Entrever 12 - Parte 2

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Jürgen Habermas: el mundo es el peor de los posibles, el hombre es un caos

El precipicio del mundo moderno y su propio espíritu están por tocar fondo. La ineficaz democracia, el fantasma del totalitarismo y la injusticia de los tratados económicos son apenas el colofón de un Estado coludido por personajes que lo desarticulan y lactan de él a más no poder, sin mencionar la supremacía otorgada a magistrados y jueces. Cabría decir que, nuestra libertad está amenazada y es rehén de delincuentes.

La poderosa saturación tecnológica es paralela al tiempo que recorre el milenio. Diariamente la población mundial es alienada por el abrumador conocimiento que se encuentra en diferentes plataformas; paradójicamente, la sociedad es más ingenua, estúpida e ignorante —tal vez por hedonismo, tal vez por mecanismos que a ciertos sectores les es conveniente perpetuar—. Por ello, la toma de conciencia es un tema alejado: la preocupación del dónde estamos se presenta como una pérdida de tiempo, la posición desinteresada de la transformación de una sociedad y un mundo que cae parece cómoda. Pero ¿cuál es esa postura? “El mundo es el peor de los posibles, el hombre es un caos, no hay por qué buscar nuevas vías; al final, todo se irá al abismo ”.

El segundero engulle los momentos donde consciencia e inconsciencia se reflejan bajo dualidades únicas: decir y pensar son uno y lo mismo. El filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas (1929) en su ensayo Nuestro breve siglo muestra

el paso vertiginoso del presente: luchas, guerras, tecnología, ciencia, revolución, desarrollo demográfico, crecimiento inverosímil a nivel industrial y decadencia democrática.

La democracia se ejerce tanto el día en que el pueblo sale de su casa a votar como en el conglomerado de articulaciones entre votantes y votados, y con una población consciente y educada para elegir a su gobernante; pero fuera de un posible engaño; y por supuesto, sin cortinas de humo a través de las que se vislumbren situaciones quiméricas de intención perniciosa. El contexto de los vulgos es particular, singular y a cada sociedad le compete transformar el propio; exigir la satisfacción de sus problemáticas específicas a través de una posición frontal: no solamente en tendencias pacíficas sino en ciertos grados de radicalidad e histrionismo. Los lineamientos revolucionarios podrían socorrer la situación en que nos vemos hundidos; es prudente estar alerta para no caer en vacíos que desgarren todavía más el miserable contexto.

No todos los escenarios son parecidos —ni remotamente similares— y dado que cada circunstancia es única, es imposible una solución universal, ni a través del lenguaje, el raciocinio o la telepatía. El mundo es forjado por los soñadores que todavía creen que hay esperanza aunque no lo parezca y la revolución aún puede ser el método.

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De gira en San Juan del Río

Visitar el estado de Querétaro, aunque sea sólo de paso, siempre es una experiencia agradable y motivadora; sus numerosas y pintorescas poblaciones, como solo en México, resguardan sitios ignotos para los autoproclamados defensores de la patria, sus costumbres y tradiciones. Antaño la entidad formaba parte de la ruta obligada para llegar a los Estados Unidos y, en el trayecto, uno podía ser testigo de la diversidad cultural mexicana. Para alcanzar la famosa frontera de México con la unión americana desde la capital había que emprender una odisea rumbo a los estados del norte: lo mismo en automóvil que en camión y aun en tren. Aquello suponía un recorrido de inacabables horas y más de mil kilómetros. Durante ese lapso surgían infinidad de pensamientos, y uno llegaba a la conclusión inevitable de que su propio país le es extraño, y que el espectro social nacional abarca desde la riqueza más copiosa hasta la ignominia más precaria. Desperté a esa realidad cuando salí del Distrito Federal y entré a tierras queretanas.

Yo era apenas un niño la primera vez que puse pie en Querétaro; y aunque en esa ocasión mi familia se dirigía a California, la visita se repetiría con frecuencia en la década de 1960 con las expediciones que mi padre tenía a bien organizar para nosotros —a pesar de las inciertas condiciones del automóvil—. Él, ingeniero agrónomo de vocación, profesaba un intenso amor por la naturaleza y la emoción de viajar. Cuando me mostró el itinerario y su geografía, observé que la primera escala sería el pueblo de San Juan del Río. Era una parada técnica para repostar —¡tanque lleno y vámonos!—. Allí empezaba el entusiasmo del viaje; el enorme Distrito Federal y la entonces nueva Ciudad Satélite, al igual que las lejanas tierras del oeste que eran los fraccionamientos San Mateo y Viveros de la Loma, y la moderna planta de autos Ford se sentían ya lejanas tras el horizonte. Así fue como mi madre, mis hermanos y yo comenzamos a conocer el panorama y el clima del México más allá de la capital y de nuestra natal Orizaba, Veracruz.

San Juan del Río representaba el inicio de la provincia mexicana. Aquel poblado resultaba fascinante porque, aunque la parada de autobuses y automóviles de los turistas duraba escasos minutos, daba indicio de la aventura emprendida. Por las noches, las luces del desfile de camiones, tráileres y cajas de carga o de redilas, sumadas al insoportable ruido

y el humo negro de los escapes al abrirse, provocaban un bullicio abrumador. Aunque este escenario daba la bienvenida a los viajeros de entonces, lo cierto es que el interior del pueblo irradiaba tranquilidad. Como todas las carreteras de ese tiempo aún atravesaban el centro, el trayecto adquiría un aire atractivo y vistoso. Recuerdo fielmente las casas de un solo piso cuya arquitectura remonta a la época de la colonia; hermosas, antiguas y enormes, abarcaban largos tramos de la calle, algunas preservadas y otras más deterioradas por el paso del tiempo. Colosales portones de madera custodiaban las fachadas, y estas a su vez ostentaban balcones y cancelería metálicos. Tal belleza arquitectónica se complementaba con las coloridas vestimentas, frutas y legumbres de los vendedores indígenas de la región instalados sobre las banquetas, donde contrastaba el cemento con el empedrado añejo e irregular a la orilla de la vía en su paso por la zona urbana. Con seguridad, San Juan del Río guardaba más historias de las que dejaba entrever a simple vista. Finalmente, cargábamos gasolina en la estación del Charro Pemex, donde probablemente se reabastecían los imponentes autos de la gran carrera Panamericana, de prominentes triunfos y terribles tragedias —por el vértigo de la velocidad y las innovaciones de los automóviles—. Mi padre compraba algunas bebidas y otra vez emprendíamos el camino.

Transcurrierón los años antes de que pudiera volvier a pasar otra noche en aquel hermoso pueblo de historia y leyenda. En 2019 tuve la oportunidad de conocer a profundidad sus calles, casas y edificios coloniales. A través de la editorial Viceversa, recibí la cordial invitación de Felipe Cabello, del departamento de cultura del Ayuntamiento de San Juan del Río, a la presentación de los libros de mi hermano y escritor Parménides García Saldaña, que dicha editorial acababa de reeditar. En verdad me resultó inesperado que surgiera en tal población la idea; nunca imaginé algo similar en los numerosos viajes que hice por los caminos de Querétaro, ya fuera rumbo a la capital del estado o a Tequisquiapan1, o sobrevolando desde el aeropuerto de la Ciudad de México. Sin embargo, a pesar de mi sorpresa, San Juan del Río solicitaba mi asistencia junto con la de otros jóvenes estudiosos de la obra para prestar ese servicio cultural.

1 Estuve hace algunos años en la hermosa población viticultora y de aguas termales, invitado por un amigo de entonces a la casa que su madre le dejó en herencia. La escena de aquel agosto en Tequisquiapan era magnífica: la cosecha de uvas verdes y rojas en el campo reverdecido por las lluvias llenaba largos convoyes y los tractores se fusionaban con el ajetreo de las bodegas. Él era músico, pero además especialista en “conectar” un peculiar “curado” de pitaya o tuna roja en los arrabales. Ya acomodados en la casa, amenizamos con música rock de 1980 y le entramos a lo que mi ocurrente cuate y yo bautizamos como “Nuestro néctar de los dioses, bebida de Jamaica, Jamaica ska ”.

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La editorial Viceversa me transmitió la invitación al auditorio municipal de la casa de la cultura de San Juan del Río. Felipe Cabello, el organizador, era amigo entrañable y admirador de Parménides. A mí me pareció irresistible, pues representaba la oportunidad de volver a esa ciudad en calidad de huesped y no como un extranjero. La experiencia prometía ser única y superó toda expectativa: el auditorio se atestó, el público mostró intriga por la obra de mi hermano y la presentación fue grata. El interés de los sanjuanenses por la obra de Parménides cautivó mi atención porque su hogar es un sitio donde la creciente urbanización es notable e ineludible como lo es en el país y recibe en la actualidad las olas de migración.

Tras la ceremonia, durante la venta de libros que llevamos para su promoción, se acercó una mujer que, tras una breve charla, resultó ser una prima cuya madre tenía gran trato con la mía. Me sentí complacido de tener familiar en San Juan. Ella y su pareja fueron muy atentos; se llevaron ejemplares de Pasto verde y El callejón del blues; todo quedó en familia.

Fue impactante que la obra de Parménides tuviera difusión en estas localidades, cuando en sus temáticas predomina lo urbano y la crítica a la creciente clase media que migró de las provincias a la gran urbe de la Ciudad de México. Estos éxodos denotan los cambios sociales, laborales y económicos de las últimas décadas. El México rural se convirtió en un conglomerado de asentamientos urbanos entrelazados para formar sus respectivas manchas metropolitanas. La mayoría prevalece en la pobreza, pero existe una emergente clase media, de coches, ropa y artículos importados —aunque sean de China—. A Querétaro y San Juan del Río llegan migrantes de otros poblados o entidades. Quizás las personas ven este escenario como el paso obligado en el ascenso social y laboral; después de todo, Querétaro, aunque sea en pequeña escala, sobresale por su oferta de trabajo; además, posee un clima agradable y su gente es cordial. Pero también ocurre algo interesante: algunos regresan de la capital del país; armados con la experiencia urbana de la Ciudad de México, y manifiestan esas costumbres y trastocan la fisonomía de los antes tranquilos pueblos de la provincia mexicana.

Por otro lado, García refiere fervientemente la creciente influencia de la cultura estadounidense en la nuestra. Consumir letras y cine de corte inglés era lo cotidiano, y la razón peca de evidente: ofrecen mayor calidad y creatividad, en cuanto a la cultura popular. Prueba de ello es la música rock; popular entre la juventud, encendió el fuego cultural bilingüe y conectó a las generaciones con el extranjero, principalmente con Estados Unidos e Inglaterra. Tras décadas, el mensaje del rock ha impactado a inumrables jóvenes del mundo occidental. Y aunque es producto de un ritmo aún más intenso —el

blues nacido del sufrimiento humano y que, aunque parezca mentira, ayudó a la emancipación negra en el vecino del norte—, representa la rebeldía y el hartazgo de una clase sofocada.

El rock and roll se mantuvo a la vanguardia de la creación y negocio de la música popular al finales del siglo pasado y principios del actual. Y la barrera del lenguaje no impidió que el mensaje llegara a los jóvenes, pues el medio era el mensaje: los redobles de la batería, los acordes distorsionados de la guitarra eléctrica y los gritos que emulaban el llanto de la raza afroamericana. En la confluencia de lo negro y lo blanco, el blues, el country y western, el rhythm y blues dio origen al rocanrol y éste se expandió en todas direcciones, sin faltar México. Desafortunadamente, como las letras en inglés eran incomprensibles para el público hispanoparlante, la industria musical en nuestro país se vio obligada a producir refritos del rock gringo en traducciones que iban desde mediocres hasta pesimas. Tal es la importancia que puede tener la música popular sobre la cultura en la sociedad de un país. Es la coyuntura de la sociedad rural con la naciente urbana.

