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Dra. Virginia Pérez Hernández, Jefe Clínico de la Unidad de Subagudo y Unidad de Crónico y Pluripatológico del HSJD

Long Covid

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El Síndrome COVID-19 persistente se define como un conjunto muy diverso de síntomas que se mantienen o aparecen después de una infección confirmada por SARS CoV-2 .

La Dra. Virginia Pérez Hernández, Jefe Clínico de la Unidad de Subagudo y Unidad de Crónico y Pluripatológico del HSJD (especialista en Medicina interna y subespecialista en Enfermedades Autoinmunes Sistémicas), indica que “es un problema reconocido que afecta en un 10-20% de los casos y no parece tener relación con la gravedad en la fase aguda de la enfermedad”.

Se denomina “COVID-19 persistente o Long Covid, a la existencia de síntomas mantenidos (4 a 12 semanas tras infección aguda) sin existencia de daño orgánico irreversible, predominando en mujeres en torno a 40 años y Secuelas post-COVID-19, al que presenta síntomas derivados de daño estructural orgánico y que suele estar en relación con antecedentes de COVID-19 agudo grave, predominando en varones en torno a los 70 años”.

Su sintomatología está definida por su variedad “heterogénea y multisistémica” y que engloba “síntomas generales (astenia, fatiga, febrícula, escalofríos, anorexia, sudoración), respiratorios (disnea, tos seca, opresión torácica, expectoración, odinofagia, laringoespasmos), cardíacos (palpitaciones, dolor torácico, hipotensión, síncope, taquicardia/ bradicardia), neurológicos (cefalea, parestesias, anosmia, disgeusia, inestabilidad, deterioro cognitivo, vértigo), digestivos (diarrea, dolor abdominal, náuseas/vómitos, dislipemia, pirosis, flatulencia), coagulación (hematomas, petequias, microtrombosis), otorrinológicos (acúfenos, vértigos, hipoacusia), oftalmológicos (diplopia, visión borrosa, ojo seco, fotofobia) dermatológicos (urticaria, prurito, rash, alopecia, caída de uñas, úlceras), endocrinos (hiperglucemias, alteraciones tiroideas) y psicológicos (ansiedad, depresión, apatía, fobias, distima, insomnio, T. estrés postraumático)”.

Su complejidad hace pensar en la conveniencia de implantar consultas multidisciplinares monográficas “para monitorizar la evolución del paciente y ofrecer el mejor manejo posible”.

El Síndrome suele presentar una tendencia a la mejoría espontánea, “aunque es difícil establecer porcentaje y tiempo de mejora”.

Algunos estudios establecen el beneficio de la vacuna “aunque necesitamos más datos para confirmarlo” y aún no se dispone de ningún tratamiento específico “aunque existen varios ensayos clínicos”. La doctora expresa “la necesidad de prestar apoyo psicológico y emocional, y servicios de rehabilitación para estos enfermos”.

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