor la vuelve a atravesar y me hizo pensar que a veces hacemos comentarios poco felices -por decirlo sutilmente- cuando alguien participa después de algún tiempo de ausencia, palabras que brotan quizás incluso sin intención de lastimar, pero lo hacen… pienso también en cómo naturalizamos esos comentarios sin filtros, incluso muchas veces, en nombre del amor. ¡Cuánto nos falta desarmar! Seguimos hablando del tema y me cuenta: «fue muy loco, me sentí extraña en mi propio lugar. Así que me fui, esa fue la última vez que participé, porque siempre intento reflexionar sobre cada una de las cosas que me pasa y pienso continuamente qué de mi vida cotidiana reflejaba a Dios en mí». Esa última frase quedó resonando mucho en mí. «Con esa situación entendí que no necesitaba estar entre las cuatro paredes de la iglesia para comunicar en quien creía y también que mis propios actos son el reflejo de lo que yo creo», agrega, contándome cómo fue sanando esas heridas. La conversación iba y venía mientras vinculamos las experiencias con la fe, claro, viéndolas con esta distancia que nos permite percibir otras cosas. Me cuenta una situación delicada de salud que atravesó su mamá y cómo ella se encargó de varios cuidados. Cuando transcurría ese relato aparece Juan, su compañero. Ella hacía todos los trámites en la obra social y Juan era el representante de esa zona. Fue una amistad larga, hasta que, de repente, empezaron a construir la relación que tienen hoy. Justo en ese momento llegaron dos personitas que reclamaban un poco de atención, nos saludamos pantalla mediante, admiro lo grande que está Hele y losrulos hermosos y largos que tiene Galo, y después de un ratito empiezan a jugar en la otra punta de la cama.

Relato de un encuentro PÁGINA VALDENSE I 10

Más o menos al año de estar juntxs sintieron ganas de casarse, pero sin la formalidad de la institución, y una amiga en común insistió para que conozcan al famoso Fede Plenc -al menos, famoso para varixs- para que les contara cómo era en la iglesia valdense. Cuando se conocieron, Meli recuerda que Fede les dijo: «vayan, vayan a la comunidad de acá», y así fue. Un sábado a la tarde llegaron a una celebración, aquella que mencioné antes, y me cuenta: «Juan siempre recuerda algo que le llamó muchísimo la atención: leímos a Galeano y escuchamos Calle 13, hicimos una reflexión hermosa. Sin dudas, con Juan vivimos muy diferente la fe, pero a partir de ese momento empezamos a transitar nuestro camino en la comunidad».

Enseguida nos ponemos a hablar de aquel día y sobre qué lxs motivó a seguir participando, y sin muchas vueltas me dice: «No fue algo en particular quizás, pero nos sentimos muy cómodos en ese primer encuentro, nos gustó mucho la dinámica, el tipo de reflexión, la posibilidad de la lectura e interpretación de la Biblia en nuestro mundo actual, la posibilidad de la reinterpretación y de poder escuchar las distintas voces». Le pregunté cómo se sintió al estar en comunidad después de aquella última experiencia que había tenido, claro que no como un autobombo para la que es mi comunidad también, sino para descubrir qué de la ‘magia’ comunitaria sintió ella, y me dice: «fue como reencontrarme con mi fe, si bien nunca dejé de creer ni de orar ni de sentir que Dios se movía a través de mí, me sentí acogida. Algo que vengo pensando hace unos días tiene relación con esto, siento que es un lugar del que siempre fui parte, me siento muy cómoda, me siento en mi lugar».

Casi inmediatamente pensé en lo importante que es tener un espacio donde compartir nuestra fe, desde quiénes somos y la historia que tenemos. Seguimos charlando y me dice: «me siento parte de esta comunidad, me siento en medio, ni más ni menos que nadie. Siempre me sentí escuchada igual que el resto de las personas que participan, y eso para mí fue definitorio».

Otra vez se cuelan dos personitas en la charla, como si exigieran que llegue su momento en este relato. Así que nos saltamos un par de meses para llegar al embarazo de Helena, y sin necesidad de preguntar nada, me dice: «nosotros con Juan decidimos tener un hijo y, cuando lo hicimos, nos dejamos de cuidar, pero no queríamos estar persiguiendo eso ni estar detrás porque no tenemos el control y tampoco lo veíamos como una necesidad, sí como un deseo. Estábamos convencidos de que llegaría cuando fuera el momento, con esa misma tranquilidad transitamos el embarazo. Algo que me parece muy importante y siempre lo remarco es que cambia muchísimo la percepción, la relación y el momento del embarazo cuando es deseado y buscado que cuando no lo es».