Algunos sectores de la sociedad mexicana impulsan la enseñanza del inglés, y por lo tanto muchas personas pueden escuchar sin trabas los discos originales de rock, LP, vinilos o álbumes. Llegando a este punto, comprendí el interés de San Juan del Río por la obra de Parménides. Los textos muestran con frecuencia cómo la sociedad mexicana ha tenido la aspiración de escapar de la precariedad, y más ahora con la demanda de obtener mercancías, por ejemplo, tecnología avanzada.

Aunque es difícil comprobar la existencia de la cultura urbana en todas las poblaciones, esta se manifiesta y da luces en la mayor parte de la gente que participa de la economía. En San Juan del Río los automóviles han remplazado a esas carretas que pasaban por el Camino Real rumbo al norte; la industria vitivinícola con toda y sus fuertes crisis deslumbra el paisaje con sus viñedos de Tequisquiapan y, aunque hace muchos años se conformó la autopista tras muchas demoras, perjuicios y cobros injustificados, quedó abierto el camino de Querétaro al resto del país hasta cruzar la frontera del norte.

Después de la grata presentación en el auditorio cultural de San Juan, los cuates y cuatas de los organizadores también prepararon su evento: una reunión para escuchar discos y vinilos que con orgullo protagonizaron y amenizaron la bien ganada velada. Así nos encaminamos por las antiguas calles coloniales hacia las casas de San Juan del Río, Querétaro. Cada uno, en confianza, externó sus ambiciones, aspiraciones, percepciones y sueños; la fraternidad que experimentamos y compartimos solo se halla en los clubes de los

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amantes del arte, los estudios y la lectura. A esas horas el aire penetraba en todos mis sentidos. Mis anfitriones me mostraron el cementerio-museo desde la reja, pues la noche estaba muy avanzada. Imaginé con un realismo inquietante cómo los muertos celebraban las lecturas de estos jóvenes, y relataban sus gestas de la Revolución mexicana; aquel momento me remitio a mi abuelo, mayor del ejército carrancista que seguramente formó parte del contingente que acompañó a don Venustiano cuando entregó la Constitución de 1917 en la ciudad de Querétaro.

Hay una vasta historia por desenterrar entre tantos acontecimientos de siglos de colonización española. México de origen y sabor español, producto del mestizaje intercontinental, busca su identidad entre lo hispano y lo nativo: lo indígena de los pueblos dejados a merced de los llamados conquistadores, quienes en su fanática adoración católica, naturaleza belicosa y gula codiciosa arrasaron una majestuosa cultura. Las mujeres otomíes de rozagantes cachetes, descendientes de la raza oriunda que sobrevivió, venden sus hermosas muñecas —más costosas que si fueran hechas en China o Estados Unidos— y parecen revivir la cotidianidad ancestral del comercio en aquellos pueblos.

Inspirado por el trayecto que me conducía a la casa (de arquitectura colonial) de la amable anfitriona y su esposo; algunos compañeros se habían incorporado a nuestra gira, al tour. Con amabilidad y consideración, acaso por mi edad, iniciaron la sesión con los grupos clásicos que, a pesar de los años —algunos ya con cincuenta años de añejamiento—, todavía suenan como si hubieran grabado hoy. Desde luego, el gusto musical depende de la formación familiar, el círculo social y las tendencias del momento, pero la calidad artística de algunas obras es innegable.

Finalmente, la velada fue encantadora y la concurrencia de lo más variada; convergían la música, filosofía, política e historia en la hermandad de una pequeña ciudad en crecimiento, conformando un ambiente que guarda lugar para todos los pensamientos y actividades.

Quisiera regresar a San Juan del Río y encontrar, quizás no a la misma gente, pero sí las calles y su bullicio habitual a pesar de la pandemia.

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Entrevista a Julio César Schara sobre la formación de la colección de Panamá del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (Segunda parte)

dmt: Desde el origen, ¿la colección de Panamá estaba destinada a este museo, o no era el plan original?

: Sí, Beatriz y yo la empezamos, contemplamos y curamos; yo les iba diciendo más o menos lo que habíamos conseguido, y ellos estaban fascinados con la colección. Desde este museo se orquestó y propuso como una posibilidad para el de las culturas.

dmt: ¿Beatriz le iba indicando qué objetos incorporar?

: No, no; yo le mandaba el material que había conseguido y ella me enviaba correspondencia sobre la importancia que tenía.

: Para Beatriz (como me di cuenta, porque también la colección lo tenía), había un énfasis en la curación de leyendas y mitos religiosos; me percate que compartiamos el mismo entusiasmo. Pero para mí había más, asuntos relacionados con la vida cotidiana, la caza, la pesca, cómo organizaban la agricultura, repartían los excedentes agrícolas de manera comunitaria, los guardaban y podían intercambiarlos hacia otras partes.

: El amor al oro. Como hay en el Darién y la gente todavía lo lava en el río, yo me traje una colección en plata y oro de Panamá: adornos, orejeras y besotes de los cunas. Esa cosa del amor al oro, esa atracción especial, fue para mí también interesante porque este metal precioso que conforma el dólar y el tesoro norteamericano es valiosísimo. Decía un amigo que “dolor viene del dólar”. Entonces, este metal tan importante, visto en una situación religiosa, como un ornato para los espíritus, la sanación o la belleza, representa otra manera de comprender el valor del oro.

dmt: Desde un inicio, ¿usted tenía claro qué objetos y temas iba a incorporar a la colección? ¿O conforme conoció estas comunidades detectó las líneas que quería?

jcs: Sí, sí; realmente en el camino tuve oportunidad de ver; por ejemplo, cuando encontré la maqueta de la casa comunal, me fui sobre ella inmediatamente, porque era lo único que realmente tenían de socialización, de vida gregaria. Igual cuando encontré los bastones de curación, los instrumentos y vasijas para hacer la chicha que es religiosa, etcétera. Claro que tenía ojo para los objetos que iba viendo, y de cómo hacer el guion sobre la vida cotidiana de las comunidades originarias que iba encontrando. Por ejemplo, con las molas pasó algo fascinante, porque yo quería las que eran verdaderamente antiguas, geométricas y cuyo cosido, aparte, era informal. No era tan derechito, ¿no? Era más la mano del tektite, la mano indígena, como la llamaba Francisco de la Maza: la línea informe que se encuentra en todas las construcciones coloniales.

jcs: Pero bueno, con los cunas se negocia diferente, porque si te consiguen molas genuinas de cien años de antigüedad, te las cobran tres veces más. ¡Hasta las fotos! Y los créditos de mis fotos costaron dinero. A cada uno de los objetos les ponen precio; y si te ven diplomático, con cara de rico, te las dan más caras. Pero con los emberá pude conseguir todo el material que ves: la mayor parte es para la ilustración de la vida religiosa y cotidiana de los chocó; sí costó, pero no grandes fortunas.

dmt: ¿Qué ideas centrales le interesó remarcar a través de esta colección?

jcs: Algo muy importante es que Pellicer siempre enseñaba que los grupos originarios eran los herederos poseedores de la tierra y los que defendían con heroicidad la historia que quedaba en medio de la modernidad, la colonia y el neocolonialismo.

jcs: Los pueblos originarios de México han sido, igual que los negros, estudiados y revisados hasta la saciedad; yo creo que la etnohistoria y la etnología mexicana han hecho un trabajo impresionante sobre la música, el folclor, la danza y todos los aspectos de la vida cotidiana. Pero no es así en el mundo de Centroamérica donde me encontraba, y eso me apasiona: fue importante para mí poder documentarlo con objetos propios de su vida cotidiana

jcs: Mi tesis de licenciatura sobre “El Pindín” en la Universidad Santa María La Antigua estuvo dedicada a la danza homónima, que es precisamente de origen indígena. Se hace en grupos ya conformados por campesinos, pescadores y

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vaqueros, que se dedican a la cría del ganado caballar y vacuno. Se reúnen, se juntan y organizan unos bailes los fines de semana, y ese conjunto de bailes unifica un Panamá tan diferente entre la sierra, las costas y los valles. Todas las danzas seguían el movimiento del mar del mismo modo en que las chocó imitaban el del río. Eso me pareció impresionante.

jcs: Un día una indígena darienita en la casa del antropólogo Raúl García, en la ciudad de Los Santos, Panamá, hablaba con él y me decía: “Aquí me gusta ver pasar los carros, y ver como si fuera el río que se mueve”. Para él, la vida del río es ese movimiento continuo que se repite en las danzas y en una cantidad de elementos del paisaje.

jcs: Para mí, había un vivo interés académico, científico y poético por comprender qué pasaba con la vida diaria: ¿qué analogías tenía con los otros grupos indígenas? ¿Cómo se podía repetir? ¿Qué era lo más frecuente? Y es lo que busqué y encontré.

jcs: Son frecuentes las formas religiosas, de curación y convivencia social, así como la repartición del ciclo agrícola, la cacería y sobre todo la defensa importantísima de la tradición, ¿no?

jcs: La tradición es sagrada. No puedes salir si no le dices al sahila . Tampoco puedes vestirte de manera diferente; para ellos, la tradición rebasa la moda para constituir y prolongar la vida de sus pueblos durante cientos de años. Y eso me emocionó.

jcs: Lo vemos en las fotos de las indígenas: cómo se cortan el pelo, cómo visten, cómo se ven —los chocó son unos indígenas muy altos—, en cómo se adornan, todo eso. Para ellos, todo es un lujo y lo portan con mucho orgullo. Es lo que yo quería destacar; ver todas estas analogías, claro, con las comunidades indígenas en México.

dmt: ¿Hay alguna razón por la cual el grueso de la colección sean molas?

jcs: Fíjate que sí. Yo tenía muchísimas ganas de hacer un mural con las molas geométricas, textiles cosidos a mano que las mujeres utilizan para adornar sus camisas; también quería ver todo el movimiento (Moiré ) que tenían. La minoría esta conformada de figuras zoomorfas y antropomorfas. También quería ver esas analogías entre los aspectos que dibujan y cosen como elementos religiosos, ¿no?

jcs: Deseaba apreciar cómo están dibujadas las aguilitas realizadas con precisión, pero la imagen también es religiosa,

como ese sentido geométrico de los dioses en abstracto, con esos movimientos y apariencias que tienen las molas.

jcs: Desgraciadamente no tuvimos el espacio para confeccionar el mural. Pero las molas se recolectaron con la idea de que se pusieran juntas para un mural.

dmt: ¿Fue difícil integrar elementos rituales a la colección?

jcs: Sí, porque, mira: lo que pasa es que la gente siempre está viendo los objetos en su espacio original, digamos más figurativo. Por ejemplo, en las figuras zoomorfas, como una rana con todos los elementos representativos pero apegada a una visión religiosa, cuya mirada única es más abstracta.

jcs: Y no, yo quería darles sentido al cocodrilo, a la rana, etcétera, en su acepción de cómo una relación entre el hombre, la magia, la naturaleza y sus representaciones te pueden ayudar a sanar. Sí fue un aspecto importantísimo, pero nadie hizo mucho caso falta de interés.

