Orfeo Negro poesía africana

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ORFEO NEGRO poesía africana JULIO CÉSAR SCHARA traducciones

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES MULTIDISCIPLINARIAS



Orfeo Negro Julio César Schara Traducciones

CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN INSTITUTO DE INVESTIGACIONES MULTIDISCIPLINARIAS UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO


Reservados todos los derechos conforme a la ley PRIMERA EDICIÓN 2017 D.R. © 2017 Universidad Autónoma de Querétaro Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias Edificio I (ex F.L. y L.) Facultad de Ingeniería Ciudad Universitaria Cerro de las Campanas s/n Colonia Las Campanas C.P. 76010 Querétaro, Qro. México www. iim.uaq.mx Tel: 01 (442) 192 12 00 Ext. Qro. 7014 Ext. SJR. 4802 E-mail: jc.schara@gmail.com ISBN: en trámite Diseño y formación: L.A.V. Ana Cristina Fragoso Tejeida Asistente editorial: L.A. María Isaura Morales Pulido Captura: L.A. Santiago Romero Navarrete Corrección de Estilo: M. en P. Liliana Velázquez Ugalde Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico

Esta edición no persigue fines de lucro alguno. Se distribuye gratuitamente en universidades del país, Europa, Estados Unidos y América Latina.


DIRECTORIO UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO Dr. Gilberto Herrera Ruiz Rector Dr. Irineo Torres Pacheco Secretario Académico Dr. Blanca Gutiérrez Grajeda Secretaria Particular de Rectoría Q.B. Magali Elizabeth Aguilar Ortiz Secretario de Extensión Universitaria Dra. Ma. Guadalupe Flavia Loarca Piña Directora de Investigación y Posgrado Dr. Aurelio Domínguez González Director Facultad de Ingeniería Dr. Julio César Schara Director del Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias Mtro. Edgar Manuel Montes de la Vega Coordinador General del IIM Campus Cerro de las Campanas Dr. Raúl Martínez Merling Secretario Académico del IIM Campus Cerro de las Campanas Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias Facultad de Ingeniería Universidad Autónoma de Querétaro. Querétaro, México 2017.



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Índice Agradecimientos Introducción

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León G. Damas Gilbert Gratiant Etienne Lero Aimé Césaire Guy Tirolien

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Paul Niger

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León Laleau Jacques Roumain Jean F. Briere Rene Belance Birago Diop Léopold Sédar Senghor David Diop Jean-Joseph Rabearivelo Jacques Rabemanjara Flavien Ranaivo Guía de Autores

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AGRADECIMIENTOS El presente trabajo es una traducción mot a mot, literal, del francés al español. Hemos buscado ser lo más fieles posibles con el texto original, sin hacer mayores interpretaciones. Nos interesó tratar de converger sonido y sentido y, recobrar la musicalidad; sobre todo en los textos llamados del tam-tam, que como escribe J. P. Sartre, es un estilo, como lo es, entre nosotros, el soneto o la oda. A veces, las imágenes se pierden y parece que su claridad se empaña (metáforas surrealistas), aunado a esto, hay poemas que fueron escritos en lenguas y dialectos negros, que a su vez se tradujeron al francés, donde, con seguridad, muchas imágenes perdieron parte de su brillo, cadencia y ritmo negros. El advenimiento de Europa, trajo consigo, entre muchas otras cosas, la globalización de la cultura y con ello la servidumbre de los indígenas en la finca española y la esclavitud de los negros en el mundo. Ambos fenómenos, son consustanciales al colonialismo y siguen siendo el fondo del neo-colonialismo. Esta compilación, quiere ser el espejo de este fondo significante; este trabajo, aspira a que los hispanoamericanos encontremos en el espejo negro, nuestro rostro indígena y mestizo, nuestra tercera raíz. Quiero agradecer a Marielvire Masso, mi ex-compañera francesa, su ayuda inicial en este trabajo, que se prolongó varios años. A Léopold Sédar Senghor su invitación a traducir la Antología (Anthologie de la nouvelle poesie negre et malgache de langue francaise) y su generosa disposición a otorgarme sus derechos de autor, cuando él era presidente del Senegal, y que hoy desgraciadamente ya no está con nosotros (9/10/1906 - 20/12/2001). Al doctor Oscar Uribe Villegas, filólogo-social, su generosa ayuda en la traducción. A mis amigos de Presencia Africana del Instituto de Ciencias Políticas de París, Francia, con quienes conversé largamente sobre las tradiciones africanas y que permitieron comprender, en lo posible, la atmósfera de la Antología. A Maurice Senghor, director del Teatro Sorano, del Senegal, con quien conocí el ballet del Senegal, en Francia y en México. Gracias también, a mi solidaria amiga, Araceli Díaz de Cuevas, que ha tenido la paciencia de pasar en limpio, una y otra vez, los originales, así como a Santiago Romero e Isaura Morales quienes me ayudaron a completar la última versión y a Ana Cristina Fragoso en el diseño. Julio César Schara



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INTRODUCCIÓN Estos catorce poetas León G. Damas, Gilbert Gratiant, Etienne Lero, Aimé Césaire, Guy Tirolien, León Laleau, Jacques Roumain, Jean F. Briere, Rene Belance, Biraco Diop, Léopold Sédar Senghor, David Diop, Jean-Joseph Rabearivelo, Jacques Rabemanjara, Flavien Ranaivo, pertenecen a diferentes regiones: el Caribe Latinoamericano, África Negra, y Madagascar, países colonizados en lengua francesa y que ahora se expresan en la misma lengua con una expresión vanguardista en la literatura, esto es, el simbolismo y surrealismo que fueron importantes corrientes estéticas en el arte y la literatura de la posguerra en Europa. Se trata de la inteligencia ilustrada de la negritud que se educó en liceos y universidades francesas, y formaron parte importante de todos los movimientos de liberación africanos que se produjeron en la posguerra, en diferentes etapas, y con diferentes banderas políticas e ideológicas. África representa en el momento actual, un continente cuya economía ha sobrepasado todas las expectativas que sobre ella teníamos, sobre todo a fines y principios del siglo XX. La Economía de África se basa en el comercio, la industria, y los recursos naturales. Aproximadamente, 1,111 miles de millones de personas habitan en 54 países diferentes... El mayor contraste en términos de desarrollo ha sido entre África y la economía de Europa. El African Economic Outlook destaca el hecho de que el comercio entre África y China se ha multiplicado por 10 desde 2001, con un montante de 7.000 millones de euros (alrededor de 10.000 millones de dólares) en 2008. Las economías de China e India han crecido rápidamente, mientras latinoamérica ha experimentado un crecimiento moderado, obteniendo millones por encima de la mera supervivencia... Año tras año, ha habido muchos intentos infructuosos de mejorar economías a escala nacional en diferentes países, de hecho, los datos más recientes sugieren mejoras en algunas partes del continente que experimentan un crecimiento por encima de la media. Según el banco mundial, los países subsaharianos han crecido a tasas parecidas a la media mundial.

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Las economías que más deprisa han crecido han sido las de Mauritania con un crecimiento del 19,8%, Angola con un 17,6%, Sudán con un 9,6%, Mozambique con un 7,9% y Malaui con un 7,8%. Muchas agencias internacionales están confirmando su interés en estas nuevas y emergentes economías, especialmente en un momento de crisis financiera mundial como la actual crisis financiera. (África francófona, 2016) El bono del crecimiento demográfico de África y el crecimiento de las economías, sobre todo de África Central, son un mercado potencial que Latinoamérica y, sobre todo México, debiera interactuar, pues las crisis reiteradas de la economía americana seguirán creando en el futuro mayores turbulencias en la economía nacional, por lo que África y Asia se podrían convertir en socios prioritarios para el comercio, intercambio de bienes, y de ciencia y tecnología. Desde que llegué de Europa y Centroamérica en el año 90 propuse a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ); universidad a la he dedicado casi los últimos 25 años de mi actividad académica; la creación del centro de estudios multidisciplinarios sobre África y Madagascar. Los especialistas y biografías del tema son escasos, el libro de Gonzalo Aguirre Beltrán (1908-1996) “La población negra de México” publicado en el año de 1946 ha tenido pocas reediciones, y los trabajos de la extensa bibliografía de Luz María Martínez Montiel, sobre la Tercera Raíz han quedado para consulta en el medio académico. En fin, me queda la esperanza de que la inercia de la economía mundial nos llevará a volver los ojos a África, que constituye parte consustancial de nuestras historias, mestizaje y luchas por el desarrollo de equidad y la paz justa. Aunque estoy al término del viaje, mi convicción sobre el futuro de los estudios africanos seguirá siendo la misma. Mi primer contacto con la cultura africana lo tuve a principios de los años setenta cuando conocí, en el Instituto de Ciencias Políticas, de París, Francia, en una conferencia, a Lépold Sédar Sanghor, Presidente de Senegal (1960-1980), y en aquel entonces lo que fuera la recien publicada antología de poemas, , que ahora, después de tantos años, finalmente hemos podido publicar. En años anteriores enfrentamos los problemas de derecho de autor con Prensa Universitaria de Francia (PUF), que a pesar de haberme sido otorgados los derechos por el propio Senghor, no habíamos logrado

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hacerlo. Cincuenta años después de publicada la antología en París, lo hacemos; y en un esfuerzo sin precedentes, la distribución será gratuita para nuestros centros de estudio y especialistas, esperando con ello no cometer ningún delito. Senghor me puso también en contacto con el grupo de Presencia Africana, que tenían una revista sobre los diferentes asuntos sociales del proceso de descolonización, se incluían, además arte y literatura del continente; por aquellos años conocí a los directores del ballet del Senegal, Maurice y Amadú Senghor, a quienes invité a México. Algo esencial surgió de mi contacto con Presencia Africana, ver por primera vez que los cientos de lenguas, dialectos y regiones tan complejas, que iban del desierto del Sahara al Río Niger, y a las tierras de los codiciados brillantes de Sudáfrica, constituían un mundo inabarcable de gran inmensidad y heterogeneidad, imposibles de abarcar. Así mismo los movimientos de liberación partían de toda clase de convicciones políticas diferenciadas, que también algunos países como Guinea Bissau, estaban comprometidos con la revolución socialista, Amilcar Cabral, Patricio Lumumba, y Nelson Mandela hacían un abanico imposible de definir y más de conocer. Invité a Sara Maldoror, cineasta africana, a Panamá para convencer al Torrijos de hacer una película sobre Amilcar Cabral, película que nunca se pudo filmar. Así pues, mi relación con África renacía con los Congos de Colón, en Panamá; con Limón y Guanacaste, en Costa Rica; y en las riveras del rio Papaloapan, Oaxaca: Acatlán, Cosolapa, Tuxtepec y Loma Bonita, naciones donde la presencia de los afrodescendientes es muy visible y lugares en los cuales también viví y trabajé durante algunos años. Finalmente mis diálogos africanos se vieron enriquecidos con los trabajos de la Doctora Luz María Martínez Montiel, brillante antropóloga que ha dedicado su vida al rescate de la memoria, de lo que se conoce, gracias a ella y a la UNESCO, como la Tercera raíz. Diálogos suspendidos por mi exilio voluntario a la región del bajío. Así pues, esta África multidimensional, que hace poesía, cantos y danzas, revoluciones, independencias, que además tiene en su haber: tiranos, libertadores, y poetas, tales como Zamora Machel, quien también fuera, como Senghor, presidente y poeta. No podía dejar pasar en limpio mis pendientes existenciales, sin antes poder cumplir con mi palabra empeñada, hace ya tantos años con el poeta Senghor, de publicar esta antología.

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En la introducción de esta antología, se publica un artículo del filósofo francés, Jean Paul Sartre (1905-1980), publicado en ACADEMUS I, suplemento de Derecho, pensador que influyó en la vida intelectual de Europa y América Latina en la pos guerra y que se hiciera famoso por renunciar al premio nobel de literatura. Los textos de Jean Paul Sartre se dedican a la poesía de Aimé Césaire y Etienne Lero, aluden a la importancia que tuvieron los grandes poetas africanos, en lengua francesa, al interpelar a la sociedad colonialista; esto es, a sus opresores, expresando su historia, su revolución, sus luchas por la libertad y la autodeterminación soberana de sus naciones. Lo van a hacer en el lenguaje de la poesía moderna (el simbolismo) que Verlaine y Rimbaud a fines del siglo XIX y principios del XX fundan en París. El movimiento simbolista de la literatura tuvo su analogía con la pintura impresionista primero, geometrista y surrealista después, en el siglo XX. Octavio Paz en los años cincuenta, del siglo pasado, inaugura también la modernidad literaria con su poema: Piedra de Sol. El lenguaje de los dos grandes poetas de los cuales se ocupa Sartre en la introducción recobran esa misma vanguardia simbolista de la cultura francesa y con ello su herencia colonialista. Es la misma tradición cultural y política del régimen francés que inició la repartición de África en el siglo XIX. Francia tuvo varias posesiones coloniales, en varias formas, desde comienzos del siglo XVII hasta los años 1960. En su punto más alto, entre 1919 y 1939, el segundo Imperio colonial francés se extendía por más de 12.898.000 km² de tierra. Incluyendo la Francia metropolitana, el área total de tierra bajo soberanía francesa alcanzaba 13.000.000 km² en los años veinte y treinta, lo cual es el 8,7% del área terrestre del mundo. Los remanentes de este gran imperio son cientos de islas y archipiélagos localizados en el Atlántico norte, el Caribe, el océano Índico, el Pacífico Sur, el Pacífico Norte y el océano Antártico, así como también un territorio continental en América del Sur, totalizando juntas 123.150 km², lo cual representa tan solo el 1% del área del Imperio colonial francés anterior a 1939, con 2.543.000 personas viviendo en ellas en 2006. Todas estas gozan de representación política total a nivel nacional, así como también varían los grados de autonomía legislativa y algunas: Guyana Francesa, Guadalupe, Martinica,

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Mayotte, Reunión, San Martín, San Pedro, Miquelón y San Bartolomé forman parte de la región ultraperiférica de la Unión Europea y tienen como moneda el euro. Nueva Caledonia, la Polinesia francesa y Wallis y Futuna: están fuera de la Unión Europea y del euro. Éstas usan como moneda el franco...” Wikipedia, Imperio Colonial Francés. (2016) La colonización francesa en los vastos territorios africanos, tuvo desenlaces muy complejos que se iniciaron con la liberación de Argelia. El África francófona, se puede sintetizar de la siguiente manera: Para ser miembro de la Organización Internacional de la Francofonía no es necesario que el francés sea el idioma principal o que sea comprensible [...]Argelia, una de las antiguas colonias francesas rechazó unirse a la organización por las tensiones políticas con el gobierno francés. Wikipedia, África francófona (2016) Países africanos por número de francoparlantes: Según el informe de la OIF de 2007, los países africanos con más de 5 millones de francófonos son: 2, República Democrática del Congo24.320.000 como primera y segunda lengua, Argelia (país no miembro) 19 millones, Costa de Marfil: 12,740,000, Marruecos: 10,131,000, Camerún: 7,343,400, Túnez: 6,360,000, Guinea: 6 millones. Países africanos con el mayor porcentaje de francoparlantes: En cuanto a los porcentajes por habitantes cuyo idioma es el francés, un informe de 2007 revela que: Francia: Departamento de ultramar Reunión: 94.5% como primer y segundo idioma, Colectividad de ultramar de Mayotte: 59%9, Gabón: 80%, Islas Mauricio: 72.7%, Costa de Marfil: 70%, Santo Tomé y Príncipe: 65%, Túnez: 63.6%, Guinea: 63.2%, Seychelles: 60%, República del Congo: 60%, Guinea Ecuatorial: 60%, Argelia: 57%8.”

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El proceso de descolonización de los países africanos, un continente pleno de riquezas que constituye la principal reserva de la biosfera universal, tuvo sus grandes líderes: Mandela, Patricio Lumumba, Zamora Machel, etcétera; así como grandes teóricos como Franz Fanon, quienes fueron apoyados, entre otros por Fidel Castro, lo que actualizó la crisis de los misiles y endureció las relaciones norte-sur en la guerra fría, durante los años sesenta. La antología de la poesía negra y malgache que reunió Léopold Sédar Senghor, forma parte del patrimonio de la literatura africana escrita en francés que, por aquel entonces era la lengua franca y dominante en grandes extensiones y naciones de África, lo que ha resultado como la Organización Internacional de la Francofonía, descrita más arriba. Los poemas de la antología traducidos en este espacio son la voz, de los sin voz, de los oprimidos, de los colonizados, que utilizan la lengua del poder; así como ahora el inglés es la lengua hegemónica universal por excelencia, el francés lo fue en el continente africano y esa es la razón por la cual los poetas de la África francesa van a emplear la lengua del opresor, como asegura Sartre (1948, IX) en este texto: “el negro representa el trabajo, y el blanco el capital…”, y hacer literatura poética en francés y de vanguardia significaba ser leído, escuchado, visto por primera vez por los que ostentaban el poder cultural del colonialismo africano, que no era otra cosa que la expoliación, saqueo de las riquezas originarias para utilidad de la sociedad colonial de la época. Hay que añadir a ello las bestiales formas de discriminación, esclavitud y pobreza en que mantenían a la mayoría de las naciones africanas. La historia de la colonización se inició, cuando: …durante la Repartición de África, en medio del período conocido como Nuevo Imperialismo, durante la segunda mitad del siglo XIX. Tras la Primera Guerra Mundial, los movimientos independentistas africanos tomaron relevancia, que culminaría en el proceso de descolonización. En algunos países la independencia se obtuvo de forma pacífica, mientras que en otros se consiguió mediante el uso de las armas. Entre estos últimos, la Guerra de Independencia de Argelia (19541962) y la Guerra colonial portuguesa (1961-1975) fueron las más violentas En 1959, la Unión Francesa se convirtió en la Comunidad Francesa, con la notable excepción de Guinea, la cual decidió

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su independencia en un referéndum; dos años más tarde, todas las colonias francesas se independizaron. La descolonización, sin embargo, no ha acabado, ya que el Sáhara Occidental sigue bajo administración colonial española de jure, e invadido por Marruecos en virtud de los ilegalizados Acuerdos de Madrid Wikipedia, Descolonzación de África. (2016) El ensayo de Jean Paul Sartre, en esta antología, emplea el método dialéctico de la ortodoxia marxista, que era el canon de la época para los análisis sociales, culturales y político-económicos de la posguerra europea. Con el neo marxismo se podrían hacer otras lecturas posmodernas de la literatura escrita en francés, por los escritores revolucionarios de África que, junto a la literatura, organizaron movimientos culturales contestatarios, para luchar por la independencia de sus naciones.

Julio César Schara San Juan del Rio, Querétaro Primavera 2017

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Guyana

Leรณn G. Damas



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VINIERON ESTA NOCHE Vinieron esta noche Donde el tam Tam Retumba de ritmo En ritmo El frenesí De los ojos, El frenesí De las manos, El frenesí De los estatuarios Pies… Desde entonces, Cuantos como yo Han muerto Desde que llegaron esta noche Donde el tam Tam Retumba De ritmo En ritmo El frenesí De los ojos El frenesí De las manos, El frenesí De los estatuarios Pies -pigmentos-

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A LA MEMORIA DE G.M. Sostenido al deseo del ayer insatisfecho Donde viene el incienso esporádico testarudo La marea baja Pleno vuelo de flamencos Y la voz del faro a la distancia Más fuerte que el incendio Crepuscular Sobre los mangles Largo tiempo tus manos a todo pulmón rompieron Todos los cálculos Todas las horas que están en mí Al fin de las cuales quedamos Como dos limones Exprimidos Contra el exagerado Servilismo de la arena De los almendros de Los arcos De los mosquitos de los sapos-bueyes De las luciérnagas que no comprendían La evidencia De mis años de esfuerzo En el grueso vertical De todas las torres eiffels -Pigmentos-

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POSICIÓN

Para J.D.

Los días mismos han tomado la forma De las máscaras Africanas Indiferentes a toda profanación De cal viva Que inciensa Un piano repitiendo la cancioncilla De un claro de luna o suspiros Toda medida Donde el floral Góndolas Y etcétera

-Pigmentos-

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FILA INDIA Y los cascos De las bestias De carga Que martillean en Europa -el alba indecisa aúnMe recuerdan La extraña abnegación De las ordenanzas matinales A pleno ritmo En las Antillas… Las cadenas De las cargadoras En fila india Me recuerdan Los cascos De las bestias De carga Que martillean en Europa -al alba, indecisa, aún. -pigmentos-

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LIMBO

Para R.P.

Devuélveme Mis muñecas negras… ¡que ellas disipen la imagen De las pálidas vendedoras de amor Que van y vienen por las calles De mi aburrimiento! Devuélvanme Mis muñecas negras Aquellas que disipan La imagen sempiterna La alucinante imagen De apilados fantoches [se apilan por las nalgas] Y cuyo vientre lleva A la nariz, “Miseria”. ¡Misericordia! ¡Denme Esta ilusión: La de no contener La necesidad dispersa De misericordias que roncan Bajo el desdén inconsciente Del mundo! Devuélvanme Mis muñecas negras, Para jugar con ellas Los juegos ingenuos De mis instintos, Ocultos a la sombra De sus leyes… Y recobrar mi ánimo, Mi audacia; Mi sentirme yo-mismo: Yo mismo del que fui -ayer-,

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Cuando llegó la hora Del desarraigo. No medirán jamás el rencor de mi corazón. El ojo de mi desconfianza Se abrió Demasiado tarde. Han capturado el espacio Que era mío: La tradición, los días, la vida; La canción, el ritmo, el esfuerzo; El sendero, el agua, la choza; La tierra ahumada… gris La sabiduría, las palabras… el palabrerío; Los viejos, La cadencia, las manos; La miseria, las manos… El pisotear el suelo… Devuélvanme Mis muñecas negras Mis muñecas negras muñecas negras Negras.

-pigmentos-

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LLAMADO

Para R.D

Hay cosas que nunca He podido olvidar O todo lo recuerdo: Mi novatada en bambú, por cada mango caído, La indigestión por cualquier trozo De historia francesa Y la flauta -flauta de cañaQue toca sombríos aires de esclavo Mientras que en la sabana rumian los bueyes Apaciguadamente; Mientras que en torno Los zombis ruedan; Mientras que ellos [los patrones] De la fábrica eyaculan, El buen negro Echa sobre el catre diez o quince Horas de faena.

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LAMENTO NEGRO Me han devuelto A la vida Pesada y marchita: La libertad Es un dolor tremendo: Los días –hoySobre mí De algún “entonces”; Mis grandes ojos Que giran de rencor Y de vergüenza. Los días -inexorablemente tristesNo han cesado nunca De recordar Lo que fue; Mi vida trunca Mi embrutecimiento de entonces Continúa, Con impacto de cuerdas anudadas A calcinados cuerpos; Calcinados Del dedo gordo a la espalda; Calcinados… De carne muerta;… de tizones De rojo hierro… De unos brazos marcados Bajo el látigo Que se desata sobre el látigo Y hace que marchen Las plantaciones Empapadas de sangre: De mi sangre Que sangra el ingenio Mientras la pipa Del encomendero Se yergue contra el cielo.

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SALARIO Tengo la impresión de estar… ridículo [Con SUS zapatos; con SU smoking; Con SU pechera; SUS postizos cuellos; Con SUS impertinentes… ¡de bombín!] Tengo la impresión de estar ridículo Con los dedos gordos de mis pies, Que no están hechos, Para sudar, sin desnudarse, Desde el alba… hasta el anochecer; Con estas envolturas cual sudarios Que atan mis miembros Y quitan a mi cuerpo Esa belleza de su tapa-sexo. Tengo la impresión de estar ridículo Estando en sus salones, Imitando modales… suyos… Y sus caravanas… y sus formulismos… Y todas esas múltiples -esas superfluas- gesticulaciones. Tengo la impresión de estar ridículo Oyendo lo que cuentan Hasta que –en la tardeSirven un poco de agua Caliente Y blanduzcas galletas. Tengo la impresión de estar ridículo Con esas –SUS- teorías, Que condimentan Según necesidades y pasiones Suyos, Los de instintos suyos Que se abren En la noche, Por detrás de las puertas.

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Tengo la impresión de estar ridículo Entre ellos: Cómplice; Entre ellos, alcahuete; Entre ellos, Estrangulador cuyas manos enrojece -espantosamenteLa sangre de su civilización

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POR CIERTO Harto habré de estar -seguramenteAntes de que las cosas Tomen el aspecto De un queso podrido. Les pondré, entonces, mi pie Sobre su plato. O –mejor- simplemente Echaré mis manos a su cuello Por todas las jodas que me ponen En grandes letras Poniéndolo: “COLONIZACIÓN, CIVILIZACIÓN ASIMILACIÓN…” Y cosas… y más cosas… ¡como ésas! Pero –entre tantoUna vez,… y otra vez… Y muchas otras A mí me habrán de oír Que salgo Azotando la puerta.

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DEL BUEN VIVIR En casa –en mi casa, En mi tierraNo se bosteza Como en SU casa Con la mano en la boca, Disimulando el bostezo. Yo bostezo Sin tra-la-la’s Con el cuerpo estirado Sobre el perfume Que tortura la vida; Perfumes que me hirieron -con su hocico de perroEn el invierno; con su col que no llega a la tibieza, El agua de coco Que hacía “glú-glú” en mi vientre, Al despertar. Déjenme bostezar Así, Con esta mano Aquí, en mi corazón. Al recuerdo obsesivo De todo aquello a lo que un día Le di la espalda Y lo dejé detrás.

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HOY UN MENDIGO ME PIDIÓ CIEN PESOS Yo, también, un buen día, Yo, también He vestido Harapos de mendigo. Yo, también, Con los ojos Y la mano tendidos… A la puta miseria He mantenido. Yo, también He tenido HAMBRE En este –un maldito- país… Y he creído que podría Pedir “cien pesos, -por favorPara mi vientre… vacío”. Yo, también, Al final De eternos bulevares Llenos de polizontes, tuve Tuve que irme Con los ojos Y las manos… vacíos. Yo, también, he tenido HAMBRE… Y los ojos vacíos Y he creído poder Pedir “cien pesos…” Hasta el día En que ME HARTE De verlos GOZAR con mis harapos de mendigo Y de mirar a un negro Con los ojos… Y el vientre… VACÍOS.

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¡HIPO! Aun cuando tome siete tragos de agua De tres a cuatro veces cada veinticuatro horas Seguidas, Vuelvo a la infancia En un hipo Que sacude mi instinto De polizonte, de canalla. Desastre, ¡Háblame del desastre! ¡Háblame de él! Mi madre deseaba un hijo de buenos modales A la mesa: “Las manos, sobre la mesa! “el pan no se corta; Se rompe… el pan! “el pan… no se desperdicia el pan. El pan de Dios” “el pan, con el sudor de la frente ganado …de vuestro padre: El pan del pan” “Un hueso se come… Con mesura y discreción Debe ser sociable un estómago Y todo estómago sociable abtenerse de eruptar” “Un tenedor no es limpia-dientes” “Sonarse está prohibido” “Al ver Y conocer a todo mundo, mantenerse recto “Una nariz bien educada no toca el plato” “Y, por lo tanto… En nombre del Padre Del Hijo Del Espíritu Santo Al terminar las comidas” “y… además, y… además y… además”

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Desastre… ¡Háblame del desastre! ¡Háblame de él! Mi madre quería un hijo-memorándum “Si la lección de historia aún no has aprendido, No irás a misa El domingo… Con las ropas del domingo” “Este niño será la vergüenza de mi nombre; ¡Este hijo!... Será ¡nuestra maldición! “¡Cállate! “Te he dicho que debes hablar francés: El francés de Francia, El francés del francés; El francés-francés” ¡Desastre! ¡Háblame del desastre! ¡Háblame de él! Mi madre quería un hijo Hijo-de-su-madre “No saludaste a la vecina” “¿aún con zapatos sucios?” Y “que te vuelva a ver En la calle… Sobre la hierba O en la sabana A la sombra del monumento A los muertos… Jugando… Retozando Con ese otro al que aún no han bautizado” ¡Desastre! ¡Háblame del desastre! ¡Háblame de él!