Hablamos de maternidades y automáticamente se acuerda de un encuentro de Mujeraje -el grupo de mujeres de Paraná- donde otras mamás le contaron sus experiencias, sobre todo aquello que no está mediado por la romantización de esta etapa en la vida de las mujeres, que la hicieron sentir contenida y acompañada. Cuando nació Hele, participaban las dos y me dicen: «de alguna manera sentía que era el lugar donde le podía transmitir

mi fe a ella porque es un lugar que cultivó mi fe desde el primer momento. Es un intento de mostrarle a Hele lo feliz que me siento al ser parte de estos espacios, al igual que lo hicieron mis abuelos cuando era chica».

Con Juan, encararon y vivieron los dos embarazos de la misma manera, y con eso presente, hablamos sobre las tensiones entre su experiencia de ser mujer y madre. Hablamos de crianza y me dice: «Siempre materné con la idea de que mis hijos no son una posesión, son seres independientes. Eso es lo que queremos enseñarles y transmitirles, entendiendo también que quizás el camino que les mostramos no es el que elijan, pero tenemos la certeza de que aprenden de nuestro ejemplo, eso es clave para mí. Si yo les dejo ver que soy feliz en estos espacios, que soy feliz viviendo mi fe… es posible que puedan quedarse con eso y que hagan su propio recorrido».

Entre juegos y Paw Patrol, masas de colores y dibujos de cometas, charlamos sobre los procesos de socialización de lxs gurises y del rol de las personas adultas presentes en sus vidas, que también incluye a la comunidad, entendiéndola como familia. Meli, como ella misma lo dijo más arriba, es una persona muy reflexiva que se anima a repensar sus ideas y prácticas continuamente, es una persona que se siente desafiada por los vínculos porque los entiende cómo espejos donde nos reflejamos a nosotrxs mismxs y que tienen la potencia de transformarnos. Tanto es que salió esto durante la charla que me animo a definirla, un poco parafraseándola, como el reflejo de la presencia de Dios en su vida y de su fe, como una persona que intenta continuamente que Dios se mueva en ella.

¡Qué alegría este encuentro! ¡Qué lindo sentir que Dios se mueve en nosotrxs!

Muévete en mí Muévete en mí

Toca mi mente, mi corazón Llena mi vida de tu amor Muévete en mí Dios Espíritu, muévete en mí

PÁGINA VALDENSE I 11
Helena y Galo, hijes de Melina

Conexiones

El encuentro con Dios y con nuestra fe puede nacer a base de preguntas puntuales, como por ejemplo, ¿qué es la fe? ¿Cómo puedo comunicarme con Dios?

¿Cómo puedo acercarme a él? Así, creo, que nacen las inquietudes y muchísimas veces las ganas de estar cerca de Dios.

Los encuentros bíblicos, cultos, campamentos, etcétera, son lugares que nos ayudan a fortalecer nuestra fe. Son lugares cálidos como nuestro hogar, en donde podemos comunicarnos con Dios y en donde, muchas veces, nos sentimos mucho más cerca de él.

Es importante saber que no somos juzgados-as por nuestra decisión de creer o no, o la manera en que creemos, la iglesia abre las puertas para que los hijos e hijas de Dios encuentren sus respuestas, para que se expresen y puedan encontrar un lugar de contención, un refugio seguro.

En el reencuentro que tuvimos en el campamento-asamblea rioplatense 2023 surgieron momentos en los que las dudas estaban presentes, pero siento que pudimos ir ensayando respuestas mediante talleres, momentos de reflexión, o así mismo, espontáneamente pudimos darnos cuenta que, como jóvenes, siempre necesitamos reencontrarnos con los-as nuestras para fortalecer nuestra fe, sabiendo agradecer las grandes cosas que se hacen para poder volvernos a encontrar.

Un deseo muy grande que se tiene es motivar a la juventud a formar parte de una comunidad de fe para compartir e intercambiar ideas y experiencias diferentes, de esas que hacen florecer el corazón como una alabanza cargada de emoción.