jcs: Les interesa, más bien, si la cerámica tiene orejeras, si se puede trasladar, si es alta, si es baja, si es trípode; en fin, pero en la colección de Panamá toda la cerámica es religiosa.

jcs: Hay ahí una gordita como la de Willendorf, ¿no? Un personaje como las gorditas de Tlatilco: grande, bellísima, y abajo ves que tiene elementos ahumados en la vulva, seguramente porque se le colocó una veladora para pedir un milagro a la diosa de la fertilidad.

jcs: Quiero decirte que sigue pasando lo mismo. Esa pieza debe de ser de mil y tantos años antes de nuestra era, y algunas figuras se les siguen poniendo veladoras para la fertilidad. Son tradiciones que persisten desde hace más de mil años.

dmt: En otra conversación me comentaba que usted se metía a las casas para que le vendieran objetos auténticos, que tuviera la certeza de que el objeto era realmente utilizado en el contexto cultural de las personas. No sé si podría ahondar sobre esa experiencia.

jcs: Sí, mira, eso sobre todo pasó con el grupo de los cunas, no tanto con los de tierra adentro, con los emberá, pero, como en el Archipiélago de las Mulatas hay tanto turismo y gente…Gracias a Arysteides Turpana, el famoso poeta cuna, pude conocer a su familia y su pueblo, yo llegaba con ellos y platicaba con la gente, teníamos de alguna manera una relación, y después yo le decía: “Oye, te encargo de

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alguna manera la pieza que tenías de la abuela, te encargo las molas, y etcétera”, porque, bueno, hay muchas cosas que venden a la gente, y a veces no son tan auténticas.

jcs: Y los grupos de ellos, a veces, también son muy cerrados; por ejemplo, aunque Arysteides Turpana fuera muy querido en la comunidad, tampoco tenía capacidad de negociar, porque van teniendo puestos, primero el que guarda la calle… ya para ser sahila hay que tener más edad. Yo le decía: “dile que me las venda”, “no, no, no puedo decirle eso”, “no tú dile, y a ver si ella quiere, a mí no van a hacer caso”. Los elementos jerárquicos están ahí muy marcados. Pero de esa manera podía yo conseguir piezas muy importantes del grupo cuna. Quiero que me las vendan: “no a mí no me va a hacer caso, las cosas las tienen bien guardadas”. Pero bueno, mediante esa manera puede conseguir objetos importantes.

dmt: ¿Se acuerda qué islas del Archipiélago visitó?

jcs: No, realmente no: son trescientas sesenta y cinco islas, algunas tienen solamente una palmera, pero en general visitamos las más importantes en el Archipiélago de las Mulatas.

dmt: ¿Considera que pudo formar la colección que originalmente quería o hay piezas o temas que no pudo incluir?

jcs: No, por supuesto que la colección esta completísima, porque tuvimos la suerte de tener todos los elementos arqueológicos necesarios; por ejemplo, la cerámica que es tan importante en ese proceso de diálogo del conocimiento pretérito de las culturas.

jcs: Algunos objetos como metates y demás no solamente pertenecen a los grupos originarios que me han interesado desde siempre, sino que logré completarlos con una pequeña colección de piezas de arqueología de Panamá que son de plata sobre oro, que costó bastante y redondean la visión entre las partes de las culturas originarias y sus ancestros, ¿no? Es muy importante ponerlos, porque hay que hacer esa guía que va del pasado al futuro de las comunidades originarias.

dmt: De todos los objetos que integran la colección, ¿cuáles son los más significativos para usted a nivel personal?

jcs: A nivel personal, son por supuesto los más sencillos; me encantan porque están hechos con una madera que es como una usada acá en el norte: “Palo Fierro” le llaman ¿no?, que es negra y etcétera.

jcs: Para mí, las esculturas como los bastones y la cerámica para usos rituales y la chica son, pues, sagradas, pero

además fueron utilizadas para curar; me parece que tienen un plus , un valor más importante.

dmt: ¿Podría ahondar sobre esta relación que estableció con los dos curanderos?

jcs: Sí, bueno, la primera fue con Garabato, que me llevó a la selva a cazar y me enseñó todos los rituales y el significado de las danzas; en fin, nos hicimos muy amigos.

jcs: Fue, por cierto, después: cuando llevé las películas hasta allá, él me acompañó. Yo le había prometido que llevaría las películas y las llevé. Fue una relación muy cordial.

jcs: Pero Sandalio era más famoso todavía que él, y muy cercano a Reina Torres. Te contaba que Reina Torres, la gran antropóloga, murió de cáncer, después de un padecimiento muy largo; y un día Sandalio vio entre nubes, porque ellos tienen estas visiones, que Reina Torres estaba muy enferma, y fue a ciudad de Panamá a verla, llegó al hospital y me dijeron: “está aquí Sandalio”, y fui corriendo. Y empezó a curarla con los bastones, el alcohol, etcétera, y después, le dijo frente a los médicos: “ay Reina, tú estás muy mal, tú estar muy envenena, tú morirte muy pronto”, y los médicos se enojaron. Y Reina Torres les dijo: “no, no si son sus colegas del Darién”.

jcs: Luego me dijo Sandalio: “acompáñeme a rezar por Reina al museo”. Había un lugar de adoratorio chocó, y ahí nos pusimos a rezar. “¿Ahora qué hago?”, pregunté. “Repetir después de mí”, y así iba repitiendo los rezos. Te contare una anécdota muy bonita que, después de que salimos del rezo, me dijo: “tú estar enfermo también”. “¿Sí, de qué?” “Sí, tú estar enamorado”. “Pero no te preocupes, yo traerte cuando la milpa así de alto, yo traerte yerba, y la mujer seguirte atrás toda la vida, toda la vida”. Y entonces, qué le digo: “¿y si me aburro qué hago? Se para y me dice :“para eso hay otra”. Je, je.

jcs: Sandalio era toda la sabiduría que te puedes imaginar.

jcs: Después, una vez le dejé dinero, y al otro día me regañaron porque, al siguiente, apareció en el museo, con todo su séquito de seguidores, crudo y borracho.

jcs: Pero, ¿cómo se dio cuenta de que estaba enferma Reina?

¡Con magia! ¿Cómo pudo un curandero decirle la verdad a la enferma? Solamente con magia, ¿no? Y, bueno, pues los dos son muy poderosos: Garabato y Sandalio, ojalá que sigan vivos.

jcs: Eran curanderos muy famosos y muy poderosos en su comunidad y tuve la suerte de ser más amigo de Garabato, porque decía que Sandalio, el otro, hacía magia negra, que

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me iba a hacer daño y que no me le acercara. Sandalio ya tenía más contactos con Panamá y Garabato no.

jcs: Y oír las historias de Garabato sobre la formación del cielo y del río era una maravilla, una sensacion. También él tenía la ventaja de que hablaba español y emberá. Entonces tenía la suerte de comunicarme con él, porque las comunidades son monolingües; por lo general se requieren traductores.

dmt: ¿Usted podría distinguir los elementos chamánicos que eran de Garabato y Sandalio, o cree que ya no?

jcs: Quién sabe. Fíjate que hay una cosa extraña entre los cunas de tierra dentro y los darienitas: los darienitas son altos, pero en lo general muy diferentes físicamente; no tienen los mismos rasgos. Los cunas son muy diferentes, como sus danzas y vestimentas. Pero no podría hacer una distinción entre los rituales de cada grupo.

dmt: Ah no, pero los objetos de su colección.

jcs: Sí, sí, claro.

dmt: ¿Cuáles son los objetos de Garabato y Sandalio?

jcs: Sí, claro: cuáles son los objetos darienitas y cunas, sí los tengo perfectamente identificados.

dmt: En algún documento de la colección se agradece a una Asociación de damas panameñas.

jcs: Sí, fíjate que se encuentra presente una Asociación de damas panameño-mexicanas que dirigía muy bien Josefina Grau de Cárdenas; su esposo había sido embajador en México muchos años. Ella tenía un grupo de amigas muy queridas que nos acompañaban a las fiestas del 15 de septiembre. Ellas nos ayudaron a conseguir, porque era muy difícil, las piezas de plata sobre dorado, porque obteníamos unas y otras no; estas damas se encargaron de conseguirlas, pero esas piezas siempre las tuve que pagar yo. Pero ellas las encontraban y nos ayudaban con esos materiales que podían encontrar.

dmt: ¿Ellas vivían en Panamá?

jcs: Sí, la sociedad de damas panameñas-mexicanas son residentes en Panamá.

dmt: ¿Y estaba conformada por…?

jcs: La mayor parte por damas mexicanas casadas con panameños

dmt: ¿Podría profundizar sobre las piezas de plata sobre dorado?

jcs: Por aquí tengo una foto. Por cierto, ha sido difícil poderlas localizar porque aquí en el museo fueron empleadas en diferentes salas, para propósitos desemejantes, pero nunca las hemos podido encontrar. Pero, ¿no sé si podemos ver en cámara? Aquí están todas las piezas de oro que trajimos, aquí esta la araña: son darienitas y objetos de tipo religioso. Son dos, cuatro, seis: son una docena de piezas, que no han sido localizadas, hay que buscarlas, limpiarlas, etcétera.

dmt: Para cerrar, ¿qué idea o mensaje le gustaría que el público conserve una vez que han visto la colección?

jcs: Bueno, lo que a mí me gustaría muchísimo pedirle a la gente es que mire nuestras culturas originarias. Tenemos muchísimo que ver y aprender de ellas.

jcs: Yo creo que ahí se pueden encontrar las raíces de ese contexto social, no sólo del amor a la familia, de mamá y papá, sino a la familia extensiva en general, los linajes que se forman; y la manera en que las comunidades sobreviven durante miles de años protegiendo su propia tradición con un espíritu generoso y cooperativo.

jcs: Lo que más nos enseña la comunidad originaria es la vida social, cómo pueden convivir entre ellos, pese a sus diferencias, personalidades y aspiraciones. Claro, también con la modernidad, cómo pueden sobrevivirla y hacerlo de manera gregaria y cooperativa.

jcs: Y otra cosa es el lujo con el que viven: si tu ves la ropa de las mujeres originarias, los vestidos, los bordados, las prendas, bueno, son verdaderos reyes, verdaderas princesas.

jcs: Y no tienen nada que ver con nuestros tenis malolientes; su calzado es adornado con figuras y formas geométricas y siempre con los pies limpios. Los darienitas, siempre que entran a las casas, al igual que los árabes, se lavan los pies, muchos van descalzos.

jcs: En fin, ¿cómo es que esa dignidad, casi soberbia de esas culturas que tuvieron, como decía Pellicer, su propia cultura, su propia imagen del mundo, sobrevive? ¿Cómo podemos aprender de ellos, que la cultura deje de ser solamente la élite de los Premios Nobeles, de los grandes protagonistas de la cultura, que ya tienen un lugar? Hay grandes personajes de la cultura originaria, adentro de nuestro país y en el exterior.

jcs: Quiero terminar leyendo un poema que escribí al Darién, sólo unas partes, porque es largo.

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Navegaciones

Yo soy un hombre pequeño, nacido como pocos para disfrutar de las cosas grandes.

El Darién va arrastrando el zarpazo de los gritos en la selva. La noche germina en la negritud.

I

En el cerro de la Estrella, al oriente del valle mexicano, se celebra durante muchos años la fiesta del Rosh – Hashanah: el año nuevo más antiguo de la América. De esas sagradas colinas, bajé a caminar las aguas del Darién.