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Mi madre quería un hijo muy do… Muy re… Muy mi… Muy fa… Muy ¡sol! Muy si… Muy do….: Do-re-mi-fa, … Sol-la-si ¡do!... “Y le recuerdo que no ha venido otra vez A la lección de violín” Un banjo… ¿Dices un banjo? ¿Cómo dices? Un banjo;… dicen bien: un banjo “No Señor, en esta casa no se admiten -lo debes de saberNi ban…

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NOCHE BLANCA Mis amigo, He bailado [bailado, como nunca mis ancestros, Los Galos] Tanto -¡tanto!- que tengo yo la sangre Girando aún… ¡a la vienesa! Mis amigos, He bailado. Valseé toda mi infancia, vagando Por danubios azules: Danubio blanco, Danubio rojo, Danubio verde, Danubio rosado, Danubio azul, blanco, rojo, verde, rosa… -según se quiera. Amigos míos, he bailado, y Valseé locamente [y hasta frecuentemente] He creído abrazar por el talle Al buen tío Gobineau O al buen primo Hitler O a ese buen ario Que su vejez masca En algún banco del parque. -pigmento-

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MARCA NEGRA fragmento

Estabas en el bar. Y yo -entre otros. En la misma pista encerada, Patinada de steps Y de stomps Y de slow y de swings; De sonidos; De cantos; Y de Blues Y en la mesa en que un blanco [de lentes] Se aburría Mientras leía el periódico [su diario] Te miraba Y te veía beber; Era un Canadian-Club Fascinado, tal vez. De pronto, tu mirada Se enfrentó con la mía. Entonces, tú y yo fuimos Un deseo insatisfecho, Tan solo fuimos eso Y yo no sé ya más… Al encuentro del otro vinimos En tanto que la orquesta Repetía Aquel “Esclavo soy” Ya no sé quién… Y fue el vértigo Atada a tus pasos… Atada a tus ojos… Atada a tu alma… ¡me dejé ir! Al ritmo de tu drama… Y me llegué a desear

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Me desee yo a mí misma Que el camino por recorrer Nos fuese Tan largo como el tiempo puesto. En vernos El uno al otro Cara cara y en la encrucijada… Rompiendo el espanto que nos dejaba mudos, Me dijiste Yo me río del azar pero no del destino -eso, nunca, jamásDe ese que desarrolla A su placer la cinta -el rollo de películaY todo está aquí esta noche La noche en que recuerdo Una vida anterior El áspero perfume del día En que, a pesar de lo prohibido -FUE AHORCADO ESTA MAÑANA AL ALBOREAR, UN NEGRO CULPABLE POR HABER QUERIDO FRANQUEAR LA LÍNEA. El amor se había prometido a sí mismo Nunca ser fiel a su deseo Y todo está aquí En la noche En la que nuestras vidas Ya no son paralelas. Atada a tus pasos; Atada a tus ojos; Atada a tu alma, ¡me dejé ir! Al ritmo de tu drama Entonces… Al caer del día Soleado del invierno

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Estuve -¿lo recuerdas?En la gran plaza -aquélla, la que lleva al Pozo de la Ciencia¿Lo recuerdas? Mucho tiempo después, De ti me hablaste: De tu infancia [un amago con la muerte]; De tu negarte a pronunciar palabra O bien gracias O bien amén O bien basta A los ángeles con flores blancas Que desfilaban en tu cabecera Que prometían a tu alma -y gratis- un lugar en el Cielo Me hablaste de ti; De tu convalecencia En el rincón –marcadaDe la duda y el miedo; De tus sentidos Cerrados Al sentido de la realidad: La realidad: De tu inseguridad De gozar plenamente Gozar intensamente Gozar; De todas esas sutilezas Que forman el alma Eufemísticamente “criolla” -He nacido- dijiste al finTodo al final del mundo Allí: Ente El Monte Tigre Y el Fuerte-Ceper que mira al Mar Pleno De sol…

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Orfeo Negro

Y de manglares… y de algas… A la hora en que la noche se derrumba Sin que alerte siquiera con “¡Cuidado! Al crepúsculo Y me hablaste: Del viejo Dégrad-des-Cannes, Testimonio De lo que fue el tiempo De los negreros; De las cáscaras de Rorotá Cuya agua Es, a la vista, bella, Y a la bebida, buena. Y –tambiénDe Montabo, la playa engalanada Y de Bourdá el feudo Del viejo jefe blanco [El del momento]; De Chatón, de gris-mourtuoria arena, Que ve cómo regresan -y no sin el mareo del Alta MarVioláceos, Desfigurados Llenos de aire, ya Inflados Los grandes-vientres, Cadáveres que lanza Chatón allá, En la Pascua Y en Pentecostés, Y a los que mansamente Gentilmente castiga Dios, que así los ahoga Por no haber ido a Misa En esos días de Pascua Y de Pentecostés, por no haber comulgado con Dios En esa Pascua y en ese Pentecostés Por haberse quedado ahí en Chatón, de farra… En Pascuas Y en Pentecostés. Y me hablaste –tambiénDe Buzarte Cuyas sombras refrescan

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Orfeo Negro

Cuyas sombras refrescan Las rocas que soportan Más de un amor ardiente El arco de los Almendros Que burla el niño perdido en su destreza de faro En Catayé donde se rompen la vanidad de los cometas De los Almendros Que no pueden dejar de hacerle Ojos dulces Al Cielo Del Dégrad nuevo; De la punta que lleva a Kourou, Donde el indio tuvo su pizca de venganza De la Bahía, con escombros De piraguas En la Plaza de los Palmitos A tu corazón muy cercano, -con todoNo llegaba El soplo del Orinoco mismo. Tu Orinoco A la mediocridad de esa suerte Adaptado: Pequeño-burgués, encrespado, Era tu alma tan solo de prestado; Tu cuerpo enrolado Tu corazón, suspirado. Y ¡nadie veía la planta marchitarse! Ni siquiera el mismo Ojo- de Todo-lo- Invisible Con su vestido blanco y largo, Acodado en el costado Caoba De tu cama. La cabeza, un instante perdida, En tus manos [piadosamente juntas] Rezabas, de rodillas, A la hora en que los niños se acuestan, y se duermen Sin moverse siquiera y sin decir palabra Tus noches agitaban anonadadas lecciones; Cabeceando

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Orfeo Negro

Te llenabas de deseos comprimidos Juego interrumpidos velados A la vista de la llave Por distracción dejada En la alacena Y al escoger cosas buenas en conserva: Gelatina de guayaba, Licor de Monbin Mangos de Julianas [bonitos, amarillos, en sazón]; Frutas; frutas cristalizadas; Galletas secas… y leche Y leche condensada Robada y –así- mejor al gusto Deseos comprimidos… La buena trampa por poner la Guofia [criminalmente culpable Por haber devorado Él sólo a pleno diente El pastel de Nanette, La buena vieja comerciante, Que lo había ofrecido, Gentilmente. Deseos comprimidos Las vacaciones siempre cercanas en Remire Donde hablaban los primos librementeel dialecto, Y escupían, tranquilos sin temor, en el suelo, Y silbaban una tonada, alegres Y que escapar dejaban francamente Un eructo y… otras cosas más sin temer de que fueran puestos a pan y agua ni puestos en encierro Deseos comprimidos

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Orfeo Negro

Gritos de alegría-falsa [otros dirían “de rabia”] Que dabas Hasta perder resuello Por la última paliza Que tu habías recibido De tu madre, ofuscada, Que te miraba, atenta, Y el malestar de todos Esos “bien-educados” Por haber atacado tu nariz Con un dedo Rápido y acertado En aquella merienda De Madame, la señora Directora De la Escuela de Niñas Deseos comprimidos La palabra sucia oída en algún sitio Y que un día Cual si nada Servirías en la mesa, A riesgo de que fueras Privado de tu postre Privado de salir O sin los diez centavos De domingo, Esos de la alcancía… Deseos comprimidos. Los que invadían tus noches Que agitaban Lecciones anonadadas cabeceando Y ese regusto fuerte de amragura Que deja en la boca al despertar una noche de Insomnio No lograban quitarlo ni lo tibio del sol Matutino

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Orfeo Negro

Que reanima -de nuevo- toda cosa Ni la volubilidad De las viejas desdentadas Que martilleando la acera del bienestar Al salir de la primera misa En que el dios del ayer Fue de nuevo alabado, Glorificado, orado Y cantado a voz baja Ni el olor rosa Del jardín, De las dalias, Que el rocío serpenteaba Ni los grito sabrosos de la calle Que daban Sed “la bié nan-nan Córóssol Papayé Cocó” Y la casa era triste Y baja; Flojamente, la vida iba desenvolviéndose Al borde de la calle Estrecha y silenciosa Que el ruido citadino Casi no atravesaba.

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Martinica

Gilbert Gratiant


Orfeo Negro

A los campos de la caña… -¿Dónde está tu mano? -Mamá, tenemos miedo… -¿Si tenemos que correr, mamá? -¿Si la tierra temblara, hijo mío? -¿La tierra puede temblar, mamá? -¡Pues sí! La tierra tiembla Como la piel de un buey malo ¡Qué le pica una avista! Y la tierra misma gime Ella se hiende, se abre Para que las gentes allí caigan Todos los hombres se arrodillan en la calle Para pedir a Dios ¡Ellos gritan Jesús María! Las estufas se voltean en las cocinas Sobre los pisos de madera, bajos los tablados, Bajo los cadáveres despedazados Toda la ciudad se incendia ¡Filas de casas se queman, Blup! Como una antorcha. Corriendo, el mar se aleja de la costa Y vuelve y sube hasta el fondo de las plantaciones A estregar lo que puede, Hasta el palacio del Gobernador Hasta la iglesia de Dios Que se aplastan Como castillos de naipes -¡Alumbra! Mamá Tenemos miedo -¿Si tenemos que correr, mamá? -Si se despertará el volcán hijo mío? -Lo que la madre vio, el hijo puede volver a ver: Un trueno se expande en el vientre de la tierra

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Orfeo Negro

Lejos, lejos, bajo los pies se oye ¡Boung! ¡Boum! Como el cañón del fuerte San-Luis Cuando el buque del Amiral Entra en la rada del Fuerte Royal Una lluvia de piedras cae Piedras que incendian los techados de paja Como los nuestros Una lluvia de cenizas cae Ellas cubren todo el país Como una gran colcha de algodón Lo cubren Todo alimento del hombre, Todo alimento de animal En el cielo los pájaros, los bueyes en las sabanas, En su casa los hombres. Casi entrelazados El agua es agua de cenizas El mar bulle como una ladera Los marinos mueren inflamados Un fuego sale de la garganta del monte Ya ha dejado de bullir San Pedro donde murió nuestro abuelo Con todos sus habitantes. Todos los hombres, todas las mujeres, Todos los niños, todos los animales. Nadie escapa… Un fuego sube hasta tres kilómetros en el cielo: Cuando retumba Al fondo de todas las murallas Funde los garrotes de hierro Para enlazarlos con los huesos de muertos… Es un pedazo de infierno Que se vuelca sobre nuestras cabezas Antes que podamos decir: Amén -¡Bajemos las persianas para guardarnos Del fuego del volcán! -Mamá, tenemos miedo.

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Orfeo Negro

-¿Si tenemos que correr, mamá? -¿Si los sombíes1 vienen, mis niños? -Sombíes, mamá. De verdad? -De verdad, de verdad, mi niño. Los muertos viajan, Cargando delanteras Caballos endiablados, Bueyes endiablados Arrastran cadenas. Hay sombíes que se parecen a una gran mujer Más bella que la luz de las estrellas sobre la tierra. Lleva largos cabellos rubios Y dos ojos que son redondas ágatas morenas Hay quien puede morir si la miran Mortal es su fealdad Los hay quien en lugar de cabeza tienen un plato plano Sin boca, sin nariz, sin ojos, Sin nada… Si lo sombíes os hablan, no respondan, Mis niños. Hay sepulturas que arden a los pies del calor de la luna -Pon la veladora para la virgen, Mamá, tenemos miedo… Estella, Noélise, tienen la protección de la madre, Mano ha venido a esconderse entre su falda. El pobre pequeño corazón de Armandina se agita como el de un cici, Mientras lloraba ninguno podía entenderle Pero Raque no lloraba Raque es una bella doncella que sabe muchas cosas. Raquel levanta la silla. Al fondo de ella misma ríe Antes de cerrar la puerta de su bella recámara Donde sola descansa la bella doncella Ella piensa: [Abriré, Por si mi amor viniese…] Diablo, espíritus, fantasmas. (N. del T.)

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Orfeo Negro

LA PEQUEÑA DONCELLA A las doncellas criollas: CAPRESES, rectas y provocantes; BEKÉES, de lirios y languidez altera; CHABINES alegres, llenas de sol; COULIES tan frágiles como sus rasgos indios; [BEL TI-NÉGRESSES] Firmes y sanas; MULATAS de grandes ojos, flexibles ramas de todo lo femenino posible Y AQUELLA QUE LAS RESUME A TODAS: A las doncellas nuestras, cada una apasionada y graciosa Que de la gran rivera a Santa Ana, y de la Caravela Al Fuerte de Francia, tuvieron entre sus dulces dedos Al pájaro que aquí les habla. Yo, pequeña niña, yo adoro toda flor: Las flores, que en el jardín de la casa crecen. Plenamente invadida por los bancos Stéphanotis1, Y vena cuan bellas Son las campanillas rojas De los lirios ligeros que el viento balancea Campanillas de la locura Mezclándose a las guirnaldas ¡A las hierbas plateadas! Me levanto En la mañana temprano, Desde mi recámara, veo Un sol todo de sangre Nuevo y elegante, que se levanta Al otro borde de la Martinica Detrás de los campos de caña Detrás del desorden de monos y montes Donde dominaba La montaña del Vauclin Parecida a un bicornio hecho de satín-violáceo Estoy solo en la galería Totalmente solo conmigo mismo. Baldosas blancas, baldosas negras Hacen un vasto tablero.

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Orfeo Negro

Dulce es la vida, Y bella en esta mañana, ¡la vida! Los colibríes están suspendidos al borde del jazmín de Arabia, Oigo a lo lejos un piano En una villa, Todo afable, todo dulcemente… Parece que es un “bello aire” de viejos tiempos O bien un romance de antaño… El río de agua clara corre entre las piedras Vengo a bañarme bajo los bambúes y las matas, Todo el mundo se ha ido Y solo me he quedado conmigo, solo. En la canción de amar-amarse, He aquí un placer bien inocente. Pensemos en quien me amó ayer, en la noche después del baile Y pensemos en los besos que en la noche de ayer se recibieron… Un viento fresco se levanta, Toda la alegría sale de la costa y de las olas. A fuerza de haber jugado y cantado en las hojas El viento retuvo la canción del follaje, Pasando la sabana, lleva gusto de guayaba, ”Desde lo bajo de la pendiente, él conoce mi presencia El mismo se detuvo cerca de las jeringuillas Con el fin de cubrirme, llegando cerca de mi El perfume que muy bien sabe prefiero La ventana está abierta Ven, amigo, Ven a decirme buenos días. Eres un enamorado exento de celos Puedes acariciarme, mi vestido es de bautista. Mis cabellos están deshechos, ven a jugar con mis rizos Dulce es tu mano tanto como la mano del recuerdo ¿Acaso no penetraste mis secretos más íntimos? Hemos comúnmente cambiado propósitos, tan a menudo dormiste, acostado cerca de mí Cuando hacía tanto calor Que una camisa simple no era lo suficientemente liviana Antes de irte Por un poco de fresco en toda la casa Frota al pasar

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Orfeo Negro

Con tus bellos brazos Que nadie ve El espacio de mármol donde Florencia pasó “A través de la ventana abierta Plena de sombra y de sol Tres vasijas de barro Y seis vasos de cristal.” Una rama de buganvilia sale del barandal Como un veloz amor por la persiana pasa, Pero la bella flor curiosa nada me robará Que él es dulce dirá: [No tengo en el fondo del corazón Ni pena, ni dolor, Nula la pena pasad] Pero podría tener entre mis ahumados dedos Alguna pequeña pena [Parecida a un pájaro que la resortera captura Y que quiere echarse a volar] La frescura de un gran baño que tomé esta mañana Conmigo se balancea al ritmo del arrullo Y me envuelve todo Así como el frescor del aire suspendido Encima de un sorbete hecho con bejucos de manzana Y a lo largo del día, como los niños canta A pesar de que pasó ya la edad en que jugabas, niñita, “Todos me decían bonita Hasta el espejo que me esperaba en mi cuarto [Cerca de la gran cama donde demasiado sola estoy Por las noches plenas de relámpagos]. Y mi espejo mismo Se revela amoroso de la “bel-ti-manmzell” Cuando lo miro dulcemente. Y le repito el nombre de quien más quisiera. Que él lo piense también en mí. Nadie me espera Pero sé bien que él sabe…” He desatado mi sandalia en el piso helado, Mi pierna está desnuda. Mi pie está desnudo Y este pie se dispone

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Orfeo Negro

Con bastante fuerza para romper la dalia Una mariposa frágil, Pero con bastante fuerza para balancear mi sueño En la dulce canción de cuna.

Orig. Fuerte de St. Etienne. Ciudad de Martinica (N. del T.)

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Orfeo Negro

¡LEVÁNTATE, JOSÉ! José, aquí tienes un sombrero Que el señor ya no ha de usar. ¡Tómalo! Pues te hará más atractivo En el pueblo, al bajar. ¡Merci, Madame! José, aquí hay unos centavos Por tu labor de ayer [ya los devolverás, En la tienda, al pagar] ¡Maitre… Merci… Monsieur! José, el domingo… es la elección. Debes participar ¿Qué te gusta mi ron? Esta, de cinco francos, Ha de ser para ti… Pues los negros ignoran Lo que es “ingratitud” ¡Gracias… Gracias, Señor! José, hago una colecta Para la virgen Pura… Tu eres buen cristiano, Y del infierno mismo He de salvarte yo. ¡Ay, Padre, Gracias, gracias! ¡José! ¡José! ¿No entiendes? ¿No te levantarás? La caridad es buena Solo para los perros. ¡! ¡José! ¡José! ¿No entiendes?

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Orfeo Negro

No habría campos de caña, Ni existirían castillos, Y no habría automóviles Señores y señoras Ni el “Padre” existiría… Si no hubiera José

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Martinica

Etienne Lero



Orfeo Negro

FUMEES… Se fue aquel día que el bosque en duelo Lloró lágrimas en olas En un gran ritmo de cosas heridas… Se fue Y desde entonces Su recuerdo flota, líquido y caprichoso Sobre vapor de oro Que el alma celosa de los viejos ciervos Olvidan en el bosque de la juventud soñada Un pastor Ha silbado al viento que jamás lo esperó Y la campanilla perdida De las cabras en el monte Se hizo un plañido Como la lejanía del viento en los taludes…

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Orfeo Negro

S.O.S. Que la noche muera sobre la ciudad Y sobre la oscura hazaña La comedia del corazón filmada Corazón simulacro del viaje Por lo que teme el paisaje Y que agota la imagen exclusiva Si el incendio estalla No hay salida de socorro Una oreja para la última llamada De quien burlando el peligro Toma el corazón prestado Nada es perdido Solo el don de la felicidad pueril

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Orfeo Negro

SOBRE LA PRADERA Sobre la pradera tres árboles toman el té Tus manos están escondidas Mis manos están escondidas Una sola boca y la hora del verano Déjame jugar el juego de lo acostumbrado Bello paquete con las líneas de mis manos.

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Orfeo Negro

GUÍA Guía siempre Yo solo no veo puntos Suficientes no es ceguera ni ilusión. “Señor siéntese usted René no va a venir Estoy sola y desnudo tú”.

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Orfeo Negro

LEJOS DE LAS VIDAS… Lejos de las vidas cuadrangulares El tiempo sopla en sus dedos Las semanas de cestas Y los pantalones de puntillas No se cierra el acordeón de los días Y los zapatos del viento Ya no empujan la puerta Hacia el que esperando está.

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Orfeo Negro

Y LOS DECLIVES… Y los declives de carne aprisionan El azar servil de los arcones de miel En la mañana comida de sudores No perdí sino mis pies inútiles al viaje En las estaciones del viento La cáscara envolvente de un navío sin olas Yo hablo con tu voz En la hora en que se obstruyen todos los caminos de arena En la hora en que indican los faros quemados del Sicómoro En la herida húmeda de un pájaro sin alas Se hunde el verano rompiendo los residuos.

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Orfeo Negro

PONER Pon bajo la silla los arillos Y las flores de la alfombra Y todos los racimos del ayer Para que el sudor de las brisas Y los muslos vegetales Y los rompe submarinos Sobrevivan al precipicio.

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Orfeo Negro

CASTAÑAS EN LAS PESTAÑAS Castañas en las pestañas de la corriente Con el lugar de las citas De bellas rocas insumergibles Desatar las escaleras de seda De una noche que lleva hacia las huellas de sangre El sable del rostro que amo En este brazo cabe un mundo Donde el sol de las carreteras llama hacia otra rivera Los presidiarios sin cuidado Las miradas donde el trueno se rehúsa a volver Botellas llenas del tiempo perdido El paisaje de las últimas luces Una garganta sobre los pilotes Los cabellos antiguos Alejan las ramas el fondo de los mares vacíos Donde tu cuerpo no es más que un recuerdo Donde la primavera se corta las uñas La hélice de tu sonrisa partiendo lejos Sobre las casas que no queremos.

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Martinica

Aimé Césaire



Orfeo Negro

CUADERNOS DEL RETORNO AL PAÍS NATAL Fragmentos

Los que no inventaron ni la pólvora ni la brújula Los que jamás supieron domar el vapor y la electricidad Los que no exploraron ni el mar ni el cielo Pero conocieron los mínimos rincones del país del sufrimiento Los que hicieron flexibles a las genuflexiones Los que fueron domesticados y cristianizados Los que fueron contaminados de bastardía tam-tams de manos vivas Tam-tams inundados de llagas sonoras Tam-tams burlescos de traición tabide Tierno amanecer caluroso y huidas ancestrales Por encima del borde mis riquezas peregrinas Por encima del borde mis falsedades auténticas ¿Pero qué extraño orgullo de pronto me ilumina? Que venga el colibrí Que venga el gavilán Que venga la brisa del horizonte Que venga el cinocéfalo Que venga el lobo portador del mundo, Que venga de los delfines una insurrección de perlas rompiendo La cáscara del mar Que venga un zambullido de islas Que venga la desaparición de los días de carne muerta En la cal viva de los rapaces Que vengan los ovarios del agua donde el futuro mueve su pequeña cabeza Que vengan los lobos que pastan en los orificios salvajes …del cuerpo a la hora en la que en el albergue Eclíptico se reencuentran mi luna y tu sol Hay un ratón que al oírlo se agita la vagina De mi vecina Hay bajo la reserva de mi óvulo un revolcadero

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Orfeo Negro

Hay mi sexo que es un veneno fermentado hacia las Orillas del polen Hay tus ojos que están bajo la piedra gris del día en Conglomerados trémulos de mariquitas Hay en la mirada del desorden esta golondrina de menta Y de retamas que al fondo siempre renacen al ras de Tú marea de luz Calma y acuña mi palabra de niño que no sabe que la Carta de primavera todo el tiempo se rehace Las hierbas se balancean para el ganado navío suave de la esperanza Su largo gesto de alcohol de oleaje Mi negritud no es una piedra, aturdida y precipitada contra el Clamor del día Mi negritud no es una nube de agua muerta sobre el ojo muerto De la tierra Mi negritud no es una torre ni una catedral Se hunde en la carne roja del suelo Se hunde en la carne ardiente del cielo Horada el abatimiento opaco de su recta paciencia ¡Eia por el Kaílcedrat roya! ¿Eia por los que nunca inventaron nada! ¡por los que jamás han explorado! ¡por los que jamás han dominado! Pero se abandonan, sabiamente, a la esencia de todas las cosas Ignorantes de las superficies pero embelesados por el movimiento De todas las cosas Despreocupados por dominar, pero jugando el juego del mundo Verdaderamente los hijos mayores del mundo Porosos a todos los vientos del mundo Aire fraterno de todos los vientos del mundo Cama sin drenaje de todas las aguas del mundo Chispa del fuego sagrado del mundo ¡Carne de la carne del mundo palpitante del movimiento mismo del Mundo! Tierno pequeño amanecer de virtudes ancestrales

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Orfeo Negro

¡Sangre! ¡Sangre! Toda nuestra sangre estremecida por el corazón macizo del sol Ellos que saben lo femenino de la luna y su cuerpo de aceite La exaltación reconciliada del antílope y la estrella ¡ellos cuya supervivencia camina en la germinación de la hierba! ¿Eia perfecto círculo del mundo y cerrada concordancia! Escuchan el mundo blanco Horriblemente cansados de su esfuerzo inmenso Sus articulaciones rebeldes crujen bajo las estrellas duras Sus rayos de acero azul taladrando la carne mística Escucha sus victorias prodigiosas trompetear sus derrotas Escucha sus coartadas grandiosas torpemente tropezar ¡Piedad para los vencedores omniscientes e ingenuos! Eia por los que jamás inventaron nada Por los que jamás exploraron nada Por los que jamás dominaron nada Eia por la alegría Eia por el amor Eia por el dolor aún peor que lágrimas encarnadas Y he aquí el final de este pequeño amanecer mi plegaria viril Que ya no escucha ni las risas ni los gritos, Los ojos fijos en esta ciudad que yo prefiero, bella Denme la fe salvaje del hechicero Denle a mis manos poder modelar Denle a mi alma el temple de la espada No huyo, hago de mi cabeza una cabeza de proa Y de mí mismo, de mi corazón, no hago ni un padre, ni un hermano Ni un hijo, pero sí el padre, sí el hermano, sí el hijo Ni siquiera un esposo, pero sí el amante de este pueblo único. ¡Háganme rebelde a toda vanidad, pero dócil a su genio Como puno al alargar el brazo! Háganme comisario de su sangre Háganme depositario de su resentimiento Hagan de mí un hombre de terminación Hagan de mí un hombre de iniciación Hagan de mí un hombre de regazo Pero háganme también un hombre de cimientos

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Orfeo Negro

Hagan de mí el ejecutor de sus obras altas Llegó el tiempo de ceñirse los testículos como un hombre valiente Pero al hacerlo ¡Ay mi corazón!; presérvame de todo odio No hagan de mí un hombre de odio para el que sólo exista el odio Para contenerme en esta raza única Saben por tanto de mi amor tiránico Saben que no es este momento de odio a otras razas Y que exijo el orgullo para esta raza única Que lo que yo quiero Es para la familia universal Para la sed universal Estimarla libre por fin De producir su intimidad cerrada a La suculencia de sus frutas ¡Y vean el árbol de nuestras manos! Ellas guían para todos, las hémidas insertadas en su tronco Donde la tierra traja para todos ¡Y embriaga con sus ramas precipitaciones perfumadas! Pero antes de abordar a sus futuros vergeles Denme los méritos sobre la cintura del mar Denme mi corazón que espera en tierra Denme sobre el océano estéril Por donde alcance la mano la promesa de tus muros Denme sobre este océano diverso La obstinación de la soberbia piragua Con su valor marino. He aquí avanzando por la escalada y cayendo sobre las olas pulverizado He aquí bailando la danza sagrada delante de la grisácea aldea He aquí bramando por un tardado vértigo He aquí el galope lento hasta la indecisión de los monos Y he aquí por veinte veces una labor vigorosa del Zagual Forzando el agua La piragua se encabrita bajo el asalto de la ola, Desvía un instante, Procura fluir, pero la caricia ruda que la pagaya vira, Ahora se oscurece, un estremecimiento recorre el espinazo de la ola

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Orfeo Negro

El mar bravo y grande La piragua como un trineo corre sobre la arena. ¡Al fin de este pequeño amanecer, mi oración viril: Denme los músculos de esta piragua sobre el mar desmontado Y la alegría convincente de la calma de las buenas nuevas!...

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Orfeo Negro

AVISO DE TIROS El velo de mis párpados deslizándose en el empedrado pesado De mis ojos de antes tierra Yo espero al borde del mundo los viajeros que no vendrán Denme La leche de la infancia, los panes de lluvia La harina de media noche y de boabab1 Mis manos picadas en las selvas de astros de espumas recogidas Desechas antes de tiempo El cuerpo de los cerrojos Y la brillante geometría de los trigonocéfalos Para mi cadena de carga hundida Para mis seis árboles gigantes de Tasmania Para mi castillo de cabezas en Papouasie Para mis auroras boreales mis hermanas mis buenas amigas Para mi amiga mi mujer mi otario A todas mis amistades maravillosas, mis amigas, mi amor Mi muerte, mi calma, mis cóleras Mis ritmos lunares Mis galgos Mis sienes malditas Y las minas de radio enterradas en el abismo de mis inocencias Saltaron en granos En el comedero de los pájaros Y en el estero de estrella Será el nombre común de la madera quemada Recogida en los aluviones de las venas cantadas de noche Al 61-avo. Minuto de la última hora La bailarina invisible ejecutará tiros al corazón A las balas rojas de infierno y de flores por la primera vez A la derecha los días sin carne sin ojos sin desconfianza sin lagos A la izquierda los fuegos en posición de los días cortados y de las avalanchas El pabellón de fimosis de dientes blancos del Vómito-Negro2 será izado durante la duración ilimitada del fuego bramando la fraternidad. [Las armas milagrosas]

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Árbol africano. (N. del T.) En español en el original. (N. del T.)

