

Una Celebracion de Juan Diego
por Luisa ZwickNos inspiramos en un sermón del Día de San Patricio este año en la Catedral de San Patricio (en línea a las 6 a. m. entre semana) cuando el celebrante de la Misa nos recordó cómo el santo patrón de un lugar cuida a la gente de esa parroquia.u otro lugar llamado por el santo, del cielo. Con esta reflexión nos dimos cuenta nuevamente de cuánto contamos con el apoyo y las oraciones de San Juan Diego y Nuestra Señora de Guadalupe en Casa Juan Diego.
Nosotros escogimos el nombre de
Casa Juan Diego
El nombre de Juan Diego fue elegido para nuestra labor por Marcos Zwick cuando comenzamos. Fue más de 20 años después cuando Juan Diego fue declarado santo.
¿Por qué Juan Diego?
¿Por qué elegimos a Juan Diego como nuestro patrón cuando empezamos Casa Juan Diego?
La pregunta más grande, que es realmente la respuesta, es ¿por qué Dios escogió a Juan Diego para ser el destinatario de las apariciones de Nuestra Señora al pie de ese cerro de Tepeyac?
La respuesta de muchos estadounidenses puede ser, qué extraño que Dios haya elegido a Juan Diego cuando había tantas personas respetadas para elegir. ¿No era extraño que Dios eligiera a un nativo americano sin un título universitario o una maestría en teología como el mensajero para evangelizar al obispo sobre la importancia y la dignidad de los indígenas? ¿No era extraño que no enviara a María directamente al obispo? Qué símbolo fue y es Juan Diego para los que son don nadie a los ojos de los poderosos, pero son muy apreciados por Dios. Como dijo Marcos, la Santísima Madre siempre parece estar metiéndose a escondidas entre las personas pobres sin educación o entre los niños para recibir sus honores, por ejemplo en Fátima, Lourdes, etc.

Desde este inicio innumerables personas y otras parroquias nos han ayudado a poder dar respuesta a los cientos de personas que vienen cada semana a buscar ayuda, no solo de refugio, sino también de comida o atención médica.
Nuestra Señora de Guadalupe
apareció en la oscuridad
Juan Diego fue uno de los pocos indígenas que se convirtió al catolicismo durante la época de los crueles conquistadores. Fue una época muy oscura, y la mayoría de la población nativa no estaba convecida de las buenas intenciones de los conquistadores o, por asociación, de su fe. Un da Juan Diego, un católico bastante nuevo, caminaba al pie del cerro de Tepeyac. Se asombró al escuchar música hermosa y ver a una hermosa dama que le hablaba en términos amorosos. Era María, quien se le apareció a Juan Diego como una princesa Azteca de piel morena y le habló en su lengua materna, el Náhuatl, la lengua prohibida por los conquistadores, Ella tenía una misión para Juan Diego.
El mensaje de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe estaba en el mensajero, Juan Diego. El elegido era pobre, sin educación formal, no hablaba español y pertenecía a la raza de personas que no eran aceptadas por algunos de los conquistadores como seres humanos o que tuvieran alma. Nuestra Señora de Guadalupe cambió todo eso cuando envió a Juan Diego al obispo franciscano.
¿Por qué Casa Juan Diego en Houston?
Hace cuarenta y dos años comenzamos el Trabajador Católico de Houston, sin poseer nada excepto nuestro patrón, Juan Diego, y ¿qué podría hacer él por nosotros, de todos modos?
Fue una combinación perfecta. Juan Diego era pobre, impotente y un don nadie en un sentido mundano y nosotros también. También lo eran las personas a las que serviríamos que dormían en autos en los estacionamientos de autos usados en la Avenida Washington, refugiados de las guerras en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Nosotros también éramos don nadie cuando comenzamos a aceptar refugiados a principios de la década de 1980. Los inmigrantes y refugiados que vinieron y siguen viniendo a nosotros solo con lo que traen puesto son buscados por muchos solo por su trabajo, pero no son considerados seres humanos por muchos, tal como lo fue el primer Juan Diego. Como Juan Diego, no hablan el idioma y no tienen derechos. El sacerdote que bendijo nuestro primer edificio pobre, el edificio más feo de Houston, comentó que necesitaríamos $40,000 (en dólares de 1980) para comenzar. No teníamos nada, pero teníamos experiencia y una fe tambaleante, todos preocupados por la responsabilidad y esas cosas. No teníamos un centavo. El apoyo financiero llegó. Un párroco en Houston nos dio nuestro primer cheque. Un joven mecánico que vivía en nuestro barrio preguntó si podía hacer algo. Entró en su casa y regresó con cinco billetes de cien dólares. Estábamos en camino de progresar.
La Señora le pidió que llevara su mensaje al Obispo de México. Juan Diego le rogó que enviara a alguien más, alguien noble, alguien conocido y respetado. No pensó que el obispo lo escucharía o le creería. Pero ella lo convenció de ir. Juan Diego fue a visitar al obispo. Después de que varias personas que trabajaban en la oficina del obispo interfirieron durante un rato, el obispo escuchó, pero le costaba creer lo que Juan Diego le estaba contando sobre la aparición de la Señora del Cielo. Le pidió a Juan Diego que le trajera una señal para verificar la veracidad de sus palabras.
