LA JUSTICIA DIVINA

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Justicia Divina Lo que el mundo asemeja como justicia divina es por fe de que existe un Dios bueno y justo, y que Él por su infinito amor perdona a los seres humanos las faltas las cuales se identifican como pecados. La justicia divina es uno de los secretos más profundos y misteriosos de Dios, los que aman al Padre Dios les corresponde descubrir cómo es que ópera tal Justicia. Pablo el apóstol, dice: Hermanos, deseo de todo corazón que los judíos se salven y ruego a Dios por ellos. Yo declaro en su favor: tienen celos de Dios, pero en forma mal entendida. No entienden como Dios nos hace santos, y se empeñan por hacerse santos a su manera. Con esto pasan al lado del camino de Dios. Pues la Ley lleva a Cristo para que, luego, reciban la santidad todos aquellos que crean (Ro 10: 1 – 4, L /A). Esa es la forma en que Dios aplica Justicia divina, así muestra él su amor, nos hace justos sin tener que pasar por la Ley de los judíos. Muchos grupos de la cristiandad hoy tal como ayer están entendiendo mal lo de la salvación, Dios no nos exige las obras que hicieron los judíos en el antiguo pacto para ellos obtener salvación. La justicia divina tiene su comienzo después que Jesús muere en la cruz. Después de la cruz algunos de los apóstoles escribieron de la vida, pasión, muerte y resurrección del Mesías Príncipe. Después de estos acontecimientos viene la luz y alumbra el entendimiento de las personas de fe. La fe en Cristo no es para todos, los que la buscan la encuentran después de la resurrección de Cristo. Tenemos mucho que decir sobre este asunto, pero es difícil de explicarlo, porque ustedes son lentos para entender. Al cabo de tanto tiempo, ustedes ya deberían ser maestros; en cambio, necesitan que se les explique las cosas más sencillas de las enseñanzas de Dios. Han vuelto a ser tan débiles que, envés de comida sólida, tienen que tomar leche. Y los que se alimentan de leche son como niños de pecho, incapaces de juzgar rectamente. La comida solida es para los adultos, para los que ya saben juzgar, porque están acostumbrados a distinguir entre lo bueno y lo malo, (Heb 5: 11 – 14, DHH). La Justicia Divina es para toda persona adulta que sabe distinguir lo bueno y lo malo, y el tal por fe se une al mensaje del que ha resucitado de entre


los muertos. Pero Dios que es rico en misericordia, nos manifestó su inmenso amor, y a los que estábamos muertos por nuestras faltas, nos dio vida con Cristo. ¡por gracia han sido salvados! Y nos resucito con Cristo para sentarnos con él en los cielos, (Ef 2: 4 – 6, L / A). La justicia divina la reciben los que limpian su corazón (su mente) de pecado, o sea que ahora los de limpio corazón saben distinguir lo que es bueno para los hijos de Dios. El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo menciona: que la Justicia Divina se basa solo en el amor que Dios tiene para con nosotros. Esa fe es abrazada por todos aquellos que Dios ha rescatado (resucitado) de la muerte. La forma de testificar que somos justificados en el Espíritu de Dios, es por fe, porque por fe andamos, no por vista, (2. Co 5: 7, RV). Los que quieren agradar a Dios por que han visto prodigios y señales milagrosas, están en error. A Moisés le correspondió mostrar a Dios por medio de obras milagrosas al pueblo hebreo. Moisés por medio de leyes escritas en piedra entrego parte del conocimiento de Dios. Lee el pasaje de Ro 9: 30 al 10: 21. Porque la ley llega a su término con Cristo, y así todos por la fe pueden llegar a ser justos, (Ro. 10: 4 DHH). Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida, (Ro. 5: 18 DHH). He aquí una muestra de justicia Divina; Pero Jesús se dirigió al Monte de los Olivos, y al día siguiente al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y él comenzó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer, a la que habían sorprendido cometiendo adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, y dijeron a Jesús: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. En la ley, Moisés nos ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices? Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo: Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra. Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, uno tras otro comenzó a irse, y los


primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó: Mujer ¿Dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella le contesto: Ninguno Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno; ahora vete y no vuelvas a pecar, (Jn 8: 1- 11, DHH). ¿Este no volver a pecar, como se debe entender? La sabiduría de Dios escrita responde: que no seamos más niños, que no pongamos de nuevo el fundamento antiguo, o sea las enseñanzas anticuadas de Moisés. Así que sigamos adelante hasta llegar a ser adultos, dejando las primeras enseñanzas a cerca de Cristo. No volvamos otra vez a las cosas básicas, como la conversión y el abandono de las obras que llevan a la muerte, o como la fe en Dios, las enseñanzas sobre bautismo, el imponer las manos a los creyentes, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Es lo que haremos, si Dios lo permite, (Heb 6: 1 – 3, DHH). Enseñemos de Cristo, no de Moisés. ESCUELA DE INVESTIGACION BIBLICA. MEDELLIN-COLOMBIA SALOMON LOPEZ CRISPIN 3003478369


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