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Orfeo Negro

SOL SERPEANTE Sol serpeante ojo fascinado mi ojo Y el mar infestado de islas crujiendo en los dedos de rosas Lanza-llamas y mi cuerpo intacto de fulminar El agua levanta los esqueletos de la luz perdidos en el pasillo sin pompa Los torbellinos de hielo aureolan el corazón humeante de los cuervos Nuestros corazones Es la voz de los rayos amenazadores girando en sus goznes de lagartos Transmisión de anolis en el paisaje de vidrios rotos Son las flores vampiros montando al relevo de las orquídeas Elixir del fuego central Fuego justo fuego manglar de noche cubierto de abejas Mi deseo una hazaña de tigres sorprendiendo a los azufres Pero el despertar se aurea en los yacimientos infantiles Y mi cuerpo de guijarro comiendo pescado comiendo Palomas y sueños El azúcar de la palabra Brasil está al fondo del pantano.

[Las armas milagrosas]

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Orfeo Negro

LOS CALABOZOS DEL MAR Y DEL DILUVIO Día a día de Nueva York y de la Soukala Me recomiendo a ustedes A vosotros no seréis más el absurdo juego de la esfinge De cabeza muerta y de eczema rebelde Y el día muy simplemente el día Quitarse los guantes Sus guantes de viento azul de leche cruda de sales fuertes Sus guantes de descanso de huevo escualo y de incendio de paja negra Sequedad Sequedad No podrá nada contra mis glándulas acuíferas El ballet químico de tierras extrañas El polvo de los ojos finalmente molido bajo el bastón Las gaviotas inmovilizadas tatuadas de fósiles y de agua Hacen inalterable aleación de mi sueño sin hora Si otra hora que el apaciguamiento del géiser del árbol del silencio Sin otra hora que la catástrofe fraternal de los cabellos De hipocampo y de Campeche Sin otra hora que mis ojos de sisal y de tela de araña Mis ojos de clave del mundo y de trozos del día Donde cuelgan la fiebre montada en 300,000 luciérnagas Sin otra hora que los cuchillos de jets del sol lanzados a todo vuelo Alrededor del cuello de los climas Sin otra hora que los pájaro que picotean el saetín del cielo Para apaciguar su sed-de-dormir-en-el-diluvio Sin otra hora que le inconsolable pájaro sangre que espera Prendido a la agricultura de tus ojos que deshacen el buen tiempo Sin otra hora que la voz fabulosa de los bosques que inflan Súbitamente sus velos en las carreras del pantano y del coke Sin otra hora que le estío de las lunaciones en el cerebro Compatible de pueblos nutridos de insultos milenarios Sin otra hora ¡Oh! Sin otra hora que tu flema tauro incorruptible salubre y mortal Que jamás niega su nombre

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Orfeo Negro

Que jamás se despierten los ruiseñores de mi corteza Espiga y novena del desastre verdadero Mujer Que en sus labios al beber acuñan el palanquín de los calabozos del mar.

[Las armas milagrosas]

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Orfeo Negro

LA MUJER Y EL CUCHILLO Carne rica a los dientes viruta de carne segura Vuela en astillas de día en astillas de noche en besos de viento En trabas de luz en popa de silencio Vuelen enmarañamientos acosados encumas de la carne sobria vuela Vuela en zapatos de niño en jet de plata Vuelen y desafíen a los catafractarios de la noche montados en sus Onagros Tus pájaros Tu sangre ¿quién dijo que no estaríamos aquí? ¿No está aquí mi corazón sin márgenes Mi corazón-sin-remordimiento mi corazón al fondo perdido Y en los altos montes la lluvia soberano? Nombres joyas sagradas nieves eternas hielos torneados Hay en pleno de lunes en las estaciones con corazón de pan y de clarín Los altos hornos de la huelga y de la imposibilidad emitiendo La saliva de las balas de los orfeones de las mitras de los candelabros O pandanus mudo poblado de inmigraciones O nidos azules o plegarias primarias o mi madre o pistas Y el corazón salpicado salvaje El más grande de los escalofríos está aún por florecer fútilmente.

[Las armas milagrosas]

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Orfeo Negro

Y LOS PERROS SE CALLABAN fragmento

El rebelde Mujer, ten cuidado, hay un bello país que pudrieron de Larvas desvergonzadas fuera de estación Un mundo de brillo de flores ensuciando por viejos afiches Una casa de tejas rotas de hojas arrancadas in tempestad. No todavía Yo o volveré sino impotente El amor brillará en nuestros ojos de granja incendiada Como un pájaro ebrio Un pelotón de ejecución No todavía No todavía No volveré sino con mi buen botín de contrabando El amor viviendo herbazal de trigo de saltamontes de olas De diluvios de silbidos de braceros de signos de bosques de agua De césped de agua de tropel de agua; El amor espacio de llamas de instantes de colmenas de amapolas De matitas proféticas de cifras proféticas de climas El coro Interrumpidos mis dulces cánticos Sangres esparcidas mi tibia piel Las masacres, mis masacres, los humos, mis humos hacen una Ruta poco límpida de chorros de agua lanzados por el Respiradero del incedio. El rebelde Árame, árame, grito armado de mi pueblo Áram jabalí y písame hasta Quebrar mi corazón hasta el estallido de mis venas Hasta la queja de mis huesos en la medianoche de mi carne… La madre ¡Mi hijo!

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Orfeo Negro

El rebelde Un minuto demasiado pesado o demasiado bello pesa sobre mí Desde hace largo tiempo. Primera voz tentadora Yo soy la hora roja, la hora desatadamente roja. Segunda voz tentadora Yo soy la hora de las nostalgias, la hora delos milagros El rebelde A las mujeres desde hace tiempo yo no les hablo sino a las más ebrias A la más bella La madre [se desvela] Y la más infeliz está a tus pies El rebelde ¿A mis pies? Yo no hablo desde hace mucho tiempo sino a aquella que hace Que la noche sea viviente y el día frondoso La mitad del coro La que hace… El rebelde Que el pedernal es imperdonable. Mujer que se acuesta mujer sin encuentro ¿Qué tenemos que decirnos? A la hora roja de los tiburones a la hora roja de nostalgias A la hora roja de los milagros, yo he concentrado la libertad Y la muerte no era rabiosa sino dulce Con manos de palisandro1 y de muchacha núbil

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Orfeo Negro

El rebelde ¿Quién es la que me desconcierta en el umbral del reposo? Ah, te hacía falta un hijo traicionado y vendido… Y tú me has elegido… Gracias. La madre ¡Mi hijo! El rebelde Y hacía falta también a los que te han enviado, ellos Necesitaban más que mi derrota, más que mi pecho que se rompe Ellos necesitaban mi sí… y tú me has elegido… Gracias. La madre Voltea la cabeza y mírame El rebelde Mi amiga mi amiga. No es mi culpa ni por el tufo del fondo del tiempo, más rojo Que ni éste mío negro foscu, me sube y me colorea y me Cubren de vergüenza de loas años, el rojo de los años y la Intemperie de los días La lluvia de los días de pacotilla La insolencia de los días de saltamontes El alarido de los días de dogos con hocicos más barnizado que la sal Estoy listo Sonoro a todos los vientos y pleno de confluencias He tenido mi piel negra como una piel de asno. La madre Corazón lleno de combate, corazón sin leche El rebelde Madre sin fe.

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Orfeo Negro

La madre Mi niño… dame la mano… deja crecer en mi mano Tu mano devuelta a la sencillez El rebelde El tam-tam jadea, el tam-tam eructa, el tam-tam escupe Saltamontes de fuego y de sangre, mi mano también está plena de sangre La madre [asustada] Tus ojos están plenos de sangre. El rebelde No soy un corazón árido. No soy un corazón sin piedad. Soy un hombre de ser dueña que circula loca alrededor de mares Envenenados. La madre No… en el desierto salado ninguna estrella sino la horca de revoltosos Y miembros negros en los colmillos del viento. El rebelde [Burlándose] Ah, Ah, que revancha para los blancos. El mar indócil… Galimatías de los signos… el hambre… la desesperación… Pero no, te habrán mentido, y el mar es hojarasca, Leo desde lo alto de mi cima Un país magnífico, pleno de sol… de loros… De frutas… de agua dulce… con árboles de pan. La madre …un desierto de hormigón, de alcanfor, de acero, De añicos, de pantanos desinfectados, Un lugar pesado minado con ojos de llamas y de hongos…

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Orfeo Negro

El rebelde Un país de asas de palmas de pantano… un país de mano abierta… La madre Vea, él no obedece… él no renuncia a su venganza mala… Él no se desarma. El rebelde [duro] Mi apellido: ofendido; mi nombre: humillado; Mi estado: revuelto; mi edad: la edad de la piedra La madre Mi raza: la raza humana. Mi religión: la fraternidad… El rebelde Mi raza: la raza caída. Mi religión… Pero no son ustedes quienes la preparan con su desarme… Soy yo con mi revuelta y mis pobres puños cerrados y Mi cabeza hirsuta. [con mucha calma Yo me acuerdo de un día de noviembre; no tenía aún seis meses Y el amo entró en la choza fuliginosa como una Luna rojiza, y tanteaba mis pequeños miembros musculosos, Era un buen amo, sus dedos gordos acariciaban Pequeño rostro lleno de hoyuelos. Sus ojos azules Reían y su boca jugueteaba cosas azucaradas: Será un buen ejemplar, dijo él mirándome, Y decía otras cosas amables el amo, Que era preciso empezar pronto, Que no eran demasiados veinte años para hacer un buen cristiano Y un buen esclavo, buen sujeto y buen fiel, Un buen guarda-chusma para el comendero. Ojo vivo y brazo firme. Y ese hombre especulaba sobre la cuna del hijo Una cuna de guarda-chusma.

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Orfeo Negro

La madre ¡Desgracia! Tú morirás. El rebelde Muerto… Lo maté con mis propias manos… Sí: de muerte fecunda y abundante… Era la noche. Nos arrastramos entre los cañaverales. Los cuchillos reían a las estrellas, pero no nos importaron las estrellas Los cañaverales nos acuchillaban el rostro de riachuelos de olas verdes. Nos arrastramos cuchillo en puño… La madre Había soñado con un hijo para cerrar los ojos de su madre. El rebelde He elegido abrir sobre toro sol los ojos de mi hijo. La madre …Oh mi hijo… de muerte mala y perniciosa El rebelde Madre, de muerte vivaz y suntuosa La madre Por haber odiado demasiado El rebelde Por haber amado demasiado La madre Déjame libre de tus ataduras. Yo sangro de tus heridas

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Orfeo Negro

El rebelde Y el mundo no deja de matarme. No hay en el mundo un pobre tipo linchado, un pobre hombre torturado, En quien yo no sea asesinado y humillado. La madre Dios del cielo, libéralo. El rebelde Mi corazón no me liberará de mis recuerdos. Era una noche de noviembre… Y súbitamente los clamores iluminaron el silencio. Habíamos saltado nosotros los esclavos, nosotros estiércol, Nosotros las bestias con pezuñas de paciencia. Nosotros corrimos como desenfrenados; los tiros de fuego estallaron Pegábamos. El sudor y la sangre nos hacían un frescor. Golpeábamos entre los gritos y los gritos se hicieron Más estridentes y un gran clamor se alzó hacia el este, Eran las comunas que ardían y las llamas ondulaban Dulces sobre nuestras mejillas. Entonces fue el asalto dado a la casa del amo. Se tiraban de las ventanas. Forzamos las puertas. El cuarto del amor era grande abierto. El cuarto del amo estaba increíblemente iluminado, Y el amo estaba muy calmado… y los nuestros se detuvieron… Era el amo. Yo entré. Eres tú, me dijo, muy calmado… Era yo, era bien yo, Le dije, el buen esclavo, el fiel esclavo, el esclavo esclavo, y de pronto sus ojos fueron dos nabos asustados los días de lluvia… pegué, la sangre estalló: este es el único bautizo que recuerdo hoy. La madre Tengo miedo a la bala de tus palabras, Tengo miedo de tus palabras trementina Y de emboscada.

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Orfeo Negro

Tengo miedo de tus palabras porque no puedo Tomarlas en mis manos y pesarlas… Esas no son las palabras humanas, No son las palabras que se pueden tomar con las Palmas de las manos y pesarlas en la balanza rayada de rutas Y que tiemblen… [La madre se desmaya] El rebelde [Inclinado sobre la muerta, la desvanecida] Mujer, tu rostro está más gastado que la piedra pómez traído por el río Mucho, mucho, Tus dedos están más cansados que la caña molida por el molino, Mucho, mucho Oh, tus manos son de bagazo arrugado, Mucho, mucho, Oh, tus ojos son estrellas perdidas, Mucho, mucho, Madre muy gastada, madre sin follaje eres un flamboyán y No llevas más que las vainas. Eres una güira, y no eres más que un poblado de lamentos… [Las armas milagrosas]

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Madera del guayabo (N. del T.)

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Orfeo Negro

LA LLUVIA Después de haber por el hierro por el fuego Por la ceniza visitado los lugares más célebres de la historia Después de haber por la ceniza el fuego la tierra y los astros Cortejado con mis uñas de perro salvaje y de ventosas el campo Autoritario de los protoplasmas Me encontraba como de costumbre en el tiempo ido en medio De una fábrica de nudos de víbora en un Ganges de cactus Elaborando una peregrinación de espinas -y como De costumbre estaba ensalivado de miembros y de lenguas nacidas mil años antes la tierra- y como de costumbre hice mi plegaria matutina la que me preserva del mal de ojo y que brindo a la lluvia bajo el color azteca de su nombre Lluvia que tan gentilmente a la académica vagina de la tierra Da una inyección perversa Lluvia toda poderosa que hace saltar el dedo de las rocas sobre El atajo Lluvia que sobrealimenta un ejército de lombrices que no Supieron nutrir un bosque de moreras Lluvia estrategia genial que empuja sobre el hielo del aire Tu ejército de zig zags de riveras innombrables que no pueden Sorprender el aburrimiento más oculto Lluvia colmena de avispas bellas Leche donde nosotros somos los lechones Lluvia veo tus cabellos que son una explosión continua De un fuego de artificio de hurras chispeantes Tus cabellos de falsas noticias tan pronto desmentidas Lluvia que en tus más reprensibles desbordamientos no deja De olvidar que las muchachas de Chiriquí extraen de pronto De su blusa de noche una lámpara de luciérnagas Emocionadas Lluvia inflexible que pone sus huevos en las larvas Que son tan orgullosas que nada puede obligarlas a pasar en la popa Del sol y saludarle como un amiral Lluvia que es el abanico de peces frescos tras los que se esconden Las razas corteses para ver pasar la victoria de los pies sucios

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Orfeo Negro

Salud a ti lluvia reina al fondo de la eterna diosa Cuyas manos son mĂşltiples y cuyo destino Ăşnico tu esperma Tus sesos tu fluido Lluvia capaz de todo menos de lavar la sangre que corre sobre los Dedos de los asesinos de los pueblos sorprendidos Bajo los altos oquedales de la inocencia. [Sol cuello cortado]

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Guadalupe

Guy Tirolien



Orfeo Negro

PLEGARIA DE UN NEGRITO Señor estoy muy cansado Nací cansado Y caminé mucho desde el cantar del gallo Y el monte bien alto que lleva a la escuela Haga, le ruego que no vaya más. Quiero seguir a mi padre en los frescos torrentes Cuando la noche ondea todavía en el misterio del bosque Donde se deslizan los espíritus que el alba desaparece Quiero ir sin zapatos por los rojos senderos Que cuecen las llams del mediodía Quiero dormir la siesta al pie de los frondosos mangos, Quiero despertarme Cuando mugue la sirena de los blancos Y de la fábrica Sobre el océano de las cañas Como un barco anclado Vomitando en el capo su equipaje negro Señor ya no quiero ir a la escuela Haga, le ruego que ya no vaya más. Dicen que un negrito tiene que ir Para que se vuelva igual A los señores de la ciudad A los señores de buenos modales Pero yo no quiero Volverme como dicen, Un señor de la ciudad Un señor de buenos modales Prefiero vagar a lo lardo de los ingenuos Donde están los sacos repletos Hinchados de azúcar tan morena como mi piel morena Prefiero a la hora en que la luna amorosa Haba suave en la oreja de los cocoteros inclinados Escuchar lo que dicen en la noche La voz de un viejo que cuenta fumando Las historias de Zamba y del compadre Lapin Y muchas cosas más Que no están en los libros Los negros como lo saben han trabajado demasiado

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Orfeo Negro

¿Por qué se debe además aprender de los libros Que nos hablan cosas que no son de aquí? Y además es demasiado triste su escuela, Triste como Esos señores de la ciudad Esos señores de buenas maneras Que ya no saben bailar la noche al claro de la luna Que ya no saben caminar sobre la carne de sus pies Que ya no saben contar los cuentos en veladas Señor ya no quiero ir a la escuela [1943]

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Orfeo Negro

EL ALMA DEL PAIS NEGRO Tus senos de satén negro, redondos y brillantes Tus brazos flexibles y largos cuyo alisado ondula Esa blanca sonrisa De los ojos En la sombra del rostro Despiertan en mi esta noche Los ritmos sordos Las manos tocando Las lentes melopeas Las cuales se embriagan allí en el país de Guinea Nuestras hermanas Negras y desnudas Se abrazan en mi Esta noche Crepúsculos negros cargados de una sensual emoción Porque en El alma del país negro donde duermen los antiguos Vive y habla Esta noche En la fuerza inquieta a lo largo de tus riñones huevos En el indolente andar de un caminar altanero Que dejas cuando te vas Arrastras eras tus pasos La llamada fiera de la noche Que dilata y que llena La inmensa pulsación de los tams-tams en fiebre Porque En tu voz sobretodo Tu voz de timbre nostálgico Tu voz que se recuerda vibra Vibra y llora Esta noche En el alma del país donde duermen los antiguos. [1943]

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Orfeo Negro

VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE SUFRIMIENTO (VIVIDO) Entre las hojas de mi libro el tiempo cuenta y cuenta Rio de paciencia Que me lleva sin que yo avance, La eternidad está en la transparencia púrpura de este potro Que no me atrevo a tocar Y me hunde en la profundidad de mi amargura. Como hace el explorador En la soledad sin esperanza de las nieves invioladoras En el horizonte vidriado de mi tedio pasa, Cometa calvo y socarrona cabeza del muchacho “¿Un potro más para el señor?” Pienso en ti que la impaciencia debe atacarte En algún andén de estación Y mi nerviosismo se golpea la cabeza Contra las paredes de este pequeño café Demasiado pequeño para contener lo amplio de mi inquietud ¿Qué milagro se hará a la hora dulcemente ensombrecida En la blanca playa de tu vientre O blandamente descansar bajo el azur sonriente de tus ojos? Pero he aquí que de pronto mi mirada tropieza Con la despreocupada charla de una pareja. He aquí que tu sonrisa –la que tienes sino para míSe detiene acariciando labios que hablan Que hablan demasiada cerca de los tuyos, Y en el cielo pérfido de tus ojos ninguna respuesta Al grito mudo de mi angustia. Desde entonces sabes lo demás ¿Otro yo que niego hace y habla Te guardará rencor Por haber librado tus dedos sin espíritu En la sombra de un cine de encuentro El milagro de un cuerpo vestido de mi fervor? [1943]

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Orfeo Negro

PALABRAS SIN CONTINUACIÓN Esta embriaguez de vuestros rones me ha volcado O si es la magia del país reencontrado He aquí que gruñen en mí Sordamente Sordamente Los viejos volcanes de mi pasado Y que se abren Pálidas flores estallando en la paz de la noche Todos los fantasmas que yo fui… Es aquí que un error guió sus carabelas Y que muchos murieron bajo los manzanillos Por haber querido probar la dulzura de las frutas. El oro que vinieron a buscar no lo encontraron Pero yo he venido para hacer crecer el oro Ya no recuerdo ya cuando Y desde la pura mañana silbaba el vuelo de los látigos Y el sol bebía el sudor de mi sangre.

[1945]

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Guadalupe

Paul Niger


Orfeo Negro

PAJARITO QUE ME BURLABA O EL PATERNALISMO Pajarito que me encanta Te escucho desde mi ventana ¡Has construido tu nido en lo profundo de los zarzales Al precio de tantos esfuerzos! No me atrevo a preguntármelo Pajarito que me encanta Te escucho desde mi ventana Pajarito que me canta El amor del país nativo Te llevaré a comer las semillas que escogeré Y que te gustará mascar Pajarito que me canta El amor del país nativo Pajarito que me alegra Te enseñare la música Y toda frase tú dirás La habrás aprendido de mí Pajarito que me alegra Te enseñare la música Pajarito que me atormentas Consolaré tus penas Y te enseñaré la verdadera sabiduría La sabiduría de los ancianos Pajarito que te desesperas De estar solo, solo en el mundo Te hallaré una compañera Una compañera según tu corazón Pajarito que te desesperas De estar solo, solo en el mundo Pajarito que no sabes reír Te enseñare mi ironía Porque no quiero que digan de ti Que eres tosco como uno que No entiende la ironía

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Orfeo Negro

Pajarito que no sabe reír Te enseñaré mi ironía Pajarito que me burlaba A pesar del voto de obediencia Que pensaba verte formular Con mi respecto y nieto ingrato Tuve que torcerte el cuello [1944]

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Orfeo Negro

NO AMO AL ÁFRICA “Amo ese país decía, se encuentran alimento, obediencia. Pollos a cuatro centavos, mujeres a 100 y ‘si, seño’ por mucho menos” “El único problema, añadía. Son los ancianos tiradores y Los mestizos y los letrados que discuten Las órdenes y quieren hacerse Elegir jefes del pueblo” No, ya no amo esa África. El África de los “naya” 1 El África de los “makou”2 El África de los “abana”3 El África de los “yesmen” y de los “beni-si-si” El África de los hombres derrumbados esperando como una gracia El despertar de la bota. El África de los 2boubous” flotando como banderas de capitulación De la disentería, de la peste, de la malaria y de los tabacos [por no decir narnar] El África del “hombre de Niger” , el África de las planicies desoladas Labradas por un sol homicida, el África de los tapa-rabos obscenos De los músculos vencidos por el esfuerzo del trabajo forzado El África de los boys succionadores, de las meretrices de 12 años y Senos balanceándose al ritmo de las papayas maduras de vientres Redondos como una calabaza en la sequía. El África de los Paul Morand y de los André Demaison. Yo no amo a esa África Dios, un día bajo en la tierra, aterrado de la actitud De las criaturas hacia la creación Ordenó el diluvio y germinó en la tierra Resurgió una simiente nueva El arca pobló el mundo y lentamente Lentamente La humanidad lanzó a los tiempos sin luz a los tiempos en reposo. Pero olvidó África.

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Orfeo Negro

Cristo rescató al hombre malo y construyó su iglesia en Roma Su voz fue olvidada en el desierto La iglesia sobre la sociedad, la sociedad sobre la iglesia La una cargando a la otra Fundaron la civilización donde los hombres con la antigua sabiduría Apaciguaron los dioses no muertos. Inmolaron todos los diez años algunos millos de víctimas Peo olvidaron África, Cuando se dieron cuenta que una raza [¿de hombres?] Debía a Dios su tributo de sangre negra, se les llamó y pagaron Y sigue pagando; cuando pidió su puesto en el seno de los ecuménicos, Le dieron asiento. Se sentó. Y se durmió. Aquí abajo, claro. Porque el reino de los cielos a los sencillos esta abierto Ingresaron en masa y la Palabra relata que para concluir el milagro y lavar para siempre a los negros del pecado, eran arriba transformados en Blancos, por lo que no se les ve (ni en las películas americanas) Ángeles no santos negros desde ese tiempo igual que las ortigas, La raza negra es difícil cosecha de almas Y alza sus vástagos por todo donde una guadaña se hunde Y arranca su vida en la tierra extranjera Por todo Donde pecadores deben ser salvados y gracias rendidas Por todo Donde la sangre debe rescatar las debilidades de la carne Del hombre Por todo donde se debe de pensar Por toda trinchera Por todo el sudor y la sangre han fundado los siete pilares Allí donde se muere Allí donde se mata Baila, como un fuego fatuo en los dados de un morro verde Allí donde tienen que ser el ritmo del mundo botas Lustradas y ascensores proferidos

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Orfeo Negro

Como una plegaria al cielo Y Dios dice: “ está bien” Por ser una raza de vagos, eso es, una raza de vagos Les dará la paz nazarena Hasta que revienten Les pondré cruces en las nalgas Blancas Rojas Azules Y de los tres colores juntos para no olvidar ninguno de Piedra De madera Romanas, svantikas, lorenas hasta que vean las estrellas Y les haré subir por los senderos áridos hasta que vean la puerta Estrecha Y les dejaré afuera para que se blanqueen al sol Y lo que no son dignos de ser elegidos voy a recomendarlos A Mahoma Y Baltazar Y Melchor dijeron: “Está bien que su voluntad se cumpla y No la nuestra para la eternidad” Y he aquí: Melania, la vieja sirvienta, todas las mañanas que Dios Crea lleva su pequeña veía al altar sus pecados Redimidos, reza por la salud del alma de sus hermanos inconscientes Y que reine la paz en la tierra de los hombres. Pero, yo no amo al África El África de los escorpiones blancos mordiéndose su cola de arena El África de la maleza esparcida en un oleaja espitelial El África de tierra de ocre de sangre de los mártires deslavados El África de la barra ceñida como un ahorcado que se fermenta Para castigar el crimen de violación de la soga y los maderos El África maniatada en sufrimientos no fingidos El África de las llanuras donde crecen solos los obis de mi infancia El África de los cacteos boxeando las boababs rasurando de cerca El África de las dos justicias y de un solo crímen. No, no amo al África. Es mi hora de interrogar: Qué contestarás a tu Dios el día del jucio Cuando el te pregunte “¿Qué hiciste de mi pueblo?”

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Orfeo Negro

He confiado hombres a hombres para enseñarles El amor y he aquí que la espuma del odio ha mordido como Ácido sobre la tierra ¿Has hecho pastar mi tropel en la bierva dura de las cimas? Deseaba una tierra donde los hombres fueran hombres Y no lobos Con Y no ovejas Y no serpientes Y no camaleones Deseaba una tierra donde la tierra fuera nutridora Donde la simiente fuera simiente Donde la cosecha se hiciera con la guardaña del alma Una tierra de redención y no de penitencia Un suelo de tallos verdes y de troncos derechos donde el Hombre llevara sin debilidad la gravedad de las estrellas ¿Eres digno de lavar los pies descalzos de mi pueblo? ¡Contesta! ¿Qué le responderás y le responderás? ¿En la sombra herbosa esconderás los pies, los pies grasosos del Leproso que no tocaste Y los vientres de la mujeres que no amaste pero violaste? ¿En qué río, en que mar lavarás la sangre negra del fiebroso Que no tocaste? ¿En qué cama, en que sábanas acunarás los sueños del somnoliento Sacado en las bodegas del olvido? ¡Ah! ¡Manos torcidas de baobab agrupándose en las nubes y El león extirpando una respuesta a la cierva! ¿Qué diras de los que no saben el alfabeto de la vida? Como muertos bogando a la superficie de las aguas ¿Qué dirás de los que por tu culpa bebieron todos los Espejismos del espíritu? Es mi hora de interrogar. ¿Qué me contestarás, esta noche en la que he podido ver Las sombras de la noche alrededor de mi vagar, Como los que nunca han visto el día? ….Sí, para venir aquí, he frecuentado largo tiempo la serpiente Desnuda de las arenas huyendo hacia otra parte. El amor había construido estalactitas de oro En las avenidas de mi corazón. El trópico soplando en las gargantas de mi ser, fundían Fundían las frescas reliquias del pasado

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Orfeo Negro

E inventaban siempre otros manglares… Veía en sus llanuras, leía en sus arenas que el África Quería ser una tierra de grandeza Veía en sus hombres, veía en sus ciudades que habían hecho Una tierra de miseria. Y luego tuve que caminar sobre la ceniza de las chozas Y luego tuve que gemir sobre el vientre de las mujeres Y luego tuve que acostarme sobre la tierra extranjera, La tierra que fue mía. Una tropa de muertos se levantaba portodo para lacerar mi Vestido y maldecir mi nombre. Y tuve que apartar esos fantasmas inocentes Y luego tuve que raspar la corteza de sus vidas Buscar en los pozos negros donde yace la clara heredad El largo escalcipio de la alejada esencial Y siempre ese buscar devorar mi sangre… Porque les oía ¡Ay de mi! Interrogante. Dios mio ¿Respoderás Por mi y les hablarás? Oh Dios, quien fue mi Dios Esas almas vivas alló han deslizado en la vida sus filosos dientes, Han mordido en tus frutas el gusano del pecado, inquilino De sus carnes, cavando suavemente galerías en sus huesos Donde resuena la risotada obscena de Satán. Bajas los párpados, te embozas de bondad ¿Eres cómplice? ¿Ladrón de almas? Dejame insultarte sin venganza. Diré la verda, ¡Si no mátame! Me puede ordenar rezar, puedes robar mi palabra, Puedes ordenarme esperar, pero no puedes impedirme Morir ni arrojar mi impotencia ante tu rostro pálido. El olor de mis intestinos te marea, ¿Di? No puedes lavar tus manos en mi sangre verde, pues ignoro Como te llamas y levanto altares a un Dios todavía desconocido Escucha el Tam-Tam se ha callado; el brujo tal vez ha lib… Su secreto El viento tibio de las sabanas lleva su mensaje; El hipocampo me ha hecho el signo del silencio.