Juan Diego regresó a Nuestra Señora y le dijo que el obispo había pedido una señal. Ella le dijo que fuera al día siguiente a la cima del cerro Tepeyac, cortara las flores que encontraría allí y se las llevara. Cuando fue allí, se asombró de encontrar hermosas flores en ese lugar rocoso. Los recogió en su tilma (un manto similar a una toga romana) y se los llevó a María. Ella recibió las flores en sus manos y luego las colocó nuevamente en su tilma, pidiéndole que se las llevara al obispo como señal. Ella le advirtió que no se las mostrara a nadie excepto al obispo.
Juan Diego tuvo problemas para volver a ver al obispo porque los hombres a su alrededor desconfiaban y se negaban a dejarlo entrar. Cuando Juan Diego al fin tuvo éxito en verlo y le mostró las flores, las rosas cayeron al suelo y el obispo y los que lo rodeaban vieron la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe impresa en su tilma. continúe página 6

Artist: Angel Valdez
TRABAJADORES DISPONIBLES
¿TIENES ALGUNOS PROYECTOS?
Los hombres de Casa Juan Diego son disponible para contratar para ayudar con:
• Trabajo en el zacate o las plantas
• Proyectos de mudanza
• Construcción
• y mucho más
Los trabajadores pueden ser contratados a través de nuestro Padre Jack Davis Cooperative
Para solicitar un trabajador, venga a: 4811 Lillian | Houston, TX

Casa Juan Diego fue fundada en 1980, según el modelo de Dorothy Day y Peter Maurin, para servir a inmigrantes y refugiados y los pobres. De una pequeña casa ha crecido a diez casas. Casa Juan Diego publica un periódico, El Trabajador Católico de Houston, cuatro veces al año para compartir los valores del movimiento Trabajador Católico y las historias de los inmigrantes y refugiados arrancados de sus paises por las realidades de la economía global.
• Oficina central de donaciones de comida: 4818 Rose, Houston, TX 77007
Para mandar una carta o un cheque: P.O. Box 70113, Houston, TX 77270
• Centro de distribución de comida: 4818 Rose, Houston, TX 77007
• Centro para mujeres: Hospitalidad y servicio para mujeres inmigrantes con sus hijos.
• Asistencia a personas paralizadas o gravemente enfermos en la comunidad.
• Casa Don Marcos para hombres: Hospitalidad para hombres que son nuevos inmigrantes.
• Casa Don Bosco: Para hombres enfermos o heridos.
• Casa Maria: Centro de servicios sociales y clinica medica 6101 Edgemoor, Houston, TX 77081
• Clinica Médica Casa Juan Diego 4810 Rose, Houston, TX 77007
• Liturgia: en español los miércoles a las 7:00 p.m. (temporalmente suspendido)
EDITORIAL Luisa Zwick y Susan Gallagher TRADUCCIÓN Sofía Rubio, Blanca Flores TRABAJADORES CATÓLICOS Dawn McCarty, Marie Abernethy Gabriela Medina, Luke Prohaska, Mary Ebberwien, Gwendolyn Loop, Noah Helm, Kevin Macleod, Joseph Laughlin, NSJ DIRECTOR DE TECNOLOGÍA Joaquín Zwick
DISEÑO Beatrice Garcia Castillo
CIRCULACIÓN Stephen Lucas EQUIPO DE AYUDANTES Julián Juárez, Manuel Rangel
Ramiro Rescalvo, Roberto Narvaez, Victor Díaz, Eirck Gonzalez
Henry Gallardo, Oscar Quezada, Johalbert Marin, Yordis Araujo Yosen Colmenares, Fernando Videz, Jose Pacheco, Wilmer Salazar Nelson Rivero, Jaime Ramos, Leonardo Cordoba, Danny Mayorga Jhony Aviles, Luis Aviles, Aman Aneosom
GRUPO DE APOYO PERMANENTE Luisa Zwick, Stephen Lucas
Andy Durham, Betsy Escobar, Dawn McCarty Kent Keith, Pam Janks, Julia Gallagher, Monica Hatcher Alvaro & Jane Montealegre, Joaquín Zwick
MÉDICOS VOLUNTARIOS.................. Drs. John Butler, Naggeb Abdalla
Laura Netfield, Wm.Lindsey, Sr. Roseanne Popp, CCVI, Yu-Wah
Jorge Guerrero, Enrique Batres, Laura Porterfield , Amelia Averyt
Deepa Iyengar, Mohammed Zare, Maya Mayekar, Joan Killen Cecilia Lowder, Jaime Chavarria, Justo Montalvo, Stella Fitzgibbons
DENTISTAS Drs. Peter Gambertoglio, Michael Morris
Mercedes Berger, José Lopez, Justin Seaman
Maged Shokralla, Florence Zare
CASA MARIA Juliana Zapata and Manuel Soto

Casa Juan Diego
La migración del espíritu americano
Por Luke Prohaska
Una de las eras más fascinantes de la historia estadounidense en mi opinión, es la Gran Depresión. Para ser más específico en mis opiniones personales, ninguna historia encapsula la Gran Depresión como la gran novela americana de John Steinbeck, Las Uvas de la Ira (siéntanse con la confianza de mandarme otras recomendaciones de lecturas si no están de acuerdo). Lo que siempre me ha impactado acerca de este libro es la tremenda tenacidad en la era de la Depresión por parte de la clase trabajadora americana ante las pruebas abrumadoras. Con las manos sucias, la esperanza insaciable, y un amor intenso por sus familias, se forjaron con una fortaleza casi inhumana. Después de nueve meses de trabajar y vivir en Casa Juan Diego, he llagado a creer que en el