Orfeo Negro
Pensando que con la nueva mujer de su esposo, Khary se convertiría en la mejor de las esposas,
La más amable de todas las mujeres como ingenuamente pensó Momar, Nada cambió. Koumba era también jorobada. Pero su joroba sobrepasaba realmente Las dimensiones de una joroba decente Parecía, cuan do estaba de espaldas, Un canario tintorero, que semejaba llevar, al mismo tiempo, El pañuelo y la calabaza puestos en la cabeza. Koumba a pesar de su joroba, era alegre, dulce y amable. Cuando se burlaban de la pequeña Koumba-Khouge En los tiempos que jugaban con el pecho desnudo, Pidiéndole que les prestara por un momento El bebé que llevaba en la espalda, Respondía riéndose más fuerte que las demás: “Me sorprende que lo quieras llevar… No quiere bajarse ni siquiera para mamar” Al contacto con los mayores, más tarde, Koumba, Que lo sabía menos burlones que los niños, Pero peores en maldad, no cambio su carácter. En la casa de su esposo era la misma. Considerando a Khary como una gran hermana, Se esforzaba por agradarle. Hacía todas las labores pesadas de la casa, Iba al río a lavar la ropa, recogía el grano y molía el maíz Llevaba todos los días la comida al campo y Ayudaba a Momar en su trabajo. Khary no estaba por eso contenta, todo lo contrario. Era mucho más mala y agria que antes, Pues la envidia es una devoradora que no satisface Con cualquier platillo, Se pasaba molestando a Koumba Que aparentemente no sufría con su tremenda joroba.
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