II

Las líneas del Darién se multiplican en brazos arrogantes. Corre, rompiendo amarras a la tierra.

III

El Chocó en su desnudez perfecta dirige la punta del cayuco. Hipnotizado en el espejo de agua, contempla su belleza antigua que maquilla con dibujos geométricos en su rostro, en sus piernas, en sus brazos.

IV

A las orillas del Darién, los cuellos de las garzas duermen el fatigoso viaje. A lo lejos hacen nubes blancas, rosadas y naranjas…

V

El árbol en la selva es tan alto como el Atlante de Tula; El Darién lo derrumba, lo viola y le hace crecer hijos —esculturas. Después refulge un milagro: la madera se convierte en agua.

VI

Las casas palafitarias se fundaron en la suavidad del agua.

VII

El Darién en la selva inserta sus dardos de felicidad en los ojos, los corazones y las manos… Hipnotiza y enamora con blanca, santa y líquida alegría.

VIII

He llegado al Darién a mezclarme otra vez entre mis iguales.

IX

Los principales del Chocó nos recibieron a la entrada de la noche. Nos brindaron la casa, el fuego, la comida y un pedazo de misterio que perdí en el avión.

X

En conversaciones circulares, los hombres entre escupitajos me contaban la teoría del sol y la historia de los Dioses.

XI

Las mujeres bordan sentadas en cuclillas. De vez en cuando se levantan a mover la marmita sentada al fuego, humeante…

Hablan en voz baja, lentamente caminan, mastican goma y se ríen del estúpido visitante citadino.

ENTREVER año 12 no. 12 47

XII

Un pectoral de plata, pulseras de plata, tambor de plata y de venado. Oboe marino, castañuelas de concha-nácar. Silbatos de bambú, cascabeles de oro y plata Hacen la fiesta, bailan la danza.

XIII

En la casa del Sahila una niña moría. En todo el fuego flameaba el pueblo.

XIV

El más sabio, el cazador, un hombre pequeño con altivez de emperador, se fue a la montaña a buscar el remedio de la enferma.

XV

Del Anáhuac al Darién hay la misma patria, la misma soledad, la misma hambre, el mismo grito milenario de lo injusto.

XVI

Del Anáhuac al Darién nos fragmentaron la patria con los buenos oficios de una misión pentagonal.

XVII

Por la bondad natural del agua El Darién me recuerda a Hemingway a Carlos Pellicer a Rogelio Sinán…

*Fragmentos poema “Navegaciones”, Julio César Schara Summa Poética - Universidad Autónoma de Querétaro, 1997, pp.91-101.

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Entrevista extra

Intervención de Alfonso Osorio

ao: Con la plática que nos ha dado el día de hoy surgen varias dudas. Yo no sabía que las piezas de las que nos ha platicado, de plata sobre dorado, eran panameñas. Yo pensé que eran, no sé, que eran alguna reproducción, no sé, de Colombia. Pensaba mal. Estoy muy interesado, incluso se acaba de intervenir la casa. Yo le decía diorama. Le rogaría si nos puede hablar un poquito de ella, porque de pronto pasamos al material de apoyo museográfico, y no distinguimos a veces que son piezas, como nos pasaba o nos va a pasar con el museo imaginario. Son reproducciones, pero ¡son las reproducciones ! Entonces, la duda e inquietud que tengo sobre las piezas de plata sobre dorado son si se trata de reproducciones. ¿Son de uso cotidiano? ¿Son reminiscencias? ¿Qué son realmente estas piezas?

jcs: Mira, uno de los problemas que teníamos con el oro era que efectivamente se vendía en tiendas de diferentes lugares. Se venden las reproducciones, pero yo quería las que usaban en la selva y que eran exactamente las figuras de tipo religioso, no las encontrábamos.

jcs: Entonces, estas damas de la Asociación panameñas-mexicanas fueron a buscar las piezas que les había dicho cómo eran, y finalmente encontramos una docena.

jcs: Y sí, son panameñas, de uso contemporáneo de las comunidades indígenas, sobre todo los chocó, y las mujeres son quienes las usan, los hombres no. Ellos usan pectorales con colgajos y cosas para las danzas, algunas son de oro. Pero yo las había visto puestas, pero, ¿dónde están? Finalmente pudimos encontrar las réplicas de estas piezas.

jcs: Mira, el asunto de la casa mayor fue muy interesante, porque, te digo, son los palafitos divididos, puestos generalmente a mucha distancia, y la casa comunal para mí era impresionante porque lo ilumina todo, y cada familia mantiene su lugarcito. Y haz de cuenta que, como en el Palacio, los principales están con el principal, y luego viene gente y te habla; también

están los que te atienden, en las sillas altas, junto al fuego, donde te dan de comer y te dan la chicha, pero los principales agasajan al visitante, y los demás están ahí.

jcs: Luego vienen, te bailan, hablan y hacen, pero como que cada uno va encontrando su lugar, y aparte se emborrachan y se quedan a dormir ahí; mira, ahí es la casa de todos, pero también los vi en juntas discutiendo cosas, que, por cierto, eran muy largas. Me aburría porque no les entendía y a mi interprete le decían que eso ya lo discutieron… Están como los priistas, que se ponen a repetir las cosas, ja, ja.

jcs: Y bueno, si es el lugar de la asamblea, el lugar donde el curandero hace sus oficios para tratar a una niña enferma, el lugar de recibir a las visitas y el lugar del consejo es la casa comunal.

jcs: Yo decía que no eran casas de cultura, sino las del pueblo. Luego hice un proyecto en Oaxaca con Eladio Ramírez, cuando fue candidato a gobernador. Me pidió un proyecto de casa de la cultura, pero yo le dije: “fíjate que las casas del pueblo en el Darién son increíbles”, porque ahí también se casan, se encuentran, las mujeres van a bordar, en fin, es como el club social, porque viven muy separados unos de otros. Y le dije: “vamos a hacer un proyecto de las casas del pueblo”. Como que no entendía: “¿es esto o es lo otro?” No, es que es todo, ahí se puede hacer todo. Si la casa del pueblo que imaginé para la campaña de Eladio fue la comunal, donde hacen todo, por eso es muy importante que ahí la podamos poner. Y la otra casa es cuna, pero ya no es tan importante como con los emberá.

ao: Sobre el Museo imaginario de André Malraux fue un proyecto de Julio César y Beatriz con el que colaboré cuando estuve en el patronato de este museo. Es la historia de la escultura del mundo. La historia del arte y la elaboración de las réplicas costaron dinero y esfuerzo; el montaje de la sala es otra pérdida para el patrimonio de este país. Así como la sala de Panamá se eliminó al llegar los nuevos directores de este museo, se fue el museo imaginario, lo cual es una lástima.

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Historia demográfica de San Juan del Río, Querétaro. Causas

manera en que se desarrolló la vida durante la segunda mitad del siglo xix en San Juan del Río. El análisis se centra en el tiempo y espacio como principales agentes responsables de las causas de muerte. El tema de la investigación puede abordarse bajo dos vertientes de la historia: demográfica o social de la salud del municipio de San Juan del Río.

Las antiguas generaciones se enfrentaron, probablemente, contra escenarios de insalubridad similares al que hoy en día nos aqueja. La epidemia y la pandemia generan incertidumbre, sobre todo cuando escasean los medios para combatirlas. El desastre ocasionado por el covid-19 supone solo un acontecimiento sanitario de tantos que han ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad, y las nuevas formas de concebir la enfermedad se gestan condicionadas por la mentalidad humana de su propio tiempo.

A propósito de la pandemia covid-19 que aqueja a nuestra generación, sobra referir que a través del tiempo una serie de fenómenos epidémicos han sido parte del ciclo vital de las sociedades del mundo. La localidad de San Juan del Río, por ejemplo, ha sufrido estragos de salubridad detonados principalmente por sus particularidades temporales y espaciales.

Esta claro que el municipio escasea de estudios históricos; en su mayoría, la historia se compone a partir de la crónica escrita o heredada por generaciones mediante la tradición oral. Es así que la investigación académica encuentra terreno fértil para su desarrollo. No obstante, existen diversas posibilidades para conocer la historia de San Juan del Río; la abordada en este texto se desarrolla del estudio de la mortalidad de los habitantes. El análisis divide las causas de defunción en grupos: las naturales, —la vejez, o la mortalidad materna—, las de gran impacto epidémico — el insulto, tisis, tiricia, cólera y la disentería— u otras determinadas por el momento histórico —el hambre, los fusilamientos y las muertes en combate.

El objetivo de la investigación es obtener, a partir de la naturaleza de los datos recabados en las fuentes primarias de información disponibles1, un modelo inteligible de la

Es preciso conocer si el momento histórico fue un factor determinante de mortandad, pues la tensión social que caracterizó al siglo decimonónico acarreó considerables impactos demográficos. La temporalidad delimitada es la fase final del Segundo Imperio, porque fue un momento crucial tanto para la nación mexicana como para el estado de Querétaro, y que sin duda trastocó de manera significativa a nuestro municipio. La otra cuestión medular es demostrar si se dio un impacto epidemiológico significativo como consecuencia de la interacción de diversos grupos étnicos en este punto de confluencia cultural; por lo tanto, la estrategia consiste en analizar la mortalidad natural, así como la propiciada por fenómenos epidémicos, para extraer un retrato fiel de la dinámica demográfica. En este entendido, las enfermedades son punto clave de observación.

El Registro Civil del Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río ha sido la principal fuente de información, específicamente las actas de defunción, las cuales abarcan desde el año 1866. Aún falta por determinar con certeza si el Registro Civil se asienta por primera vez en dicho año o, por el contrario, existió una instancia gubernamental anterior cuya información se haya perdido por algún designio desconocido. En este sentido, el registro más antiguo es del año 1639 y se encuentra, junto con otras partidas de defunción, en el Archivo Parroquial; tales documentos brindan datos relevantes: nombre del difunto, edad, parentescos, lugar de procedencia y la casta a la que pertenecía. No se especifican las causas de muerte2, sin embargo, se menciona el tipo de sacramentos otorgados al difunto y el sitio de sepultura.

Se plantean las siguientes preguntas de investigación: ¿San Juan del Río fue un sitio propicio para la recepción, desarrollo y transmisión de enfermedades?; además, ¿qué consecuencias demográficas hubo? ¿San Juan del Río contaba con las medidas de salubridad, estructura e infraestructura necesarias para contrarrestar los padecimientos de la población? ¿Qué tan bien identificadas y tratadas estaban las enfermedades en la localidad, sea con medicamentos o

2 El Libro de entierros de los Feligreses de este Partido de San Juan del Río del año 1762 contiene un apunte señalando que desde noviembre de 1761 la población fue asolada por una epidemia de viruela. El 23 de noviembre de 1762 fueron sepultadas en el “camposanto del pueblo” dieciocho personas (de edades, castas y lugares de procedencia variados), posiblemente se trató de victimas de dicha epidemia.

de muerte de una población de confluencia multicultural (1866-1868)
1 Archivo Histórico Municipal y Archivo Parroquial de San Juan del Río.
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remedios caseros? ¿Cómo eran las condiciones médicas de la localidad? ¿Cuál fue la extensión de la mortalidad en la ciudad, los ranchos y haciendas?