siglo 21, este espíritu “americano” no es exclusivo de los Estados Unidos. En cambio, el espíritu estadounidense que hizo su hogar en la simplicidad y la pobreza de los hombres y mujeres trabajadores de la Gran Depresión tienen raíces en otro lugar de las Américas: América Latina. Una de las primeras semejanzas entre un americano de la clase trabajadora de la era de la depresión, y un latinoamericano de la clase trabajadora del siglo 21, es el amor por el trabajo. La mayoría de las veces, una de las primeras cosas que escucho de la boca de un latinoamericano que ha llegado a Casa Juan Diego es que quiere trabajar, y que está dispuesto a trabajar en donde sea mientras esto le permita mantener a su familia. Otra semejanza es que muchos americanos en el oeste medio de EUA durante la Gran Depresión tuvieron que huir dejando sus hogares y migrando como nuestros hermanos y hermanas latinoamericanos. Cuando llegaban eran considerados una amenaza para la gente que tenía un status quo establecido y vivían al margen de la sociedad, sufriendo la ira y el desdén de aquellos que ya estaban establecidos y gozaban del éxito. Otra conexión con la era de la depresión americana es que muchos de nuestros huéspedes de América Latina quieren mandar dinero a sus familias sufriendo en economías latinoamericanas destrozadas, donde un día de trabajo aquí, equivale a semanas de trabajo en estos países en desarrollo. Incluso antes de tener un cambio de ropa o un lugar propio donde vivir, nuestros huéspedes están buscando apoyar a sus seres queridos. Su sacrificio es claramente similar al de aquellas madres y padres de la era de la depresión renunciando a la comida y a otras cosas esenciales por el bienestar de sus hijos. Uno de mis primeros ejemplos impactantes de esto fue Gabriel, quien había crecido en las calles de El Salvador, huérfano y sin hogar, desde que tenía cinco. Sentado en la cena, Gabriel, con los ojos llenos de lágrimas, contaba los obstáculos de sobrevivir solo en las calles durante su niñez.
No podía dejar de reiterar lo agradecido que estaba de haber encontrado trabajo aquí en Estados Unidos. La filosofía de Gabriel acerca del trabajo evocaba a la filosofía de Peter Maurin, cofundador del Movimiento del Trabajador Católico. En lugar de ser una carga, él consideraba este trabajo un gran regalo. Parte de su emoción era porque le había prometido a Dios en su viaje hacia aquí que tan pronto como encontrará trabajo, mandaría la mitad de su cheque a la iglesia a la que asistía en México. Gabriel ya no tiene una familia que sostener, y sin embargo su espíritu latinoamericano estaba buscando inmediatamente a otros a los cuales ayudar y practicar la caridad en su vida.
“Ver a Cristo en el pobre” -un énfasis del Movimiento del Trabajador Católico- es muy fácil en momentos como este. El Papa Francisco exhorta en su encíclica La Alegría del Evangelio a que “en todos los lugares y circunstancias, los cristianos con ayuda de sus pastores, son llamados a escuchar el llamado de los pobres.” (96). Mientras he compartido mi vida con los pobres de Casa Juan Diego, me he dado cuenta de por qué el Papá Francisco hace esto imperativo. Una parte de la cara completa de Jesús está oculta hasta que somos capaces de ver a los pobres abrazando su pobreza para dar lo poco que tienen como la viuda pobre lo hizo (Marcos 12: 42-44) y realizando humildemente trabajos manuales como Cristo y San José. Estos ejemplos de santidad nos evangelizan hacia una nueva forma de pensamiento y de ser. Sin embargo, servir a los pobres no siempre contiene el “amor de ensueño” que “busca acción inmediata, realizada rápidamente y con todo mundo mirando” como dice el padre Zosima, un personaje de Los Hermanos Karamazov de Fiodor Dostoevsky (58)
Servir a los pobres también revela la cara de Cristo porque nos llama a salir de nuestra cómoda existencia y nos llama a un “amor duro y terrible” que Dorothy Day, cofundadora del Movimiento del Trabajador Católico, tanto amaba citar de los Hermanos Karamazov (58)
Esto es supremo porque es específicamente esta “experiencia de amor activo”, de acuerdo con el Padre Zosima, la que nos enseña cómo cultivar una fé auténtica cuando somos azotados por la duda (56). Nos debemos de abstener de un incurvatus in se, o volcarnos hacia nosotros mismos, lo que San Agustín audazmente asegura ser la raíz de todo pecado. En lugar de eso, debemos volvernos hacia afuera para amar y experimentar a Cristo oculto en nuestro hermano, especialmente en nuestro hermano pobre. Cuando podemos convertirnos en pobres y darnos a nosotros mismos para el bien de los más necesitados, nos acercamos a ser como Cristo en que “por amor a vosotros, siendo rico, se hizo pobre para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (2 Corintios 8:9)
