Por favor, escuha (Chapter three)

Page 1

I NEED TO SAY THIS

R O P , R O V FA A H C U ESC Una historia de amor virtual, basada en hechos de la vida real.



Sobre Rafael


I NEED TO SAY THIS | POR FAVOR, ESCUCHA

Íbamos cada dos días al malecón a ver la luna, sino a su casa a jugar algún juego hasta que acabábamos besándonos en el balcón. Él era mayor, tenía 25 años mientras que yo tenía 20. Él tenía dos carreras y una maestría, mientras yo iba por la mitad de mi primera carrera. Era maduro. Muy maduro. A penas peleábamos, porque nos entendíamos muy bien. La primera vez, fue después de que teníamos tres semanas saliendo. Estaba tan molesta que solté el celular y me juré no hablarle más; porque estaba acostumbrada a eso, a actuar así, a evitar el problema en vez de enfrentarlo. Pero él me llamó... Contesté y le dije: "no quiero discutir". Él respiró y me dijo: "no hay necesidad de hacerlo. Vamos a hablar al paso y a negociarlo." Todo el pique que tenía se me fue en ese instante. Creo que él nunca entenderá lo que esas palabras significaron para mí. Negociar en vez de discutir. Nunca lo pensé como una posibilidad en una pelea de pareja, siempre pensé que se trataba todo de pelear o de ignorar, pero negociar… eso sí que era algo nuevo para mí. Unos días después conocí a su mejor amigo y a su hermano. Ambos me interrogaban en la sala de su casa mientras Rafael ponía su brazo sobre mi hombro como si intentara hacerme sentir cómoda. “¿Dónde se conocieron?” –me preguntó su hermano. Yo miré a Rafael, dejé salir una risa nerviosa, miré a su hermano fijamente a los ojos y le dije: “En tinder”. Dejé mi mirada clavada en él, para que ni por un segundo pensara que me intimidaba, aunque la verdad es que estaba cagándome de la verguenza.


I NEED TO SAY THIS | POR FAVOR, ESCUCHA

Sé que su hermano se sorprendió de que no inventara una historia tonta para fingir que había conocido a Rafael de la manera más romántica, o simplemente para ocultar la verdad; pero de una cosa estaba segura: Si su hermano me lo estaba preguntando es porque él ya sabía la respuesta. Y otra cosa también es cierta: puede que tinder sea el lugar menos indicado, pero, ¿qué diablos importa, si fue ahí donde encontré a la persona correcta? No voy a avergonzarme ni a sentirme mal por eso. Fueron unos meses muy intensos. Él fue el primer hombre con el que sentí que podía ser tan cariñosa como quisiera y que eso no haría que se cansara o que se fuera, al contrario, mientras más lo abrazaba sentía que más quería quedarse pegado a mí. Él es exactamente mi tipo, en todos los sentidos. Pelo negro, de tez blanca, unos labios pequeños que sin duda saben bien como besar. Espalda ancha; fuerte pero no muy marcado… lo único que le hubiera dado eran dos pulgadas más de alto. Pero era realmente hermoso, tanto por fuera como por dentro y si se dejaba la barba, mojaba solo de verlo. Me encantaba pasar tiempo con él, sentir sus manos en las mías, que me apretara las piernas. Un día íbamos camino al malecón y él bromeó diciendo que debería desmontarme a pedirle el número a una chica que iba pasando para dárselo a él. Yo lo miré y me molesté. Estaba sensible, no me juzguen. Llegamos a la orilla del mar y yo seguía enfadada. Él estaba tirándole fotos al paisaje y yo empecé a escribir en mi mente (sí, es algo que hago a veces).


I NEED TO SAY THIS | POR FAVOR, ESCUCHA

Rafael pensó que le estaba echando algunas maldiciones y yo le dije que no, pero seguía molesta de todas formas. Se sentó al lado mío y me agarró la mano. Yo apoyé mi cabeza en su hombro. Luego de un rato él se paró y abrió la puerta del carro para que pudiéramos escuchar la música. Volvió a mi lado y me dijo: “esa ola viene grande”, nos reímos y nos miramos. Justo en ese momento, abrió los ojos como nunca antes y me dijo: “corre”. Obviamente, no me dio tiempo de correr. La ola había sido mucho más que solo grande, tanto así que nos mojamos enteros y el agua llegó hasta la mitad del carro. “Me matarán en mi casa” –le dije. Él entró al carro y sacó una toalla. Le pregunté que quién rayos anda con una en el carro, hahaha. Que me prestara un secador de pelo –le dije bromeando. Él entró al carro y sacó uno. En serio. Yo lo pegué de la puerta, lo besé y le dije: “eres un viejito”. “De haber sabido que con el agua se te iría el pique, te hubiera mojado o hecho mojar antes” –me dijo bromeando. Lo besé más. Nos fuimos a su casa para secarnos y que así pudiera volver a la mía sin que me mataran por llegar empapada, cuando se suponía que estaba haciendo un trabajo donde mi mejor amigo. Nunca olvidaré ese día; tal vez al menos ahora siempre recuerde andar con una toalla cuando vaya al malecón. Las cosas iban muy bien con él; pero esa conjugación del verbo siempre resulta ser el problema: iban.