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Orfeo Negro

El Africa va a hablar Pues a ella ha llegado el tiempo de exigir: Deseaba una tierra donde los hombres fueran hombres y no lobos Y no ovejas Y no serpientes Y no camaleones Deseaba una tierra donde la tierra fuese tierra Donde la simiente fuese simiente Donde la cosecha fuese hecha con la guadaña del alma Una tierra de redención no una tierra de penitencia Una tierra de Africa. Siglos de sufrimiento han afiliado mi lengua He aprendido a conatr en gotas de sangre y retomo Decires de los generosos profetas Quiere que sobre mi suelo de tallos verdes el hombre Lleve al fin la gravedad del cielo. Y no le contestes, ya no hay necesidad escucha ese En verva supletoria, contempla todo ese pueblo en marcha El Africa alzando su cara de hombres sin reproches Que ya no reclama pero afirma Hay todavía blancos en la iglesia de Dios Hay paginas blancas en los libros de los profetas ¿Gustas la aventura, amigo? Entonces mira Un continente se estremece, una raza despierta Un murmullo de espiritus hace tiritar las hojas Todo un ritmo nuevo va a perforar el mundo Un color inédito poblará el arco iris Una cabeza alzada provocará el rayo El África va hablar El África de una sola justicia y de un solo crimen El Africa en contra de Dios, el crimen en contra de los hombres El crimen de Iesa-Africa El crimen contra eso de algo les toca ¿Qué? Un ritmo Una onda en la noche a través de los bosques Nada o un alma nueva

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Orfeo Negro

Un timbre Una entonación Un vigor Una dilatación Una vibración que por grados en la médula desflúe, Revulsa en su marcha un viejo corazón dormido Le toma por el talle y barren y gira Y vibra aun en las manos En los riñones El sexo, Muslos y la vagina desciende mas bajo Hace crujir las rodillas, el articulo de los tobillos, La adherencia de los pies, ¡Ay! Este frenesí que no supera del cielo Pero también, ¡oh! Amigo una altanería nueva que muestra A nuestros ojos el pueblo deldesierto, una valentía sin precio, Un alma sin pregunta, un gesto sin sacudirse en una carne Sin cansancio. Palpar a mi nacimiento el musculo libre y volver a hacer Las marchas de los primeros conquistadores Inmenso reverdecer de una alegría sin brillo Inmenso movimiento de una pena sin lagrimas Iniciación sutil de un mundo acabado en la explosión De oro de las chozas, he aquí, he aquí la suerte De nuestras almas buscadoras. ¿Y quieren todavía evitar todo esto? Vamos ya la noche acaba si cadencia Oigo cantar la savia en el corazón del blamboyán…

[1994]

Aquí. Silencio. 3 Final. 1 2

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Haití

León Laleau



Orfeo Negro

TRAICIÓN Este corazón obsesionante, que no comprende Mi lengua mis trajes Y sobre el cual mordiendo como un garfio Sentimientos prestados y costumbres De Europa, sintiendo ese sufrimiento Y esa desesperación que ninguno iguala ¿Cómo domesticar, con las palabras de Francia Este corazón que me vino del Senegal?

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Orfeo Negro

SILUETA La dama que viene de Rotterdam En camino para su estación en Cannes Piensa, recorriendo el macadam, En las Antillas, en sus cañaverales, Con su prima Ruth Que habla todavía del pic-nic En el cual sus carnes midieron el celo De un mulato de la Martinica

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Orfeo Negro

SACRIFICIO Bajo el cielo, el tambor cónico lamenta El alma misma del negro: Espasmos pesados, hombre en celo, densos alaridos de amantes Rompiendo la calma de la noche Quinqués atados a las esquinas de la bóveda Astros opacados La sombra transpira perfumes cidronelas La caoba seca de las cañas Y subiendo, el humo fuerte tutelario Entre guirnaldas de incienso Los jadeos del macho, en la brisa, reconoce El olor cercano de sangre.

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Orfeo Negro

CANIBAL Ese deseo salvaje, algún día De mezclar sangre y heridas En los gestos reconocidos del Amor Y percibir, las mordidas Que perpetúan el gusto de los besos El gemido de la nada y sus quejidos Ah! Rudos deseos sin someter De mis negros ancestros caníbales…

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Orfeo Negro

VAUDOU Tu rostro que el tiempo marchito Punteado por estigmas rosados El amor y tu nariz, Caridá, Tiene el bollo de los tomates Tu marido se llama Gedeón Y bebe ponche de granadina, Tocando el acordeón, La noche su cabecear instala. Son entonces los ritmos de vaudou Nocturno en los cuales, Sacerdotisa Sentías, venir de no saber donde Un dios enloquecido sobre tu carne diestra. Bailabas, bailabas con ardor La cintura rápida, el éxtasis en tus ojos Y salvajes deseos de amante Aullaban hacia ti, bajo la bóveda. Por ese tiepo, Caridá, se fue, Más agil que un vuelo de tórtolas. Y esa música en la noche Sus notas crueles son!

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HaitĂ­

Jacques Roumain


Orfeo Negro

MADRID Esta arruga siniestra de la sierra y el horizonte Cercado por una tormenta de hierro: El cielo no es más una sonrisa un solo casco azul Ningún arco para lanzar la esperanza con una flecha de sol Los árboles descuartizados vuelven a alzarse, gimen como Violines desafinados Toda una aldea adormecida en la muerte va a la deriva Cuando la ametralladora acribilla el colador del silencio Cuando explota la catarata del estrépito El yeso del cielo se derrumba Y las llamas torcidas lamen en la ciudad las heridas Agrietadas calafeteadas de noche Y en el pequeño parque abandonado donde ahora reina el Apacible espanto hay, claro que sí, Hay en el rostro sangrado de este niño una sonrisa Como una granada deshecha patadas Ya no pájaros de dulce canto, pájaro de las colinas Y la edad de fuego y de acero ha nacido la estación de los Chapulines apocalípticos y los tanques atraen la invasión obstinada de gigantes Abejarrones devastadores y el hombre se atrinchera con su odio y la alegría para mañana y cuando lanza La muerte vendimia a Hans Beimler La muerte que agita en el arel de la llanura cosecha gritos He aquí la dentadura cariada de los montes El enjambre de las balas zumbando sobre la carroña de la Tierra Y el miedo al fondo de los embudos es como el gusano en Una pústula reventada Quien recuerda la increíble estación la miel de los Vergeles y el sendero bajo las ramas El murmullo pisar de las hojas y la risa tierna y buena de La muchacha La parte del cielo y el secreto de las aguas Hace tiempo sucumbió en el olivar LINA Adena Allí en el sur

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Orfeo Negro

Está aquí en espacio amenazado del destino La huelga ocurrida del Atlas y del Rhin La ola confundida de la fraternidad y el crimen se despliega Sobre la esperanza acosada de los hombres Pero es también a pesar de los sagrados corazones bordados En el estandarte de Mahoma Los escapularios las reliquias Los amuletos del lucro Los fetiches Los tetems de la ignorancia Todas las ropas de la mentira los signos dementes del p Aquí el alba se arranca los harapos de la noche En atroz perturbación y la humilde sangre anónima Del campesino y el obrero Nace el mundo que será borrado de la frene de los hombres La marca amarga de la sola igualdad de la esperanza

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Orfeo Negro

MADERA DE ÉBANO Preludio Si el verano es lluvioso y triste Si el cielo vela el estanque con un párpado de nube Si la palma se desanuda en harapos Si los árboles son orgullo y negros en el viento y la bruma Si el viento agita hacia la sabana un deshilachado canto Fúnebre Si la sombra se pasma rodeando al fuego extinguido Si el velo de alas salvajes lleva a la isla de los naufragios Si el crepúsculo agua en vuelo roto de un último pañuelo Y si el grito hiere al pájaro Partirás Abandonando tú pueblo Su laguna y sus uveros1 amargos La huella de tus pasos en los arenales El sueño reflejado al fondo de un pozo Y la vieja torre atada a la vuelta del camino Como un perro fiel al final de la traílla Ladrando en la noche Una llamada agrietada en los hierbales… Negro portador de revuelta Conoces todos los caminos del mundo Desde que fuiste vendido en Guinea Una luz de zozobra te llama Una piragua lívida Naufraga en el hollín de un cielo arrabalero Chimeneas de fábricas Palmeras decapitadas en un follaje de humo Libra vehemente un sieno. La sirena abre sus compuertas En el lugar de las fábricas de funición corre un vino De odio Una marejada de espaldas la espuma de los gritos Y se esparce por las callejuelas Y fermenta en silencio En los tugurios cubas de revuelta

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Orfeo Negro

He aquí para tu voz un eco de carne y de sangre Negro mensajero de esparanza Tu conoces todos los cantos del mundo Desde aquellos cantos inmemorales del Nilo Tu recuerdas de cada palabra e peso de las piedras de Egipto Y en la base de tu miseria se han alzado las columnas de los templos Como en a caracola del viento oprimido de los mares Pero yo conozco también un silencio Un silencio de veinticinco mil cadáveres negros De veninticinco mil travesías de madera de ébano En los rieles del Congo-Océano Pero conozco Sudarios de silencio en las ramas de cipreses Pétalos de negros coágulo de las zarzas Bosque donde fue linchado mi hermano Georgia Y pastor de Abysinia Que terror te hizo pastor de Abysinia Y máscara de silencio mineral Quien roció en tus onejas un tropel de mármol En los prados de la muerte No, no hay canga ni hiedra para cubrirlos Ni prisión ni tumba para encerrarlo Ni elocuencia para trasvestirlo de abolorios de mentira De silencio Mas desgarrador que un simún de azagayas Más rugiente que un ciclón de fieras Y que grita Se eleva Llama Tu quejido de savia en el tallo de las cañas Cortejo titubeante ebrio de miradas Sobre la pista de las caravanas de esclavos Alzan escuálidas ramas de sombras encadenadas de sol Brazos implorantes hacia nuestros dioses

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Orfeo Negro

Mandinfa Arada Bambarada Ibo Cuando llegamos a la costa Bambarada Ibo Con un puñado de semillas esparcidas En la mano del sembrador de muerte Este mismo canto retomado hoy en el Congo Pero ¡Cuándo, oh mi pueblo, Los inviernos en llamas esparciendo una tormenta De pájaros de ceniza Reconoceré la revuelta de tus manos? Escucharé en las Antillas Ese canto negro Que te enseño negro ese canto inmenso Pena Negra de las islas negras de las plantaciones Ese lamento desolado Reconstruiremos Copan Palenque Y los Tiahuanacos socialistas Obrero blanco de Detroit peón negro de Alabama Pueblo innombrable de las galeras capitalistas El destino nos alza esalda contra esplada Y renegando el antiguo maleficio de los tabúes de la sangre Pisemos los escombros de nuestra soledad Si el torrente es frontera Arrancaremos a la hondonada su cabellera Inagotable Si la sierra es frontera Romperemos la mandíbula de los volcanes Afinando las cordilleras Y la llanura será la explanada del alba Donde reunir nuestras fuerzas descuartizadas Por la astucia de nuestros amos

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Orfeo Negro

Con la contradicción de los rasgos Se resuelve la armonía del rostro Prolcamándonos la unidad del sufrimiento Y de la revuelta De todos los pueblos en toda la superficie de la tierra Y fabricaremos el mortero de los pueblos fraternales En el polvo de los ídolos

[Madera de ébano]

Árbol americano de la familia de las poligonáceas, cuyo fruto es la uva de la playa. [N. del T.] 1

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Orfeo Negro

EL AMOR, LA MUERTE Para su deseperanza un pidolo venenoso Mirada huraña carbonilla de golondrina Sonrisa apuñalada Marchitez filada de sangre La araña jala el hilo de una arruga: Toda venganza bebida al tragaluz de esta boca Un batir de pestañas del alba Y el polen del sol cubriendo tu mejilla Un nido de alas tu cabellera Si el aliento del viento la roza Belleza raptada al movimiento de la sangre Tus manos ofrecen un sacrificio de palomas En tus rodillas invencibles

[Madera de ébano]

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Orfeo Negro

NUEVO SERMÓN NEGRO A Tristán Remy Escupen a su rostro su desprecio helado Una bandera negra flota al viento agitada por la nieve Para hacer de el el pobre negro el dios de los poderosos De sus harapos ornamentos de altar De su dulce canto una miseria De un lamento tiritante de banjo El tumulto orgulloso de su órgano Sus brazos jalaban las pesadas chalanas En el río Jordán El arma de ls que pegan con la espada De su cuerpo extenuado como el nuestro En las plantaciones de algodón Tal un carbón ardiendo Tal un carbón ardiendo en uin matorral de rosas blancas El escudo de oro de su fortuna Han blanqueado su rostro negro bajo el escupitajo De su desprecio helado Han escupido en tu rostro negro Señor, nuestro amigo, nuestro compañero Tú que apartaste la mirada de la prostituida Sus largos cabellos como una cortina de cañas El manantial de sus lágrimas Han hecho Los ricios los fariseos los hacendados los banqueros Han hecho del hombre sangrado el dios sanfrado Oh judas ríete Oh judas ríete: Cristo entre dos ldrones como una llama rota En la cima del mundo Encendida la revuelta de lso esclavos Pero cristo hoy está en la casa de los ladrones Y sus brazos despliegan en las catedrales la sombra Alargada del buitre Y en las bodegas de los monasterios el sacerdote cuenta Los intereses de los treinta denarios

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Orfeo Negro

Y los campanarios de las iglesias escupen la muerte Sobre las multitudes hambrientas No les perdonaremos porque saben lo que hacen Lincharon a John quien organizaba el sindicato Lo persiguieron como a un lobo huraño con perros A través del bosque Lo ahorcaron riéndose en el tronco viejo sicómoro No hermanos compañeros No rearemos más Nuestra revuelta se alza como el grito del pájaro de Tormenta por encima del chapoteo Podrido de los pantanos No cantaremos más los tristes espirituales desesperado Otro canto surge de nuestras gargantas Despleguemos nuestras rojas banderas Manchadas de la sangre de nuestros justos Bajo este signo caminaremos Bajo este signo caminaremos De pie las víctimas de la tierra De pie los presidiarios del hambre. [Madera de ébano]

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HaitĂ­

Jean F. Briere



Orfeo Negro

REGRESO HARLEM Al recuerdo de los linchados de Georgia víctimas del fascismo blanco. Hermano negro, heme aquí no menos pobre que tú, Ni menos triste o más grande. Soy una muchedumbre El anónimo pasajero que engrosa el convoy, La gota negra solidaria de tus marejadas Ves, tus manos no son menos que la nuestra, Y nuestros pasos a través de siglos de miseria Marcan el mismo toque de muerte en el mismo camino Nuestras sombras se abrazan e la escalera de los calvarios Porque ya luchamos codo a codo Cuando yo tropezaba, tú retomabas mías armas. Y con todo tu gran cuerpo por el trabajo esculpido, Protegías mi caída y sonreías en lágrimas. De la selva subía un silencio profundo Que rompían por momentos indecibles sufrimientos En el áspero olor de la sangre volvías a alzar la frente Y te veía erguido al horizonte, inmenso. Conocimos los dos el horror de los negreros… Y con frecuencia como tú sientes aguijones Despertarse después de los siglos criminales, Y sangrar en tu carne las antiguas heridas. Pero tuvimos que decirnos adiós hacia mil seiscientos Épicas visiones de batallas y sangre Recuerdo tu silueta en las tinieblas de las edades. Tu traza se perdió en las riberas del Hudson El verano en Santo Domingo acogió mi angustia Y el eco cantó extrañas cancones Pieles Rojas pensativos cuya raza fue deshecha Los siglos han cambiado de cifras con el tiempo Santo Domingo rompiendo las cadenas, las correas,

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Orfeo Negro

El incendio extendiendo su tela de titán Enarboló su bandera sangrienta a plena luz. Regreso, Harlem. Esta bandera es tuya, Es el pacto del orgullo, de gloria y de sufrimiento, Lo hemos pactado para ayer y mañana: Rompo hoy los sudarios del silencio Tu grillete hiere todavía mi grito el más fecundo. Como ayer en la cala de agonías sombrías, Tu llamada se rompe en las barras de las prisiones, Y respiro mal cuando te asfixias. Hemos olvidado el dialecto africano, Cantas en inglés mi sueño y mi sufrir, Al ritmo de tus blues bailan mis viejas penas, Y digo tu angustia en el idioma de Francia. El desprecio que te arrojan está en mi mejilla El linchado de Florida tiene su sombra en mi alma, Y de la hoguera sangrienta que protege la ley Hacia tu corazón, hacia mi corazón sube la misma llama. Cuando sangras, Harlem, mi pañuelo se vuelve púrpura Cuando sufres, tu lamento se prolonga en mi canto Con el mismo fervor y en la misma noche Hermano negro, hacemos los dos el mismo sueño.

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Orfeo Negro

BLACK SOUL fragmento

Le encontré en los ascensores En París Decía ser del Senegal o de las Antillas Y los mares navegados espumeaban sus dientes, Frecuentes de sonrisa, Se voz cantaba como el hueco de las rocas, En pleno día de los Champs-Elysées Cruzaba de repente su rostro trágico Su máscara testimoniaba los dolores centenarios En la Boul-Blanche O bajo los colores de Montmartre Su voz, Su aliento, Todo su ser goteaba de alegría La música y el baile, Persistían en la comisura de sus labios Desplegaban las contorsiones de su cuerpo La serpiente negra del dolor. A bordo de los paquebotes nos hemos hablado Conocía los burdeles del mundo entero Sabía hacer el amor en todos los idiomas Todas las razas habían desfallecido En la potencia de sus brazos Y no rechazaba la cocaína ni el opio Sino para intentar adormecer En el fondo de su carne la traza de las amarras El gesto humillado que rompe la rodilla Y, en su corazón, El vértigo del sufrimiento sin palabras Salía de la cocaína Y lanzaba una risotada al mar Como una ofrenda perlada. Pero cuando el paquebote vibraba De risas opulentas y de alegrías lujosas. La espalda cargada aún del peso del día Cantaba para sí en un rincón en la parte trasera, Ayudado por el lamento amargo del banjo, Música de la soledad y del amor

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Orfeo Negro

Construía oasis En el humo de una golilla sucia Cuyo gusto es el de la tierra de Cuba. Guiaba su camino en la noche Alguna gaviota helada Perdida en la espesa neblina Escuchaba, los ojos húmedos Su último adiós triste En el muelle de las tinieblas De pronto se alzaba, dios de bronce a la proa De los polvos de luna a los diamantes de los ojos Y su sueño aterrizaba en las estrellas Cinco siglos os han visto con las armas en la mano Y han enseñado a las razas explotadas La pasión por la libertad En Santo Domingo Jaloneabas a los suicidas Adoquinando de piedras anónimas El sendero que se abrió una mañana En la vía triunfante de la independencia Y te han tendido encima de las pilas bautismales En una mano la antorcha de Vertiéres Y con la otra rompiendo los hierros de la esclavitud El nacer la libertad De toda América española… Han construido Chicago Cantando blues Construyeron los Estados Unidos Al ritmo de los espirituales Y vuestra sangre fermenta Los rojos surcos de la bandera estrellada Saliendo de las tinieblas Saltarse al ring Campeón del mundo. Y martillas a cada victoria El gong sonoro de las reivindicaciones de la raza En el Congo En guinea Se alzaron en contra del imperialismo Y lo han combatido

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Orfeo Negro

Con tambores, atmósfera exótica Donde gruñía, marejada omnipotente El odio de vuestros odios seculares Iluminando al mundo La luz de sus incendios Y en los días sombras de la Etiopía mártir Han sacudido todos los rincones del mundo Masticando los mismos vientos amargos La misma rabia Los mismos gritos En Francia En Bélgica En Italia En Grecia Han enfrentado los mismos peligros de muerte Y e día del triunfo Después que los soldados Los corrieron con René Maran De un café de Paris, Donde se les medía el espacio Y se les confinaba a la cocina A la escoba A la amargura En París En New York En Argelia En Texas Tras los feroces alambrados De la Mason Dixon Line De todos los países del mundo Se les ha desarmado en todas partes ¿Pero, se puede desarmar el corazón de un hombre negro? Si te han vuelto a poner el uniforme de guerra, Habrás guardado ben tus numerosas heridas Cuyos labios cerrados te hablan en voz baja. Vos esperáis la próxima llamada La inevitable movilización Pues vuestra guerra, esa de vosotros, no conoce treguas, Pues no ha habido tierra en la que no corriera tu sangre. Tu lengua y color que hayan sido insultados.

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Orfeo Negro

Tú sonríes, Black Boy, Cantas Danzas Tú arrullas generaciones Que suben todas horas Sobre los frentes del trabajo y de la pena, Que subirán mañana al asalto de las Bastillas Sobre los bastiones del porvenir Para escribir en todas las lenguas, Páginas claras de todos los cielos, La declaración de todos los derechos desconocidos Por más de cinco siglos, En Guinea, En Marruecos, En el Congo, En fin donde tus manos negras Han dejado en las paredes de la civilización Huellas de amor, de gracia y de luz…

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Orfeo Negro

¿CUÁNDO NOS SEPAREMOS? ¿Cuándo nos separemos? ¿En qué lúgubre encrucijada del camino? ¿Eres tú quien nos abandona? ¿Somos nosotros quienes te dejamos? Y el muro rígido alzado Entre tú y nosotros; Y el silencio alzado Entre tú y nosotros; Y las tinieblas tendidas, Trampa lúgubre, Entre tú y nosotros Habríamos sido extraños A ti y a nosotros De tu cansancio ¿De un dolor sin resignación y sin esperanza? Y el tiempo divide, El tiempo, ese tren siempre por partir y que apenas se detiene El tiempo, sembrador, de somnolencia Insensible caída de polvo, Bello velo soleado del recuerdo, Sorda invisible araña Tejiendo la tela tenebrosa del olvido Como segundo sudario profundo de la tumba, ¿Entre tú y nosotros? [Guardaremos a Dios]

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HaitĂ­

Rene Belance


Orfeo Negro

TAPADERA ¿Se podrían reunir todas las fuerzas viriles Para levantar la compuerta cuya pesadez se vuelve pesadilla Que prohíbe la ascensión, que prohíbe el horizonte Que prohíbe la luz? La esperanza cerrada hierve al fin del vacío. Pero este lamentable esfuerzo se marchita. Este esfuerzo que exalta nutre el sentido de las resignaciones. Y se disgregan los tejidos bordados por la regresión. Los ojos son negros al fin del vacío. Todos los ruidos encendidos que serían necesarios Para que se ilumine el camino se han apagado en la noche. El espacio ha vencido la fuerza concentrada. Si en el llamado para el bien todo fervor se rebela, Mis dos brazos en cruz surgirán en la noche… Tengo un alma más grande que el espectáculo de mi desolación. Llevo en los ojos la nostalgia de mis desiertos perdidos. Tengo las raíces remotas que la frontal pierde. La planta no puede morir por la trasplantación. [Luminarias]

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Orfeo Negro

VÉRTIGO Con tu despertar a la alegría. Con tu carrera irreflexible. Con tu vestido al viento, Con tu sonrisa emergiendo Con tu amenaza a mi inquietud Hago eterno mi fuego con un fervor. Con mis sobresaltos enervantes. Con mis risas de proscrito Rechinando, golpeando tu éxtasis-estúpido, Mis huesos exhumados del osario Al escándalo de las princesas Que me ofrecieron su desnudez Agitada sin ningún escalofrío, Impasibles ojos atormentados de una aurora sismal Infierno sueño construido Para rozar tu cuerpo. Electrizar tu garganta consentidora. Cierto día memorable para abordar el “paquebote” Trayendo al exiliado salido de la prisión. Te tomaré por los cabellos Ah! afiebradamente, Para mostrarme Ahorcado, silbado, Abofeteado, Enloquecido, Perdido Y solo, Cínicamente solo Librado al hambre En la bahía de los pantanos Delante de las casas de corrupción Donde se fabrican Los creadores de complots Candidatos a trabajos forzados Niños de la salvación en el hambre Por el hambre, En harapos En úlceras Y hombres para viajar en primera,

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Orfeo Negro

Hombres para ir sin zapatos, Hombres para el “home”, Hombres para la choza, Y también mujeres Mujeres para zaguanes Mujeres para salones, Mujeres para los burdeles, Mujeres para causar matanzas, la bancarrota, Mujeres para la ansiedad de los joyeros, Mujeres para la piedad… Te contaré todo el alarido de los valles, El lamento de los pájaros dormidos, Inoculados por las primeras agujas de helio. Te contaré el aborto De cada fruta En la tierra impasible, y Del abono de sus pechos tentaculares. Yo te haré contemplar Una ventana abierta sobre la huelga… La tierra girará alrededor de nuestros brazos polares Y tendremos el vértigo de las gravitaciones El privilegio de fijar El cambio de las estaciones, La influencia de tus ojos al ras de la marea, El sueño de los pescadores, La pesadilla de la germinación en los aluviones. Tú cantarás ante el éxtasis; Para que tú no construyas Sobre la inquietud y la sed. EL caballo insometible, Los atajos de desierto comunicables Inclinarán hasta tus pies de porcelana Sus flechas Sus escudos… [Hombro de sol]

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Africa Negra Senegal

Birago Diop



Orfeo Negro

LAS MAMELLES Cuando la memoria va a recolectar leña muerta Trae el macizo que gusta… El horizonte oculto me rodea los ojos. Los verdes del verano y los rojos del otoño en adioses, Busco las vastas extensiones de la sabana Y no encuentro sino montes cercenados, Sombríos como viejos gigantes abatidos Que la nieve no quiere enterrar Porque sin duda fueron incrédulos… Malo tejedor, El invierno no logra desgranar ni cardar su algodón; No hila y teje sino una lluva débil. Gris, el cielo es frío, pálido, El sol tirita; Entonces cerca de la chimenea caliento Mis miembros entumecidos… Los maderos ardientes de la chimenea Parecen calentar más que algún otro fuego… Saltando por las llamas estremecidas, Mis pensamientos van uno por senderos Que abordan e invaden los recuerdos. De pronto las llamas se convierten en reflejos rojizos De una puesta de sol sobre las olas ondulantes Las olas al fondo reflejan fuegos fatuos furtivos Cansado de su largo recorrido El cayuco perezoso puntea en las aguas de las Almadias. ¿Son estas las mamelles? Preguntó una voz irónica a mi lado… Sí! Solo esto son las mamelles, El punto culminante del Senegal, Apenas 100 metros de altitud. Confesé a esa joven mujer,

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Orfeo Negro

Que se había mostrado durante el camino Tímida y discreta y no pude resistir El deso de llamarla Violeta. Y era violeta que burlonamente preguntaba Si eso eran Las Mamelles, Pues encontraba mis colinas demasiado modestas. Le dije que más adelante encontraría el Fouta-Djallon, Los montes del Camerún, etc., etc. Violeta estaba convencida que la naturaleza No había sido generosa, Dando al Senegal esos dos ridículos montones de arcilla rojiza, Como mojo aquí, desnudo allá… Más tarde, después del primer retorno al país, Mucho más tarde, al contacto de Amadou Koumba, Recolectando migas de su saber y de sabiduría, Supe, entre oras muchas cosas, lo que eran las Mamelles, Esas dos jorobas de la península de Cabo Verde. Las dos últimas tierras del África que el sol mira largamente Antes de abismarse en el gran mar… Cuando la memoria reocge netos muertos, Toca algo que gusta. Mi memoria, esta noche, en el rincón del fuego, Anuda con sogas de liana mis pequeños montes; Las esposas de Momar, y la tímida y rubia Violeta, A quien respondo, tarde, con un cuento A ru irónica pregunta con esto que me contó Amadou-Koumba. Cand se trata de esposas, dos no es un buen número. Para quien quiera evitarse peleas, gritos, Reproches y alusiones malvadas se requieren tres mujeres, O una sola, y no dos. Dos mujeres en una misma casa tienen siempre con ellas Una tercera compañera, que es la peor consejera: Se llama envidia De voz agria y ácida como jugo de tamarindo. Khary, la primera esposa de Momar era envidiosa.