Mencioné anteriormente que el espíritu de la clase obrera trabajadora ahora reside en un lugar nuevo en las Américas. Durante el tiempo que he estado en Casa Juan Diego, hemos recibido también a numerosos huéspedes de Africa, y hasta algunos pocos de Medio Oriente y Europa del Este. He visto esta misma afinidad para trabajar en muchos de ellos. Esto me hace reflexionar: ¿qué es lo que les da a los inmigrantes pobres esta propensión a trabajar fuertemente así como para poner las necesidades de los demás antes que las suyas, a pesar de tener continúa página 7
Necesitamos Ayuda
Casa Juan Diego – Un refugio que se desborda
En este momento, está llegando un número sorprendente de inmigrantes y refugiados. A veces han llegado 20 a Casa Juan Diego cada día. Esto es antes del levantamiento del Título 42. Estamos felices de que esta política del Título 42 inhumana sea cambiada. Esta política ha expuesto a muchas familias a secuestros, violaciones y muerte. Pero necesitamos ayuda de la comunidad en recibir los refugiados que vienen llegando y van a seguir llegando. Nuestras camas están llenas. Tenemos catres alineados en los pisos para el exceso. Aceptamos tantos como podemos, pero tenemos que rechazar a otros que llaman o parroquias o agencias que llaman para enviarnos personas. Incluso hemos tenido que rechazar a familias reunidas recientemente con sus menores no acompañados que venían solos porque no teníamos sitio. Algunos acaban de ser liberados de las cárceles de ICE. Difícilmente pueden creer que pueden caminar por la puerta hacia la luz del sol. Otros están llegando directamente desde la frontera con papeles temporales. Entre los muchos que no tienen adónde ir están las familias con niños pequeños. Hay muchos jóvenes. Todos buscan un lugar seguro para quedarse el tiempo suficiente para encontrar trabajo y su propio lugar, a menudo después de un terrible viaje de muchos meses y mucho sufrimiento atravesando la selva. Hemos tratado de referir a los huéspedes potenciales de Casa Juan Diego a refugios en Houston cuando estamos tan llenos que no podemos atender a más personas. Algunos refugios no aceptarán personas sin una identificación con foto, algunos no aceptarán personas indocumentadas. (ICE a menudo confisca los pasaportes cuando las personas ingresan). Y debido a problemas culturales y de idioma, los inmigrantes se niegan incluso a intentar ir a otros lugares. Prefieren acampar frente a nuestras casas donde se sienten seguros. Nuestros Trabajadores Católicos están cansados. Recibir a los migrantes no solamente quiere decir, “Vengan. Pasen adelante.” Cada persona tiene muchas preguntas, muchas ncesidades.
Se necesita más lugares para recibir migrantes
Debido a las llegadas de tantas personas, tenemos que limitar el tiempo que las personas pueden quedarse. A menudo ayudamos con un boleto para viajar si las personas tienen algún destino. Esperamos que se abran otros lugares en Houston para ayudar con la vivienda. Mientras tanto, las donaciones de sacos de dormir son bienvenidas para aquellos que están en la calle.
¿Qué puede hacer la gente después de que ICE confisque su pasaporte?
Hemos encontrado que ICE generalmente confisca los pasaportes de inmigrantes y refugiados cuando cruzan la frontera. Las personas se quedan sin identificación, excepto los papeles temporales que les dio ICE. Ahora hay una nueva vía para ayudar a quienes se encuentran en esta situación: Las Bibliotecas del Condado de Harris están otorgando una identificación o “tarjeta de biblioteca mejorada” a las personas que no tienen una identificación. Respetan el papeleo de inmigración y han enumerado otros documentos en su sitio web que las personas pueden presentar para obtener esta identificación. (Esta no es una identificación estatal, pero es mucho mejor que no tener ninguna identificación). Esperamos que la Biblioteca Pública de Houston implemente algo similar.
Rueguen por nosotros
Oren por nosotros. Esperamos y rezamos para que otros se organizen para recibir también a los nuevos refugiados e inmigrantes. Mientras esperamos la ayuda de la comunidad en general, rueguen por nosotros mientras tratamos de responder a Jesús en los muchos pobres que vienen a nosotros


Cómo puede ayudar
Aquí hay algunas maneras en que nuestros lectores pueden ayudar a los inmigrantes y refugiados
1. Avísenos si sabe donde se puede rentar un cuarto o apartamento barato.
2. Donar sacos de dormir y mochilas
3. No podemos recibir ropa en general. Pero necesitamos pantalones (jeans) para hombres, tallas 28-34 de cintura, de largo 30-32. Chanclas. Zapatos tenis. Desodorante, champú, pasta de dientes, loción, jabón.