«Pidan y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre». Lucas 11: 9-10

PÁGINA VALDENSE I 12
Espacio del Movimiento Juvenil Valdense | Año XXII |Abril 2023| conexionesvaldense@gmail.com

en el II Foro Mundial de Derechos Humanos El Consejo Mundial de Iglesias participa

El Foro es un espacio público en el que se reúnen diferentes personalidades para compartir análisis, perspectivas e impulsar debates sobre los derechos humanos en el mundo. En este año, se desarrolló en Argentina entre el 20 y 24 de marzo. En este marco, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) envío dos mensajes audiovisuales cuyos ejes principales compartimos a continuación.

Ambos mensajes se cimentaron en lo trabajado en la 11° Asamblea del Consejo Mundial de Iglesia, realizada en Karlsruhe, Alemania, del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2022, bajo el tema «El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad». Además, de esta manera el CMI reiteró su compromiso constante con el fortalecimiento de los derechos humanos.

En este marco, el Consejo Mundial de Iglesias sostiene que, en este momento, hay una convergencia de crisis mundiales, y que la injusticia y los modelos económicos insostenibles están en el centro de estas crisis. Los mensajes enviados al III Foro Mundial de Derechos Humanos afirman que esta organización no se enorgullece de que la religión sea usada como herramienta para justificar privaciones o inhiba el disfrute de la vida de los pueblos, y es por eso que se invita a la introspección a cada una de sus iglesias miembros, reflexionando sobre cómo se ha contribuido para que esto suceda y cómo podemos desarmarlo. Entendiendo también, que la educación es fundamental para desmantelar esta estructura construida socialmente que se afianzó y sostuvo a lo largo de los años por la fe y la ley.

Uno de los mensajes del CMI se tituló: «Desigualdades mundiales, derechos humanos y justicia social», y reconoció que la religión no tiene las manos limpias, y que, por ello, el CMI se ocupa con especial atención de estas cuestiones. En el video se hace mención al último Informe sobre la Desigualdad en el Mundo, refiriéndose a que el 10 por ciento de la población mundial posee el 75 por ciento de toda la riqueza, recibe el 50 por ciento de todos los ingresos y es responsable de casi la mitad de todas las emisiones de carbono; calificando esto como una desigualdad monumental. En esta línea, la Asamblea del CMI instó a la solidaridad profunda y a la búsqueda de justicia para aquellos y aquellas que menos han contribuido a esta emergencia, pero, a pesar de ello, son quienes más la padecen física, existencial y ecológicamente. En el mensaje de Peter Prove, director de Asuntos Internacionales del CMI, se destaca que el ‘poder’ del Consejo Mundial de Iglesia está en las más de 350 iglesias miembros, en más de 110 países y territorios. Es por eso que se sostiene el compromiso de facilitar el acceso de las iglesias miembros y socios-as ecumé-

nicas a espacios de la ONU donde se aborden temas referidos a derechos, pues tal como hizo referencia el Comité Ejecutivo: «abogar por la dignidad y los derechos humanos universales es parte de la lucha por la justicia, paz e integridad de la Creación, medio de reconciliación y testimonio de unidad».

En el segundo mensaje, «Experiencias de construcción de la paz en América Latina y en el mundo», se subrayó que una de las principales líneas de acción del Consejo Mundial de Iglesias guarda relación con entablar diálogos a fin de resolver conflictos, promover la reconciliación, para que de esta manera se pueda hacer frente a las injusticias y a las violaciones de los derechos humanos.

En este sentido, el mensaje sobre la construcción de la paz en América Latina fue una muestra del compromiso que tiene el CMI desde la década del 70. Además, fue una oportunidad para hacer hincapié que todo ese recorrido es el que orienta el enfoque actual de la organización en torno a las luchas contra la intolerancia religiosa, la violencia contra las mujeres, niños y niñas, el racismo, la xenofobia, la discriminación contra las minorías, la pobreza y la injusticia socioeconómica en la región.

La ejecutiva del programa del CMI para el Medio Oriente, Carla Khijoyan, remarca: «Abogamos al diálogo, el entendimiento mutuo, la cooperación y la justicia como único camino hacia una paz sostenible». Mientras que el Rev. Dr. Kenneth Mtata, director de Testimonio Público y Diaconía del CMI sostuvo: «Entendemos que hacer la paz implica abordar el racismo, la xenofobia, el antisemitismo, los discursos de odio y otras formas de odio hacia el otro; los cuales se han aumentado e intensificado durante los últimos años, en gran parte fomentados por movimientos nacionalistas populistas».

En este marco, se citó parte de lo proclamado por la Asamblea del CMI: «Estas amenazas a la paz violan fundamentalmente los principios básicos de la fe cristiana. La llamada al diálogo, al encuentro y a la búsqueda de la comprensión mutua es la esencia misma del ecumenismo y central para la construcción de la paz».