Clementina Campos Reyes argumenta que la guerra y la paz son agentes determinantes del cauce demográfico 3 . Con base en la información extraída de las actas de defunción puede observarse que la situación bélica que vivía el estado de Querétaro impactó de dos formas al municipio de San Juan del Río. Por un lado, durante 1867 hubo un incremento en los fallecimientos dentro de la ciudad con respecto a las zonas aledañas; las principales causas de muerte fueron la disentería y la tisis 4; por otra parte, en los años 1866 y 1868 aumentó la mortalidad en las haciendas y los ranchos a diferencia de la ciudad; los motivos de mortandad fueron la tuberculosis, el sarampión y la disentería.

Estos datos sugieren que durante el año 1867 San Juan del Río atravesaba por una situación de precariedad a consecuencia de la intervención militar que desenlazó con el fin de la regencia de Habsburgo. La cercanía con la capital pudo haber jugado un papel determinante; los servicios y recursos médicos probablemente dieron prioridad a la atención del personal militar y la población de la capital del estado. Lo anterior, sumado a los problemas de salud desatados por el hambre y la crisis de subsistencia como consecuencia de la guerra5 colocaron la salud de este poblado en una situación preocupante. Víctor Manuel González apunta que en numerosas ocasiones los mayores porcentajes de fallecidos eran provocados por la precariedad de las condiciones sociales al contrario de las acciones bélicas de la época; así pues, el hambre y la enfermedad fueron los principales antagónicos de la mortandad.

Basado en el los informes e investigaciones de los médicos del estado de Aguascalientes llevados a cabo a finales del porfiriato, Vicente Agustín Esparza teoriza acerca de las fuerzas que influyeron para propiciar un mayor contagio de enfermedades en la población, especificamente en el sector agrario 6 . Dicho análisis fundamenta que la erronea concepción de limpieza de los jornaleros desató la deplorable cos-

3 Clementina Campos Reyes, Entre la guerra, la paz y el olvido. Namiquipa, un poblamiento lento y difícil, 1780 – 1910 (México: el Colegio de Michoacán, 2019), p. 343

4 La tisis puede tratarse de una denominación variada de la tuberculosis.

5 Víctor Manuel González Esparza, “El año del hambre. Las consecuencias no deseadas” en Enfermedades, Higiene y Epidemias en Aguascalientes, siglos XVIII-XX (México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura, 2021), 269 – 298

6 Vicente Agustín Esparza, “La influenza en Aguascalientes, 1891” en Enfermedades, Higiene y Epidemias en Aguascalientes, siglos XVIII-XX (México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura, 2021), 141 – 167

tumbre de regar las habitaciones de sus viviendas; sumada a la deficiente infraestructura, escasa ventilación y espacio reducido, propició el desarrollo de agentes patógenos en el hogar; en consecuencia, los contagios fueron en aumento.

Un fenómeno similar al descrito en los informes médicos de Aguascalientes se presentó en San Juan del Río. Puede identificarse una considerable mortalidad del sector agrario, sobre todo del grupo infantil; los hijos de los trabajadores de las haciendas y ranchos (jornaleros, labradores, agricultores, hortelanos) morían en su mayoría a consecuencia de males neumológicos o gastrointestinales como la disentería y el cólera. También es importante ponderar la posición social de los enfermos, pues los males como la viruela eran considerados “una enfermedad que formaba parte de la vida y la muerte de la ínfima clase”7

Torres Franco precisa que una de las principales dificultades para estudiar las sobremortalidades 8 (y en sí cualquier tipo de mortalidad) durante el siglo xix gira en torno a identificar qué enfermedad aquejó a determinada población. En varios casos las hipótesis al respecto se enfrentan a la falta de información en las actas de defunción, pues dejaban las causas precisas de muerte sin especificar; en otros casos se distorcionaba la información debido a quienes realizaban la partida de defunción eran personas ajenas al oficio de la medicina9 ; por lo tanto proporcionaban diagnósticos imprecisos o completamente errados.

En las actas de defunción del Registro Civil de San Juan del Río fueron anotadas “la tos”, “los fríos”, “el dolor de costado”, “el mal de nervios”, “la vejez” y “la muerte repentina” entre otras dolencias que resultan ambiguas e imprecisas para determinar el motivo real del fallecimiento. En este orden de ideas, la epidemiología y la etiología sirven como herramientas auxiliares para proporcionar una hipótesis asequible y fiable respecto a los males de salud suscitados en esta localidad.

San Juan del Río es un sitio que, por su posicionamiento geográfico ha fungido como un punto de paso obligado de

7 Apunte del doctor Gustavo Ruiz y Sandoval en: Norma Hernández Escobar, “Causas de muerte infantil en la ciudad de Aguascalientes durante el porfiriato” en Enfermedades, Higiene y Epidemias en Aguascalientes, siglos XVIII-XX (México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura, 2021), p. 114

8 Los años de sobremortalidad resultan cuando se registran más fallecimientos que nacimientos.

9 Paulina Torres Franco, “La sobremortalidad de 1814 – 1817 y su impacto en las familias de la parroquia de Encarnación” en Epidemias de matlazahuatl y tifo en Nueva España y México (México: Universidad Autónoma de Coahuila, 2017), p. 196 – 213

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diversos grupos humanos a lo largo del tiempo. Viajeros de todas latitudes se alojaron aquí cuando realizaban su trayecto desde centro del país hacia la zona minera del norte, por lo que las diversas enfermedades que acarreaban de sus lugares de origen encontraban nuevas rutas de propagación al confluir en este punto. La población estaba constituida por numerosos grupos, entre los cuales se encontraban los habitantes originarios de la localidad y otros llegados como inmigrantes (arrieros, jornaleros y comerciantes); además trabajadores provenientes de otros países10. Las actas del Registro Civil dan cuenta de la existencia de todos esos colectivos.

Respecto a la infraestructura médica, desde su fundación en el siglo xvii, el Hospital de la Orden de San Juan de Dios asistió a los viajeros que se alojaban en el pueblo. Este punto señala que la población ya era consciente de la importancia de la salud pública, ya que, debido a la época, los habitantes eran víctimas de epidemias infecciosas. Más tarde, las autoridades gubernamentales mexicanas adoptaron las ideas ilustradas surgidas en Europa desde mediados del siglo xviii; fue entonces cuando se produjo un verdadero cambio: influenciada por el nuevo modelo de salud, la atención recayó en el origen y causa de las enfermedades. Desde entonces ha sido de gran utilidad que las partidas de defunción recaben datos como, hora, fecha y sitio del deceso; así como la ocupación, edad, estado civil y parentesco del difunto con quien comparecía como testigo. Considerar las variables de análisis ayudó a comprender e interpretar con certeza el comportamiento demográfico local a partir de las causas de muerte.

Durante el siglo xix, la Revolución Industrial impulsó al comercio como el principal mecanismo de movilidad; por consiguiente, la dispersión de dolencias aumentó vertiginosamente11. En aquella época, San Juan del Río contaba con hospital, médicos y medicina tradicional, mas los estándares de calidad dejaban mucho qué desear y carecían de estabilidad, lo que lleva a concluir que la mortandad de niños a consecuencia de padecimientos virales se debió a la ineficiencia médica y las limitaciones de equipo e insumos hospitalarios.

El análisis histórico de las fuentes primarias se contrapone, en cierta medida, a la tradición oral local. Los pobladores narran que el Panteón de la Santa Veracruz se abrió en

10 El antecedente de las calidades y grupos sociales de la población de San Juan del Río se pudo recabar a través de las actas de defunción, nacimientos y matrimonios, en dichos documentos se asentaron los datos personales de cada compareciente.

11 Itzel Martínez Chávez, “El cólera en Aguascalientes, 1833” en Enfermedades, Higiene y Epidemias en Aguascalientes, siglos XVIII-XX (México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura, 2021), 45 – 65

1857 como exclusivo para los habitantes prominentes de la localidad; no obstante, las epidemias acaecidas durante ese año obligaron a destinar dicho sitio a los difuntos de todas las clases sociales. En contraste, una hipótesis emergente apunta a que, más allá de la contención epidémica, dicho acto se debió a la inclusión de la “Ley iglesias” en la Constitución el 11 de abril del mismo año. La proclama condenaba los cobros de los servicios religiosos —bautizos, matrimonios y entierros— a los pobres; por su parte, la “Ley de cementerios” promulgó el derecho y la libertad de inhumar a todo ciudadano en cualquier camposanto. En pocas palabras, los registros de defunciones son incompletos e insuficientes para asegurar que 1857 fue un año epidémico para la localidad.

conclUsión

Considero relevante el estudio de las causas de muerte de la población de San Juan del Río porque se logrará obtener un panorama general de las condiciones de vida cotidiana durante la segunda mitad del siglo xix, en concreto, conocer el desarrollo demográfico de la localidad. Existen diversos estudios de la historia epidemiológica en nuestro país; sin embargo, hace falta profundizar el tema en el estado de Querétaro. Por tanto, el presente tratado resulta de interés para la disciplina histórica y, al mismo tiempo, puede atraer públicos más diversos y menos especializados. El tipo de datos obtenidos abre un abanico de conocimientos sobre trastornos de la salud antiguos, raros y extintos, también sobre los propios de un sector de la población y los endémicos.

En la localidad la salud estuvo a cargo de los especialistas y los frailes con conocimientos médicos, y además, tradicionalmente han existido personas dedicadas a los remedios herbolarios. Habrá de constatarse, pues, qué tipo de relación e influencia ejercieron sobre la salud de los sanjuanenses. Sin duda es material para posteriores investigaciones.

referencias

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Cramaussel, Chantal y Dimas, T. (Eds.). (2020). Causas de muerte. Aportes metodológicos a partir de fuentes preestadística y médicas. México: El colegio de Michoacán.

Esparza, Vicente. (2021). La influenza en Aguascalientes, 1891. En Enfermedades, higiene y epidemias en Aguascalientes, siglos xviii-xx, 141-167. México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura.

González, Víctor. (2021). El año del hambre. Las consecuencias no deseadas. En Enfermedades, higiene y epidemias en

ENTREVER año 12 no. 12 53

Aguascalientes, siglos xviii-xix, 269-298. México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura.

González, José (Coord.). (2017). Epidemias de matlazahuatl, tabardillo y tifo en Nueva España y México. Sobremortalidades con incidencia en la población adulta del siglo xvii al xix. México: Universidad Autónoma de Coahuila.

Hernández, Norma. (2021). Causas de muerte en la ciudad de Aguascalientes durante el porfiriato. En Enfermedades, higiene y epidemias en Aguascalientes, siglos xviii-xix, 103-120. México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura.

Magaña, Mario Alberto. (2013). Epidemias y rutas de propagación en la Nueva España y México (siglos xviii y xix). Baja California, México: Universidad Autónoma de Baja California, Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

Malvido, Elsa y Cuenya, M. (Comps.). (1993). Demografía

Histórica de México: Siglos xvi-xix México: Instituto Mora, Universidad Autónoma Metropolitana.

Martínez, Itzel. (2021). El cólera en Aguascalientes, 1833. En Enfermedades, higiene y epidemias en Aguascalientes, siglos xviii-xix, 45-65. México: Instituto Municipal Aguascalientes para la Cultura.

Mendoza, Jesús. (2007). Catálogo del Archivo Parroquial de San Juan del Río. México: Fomento Histórico y Cultural de Cadereyta. Serie Catálogos. Vol. 1

Torres, Paulina. (2017). La sobremortalidad de 1814 – 1817 y su impacto en las familias de la parroquia de Encarnación. En Epidemias de matlazahuatl y tifo en Nueva España y México 196-213. México: Universidad Autónoma de Coahuila.