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Orfeo Negro

Se podrían llenar diez calabazas con sus celos Tirarlas en un pozo, y aún quedarían Diez veces diez odres más al fondo De su corazón negro como el carbón. Cierto es que a Khary no le sobraban razones Para no estar contenta con su destino. Khary era jorobada. Oh! Pero tan pequeña joroba en una camisola bien almidonada, O un bou-bou amplio de grandes pliegues, Podían fácilmente ocultarla. Pero Khary pensaba que todos los ojos del mundo Estaban fijos en su joroba. En sus oídos estaban siempre los gritos de Khary-Khougne. [Khary la jorobada], Y las burlas de sus compañeras de juegos infantiles Como cuando con las demás, llevaba el busto desnudo; Y le preguntaban, Si quería prestarles él bebe que llevaba en la espalda. Llena de rabia la perseguía y pobre de la que cayera en sus manos. Las arañaba, les arrancaba las trenzas, los artes. Las víctimas de Khary lloraban con toda el alma; Y nadie ayudaba a sus compañeras pues tenían terror de los golpes, De las uñas de la jorobada; y en los juegos de niños, Los mayores no se ocupaban. Con la edad, el carácter de Khary no mejoraba, Todo lo contrario, Se había amargado como la leche que un genio ha estancado Y era Momar, Quien ahora sufría el execrable carácter de su jorobada esposa. Momar debía ir al campo, llevar su comida. Khary no quería salir de la casa por miedo de las miradas burlonas, Razones que no ayudaban a su esposa en los trabajos de labranza. Cansado de trabajar todo el día Y de tomar solamente una comida caliente, Momar se había decidido a tomar una segunda mujer y desposar a Koumba.

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Orfeo Negro

Pensando que con la nueva mujer de su esposo, Khary se convertiría en la mejor de las esposas,

La más amable de todas las mujeres como ingenuamente pensó Momar, Nada cambió. Koumba era también jorobada. Pero su joroba sobrepasaba realmente Las dimensiones de una joroba decente Parecía, cuan do estaba de espaldas, Un canario tintorero, que semejaba llevar, al mismo tiempo, El pañuelo y la calabaza puestos en la cabeza. Koumba a pesar de su joroba, era alegre, dulce y amable. Cuando se burlaban de la pequeña Koumba-Khouge En los tiempos que jugaban con el pecho desnudo, Pidiéndole que les prestara por un momento El bebé que llevaba en la espalda, Respondía riéndose más fuerte que las demás: “Me sorprende que lo quieras llevar… No quiere bajarse ni siquiera para mamar” Al contacto con los mayores, más tarde, Koumba, Que lo sabía menos burlones que los niños, Pero peores en maldad, no cambio su carácter. En la casa de su esposo era la misma. Considerando a Khary como una gran hermana, Se esforzaba por agradarle. Hacía todas las labores pesadas de la casa, Iba al río a lavar la ropa, recogía el grano y molía el maíz Llevaba todos los días la comida al campo y Ayudaba a Momar en su trabajo. Khary no estaba por eso contenta, todo lo contrario. Era mucho más mala y agria que antes, Pues la envidia es una devoradora que no satisface Con cualquier platillo, Se pasaba molestando a Koumba Que aparentemente no sufría con su tremenda joroba.

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Orfeo Negro

Momar vivía por tanto, medio feliz entre sus dos esposas, Las dos jorobadas, pero la una, graciosa, buena y amable; La otra mala, gruñona y malvada, como espinas al alba. Con frecuencia para ayudar mejor a su esposo Koumba llevaba al campo la comida preparada al amanecer Cuando, los dos escardaban desde la mañana Sus sombras se juntaban bajo sus cuerpos Buscando refugio contra el ardor del sol. Momar y Koumba se detenían. Koumba recalentaba el arroz o la papilla que compartía con su esposo; Lego se recostaban bajo la sombra del tamarindo Que estaba a mitad de campo. Koumba en vez de dormir con Momar Le acariciaba la cabeza que tal vez soñaba Con cuerpos de mujeres sin defectos. El tamarindo es, de entre todos los árboles el que Tiene la sombra más frondosa; A través de su follaje el sol difícilmente penetra. Se pueden percibir alguna vez en pleno día las estrellas Esto lo hace ser el árbol más frecuentado por los genios y los vientos Por los buenos genios como por los malos Por los vientos calmados t por los vientos insatisfechos. Muchos enloquecían, gritaban, cantaban por la noche, Por la mañana habían salido de su pueblo o de su casa, Con la cabeza sana. Pasaron la mitad del día bajo el tamarindo y vieron Lo que no debieron ver, seres de otro dominio, Genios que habían ofendido con sus palabras o con sus actos. Las mujeres lloran, ríen, chillan y cantan por los pueblos, Cabezas perdidas por haber tirado el agua hirviente De una ramita quemando a los genios que pasaban O que reposaban en el corredor de la casa. Los genios esperaron a la sombra de un tamarindo Y trastocaron sus cabezas.

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Orfeo Negro

Momar y Koumba jamás habían herido con sus palabras a los genios. Así que podían descansar a la sombra del tamarindo Sin temer la visita, ni la venganza de los malos genios. Momar dormía aquel día cuando Koumba, Que cosía cerca de él, Creyó oír una voz que venía del Tamarindo Y que repetía su nombre; Levantó la cabeza y percibió en la primera rama del árbol, Una vieja, una ancianita cuyos cabellos largos Y blanquísimos como algodón granado cubrían su espalda. ¡Estás en paz, Koumba? Preguntó la vieja mujer. -En paz, solamente, abuela, respondió Koumba. -Koumba, continuó diciendo la viejecita, Conozco tu buen corazón y tus grandes méritos, Sé que reconoces la derecha de la izquierda. Quiero hacerte un gran favor porque te sé digna de él. El viernes de plenilunio, Sobre la colina de arcilla de N’Cuew, Las hijas genios bailarán. Irás hasta la colina cuando la tierra quede fría. En el momento en que el Tam-tam batirá plenamente, Cuando el grupo esté más animado, Cuando sin cesar una bailarina reemplace a otra bailarina, Te acercarás y dirás a la hija-genio que estará cerca de ti: -Ten, toma al pequeño que llevo sobre mi espalda, Es mi turno de bailar. El viernes, por suerte, Moumar dormía en la choza de Khari, su primera esposa. En el pueblo los trasnochados, Cabeceaban su primer sueño, Koumba salió de la choza y se dirigió hacia la colina de barro. De lejos, escuchaba el batir endiablado del tam-tam Y los golpeteos de mano. Las hijas-genios, danzaban el Sa-n’diaye,

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Orfeo Negro

Girando una cerca de la otra haciendo un círculo jubiloso. Koumba se aproximó y acompañó Con su golpeteo de manos el ritmo ensordecedor del tam-tam Y el torbellino frenético de las bailarinas se iba revelando.

Una, dos, tres… diez habían girado, Girado, haciendo volar los bous-bous y los pañuelos… Entonces Koumba dijo a su vecina de la izquierda Dándole la espalda: -Ten, tómame al niño, este es mi turno. La hijo-genio ya no la podía alcanzar, La señal final del tam-tam llegaba, Los genios partían hacia sus dominios, Justo hasta el próximo viernes de plenilunio. Koumba ya no tenía más su joroba. Sus cabellos finamente trenzados caían por su largo cuelo, Tan delgado como el de una gacela. Moumar la vio saliendo en la mañana de la choza de su primera esposa, Creyó soñar; y se frotó varias veces los ojos. Koumba le relató lo que había sucedido. La saliva de Khary fue hiel en su boca, Tan luego como vio a Koumba sacar agua del pozo; Sus ojos se inyectaron de sangre, abrió la boca seca, Como una bola de barro que espera las primeras lluvias Y amarga como una raíz de sidián; Pero no Salió ningún sonido y cayó desvanecida. Moumar y Koumba la levantaron y llevaron a su choza. Koumba la cuidó, le dio de beber, la meció con dulces palabras. Cuando Khary se repuso del ataque de celos Que fue del vientre a la garganta, Koumba siempre buena compañera le contó cómo había perdido su joroba Y le indicó que ella también podía hacerlo para deshacerse de la suya.

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Orfeo Negro

Khary esperó impaciente el viernes de plenilunio, Que parecía no llegar nunca. El sol vagaba todo el día por los campos Sin parecer tener prisa por volver a su casa, En la noche se detenía largamente antes de ocultarse Y apacientar un tropel de estrellas. Por fin el viernes llegó, ya que todo llega. Khary esa noche no cenó. Hizo repetir a Koumba los consejos y las indicaciones De la vieja mujer de los largos cabellos como algodón Del árbol del tamarindo. Los ruidos de la primera noche disminuyeron hasta desvanecerse, Vio nacer y crecer los ruidos de la segunda noche. Cuando la tierra se enfría, Tomó camino hacia la colina de barro Donde bailaban las hijas-genios. Era el momento en que las bailarinas rivalizaban en agilio, En gracia y se arremolinaban entre gritos, cantos Y el batir las palmas de las manos de sus compañeras, Que formaban el círculo, impacientes también Por demostrar su talento, Al ritmo acelerado del tam-tam que vibraba. Khary se acercó, batió las manos Como la segunda mujer de su esposo se lo había indicado; Y después que una, tres, diez hijas-genios entraran Girando en el círculo y jadeantes lo abandonaban, Dijo a su vecina: -Ten, toma al niño me toca bailar a mi -Eso si que no, dijo la hija-genio; este es mi turno. Ten, guárdame éste que me fue confiado desde la luna llena Y nadie ha venido a reclamarlo. Diciendo esto, la hija-genio puso en la espalda de Khary La joroba que Koumba le había confiado. El primer gallo cantó justo en ese momento. Las hijas-genios desaparecieron y Khary quedó sola

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Orfeo Negro

En la colina de arcilla, sola con sus dos jorobas. La primera joroba, pequeñita le había hecho sufrir Todos los momentos de su vida Y allí estaba ahora con una joroba más, enorme, Más que enorme, ¡ahí estaba! Era verdaderamente más de todo lo que ella podía soportar. Recogiendo sus polleras se puso a correr recto Siempre de frente. Corrió noches, corrió días, Corrió tan lejos y corrió tan de prisa Que llegó al mar y se arrojó a él. Pero no desapareció por completo. El mar no quiso tragarla del todo. Son las jorobas de Khary-Kougne que se alzan En la punta de Cabo Verde, Son ellas las que iluminan los últimos rayos del sol africano. Las Mamellas son las jorobas de Khary.

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Orfeo Negro

VIATICO En un trío de canarios En uno de los tres canarios ciertas noches regresan Las almas morenas Vientos ancestrales Ancestros que fueron hombres, Ancestros que fueron sabios, La Madre moja tres dedos, Tres dedos de su mano izquierda: El pulgar, el índice y el mayor. Tres dedos rojos de sangre, Sangre de perro, Sangre de toro, Sangre de cabro, Mi madre me ha tocado tres veces. Ha tocado mi frente con su pulgar, con el índice mi seno izquierdo Y mi ombligo con su mayor. He tenido mis dedos rojos de sangre De sangre de perro, Sangre de toro, Sangre de cabro. He puesto mis tres dedos al viento, Al viento del norte, al viento del levante, Al viento del sur; al viento del poniente, Y he alzado mis tres dedos hacia la luna, Hacia la luna llena, luna llena y desnuda. He hundido mis tres dedos en la arena, En la arena que se enfría. Mi madre ha dicho: “Ve por el mundo, ve La Vida estará sobre tus pasos”. Desde entonces voy, Voy por los senderos, Por los senderos y los caminos Más allá del mar y más lejos, más lejos todavía,

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Orfeo Negro

Más allá del mar y más lejos, más lejos todavía, Más del mar y más allá del más allá. Y cuando me acerco a los malos, Hombres de corazón negro, Cuando me acerco a los envidiosos, Los hombres de corazón negro, Ante mí danzan los vientos de los abuelos. [Engaños… y luces]

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Orfeo Negro

VIENTOS

A.CH.Cassagne

Escucha con más frecuencia Las cosas de los seres. La voz del fuego se oye, Oye la voz del agua Escucha en el viento El matorral de los llantos Es el viento de los ancestros… Los que han muerto jamás se han ido, Están en la sombra que se esclarece Y en las sombras que se multiplican Los muertos no están bajo la tierra: Están en el bosque que gime, Están en el agua que corre, Están en el agua que duerme, Están en los bodegones, Están en la muchedumbre: Los muertos no están muertos. Escucha con más frecuencia Las cosas de los hombres. La voz del fuego se oye, Escucha en el viento El matorral de los llantos. Es el viento de los ancestros, El viento de los ancestros muertos Que no se han ido, No están bajo la tierra, No están muertos. Los que están muertos nunca se ha ido Están en el seno de la mujer, Están en el niño que lloran, En la roca que gime, Están en el bosque, Están en la casa:

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Orfeo Negro

Los muertos no están muertos. Escucha con más frecuencia Las cosas de los hombres. La voz del fuego se oye, La voz del agua escucha En el viento El matorral de los llantos. Es el viento de los ancestros… [Engaños… y luces]

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Senegal

LĂŠopold SĂŠdar Senghor


Orfeo Negro

EL HURACAN El huracán arranca todo en torno a mí El huracán arranca mis hojas y palabras fútiles. Torbellinos de pasión silban en silencio. Pero paz sobre el tornado seco, sobre la huida del invernar! Tú, viento ardiendo, viento puro, viento de bella estación, Quema toda flor, todo pensamiento vano Cuando recaiga la arena en las dunas del corazón. Sirviente, suspende tu gesto de estatua, ustedes niños, Sus juegos y sus risas de marfil. Tú que consumes tu voz con tu cuerpo, Que secas el perfume de tu carne. La llama que ilumina mis noches es una columna, Una palma. Besa mis labios de sangre, Espíritu, Sopla en las cuerdas de mi Kora Que se eleve mi canto, tan puro como el oro de Galam.

[Cantos de Sombra]

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Orfeo Negro

NOCHE DE SINE Mujer, pon sobre mi frente tus manos balsámicas, Tus manos dulces sin coberturas En lo alto las palmeras balancean susurros con la alta Brisa nocturna Apenas. La canción de la nodriza Nos acuna, en un silencio rimado. Esuchemos su canto, Escuchemos batir nuestra sangre sombría, Escuchemos. Agitar el pulso profundo del África En la neblina de los pueblos perdidos He aquí que la luna fatigada se oculta Hacia su lecho de mar inerte. He aquí que se apagan las carcajadas, De los narradores ellos mismos Meciendo la cabeza como el niño en la espalda de su madre He aquí que los pies de los bailarines se entumecen, Entumecida la lengua de los coros acoplados Es la hora de las estrellas y de la noche que sueña y Se acoda a esta colina de nubes, Rebosante en su paño de leche. Los techos de las chozas titilan tiernamente. ¿Qué confidencias cuentan las estellas? Dentro el fuego se extingue en la intimidad De olores acres y dulces Mujer, enciende la lámpara de mantequilla clara, Que hablen los ancestros en la ronda como os parientes, Como los niños en la cama Escuchemos la voz de los viejos de Elissa. Como nosotros exiliados Sin querer morir, ni perder en la arena su torrente seminal Escuché, en las chimeneas de las casas un reflejo de almas propicias. Mi cabeza en tu seno caliente es un dang de fuego Humeante. Respiro el olor de nuestros muertos, Recolecto y vuelvo

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Orfeo Negro

Con su voz a decir viviente aprende a Vivir antes del descenso del zambullirse mĂĄs allĂĄ De las altas profundidades de sueĂąo.

[Cantos de sombra]

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Orfeo Negro

MUJER NEGRA Mujer desnuda, mujer negra Vestida de tu color que es vida, de tu forma que es belleza! He ofrecido a tu sombra, la dulzura de tus manos vendando is ojos Y he aquí que en el corazón del verano y del mediodía, Te descubro tierra Prometida en la cima de un alto desfiladero calcinado Y tu belleza me fulmina en pleno corazón como el rayo de un águila. ¡Mujer desnuda, mujer oscura! Fruta madura de carne firme, sombrío éxtasis de vino negro, Boca que hace lírica mi boca Sabana de los horizontes puros, Sabana que se estremece de las caricias fervientes del viento del este Tam-tam esculpido, tam-tam tendido que gruñe bajo los dedos del Vencedor Tu voz grave de contralto en el canto espiritual de la Amada. ¡Mujer desnuda, mujer oscura! Aceite que no arruga ningún viento, aceite tranquilo en los costados del atleta, A los costados de los príncipes de Mali Gacela de ataduras celestes, Las perlas son estrellas en la noche de tu piel Delicias de juegos del espíritu, Los reflejos de oro rojo en tu piel Que dan visos al movimiento. A la sombra de tu cabellera, Se aclara mi angustia en los soles Próximos de tus ojos. ¡Mujer desnuda, mujer negra! Yo canto tu belleza que pasa, Forma que yo fijo en la eternidad Antes de que el destino te reduzca en cenizas Para nutrir las raíces de la vida. [Cantos de sombra]

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Orfeo Negro

A LA LLAMADA RAZA DE SABA A L. G Damas [para tres trompetas] ¡Madre, seas bendita! Oigo tu voz cuando estoy librando al silencio Socarrón de esta noche de Europa Prisionero de mis sábanas blancas y bien estiradas, De todas las angustias que me estorban intrincablemente. Cuando se deshace sobre mí, milano1 Repentino pánico de las hojas amarillas Como los guerreros negros al trueno de los tanques Y la caída de su jefe con un gran grito, Dando una gran voltereta con todo el cuerpo. ¡Oh!, Madre, oigo tu voz irritada He aquí tus ojos irritados y rojos que incendian noche y selva negra como en los días de mis fugas No podía quedarme sordo a la inocencia de las conchas, De las fuentes y de los espejismos en los tangs Y temblaba tu mentón bajo tus labios hinchados y torcidos II Madre, ¡bendita seas! Recuerdo los días de mis padres, las noches de Dyilor Esta luz que otro cielo las noches claras la tierra dulce al anochecer Estoy en las escaleras del hogar profundo obscuro Mis hermanos y mis hermanas contra mi corazón aprietan Su calor numeroso de polluelos Reposo la cabeza en las rodillas de mi nodriza Nga, de Nga, la poetisa Mi cabeza zumbando al galope guerrero de los Dypung-dyoungs, Al gran galope de mi sangre de pura sangre Mi cabeza melodiosa de canciones lontanas lamentos De Koumba la huérfana En medio del corral, el fiar solitario Mirando la sombra lunar, las esposas del Hombre Con sus voces graves y profundas como sus ojos Y las fuertes nocturnas de Fimla

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Orfeo Negro

Y mi padre recostado en las suaves cesteras, pero grande, Pero fuerte, pero bello Hombre del Reino de Sine, en las inmediaciones, Sobre la Koras, voces heroicas, Los brujos danzan sus dedos de fogosidad En tanto a lo lejos suben, marejadas de olores fuertes y calientes, rumores clásicos de cien tropeles III Madre, ¡bendita seas! Ya no soplo al viento del este en estas imágenes devotas Como sobre la arena de las pistas: No me oyes cuando yo te sigo, tal madre ansiosa Que olvida presionar el timbre del teléfono Mas no borro los pasos de mis padres ni de los padres de mis padres En mi cabeza abierta a vientos y pillajes del Norte Madre, respira en este cuarto poblado de latinos y de griegos El olor de víctimas vespertinas de mi corazón. Que me guarden, los genios protectores, que mi sangre no se vuelva Insípida como la de un asimilado, como un civilizado Yo ofrezco una erviz sin mancha, de pie cercano al Mayor, que bien tarde Llego, al fin delante del agua cremosa y la cerveza de mijo Rocié hasta mí y sobre mis labios carnales la sangre caliente salada del toro en la fuerza de su edad, en la plenitud de su grasa. IV Madre, ¡bendita seas! Nuestras albas que sangran los días proconsulares, dos generaciones De hombres y muchas más ¿se iluminaron tus ojos como en las altas Hierbas en la matanza de las altas llamas? Madre, tú lloras al tránsfuga en la hora débil que precede al sueño, En que han puesto cerrojos a las puertas y ladran los perros amarillos a los espíritus Desde un noveno año; y yo, tu hijo, medito, formo mi boca basta

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Orfeo Negro

resonando por el eco y la trompeta de liberación En la sombra, Madre –mis ojos prematuramente se hicieron viejos. En el silencio y en la neblina sin olor ni color Como el último forjador. Sin amos, desde ahora ni esclavo Ni quelwars, ni brujos ni brujos de brujos; Nada más que la llana y viril camaradería de los combatientes y que me sea igual el hijo del Tolé, que me sean compañeros. Porque el grito montaraz del Ras Desta ha atravesado el A De parte a parte como una espada larga y segura en el envilecimiento de sus riñones Ha dominado la rabia trépidamente crepitante de las ametralladoras Y he aquí que un largo gemir más desolado que un largo l De madre en os funerales de un hombre joven Sordo de las minas allí, en el extremo Sur. V Madre, ¡bendita seas! He visto - ¿en el sueño ligero de algún amanecer balbuceante El día de la liberación Era u día radiante de luz sonante como banderas y Oriflamas de altos colores Estábamos allí, todos reunidos, mis compañeros los fuertes en Tales, en los primeros días de guerra, los nacionales Desembarcados del extranjero Y mis primeros compañeros de juego, y otros, y de otros, Aún sin conocer su propi rostro, los reconocía Por la fiebre de su mirada Por el último asalto contra el consejo de administración Que pretenden gobernar los gobernadores de las colonias Como en los últimos minutos antes del ataque -las cartucheras están repletas, el trago de vino seguro Los musulmanes tienen leche y todos los grigis de su fe. La muerte nos espera tal vez en la colina; la vida creo Sobre la muerte con el sol cantando Y la Victoria; en la colina de aire puro donde los banqueros b Ha construido sus villas, blancas y rosadas Lejos de los arrabales y de las miserias de los barrios in VI

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Orfeo Negro

Madre, ¡bendita seas! ¡Reconoce a tus hijos entre sus compañeros como otras Veces a tu campeón KorSanou! Entre los atletas antagónicos A su nariz prominente y a la delicadeza de sus ataduras ¡Adelante! Y que no sea el peón empujado O ¡Píndaro! Por el grito de guerra hirsuto Y el corta-corta desenvainados Pero, chispean los cobres de nuestras bocas, La Marsellesa de valmy más apresurada que la carga de Elefantes de los grandes tanques que preceden Sombras sangrientas La Marsellesa católica Pero estamos aquí, todos reunidos, diferentes de tez -hay quienes son de color de café quemado, otros de plátano dorado Y de otras tierras de los arrozalesEl Cafre, el Kaby, el Somalí, el Moro, el Fan, el Fon, el Bambará, El Bobo, el Maudiago El nómada, el minero, el prestamista, el campesino y el artesano, El becado, el tirador Y todos los trabajadores blancos en la lucha fraternal He aquí el minero de Austrias, el docker de Liverpool, el judío Expulsado de Alemania, y Dupont y Oupuis y todos los tipos de Saint-Denis. VII Madre, ¡bendita seas! Reconoce a tu hijo a la autenticidad de su irada Que es la de su corazón y de su linaje; Reconoce a tus compañeros, reconoce a los combatientes, Y saluda, en la noche roja de tu vejez AL ALBA TRANSPARENTE DE UN DÍA NUEVO. [Hostias negras]

Ave diurna, familia de las rapaces; pico y tarsas cortos, cola y alas muy largas. Plumaje de color rojizo con manchas leonadas. [N. del T.] 1

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Orfeo Negro

A LOS TIRADORES DEL SENEGAL MUERTOS POR FRANCIA He aquí el sol Que se tiende en el pecho de las vírgenes Que hace sonreír en los bancos verdes a los viejos Que despertaría a los muertos bajo una tierra maternal. Oigo el ruido de los cañones -¿serán de Irun?Se adornan con flores las tumbas, se reconforta al Soldado Desconocido. Ustedes, mis hermanos oscuros, nadie los nombra. Se promete 500.000 a la gloria de sus hijos, futuros muertos, Se les agradece por adelantado, futuros muertos oscuros Die schwarzeSchande! Escúchenme, tiradores senegaleses, en la soledad de la tierra negra Y de la muerte En vuestra soledad sin ojos, sin orejas, más que en mi piel Sombría al fondo de la Provincia Sin siquiera el calor de vuestros compañeros acostados muy cerca De ustedes, como en la trinchera, con en el palabrerío del pueblo Escúchenme tiradores de piel negra, aunque sin oreja y sin ojos En su triple recinto de noche No trajimos plañideras, ni siquiera las lágrimas De las mujeres ancianas -No se recuerdan sino sus grandes golpes de cólera buscando El ardor de los vivosLos lamentos de las plañideras demasiado claros Muy pronto se desaguan las mejillas de sus mujeres como en la estación; Caliente los torrentes del Fouta Lágrimas tibias y muy claras y constantes humedeciendo Las comisuras de los labios olvidados Les reportamos, escuchad, nosotros deletreábamos sus nombres En los meses en que morían Nosotros, en esos días de miedo sin memoria, traemos la amistad De sus compañeros de edad ¡Ah! Pudiera un día una voz color ceniza, poder cantar La amistad de los compañeros ferviente como entrañas sensibles, Fuerte como los tiradores Escuchad muertos rescatados en el agua en las profundas Llanuras del Norte y del Este

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Orfeo Negro

Reciban este sol rojo, bajo el sol de verano este sol rojizo De la sangre de blancas hostias ¡Reciban el saludo de sus compañeros negros, tiradores senegaleses MUERTOS POR LA REPÚBLICA!

[Hostias negras]

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Orfeo Negro

NDESSÉ Madre, me escriben que encaneces como el arbusto En el extremo invernar Y yo debería ser tu fiesta, la fiesta gimmica Tu estación bella como site veces nueve años Y los graneros rebosantes de fino Tu campeón, Kor-Sanou! Tal el palmero Domina a todos los rivales de su cabeza Penacho de plata Y los cabellos de las mujeres se agitan en Y los corazones de las vírgenes en el tumul He aquí que estoy ante ti, Madre, soldado Y estoy vestido de palabras extranjeras No ven más que una reunión de bastones y ¡Si yo te pudiera hablar, Madre! Pero no oir Precioso que tú no entenderías Como cuando, buenas mujeres sééres, -de los tropeles- de nubes Detonantes tiros de fusil por encima esta “paragnessés” Madre, háblame para que mi lengua se deslice Sonoros y duros Tú sabes cantar dulce y suave como al hijo ¡Ah! Me pesa el fardo piadoso Ya no soy el funcionario que tiene autoridad, El morabito de los discípulos encantadores Europa me ha aplastado como el plato guerrero bajo las patas Paquidermas de los tanques Mi corazón está más herido que mi cuerpo, entonces al retorno De las lontanas escapadas al borde encantado de los Espíritus Debería de ser, Madre, la palmera floreciente de tu vejez, Devolver la embriaguez de tus jóvenes años Ya no soy tu hijo adolorido que se acuerda de tu seno materno y que llora Recíbeme en la noche que aclara la seguridad de tu mirada Vuelve a contarme los viejos cuentos de las veladas negras, Que me pierde por los caminos sin memoria Madre, yo soy un soldado humillado que es nutrido de grueso mi jo-mi jo ¡Háblame ahora del orgullo de mis padres! Front Stalag 230 [Hostias Negras]

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Orfeo Negro

CANTO DE LA PRIMAVERA Para una doncella negra de “talón rose1” I Cantos de pájaros suben limpios en el cielo primitivo El olor verde de la hierba alegre asciende, ¡Abril! Oigo el viento de la aurora emocionando las noches blancas De mis telares Oigo la canción del sol en mis postigos melodiosos Me siento como un aliento y el recuerdo Naett sobre mi nuca Desnuda me emociona Y mi sangre, complica, a pesar de mí, murmulla en mis venas Eres tú mi amiga ya escucho los vientos calientes en el abril De otro continente ¡Oh! Escucha cuando se deslizan, heladas de azul las alas De las golondrinas migratorias Escucha el ruido blanco y negro de las cigüeñas horizontales Al extremo de sus velas desplegadas Escucha el mensaje de la primavera de otra edad, de otro continente ¡Escucha el mensaje del África lejana y el canto de tu sangre! Escucha la savia de abril que en tus venas canta II Te he dicho: -Escucha, mi amigo lejano y sordo, el gruñir precoz del tornado Como un fuego estruendoso de S Y mi sangre grita la angustia en el abandono Demasiado pesada librada a las corrientes ¡Ah! Allí la tormenta, de repente, en el incendio Y de la blanca paz del África En la noche cuando truenan grandes Oye, más cerca de nosotros, sobre trescientos Todos los alaridos de chacales sin luna felinos de las balas Oye los rugidos breves de los cañones De los paquidermos de cien ¿Es África, todavía, esta costa moviente, Esta larga línea recta, esta línea de

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Orfeo Negro

Más escucha el huracán de las águilas Las escuadras aéreas tirando a Y fulminando las capitales en el Y las pesadas locomotoras saltan por encima Y las ciudades soberbias arden, pero Pero mucha más secas como hierbal de sel Y he aquí que las altas torres, orgullosas caen como los gigantes de los bosques con Y he aquí que los edificios de acero y un cirio blando a los pies Y la sangre de mis hermanos blancos hi más roja que le Nilo ¿bajo qué Y la sangre de mis hermanos negros, los tiradores Que en cada gota esparcida es una gota de fuego ¡Primavera trágica! ¡Primavera de sangre! ¡Es es África?... ¿Oh! Mi amigo -¡oh como es cuchar tu voz? Como ver tu rostro negro tan dulce a mi mejilla A mi mejilla morena ¿Cuándo se deben cubrir los ojos y III Te he dicho: -Escucha el silencio bajo la cólera ardiente La voz del África planeando por encima de la rabia La voz de tu corazón, de tu sangre, escúchala De tu cabeza, de tus gritos ¿Es su culpa si Dios les ha pedido las primicias? ¿Las más bellas espigas, los cuerpos más bellos Pacientemente entre mil pueblos? Es su culpa si Dios hace de sus hijos berganti La soberbia de las razas Escucha su voz azul en el aire limpio del odio, Libar los sacrificios al pie del Proclama la gran emoción que hace temblar los Verdes de abril Proclama la espera amorosa del renacer en la fiebre De la primavera La vida que hace vagir dos recién nacidos al borde De una tumba soterrada Dice tu beso más fuerte que el odio y la muerte

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Orfeo Negro

Veo en el fondo de tus ojos turbados la luz esparcida del verano Respiro entre tus colinas la embriaguez dulce de las cosechas ¡Ah! Este rocío de luz de alas estremecidas de tus narines Y tu boca es como un botón que se abre al sol Y como una rosa color vino viejo que va a abrirse Al canto de tus labios Escucha el mensaje, mi amiga sombría de “talón rose”1 Oigo tu corazón de ámbar que germina en el silencio y la Primavera

[ Hostias negras]

París, abril 1944

1

Talón Rouge. [N. del T.]