I NEED TO SAY THIS | POR FAVOR, ESCUCHA

Un martes me llamó muy tarde y me dijo que acababa de salir de donde su papá. Su voz sonaba un poco agitada y las palabras a penas le salían. Yo estaba sentada en la sala, en el mismo sillón donde estoy siempre. Miraba al techo y me imaginaba quinientas cosas que pudieron haber pasado. Él me dijo un poco asustado que su papá le había dicho que era mejor si él se iba a vivir fuera. Yo respiré profundo. Me explicó que tiene residencia americana y que como su mamá vive allá y a él no le estaba yendo tan bien aquí, tal vez era buena idea que él se fuera con ella e intentara conseguir allá un mejor trabajo. Yo intenté ser madura y le dije que si era así, ¿por qué lo decía como si fuera algo malo? Después de todo, es cierto… no le estaba yendo bien aquí y tenía que mantener una casa, un carro y comprar absolutamente todo lo que quisiera comer. Allá podría vivir con su mamá, conseguir algún trabajo y ahorrar un poco hasta que pudiera volver, o simplemente establecerse allá. “Respira” –le dije, cuando la que más necesitaba respirar era yo. “¿Qué quieres?” –Le pregunté- “Más allá de lo que piensa tu papá, ¿qué quieres tú?”. “No lo sé” –me dijo- “Es cierto que allá pudiera irme mejor, pero yo tengo una vida aquí. Además, solo podría verte una vez cada tres meses. Estaría dejando mi casa…” Él siguió enlistando un sin número de cosas, pero yo me quedé perdida en esa línea: “solo podría verte una vez cada tres meses”. Debía dolerme, sin embargo, sentí mucha paz cuando lo dijo. No solo porque fui la primera razón que dio para quedarse, sino porque entendí que él sí se imaginaba un futuro conmigo...


I NEED TO SAY THIS | POR FAVOR, ESCUCHA

Que todo lo que yo sentía, era cierto y correspondido. Que yo no era para él un rato, sino más. Que con el tiempo tal vez lograríamos ser mucho más que eso. Sonreí, pero le dije que pensara luego lo que era mejor para él. Que por el momento descansara y que pensara después lo que él de verdad necesitaba. “Te quiero…” –le dije- “Pero toma esta decisión pensando solamente en ti. Sé egoísta y deja de lado lo que tu papá, lo que tu mamá, o lo que yo queramos. Lo que sea que hagas, hazlo porque creas que será lo mejor para ti y solo para ti.” Aun así, me dormí con una gran sonrisa esa noche. Incluso recuerdo que al día siguiente comí con una amiga y tuve que contarle todo. Significaba tanto para mí que él pensara en mí. No sé si estaba pisando el suelo realmente, o si estaba perdida entre todo lo que empezaba a imaginarme con él. Quedamos de vernos el jueves y yo estaba loca porque ese día llegara rápido. Eran las 7:30 pm y habíamos quedado de juntarnos a las 8:30. Les dije a mis amigos que me iría temprano de una cena que teníamos porque saldría con él. Sentía como si fuera la primera vez que lo vería. Estaba muy nerviosa y extremadamente emocionada. Quería verlo, besarle la cara entera, jugar con su pelo hasta despeinarlo, no podía parar de imaginar todo lo que quería hacer con él y con sus manos… “No podré llegar, perdóname.” –Me escribió por un mensaje. “Está bien” – respondí- pero no lo estaba.


I NEED TO SAY THIS | POR FAVOR, ESCUCHA

Me sentí tan rara que no les dije nada a mis amigos y simplemente me fui como si todo el plan siguiera en marcha. Manejé hasta el malecón, donde se suponía que iría con él, y dejé perder mis pensamientos entre las olas. Me sentía tan rara que no podía sentir nada. Quería llorar hasta secarme por dentro, pero las lágrimas simplemente no me salían. Manejé de vuelta a casa, me encerré en mi cuarto, me acosté en la cama; respiré profunda y concientemente, una y otra vez, hasta quedarme dormida. Horas más tardes me despertó el ruido del celular. Entraba una llamada. Era él. Salí a la sala, me senté en el mueble y tomé la llamada. No tenía fuerzas ni siquiera para pelearle, y dormir había hecho que olvidara un poco lo mucho que me dolió. “¿Aló?” –le dije con la voz ronca del sueño. “Tendré que irme” –me dijo. Respiré profundo y una lágrima escapó de mis ojos, haciendo de mis labios su refugio. La intenté secar con la mano, pero eran cada vez más y más. No quise hablar, para que no notara en mi voz que me había roto por dentro. Le dije que le deseaba todo lo bueno que él se merecía y me despedí. Supongo que pedirle que pensara solo en él, significaba aceptar también que dejara de pensar en mí. Y lo peor, es que no acabó ahí...


I NEED TO SAY THIS

R O P , R O V FA A H C U ESC Una historia de amor virtual, basada en hechos de la vida real.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.