De esta forma, se muestra el compromiso de trabajo de la organización para enfrentar los desafíos necesarios con la mirada puesta en la construcción de comunidades justas y sostenibles.

Fuente: Consejo Mundial de Iglesias. El CMI envía un mensaje al III Foro Mundial de Derechos Humanos en Argentina. https://www. oikoumene.org/es/news/wcc-delivers-messages-to-3rd-world-forumon-human-rights-in-argentina

PÁGINA VALDENSE I 13

omunicándonos C

Mi oración llegó a Tí

«Las aguas me rodeaban por completo, me cubría el mar profundo; las algas se enredaban en mi cabeza. Me hundí hasta el fondo de la tierra; ¡ya me sentía su eterno prisionero! Pero tú, Señor, mi Dios, me salvaste de la muerte. Al sentir que la vida se me iba, me acordé de ti, Señor; mi oración llegó a ti en tu santo templo». Jonás 2: 5-7.

Quien alguna vez haya sufrido depresión, seguramente sintió algo parecido a lo que describe Jonás: tristeza, aislamiento, soledad, incomprensión, sensación de estar aprisionado sin poder salir de allí, ahogamiento, prisionero de los problemas y de las angustias… Es como estar rodeado de aguas, bajo el mar profundo. No se vislumbra un camino ni una salida…

La depresión es una enfermedad real y hay ayuda disponible. Con un diagnóstico y tratamiento adecuados, la gran mayoría de las personas con depresión la superan.

Volviendo a leer el relato de Jonás, hay varios aspectos que deseamos destacar. Él reitera: «me rodeaban», «me cubría», «mi cabeza»: mí, a mí. Muchas veces centramos en nosotros mismos y mismas todas las cosas; tanto es así, que podemos llegar a olvidar a quienes nos rodean.

Llegan a nuestra memoria anécdotas varias: nos movemos lo más rápido y eficazmente que podemos para hacer todas las cosas, aunque la mente vaya más rápido que nuestro cuerpo… Es posible que alguien de nuestro entorno nos diga: «¿Te ayudo?» Y, dependiendo de nuestra respuesta, puede llegar la colaboración que alivie nuestro apuro. Y ahí no somos «yo». Pasamos a ser «nosotros o nosotras».

El plural hace más livianas las tareas y las penas, y trae a nuestra reflexión el lema de las Ligas Femeninas: «Unidas para amar y servir». Es en la comunidad de fe donde encontraremos apoyo y fuerza, aliento para levantarnos y continuar en el camino. Y, sin duda, es en la presencia de Dios que hallaremos consuelo y revitalización.

“-Me acordé de ti, Señor; mi oración llegó a ti». La oración es un acercamiento a Dios; sentimos la oración como una necesidad, nos fortalece. Jesús nos enseñó a hacerlo y nosotros-as lo trasmitimos a las nuevas generaciones, como algo muy preciado. A veces toma forma de diálogo interno, otras se expanden y abarca espacios, o puede tomar forma de canto…

Jonás se acordó de la existencia del Señor y la oración fue el medio para llegar a su presencia. Sintió una respuesta: la oración llegó y la liberación también. Fue como pasar una página. Tal vez, luego de pasar situaciones calamitosas, sea necesario pasar la página, tener la capacidad de perdonarse a uno-a mismo-a y reinventarse, intentando vivir con la puerta abierta hacia el futuro, pero sin olvidar a Dios y lo que espera de nosotros y nosotras.

Culminando con esta reflexión, deseamos compartir estas expresiones de Enrique Rojas, español, catedrático de psiquiatría -especialista en depresiones, ansiedad y trastornos de la personalidad- y director de la Fundación Rojas Estapé, también escritor: «Veo mucha gente atrapada en el pasado, con experiencias duras y negativas. Pero hay que pensar que en una sociedad donde todo va muy de prisa, la gente no piensa. La gente sólo tiene tiempo de ir corriendo de aquí para allá y nosotros los invitamos a que piense, a que madure, a que disfrute. Hoy en día, un gran defecto es la cultura del instante: quiero algo y lo quiero ya. Entonces yo le digo a la gente: quiere pocas cosas y aprende a esperar».

«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio». 2 Timoteo 1:7

Liga Femenina de Dolores

PÁGINA VALDENSE I 14
“ “
Espacio de la Federación Femenina Evangélica Valdense

Ver: mirar como si fuera la primera vez

Jesús y lxs discípulxs se encuentran con un hombre que era ciego de nacimiento. Jesús lo llama, le pone barro en los ojos y lo envía a lavarse. El hombre va hasta el estanque, se lava y empieza a ver.

