La iglesia virgen La persona esforzada que ha logrado alcanzar por fe una vida sin mancha, ha logrado también obtener el privilegio de ser convidada a las bodas del Cordero de Dios. Dicha persona es merecedora de ser llamada la esposa virgen que busca el Esposo; el apóstol Juan en el último libro de la Biblia se expresa de esta forma: Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero, (Ap 14: 4 RV). Pues cuando resuciten de entre los muertos, no tendrán esposa o marido, sino que serán en el cielo como ángeles (Mr 12: 25). Las personas que aceptan el llamado del novio son aquellos que se preparan en un buen conocimiento del evangelio ¡no es que siempre y de antemano fueron vírgenes! Sino que se dejaron seducir por la palabra del evangelio y por ende permitieron que Él Espíritu Santo fuese su guía, “¡Aleluya! Porque ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios todo poderoso. Alegrémonos, llenémonos de gozo y démosle gloria, porque ha llegado el momento de las bodas del Cordero. Su esposa se ha preparado: se le ha permitido vestirse de lino fino, limpio y brillante, porque ese lino es la recta conducta del pueblo santo.” (Ap 19: 6 – 8, DHH). Por lo tanto, hermanos, ustedes los del pueblo santo, que
han sido llamados por Dios a ser suyos, consideren atentamente a Cristo Jesús, el apóstol y Sumo Sacerdote, gracias al cual profesamos nuestra fe, (He 3: 1, DHH); Lo que santifica (lo que purifica) al pueblo elegido es la palabra del evangelio. La palabra de Dios nos ha rehecho vírgenes; nos ha devuelto a la pureza. Y a partir de esa restauración hemos alcanzado a ser una iglesia virgen; ese milagro solo es realizado por el Espíritu Santo. Tal milagro es pasar de muerte ha vida, esa es la verdadera y única resurrección que Dios ha prometido al cristiano, escuchen esto: Antes ustedes estaban muertos a causa de las maldades y pecados en que vivían, (Ef 2: 1- 2 parte a). Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para que fuésemos santos y sin defecto en su presencia. Por su amor. (Ef 1: 4, DHH). El verbo de Dios (el evangelio de Cristo) realiza el milagro en nosotros y nos da el poder para abandonar la vieja forma de vida en la que andábamos, y ahora podemos decir confiadamente: Alegrémonos y regocijémonos y demos gracias a Dios, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa ya está lista, (Ap 19: 7 L / A). Ya está lista, ya sucedió esto para el que cree en el milagro de la resurrección. La virgen o sea la iglesia esta lista, para la unión perfecta; para el matrimonio con el Cordero. Los que tienen fe en que la palabra del NT es la verdad de Dios; han resucitado, y pueden decir confiadamente
que este acontecer son las bodas de la iglesia en Espíritu con él Cordero, pues se sabe que Dios es Espíritu; por tanto, los que le adoran, deben adorarlo en Espíritu y en verdad, (Jn 4. 24). En tiempos desusados algunos judíos hijos de Dios; aceptaron el llamado para entrar a este nuevo conocimiento de la verdad y fueron guiados a la santidad, junto con los nuevos escogidos. Los profetas y sacerdotes que dirigían al pueblo antiguo, les fue ungida sus cabezas por fuera, pero no fueron ungidas sus mentes con Espíritu Santo. Pues ellos para ese tiempo no tenían conocimiento del evangelio de Jesucristo, ellos ignoraban que el Espíritu Santo se podía recibir, Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo llegó a Éfeso, después de recorrer las regiones altas de la provincia. Allí encontró un grupo de discípulos a los que preguntó: “¿Recibieron el Espíritu Santo cuando abrazaron la fe?” Ellos le contestaron: “Nosotros ni siquiera hemos oído que se pueda recibir el Espíritu Santo”, (Hch 19: 1-2 L /A). El Espíritu Santo solo se conoce y se recibe por fe; fe en reconocer que el evangelio de Jesucristo es la palabra definitiva de Dios: Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes
sí lo conocen. Porque vive con ustedes y estará con ustedes, (Jn 14: 15 - 17, NVI). Los sacerdotes y pastores que hoy dirigen “iglesias” con instrucciones de la ley mosaica, es porque no tienen el poder del Espíritu Santo; los tales son ungidos como reyes y sacerdotes de este mundo. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos, (Ef 4: 4 - 6 NVI). El Nuevo Testamento se escribió por y para los cristianos, los que siguen a Cristo son cristianos; los que siguen a Moisés y a los profetas caducos, son judíos religiosos. Escuela de investigación Bíblica ubicada en Medellín Colombia. Cualquier duda a Salomón WhatsApp 3003478369