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Orfeo Negro

23 Para dos flautas y un Tam-tam lejano ¿Fue una noche magrebiña?1 Dejó Mogador a las mujeres de platino ¿Fue una noche magrebina? Era también la noche, nuestra noche Joalienne Antes de nuestro nacimiento la inefable noche: Te peinabas delante del espejo de mis ojos Estábamos sentados en la angustia en la sombra de nuestro secreto En esa angustia que la espera que hacía temblar tus narines2 ¿Recuerdas ese rumor de paz? En la ciudad baja, Ola por ola Remolineaban a nuestros pies. Un faro a lo lejos llamaba A mi derecha A la izquierda muy cerca de mi corazón, la extraña inmovilidad De tus ojos ¡Ah! A la luz de esos rayos repentinos en la noche de invernadero Podía leer tu rostro Y bebía tu rostro terrible en largos sorbos alterados Que incendiaban mi sed Esta ráfaga aullante allá, como estallido de granadas Después ese crujir dorado oscuro de la arena, Ese batir palpebral en el follaje Guardias negros pasaban dioses gigantes del el Edén: Los nocturnos rastros de luna Pasean con dulzura sus brazos –su dicha no era quemanteEscuchando nuestros corazones se les oía combatir Allí del lado del Fadyoutt Se estremecía la tierra bajo los pies vencedores de los atletas La voz de la Amante canta el esplendor tenebroso del Amante Inmovilizadas las manos, temblando, nuestros labios Se abrían y cerraban ¡Más el águila se echaba de repente sobre nuestros pechos Con un grito salvaje de cometa!... Más me empujaba, irresistible, la corriente hacia el horrible Canto de tus ojos y los arrecifes

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Orfeo Negro

Tendremos otras noches, Sopé; regresarás a este banco de sombra Serás la misma siempre y no serás la misma ¿Qué importa? A través de tus metamorfosis, Adoraré el rostro de Koumba Tam

[Cantos para Maett]

1 2

De Magreb [N. del T.] Orificio de la nariz. [N. del T.]

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Orfeo Negro

24 Para flauta y balafong ¿Para qué huir en los veleros migratorios? Mi cabeza es una marisma pútrida Y moldeo los ladrillos monótonos ¿Para qué huir en la helada ala de las migraciones? Mi amor es país de arena y de sal, mi amor un Ferlo Sin rugidos ni rocío -¡Oh! El horror caro de mis Rip, país blanco del cual no soy sino usuarioMahé-KorDyouf-le Tutoyé vendió sus fusiles y caballos del río Pero no tragaré ni mi canto ni el aire de mis narines Como el Maestro de los Dyoung-dyoung en la época de los inventarios Mi refugio e este rostro perdido, o¡ más melodioso que una Máscara pongwé! En este vasto país de agua y de tams y de islas Flotando sobre la tierra Y volveré a hacer mi morada fungible al borde de esta Curva exquisita De la sonrisa enigma que afilan los labios azul-negro De los mangles Y pasarán los sueños calmados de los saurios y, Brujos a los ojos del otro mundo Contemplaré las cosas eternas en la altitud de tus ojos Además tus pestañas y las palmeras de Katamague, Oigo ya los ecos de Simal Loa aullidos de los perros y de los cazadores Que fuerzan las manadas rutilantes del gran sueño [Cantos para Naett]

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Orfeo Negro

31 Para Khalam ¿Qué diré a los príncipes confederados regresando de su Marcha o provincia? Es ya bastante estar enferma como huérfana Sin tobillos de oro ¿Qué diría mi voz amábée, al joven que cantará La estrofa elegida de la novia? No tengo siquiera mensaje de golondrina No importa que lleve el chaleco púrpura del atleta Bordado de perlas de rocío, ¡oh, campeón de Siny! Hombre de la sonrisa oblicua -Las perlas modulan la cifra de la divina SinuosaNo importa, más recibir los mensajes Que me hagan padre de mis padres La boca de mi madre declina la noche sobre un nombre rosa Y el cielo de sus dientes El viguelwar de Kolnodich ha regresado del cautiverio Y grave de sus grandes heridas y treinta camellos de Tesoros de su sabiduría Ha elegido el nombre de la clase de año; bomba atómica Al orgullo de Europa Para poder anunciar que sus ojos grandes se opacan Llevo mi recuerdo ¡Ah! Sobre todo tiembla la tierra cuando se agita El correo portador de mi mensaje

[Cuentos para Naett]

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Orfeo Negro

33 Para dos trompetas y un balafong Escuchen las balas alaridos de los perros en los matorrales negros de mi vientre ¿Dónde mis monstruos amarillos con boca de hambre? Sólo mi buen fusil ungido de sangre sagrada Yo les silbo con un grito encantado, perros mis brazos, Perros mis piernas En el pozo de un cabaret, Yo he perdido i corazón en Montmartre Escuchen las balas alaridos de los perros en los Matorrales negros de mi vientre Y hay que retener mi sangre en la larga extremidad Con su llevar de cinabrio El hijo del hombre hijo de león que ruge en la espalda Hueca de las colinas Incendiando cien pueblos alrededor de su voz varonil de Harmatta Iré saltando por las colinas, forzando el miedo de los vientos De las estepas Desafiando los ríos-mares donde se oscurecen los cuerpos vírgenes En los bajos-fondos de su angustia Volveré a subir el vientre dulce de las dunas Y los muslos rutilantes del día Hasta las gargantas tenebrosas donde mataré de un solo golpe El cervatillo rayado de un sueño

[Cantos para Naett]

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Orfeo Negro

EL HOMBRE Y LA BESTIA Yo te nombro noche, o noche ambigua. Hoja móvil, Te nombro Y esta es la hora de los temores primarios surgidos De las entrañas de los ancestros Atrás inanes rostros de tinieblas de viento y hocicos mal Atrás por la palma y el agua, por el contador – de- cosas- muy Pero la Bestia en el barro fecundo que nutre Ts’e-ts Y estégomias1 Sapos y trigonocéfalos, arañas a peces, Caimanes a cactus ¡Qué choque de pronto sin estallido de pedernal! ¡Qué choque sin ninguna chispa de pasión! Los pies del Hombre macizo patinando en la astucia Donde se hunde su fuerza a Media pierna Las hojas, las lianas de las malas plantas Plano su pensamiento en la bruma Silencio de combate sin estallido de pedernal, Al ritmo del tam-tam tendido de su pecho Al solo ritmo del tam-tam que rima al Gran-Raya sin ¡Hechicero que dirá la victoria! Garras rubrican de rayos su espalda de nubes oleosas El tornado rasa sus riñones y acuesta las graminas de su sexo Las Kaicédrats están emocionados en sus raíces dolorosas Pero el hombre hunde su lanza de rayo en las entrañas de Luna dorada muy tarde El frente de oro doma las nubes donde giran águilas heladas ¿Oh pensamiento que le ciñe la frente! La cabeza de la serpiente es su ojo carinal ¡La lucha demasiado larga! En la sombra, longitud de tres épocas de noche milésima Fuerza del hombre macizo los pies en el poto-poto fecundo Fuerza del hombre las frágiles cañas que embarazan su esfuerzo Su calor el calor de las entrañas primarias, Fuerza del hombre en la embriaguez El vino valiente de la sangre de la Bestia -y la espuma chispeaba en su corazón-

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Orfeo Negro

¡Hé! Viva la cerveza de mi jo para el Iniciado Un largo grito de cometa atraviesa la noche, Un largo clamor rimado de una voz justa Y el hombre aplasta con una vasta carcajada riendo, En una danza rutilante bailada Bajo el arco-iris de las siete vocales Salud sol-levante León cuya-mirada-mata Por consecuencia la salud, domador de la selva llana, Tú ¡Moarodi! Señor de las fuerzas imbéciles El lago florecido de ninfas, aurora de la risa divina

[Ethiópicos]

Mosquito de la fiebre amarilla. [N. del T.]

1

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Orfeo Negro

CONGO ¡Cho! ¡Congo Cho! Para rimar tu nombre grande sobre las aguas En los ríos de toda memoria ¡Que emoción la voz de los koras, Koyté! La tinta del escriba está sin memoria ¡Cho! Congo acostado en tu lecho de bosques, Reno sobre el África domada Que los falos de los montes porten alto tu escudo Porque eres mujer por mi cabeza por mi lengua, Porque eres mujer por mi vientre Madre de toda cosa que tiene nariz, de los cocodrilos De los hipopótamos Lamentables iguanas peces pájaros, Madre de las inundaciones nutridora de las cosechas ¡Mujer grande! Agua tan abierta a la rama y a la Radas de las piraguas Mi Saó mi mujer de muslos furiosos de largos brazos Vestida de nenúfares tranquilos Mujer preciosa aouzougou, cuerpo de aceite incorruptible A la piel de noche diamantina Tyu calma, de sonrisas esparcida, Sobre el arranque vertiginoso de tu sangre Oh tú, la impaludada de tu linaje, líbrame del levantamiento Tam-tam tu tu tam-tam de los saltos de la pantera De la estrategia de las hormigas De los odios viscosos al día tercero surgidos del poto-poto De las marismas ¡Há! Sobre toda cosa, de suelo esponjoso y de los cantos jabonosos Del Hombre-blanco Pero líbrame de la noche sin alegría, Y espía el silencio de los bosques Que yo sea el tronco espléndido y el salto de veintiséis codeadas En los alisios, sé la huida de la piragua de ámbar Y de tu vientre liso Claros de tu seno islas de amor, colinas de ámbar y de gongó Tanns de infancia tanns de Joal, y esos de Dylos en Septiembre Y noches de Asniéres en Septiembre -había sido demasiado bello demasiado dulceFlores serenas de tus cabellos, Pétalos tan blancos de tu boca Sobre todo las dulces palabras a la luna nueva

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Orfeo Negro

Justo a la media noche de la sangre Líbrame de la noche de mi sangre, Porque espero el silencio de los bosques Mi amante a mis costado cuyo óleo amarfilado Hace dóciles mis manos Mi fuerza se erige en el abandono, Mi honor en la sumisión Y mi ciencia en el institnto de tu risa anuda mi silencio al corifeo A la proa de su sexo a la vista del toro, Como el matador con ojos de antorcha Rimen campanillas rimen lenguas rimen remos la danza Del Maestro-de-las-ramas ¡Ah! Esa digna piragua, de los coros triunfantes de Fadyoutt Y claman dos veces dos manos de tams-tams, Cuarenta vírgenes cantan en sus gestos Riman matracas de cauri, los murmullos de la Gran Agua Y la muerte en la creta de la exultación, Al llamado irrecusable del barranco Pero la piragua renacerá por las ninfas de la espuma Saldrá nadando la dulzura de los bambúes en la mañana transparente del mundo

[Ethiópicos]

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Orfeo Negro

EL KAYA – MAGAN ¡Kaya-Magan soy! La persona primera Rey de la noche negra de la noche blanca y de la noche de plata Rey de la noche de vidrio Pasen mis antílopes al abrigo de los leones, Distantes al encanto; de mi única voz ¡El encanto de vosotros esmaltando las llanuras llanas del silencio! He aquí cotidianas mis flores mis estrellas, He aquí a la alegría de mi festín En consecuencia pasen mis pechos la abundancia y no mi alimento Soy manantial de alegría Pasen mis senos fuertes del hombre, la hierba de leche que luce sobre mi pecho Que se incendien cada noche doce mil estrellas en la gran plaza Que se calienten doce mil escudillas circundantes de la serpiente El mar para mis sujetos Muy piadoso para los cervatillos de mi costado, Los residentes de mi casa y de sus clientes Los cuélowars de las nueve tatas de las marcas Y los pueblos de las selvas bárbaras Por todos los que han entrado por las cuatro puertas esculpidas -la marcha solemne de mis pueblos pacientes! Sus pasos se pierden En las arenas de la historiaPara los blancos del Septentrión, Para los negros del Sur de un azul tan dulce ¡Y no nombro a los rojos del poniente, Ni a los trashumantes del Río! Coman y duerman hijos de mi savia y vivan su vida De grandes transformaciones Y paz sobre ustedes que decline, respiren por mis narines ¡Digo Kaya-Magan soy! Rey de la luna y unidas la noche y el día Soy príncipe del Norte del Sur, Del sol levante y del sol poniente La llanura abierta a mis celos, la matriz donde se funden Los metales preciosos Salida del oro rojo de el Hombre rojo-rojo Tan dilecto a mí El rey del oro que tiene el esplendor del mediodía, La dulzura femenina de la noche En consecuencia piquen mi frente curva,

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Orfeo Negro

Pájaros de mis cabellos serpientes Nútranse solamente de leche arenosa, Picoteen el cerebro del sabio Maestro del hieroglífico en su torre de vidrio Pasten cervatillos a mi costado bajo mi recado Y mi pschent con cuernos de luna Soy el Bufón que se ríe del león, De sus fusiles cargados hasta la garganta Y bien tendrá que preverse en el cercado de sus murallas Mi imperio es el de los proscritos de César, De los grandes daños a la razón y al instinto Mi imperio es de Amor y tengo debilidad por ti mujer La extranjera de ojos de claridad, labios de manzana Canela, de sexo de matorral ardiente Porque soy los dos batientes de la puerta ritmo vinario del Espacio y del tercer tiempo Porque soy el movimiento del tam-tam, Fuerza del África futura Duerman cervatillos a mi costado bajo el alto pschent de luna

[Ethiópicos]

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Senegal

David Diop



Orfeo Negro

EL QUE PERDIÓ TODO El sol iluminaba mi casa Y mis mujeres eran bellas y ágiles Como las palmas en la brisa de los atardeceres Mis hijos se deslizaban por el gran río De profundidades de muerte Y mis piraguas luchaban en contra de los cocodrilos La luna, materna, acompañaba nuestras danzas El ritmo frenético y pesado del tam-tam Tam-tam de la alegría. Tam-tam de la despreocupación En medio de fuegos de libertad Mas un día el silencio… Los rayos de sol parecían apagarse Mi casa vacía de sentido Mis mujeres aplastaron sus bocas rojizas En los labios delgados y duros de los conquistadores de ojos de acero Y mis hijos dejaron sus desnudeces tranquilas Por el uniforme de fuego y de sangre Su voz se ha apagado también Los hierros de la esclavitud han destrozado mi corazón Tam-tams de mis noches, tam-tams de mis padres

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Orfeo Negro

EL TIEMPO DEL MARTIRIO El blanco mató a mi padre Mi padre era orgulloso El blanco violó a mi madre Mi madre era bella El blanco ha sojuzgado a mi hermano bajo el sol de las carretas Mi hermano era fuerte El blanco ha girado hacia mí Sus manos rojas de sangre Negra Y de su voz de Amo: “¡Héboy, una butaca, una servilleta, agua!”

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Orfeo Negro

UN BLANCO ME DIJO ¡No eres más que un negro! ¡Un negro! ¡Una porquería de negro! Tu corazón es una esponja que bebe Que bebe con frenesí el líquido envenenado del vicio Y tu color aprisiona tu sangre En la eternidad de la esclavitud El hierro rojo de la justicia te ha marcado Marcó en tu carne la lujuria Tu camino tiene las vueltas tortuosas de la humillación Y tu porvenir, monstruo condenado, está presente de vergüenza Dame esa espalda que chorrea Y chorrea el sudor fétido de tus culpas Dame esas manos callosas y pesadas Esas manos de rescate sin esperanza ¡El trabajo nos espera! Y mi piedad cae Ante el horror de tu espectáculo

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Orfeo Negro

SUFRE POBRE NEGRO ¡Sufre, pobre Negro…! El látigo silba Silva en tu espalda de sudor y de sangre ¡Sufre, pobre Negro! El día es largo Tan largo cargar el marfil blanco del blanco tu amo ¡Sufre, pobre Negro! TUS HIJOS TIENEN HABMRE Hambre y tu choza está vacía Vacía de tu mujer que duerme Que duerme en el lecho señorial ¡Sufre, pobre Negro! ¡Negro, negro como la miseria!

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Orfeo Negro

DESAFÍO A LA FUERZA Tú que te doblegas, tú que lloras Tú que mueres u día sin saber por qué Tú que luchas que vigilas para el reposo del otro Tú que ya no miras con la risa en los ojos Tú i hermano de rostro de miedo y de angustia ¡Levántate y grita: NO!

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Madagascar

Jean-Joseph Rabearivelo


Orfeo Negro

MAGNÍFICO El milagro cotidiano del mar y del azur Por eso los libros escritos por él Tendrán sonidos de cosas irreales Irreales a fuerza de ser excesivamente Como los sueños [Casi-sueños]

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Orfeo Negro

2 ¿Qué rata invisible Venida de las paredes de la noche Roe el pastel lácteo de la luna? Mañana por la mañana, Cuando haya huido, ¿habrá aquí huellas de dientes sangrientos? Mañana por la mañana, Los que se hayan embriagado toda la noche y los que saldrán del juego Cuando mire la luna Balbucearán así: ¿De quién es esta moneda de cuatro centavos Que rueda sobre la mesa verde? ¡Ah! Apuntará uno de ellos, el amigo perdió todo y se mató y todos reirán y tropezando, caerán ¡La luna, ella ya no estará aquí; La rata se la habrá llevado a su agujero!

[Traducido de La noche]

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Orfeo Negro

3 La piel de vaca negra está tendida Tendida sin ser puesta a secar, Tendida en la sombra séptuple ¿Pero quién mató a la vaca negra Muerta sin haber mugido, muerta sin haber gritado, Muerta sin haber sido perseguida En esta pradera florecida de estrellas? Héla yaciendo en la mitad del cielo. Tendida está la piel Sobre la caja la resonancia del viento Que esculpen los espíritus del sueño. Y el tambor está listo cuando se coronan de estoques Los cuernos del ternero liberado Que salta Y pace las hierbas de las colinas. El resuena Y sus encantamientos se harán sueños Hasta el momento en que la vaca negra resucitará Blanca y rosa, Ante un río de luz

[Traducido de La noche]

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Orfeo Negro

10 Hete aquí, de pie y desnudo. Limón eres y recuérdalo; Pero ere en realidad el hijo de esta sombra parturiente Que se harta de lactógeno lunar, Y tomas lentamente la forma de un tonel En esta pared baja que franquean los sueños de las flores Y el perfume del verano en descanso. Sentir, creer que las raíces crecen en los pies Y corren y se tuercen como serpientes sedientas Hacia algún manantial subterráneo O se fijan en la arena Y ya te unen con él, tú, oh viviente, Árbol desconocido, árbol no identificado Que elabora los frutos que colectarás tú ismo. Tu cima, En tus cabellos que el viento sacude, Está un nido de pájaros inmateriales; Y cuando vengas a acostarte en mi lecho Y te encuentre, oh mi hermano amante, Tu contacto, tu aliento y el olor de tu pie Suscitarán ruidos de alas misteriosas Hasta la frontera del sueño.

[Traducido de La noche]

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Orfeo Negro

14 He aquí Esa cuyos ojos so prismas de sueño Y cuyos párpados son pesas de sueños, Esa cuyos pies están hundidos en el mar Y cuyas manos sin consistencia salen de él, Llenas de corales y de bloques de sal iluminadas. Los pondrá en un montoncito cerca de un folgo de neblina Y los arrojará a marinos desnudos A los cuales se cortó la lengua, Hasta que caiga la lluvia Entonces ya no será visible, Y ya no se verá Más que sus cabellos dispersos por el viento Como una bola de algas que se deshace, Y tal vez también granos de sal insípida.

[Traducido de La noche]

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Orfeo Negro

17 El vidriero negro Cuyas niñas de los ojos sin nombre ninguno ha visto Y hasta las espaldas de que nadie ha montado, Ese esclavo todo ornado de perlas de vidriería, Que es robusto como Atlas Y que carga los siete cielos en su cabeza, Para que el río múltiple de las nubes lo va a llevar, Al río donde su tapa-sexo ya está mojado. Mil y mil pedazos de vidrio Caen de sus manos Pero saltan hacia su frente Herido por las montañas Donde nacen los vientos. Y asistentes a su suplicio cotidiano Y a su trabajo sin fin; Asistes a su agonía de fulminado En cuanto resuenan en las murallas del Este Las conchas marinas Pero ya no sientes piedad por él Ni te recuerdas que vuelve a empezar a sufrir cada vez que sale el sol.

[Traducido de La noche]

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Orfeo Negro

28 Escucha a las hijas de la lluvia Que cantando se persiguen Y deslizan En balsas de arcilla O en hierbas de oquedades Que cubre las casas de los vivos. Cantan, y sus cantos son tan apasionados Que se hacen lágrimas Y se reducen en confidencias… Tal vez para mejor hacer oír Esa llamada de pájaro que te emociona. Un pájaro solo en el corazón de la noche, Y ¿no temes ser raptado por las Ondinas? ¡O milagro! ¡O don inesperado! ¿Por qué regresas tan tarde? ¿Otro te ha cogido el nido Mientras estabas buscando un sueño en la otra punta del mundo?

[Traducido de La noche]

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Orfeo Negro

29 Hay un agua viva Que salta en lo desconocido Pero que moja el viento Que bebes, sueñas con descubrirla Traes esa roca maciza caída de algún astro sin nombre. Te inclinas Y tus dedos acarician la arena De pronto vuelves a pensar en tu infancia Y en las imágenes que la encantaron Sobre todo en esas palabras ingenuas Pero sorprendentes se encontraban. “La Virgen de los Siete Dolores!” Y he aquí otra agua viva Que no cesa de nacer bajo tus ojos Y que excita tu sed: Tu sombra -la sombra de tus sueñosSe vuelve séptupla Y emergiendo de ti, Hace pesada la noche ya densa.

[Traducido de La noche]

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Orfeo Negro

DANZAS Murmullos de tres valiha, Sonido lejano de un tambor de madera, Cinco violines tocando a la vez Y flautas bien agujeradas: ¡La mujer-niña avanza con cadencia, Vestida de azulo – doble mañana! Lleva un vestido rosa que arrastra Y una rosa salvaje en sus cabellos. ¿Es una espiga de hierba alta, es una caña Que se agita a la entrada del bosque? ¿Es una golondrina de los días colmados O una libélula azul en el borde del río? La mujer-niña avanza con cadencia De pronto muda de felicidad, Escucha tres valiha, un tambor de madera, De violines y flautas. ¡Pero entonces sus labios tiemblan, Donde sufren sueños Irresistibles al punto de volverse lamentos, Y hasta cantos después! Y la vieja mujer también se emociona Y viene a tomar parte en la danza: Un pedazo de un taparrabo está en el polvo, Así como sus días que declinan. No son ni lamentos, ni cantos Que florecen su rostro: Sólo lágrimas lo impregnan Al recuerdo de todos los muertos… Ese recuerdo… como una luna llena Al punto de caer y de no ser más visible, Entonces la primavera hojea Y no es más que una tumba de hojas muertas… Y los dedos se encuentran: Los dedos menudos de la mujer-niña Y los dedos inertes de la vieja –mujer

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Orfeo Negro

-dedos igualmente translúcidosSe encuentran y forman como un puentecito Que ata el crepúsculo Ya florecido en las colinas ¡Con el día que anuncia el gallo!

[Casi sueños]

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Orfeo Negro

FLAUTISTA Tu flauta, La has cortado en la tibia de un toro potente, Y la has pulido en las colinas áridas Latigadas de sol; Su flauta La ha cortado en una caña temblante de brisa, Y la ha agujerado en el borde de un agua corriendo Ebrio de sueños lunarios. Ustedes tocan juntos en el fondo de la noche, Como para retener la piragua esférica Que zozobra en las riberas del cielo; Como para librarla De su suerte: Pero sus lamentos encantados Son oídos por los dioses de los vientos Y de la tierra y del bosque Y de la arena? Tu flauta Tira de un acento donde se percibe el caminar de un toro furioso Que corre hacia el desierto Y regresa corriendo, Quemado de sed y de hambre, Pero tumbado por el cansancio Al pie de un árbol sin sombra, Ni frutas, ni hojas. Su flauta Es como una caña que se pliega bajo el peso de un pájaro de viaje No de un pájaro atrapado por un niño Y cuyas plumas se alzan, sino de un pájaro separado de los suyos Que mira su propia sombra, para consolarle, En el agua corriente. Tu flauta Y la suya Arrepentidos sus orígenes En los cantos de sus penas. [Casi sueños]

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Orfeo Negro

CACTUS Esa multitud de manos fundidas Que tienden todavía flores al azurro, Esa multitud de manos sin dedos Que el viento no logra excitar, Se dice que un manantial interior quita la sed a millares de bueyes Y a numerosas tribus, tribus errantes, En los confines del sur. Manos sin dedos, surgidas de un manantial Manos hundidas coronando el azurro Que, Cuando los costados de la ciudad estaban todavía verdes Que los claros de luna saltaban en los bosques, Cuando todavía aventraban las colinas de larive Inclinados como toros hartos, Era sobre tocas altas y defendidas como las cabras Que se insolaban para guardar sus manantiales, Esas leprosas ornadas de flores. Penetra la gruta de donde vinieron Si quieren conocer el origen del mal quien las diezma -origen más nebuloso que la noche Y más lejano que el albaPero no sabrás más que yo La sangre de la tierra, el sudor de la piedra Y el esperma del viento Que corren juntos en esas palmas Disolvieron los dedos Y pusieron flores de oro en su lugar. Yo soy un niño, Príncipe todavía en el reino de Dios, Que quisiera añadir: “Y el destino tuvo piedad de esas leprosas, Les ha ordenado sembrar flores Y guardar los manantiales Lejos de la crueldad de los hombres”. [Casi sueños]

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Orfeo Negro

TU OBRA “No hiciste sino escuchar cantos, No has hecho tú mismo sino cantar; No escuchaste hablar a los hombres Y tu mismo na has hallado”. “¿Qué libros leíste, Fuera de los que conservan la voz de las mujeres Y de las cosas reales?”. “Has cantado, pero no has hablado, No has interrogad el corazón de las cosas Y no puedes conocerlas”. Dicen los oradores y los escribanos Que ríen de verte embellecer El milagro cotidiano del mar y del azurro. Pero tú cantas siempre Y te sorprendes pensando en la barrera Que busca una carretera no trazada En el agua expandida Y ya hacia los golfos desconocidos. Te sorprendes siguiendo los ojos de este pájaro Que no se pierde en el desierto del cielo Y vuelve a encontrar en el viento Los senderos que llevan al bosque nativo. Y los libros que escriben Tendrán ruidos nuevos de cosas irreales -irreales a fuerza de ser demasidó-, Como los sueños.