Torres, Paulina y Cramaussel, C. (Eds.). (2017). Epidemias de sarampión en Nueva España y México (siglos xvii-xx).

México: El Colegio de Michoacán.

Fuentes consultadas (Archivos):

Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río, Registro Civil, secc. Defunciones, Archivo Parroquial de San Juan del Río, Sacramentos, Defunciones.

Fuente electrónica: FamilySearch

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Lo rururbano y el espacio vivido en el Mercado 5 de mayo

Uno de los epicentros que congrega diariamente a cientos de habitantes provenientes de los distintos ejidos de San Juan del Río es el Mercado 5 de mayo. Ahí, un par de estacionamientos de terracería dan la bienvenida a los viajeros pues la mayoría de las rutas de transporte público que recorren los asentamientos rururbanos de San Juan del Río hacen base en esta zona.

La economía actual de dicho municipio perteneciente al estado de Querétaro, se sostiene gracias a un pujante sector industrial; no obstante, conserva en su periferia extensas porciones de tierra que aún son utilizadas para el cultivo de maíz, sorgo y alfalfa. Desde estos linderos viajan a diario hacia el centro de la ciudad y otros puntos, personas que aportan su fuerza de trabajo y que, por ende, se convierten en sujetos activos del uso y la significación del espacio público.

El filósofo francés Henri Lefebvre (1901-1991) acuñó la propuesta conceptual de espacio vivido ; en su teoría tal lugar, además de histórico y cotidiano, alberga a individuos cuyo son de vida se arraiga a objetos y lenguajes determinados; el conjunto de todos estos elementos constituye un sistema abierto. En este talante, el contexto incorpora nuevos elementos que habrán de atravesar a los sujetos que viven y habitan dicho espacio a lo largo del tiempo.

Al respecto vale decir que lo rururbano es aquella frontera donde se combinan experiencias disímiles: la rural y la urbana. Aquí, los referentes espaciales y las existencias

individuales se trastocan y se tornan simbólicos; así, los sujetos ponen en práctica las posibilidades de apropiarse de espacios, expresándolas en sus diversas formas de habitarlos. No obstante, esta cuestión cobra relevancia sólo a través de la percepción humana.

En el mismo orden de ideas, el Mercado 5 de mayo se convierte en un espacio donde las prácticas, los significados junto con la capacidad del individuo para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra, esculpen estilos de vida únicos que, organizados y caracterizados objetiva y subjetivamente, impiden que el paraje se explique en ausencia de ellos, o a la inversa.

De modo que, los cortes de cabello accesibles, la parafernalia del rock urbano, la venta de números atrasados de revistas, servicio de composturas eléctricas, los elotes asándose en el anafre justo al lado del puesto de periódicos, la rosticería, las aguas frescas, la paletería, la mercería, las tiendas de regalos, así como las bolsas de mandado y las maquinitas son apenas algunos de los elementos distintivos.

En este espacio, la reproducción de lo simbólico y lo material se pone de manifiesto y construye una identidad colectiva cuyos vínculos se adscriben —al vivir y habitar— de manera particular. Tal núcleo de comercios característicos actúa como el sitio en que las acciones de lo rururbano se significa y donde se construye un estilo de vida que solo puede precisarse desde allí.

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Silvi

De tan solo pensar en embadurnarse la vaselina en las piernas, muslos y glúteos para que el pantalón de cuero pudiera embonar en su cada vez más regordete y flácido cuerpo le hizo sentir una profunda pereza. Esa noche le tocaba cantar. El humo se elevaba hacia el techo tiznado y roído del camerino. Rebeca, semivestida y tirada en el sofá, miraba hipnotizada cómo aquellas hebras grisáceas recién salidas de su boca deambulaban por la habitación: algunas veces se entreveraban, otras se separaban abruptamente o solo se difuminaban para luego acumularse en una nube alrededor del pálido foco.

Una voz computarizada proveniente de una de las esquinas del cuartucho la sacó de su ensimismamiento:

—¡Las puertas se abrirán en veinte segundos a partir de este instante, favor de preparar la salida!

Maldita cosa, no se detiene por más humo que le eche, pensó Rebeca.

La cosa , mejor conocida como Silvi, es la hipermemoria laboral implantada del gobierno de Ping-Li Hong-Chi-Huan. Dicha inteligencia prometía ser la gran solución global para evitar la deserción en los empleos formales. Una de sus principales funciones consistía en supervisar a los trabajadores durante sus jornadas; asimismo, contaba con acceso a la información privada de los usuarios, misma que proporcionaba al gobierno en el momento que se detectaba el abandono de las obligaciones o la afiliación a actividades consideradas ilícitas.

—Próximo día de trabajo en el laboratorio de experimentación fecal— se oyó en represalia.

—¡Pfff! — Exclamó la cantante mientras se metía bruscamente en el pantalón, ya ni la vaselina le facilitaba la faena.

A pesar de que Silvi llevaba en operación cerca de diez años, la verdadera molestia para Rebeca y millones de personas más no era la vigilancia laboral a la que ya se habían acostumbrado desde la invasión del algoritmo 0 -1-11- 0 -, sino el dispositivo de rastreo colocado en el cerebro de los trabajadores que, para tener una pretendida eficiencia óptima, la fábrica había creado junto con la hipermemoria exterior; se suponía que ambas solo funcionaban en las horas laborales para constatar que la ejecución de las tareas se llevara a cabo conforme a las Guías Universales de Trabajo Digno;

mismas que regían, desde luego, a todos los países de la Unión Amerindoeurasiática. Tales ordenamientos permitían un mayor control de la población por medio de sus labores para ganarse el sustento, y también un mejor manejo de las recurrentes pandemias que asolaban al globo.

—¡Buenas noches, amable auditorio! Gracias por acompañarnos a “La Casa del Rock. Nostalgia que te acompaña”. Quédese a disfrutar de nuestras deliciosas chelanitizadas, con el toque exacto de ozono para una relajación inmediata. A continuación, con ustedes Yanine Joplaint. ¡Aplausos por favor!

Luego de desinfectar la vitrina de espectáculos salieron de ella dos sujetos vestidos con monos blancos y máscaras de oxígeno para abrir paso a Rebeca.

En su adolescencia, Rebeca entonaba con verdadero ímpetu y pasión canciones que le gustaban a su abuelo; aquello hizo que más tarde llevara su talento a terrenos profesionales; sin embargo, su gusto se había opacado cuando la dictadura laboral le impuso cantar bajo la modalidad de trabajo formal como parte de las políticas de sostenimiento de la Unión.

La chica, embutida en su ceñida y oscura piel, y con una playera que parecía tener impreso el rostro de una antigua cantante del blues de antaño, oteó a su auditorio con un movimiento veloz pero certero. Era parte de su ritual, pues en realidad nada le inspiraban aquellos rostros grises, casi autómatas que visitaban el bar cada noche, a excepción de uno que otro embelesado en la nostalgia.

Oh, come on, come on, come on, come on! Didn’t I make you feel like you were the only man, yeah! Didn’t I give you nearly everything that a woman possibly can?... You know you got it, child, if it makes you feel good…

Al fondo del auditorio, un asiduo espectador contemplaba a Rebeca. Ni una sola noche se perdía su show; al contrario, él era uno de los pocos que dejaba en las recomendaciones de la semana una efusiva felicitación para que Yanine extendiera el tiempo de su presentación.

—Muchas gracias por su asistencia, querido auditorio. Les recordamos que esta noche tenemos servicio de Uber Avispa sin comisión, que los llevará a su hogar en tan solo un aleteo— vociferó Silvi cuando el número de Yanine terminó.

ENTREVER año 12 no. 12 59

Las luces rosas y azul fosforescentes que iluminaban la vitrina se apagaron una a una, mientras Rebeca salía sin voltear al escenario.

—¡Yanine, te amo! ¡Eres la mejor! ¡Cry, baby!

—¡Bah! Borracho… Déjame en paz.

— Trabajo del día domingo: limpieza de válvulas de oxígeno en las torres flotantes de Tlaxcala, murmuró Silvi en el cerebro de Rebeca.

La mujer casi siempre salía corriendo del escenario hacia el camerino, no por una cuestión de glamur, sino porque el pasillo que conducía al cuarto era oscuro y pestilente: había tramos en que goteaba un líquido amarillento, a veces verdoso. Aquella noche de viernes en particular Rebeca estaba harta; el lugar le parecía cada vez más inmundo y las personas menos tolerables, pero definitivamente era la constante vigilancia la que comenzaba a asfixiarla.

Lo primero que hizo tras salir del bar fue tragar una gran bocanada de aire hediondo, que al menos le dio una fugaz sensación de libertad, lejos del alcance de Silvi. Caminó un par cuadras para llegar a su motocicleta y luego, presurosa, tomó el camino a su pequeño dormitorio que se encontraba a las orillas de la ciudad.

Pero hubo algo que durante el trayecto la chica no pudo apartar de su mente. Un miedo profundo le caló hasta la médula, era la idea de que alguien la seguía. Aceleró al máximo y todo el tiempo estuvo atenta al retrovisor para descubrir a su acosador. El desasosiego perduró aun cuando descendió de la motocicleta, los segundos que transcurrían para abrir la puerta del dormitorio le parecieron eternos.

Una vez adentro Rebeca volvió a sentirse a salvo pues se percató de que nadie venía detrás. Visiblemente más relajada, se desembarazó de su atuendo para meterse al cilindro de descontaminación, que era la caricaturesca emulación de las antiguas tinas de baño, solo que en una forma que se adaptara al diminuto espacio del dormitorio. Encendió un cigarrillo y comenzó a pensar en el aspecto de su fan.

“¿Por qué va al espectáculo siempre con la misma ropa?, ¿a qué se dedica? Porque es evidente que tiene tiempo libre, al menos mucho más que yo. Cómo se ve que algunos la logran librar bien para evadir a Silvi. No haría mal en denunciarlo para que le den una checadita, a ver si se sigue apareciendo diario por el bar”.

Repentinamente el pánico se alojó en su pecho; imágenes del bar, de su fan, de su abuelo y de la vida antes del gobierno global totalitario se confundían en su cerebro en formas de miles de pixeles de diversos tamaños y colores, junto con tonos de sus canciones en diferentes, chillonas y estruendosas voces en las que no se reconocía. El ruido mental paró cuando escuchó la voz de Silvi en su cabeza: “Lo sentimos. El sistema se reiniciará a continuación.”

Entonces recordó la sensación de temor que la había atravesado hacía menos de una hora, y se dio cuenta de que el presentimiento del acosador no era otro más que la memoria interna de Silvi comenzando a confundirse con su propia percepción.