4. Frijoles pintos o negros en bolsas de dos libras, aceite para cocinar, maseca, pan, cereal.
5. Pañales de adultos, toallas húmedas, sabanitas para los heridos.
¿Dónde está Peter Maurin?
por Catherine De Heuck DohertyEl teléfono sonaba insistentemente. Había estado sonando todo el día porque estábamos esperando que Peter Maurin -cofundador con Dorothy Day del Movimiento del Trabajador Católico- viniera para dar una conferencia. También se esperaba que hablara en otro lugar en la ciudad, en St. Michael’s College. Sin embargo no había señales de él. El Trabajador Católico, cuando llamamos de larga distancia desde Toronto a Nueva York, nos dijo que había salido hacia Canadá hace más de una semana.
Por supuesto, con Peter Maurin, todo podía pasar — y usualmente pasaba. Él era ese tipo de apóstol. Un artículo que alguien escribió alguna vez acerca de él se titulaba “On the Bum”, (o sea “Andando como un vagaundo”) y eso lo describía muy bien. Podría empezar por una ciudad en el norte y tal vez y deambular por la parte sur del continente para llegar hasta ahí. Así que no estaba muy preocupada. Pero la universidad lo estaba, así como lo estaba mucha gente que se encontraba ahí ansiosa y con ganas de escuchar a este hombre extraordinario hablar. De ahí lo saturado de la línea telefónica. Esta vez la llamada tenía noticias definitivas sobre Peter. Él no podía ponerse al teléfono, nos dijo la persona que llamó. Había sido detenido en la frontera canadiense por las autoridades de migración. Uno de los oficiales estaba llamando. Quería saber todo acerca de Peter. Su voz tan formal retumbaba una y otra vez, haciendo todo tipo de preguntas. Nos preguntábamos de dónde saldría el dinero para pagar por su llamada.
Respondimos tan pacientemente como pudimos dadas las circunstancias. De pronto, la voz cambió de tono, y se transformó en la voz de un ser humano normal en lugar de la de un oficial.
“Señora,” dijo, “extraoficialmente, ¿este hombre es o un loco o un santo? Yo soy católico, pero ahí está sentado en la oficina a de Migración, rodeado de oficiales, hablándoles de Dios y de la Iglesia Católicacosas que nunca he escuchado antes. Es interesante sin duda pero, sabe algo, si lo que él dice es cierto, tengo mucho que leer. ¿Cómo ve señora?” Le aseguré que Peter estaba bien, en el camino de la santidad y no de la locura — a menos que la locura fuera la locura y demencia de la Cruz. Luego le pregunté si inmigración lo dejaría ir.

PETER MAURIN, RUEGA POR NOSOTROS.
Sí, lo dejarían ir si nosotros íbamos y lo recogíamos y tomábamos responsabilidad sobre él mientras estaba en Canadá. Dijimos que sí. En ese momento eran alrededor de las 11 p.m.
Más llamadas telefónicas- muchas más. Conseguimos un chofer y un coche y nos fuimos a Windsor, llegando a altas horas de la madrugada para

buscar a Peter. Lo encontramos feliz hablando de Dios, mientras comía un sustancioso almuerzo que constaba de café, sándwiches y donas provisto por inmigración. Todos estaban alrededor de él, escuchándolo atónitos. Después de las formalidades, llevamos a Peter al coche y lo trajimos de regreso a tiempo para la Misa y el desayuno. Fue bueno verlo entrar por la Puerta Azul, que le dio su bendición, mientras él nos trajo la suya. Peter Maurin fue una inspiración para miles, y en mi mente, un verdadero santo. Lo había conocido antes, pero en esta ocasión estaba en su mejor momento. Habló de Dios y de la madre de Dios, de judíos y gentiles, de justicia e injusticia. En frases concretas, concisas y precisas, como sólo su sabiduría y su conocimiento podían moldearlas, habló del Cielo y del infierno, de los trabajadores y las administraciones, de todo el escenario social y el apostolado de la Iglesia. Habló de lo que realmente sabía. Era la perfecta combinación de estudiante y trabajador.
Mientras lo escuchaba, pensaba en lo mucho que la Casa de la Amistad le debíamos a él y a Dorothy Day, y a su familia del Trabajador Católico. Dudo si yo hubiera perseverado en el apostolado si no hubiera sido por la ayuda de estos dos fervientes apóstoles de Dios y de su amor.
Peter me trajo la visión del Todo ese día. A todos, de hecho, nos hizo ver de manera clara que cada uno éramos responsables del estado de todo el mundo en dondequiera, de cada persona individualmente y de todos colectivamente. Éramos, en verdad, los encargados de nuestros hermanos.
En su clara exposición, la doctrina del Cuerpo Místico se volvió luminosa. Peter era así. Podía tomar verdades sublimes, que a través de los siglos se han visto envueltas en un gran adorno de palabras, y traerlas a la luz del día.
Los restos mortales de Peter están en un cementerio cerca de la ciudad de Nueva York, pero él vive en los corazones de aquellos que devoran sus Ensayos Fáciles. Sí, fue un día bendecido cuando él pasó por la Puerta Azul de la Casa de la Amistad.
Traducido de Not Without Parables por Catherine Doherty, pp. 61-63 © Madonna House Publications 2007. www.madonnahouse.org/publications
Catherine Doherty fundó la Apostolado de la Casa Madonna.