[Casi sueños]

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Orfeo Negro

VIEJAS CANCIONES DEL PAÍS DE IMERINA XX Nuestros vestires, nosotros, oh Bien Amado, Los lavaremos juntos, Y nos pondremos los dos en el primero que esté seco. -Antaño, éramos dos raíces de higuera Que devastaban los locos; Ahora somos una toronja doble bien guardada; Quien no sabe ser acariciante, no tiene nada; Quien no puede comprar no obtiene nada. -¿El banano fecundo goza él mismo de sus frutas? ¿Las teas protectoras que se plantan son las amas del campo? -Se come el arroz de su cosecha, Pero sin pretender tener para todo el año. ¡El amor, oh mi pariente que tiene el perfume Del bosque como el limón! ¡Y no es ni coquetería ni capricho si le habla así Sino porque quiere verle todo entero!

XXXI -¿Quién está allí al norte del hogar? -Soy yo, la que tiene un rostro de oro. -¿Quién está allí en el oeste del hogar? -Soy yo, la delicada y encrespada que aleja al remordimiento. -Sus dos manos están llenas de naranjas; bien le pediría, Pero tengo vergüenza de ella. Sin embargo si escuchara mucho mi vergüenza El agua me llegaría a la boca! -¡Quién escucha mucho su vergüenza no tendrá nada; Quien teme sus responsabilidades no tendrá lo que desea!

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Orfeo Negro

XXXVI Hagan, hagan homenaje a la Ciudad-de-los Miles; No falten, no falten a la Bella-Colina! Qué extrañas son las mujeres jóvenes de larive: Apenas de haberlas cruzado ya dicen: “¡Deme dinero!” Vayamos más lejos si queremos buscar mujer: Si los frutos de la higuera no nos empalagan Allá, por lo menos tendremos la sombra dispensada por el follaje.

XLII Si fuese hormiga, me arrastraría, Si fuese pájaro volaría -y si fuera como otra rama en la cima de tal árbol Desde allí buscaría ver a lo lejos a la hija del hombre. ¿estaría enferma, estaría sufriendo? Hace bastante tiempo que no nos vemos.

L Índigo que florece por segunda vez, Ambarina que florece por tercera vez: Recolecten lo que han esparcido, Retomen lo que han dejado: Tres veces han cambiado las cosechas ¡Y tres veces no han encontrado mejor!

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Madagascar

Jacques Rabemananjara



Orfeo Negro

LIRA A SIETE CUERDAS [Cantata] ¡Tú me seguirás!, hermana pálida, ¡Elegida ante el alba del mundo! ¡Novia ante-Bada! ¡Razón única de la creación! ¡Fuerza del Destino! Tú vendrás. Vanos Serán los gritos de tu sangre, el orgullo de tu raza que gruñe. Tú me seguirás ¡Camino de Amor! ¡Vuelo de paloma! ¡Oh frescura de la primera mañana! Tus hermanos Se han vuelto sordos, Insensibles hasta el olor del polvo, a la furia del trueno. Más duros Que el granito los corazones ebrios de saqueo y de sangre. La dulzura de tu mensaje, mi hermana, Tan sólo ha emocionado los rayos multimilenarios De las estrellas Tan sólo emocionado i alma primitiva Espejo y único doble de tu suerte. No entendieron nada En el tumulto de la masacre, en el arder de los incendios La locura ha cabalgado Rechinando, De las entrañas del abismo hasta la cima desgarrada del Espacio en el cielo. De los cuatro puntos del horizonte se alzan Los sonidos de la trompeta y las curvas de tus altas melodías Oh Paz, ¡Hija de la tierra Dolorosa! Imagen de la Amada y miel de la primavera en las riveras Azules de Assoussiel.

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Orfeo Negro

Qué importa El resplandor del asfalto y del mármol desnudo! Fábulas de vuestras ciudades sonoras. Más rápido Que el rayo y el batir de tus pestañas se derrumban gloria de palacios. De la llama, De la arena Todo es presa: nada es aquí deshonra por las manos del tiempo. La Guadaña Marca sin remisión El rostro del héroe y la espalda de los que huyen, ¡Los riñones del príncipe y de los criados! ¡Lora tus hijos, Europa! ¡Llora! Las más raras flores del sol y la sal y las premisas de la vida caen… Planean Sobre las llanuras rojizas los cuervos de la noche, Guardias de tumbas, ¡El huracán truena! ¿Dónde pues la plenitud del verano? ¿El éxtasis de la estación encantada? La alegría exaltante de la Primavera, el baile de mediodía bajo El fatuo de las antorchas! ¿Dónde pues la plenitud del verano? ¡De pie Hermana pálida, de pie! En lo alto de la cima de los Continentes, sobre la eminencia Única, de la salmodia de los adioses ¡Di los versículos de la Aventura! ¡Lírico sea tu canto del adiós! Como los peregrinos en el camino de la soledad Vestidos de túnicas sencillas, Un mismo viático apaciguará los tormentos gemelos De nuestros corazones, De nuestros rostros sin arrugas ni maquillaje. Mía fuiste antes de ser, Mía incluso anterior a la memoria de los dioses y las edades.

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Orfeo Negro

¡Consagración, mi elección! ¡Mi amor, coronación y confirmación de tu esplendor! Siglos sin nombre no fueron sino Para prefiturar nuestros mensajes Pulir la voz dura Donde Renae bajo nuestros pasos el ritmo del antiguo cando. Vendrá Hermana pálida, al país del sueño al borde de os Manantiales reales. Blanca, blanca la orquídea al pasaje de la colina de Alassour! La peonía quema los senderos bajo los fuegos de los colores Inmemoriales. Y la brisa del Sur estremece el estanque virginal de una Confidencia de amor. Descubre el nuevo territorio… …Pero antes de franquear las doce puertas de la frontera, ¡Deténte! La sombra de la letanía florecida al gran consejo de Los jefes y de los héroes, Esta noche, que tiemble el casco mismo y que baile de orgullo ¡La tribu entera! ¡Tu día de epifanía, oh hermana! ¡Revélate según los Ritos ancestrales! Te glorifico en pleno mediodía. El fervor de mi raza como marejada alta al salir la luna de verano, sube y se rompe en olas locas a tus pies desnudos. La Piatra nueva eres tú: ¡Salúd! Loa príncipes del Centro y de la costa alzan su lanza sobre tu paisaje Y para acogernos, nuestros muertos, Los grandes muertos migradores han regresado! ¡Oh Manas veneradas! ¡Dinastías de alta raza! ¡He aquí el corazón reencontrado del Errante Que pueden contar las arenas blancas O negras pisadas por los pies del Conquistados Pesada, pesada im espalda bajo el peso de un doble destino…

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Orfeo Negro

He medido De un paso firme la superficie del Universo. Nada ha podido satisfacer mi gran búsqueda de amor. Ni apaciguar mi mal inveterado. Demasiada dura la exigencia de mi sangre; De la sangre terrible con la cual han fecundado mis venas. Y mi alma jugaba a la indiferencia Y mi corazón se había quedado sordo A las trampas del hada, a las llamadas encantadoras de las sirenas Dulces sirenas, sin embargo dulces sirenas de voces vanas Como las hijas del viento en la bahía atormentada de Atong Mi orgullo Florecía tan seguro, tan azul como en el medio del Océano ¡La firmeza de la gran isla! Pero el encuentro decisivo, oh mis Antepasados, ha herido sin retorno, Como el rayo la hierba tierna de la sabana, Ha herido sin retorno el rostro brillante del sol de ayer. Mar de llama y de púrpura en la noche El bosque donde cayó el fuego del cielo. Mi carne viva No es sino incandescencia! De la raíz a la flor del todo ser, quedó calcinado! Tiemblo, liana librada a los juegos del ciclón, A los caprichos locos del Cáncer. Mi garganta, Jadeante como el atleta nórdico, como el corredor del desierto Que bebe al pozo de los dioses, en el oasis diáfano. La que buscaba desde siempre, espejismo en el camino de la caravana. Ella está aquí. Muy humilde bajo su mirada de Águila, bajo su mirada paterna y fiera… Contemplad su cabeza de Reina, la línea de su cuerpo Lirio en el medio del Valle. La gacela en el desierto del Sur tiene menos agilidad que sus riñones. ¿Qué es la cosecha madura, orgullo de la llanura esparcida?

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Orfeo Negro

¡Como el grano! ¡Bendíganla, Padres Santos! Bendigan a la Esposa sin Mancha El rayo De una sola mirada y todo mi destino Se ha volcado en la corrida sin freno. Mi alma ha sorprendido en la frente clara la aureola del Signo malgache, del signo, ¡hay! Olvidado, Orgullo antaño de la raza, nobleza de los viejos clanes. Doble arcoíris en el crepúsculo las largas pestañas. Los labios, Frágil enrollo de flor acabada, de corona inductiva… Cien y cien mil años Han caído Desde que fueron arrancados del suelo los escalofríos de las Primeras fiebres. Os hemos reconocido de pronto sin la posibilidad de error, Hermano, hermana en la profundidad de ser uno el milagro del abrazo. Hermano, hermana como el tiempo y el Génesis… Y el brusco terror De la muerte nos ha cogido, ligados por todas las ¡Fibras del deseo Loco Temer! Hijo puro del tormento, de lágrimas y de sangre nutrido. El Amor nuevo, crece, crece, crece, hasta tu medida, Eternidad! ¡Altitud! ¡Abismos! ¡Hasta el nivel de la autónoma felicidad! ¡Qué beatitud, mi hermana! ¡Qué gracia nos ha hartado!... Pero la capa de ebriedad me rapta el recuerdo, Querido muertos, del pacto hecho sobre vuestros altares. La nostalgia Aprieta mis riñones, liga mi alegría como haces de madera en la sabana! O singular desgracia: Yo, vuestro hijo, El auténtico humano, frágil como el vidrio, Extranjero me han juzgado la asamblea de los mortales.

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Orfeo Negro

Se cierran entonces mis ojos pesados. ¡Ni tus maravillas, ni tu culto, fabulosa y fría Europa! ¡Misterio el trabajo de la nieve! ¡Misterio la ley de vanos holocaustos, de la granada mortal! ¡Misterio del hombre de la calle!... Y cuando hacia su cielo gris tiendo mis manos con sed de reza, El pesar me invade en el suelo rojo donde florece el tierno heliotropo! Allí donde es leyenda y todo es feria. Y el Azurro se anima de un cristal de tono nostálgico. Dulce, la vida es dulce a la sombra de la vieja pared Que vio nuestros grandes Ancestros, Conductores de Tribus, Fundadores de Reinos Ornados de su juventud épica, Armados de tapa-sexos cargados, Ornados de gloria y de claridad como los astros del Trópico. ¡De allí, es el sol! ¡Es el bello verano acariciante y trágico! ¡Es el hombre de corazón más verdadero que el acero más puro! Es la raza niño, cantante y pacífica, Por haber visto el día en las riberas armoniosas del Pacífico Y sobre la estera nueva, en medio de los inciensos y de los Perfumes exóticos, mi madre te enseñará el santo culto de los Muertos, La plegaria a los difuntos. Y te enseñaré mi hermana, después del vaho de la noche y de las Danzas místicas, mis hermanas vírgenes de Assoumbole Hijas de adivinos, te enseñarán el secreto de las palabras mágicas Para encantar los corazones de los príncipes nostálgicos. Y lo amarás, mi país, Mi país donde el menor madero se ilumina de prestigio divino! Y los montes y los lagos y las murallas y los barrancos. Un tonel de piedra en la carretera, un tonel de piedra, Todo es sagrado, todo lleva la impronta todavía viva de los Peregrinos cautivos del paraíso. Allí nada es estéril, incluso la tumba en el ángulo de la Cintura que engendra felicidades cada día inéditas, Nuevas como el alba, y como el deseo Siempre renaciendo y siempre creciendo!

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Orfeo Negro

Y luego, ¿cuándo se bebe el agua del Manangaréza, Que es del Lethe el sortilegio vano? Montparnasse y París, Europa y sus tormentas sin fin Nos frecuentaron a veces como recuerdo o como malestares. En los últimos gritos de los continentes insensibles nuestros corazones Vueltos a nacer al fervor de altas soledades, ebrios de sueños solitarios, Doble ofrenda lírica al viento de las Altitudes y guardia del manantial Donde brilla la paz de los Astros eminentes. Y preferirás la dulzura de una fresa, De una simple fresa recolectada al amanecer en el hueco de Nuestros acantilados. ¡Cuánto habremos soñado en el Manangarése!... Te maravillarás de ver pájaros blancos Más blancos que nieve nácar, escoltas vigilantes de los Bordes del Alotre a las riberas del Ikoupe, La puerca númada de ojos de plenilunio tan bellos como una copa. Y créeme, a lo largo de los matorrales, Los orgullosos toros de lentos caminares, graves como reyes, Venerados como patriarcas! Para celebrar tu nombre y consagrar el brillo de altos atributos, Una sangre rica, mi hermana regará el altar de nuestras doce tribus. Bailarán turno a turno alrededor del fuego sagrado Las Princesas Celestes La embriaguez del tam-tam librará tu corazón de todo tormento funesto. Esposa exorcizada con el agua del alba, Astro de un gran Seños, Dejarás tu voz brillar, luminosa, en la brisa persistente. Y las rosas del mangue y los lirios de larive Y las rojas flores en los bordes Tritive De coronar tu cabeza y tomar tu manto, se arrancarán el honor! ¡Blanca, blanca la orquídea en el pasaje de la colina de Alassour!

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Orfeo Negro

La peonia abraza los senderos bajo los fuegos de los colores inmemoriales ¡La cerceta verde alcanza las canas seguras de Manigour! Y la brisa del Sur estremece el estanque virginal de una Confidencia de mar Vendrás, Hermana pálida al país del soñar al borde de las fuentes reales. ¡Blanca, blanca la orquídea en el cuello de la colina de Alassour!

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Orfeo Negro

CANTO XXII A mi amigo M. de la Roche, Al artista y al poeta. ¡Azul, tan azul ese ojo del cielo Detrás del vidrio! La vida en flor tras tus pestañas. El Azul, entero en mis párpados. ¡Azul, tan azul ese ojo del cielo Detrás del vidrio! ¡Monótonos, tan monótonos esos cuatro muros! La muerte impregna tierra y piedra De un sudor de ultra planeta… Frescos, tan frescos esos gritos de niño En el alma presa. ¡Presa quién oyera, clara Inocencia Tu canto demasiado puro Tu voz demasiada dulce En el barullo de la noche! ¡La fuerza ciega del abismo Tira de su látigo El sonido agrio de la agonía! La piel tierna del dolor Sangra al beso duro de la cuerda. Las estrellas mueren sin un suspiro ¿Qué mano alzada en el horizonte Va a tender en los labios de los héroes Mi ofrenda roja de la aurora? Sangre, no he derramado. Muerte, no he sembrado Mis dedos son claros como la primavera. Mi corazón es nuevo como una hostia ¡Pero quién lo oyera, casto Guerrero

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Orfeo Negro

Tu voz demasiado dura Tu canto demasiado dulce En el crujir de las tinieblas? ¡Azul, tan azul ese ojo del cielo Detrás de la reja! ¡Frescos, tan frescos esos gritos de niño En el césped! La vida en flor entre mis pestañas El azul entero en mis párpados La inocencia entre los pliegues del alma…

12 de junio, 1947 Prisión Civil-Tananarive

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Madagascar

Flavien Ranaivo



Orfeo Negro

COMÚN CANCIÓN DE AMANTE No me ame, mi pariente, Como su sombra Porque la sombra en la noche se desvanece Y debo guardarla Hasta el canto del gallo; Ni como pimiento Que da calor al vientre Porque podría entonces tomar según mi hambre; Ni como la almohada Porque estaríamos juntos a la hora del sueño Pero no nos veríamos en el día; Ni como el arroz Porque tan pronto tomado ya no pensaría en ello; Ni como palabras dulces Porque se evaporan; Ni como la miel, Bien dulce pero demasiado común. Ámame como un bello sueño, Su vida la noche, Mi esperanza el día; Como una moneda de plata Sobre la tierra no se separe de ella, Y para el gran viaje Fiel compañera; Como la calabaza, Intacta sirve para extraer el agua En pedazos, caballito para Valiha

[La sombra y el viento]

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Orfeo Negro

CANCIÓN DE MUJER JOVEN Cobarde El joven que vive allá Cerca de la arena donde se pizca el arroz Como dos pies de bananos Por uno y otro lado del barranco del pueblo, Nos miramos, Somos amantes, Pero no quiere casarse conmigo Celosa Su concubina que vi ayer en el lavadero Bajando el sendero a contra corriente del viento Se veía orgullosa; ¿Sería porque llevaba una lamba gruesa Y flanqueada de corales O porque son nuevos conyugues? Y por tanto no es la borrasca Que podrá con la caña frágil, Ni la gorda lluvia efímera Al pasar de una nube que sorprenderá desmedidamente al buey azul Estoy Estoy sorprendida; La gran roca estéril Venció a la lluvia diluviana Y es en el hogar que chispean Los malos granos de maíz. Tal ese famoso fumador Que usó tabaco Usando no tuvo más cáñamo que quemar. ¿Pie de cáñamo? -Germina en el Andringitra, Se deshacen en el Ankaratra, No es más que ceniza aquí. Halagar pérfido Un poco el amor estimula Pero espada de doble filo; ¿por qué cambiar lo que es natural? -Si está triste de mí, Mírese en el agua del arrepentimiento, Descifrará una palabra que allí dejé.

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Orfeo Negro

Adiós, gyrin perplejo Le doy la bendición: Luche en contra del caimán, He aquí vituallas y tres flores de nardo Porque largo es el camino. [La sombra y el viento]

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Orfeo Negro

BUSCADORES DE AGUA ¿Paloma es esa Que baja corriendo El sendero pedregoso Y desliza tal Una piedra caprichosa Sobre la pendiente recta Hacia la fuente? Buscadora de agua. Baja, prudente pero torpe, se retiene a cada vez de la mano a las hojas de áloe lisas y puntiagudas, con la otra lleva el cántaro de barro -de tierra del paísNo están nada seguros Esos pies descalzos de Imeriana. Que puede soñar Bajo su lamba grueso Que pega sosteniendo Sus senos Que se adivinan macizos; Lisos y puntiagudos? ¿Qué puede soñar Cutis de ámbar, Ojos de almendra?Que puede pensar La que no ha conocido jamás Ni la alegría ni la tristeza Ni el amor ni el odio… Atrayentes por tanto Esos labios Mentirosos En cuanto sean Lisos y fuertes.

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Orfeo Negro

Un viento Un viento de la brisa Pronto enrolla los Negros cabellos, ¿Qué puede soñar Ese cuerpo sin alas Que enrolla El alma del poeta? Dulce desengaño. A la vuelta del sendero Le espera El amante Bajo la gran higuera -Di higuera qué miras allí hacia los rosales Y que llevas frutos maduros, Frutos del cielo de la tierra? ¿Es bajo su sombra matutina O la sombra del recuerdo Que se refugia el piscador de arroz vencido por el amor Que se casó un día de verano? ¿Por qué no soy? O higuera La que es vencida por el amor, Soy la amante que ama Quisiera ponerla bajo sus ramas Y enviar un mensaje a la luna, Esa luna que percibo allí Entre los intersticios de las hojas Volverá mi voz más armoniosa El gusto amargo de sus frutas Que intento recoger: Están demasiado altos los frutos. El que me ama No está al alcance de la mano. Teme lo invisible.

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Orfeo Negro

Y si lo suelto Traédle mis suspiros Solo mi amante sabrá atraparos. Usted encargó a la gran higuera De darme el mensaje Que si se rehusó a tomarlo, El voara del llano No ha dignado responderle Me fui Porque había esperado largo tiempo en la noche; He caminado porque estaba cansado de oír vanas promesas. Dígame, colina, Donde la verde hierba se incendia ¿Esta noche de luna no es donde Canta el gallo? Se parece más bien a Ikopa En la punta del día: Algunos reflejos parpadean en la sombra. He cavado un barranco Con la esperanza de encontrar allí una fuente Para quitarme la sed Y dice usted Que era para tomar el agua de la lluvia ¿Cruzaría nadando En piragua la primavera? ¿o se ahogaría allí en verano? Vuelva en invierno, encuentre un pozo El espacio será mi reino, La luna mi bevedere El cielo mi jardín, Las estrellas mis flores Le haré la señal Al entrar la noche: Moveré el panal de mi lamba: Tomé entonces El camino que recorríamos juntos Vuelva a pasar el vado El río que encontrábamos,

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Orfeo Negro

Y cuando de Para mí Lado un suspiro Los higos caerán… Amor fugaz, Gallina ciega al claro de luna, Juego de antaño Ya no repetido.

[La sombra y el viento]

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Orfeo Negro

EPITÁLAMO Una palabra Señor, Un consejo, Señora. No soy el que a menudo viene como una cuchara de poco contener, Ni el que habla a lo largo de todo el día Como un riachuelo malo a través de las rocas, Soy el-que-habla-por-amor a su prójimo. No soy la piragua del gada que se desliza por el agua tranquila, Ni la calabaza que se le hace un dibujo en el vientre, Y si no puedo fabricar una gran soubique Por lo menos soy capaz de hacer uno pequeño. Espiga y hombre se parecen: El uno al otro, a su manera, produce: El primero granos, el segundo ideas. No soy el que baila sin ser invitado, Ni el soltero que da consejos a los que están casados, Porque no soy igual al ciego que ve por los demás. No soy el tonto que regañe Sois de noble descendencia Sois las varas del follaje Los nardos ornamentados del estanque Sois los dos amores nacidos en un día fasto, Nadie se ha encargado de vosotros. Vuestros amores no son lágrimas producidas por humo, Ni uvas verdes olidas por dedos de niños. Guarden el amor como sus propios ojos ¿El avoko florecerá tres veces al año, La luna tendrá doce faces en el mes? Que sus amores no se resientan de ello. Dulce el amor se parece al algodón Suave y confortable y jamás se rompe. Agua del arenal Jamás cesa Sendero: Frecuéntelo a menudo, parecerá más vivo.

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Orfeo Negro

No sean como la roca y la piedra: El enorme queda mudo y el pequeño no crece. Los bueyes salvajes se adiestran, Pero no se esconden al amor. Las papas no se muelen: Cocidas así ya son bastante tiernas; El amor es la cuerda húmeda que abraza el matrimonio. Así hagan como los árboles de Ambohimiangara: Frutos eternos, ramas flexibles. El conyugue como la sal: En grano no agrede los dientes, en polvo realza la carne ¿Estarán cansados? Recuéstese sobre el costado ¿Estarían aniquilosados? Pónganse al sol ¿Golpe de bambú? Caminen bajo el “ravenala” Las vasijas de tierra de Amboanjobe Se rompen al cabo de una semana El matrimonio, él, es como la carne, La muerte sola lo separa del hueso. Oportunidades de peleas: Tantas como esta arena. Un consejo: no sean como el perrito pateado por un loco Que grita su dolor a todos los alrededores; Las peleas de matrimonio no se divulgan. Toda cosa tiene su motivo de ser; Montaña: refugio de los mosquitos, Brazo de agua: guarida de los caimanes: El hombre, él, es un santuario de la razón. Usted, joven, No sea el famoso hombre valiente Que tiene miedo de pasar la noche solo en el desierto: Desagradable para la vida en el gallinero: El gallo canta mientras la gallina cacarea. Si la cuerda está tendida, no tire más. No siga los consejos de la Cólera, Que apenas ejecutados se vuelven remordimientos. Frutas verdes, no las recoja, Le enfermarán. El enojo no puede llevarse lejos; Las quejas se quedan alaalgura de la nariz.

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Orfeo Negro

Lo peor de las desgracias: Lágrimas. Discordia: Furúnculo, en la frente, destruye el rostro, Doloroso sobre todo. No envidie el peinado que lleva la vecina. Caer en la trampa: No rasgue demasiado profundo, encontrará el origen El deseo desmesurado le hará daño De la sabiduría haga una “lamba” Con él se tapará si vive, Si muriera una mortaja. No sea como los gatos: Golosos de pescado, odiando nadar. El trabajo es el amigo de los vivos. Trabaje, pues trabaje Los pobres son una carga para la humanidad Será usted bello, pero trabajador Hable, no se le escucha, En el camino, andará tras los demás. Porque el niño que no quiere trabajar En un vergel, ladrón En la ciudad, mendigo En la casa, de sobra. El trabajo, mis amigos, Solo hace al hombre. Que la mujer durante todo el día, En el telar se arrodille, Que el hombre esté en los campos del alba a la puesta del sol: Si así hacen, y que Fortuna no viene, No se lamenten, El Señor-Perfumado les vendrá a ayudar.

[Inédita]

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REMORDIMIENTOS Seis caminos Parten al pie del árbol viajero: El primero conduce al pueblo del olvido, El segundo es un callejón sin salida, El tercero no es el bueno, El cuarto vio pasar a la querida amada Pero no rescató la huella de sus pasos, El quinto Es para el que el remordimiento muerda, Y el último… No sé si es practicable.

