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La voz de la comunidad: Los Neely
Thomas Neely (71 años) y su esposa han vivido en su casa de Aloha desde 1998 y nunca pensaron en la posibilidad de perder su vivienda de más de 30 años. Sin embargo, a principios de 2020, Thomas se jubiló de la oficina postal. Entonces, llegó la pandemia de COVID-19 y pronto su esposa se quedó sin trabajo. No podían hacer los pagos de su hipoteca.
Como veterano de Vietnam, Thomas pensó que su préstamo estaba garantizado por el VA, por lo que pensaron que estarían a salvo. Resultó que ese no sería el caso y rápidamente se empezaron a retrasar en pagos.
“Fue bastante aterrador”, aseguró Neely. “(La compañía de préstamos) seguía enviando cartas cada mes. Sufrí mucho estrés. Sufrimos por algo que no hicimos. No es como si le fuera a dar la espalda a nuestra hipoteca. Era una pandemia. Era algo serio”.
En busca de ayuda, los Neely trabajaron con una representante de su compañía de crédito, quien se desempeñó como defensora entre el prestamista y el VA. Ella le habló sobre el Fondo de Asistencia para Propietarios de Viviendas, un programa financiado por el gobierno federal administrado por el Departamento de Vivienda y Servicios Comunitarios de Oregón que puede proporcionar hasta $60.000 de pagos atrasados y asistencia de pago continua para los afectados por la pandemia.
Con la ayuda de su hija, Thomas pudo presentar la documentación necesaria para comenzar el proceso de solicitud. Después de que el equipo del HAF revisó su situación y determinó que se ajustaba a los requisitos de elegibilidad del programa, se pusieron en contacto con su compañía de préstamos y les dijeron que se harían cargo del incumplimiento. Aunque puede variar según la situación, en este caso en particular, el HAF se tardó unos tres meses antes de poder realizar el pago.
“El proceso fue muy bueno, muy fácil”, comentó Neely. “Me quedé muy impresionado con el programa”.
Neely dijo que recomendaría al HAF a otros, especialmente a quienes no logran ponerse al día con su hipoteca u otros costos de vivienda.
“Gracias a Dios Oregón vino a mi rescate y tenía ese programa disponible, de lo contrario, mi barco estaría en el fondo del océano y a nadie le importaría”, sostuvo Neely. “Ahora ya salimos del estrés y podemos hacer los pagos”.