NO TODO ESTÁ PERDIDO
Se abaten sobre el mundo unos tiempos tenebrosos, mas dice la conciencia no todo está perdido, la tiranía del lucro, la usura sin fronteras acometen a pueblos, los pasan a cuchillo, las rampantes tinieblas, oscuras y ominosas no nos orillarán al nefando precipicio y si barruntan ecos de lúgubres tragedias se encontrarán con ascuas y hachones encendidos.
Las hambres y las pestes, las guerras y la muerte van en cabalgaduras de Atilas asesinos, son como maldiciones y anuncios de hecatombes mutar la tierra quieren en un lugar sombrío;
el apetito inicuo, la extravagante gula y la insana pulsión de catervas de bandidos jamás acallarán las rebeldes melodías, los rítmicos acordes que van al infinito.
Tolvaneras de miedo ansían cubrirlo todo en sábanas de angustia de bordes opresivos, con todo, la barbarie no puede destrozar la amistad de la gente y sonrisas de los niños, los cantos, la alegría, el amor y la ternura, las manos solidarias, las muestras de heroísmo; se abaten sobre el mundo unos tiempos tenebrosos mas dice la conciencia no todo está perdido.
Juan Diego
La imagen impresa en frágil tela amate todavía está en la Basílica e intacta La tilma de Juan Diego con la imagen de Nuestra Señora aún se encuentra en su lugar de honor en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México. donde Nuestra Señora había pedido que se construyera una iglesia. La iglesia ha sido reconstruida a lo largo de los siglos, pero la tilma todavía está allí. Pintores e incluso representantes de Kodak han examinado e investigado la imagen a lo largo de los siglos. Todos han declarado que ningún pintor podría haber pintado esa imagen. Nadie ha podido explicar cómo llegó allí la imagen sino a través de los hechos relatados por Juan Diego. La tela amate sobre donde la imagen está impresa suele durar sólo treinta años. Se han escrito libros enteros sobre todo el simbolismo contenido en los detalles visuales impresos en la tilma.
El tiempo oscuro de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe
En la época de la conquista y colonización de las Américas cuando vivía Juan Diego, muchos de los invasores pensaban que los indígenas no tenían alma y que por lo tanto no tenían derecho a poseer nada, sino que debían estar sujetos. Fueron tratados mal y esclavizados. Se les prohibió hablar su propio idioma. (Al menos en los países de habla hispana, como dijo Marcos Zwick, todavía estaban vivos, mientras que en los Estados Unidos sobrevivieron pocos nativos americanos). Sin embargo, con los conquistadores también llegaron misioneros que querían compartir su fe con ellos. Fue difícil por el terrible trato que recibía la gente. Sólo unos pocos nativos se habían hecho cristianos. Los misioneros franciscanos, que trabajaron duro para compartir su fe con los indígenas, los defendieron durante este tiempo antes de la aparición de Nuestra Señora, escribiendo al rey de España y al Papa para argumentar que eran seres humanos con alma. Cuando escribieron, los misioneros describieron la crueldad, la corrupción y la dureza de corazón de muchos de sus propios compatriotas hacia el pueblo.
Uno de estos franciscanos fue Juan de Zumárraga, Obispo de México. Partes de las cartas del Obispo Zumárraga al Rey Carlos V de España se reproducen en un libro de Eduardo Chávez Sánchez, el postulador de Juan Diego. El libro se llama Juan Diego, Una vida de santidad que marcó la historia (Ciudad de México: Editorial Porrúa, 2002).
A veces se ha co tado la historia de las apariciones de María como si no hubiera españoles receptivos. El libro de Chávez muestra cómo las apariciones fueron un estímulo y trabajaron junto con los esfuerzos ya existentes de algunos de los misioneros. Chávez cuenta cómo mientras el pueblo era esclavizado y sus mujeres tomadas por los soldados, el pueblo acudió llorando al obispo, quien denunció el comportamiento en sus sermones semanales donde los conquistadores asistían a Misa. El obispo se quejó de que Hernán Cortés y sus hombres huyeron de sus sermones, y ya no volvieron a a la iglesia. Por su fuerte crítica a las injusticias, crueldades, robos y corrupción especialmente de los encargados del gobierno de la Ciudad de México, el Obispo Zumárraga fue amenazado y se inventaron mentiras sobre él para desacreditarlo y tratar de reemplazarlo. En 1529, un año y cuatro meses antes de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe a Juan Diego, el Obispo Zumárraga escribió al rey para decirle que la situación era tan mala que sólo un milagro de Dios podía salvar la situación y la tierra: “si Dios no provee un remedio de su mano, esta tierra está a punto de perderse totalmente.” Los misioneros oraron por un milagro.
Dios proveyó el milagro

sacramentos con frecuencia. (Para el momento de las apariciones, Juan Diego era viudo.) La devoción a María, la Madre de Jesús, la Madre de Dios, era una parte muy importante de la evangelización en Cristo que había recibido Juan Diego. Nuestra Señora se apareció a Juan Diego, hablando Náhuatl y lo envió a llevar el mensaje de Dios al Obispo, y por medio de él, a todos nosotros, dejando su propia imagen, embarazada del niño Jesús, en su tilma como signo de nueva vida. Cuando se apareció a Juan Diego para pedirle al Obispo Zumárraga que construyera una iglesia en su honor, la Señora del Cielo, como la llamaba Juan Diego, afirmó de manera inequívoca la dignidad de un pueblo oprimido de una manera inconfundible.