Este texto del Evangelio de Juan 9: 1-42 nos invita a reflexionar sobre lo que significa mirar, una oportunidad para detenernos y prestar atención a lo que vemos, casi como si fuera la primera vez que lo hacemos. Tomarnos un tiempo para registrar que tenemos la posibilidad de ver y agradecer por eso.

Quiénes siempre vimos, naturalizamos que tenemos este sentido y nos acostumbramos a esa acción, por eso tenemos que hacer un esfuerzo para imaginar cómo es la sensación y el impacto de ese comenzar a ver. La imagen que podemos usar es la de «se le abrieron los ojos» y pensarlo como metáfora, como para acercarnos un poco a lo que el relato nos quiere transmitir.

Si pensamos en la frase «ver para creer» podemos notar la relación entre estas dos acciones, el «ver” y el «creer» están relacionados en nuestro sentido común, entendemos que lo que vemos es verdad y, para muchxs, solamente así se comprueba que algo es verdadero. Pero si invertimos la frase a «creer para ver» podemos descubrir que a veces, o la mayoría, para poder ver algo o a alguien tenemos que creer antes. Lo que pensamos, las ideas que nos guían, los valores aprendidos nos permiten ver algunas cosas y otras quedan ocultas, porque las ignoramos o no las comprendemos. Y muchas veces esto sucede de manera inconsciente, pero en otras tantas es deliberado y decidimos no ver.

A veces para poder ver o para que se nos abran los ojos es necesario tomarnos un tiempo para reflexionar y buscar las maneras que nos ayuden a mirar hacia adentro, observar nuestro interior para conocernos. Pero también hacer el ejercicio consciente de mirar a quienes nos rodean, buscar otras perspectivas, otras miradas sobre lo que pasa, sobre quiénes somos, hacernos preguntas, escuchar, aprender para poder descubrir, ojalá, algo nuevo, algo distinto.

Es importante prestar atención a nuestra mirada, porque mirar es una forma de comunicarnos, de percibir y comprender el mundo, a las personas, la sociedad, la naturaleza, es una forma de relacionarnos con nuestro entorno. También vernos, volver la mirada hacia nosotrxs, observar nuestra corporalidad, nuestros gestos, emociones y pensamientos, nos posibilita conocernos un poco más, entendernos como seres complejxs, con su mundo propio, pero que es, a la vez, compartido. Desde que nacemos estamos conectadxs a otras personas, por lo que nuestras vidas se van entrelazando. Así vamos aprendiendo sobre nosotrxs, lxs otrxs, la naturaleza y el mundo.  Por lo tanto, nuestras miradas están condicionadas por lo que creemos, pensamos, lo que aprendimos y nos enseñaron. La acción de ver no es un acto aislado, sino que está relacionado con lo que somos y también eso que vemos nos va construyendo, nos va formando.

Hacia el final del texto bíblico, se completa la escena del encuentro de Jesús con el hombre que ahora veía, Jesús se acerca de nuevo porque supo que había sido expulsado de la sinagoga por decir que él creía que Jesús hacía lo que hacía porque venía de Dios. Es decir que fue expulsado por sus creencias y por sostenerlas frente a quienes pensaban lo contrario, pero que además eran quiénes tenían la autoridad religiosa y social para decir lo que había que creer, cómo se debía actuar y si eras una persona justa/fiel o pecadora.

Frente a esa actitud autoritaria y totalizadora de las autoridades del templo, Jesús le preguntó al hombre si creía y tuvieron un diálogo sobre esto. Jesús no se impuso en ningún momento, el relato se centra en el hombre que había nacido ciego y en lo que le fue sucediendo cuando empezó a ver.

Pareciera ser que para Jesús lo que importa, después de la persona y sus circunstancias vitales, es que todas podamos abrir los ojos, que empecemos a ver y a entender. Es decir que seamos personas con autonomía y conscientes de quiénes somos, también que comprendamos que somos parte de toda la Creación y que nuestra forma de vincularnos con nuestro entorno es clave para que vivamos dignamente y en plenitud.

PÁGINA VALDENSE I 15

Deseo que nunca te sientas impredecible. No es más que una trampa tendida por uno mismo. En cambio deseo que te sientas querido, elegido.

Eso sí es un abrigo.

Cinwololo

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.