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LEER Y ESCRIBIR POEMAS

En esta sección de Leer y Escribir publicamos el poema “El Cerro de la Venta” del poeta Arturo Hernández, escritor multipremiado y reconocido por su brillante carrera literaria. La pieza forma parte del libro Las vueltas de los ruidos, un viaje para volar a solas, triunfador en la categoría “Elogio a San Juan del Río” durante la quincuagésima edición de Juegos Florales de San Juan del Río en el año 2022.

el cerro de la venta a rturo H E rnándE z

El certamen de las tempestades desgarra tendones de ramas espesas, al compás de la sinfonía de espectros. Embriaga ficciones con rumores para hilar mascadas de piedras, pinceladas de musgo en hinchadas grietas. Duda y sospecha de los agujeros que nutren retratos enceguecidos, abandonados residuos en la geometría, donde la humedad recuesta sus narices. Tropiezos con siluetas verdes cobijadas por agujas silvestres. Piensa en la importancia de la fe, en piedras que nacen aves. Le seduce poseer el viento para acopiar cadáveres de palo. Desconoce los golpes del tiempo, las indelebles costras en los troncos, las alas de mariposas sin sendero.

el cerro gordo

En el vientre de tus latidos se resguardan los tejidos aceituna que ceban tu memorable geometría y revisten las marejadas de tus reflejos que vastos mecen al viento y en su frenesí degollan la tarde. Un remolino lisiado arrea hormigas y se malgasta en reliquias que la humedad florece y desclavan sus espinas los nopales en el suplicio de la carne pulposa y las lenguas sinuosas de los gordolobos que se enmarañan en los estambres cetrinos y los huizaches con su atuendo silente que se arruga por los respiros de las tórtolas y los candelabros con sus vestidos de aguijones en el alumbramiento de exquisitos garambullos. Un mirador tiñe el horizonte y se extravía en carcajadas espesas de polvo que los rescoldos amasan en desvelos y las crines verdosas de tus laderas que visten tu grafía colosal y las comisuras de tus ecos que desgarran las vecindades y el lenguaje vítreo de tus sienes que bordean el nuevo oriente.

Leer y escribir poemas
ENTREVER año 12 no. 12 63

el testimonio Para los mUrmUllos (el Paseo de los abUelos)

Cuando el plumaje se devasta por los labios hematófagos es una hazaña concertar cada parpeo y armonizar el himno matinal. Cuando espejos yacen lacerados por la jauría sintética es trágico el baile de la artería menguante y rancio el afán de domesticar sueños patunos, hipótesis de los parajes oníricos. Cuando la ternura de las lentejas de agua y la desavenencia de los fresnos forman parte de la malicia de los soles. Cuando el follaje insinúa el asedio del polvo y los anuros saltan en sucesiones fracturadas con la rabia militante por el galope de concreto. Es entonces cuando dicen que los pájaros son ángeles estridentes, nada humanos y en el deambular del tedio flagelan sus dorsos con místicos rosarios de cadillos. Incluso cuando una facción de larvas invade la periferia de los musgos y sediciosos invertebrados edifican dioramas de guerra, es cuando espíritus alados difuminan el conflicto. A veces, cuando las piedras engendran sudores caen moronas de tormentas en la tierra, cuando los carrizos anclan en los charcos otros ángeles prescriben su ritual para nidificar.

dictamen sobre el insomnio del jardín de los fUndadores

Hematomas de ruidos sofocan la lucidez del abecedario en el sollozo de un eco híbrido. Serpientes cetrinas ebrias de brisa vocalizan frente al espejo cíclope acosadas por el orfeón de cadáveres. El rumoroso espejismo estrangula zumbidos que navegan en la garganta de efímeros soles y arrugan el tímpano de la melancolía. Lenguas horadas de polvo esconden un latido en los muslos de los ficus agobiados por la trizada armonía de un suspiro. Las cenizas de las sombras pintan color sanguijuela el cuello de la luna y visten sus oídos con retacería de aullidos lobunos. La periferia del insomnio arrulla sudores tibios y el ventoso transitar de la sangre. Canto fracturado en vibraciones en el balbuciente ensayo del destierro y en la simetría que deshila el destino.

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sobre la antología Poética sanjUanense

En esta sección compartimos también fragmentos de la Antología Sanjuanense que, por diferentes motivos, no pudo ser publicada desde antes de la pandemia. Incluimos únicamente a los poetas que recientemente han fallecido y que nos habría gustado que tuvieran en sus manos sus poemas impresos antes de su partida (q E pd).

Jacobo Venegas, en la introducción a la misma, asegura que:

Sin duda es una antología con tono de pertenencia geográfica (San Juan del Río); existen diversas voces y estilos poéticos que proporcionan una amena lectura, además de que el tratamiento poético no es rebuscado. La variedad de autores no rebasa los límites de los temas; es decir, existe una homogeneidad en los motivos poéticos, lo que permiten darle forma de antología. Sin dudas existe esmero en la selección de autores, que determina el objetivo de publicar voces poéticas lugareñas, que proyecten un ambiente y clima sanjuanense.

Asimismo, el ensayista y académico universitario Pedro Cabral escribe sobre esta antología:

No conozco ninguna antología previa de poetas que participen o hayan participado en la vida cultural de San Juan del Río. Es verdad que los fanzines y revistas han recogido en los últimos años gran parte de los poemas escritos localmente. Sin embargo, no se había realizado una selección de estos artefactos verbales con anterioridad, y esto es de celebrarse.

décimas a san jUan del río b runo c amp E ro

Pido permiso, señores, señoras aquí reunidas, personas tan distinguidas, amigos y pobladores, para decir sin temores que esta tierra recibió a un errante que vagó por diversas estaciones y que, al fin, por mil razones, San Juan del Río escogió.

Dice una vieja canción que escuché con algún trío: vengo de San Juan del Río ; Tierra de mi corazón, al escuchar tal mención supe que era mi destino encontrarme en el camino con esta ciudad hermosa. Me recibió cariñosa y aquí labró mi destino.

Tras el Puente de la Historia encontré hospitalidad, una nueva realidad que me llena la memoria.

ENTREVER año 12 no. 12 65

Tierra de antigua historia, desde el inicio Otomí al momento en que la vi reconocí su grandeza, su dimensión, su belleza, y por eso vivo aquí.

Agradezco haber llegado a la tierra de palomas rodeada de hermosas lomas y con bravío ganado. Donde el artesano ha dado al ópalo gracia y fama; Donde el agua se derrama en manantiales termales y nos cura de los males: San Juan del Río se llama.

San Juan del Río es diamante que goza de plenitud; Tiene la enorme virtud de ser un pueblo pujante con una industria boyante un campo fértil y noble con fortaleza de un roble, y hasta con la flor más bella una ciudad con estrella que ha progresado el doble.

Por eso aquí agradecido le doy a San Juan mi aprecio, vivirlo no tiene precio, quererlo tiene sentido: sólo una cosa les pido, con orgullo y humildad, permítanme en esta ciudad que ya también siento mía compartirles mi alegría, ofrecerles mi amistad.

tierra negra u ri E l l dE l as c asas

Tierra —abierta y negra— que respira sol y lágrimas mudas de pies rajados, que se hunden soñando con suspiros largos lo fresco del Tajo. —Ahí sí es fresco— hace rato estuve mojando mis pies, otros se deslizaban salpicando.

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Son las doce y como a ella me abraza el sol.

Tierra y sol danzan sonidos de yunque y golpes de piedra. Estoy solo sobre la tierra candente que respira por paralelas negras que se pierden entre el polvo.

Se acerca el viento los suspiros van cediendo, el sol fue muerto… y la danza. Se oye un horizonte cenizo de pájaros.

la divina comedia oscar a m E zquita

Paraíso, s. En una revista —creo que fue Algarabía— leí la siguiente historia del niño Neil Armstrong: sus primeras palabras al caminar sobre la luna fueron, “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad” Lo que pocos saben es la siguiente oración que sucede a la primera: “ Suerte Mr. John”. Se cuenta que en cierta ocasión el jovencito Neil jugaba béisbol en su barrio y un chico bateó la pelota muy lejos; Armstrong fue tras ella, y al recogerla escuchó los gritos de la mujer de Mr. John, quien alegaba que únicamente le haría sexo oral el día que el hombre llegara a la luna.

Julio 2009

Un Poema es Un mesías Viene con parábolas y redención ¡Crucifícalo y asegúrate que no resucite al tercer día!

Dios nunca nos va a perdonar, matamos a su hijo, su sangre también a su palabra, la poesía ¿vamos condenados a escribirla?

La poesía y sus metáforas son María Magdalena y prostitutas ¡Quien esté libre de versos que aviente las primeras rimas!

Poesía, como a Jesús, te venden por treinta monedas. Te cambian por Barrabás y revives algún muerto.

Poesía, deseo que nunca tengas ministros, ni culto,

ENTREVER año 12 no. 12 67

ni limosneros en tu nombre. Camina sobre sandalias y aléjate de filibusteros.

ella

E dilzar c astillo

Cuando la veo buscar la calidez del día en la garganta de la aurora su imagen ilumina mi asombro y aroma mis oídos.

En mis entrañas retumban tambores de amor, despertando el ansia de mi anhelo.

En mis labios sueño tu pezón, mientras mis ojos despeinan su quietud.

Mujer ángel, mi piel se incendia transformándose en magia, entonces germinan en flores las zarzas de mis manos.

Sustantividad ante esta realidad, he perdido la fe la tarde y el cabello. Las ideas nacen ebrias, sangran tenuemente aunque no me preocupa, así me hicieron.

En los labios de la noche la boca se embriaga, escucho los enfermos latidos de las bardas, su dolor de ver la vida.

Duelen los huesos, la aspirina está lejos. Emerge una tumba

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y camino hacia ella pero ese cementerio está cerrado y muero con el tacto agrio de las horas.

Sobre el adoquín ahuesado yacen las cenizas etílicas, en la acera de mi pueblo donde habita el miedo de la vida taciturna, las luces opacas y el sudor de fábrica.

Mis hermanos deglutidos por el tedio defecan en el vacío ebrios, insensibles, y desilusionados viven el suicidio de aceptarnos en esta infección llamada vida donde nada importa, ni siquiera el odio para salvarnos.

Los ojos de la noche con su melena oscura sin lágrimas no pueden llorar, mientras los aniquiladores con sus discursos inciertos llenan de mentiras el drenaje.

Mis hermanos disfrazados buscan un buen clima, una luna nueva y un benévolo amanecer. Quizá algún día.

Por el vientre subterráneo de la noche mis recuerdos se alimentan de cada nube que observo. En las chispas de la mañana surgen palabras,

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mensajes, que miran hacia adentro y me cuentan la novedad del día.

En su piel de maíz las semillas se hinchan y la flor se cae en la apnea del Cerro Gordo mientras los vientos despeinan las ramas.

Quizá mis ranas modulen las formas de la vida cuando designan el sexo del universo en esa locura de cantar o de croar, claman al pubis de Venus los planos de la carne.

Con estas lluvias se humedece mi lenguaje, desde la sal de mis letras mis añoranzas palpitan al viento y hieren la ortografía de mis horas.

aUtorretrato

E l b ardo darío torvay

Enfundado en morena piel de lodo ¡Oh, lector, puedes mirar mi figura! Me llaman “güero”, irónico apodo y añaden que soy bajo de estatura.

Mi bondad no es, por cierto, cirenaica y mi nombre es David, cual pudiera ser Luis, es mi cuerpo remedo de alguna letra hebraica mas no vale mi figura un mal grano de anís.

¡Mas bajo mi corteza de provinciano rudo, que es, al par de la mofa de los necios, mi escudo, y bajo mi apariencia serenamente fea, siento una prometeica honda llama divina, que es calor en mi sangre, sentido en mi retina decisión en mis actos y en mi cerebro idea!

solo Una vez, mUchacha

Solo una vez, muchacha, mis pupilas se clavaron en ti, y al contemplaos en mis sedientas horas intranquilas,

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una idea sólo tuve: ¡El adoraos!

