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CRÓNICA

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MÚSICA

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Con 94 años, Herbert Blomstedt es el director musical activo más longevo del mundo. Y al mismo tiempo un profundo creyente. Es vegetariano y no bebe alcohol. Dice que la música de Beethoven, Bruckner, Schubert, Brahms y otros grandes compositores tiene muchísimo que ofrecer.

ESTEBAN GUERRA

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DIOS, LA FE Y LA MÚSICA

Herbet Blomstedt acaba de dirigir un concierto de dos horas con la Filarmónica de Viena en el Festival Beethoven de Bonn, con obras de Franz Schubert y Anton Bruckner. Lo extraordinario es que tiene 94 años y trabaja siempre que puede.

Bonn es una ciudad muy importante en la historia de la música y se puede sentir la proximidad del lugar de nacimiento de Beethoven quien, como Blomstedt, era profundamente religioso. Así se puede leer en sus cartas, pero, sobre todo, se puede escuchar en su música.

Dirigir un concierto a los 94 años es fabuloso y para lograrlo debe haber algún secreto. El secreto de Blomstedt es el amor por la música, aunque, como es obvio, también hay que tener una cierta forma física.

La música clásica le da mucha fuerza porque estimula su intelecto y sus emociones. Es cierto que hay otra música que estimula las emociones de forma inmediata, pero que no tiene nada de intelectual.

Blomstedt, que es vegetariano y no bebe alcohol, dice que la música de Beethoven, Bruckner, Schubert, Brahms y otros grandes compositores tiene muchísimo que ofrecer. “Cuando se descubre esta música, de alguna manera uno se descubre también a sí mismo”, señala.

Este músico cree que la música tiene un significado muy especial en estos tiempos. Y ese es un anhelo que trató de plasmar en su concierto de Bonn. En medio de la pandemia de coronavirus, considera que la esperanza global es que haya más contenidos emocionales positivas como la música. "El trabajo del músico es enviar luz a las profundidades del alma humana. Luz en la oscuridad: todos, cada uno de nosotros, tenemos un cuarto oscuro en el alma. Enfermedad o desilusión en la vida, todos la tenemos. Y uno necesita luz en esta oscuridad. Y eso puede hacerlo la música, mejor que cualquier otro arte”, expresa.

“Las obras de Schubert y Bruckner que hemos tocado en Bonn son precisamente aquellas obras que envían luz a las profundidades del alma. Solo hay que tener un poco de paz y tranquilidad para experimentar este encuentro y no solo hay que buscar entretenimiento en la música”, dice.

El padre de Blomstedt fue pastor adventista y, por eso, él continúa profesando esa doctrina. Entre otras cosas, comienza el día con una oración. Tuvo la suerte de crecer en

FOTO: MANUELA JANS una familia muy religiosa en la que era normal dar las gracias antes de cada comida.

En las mañanas, antes de ir a la escuela, su padre, el pastor, siempre leía un texto de la Biblia y oraban. Luego desayunaban y solo entonces iban a la escuela. Creció en ese ambiente que lo acompaña hasta el día de hoy.

Su idea de Dios en la actualidad es con seguridad diferente a la que tenía cuando era niño, pero no es por ello menos importante. Como la mayoría de los chicos imaginaba que Dios era una especie de Papá Noel que recompensa a los niños buenos. Como adulto, tiene una imagen de Dios muy diferente.

“Para mí, Dios es sobre todo creador y la única explicación de nuestra existencia. Mi Dios es algo absoluto, una idea absoluta”, manifiesta.

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