Testimonio del Obispo Zumárraga
Poco tiempo después, Dios proveyó a través de María, la Virgen de Guadalupe, el remedio a lo que podría haber sido la destrucción total de una civilización y una cultura. Uno de los que se habían hecho católicos era Juan Diego, quien con su esposa se había bautizado y recibido los

La correspondencia del Obispo Zumárraga a España y a Roma después de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe informó que había ocurrido un gran evento. Como escribe Chávez, “La luz de la Estrella de la Evangelización se reveló como un momento de intervención de Dios en la historia humana. Si las personas humanas, a pesar de la intervención divina, siguecon sus limitaciones, infidelidades y traiciones; no hay duda de que inmediatamente después de la fecha de las Apariciones se produjo un cambio impresionante en cuanto a las conversiones de los indígenas y el cambio de actitud de los españoles. Un cambio en la profundidad del ser de los habitantes de México”.
Fuentes escritas de la época de las Apariciones confirman “…la gran cantidad de nativos que pidieron el bautismo después de estos primeros años, y en este momento, inexplicablemente, por miles: Los bautizados por cada uno de estos eran más de cien mil…” Motolinía, uno de los primeros escritores, siguió contando los miles y miles que habían sido bautizados y llegó a la conclusión de que el total para el año de 1536, sería ‘hasta hoy los bautizados son como cinco millones’”.
Fray Gerónimo de Mendieta, (Historia Eclesiástica Indiana) escribió que por los caminos, montes y despoblados, mil o dos mil indios seguían a los religiosos, sólo para ir a confesarse, dejando
atrás sus casas y haciendas; y muchas de ellas mujeres embarazadas, y tantas que algunas tenían a sus hijos en camino, y casi todas cargando a sus hijos a la espalda. Otros ancianos que apenas podían mantenerse en pie ni con un bastón que los sostuviera, y ciegos, caminaban quince o veinte leguas en busca de un confesor. Los sanos venían treinta leguas, y otros iban de monasterio en monasterio, más de ochenta leguas. Como por todos lados había tanto que hacer, no encontraron entrada. Muchos de ellos trajeron a sus mujeres y niños y su poca comida, como si se mudaran a otra zona.
El número de personas que buscaban el bautismo era tan grande que los misioneros detuvieron los bautismos por un tiempo para escribir a Roma para preguntar cómo proceder en una situación sin precedentes.
El pueblo de Juan Diego fue tratado como los migrantes son tratados hoy
Un gran número de los p-obres de América Latina abrazaron y se hicieron devotos de Nuestra Señora de Guadalupe y todavía lo hacen. Saben, a través de ella, --la Madre de Jesús--, que, a pesar de su pobreza, tienen una gran dignidad y que Dios los ama y los respeta. Ojalá aquellos que toman decisiones económicas y militares basadas en filosofías defectuosas también pudieran darse cuenta. Lo que se enseña en los cursos empresariales universitarios (incluidas las universidades católicas) proviene de filosofías seculares que en los últimos siglos han cambiado las enseñanzas de la Iglesia desde los Padres de la Iglesia hasta Santo Tomás de Aquino y más allá.
Estas filosofías, que ahora se enseñan en las escuelas empresariales de todo el mundo, han presentado lo que se consideraba vicio y pecado, ahora increíblemente, como virtudes. El resultado ha sido una deshumanización de los pobres y los inmigrantes y refugiados en todo el mundo. Los pobres y los migrantes de hoy son considerados por muchos como si no tuvieran alma o incluso humanidad. Quizás solo mercados emergentes.
Oren con nosotros pidiendo la intercesión de San Juan Diego y Nuestra Señora de Guadalupe
Pidámosle a San Juan Diego y a Nuestra Señora de Guadalupe que oren no solo por los pueblos indígenas de hoy, sino también por los inmigrantes y refugiados que muchas veces son tratados como los Juan Diego de su tiempo.
Como dijo Eduardo Chávez, “Nuestra Señora de Guadalupe es para todas las personas, sin embargo, especialmente para todas las Américas.” En su libro Chávez canta sobre el significado de sus apariciones y lo que significa hoy San Juan Diego: “Juan Diego sigue difundiendo por el mundo entero el gran Acontecimiento Guadalupano, un gran mensaje de paz, de unidad y de amor que se sigue transmitiendo a través de cada uno de nosotros, convirtiendo nuestra pobre historia humana, llena de tragedias, traiciones, divisiones, odios, guerras, en una maravillosa Historia de Salvación, porque en el centro de la sagrada imagen, en el centro del corazón de la Santísima Virgen María de Guadalupe se encuentra Jesucristo Nuestro Salvador. Es precisamente ella, la Madre de Dios, Madre nuestra, quien nos presenta a su Hijo Jesucristo, nos lo trae entre flores y cantos, vestida de sol, vestida de estrellas, de pie sobre la luna, entre las nubes como un gran tesoro que viene de lo invisible y que en ella se hace visible. Es ella quien, escogiendo a un humilde indio nativo, Juan Diego, que había tenido poco tiempo en abrazar la fe, nos invita a abrazar a nuestro Dios y Señor”.