[Inédito]

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Orfeo Negro

Guía de Autores León G. Damas Nació en Marzo 28, 1912 en Cayena, Guyana. Hizo estudios secundarios en el Liceo Schoelcher de Fort-de France (Martinica); viajó a París. Estudió Derecho. Pero hizo más: frecuentó los barrios y los medios más diversos – escritores, artistas, estudiantes, obreros y tiradores -, y sobre todo a los negros de diferentes países del mundo – Negro americanos, Senegaleses, congoleses, Malgaches, Papús - , cuya capital por excelencia es París; la más fraternal de las ciudades blancas. Estudiante pobre, vivió con intensidad la tragedia intelectual y material de su raza. La poesía de Damas está hecha con palabras de todos los días (nobles o groseras, palabras sencillas y expresiones del pueblo); poesía matizada con una gracia poco común, denodada por el empleo de ciertos criollismos, y en su totalidad sometida al ritmo natural del tam-tam; porque en Damas el ritmo sobrepasa a la melodía. Poesía no sofisticada, directa, entera; a veces brutal, pero sin vulgaridad. Sin ser sentimental, está impregnada de una emoción que se oculta bajo la ironía. Ironía negra, que no es común el retruécano, juego de ideas y de palabras, afirmación de la primacía del intelecto, sino – al contrario - reacción vital frente al desequilibrio humano. L.S. Senghor (1948)

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GUYANA Guyana, es un país de Sudamérica, ubicado en la costa norte de América del Sur, miembro de la Unasur, CELAC y miembro asociado del Mercosur. Limita al norte con el océano Atlántico, al este con Surinam, al oeste con Venezuela y al sur con Brasil. De 1831 a 1966 constituyó la colonia denominada Guayana Británica. La ciudad más poblada es la capital, Georgetown, y aproximadamente las tres cuartas partes del oeste del país son reclamadas por Venezuela, específicamente 159 542 km², lo que representa el 74,21 % del territorio, zona llamada por esta como Guayana Esequiba. Su otro vecino, Surinam, reclama para sí una parte del territorio oriental al sureste del país específicamente unos 15 600 km² denominada Región de Tigri lo que representa actualmente el 7,26 % del país. Wikipedia, Guyana. (2016)

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Gilbert Gratiant Gilbert Gratiant (1895-1985) Escritor martiniqueño, precursor del movimiento de la Creolité, su vida y su obra transcurrieron bajo el doble signo del compromiso poético y político. Nació en diciembre de 1895 en Saint-Pierre, por entonces la ciudad más importante de Martinica, antes de la erupción catastrófica del volcán (la Montagne Pelée) que debía arrasar la ciudad en 1902. Integrante por su ascendencia de la burguesía mulata de la isla, Gilbert Gratiant se trasladaría a Francia con su familia a la edad de 10 años. Ya adulto, sólo regresará a su isla durante estancias relativamente breves […] Se le ha considerado como uno de los precursores de la Negritud, a pesar de que rechazó dar su apoyo a esta corriente. Gratiant prefirió insistir en su Crédo des sang-mêlé, en el sincretismo antillano, heredero a la vez de África y de Europa. […] Gilbert Gratiant fue el primer intelectual que elaboró la idea de un status de autonomía de Martinica en el marco de la República francesa. Defendió activamente ese status que numerosos intelectuales caribeños reivindicaron después. Estas ideas las plasmó en su ensayo Martiniqueîlefédéréefrançaise (Martinica, isla federada francesa) (1961). Mulato, tuvo el raro mérito de reclamar con orgullo su ascendencia negra para combatir así los prejuicios raciales de su grupo social de origen. También desempeñó un importante papel en la promoción de la cultura creole al fundar un auténtico regionalismo, precursor del movimiento de la Creolité. Gratiant falleció en 1985. En su honor, se le puso su nombre a una plaza de la ciudad cuyo alcalde era entonces Aimé Césaire. Bibliografía Poemas en versos falsos. (1931) Dghiab la kamandéantimamaille. Poema coreográfico inédito. Numerosos poemas publicados en diferentes revistas. (En Caribe, 1874)

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Etienne Lero Ettienne Lero nació en Lamentin, Martinica y murió en parís en 1939. Senghor (1948, 49) escribe sobre Lero: En la historia de las letras antillanas aparece (recuerda), sin duda alguna, el nombre de Etienne Lero, pese a que su vida fue corta y su obra de escaso volumen. De temperamento generoso y espíritu siempre despierto, Lero empezó en las bancas del Liceo a pensar en la problemática del escritor antillano de color. No cesó desde entonces, año tras año, en su búsqueda inquieta, de penetrar siempre hasta lo más profundo de este problema. Ese gusto por el análisis, esa voluntad de lucidez, lo llevaron, licenciado en inglés, a abandonar los estudios propiamente literarios, por la filosofía. Preparaba sus concursos a la cátedra de filosofía cuando la muerte lo sorprendió con los ojos abiertos. Murió dejando (a sus menores) una obra cargada de dinamita, aunque, como dije, de poco volumen. Lero fue con Jules Monnerot y René Menir el principal fundador de “Légitime Défense”. Más que una revista, más que un grupo literario, “Légitime Défense” fue un movimiento cultural. Partiendo del análisis marxista de la sociedad de las “Islas”, descubrió en las Antillas al descendiente de los esclavos negro-africanos, sometidos durante tres siglos en la embrutecedora condición del proletariado. Afirmó que solo el surrealismo podría librarle de sus tabúes y lo expresó con integridad. Junto a la obra de Césaire los poemas de Lero nos parecen hoy ejercicios de escuela. No obstante, deben considerarse como estudios. No dudo que de vivir más nos hubiera dado obras más personales, más negras, por lo menos más antillanas. Porque tenía el don del poeta: el amor y el respeto por su herramienta, el horror del ya visto poder de la fabulación. L. Senghor (1948)

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Aimé Césaire Nace Basse Pointe (Martinica), en Junio 21-25, 1912. Cuando Jules Monnerot, Entienne Lero y René Menil, lanzaron el manifiesto de “Legitime Defense1”, contra la burguesía antillana, Aimé Césaire, entonces alumno de Khagne, en el Liceo Louis – le –Grand, fue el primero en escucharlo y comprenderlo. Entendió que su mensaje debía ser profundizado, por lo que volvió tanto a las fuentes francesas hasta Rimbaud, y Lautreamont, como a sus propias fuentes, a sus ancestros “Bambar-as”, a la poesía negra africana. Ninguno más que Césarie merece el título de “Gran Poeta Negro” que le dio André Breton en 1943. En primer lugar este ex - normalista, este profesor de letras, es el excelso maestro de su idioma hasta el bullir de su diluvio. Pero el don esencial de nuestro poeta es la pasión. Desde lo profundo de su negritud estalla el volcán emocional, la pasión. En “Cahier d’ un retour au pays natal2” asistí a su doloroso parto; es la expresión trascendente del drama hecho sufrimiento moral y sufrimiento físico. Por ejemplo, en el tercer “corazón del cañácoro3”asistimos a la tiránica exigencia moral; al absoluto rechazo de transigir con la mentira o la injusticia. Estos dones hacen a poeta negro. Sus imágenes surgen de las entrañas mismas del volcán, donde maduraron metales y piedras raras, imágenes de tres continentes y de tres razas. Imágenes del mundo. Imágenes que golpean porque canta. Césaire que es surrealista, pero negro, no descuida el “canto estupefacto”, - juego de sonoridades y ritmos verbales – para la sola “imagen estupefacta” El poeta va más lejos: reconcilia el sueño y la acción. Quiero decir que el sueño es acción gracias a las “armas milagrosas” sacadas del depósito antiguo de su negritud. Reconcilia al poeta y al político, este “rebelde”, cuyo menor canto es un rechazo altanero del mundo blanco del dinero. Comprendamos a Césaire, el “Blanco” simboliza al “Capital”, como el “Negro” al “trabajo”. A través de los hombres de piel negra, de su raza, está la lucha del proletariado mundial

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que canta en contra de la dictadura de los peones y de los banqueros. Poesía personal, poesía racial, pero henchida de un “Amor tiránico” por todos los hombres, sus hermanos, con un “amor católico”, como el mismo lo ha escrito. L. S. Senghor (1948, 55) Legítima defensa. Cuaderno del retorno al país natal. 3 Plantas cannácea de la India. Con las semillas del cañácoro se engarzan cuentas del rosario (N. del T.) 1 2

Bibliografía Cuadernos del retorno al país natal. Con prefacio de André Breton, Edit. Bordas. Las armas milagrosas. Edit. Gallinard. Sol cuello cortado. Edit. K.

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MARTINICA La isla de la Martinica (en francés: Martinique) es un departamento de ultramar francés ubicado al norte de Santa Lucía, en aguas del mar Caribe (como tal, constituye una región ultraperiférica de la Unión Europea) […] Debe su nombre a Cristobal Colón, quien la descubrió en 1502. Se llamaba Jouanacaëra-Matinino y estaba habitada por los indios caribes. Esta isla pertenece al grupo de las llamadas Antillas Menores y dentro de éste pertenece al grupo de las llamadas Islas de Barlovento. Pertenece a Francia desde 1635, […] Wikipedia, Martinica. (2016)

Por lo tanto está administrada por el gobierno francés y es su lengua oficial. Es montañosa y de origen volcánico. Son originarios de la isla varios escritores y intelectuales franceses tales como Aimé Césaire, René Ménil y varios más.

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Guy Tirolien Nace en Pointe –a-Pitre (Isla Guadalupe)1917. Realizó estudios secundarios en el Liceo de su ciudad natal. Espíritu curioso y temperamento generoso, GuyTirolien se arrojó a la batalla del “Negro Nuevo”, incluso antes de haber pisado tierra africana.

Wikipedia, Guy Tirolien. (2016) Paul Niger Paul Niger (1933-1962), fue un poeta y activista político de BasseTerre, Guadalupe. Nació Albert Beville, pero la pasión de Níger por África le llevó a tomar el seudónimo del gran Río Africano de Níger. Su tema principal era África y el orgullo que él sentía en ser un descendiente de africanos. De acuerdo con la Enciclopedia de la Literatura del Caribe, Níger completó sus estudios secundarios en el Lycée Carnot en la ciudad de Pointe-à-Pitre. Más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, viajó a París para asistir a la Escuela de la Francia de Outremer, una escuela establecida para entrenar oficiales coloniales. Níger apoyó la Négritude, un movimiento de conciencia negra fundado por Aimé Césaire, Léon-Gontran Damas y LéopoldSenghor (de principios a mediados de 1900). Edward A. Jones, editor de Voices of Negritude (1971), describió la poesía de Níger como “a la vez violenta y tierna, como la tierra de sus antepasados”. Wikipedia, Paul Niger. (2016)

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GUADALUPE Guadalupe es un pequeño archipiélago de Las Antillas, en el Mar del Caribe y que es un departamento de ultramar de Francia […]. Se encuentra a 600 km al norte de las costas de América del Sur y al sureste de la República Dominicana. Antiguamente se llamaba Karukera, que significaba “la isla de las bellas aguas”. Fue descubierta por Cristóbal Colón dándole su actual nombre en honor de la Virgen Santa María de Guadalupe, Extremadura, España. Popularmente, en la cultura creole se la llama Gwada. Wikipedia, Guadalupe Francia.(2016)

Su idioma oficial es el francés.

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León Laleau Nace en 3 de agosto, 1892 en Puerto Príncipe Haití, León Laleau hizo una doble carrera como hombre de letras y diplomático. Encargado de negocios en Roma, Ministro de Haití en Lima, en Santiago de Chile, y después en Londres. Representó a su país en varias conferencias panamericanas. Más de una vez fue miembro del gobierno haitiano. Merece ser citado como el más representativo de los escritores de su país, de los primeros en explorar la vena negra. Fue necesaria la dura prueba de la ocupación americana para que esta revolución se hiciera. Se vuelve a encontrar en Laleau ese bagaje criollo que durante tanto tiempo fue el rasgo distintivo de la poesía de las Islas. Bajo su forma clásica se perciben los retoños verdes de los poemas negros. El hombre negro está representado con certeza, con sus instintos más primitivos en una especie de estilización que a veces le traiciona. Se trata de marcar primero su diferencia, tal vez no sea tan malo que consista en un brillo un poco crudo. L. S. Senghor (1948, 107) Bibliografía En voz baja. (1947) La flecha en el corazón. Edit. Parvilla, (1926) El radio de las faldas. Colección de Amigos de Tristán Deréme, (1929) Abreviaciones. Edit. Librairie de France, (1929) Música Negra. (1939) Ondas Cortas. (1933) Orquesta. Edit. Editions du Divan, (1937)

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Jacques Roumain Jacques Roumain (4 de junio de 1907 - 18 de agosto de 1944) fue un escritor haitiano, político y abogado del marxismo. Es considerado uno de los personajes más destacados de la literatura haitiana. Aunque poco conocido en el mundo de habla inglesa, Roumain tiene un seguimiento significativo en Europa, y es reconocido en el Caribe y América Latina. El gran poeta afroamericano Langston Hughes tradujo algunas de las obras más grandes de Roumain, entre ellas Gouverneurs de la Rosée, una obra maestra de la literatura mundial. Aunque su vida era corta, Roumain logró tocar muchos aspectos de la vida y cultura haitiana. Wikipedia, Jacques Roumain. (2016) Bibliografía Bosques de ébano. (1945) Sucio negro. Poemas escogidos. (1926-1944)

Jean f. Briere Nace en Jérémie, Haití septiembre 28,1909. Jean F. Briére fue primero maestro y luego inspector de escuelas. Es hoy director del Instituto de Artes y Letras del Senegal. Como Jaques Roumain, compañero de lucha, se lanzó joven y por entero a la acción revolucionaria, de la cual el combate cultural no era sino un aspecto. Fundador del periódico de oposición La Batalla, conoció varias veces un problema llamado El grito de los negros. Su obra guarda la marca del militante. En principio, y al contrario de Roumain usó un idioma sencillo directo que aflora a veces de la prosa, ese río de palabras que a menudo lleva grandes imágenes inflamadas de sufrimientos, como cadáveres sin sepulturas.

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Su propósito es únicamente –y de ahí sus límites – el inmenso ejército sin armas de los trabajadores de cabezas atormentadas por el mundo. Sin armas, no sin victorias. ¿Sin armas? No, puesto que tiene ese ejército, su monstruosa vitalidad, y sus sueños de sombras ligados al sol, como un bosque sagrado. L. S. Senghor (1948, 121) Bibliografía El pequeño soldado. Poema de protesta contra la ocupación americana, (1930) La bandera del mañana. Poema dramático, (1931) Canciones secretas. (1932) Nosotros guardaremos al Dios. (1944) Black Soul. (1947)

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Rene Belance René Belance, nació el 8 de enero 1915 en Coral, Haití. Su infancia estuvo marcada por la ocupación de su país. A partir de entonces, a pesar de que tuvo una larga carrera en los Estados Unidos, nunca tuvo la ciudadanía […]. […] Llamado “poeta surrealista” por el periodista Roger Gaillard en 1943, René Belance cuenta con otros elementos y estilos de la poesía social, poesía de protesta. En el momento de su muerte en Puerto Príncipe el 11 de enero de 2004, mensajes de muchas personalidades del mundo literario de Haití dan testimonio de la estima por el poeta y la importancia de su poesía. Iîle en île, Tene Belance. (2003) Bibliografía Luminarias. (1941) Sobrevivencias (1944) Para celebrar la ausencia (1944) Espaldar de sombra (1945)

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Rene Belance René Belance, nació el 8 de enero 1915 en Coral, Haití. Su infancia estuvo marcada por la ocupación de su país. A partir de entonces, a pesar de que tuvo una larga carrera en los Estados Unidos, nunca tuvo la ciudadanía […]. […] Llamado “poeta surrealista” por el periodista Roger Gaillard en 1943, René Belance cuenta con otros elementos y estilos de la poesía social, poesía de protesta. En el momento de su muerte en Puerto Príncipe el 11 de enero de 2004, mensajes de muchas personalidades del mundo literario de Haití dan testimonio de la estima por el poeta y la importancia de su poesía. Iîle en île, Tene Belance. (2003) Bibliografía Luminarias. (1941) Sobrevivencias (1944) Para celebrar la ausencia (1944) Espaldar de sombra (1945)

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HAITI Haití, oficialmente República de Haití, es un país de las Antillas, situado en la parte occidental de la isla La Española y que limita al norte con el océano Atlántico, al sur y oeste con el mar Caribe o de las Antillas, y al este con la República Dominicana. Su territorio comprende igualmente la isla de la Gonâve, la isla de la Tortuga, el archipiélago de las islas Cayemites y la isla de Vaches así como otros diversos islotes de sus aguas territoriales. La inhabitada isla de La Navasse es reclamada por Haití ante la administración de los Estados Unidos. La superficie total de Haití se extiende en 27.750 km², albergando una población de 10,033,000 habitantes (2009). Su capital y ciudad principal es Puerto Príncipe. […] Los dos idiomas oficiales de Haití son el criollo haitiano y el francés. El criollo haitiano es lengua cooficial desde 1961 y es hablado prácticamente por la población entera del país. El criollo haitiano es una de las lenguas criollas basadas en el francés, que contiene influencias africanas y vocabulario del español. El francés es el más escrito y la lengua administrativamente autorizada; es hablado por la mayoría de los haitianos cultos y el más usado en el sector de negocios. Entre la población general se estima que sólo el 80% sabe hablar francés estándar, pero unos 42% hablan un francés bien estructurado por lo que es una lengua minoritaria en el país. Wikipedia, Haití. (2016)

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Birago Diop Birago Diop (1906-1989) fue un escritor senegalés en francés, que homenajeó la tradición oral de su país al publicar cuentos, especialmente sus Cuentos de Amadu Kumba. Nacido cerca de Dakar, recibió una formación coránica y paralelamente estudios en la escuela francesa. Durante sus estudios de veterinaria en Toulouse, conoció los trabajos de los africanistas y se unió a finales de los años 1930 al movimiento de la negritud impulsado por Aimé Césaire y Léopold Sédar Senghor. En París compone en 1942 los Cuentos de Amadu Kumba (publicados en 1947), en donde ya indica su predilección por la tradición oral de los griots, los narradores populares a los que siguió escuchando toda su vida. Respetuoso con la tradición oral, mostró gran originalidad en los Nuevos Cuentos de Amadu Kumba (1958) y Cuentos y Lavanes (1963); su colección de poemas Leurres et Lueurs (1960) está muy impregnado de la cultura francesa junto a fuentes de inspiración puramente africana. Su carrera diplomática, tras la independancia de Senegal, y su vuelta a su profesión de veterinario en Dakar no entorpecieron su investigación sobe literatura tradicional africana, pero declaró haber “roto la pluma”. Sin embargo, publicó la Plume raboutée y otros cuatro volúmenes de memorias de 1978 a 1989. Wikipedia, Birago Diop. (2014) Bibliografía Los cuentos de Amadou-Koumba. Edit. Fasquelle, (1947) Engaños… y luces.

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Leopold Sedar Senghor Nace en Joal – La Portuguesa, Senegal octubre 9, 1906 y fallece en diciembre del 2001. Realizó estudios en Dakar en el colegio Liberman, después en París en el Liceo Louis. Le Grand y en la Sorbona. Fue profesor agregado en la universidad catedrático en el Liceo de Tour y en el Marcelin – Berthelot, en París. “La poesía de Leopold Sédar Sénghor1, expresa el lado del alma negra que responde a la gravedad y al recogimiento, así como a la exaltación y al furor estético. Desde este punto de vista contrasta con la de su amigo Aimé Césaire. Todo transcurre como si el descendiente de los negros tradicionalmente arraigados en su suelto, y el de los esclavos transplantados, vinieran a hacernos escuchar sus dos notas complementarias, cuya unión es indispensable. Por un lado Sénghor afirma todos los poderes de la naturaleza, y la vida humana; así como el otro, la rebeldía y el rompimiento decidido con el destino. El origen lejano de los dos poetas, y tal vez también su educación cristiana, dejó en Sénghor huellas profundas que jamás cerró, lo que explica sus diferencias, “, en él triunfa naturalmente la dulzura maternal de la noche, mientras que Césaire gusta exaltarse bajo los ardores feroces de un sol guerrero. Lo primero parece más cerca de la sensibilidad de Novalis, y lo otro de la Rimbaud, lo que da testimonio de una poesía que sobrepasa la significación racial para convertirse en universal. Sin embargo, verdad es que se les volverá a encontrar plenamente de acuerdo, más cuando se trata de expresar no sólo sus aspiraciones individuales sino también la de sus hermanos de raza cuyos “representantes” son, en el mejor sentido de la palabra, tanto en el parlamento, como en la poesía. Mientras que un común favor los reconcilia, su diálogo hace pensar en el canto alternado de los Caménes de que hablaba Virgilio. Con cantos de Sombra, cuya forma se liga espontáneamente a la del versículo claudeliano o bíblico, y, donde la confección personal se une íntimamente a la reivindicación colectiva, Senghor se ha ganado la posición que tiene entre los mejores

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poetas de hoy, y ha podido hacerlo sin cesar un solo momento, por ser fiel a sí mismo y a los suyos. Leopold Sedar Senghor habiéndose naturalmente abstenido de hacer un juicio sobre su obra, ha pedido al señor Aimé Patri, que ha escrito páginas famosas en Presencia Africana*, sobre poesía Negra, de suplirle. Aimé Patri (1948, 148) Bibliografía Cantos de sombra. Edit. Editions du Seuil, (1945) Hostiasnegras. Edit. Editions du Seuil, (1948) Cantos para Naett. Edit. Pierre Seghers. Etiópicos. Edit. Editions du Seuil.

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David Diop David Mandessi Diop (9 de julio de 1927 - 29 de agosto de 1960) fue uno de los más prometedores poetas franceses del oeste de África conocidos por su contribución al movimiento literario de la negritud. Su obra refleja su postura anticolonial y su esperanza de un África independiente. David Diop nació en Burdeos, Francia, de padre senegalés y madre camerunense. Tuvo su educación primaria en Senegal. Comenzó a escribir poemas mientras estaba todavía en la escuela y sus poemas empezaron a aparecer en Présence Africaine desde que tenía apenas 15 años. Varios de sus poemas fueron publicados en la famosa antología de Léopold Senghor, que se convirtió en un hito de la escritura negra moderna en francés. Murió en el accidente del vuelo 343 de Air France en el Océano Atlántico frente a Dakar, Senegal, a la edad de 33 años el 29 de agosto de 1960. Su pequeña colección de poesía, Coups de pilon, salió de Présence Africaine en 1956; fue publicado póstumamente en inglés como Hammer Blows, traducido y editado por Simon Mondo y Frank Jones (African Writers Series, 1975).

Wikipedia, David Diop. (2016)

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SENEGAL Senegal, cuyo nombre oficial es República de Senegal[…] es un estado soberano de África Occidental cuya forma de gobierno es la república semi presidencialista. Su territorio está organizado en 14 regiones. Debe su nombre al río Senegal, que marca la frontera este y norte del país. Senegal limita con el océano Atlántico al oeste, con Mauritania al norte, con Malí al este, y con Guinea y Guinea-Bisáu al sur […] El clima es tropical con dos estaciones, una seca y otra lluviosa. Dakar, la capital de Senegal, se ubica en el punto más occidental del país, en la Península de Cabo Verde. Durante los siglos XVII y XVIII, numerosos puestos comerciales pertenecientes a diferentes potencias coloniales se establecieron en la costa. La ciudad de St. Louis se convirtió en esta época en la capital del África Occidental Francesa antes de que se mudara a Dakar en 1902. Dakar se convirtió posteriormente en su capital en 1960 en el momento de la independencia de Francia […] El idioma oficial es el francés, mientras que el wólof está considerado como el idioma nacional, aunque se hablan más idiomas locales. Al contrario que en otros países del África Negra en donde es idioma oficial, el uso del francés está muy extendido, y prácticamente toda la población lo habla, bien como primer idioma o bien como segundo. Wikipedia, Senegal. (2016)

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Jean-Joseph Rabearivelo Nació en Tennerive, Madagascar marzo 4, 1901 y muere en Tennerive, junio 22, 1937. Reabéarivelo (José Casimiro son sus verdaderos nombres) tuvo la felicidad de tener una madre que siempre le dio una gran ternura – era hijo único – y lo que es mejor, siempre comprendió y dio ánimo a su vocación poética, porque Reabéarivelo no vivió sino para poesía. Su vida exterior fue monótona, aunque fértil en dificultades materiales. De familia noble, por madre, pero pobre, salió del colegio Saint Michel (Amparibe) a los trece años de edad, casado muy pronto, José Casimiro pasó su corta vida cambiando de oficio, buscando una profesión honorable y lucrativa que jamás encontró. Era corrector de imprenta cuando renunció a la vida. Naturaleza rica, temperamento apasionado, espíritu inquiero, Jean Joseph Rambéarivelo hizo de su vida interior un largo drama de desenlace trágico. Volensnolens. Pequeño y frágil, el cutis claro, el ojo negro, pelo rizado, quiso probar todas las delicias de la vida y hartarse de ellas. Lo que le llevó hasta el abuso de algunos tóxicos. Pero su hambre y sed fueron sobre todo de alimentos espirituales. Habría que hablar de la gran necesidad de ternura que fue la suya, de sus amistades, singularmente de las delicadas amistades femeninas. Insistiré sobre todo en su pasión por la cultura. Si entendía bastante bien el francés a su salida de la escuela, lo escribía mal. Fue entonces cuando el niño malgache, cumplió ese prodigio que quedó en la historia de las letras, de hacer del francés al cabo de algunos años de trabajo empeñado y metódico dócil a su genio. Hizo aún más, asimiló el genio francés con el idioma, a tal grado que fue verdaderamente como lo escribió horas antes de morir: “naturalmente Latino entre los melenios. Y con rasgos de éstos”. Claro que las primeras obras de Rabéarivelo son de imitación. Diré incluso que no era malo que fuera así. El mismo estaba consciente de ellos y cuando mandó Los Cantos para Abeona (Chantspour Abéone) a René Maran, escribe a manera de

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dedicatoria: “…verdad es que quedo sensible a esas primeras gemas” El poeta, sin embargo, debía llegar al tiempo de la madurez. Hay todavía algunas fallas esparcidas aquí y allá en Casi suelo, Traducido de Noche las Viejas Canciones de los Países de Imerina. Pero, esas mismas fallas no le quitan el encanto de traducir el alma malgache. Estamos tan cerca, en esos tres volúmenes de los surgientes manantiales de Imerina que pensamos que es una traducción, ¡tan fresca y armoniosa es su encanto! Y aún más, veremos que el estilo de Rabéarivelo es tal vez más auténtico. La originalidad malgache de Rabéarivelo está esencialmente en la originalidad y espontaneidad de la emoción y el don de la fabulación. Sabe ver y sentir el mundo sensible; sabe sobre todo ir más allá de la apariencias, atrapar, y traducir el ritmo de su vida profunda! L. S. Senghor (1948, 179) Bibliografía La copa de cenizas. (1934) Silvas. (1927) Volúmenes. (1928) Vientos de la mañana. (Río de Janeiro) Casi sueños. Traducido del Hova por el autor. Prólogo de RoberBoudry. Edit. Henri Vidale, Tennerive, (1934) Traducido de La noche. Edit. Editions de Mirages, Tunes, (1935) Antiguas canciones de los países de Imerina. Prólogo de Robert Boudry. Impresión oficial, Tennerive, (1939) Jacques rabemananjara El abanico del sueño. (Madagascar) Al confín de la noche. (Madagascar) Sobre el escalón de la noche. (Cap. 1940) Los dioses Malgaches. (París, 1942) Lira a siete cuerdas. (Inédito) Ritos milenarios. (Inédito) Cantos. (Inédito)

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Jacques Rabemananjara Jacques Rabemananjara (Maroantsetra, Provincia de Toamasina, Madagascar; 23 de junio de 1913 - París, Francia; 2 de abril de 2005), héroe de la independencia de Madagascar, fue un escritor, político y vicepresidente malgache […[ Nace en 23 de junio de 1913 en Maroantsetra, ciudad en la provincia de Toamasina de Madagascar. Tras una breve estancia en el pequeño seminario de la isla Santa María, Rabemananjara estudia en el colegio de los jesuitas de Antananarivo. Al finalizar sus estudios trabaja en la administración colonial. Entre 1935 y 1936 es director de la revista mensual Revue des jeunes de Madagascar, cuyo lema era: Devenir francés permaneciendo profundamente malgache, publicando diez números, sin embargo las autoridades coloniales la consideran de contenido peligroso y prohíben su publicación. En 1939 es enviado a Francia por el Ministerio de las Colonias formando parte de la delegación malgache que participaría en la conmemoración 150 aniversario de la revolución francesa. A partir de su llegada en París, se inscribe a la Universidad de la Sorbona donde estudia letras clásicas, obteniendo su licenciatura. Algunos meses después de su llegada en Francia publica su primer recopilación de poemas Sur les marches du soir (En los límites de la noche). En Francia, Jacques Rabemananjara toma conciencia malgache, lejos de las mistificaciones de la Revue des jeunes. El contacto con otros escritores de origen africano en París marcan profundamente su obra. Jacques Rabemananjara hace una poesía solemne, clásica en sus formas, serena, a veces simple en su serenidad. Su carrera literaria es muy paralela a la de Jean-Joseph Rabearivelo; ambos habrían de influir decisivamente en Flavien Ranaivo, otro gran poeta malgache. Tras la segunda guerra mundial participa en el proyecto Présence Africaine (Presencia Africana), junto con Léopold Sédar Senghor y, sobre todo, Alioune Diop. En 1946, se entrevista con los doctores Joseph Raseta y Joseph Ravoahangy y juntos, desde París, fundan el Movimiendo Democrático por la Renovación Malgache (MDRM). Fue elegido diputado de la provincia de Tamatave en 1946, sin embargo, Rabemananjara no logra sentarse en la

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Asamblea Nacional debido a que en los días siguientes a la insurrección malgache de marzo de 1947, es detenido por las autoridades por sospecha de ser uno de los instigadores. Rabemananjara es torturado, juzgado y condenado a cadena perpetua. Durante los años que pasa en prisión que escribe los poemas Antsa, Lamba y Antídoto que le valdrán el título de chantre de la négritude. En 1956 es liberado y exiliado, no regresa a su país hasta que éste obtiene su independencia en 1960. Participa entonces en la primera república malgache ocupando distintos ministerios en el gobierno del presidente Philibert Tsiranana, siendo vicepresidente de la república en 1970. Tras la revolución de 1972, elige el exilio y no regresará sino hasta 1992. Muere en París el 2 de abril de 2005.

Wikipedia, Jacques Rabemananjara. (2016)

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Flavien Ranaivo Flavien Ranaivo es un poeta y periodista malgache nacido el 13 de mayo de 1914 en Arivonimamo y murió el 20 de diciembre de 1999 en Troyes, Francia. Descubierto por Léopold Sédar Senghor,[…] por superar las influencias francesas para adaptar o traducir la poesía La gente de Madagascar. Sus poemas cortos que combinan humor y sabiduría dichos y símbolos, a veces se asemejan a las adivinanzas. Wikipedia, Flavien Ranaivo. (2016) Bibliografía La sombra y el viento. Prefacio de O. Mannoni, Tenerive. (1947)

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MADAGASCAR Madagascar, oficialmente República de Madagascar […] es una nación insular situada en el océano Índico, frente la costa sudeste del continente africano, a la altura de Mozambique. Además es la isla más grande de África y es la cuarta isla más grande del mundo. Está separada del continente por el canal de Mozambique. Hay que destacar que antiguamente la isla se encontraba unida al continente africano, del cual se separó, lo que ha hecho que el aislamiento originado a raíz de la separación sea la causa de la conservación en su territorio de multitud de especies únicas en el mundo. Así, alberga el 58% de las especies de animales y plantas del mundo (del cual más del 80% son endémicas de Madagascar). De las más notables son los lémures que son una infraorden de primates, el fossa carnívoro, tres familias endémicas de aves y seis especies endémicas de baobabs. En efecto, se encuentra dentro de la lista de países megadiversos. El gentilicio de Madagascar es malgache, y el idioma nacional es el malgache, siendo su segundo idioma el francés.

Wikipedia, Madagascar. (2016)

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Este número se terminó de imprimir en Talleres Gráficos de la Universidad Autónoma de Querétaro, con domicilio en Prol. Pino Suárez #467 Col. Ejido Modelo C.P. 76177, Querétaro-México el día de de 2017 con un tiraje de 300 ejemplares.



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Universidad Autónoma de Querétaro Facultad de Ingeniería Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias

Año 7 No. 13 SEGUNDO SEMESTRE 2015 ISSN: 2007-4662

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JULIO HORTA

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GABRIEL A. SIADE

Dr. Julio César Schara ACADÉMICO, EDITOR, CRÍTICO DE ARTE, POETA

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