Sois graciosa, gentil; vuestra mirada entusiasmó mis anhelos intensos y sueña mi ilusión sangrada con la dulce voz de vuestros rezos. Yo vagaba tranquilo y sin tormentos, mas bastaron tan sólo esos momentos de contemplar vuestra gentil figura

para sentir de vuestro amor un embeleso. ¿Por qué, si estoy en vuestras redes preso, no me miráis, muchacha, con ternura?

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ACERCA DE LOS AUTORES

Óscar Amézquita Ugalde

(San Juan del Río, Querétaro, 26 de febrero de 1971-24 de junio de 2018) Fue sociólogo de profesión y docente en la preparatoria Conin por muchos años; dio clases en la recién instaurada carrera de Periodismo en la uaq, campus San Juan del Río. Creó el fanzine El ska del voyerista ciego y colaboró en las revistas Tentativa, Punto mx, así como en los fanzines Tirando Netas, Efímera y Liberalia. Publicó artículos en el diario Bitácora , en el blog Diálogo Queretano, Semanario Nacional Eme equis , además de textos creativos en Pesadillas en Facebook. Fundó el Klan Kultural Kaníbales y fungió como promotor del Kawama Fest Incursionó en el performance y fue reconocido por el mote de El Performero Mayor. Participó en el cortometraje El devorador de palabras. También fue ponente de la contracultura punk, melómano principalmente del Rock and roll, Amézquita insistió en que “el Rock puede ser mucho más que pose”. Se desempeñó como vocalista de la banda Catapulta, con quienes grabó el demo “Naces”.

Adrián Botello Mares

Es doctor en Estudios Urbanos por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (uacj). Se encuentra adscrito al Departamento de Estudios de Población de El Colef. Entre sus principales distinciones se encuentra el Premio Nacional a la mejor tesis de posgrado en Geografía social, por parte de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística en 2015. Participó en la red académica “Fronteras, Regionalización y Globalización en América” (gt clacso). Actualmente colabora en el proyecto de investigación Geomática de la educación en el estado de Chihuahua.

Felipe Cabello Zúñiga

Es promotor cultural, periodista, catedrático y colaborador de la revista E ntr E v E r y Proceso, así como de San Juan Apóstol de Cabeza en el Río. Adora con vehemencia la historia nacional y de San Juan del Río. Impartió un taller de cuento por parte del inbal en Bellas Artes de la Universidad Autonoma de Querétaro en el campus San Juan del Río.

Bruno Campero Alfaro

(Ciudad de México, 23 de febrero de 1960 - San Juan del Río, Querétaro, 2 de enero de 2019). Estudió Arte dramático en los talleres de Teatro de Bellas Artes. Ahí conoció al famoso director de teatro Fernando Cuellar. Recibió clases de literatura de la poeta Enriqueta Ochoa. Se desempeño como promotor cultural independiente a raíz de conocer al escritor y poeta Federico Corral de la Editorial Tinta Nueva. Mantuvo una relación estrecha con artistas del género bolero como: Los Panchos, Los Dandy´s, Los Soberanos, Los Galantes, Los Tres Ases, Los Diamantes, Trío Románticos de México, Trío del Rey, por mencionar algunos. En la Nueva trova, entabló amistad con Marcial Alejandro (q E pd), Rafael Mendoza, David Haro, Edgar Oceransky, El Negro Ojeda, Maru Enríquez, y muchos más. Escribió poesía, cuento, pintó al óleo, al pastel; también incursionó en el canto y tuvo a bien escribir varias canciones que el Trío del Rey grabó.

Edilzar Castillo

(Siltepec, Chiapas, 1957- San Juan del Río, Querétaro, 2020). Radicó en esta ciudad desde 1995. Con formación académica, transitó por diversos espacios literarios. Fue docente en la uaq campus San Juan del Río. Entre sus obras publicadas se encuentran cuatro poemarios: Pinceladas a oscuras , Motín de imágenes , Fragancias de café y Coral de sueños . Participó en la antología de cuentos: Mil midones al acecho y publicó una novela capitular titulada A paso de Cadejo, sobre los pueblos serranos de Chiapas.

David Tovar Arroyo

(Celaya, Guanajuato, 30 de diciembre de 1927-San Juan del Río, Querétaro, 2010). También conocido como El Bardo Darío Torvay. Fue médico cirujano y catedrático en la Facultad de Medicina de la unam. Se desempeñó como docente en el Colegio Centro Unión. Sobre el escenario se actuaron un sinfín de obras de teatro de su autoría. Escribió poesía y cuento. Como dramaturgo escribió 44 obras teatrales. En octubre de 2005 fundó el Ateneo de escritores de San Juan del Río. Siglo xxi El Bardo Torvay siempre tuvo este sueño, la presente Antología es un tributo a su memoria.

Acerca de los autores ENTREVER año 12 no. 12 73

Julio César Corona Arias

Es licenciado en Filosofía por parte de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo (umsn H), licenciado en Psicología en el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación ( imc Ed), maestro en Psicoanálisis ( imc Ed) y maestrando en Filosofía de la cultura (umsn H).

Abraham Cortés

Nació en octubre de 1985. Pasó su infancia entre la Ciudad de México y el Estado de Hidalgo. Egresado de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro, estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México la licenciatura de Letras Hispánicas. Ha colaborado en periódicos y revistas de la ciudad de Querétaro. Es amante y practicante del cine, así como fiel admirador del rock progresivo.

Edmundo García Saldaña

Orgulloso hermano del gandalla más gandalla Parménides García Saldaña, sin mencionar, él más aguerrido de la literatura mexicana y lo que se agregue.

Margarita Camarena

Margarita Rosa Camarena Luhrs, es investigadora y docente universitaria desde 1976. Su formación académica comprende: Doctorado en Ciencia Política, Facultad de Ciencias políticas y sociales, UNAM, 1987. Mención honorífica. Maestría en Economía, con Especialización en Ciencia y tecnología, UNAM, 1983. Mención honorífica. Licenciatura en Economía con Área de pre-especialización en Planeación y Desarrollo, UNAM, 1979. Y ha obtenido Diplomados en: 1) “Arte” (UAQ); 2) “Arte contemporáneo” (UAQ); 3) “Museos y Grandes descubrimientos de la Arqueología” (Conaculta/INAH/Museo regional y Museo de la Ciudad de Querétaro); 4) “Gobierno y Gestión local” (CIDE); 5) “Apreciación a la Danza” (INBA); 6) “Tecnología Geoespacial aplicada a proyectos de Gestión de Infraestructura carretera” (GITS – IG UNAM); y 7) “Historia Mundial. Del Renacimiento a la Postmodernidad”, IIH-UNAM. Las líneas de investigación abordadas tratan temas del estudio social del espacio en ciudades y regiones. En particular, sobre: 1) Circulaciones de bienes materiales y simbólicos; 2) Circulaciones físicas de personas, capitales, mercancías e informaciones en ciudades-regiones de México y Norte América; y 3) Experiencia urbana: aprendizajes de espacios, encuentros y tránsitos; así como de cuerpos y sensibilidades sociales de la ciudad. Actualmente es investigadora titular “C” de tiempo completo, definitiva del Área de Estudios Urbanos y Regionales del IISUNAM, y profesora del posgrado en Urbanismo de la UNAM; miembro del SNI nivel II y Pride D; además, es reconocida Académica de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE) y de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Arturo Hernández

Ha colaborado en distintas publicaciones del estado de Querétaro y en otras partes del país. Fue integrante del Taller literario de la “Neurona Muerta”, así como del Frente de Cultura Independiente “Unos de San Juan” y del proyecto cultural “La Sociedad de la Mancha Urbana”. Obtuvo el primer lugar del concurso de Crónica Literaria San Juan del Río en 1997 y 1999, así como el primer lugar del Concurso de Cuento de la Revista Tentativa (1998). Ha ganado diversos concursos, tales como el “Elogio a San Juan del Río” la categoría local, durante los Juegos Florales en 2016, 2021, y los Juegos Florales en la categoría nacional en 2022

José Luis Hernández Peña

Profesor de tiempo completo e investigador de la historia de San Juan del Río, Querétaro. Ha publicado su libro La acequia del pueblo y participado en San Juan del Río y sus personajes , La crónica de San Juan del Río, 500 años San Juan del Río Actualmente colabora en la revista E ntr E v E r.

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Pablo Antonio Junco

Artista, poeta y filósofo mexicano. Sus poemarios Subterráneo sanjuanense (2016) y Sensacional de chicas fantásticas (2019) han planteado un significativo reajuste al armatoste que sostiene nuestro idioma. Coordina los conceptuales Archimboldi, Psicosecta y Archisecta. Tiene un laboratorio inventivo llamado Axial. Ha colaborado en las publicaciones Academus , Blanco Móvil, Cáñamo y Perro Párrafo, entre otras. Desempeña igualmente varias acciones creativas en materia escultórica y pictórica.

Dr. Uriel L. de las Casas

(Ciudad de Querétaro, noviembre de 1935- San Juan del Río, agosto de 2014). Fue médico cirujano en la unam yradicó en esta ciudad queretana desde 1967. Sus primeros poemas se publicaron en el Madrigal (1964), periódico oficial de los poetas celayenses, en el diario La Opinión, Revista Asclepio, El Boletín médico, El Rincón de la Musa , La Gaceta del Ateneo de escritores siglo xx y en Efímera. Fue fundador del Ateneo de escritores de San Juan del Río. Impartió clases de teatro en la Casa de Cultura de San Juan del Río. En 2009 apareció su libro de poemas Poesía y prosa. Grabó el disco El tenor Queretano, participó en la llamada época de oro de la canción mexicana, compartiendo micrófonos con el Dr. Ortiz de Tirado, en las estaciones de radio xEna, xE x, xEw y en Televisa en el programa Viaje Musical. También fue pintor y fundó la escuela de Bellas Artes de la uaq

Es maestra en Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (México). También escribió el libro titulado: Entre el centro y los márgenes del sol naciente. Los peruanos en Japón, publicado en 2015 por el Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos-Pacarina del Sur. La obra se incluyó en la shortlist del International Book Prize de la International Convention of Asian Scholars edición 2019, categoría español-portugués. En el 2010 obtuvo la mención honorífica del Premio Fray Bernardino de Sahagún (Instituto Nacional de Antropología e Historia) a la mejor tesis de licenciatura en antropología social y etnología con el trabajo titulado: “El Japón transnacional y la diáspora nikkei. Desplegado de identidades migrantes en la Ciudad de México”. Desde febrero de 2016 hasta la fecha se desempeña como investigadora y curadora en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo. Es titular del proyecto: “Migración japonesa en América Latina y de latino-americanos a Japón”, Instituto Nacional de Antropología e Historia (ina H). Es curadora de la “Exposición Temporal sobre la Colección Etnográfica de Panamá en el Museo de las Culturas”.

Valentina Tolentino Sanjuan

Estudió en la Facultad de Estudios Superiores Actlán por parte de la unam. Su tesis se encuentra en el Repositorio de la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información. Actualmente es editora de la revista Viceversa. Publicó en 2015 el libro La cosificación virtual de las mujeres.

Alberto Isaac Velázquez Salazar

Es Licenciado en Historia por parte de la uaq. Ejerce como docente e investigador de historia demográfica, de la salud social y local. He desarrollado investigación de campo en la recuperación de la memoria histórica en la Sierra Gorda. Su área de estudio se enfoca en la investigación y paleografía documental del Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río, respecto a las causas de muerte de la localidad.

Juana Victoriano (Pilar Ruíz).

Antropóloga por parte de la Universidad de Guanajuato, su interes particular es el estudio de las identidades subalternas y los espacios liminales.

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