La migración
menos recursos para dar que muchos en los Estados Unidos? Mi hipótesis es que es precisamente la pobreza material y espiritual de nuestros huéspedes lo que les permite vivir cerca del corazón de Nuestro Señor. Por ejemplo, muchos aspectos de las vidas del inmigrante están completamente fuera de su control; esto lleva a una confianza única en el plan del Señor y su providencia. Muchos de nosotros viviendo vidas más cómodas nunca llegamos a experimentar esta confianza radical en la bondad del Señor y en su soberanía. Vivir esta pobreza material y espiritual también los libera de la búsqueda de lo material, y en lugar de eso les permite estar más preocupados por las necesidades de sus hermanos.
Un ejemplo pertinente es cuando estoy llevando comida o cosas hacia o entre las casas. Tan pronto como abro la puerta, muchos hombres casi saltan de sus sillas con un “¿te ayudo?” y ofreciéndose para servir. Nuestros huéspedes poseen cierta conciencia y voluntad de responder a la necesidad del otro. Otro ejemplo es uno de nuestros huéspedes de Benín, Emmanuel, quien al darse cuenta de que había una familia afgana en nuestra puerta pidiendo comida , fue y les dio dinero en efectivo. Emmanuel no tiene permiso de trabajo, un propio lugar para vivir o un estatus permanente en los Estados Unidos. No tiene mucho dinero. Sin embargo, le dijo a la familia afgana que él tenía comida y techo y todo lo que necesita para vivir aquí, y que ellos necesitaban más ese dinero que él.
Este es un gran ejemplo de la apertura y la disposición para vivir la vida como un regalo que la pobreza da. Así que todo esto nos hace preguntarnos: ¿qué significa esto para nosotros? Los granjeros de la Gran Depresión y los inmigrantes de hoy en día no necesariamente escogieron esta pobreza. Tal cual, parece que ellos simplemente están en una etapa diferente de la vida de aquellos que estamos cómodos en la parte material. También reconocemos que la pobreza no es una destitución, o sea una falta de necesidades básicas que nos roba nuestra dignidad humana. Sin embargo, la pobreza, aunque no es valiosa en sí misma, crea un espacio para que surja algo mayor. Esto es la base de la tradición de la pobreza voluntaria del Trabajdor Católico. Como lo he mencionado anteriormente, practicar la pobreza voluntaria, o aceptar la pobreza que la vida nos impone, nos deshace de distracciones y crea una apertura a las manifestaciones del Espíritu Santo y a las necesidades de nuestro vecino. Y cuando nos preguntamos,”¿y quién es nuestro vecino?” como el hombre que le preguntó a Jesús en el evangelio de Lucas de la Parábola del Buen Samaritano, nos damos
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cuenta de que la respuesta de Jesús es que nuestro vecino es el pobre, el marginado, el oprimido. Dado a que estamos mandados a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, esto empieza a despertar preguntas sobre qué tan más extravagantemente podemos vivir nuestra vida a la de nuestros prójimos en situación de pobreza que nos rodean y que viven en todo el mundo. Entre más reflexiono acerca de la Encarnación de Jesús en la pobreza, el ministerio de Jesús en los evangelios, las vidas y enseñanzas de los apóstoles y los Padres de la Iglesia, los santos, y los escritores que influyeron en el Movimiento del Trabajador Católico, más me convenzo del poder transformador de practicar la pobreza voluntaria. En un sentido físico y espiritual, abrazar la pobreza “viene a echar fuego en la tierra“ (Lucas 12:49), para que podamos construir un mundo más justo sobre las cenizas de nuestro antiguo amo, la riqueza (Mateo 6:24).
Menciono el ejemplo de la clase trabajadora americana de la era de la Depresión porque creo, con conocimiento de causa, que ésta es gente que reconocemos en la sociedad contemporánea. Aplaudimos su ética laboral, sus ganas y esperanza, su profunda preocupación por sus familias y por los que sufrían la pobreza junto con ellos. Nos olvidamos que, en su época, estas familias comúnmente enfrentaban rechazo y discriminación de aquellos que estaban cómodos con su éxito material. Por lo tanto, debemos usar esta lección para rectificar nuestros errores del pasado y reconocer la misma dignidad en nuestros hermanos y hermanas de otras tierras, en busca de una vida más edificante y sostenible para ellos y sus familias. Para hacer esto, vivir una vida de pobreza es una ventaja ya “que hace posible y más fácil de alcanzar: una preparación radical, una sensibilidad a lo que Jesús es, un compartir con los necesitados, una credibilidad apostólica, un testigo peregrino en un mundo de recursos en extinción.” (Dubay, Happy Are You Poor, 14). Le pedimos al Señor que nos condene para que podamos “amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón , con toda nuestra alma y con toda nuestra mente,” y que podamos “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.” (Mateo 22:37-39).
Después de graduar de Kansas State University, Luke ha estado trabajando un año en Casa Juan Diego como un Trabajador Católico, antes de empezar sus estudios en medicina este otoño.